Bueno muchos me han pedido que haga un Perco, una historia larga y luego de mucho pensarlo creo que esto es lo que obtengo.

Esta historia sigue la línea del canon de ambas vidas de Percy Jackson y Draco Malfoy, pero gracias a la magia del fanfiction, ambos chicos tienen la misma edad, lo que significa que no pasan exactamente en sus fechas canon de sus historias.

Pasan más en los años de Percy Jackson para facilitar cualquier modismo o cosa del momento que agregue, para que no se extrañen de las fechas.

Ahora sí.

Al Perco.

Constelaciones.

Lección 1: Siempre hay un inicio para todo.

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Mi querido Dragon, es una larga tradición en la familia nombrar a cada miembro de esta por una constelación del cielo, para que de esa forma esta pueda protegerte en la vida y guiarte por un camino de grandeza—había dicho su madre cuando pregunto a los 4 años el significado de su nombre.

Fue…decepcionante.

Draco pensó que su nombre era debido a las historias de dragones que le leían antes de dormir y aquellas magnificas historias de criaturas con magia más allá de lo que un mago normal podría controlar, lo cual hace que se sienta decepcionado ahora de alguna manera.

Quería ser como un dragón, fuerte, grande, que escupe fuego.

Que puede volar.

Que puede comer a quien lo moleste.

Recuérdalo Draco, nunca estarás solo, las constelaciones siempre van a guiarte y un día, cuando tengas un hijo, lo entenderás—

Draco no le gustan los bebés, por suerte es hijo único, además tampoco le interesan las niñas.

Son feas.

Algo que su madre se ríe cuando lo comenta.

Pero asiente a su madre porque tiene razón, siempre la tiene.

Draco ama a su madre, haría cualquier cosa por ella.

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En la mitología griega, Ladón era un dragón de cien cabezas que custodiaba las manzanas doradas en el jardín de las Hespérides. Este jardín era un lugar mágico donde los árboles producían frutos dorados que otorgaban inmortalidad a quien los comiera. Las manzanas eran un regalo de boda de Gaia (la Madre Tierra) a Hera, la diosa del matrimonio, y eran de un valor incalculable.

Ladón era un vigilante implacable que nunca dormía, asegurándose de que nadie se atreviera a robar las preciosas manzanas. Sin embargo, una de las pruebas de los Doce Trabajos de Hércules era precisamente robar estas manzanas doradas. Hércules logró cumplir este desafío con la ayuda del titán Atlas, quien sostuvo el cielo mientras Hércules recuperaba las manzanas. En algunas versiones de la historia, Hércules mata a Ladón con una flecha envenenada para completar su tarea.

Tras la muerte de Ladón, la diosa Hera, como homenaje, colocó su figura en el cielo, formando la constelación de Draco.

Por la cual lleva su nombre.

Draco se pregunta, porque está recordando esto ese día.

Luego de todo lo que paso, de tanto sufrimiento, de que todo se fuera al carajo, no entiende porque piensa sobre una constelación estúpida que nunca le ha ayudado en nada. Su familia acaba de ser juzgada, su padre ira a azkaban 7 años, su madre quedara condenada a la mansión Malfoy los siguientes 5 años y ahora es su turno donde el jurado estaba deliberando sobre su sentencia. Era un mortifago, la marca había sido su elección y si bien sentía asco al verla, fueron sus elecciones al final del día y lo volvería hacer para proteger a su familia.

Una y otra vez.

Toujours Pur.

El lema de la familia de su madre.

La familia Black.

Draco ni siquiera le importa ahora, solamente había querido ver a su madre y padre con vida, si eso significaba vender su alma, que así fuera.

Kingsley Shacklebolt que era una especie de primer ministro temporal mientras todo el desastre de la guerra daba a su fin, parecía un poco triste cuando sus pecados fueron enumerados uno por uno. No le importo, se mantuvo firme aun cuando todos lo miraban con odio. Recordaba otra época a veces, había sido un niño ignorante, pero que había disfrutado que todas estas miradas de odio alguna vez fueran de envidia.

Tratándolo como el sangre pura que era.

Lo mejor de su raza.

¿Era lo mejor?

Si algo le enseño esta guerra, fue que no eres nadie, incluso cuando tienes poder eso puede cambiar de la noche a la mañana. Su padre un sangre pura con el linaje más antigua de esta habitación, había sido sentenciado a la cárcel, por seguir sus creencias. Voldemort, según escucho solamente un mestizo más, había logrado llegar al poder y buscar una pureza de sangre que no tenía. Draco que alguna vez lo tuvo todo, había pasado los últimos días en una prisión esperando su sentencia.

Nadie hablo por él.

Draco cree que escucho a la sangre sucia, perdón, Hermione Granger lucir alterada con la comadreja cuando entro a la sentencia. Ambos parecían buscar a Potter o fue lo que sus oídos escucharon, tal vez es lo mejor, lo último que quería aquí era que Potter fuera a presenciar este momento en su vida.

Ah.

San Potter.

No hay momento en la vida de Draco que Potter no estuviera involucrado para bien o para mal, que no esté aquí presente, le hace sentir bien; por fin están separados. Draco había tenido sentimientos por Potter que no le gusto admitir en su sexto año (Probablemente desde antes que se negaba admitir), pero no es que importe luego de que todo se fue al carajo, nada importaba, solo importaba detener a Voldemort y al final fue San Potter como era de esperarse que acabo con todo esto. Ya no importa, todo su odio infantil, todos sus sentimientos por este o su admiración como amor no importan ahora mismo.

—Draco Malfoy es encontrado culpable, su condena será que su magia sea sellada y no pueda volver a utilizarla, de esa forma no tendrá poder para atormentar alguna otra de sus víctimas—la voz de Kingsley suena lejana y vacía.

Algunos jadeos de la audiencia, muchos magos complacidos, otros sorprendidos de que un mago de sangre pura vaya a perder aquello que lo hace ser lo que es.

Ve de reojo a Granger intentar hablar, pero el pelirrojo la detiene preocupado y Draco simplemente mira sus manos encadenadas. Ve la marca en su mano haciendo que su mirada se vuelva vacía pensando que al final de todo, sus pecados terminaron alcanzándolo cuando era la hora.

No tener magia.

Curioso.

Pensó que a estas alturas nada podría dolerle, pero supone que el consejo de magos eligió bien, porque a pesar de todo, Draco se encuentra sufriendo en silencio por eso. No le importa cuando le piden que acompañe a uno de los aurores, van a llevarlo con los inefables, solamente esos magos podrían conseguir alguna runa que pudiera cerrar su magia sin matarlo.

Matarlo sería demasiado misericordioso.

Camina sin importarle las miradas o palabras de odio, aunque sus piernas no quieren ir, una parte de Draco solamente quiere huir lejos.

Si, se lo merece, está bien.

No quiere.

Realmente no quiere perder la magia.

Si sus padres siguen vivos gracias a eso está bien.

Draco quiere llorar ante la idea de perder algo que es suyo, una parte de él que siempre ha sido suya.

Camina al ascensor con calma, siendo escoltado como el criminal que todos piensa que es, lo cual está bien, Draco ya no le interesa lo que otros piensen de él, ya que, a partir de hoy, todo iba a cambiar por fin. Cuando las puertas del ascensor comienzan a cerrarse, piensa que ve a Potter correr a la sala donde había sido su juicio, luciendo pálido cuando se encuentra entre el mar de personas a la comadreja (cuyo cabello podría saltar en cualquier habitación) y a Granger. Draco ha pasado por mucho para pensar inocentemente que tal vez vino a ver su juicio, tal vez San Potter tiene una vena sádica y quiso verlo humillado una última vez.

Justo antes que la puerta se cierre, Potter voltea a ver en su dirección con algo similar a la culpa y desesperación.

No importa.

La puerta se cierra.

Nadie puede entrar al piso de los inefables sin una orden del ministro de magia, pero ahora no hay ministro de magia, así que está bien.

No le dan posibilidad de usar magia una última vez, cuando la runa es colocada en su pecho, ni siquiera recuerda cual fue el último hechizo que utilizo; cree que fue un hechizo escudo en medio del caos de la guerra, pero no importa.

Porque su magia es sellada.

Siente mucho frio después de eso.

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Tampoco lo dejan quedarse en casa, la mansión es para mantener a Narcisa sola, si Draco odia o no al ministerio de magia, no es algo que importe ahora; porque no es nadie. Ha quedado incluso peor que un Squib a estas alturas, lo cual deja mucho que pensar, tomando en cuenta la cantidad de chistes que hizo sobre eso de niño. Tampoco lo dejan quedarse en Londres, así que es escoltado hasta el ministerio de magia que lo enviara fuera del país. Tendrá que volver una vez al año para un seguimiento y si en cualquier momento incumple algunos de los detalles de su condena, terminará en medio de azkaban con su padre.

Todo parece un juego.

Solo quieren romperte.

Pero no funciona, Voldemort ya lo hizo.

Así es como termina en medio de un parque en América, que es el único país que parece no darle importancia en tener a un villano de guerra en sus calles. O tal vez el ministerio les dijo algo, en lo que respecta a eso a Draco no le importa, porque está en la calle, sin dinero, sin familia y sin magia. Cree que es un buen momento para regodearse de su propio sufrimiento, pero en medio del parque lleno de muggles que lo ignoran, solamente está en paz.

Incluso si muere aquí.

Sus padres están vivos.

Voldemort está muerto.

Es más que suficiente.

—Amo Draco—dice una voz que reconoce, no sabe cuánto tiempo ha estado en el parque, pero ya está vacío.

No hay nadie.

Es oscuro, la lluvia lo había dejado empapado, pero Draco simplemente no tiene a donde ir. Pero ahora hay un elfo, el elfo de su madre, leal a su familia que habían dicho que iban a liberar, ya que es ilegal para sus padres tener un elfo y Draco sin magia no podría ayudarle.

Pero Twinky está ahí.

Con una nota y carta de sus padres. Al parecer Lucius había hecho movimientos, manejado planes de respaldos y cosas muggles que Draco no pensó que hiciera nunca. Twinky le dijo que su padre siempre había estado preparado para el peor de los casos, dijo que todo lo dejo en esa tarjeta de plástico que usan los humanos, que no tiene que preocuparse por dinero (que hay muggles encargado de su dinero que por temor a su padre nunca lo traicionarían) y que sus padres lo iban a cuidar siempre; incluso cuando no estaban.

No le importa llorar frente al elfo.

Draco llora.

Como un niño, porque aun cuando no puede verlos, sus padres lo aman.

Eso es algo que nadie entiende, que el ministerio no puede ver, pero para Draco, sus padres lo son todo.

Twinky se tiene que ir, no se puede quedar y Draco abraza al elfo con tristeza, porque es la última vez que podrá verla.

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Tarjeta de crédito lo llamaban los mugles, Draco no entiende el concepto de dinero que no es real, pero esa tarjeta le consigue un alojamiento en un hotel, comida y solamente tiene que darla, siempre esperar a que se la regresen. Muchos parecen verlo confundido, pero el plan de Draco es actuar como si supiera que hace aun cuando no tiene la menor idea de que es lo que está haciendo la mayor parte del tiempo. Las cosas mugles son extrañas, también, aunque el odio que pudo haberles tenido cuando era joven ha menguado, una parte de Draco sigue viéndolos con un poco de asco y tal vez odio no disimulado.

Intenta mejorar.

Pero es difícil luchar contra años de enseñanza.

Intenta controlarlo pensando que una sangre pura y un muggle al final se ven de la misma forma cuando sueltan un Crucio sobre ellos.

Puede que no fuera la mejor forma de trabajarlo.

Draco intenta no pasar mucho tiempo en el hotel, simplemente se siente sofocado, no entiende cómo funcionan las luces la mayor parte del tiempo, tampoco ha encontrado la extraña solución a las duchas porque solo sabe esos nombres cuando la empleada del hotel le ayuda tres días después cuando accidentalmente rompió una llave.

Que podría solucionar si tuviera magia.

La cual no tiene.

Cada noche a la hora de irse a dormir siente un frio en su interior, donde sabe que había estado su núcleo mágico y ahora no tiene nada.

Esta vacío.

Sellado.

De una forma que nunca podrá romper.

La chica que siempre va a limpiar su habitación, debe pensar que es una especie de persona con atraso de algún tipo en su mente, porque le explica todo de forma lenta cual niño pequeño y se siente muy ofendido al respecto. Va a la librería muggle, pensando que tal vez tengan libros que puedan enseñarle lo que será su nueva vida de ahora en adelante.

Su patética y nueva vida sin magia.

Draco debería ir a un psicólogo, tristemente uno muggle nunca lo entendería, además que uno mágico podría rechazarlo cuando se dé cuenta que es un mortifago.

—Yo tomaría este libro—dice una mujer a su lado, que hace que Draco voltee a verle con dolor mientras toma otro libro a la canasta.

Había sentido asco, pero los libros siempre son libros, aunque los muggles no tienen imágenes que se muevan, tienen información y Draco siempre se ha sentido mejor entre libros.

Voltea a ver a la mujer.

Es alta como él, tiene ropas muggles que parecen formales, o lo formales que pueden ser sin túnicas. Su cabellera rubia está en una cola de caballo y sus propios ojos grises recuerdan un poco a Draco a los Malfoy, una parte de él rápidamente se pone a la defensiva ya que sin núcleo mágico no puede detectar a los magos como antes. Pero al menos tiene su propia intuición y sabe que fuera o no mágico, esta mujer es inusual.

Se alegra que la camisa larga tape la marca tenebrosa.

La ve fijamente.

Bueno puede que fuera imprudente, pero no quiere mantener la duda, no tiene cartas que ocultar, pero tal vez si actúa primero tenga una ventaja.

—¿Mago? —pregunta casi de forma aburrida, sin querer demostrar lo ansioso que se siente.

La magia aquí en América es prohibida como en Inglaterra frente a muggles, pero sí de alguna forma esta mujer es una maga, tal vez familia de una de las muchas familias que han sido condenadas por Mortifagos en su pasado, puede que venga a tomar venganza. Se siente ansioso, desde que salió del tribunal sin magia, había temido que esto llegara atormentarlo alguna vez en el futuro, que alguien viniera a vengarse.

Nadie vendría por él.

Aunque le gustaba pensar que el niño que vivió era tan estúpidamente noble para perdonarlo, la verdad es que desde que lo vio en el ministerio no lo vio más, duda que venga ayudarlo ahora.

No tiene por qué hacerlo.

No debe hacerlo.

Draco no lo vale.

—Algo así—dice la mujer analizándolo, no le gusta, Draco quiere cerrar sus muros mentales sin saber si alguien sin magia puede hacerlo.

Igual lo intenta.

La Oclumancia si bien una habilidad magia, había sido algo innato que había tenido gracias a su linaje de sangre, por lo cual espera que la sangre fuera más espesa que la magia para poder ayudarlo; tal vez solamente quiere tener esperanza de algo mundano en su vida.

Los ojos de la mujer brillan con interés, antes de pasarle otro libro que habla de momentos de la historia muggle.

Lo toma entre sus manos con duda unos instantes, pero piensa que podría encontrar funcionalidad en saber cosas básicas y mundanas. No es que vaya a encontrar una guía para magos que no conocen nada muggle, por primera vez se arrepiente de no haber llevado la clase para historia muggle del colegio de Hogwarts y se siente humillado ya que nunca pensó que lo ocuparía.

Tal vez debería escribir un libro, ya que tiene tiempo libre, podría anotar sus experiencias cual investigación y hacer un libro para si alguien que nunca hubiera tocado las cosas muggles quisiera aprender. Aunque si era sincero Draco duda que algún sangre pura quiera hacerlo, ahora que pronto se pondrá de moda la naturaleza de Potter, tal vez atraiga el público.

Sería un mercado interesante.

—Me gusta tu claro deseo de conocimiento—dice la mujer, quien Draco no conoce ahora, pero pronto esta se va a presentar como Minerva y asegura que algunos la llaman así.

Nombre curioso.

Draco piensa que, si tiene magia, bueno, la verdad es que ocupa alguien con quien hablar.

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Draco lee, lee tanto que cualquiera podría decirle que es un Ravenclaw (insulto) o Granger (peor insulto, y no porque sea una sangre sucia ("nacida de muggles"), solo que detesta ser comparado con ella) y la mayoría de cosas no las entiende. Lee sobre historias muggles que sabe que en algún punto están entrelazados con las de los magos, pero desde otra perspectiva que le hace sentir inquieto. Los muggles han descubierto muchas cosas, lo cual hace ver a los magos como anticuados en el peor de los casos, lo descubrió cuando compro una libreta y un lapicero que le recomendó Minerva y era mucho más fácil de usar que una pluma.

Claro la escritura no era tan refinada.

Pero era práctica.

¿Qué otras cosas lo serian?

Odia sentirse un poco emocionado por la idea de descubrir cosas, cuando era niño muchas veces había jugado a ser investigador en los jardines de la mansión Malfoy, con su madre ayudándolo a crear pistas e incluso su padre a veces rindiéndose a crear pequeños misterios que Draco tendría que encontrar en los jardines. Descubrir cosas nuevas siempre lo había emocionado, pero conforme fue creciendo, se dio cuenta que como futuro heredero de la casa Malfoy que estos juegos eran infantiles y debía centrarse en estudiar.

Que desperdicio.

Ahora Draco piensa que todas esas horas siendo heredero no tienen sentido, no tiene magia, le fue sellada y no podrá recuperarla nunca, ese fue el veredicto.

Es peor que un Squib.

Es un rechazado por la sociedad mágica.

Ni a los Squib tratarían como lo harán con Draco cualquier miembro de la sociedad mágica, hasta donde sabe Draco, incluso sería mejor si no vuelve hablar con algún mago en su vida. Un desperdicio de sociedad es ahora, pero intenta mantenerse cuerdo, sus padres están con vida al menos, lo cual no pensó que sería posible.

—También son demasiado barbaros—determina en medio de un café, viene a señalarle a Minerva sobre lo horrible que son los muggles.

No por las guerras.

Sus guerras también son horribles, lo cual Draco tristemente puede comparar con el mundo mágico, supongo de queja es la forma en que tratan al medio ambiente. Para un mago es muy importante el ambiente, hay dos tipos de magia, la que puedes hacer con tu núcleo mágico y la que puedes hacer con el ambiente a tu alrededor; un claro ejemplo de ambas seria transformaciones o pociones, una se hace desde dentro y la otra por medio de la naturaleza.

Una parte de Draco piensa que aún podría hacer pociones, su padrino Severus le enseño, pero ahora su padrino está muerto y tampoco es que pueda conseguir ingredientes.

Nadie le vendería.

Si lo vieran con ingredientes mágicos, estaría violando los términos de su libertad condicional (exilio) y podría volver a azkaban, así que decide que no lo vale, simplemente su vida ahora es lejos de la magia y eso lo tiene deprimido.

Así que centra toda sus energías en aprender sobre los muggles.

No quiere.

Pero si va a vivir aquí, sería la mejor opción, ocupa desesperadamente tener su mente ocupada en cualquier otra cosa.

—Creo que los humanos son interesantes, algunos tienen mucho que ofrecer, otros sucumben a sus deseos más bajos, pero otros dan todo para defender a sus creencias; tantas almas negadas al conocimiento por algo tan banal como las emociones—

Draco mira curioso a Minerva, siempre le ha parecido una mujer que se rige por la lógica y no parece interesada en cosas que hacen a los humanos…humanos. Una parte de él quiere ser como ella, no sentir emociones, solo ver la lógica detrás de cada acción y de esa forma no sufrir. Siempre pensó que podría ser así, que su padre era un hombre solamente que usaba la lógica, que buscaba sus ambiciones sin ver atrás para algo como emociones.

Que ni siquiera se pueden explicar.

Pero su padre siente.

Lo ve el día del juicio, cuando fue el único condenado para ir a azkaban, como había visto a su madre con amor sabiendo que ella estaría bien, dejando de lado por un momento la máscara de rigidez demostrando que, dentro de él, aun existía una parte humana.

Egoísta que amaba a su madre.

Draco quiere pensar que a él también.

—A veces quisiera no sentir—admite Draco con una sonrisa melancólica, mientras ve el libro en sus manos, un clásico lo llamo el dueño de la librería.

Para él, la odisea es un libro muy gay, aunque no tanto como la Ilíada, lo que fuera que tenían Patroclo y Aquiles era…otro nivel. Minerva se había reído para su desconcierto cuando le hablo sobre el tema. Ella había dicho que esos libros eran imprevistos, lo cual le hizo pensar que tal vez era una historiadora con todo lo que sabía.

Ella no confirmo o negó nada.

Era intrigante.

Usualmente encontraría ese atributo como algo molesto, pero en Minerva lo encontró como parte de su personalidad.

—Un guerrero de la mente—dice la mujer con una sonrisa casi melancólica, cuando Draco volteo a verla, esta parecía tener su mente en un lugar muy lejos.

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Draco no sabe usar la cocina, pero cuando aprendió a usar la televisión luego de que Minerva le explicara que no era una caja mágica con personas atrapadas en este, vio que todos los muggles tienen cocina. Cansado de meses de un hotel, decidió que quería una casa, pero al final del día no tiene la menor idea de cómo comprar una casa o papeles para ello, así que gracias a la tarjeta mágica consigue un departamento. Que no es el más costoso y claramente no es el que alguien como él hubiera comprado.

Una parte de él, su orgullo había querido demostrado a Minerva que podría hacerlo solo.

Duda.

Tuvo que fallar, no era la mejor zona de Nueva York, pero al menos tenía cocina, que era lo que él quería para comenzar a cocinar y experimentar con todos esos libros de cocina que había comprado porque se parecían a los libros de pociones.

Todo es mezclar.

¿Verdad?

—Buenos días—dice el chico que parece ser su vecino, que Draco lo odia, porque siempre saluda en las mañanas con una sonrisa y lo odia.

Porque su cabello es negro, sus ojos son entre verde y azul, se parece a Potter.

Demasiado.

A veces usa una estúpida camiseta naranja, pero Draco siempre lo ignora caminando de largo y este parece no importarle, supone que su saludo es algo creado a partir de costumbres mundanas y no tiene como fin el que Draco conteste al final del día. Lo cual está bien, puede que Draco viva con muggles ahora, pero eso no significa que tenga una afinación por ellos.

No quiere matarlos.

Eso debe contar para algo.

Draco aprende que para cocinar es una ciencia, porque la primera vez que lo intenta, incendia parte de la pared por no controlar la cocina. Tiene que escuchar una queja de una hora de su arrendador, mientras decide que pagara todo, por suerte la tarjeta parece tener fondos ilimitados, la carta de su madre le dijo que no debía preocuparse por dinero.

Pero comienza a dudar por la cantidad de desastres que ha causado.

Debería minimizarlos.

La semana siguiente aprende que la lavadora es una maquina mortal y ha arruinado una de sus camisas nuevas.

Odia su vida.

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Nunca le había prestado mucha atención a su cuidado dental, ya que usualmente usaría un hechizo limpiador, también que refresca y con aliento a menta; los muggles no tienen eso. Cuando comienza a dolerle el diente, Minerva parece un poco divertida cuando comenta algo sobre un dentista.

Hijos de puta.

Son unos hijos de puta.

Barbaros.

Los muggles son barbaros.

Obtiene una resina ya que tenía una carie.

Draco nunca pensó que pagaría para sufrir, compra todo lo que la chica del supermercado le dice para el cuidado dental. Además, también comienza a comprar vitaminas, comienza a ver mejor los precios y cree que ha perdido mucho dinero, pero le convencieron que el colágeno podría ayudarle a futuro y tener la piel reluciente.

Vale la pena.

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Minerva es una mujer que ama ir a los museos de historia, tiene un conocimiento demasiado preciso sobre las estrategias de guerra de los puntos más importantes de los muggles en la historia, Draco piensa mientras la mujer habla sobre las estrategias, que si hubiera estado de parte de los magos en la lucha contra Voldemort; bueno, claramente Voldemort no habría llegado tan lejos. Draco que ha leído todos los libros de historia que le presto la mujer, porque es mejor leer que pensar en su patética existencia en las noches, le gusta comentar puntos que la mujer no dice y está prácticamente resplandece sobre el hecho de que este sabe de qué habla.

Es mortal.

Debió ser una Slytherin en otra vida o tal vez un Ravenclaw.

¿Una combinación de ambas?

Dinamita pura.

La mujer también lo lleva al zoológico, parece saber que conoce poco sobre la fauna muggle, lo cual es curioso, pensó que luego de ver todas las criaturas mágicas, nada podría sorprenderlo.

Lo hace.

—¿Pone huevos? —dice sin entender por más que lo vea, la imagen del Ornitorrinco.

Minerva parece divertida.

—Epimeteo realmente tuvo mucha creatividad—es lo único que comenta, mientras Draco sigue viendo la imagen sin entenderla.

—¿Los machos tienen veneno? —

—Viven en Australia, si quieres saber qué clase de animales matan ahí, te sorprenderías más—

Draco sigue caminando con el panfleto que la amable muggle le da, mientras sigue sin entender que clase de cosas podrías ser los ornitorrincos y porque alguien lo crearía, debe haber sido un invento de magia, una criatura mágica que termino en el mundo muggle.

Minerva comienza hablar sobre las guerras de Estados Unidos con curiosidad y pasión, Draco piensa que incluso para alguien como él que lucho literal una guerra mágica, Minerva parece demasiado metida en su papel.

Preocupante.

Come un pretzel.

Azúcar.

Deber lavarse los dientes pronto, se niega a volver a ir al dentista.

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—Buenos días—otra vez su vecino que ha visto en la mañana, Draco lo ignora porque está leyendo muy seriamente sobre el tejido, no sabe cómo termino en eso.

Minerva asegura que es un conocimiento muggle necesario.

Draco duda eso.

Al menos ambos parecen compartir su amor por las lechuzas, lo que lleva a Draco a estar totalmente seguro que esa mujer debe tener sangre de mago. Una parte de él piensa que es raro que esta lo acepte si sabe su nombre, no debería hacer amistades con magos, pero Draco se siente solo y casi lleva un año conociendo a la mujer.

Su parte de estar alerta la tira por la ventana por su deseo de socializar.

Siempre había amado de ser el centro de atención, menos en sexto año, pero no le gusta pensar en su sexto año en Hogwarts.

Ignora a su vecino, golpea la puerta al lado de las escaleras por ver su libro, escucha a su vecino ahogar la risa. Suele ignorar su presencia, pero le da la peor mirada de muerte y este tiene el descaro de sonreírle en la cara cuando claramente se burla de su persona.

Idiota.

Luego de ese día, su vecino suele decirle "cuidado donde caminas" en lugar de su usual saludo ignorado, ya no lo ignora, porque siempre que le dice eso tiene una mirada de muerte para este.

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Le gusta el planetario que visita con Minerva, que parece claramente encantada de que sepa sobre constelaciones. No le gustan las chicas, lo sabe, desde que tiene memoria no le gustan y lo había intentado (Pansy y Draco habían jurado no hablar de ese mal beso en cuarto año y el intento de paja que termino con ambos decepcionados) sin éxito alguno. Por otro lado, había descubierto la atención de chicos en sexto año, cuando en su estado más depresivo posible, se había acercado a personas como Theo Nott y Blaise Zabini, ambos completamente dispuestos a dejar que Draco descargara su frustración con ellos.

Además, estaba medio enamorado de Cedric Diggory (antes que se muriera) y Viktor Krum.

Pero.

¿Quién no?

El punto es que se alegra que Minerva no pareciera en nada interesada en él, bueno su ego duele un poco, pero curiosamente no le interesa tanto como en el colegio; antes odiaba cuando las personas a su alrededor no alababan su apariencia, ahora simplemente no sabe que quiere.

¿Quieren que lo miren?

¿No quieren que lo mire?

¿Quiere ocultarse?

¿Quiere ser notado?

Han pasado meses desde que vive en América y ha aprendido muchas cosas, pero a veces parece que no son suficiente y solamente quisiera ocultarse debajo de las sábanas para no salir nunca de ellas. Otras solamente quiere que todos vean su trabajo duro, que vean que no es el monstruo que pintan en los diarios, quiere que vean que quiere cambiar y ser las cosas mejor.

Es difícil.

A veces hasta respirar es difícil.

Se ahoga.

Siempre se ahoga en sus sueños y el rostro de Voldemort lo atormenta, porque una parte de él siente que alguna vez va a llamarlo, que va a volver por él y su familia, porque nunca van a poder escapar de él.

Así que no se extraña cuando una noche despierta, sintiendo el dolor de su brazo, no hay nada, no hay llamado, pero Draco siente que lo están llamando, siente ardor en su cuerpo y comienza a ahogar sus gritos contra la almohada. No es la primera vez, pero esta es tan dolorosa, el recuerdo del dolor hace que salte de la cama corriendo a la cocina, intenta hacer magia, sabe que no puede.

No tiene varita.

Su varita la tiene Potter o quien sabe si está en el ministerio, Draco quiere arrancarse la marca con las uñas y lo ha intentado antes; hay pequeñas cicatrices en su piel que siempre oculta con camisas de manga larga, aunque haga calor. Esta vez ocupa algo más, no sabe que lo impulsa a tomar el cuchillo, no quiere morir, ha luchado mucho en su vida para morir, pero intenta cortar, un poco profundo, pero no tanto sobre la piel intentando arrancar la marca.

Grita.

No por dolor.

Si no por el miedo.

—¡Sal de mi mente! ¡Déjame solo! —no hay nada por supuesto, pero incluso cuando se voltea, siempre lo siente en su espalda.

Como esa vez que lo obligo a torturar, tomando su hombro mientras susurraba que usara el cruciatus, que se iba a sentir bien.

No lo hace.

Nunca lo hizo.

Draco solloza soltando el cuchillo con fuerza sobre el desayunador, sujeta su cabello con ambas manos sintiéndose simplemente mal, con dolor de cabeza; el recuerdo de los muggles lo hace querer vomitar y eso hace en el fregadero junto con el cuchillo.

Siente mareos.

Muchos mareos.

Mira la sangre saliendo de su mano, es demasiada, hay por todo el suelo, recuerda que vio en una serie muggle sobre llamar al 911, pero no sabe qué dirección dar ya que siempre ha sido malo para direcciones. Así que incluso sin sentir realmente el dolor de su mano sale de su departamento caminando, supone que el dueño del edificio podría llamar por él a el servicio de emergencia.

Escucha un jadeo cuando sale.

Levanta la mirada para ver a su vecino que acaba de abrir la puerta, usando un pijama azul con galletas estampadas, verle como si viera un muerto.

Draco cree que es la primera vez que va hablarle, porque supone que ocupa ayuda.

Cae desmayado sin poder moverse.

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No sabe que odia más, si el servicio de Hospital o el dentista, Draco solamente está ahí acostado cuando despierta sintiendo un terrible dolor de cabeza. El lugar no parece a San Mungo, huele mucho peor y hay una extraña sensación de muerte en el ambiente. Intenta sentarse, pero las enfermeras están ahí para regañarle, para decirle que estuvo cerca de morir y aunque Draco no quiere morir, piensa que casi habría sido mejor si muriera. Ve su mano con vendajes, escucha cada cuanto tiene que venir para poder hacerle un cuidado de la herida, sobre que tiene que comprar medicamentos, sobre que debe comer mejor porque ha bajado mucho de peso y Draco simplemente escucha sin escuchar.

Cuando al fin lo dejan marcharse, se sorprende que en la sala de espera este su vecino.

Se ven fijamente un tiempo, antes que Draco quiera irse e ignorarlo, pero no sabe en qué hospital esta, así que simplemente se acerca a este viéndolo con el mentón en alto.

—Casi mueres—dice su vecino sin parecer importarle, tiene aún su estúpida pijama, Draco esta con la suya llena de sangre.

Seria indigno para cualquier otro, pero Draco ha visto a muggles salir de forma más extraña en la calle, además el medicamento lo tiene algo mareado aún.

La enfermera dijo que no dolería un tiempo, pero ocupaba más.

—¿Por qué haces esto? —ni siquiera sabe su nombre, piensa mientras su vecino lo ayuda para que vayan a pagar la cuenta.

El chico se sorprende cuando Draco asegura que no es problema pagar (bendita tarjeta mágica) y lo acompaña por medicamento, está casi al otro lado de su hogar, pero Draco solamente da un paso y luego otro, antes de sentirse tan cansado que pagan un taxi.

Su vecino lo ve con cansancio, ojeras, pero una mirada indiferente.

—No me gusta ver morir a personas delante de mí—si no estuviera tan drogado podría haber detectado el tono curioso de su voz.

Como si hubiera visto morir a otros antes.

No importa.

—Gracias supongo—habla cuando llegan a su departamento, no sabe si la droga o que lo hace agradecer, siente que no ha agradecido a nadie en mucho tiempo.

—Percy, mi nombre, Percy Jackson—

—Draco Malfoy—

No le presta atención, quiere caer en su cama unas horas, lo cual es una pésima idea, limpiar al día siguiente la sangre seca es mucho peor.

Comienza a saludar a Jackson en las mañanas, este sonríe emocionado por eso.

Se parece a Potter.

No lo odia.

Supone que no puede odiar a alguien que le salvo la vida ahora cuando ocupa ayuda.

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Draco parece meditabundo los siguientes días, supone que la depresión es algo común para alguien que ha pasado lo que le ha tocado vivir, quiere vivir, realmente quiere vivir, pero es tan complicado. Una parte de Draco odia un poco a su vecino, si le hubiera dejado morir, ya no estaría preocupado por estas pequeñeces, pero ahora le toca sufrir; tampoco puede morir, no puede hacerle eso a sus padres. Se concentra en los libros, se concentra en Minerva que no parece interesada en su estado un poco inestable y que sigue hablando sobre estrategias de batalla que le gusta plantear en su mente.

Nunca gano ninguna simulación, pero tener su mente distraída lo ayuda.

Un día cuando se acerca su cumpleaños número 20, que ha estado demasiados meses aquí, sin realmente evolucionar tanto.

Aunque su libro para magos que están descubriendo el mundo muggle está muy avanzado, aún tiene problemas con el televisor a la hora de ver películas y el internet, que puede ser de ayuda, pero no tiene sentido…Draco pudo haber lucido un poco asustado cuando salió un extraño anuncio que indicaba que alguien estaba cerca de su casa para tener sexo.

No.

No le interesaban las chicas.

Y no quiere tener sexo con un muggle desconocido.

—Es la constelación de Escorpio—dice Draco viendo al cielo pensativo, es tarde, Minerva había estado quejándose sobre algo de su medio hermano.

Cuando se paraliza por su comentario.

Draco no, es un Black después de todo, incluso si usa más el apellido Malfoy. Es normal para los Black conocer el cielo desde niños, conocer las constelaciones, sus historias para poder seguir el linaje de su familia. Era común que los miembros de la familia Black tuvieran descendientes con apellidos de constelaciones.

La constelación de Escorpio está vinculada a varios mitos en la mitología griega, pero uno de los más conocidos está relacionado con el cazador Orión y su arrogancia. Aquí tienes la historia:

Orión era un gran cazador, famoso por su fuerza y habilidades. Según una versión del mito, él se jactó de que podía cazar y matar a todas las criaturas de la Tierra. Esta arrogancia enfureció a la diosa de la Tierra, Gaia, quien envió un enorme escorpión para castigarlo. El escorpión logró derrotar a Orión al clavarle su aguijón venenoso, causándole la muerte.

Zeus, impresionado tanto por la valentía del escorpión como por la habilidad de Orión, decidió honrar a ambos colocándolos en el cielo como constelaciones. Sin embargo, los colocó en partes opuestas del cielo nocturno, de modo que cuando Escorpio se eleva por el este, Orión se pone por el oeste, como si continuaran evitando enfrentarse en el cielo.

Este mito también explica por qué las constelaciones de Orión y Escorpio nunca son visibles al mismo tiempo en el cielo nocturno.

No suele ver mucho esta constelación a pesar que sale mucho en su cumpleaños.

—Oh…supongo que el tiempo se acabó entonces—dice Minerva viendo al cielo con expresión levemente decepcionada, cuando Draco la voltea a ver confundido, esta simplemente sonríe de forma triste—mi medio hermano…ve cosas…como un profeta podría decirse, me dijo que conocería alguien interesante, pero cuando el tiempo del escorpión llegara debería irme, ya pude comprobar que vi lo que ocupaba; eres alguien muy interesante Draco, tu futuro apenas está iniciando—es todo lo que dice Minerva antes de ponerse de pie e irse.

Draco se queda ahí.

Confundido.

Muy confundido.

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No tiene teléfono, nunca ocupo teléfono, Minerva solía llegar puntualmente al mismo café cada dos días, pero ahora, no estaba y durante una semana no vuelve aparecer.

Se siente solo.

No sabe cuánto dependía de ella, hasta ahora que ya no está.

Solo, supone que esa es su vida ahora.

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Una mañana hay un golpe en su puerta, es ligero y Draco que había estado tan metido en su libro apenas lo escucha. Se levanta curioso porque hasta ahora nadie nunca lo ha visitado en su departamento y prefiere no tener amigos, porque es imposible para él hacer amigos; Minerva le dejo claro que no debería aceptar la amistad de otros.

Se irán.

Lo dejaran solo, así es su vida de ahora en adelante.

Cuando abre la puerta, hay una canasta en el suelo, lo cual no seria nada problemático, si no fuera por el evidente niño que hay dentro de ella, un bebé. Draco se queda paralizado viendo en todas direcciones, pero no hay nada ahí, no hay nadie y si esto es una broma muggle.

Los muggles deben ser más peligrosos de lo que pensó.

Se agacha a ver la canasta que no desaparece, así que no es una alucinación, pero se sorprende porque sobre la manta del bebé hay un pedazo de papel que desdobla y lee.

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Querido Draco.

Es probable que estas palabras te sorprendan, y por ello te pido paciencia al leerlas, ya que lo que estoy a punto de revelarte cambiará tu comprensión de muchos aspectos de la vida de tu hijo, Scorpius.

Te escribo no solo como madre, sino como una de las fuerzas que, aunque a menudo invisibles, guían el destino de los seres que habitan este mundo. Mi nombre es Atenea, diosa de la sabiduría, la estrategia y la guerra justa. No he buscado intervenir en la vida de Scorpius ni en la tuya, pero hay circunstancias que me obligan a aclarar mi relación con ambos, porque pronto, muy pronto, las sombras de su linaje comenzarán a pesar sobre él de una manera que ya no podrá ser ignorada.

Scorpius es mi hijo, fruto de una unión que no fue común contigo, pero que ha sido igualmente significativa. Como bien sabes, el destino de los hijos de los dioses no es fácil de entender, y mucho menos el de aquellos que heredan una parte de lo divino. Scorpius lleva en su interior una chispa de mi propia esencia, y a medida que crezca, su mente se afilará, su capacidad para comprender el mundo que lo rodea será profunda, y su habilidad para resolver problemas de manera innovadora se manifestará con fuerza.

Sé que esta revelación puede ser difícil de aceptar, pero debes saber que, aunque mi naturaleza es de retiro y soledad, no soy ajena a las responsabilidades que implica ser madre

En los próximos años, Scorpius comenzará a sentir el llamado de su verdadera naturaleza. Mi esperanza es que, como padre, puedas ser un apoyo para él, especialmente cuando las preguntas sobre su linaje y sus habilidades lleguen a su mente. Si bien no puedo involucrarme directamente en su vida humana, la sabiduría que poseo estará a su alcance de manera sutil, guiándolo sin que lo note. De ti dependerá acompañarlo y enseñarle cómo utilizar ese conocimiento que, aunque sea mío, es suyo por derecho.

Te ruego que, en tu rol como padre, actúes con la sabiduría que ahora comprenderás. No solo se trata de proteger a Scorpius de los peligros del mundo, sino también de prepararlo para enfrentar la difícil tarea de entender quién es realmente. Mi intervención directa en su vida, aunque siempre presente en la forma de sus pensamientos y su intuición, será mínima.

Espero que este conocimiento, por más asombroso y desconcertante que sea, sirva para que puedas tomar decisiones informadas sobre cómo ayudar a Scorpius a navegar por la complejidad de su vida. Es un camino que no le será fácil, pero confío en que, con tu apoyo, él será capaz de encontrar su lugar entre los mortales y lo divino.

Con respeto y sabiduría.

Atenea, diosa de la sabiduría y la estrategia.

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Draco voltea a ver al bebé con rostro pálido, quiere atragantarse con su saliva y esta casi seguro que esto es un extraño sueño que no tiene sentido, que pronto va a despertar y esto será un sueño muy raro. Piensa un momento sobre dar media vuelta e irse, ignorar al bebé, cuando este llore alguien mejor ira a buscarlo, alguien que pueda hacerse cargo.

No hay orfanatos mágicos, o al menos, no tantos.

Pero tal vez.

No.

Draco sabe que hay dioses, no por nada Hécate es la patrona de los magos, pero también sabe que ellos son…difíciles. Su padre le dijo que una vez vio una deidad en el ministerio de magia, era un dios menor que había ido como representación de Zeus para quejarse sobre algo que estaban haciendo los magos, como deidades, tienen que obedecerles.

Pero uno de los 12 olimpos.

Nunca.

¿Atenea?

Si era verdad, casi quiere reírse de la irónica, Minerva era el nombre romano de Atenea, nunca se dio cuenta, nunca pensó…pensó que, si ella era diferente, era porque era un mago. Pero mientras más pensaba cada interacción con la diosa, más sentido tenía, pero hasta ahora no sabía que ella había tenido hijos.

No tiene sentido.

No tuvieron sexo.

Bueno, no es necesario, hay muchos olimpos que nacieron de dudosa forma por otros padres del olimpo.

No importa.

Hay mestizos, claro que Draco sabe que hay mestizos, algunos de ellos hijos de Hécate iban a academias de magia como cualquier otro mago, pero entre ellos mismos, se notaban diferentes, eran más poderosos que los demás y usualmente destacaban entre otros. Cuando conoció a los estudiantes de Durmstrang, uno de ellos era un legado de Hécate y lo había dicho con orgullo en Slytherin, pero no era un rumor que nadie aparte de los sangre pura conocieran.

Los muggles o mestizos no saben sobre eso, nunca se enseño en la escuela y los que sabían, era mejor no divulgarlo.

Esta por tener un ataque de pánico, entonces el bebé abre los ojos, ojos grises.

Draco sabe que está muy jodido.

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Lo curioso de tener más de un año viviendo en el mundo muggle, es que tus borradores para libros que ayuden a magos de sangre pura a entrar al mundo muggle, no funcionan con infantes. Draco por algún motivo toma al bebé dentro de su departamento, viéndolo incrédulo en la canasta sobre su mesa en medio de la sala. El bebé es tranquilo, no es totalmente un recién nacido, pero supone que su parte divina hizo que Atenea tuviera misericordia de no darle un recién nacido.

Draco no odia a los niños.

Cuando estaba en Slytherin, le gustaba cuidar de los años menores, eran tan pequeños y jóvenes, que siempre le dio un poco de simpatía.

Pero eran niños.

E incluso así, no los cuido 24 horas.

Mucho menos un bebé, usualmente los sangre pura si bien crían a sus hijos, tienen elfos domésticos que los ayudan, tampoco es que si alguna vez pensara tener hijos, pensó que se haría cargo. No es totalmente extraño en el mundo mágico que un hombre tenga hijos, así que ser gay no era un total limitante para su heredero.

Aun así, siempre pensó que se casaría con una bruja de sangre pura, solamente por hacer lo que su familia siempre quiso para él.

Luego llego Voldemort.

Luego los juicios.

Tener hijos no era su deseo ahora o nunca.

Piensa Draco, esto se tiene que tomar con lógica, un bebé ocupa alimento, cambio de pañales y cree que alguna vez escucho sobre cólicos; no suena tan difícil. Mira de reojo al niño sintiendo que en lugar del que bebé llore, va ser Draco, porque ahora mismo no se encuentra en un estado mental que le ayude a cuidar de alguien, cuando es él quien parece siempre al borde del colapso.

No tiene nada.

Bueno, tiene su tarjeta milagrosa, podría comprar cosas.

¿Criar un niño?

No.

No debería criar un niño, no tiene la capacidad de criar un niño, no debería ni siquiera considerar esto ya que no fue algo que había pedido. No tiene ninguna capacidad o habilidad para criar un bebé y si era verdad, si este era el hijo de una diosa, probablemente a futuro enfrentaría muchos problemas si las historias de ese chico en Durmstrang eran verdad.

En todo sentido, dar el bebé en adopción o llevarlo con alguien que lo cuide, sería mejor.

Y aun así…aun así…

Draco mira al niño con dolor.

No quiere estar solo.

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Las primeras horas son un caos, incluso si el bebé no llora, supone que tiene que comprar cosas y como no sabe como se hacen las compras en internet; Draco no entendió como intento comprar algo una ves y le llego una especie de cosa enorme en la puerta una vez, que ahora tiene en la esquina del departamento sin saber usar, la caja decía: "Dron". Entonces lo primero que intenta es ir a la tienda de super mercado que siempre va, pero cuando va, tiene que llevar al bebé, porque se supone que los bebés no deben quedarse solos.

Pero no tiene más manos que el niño que carga, entonces decide pasar a comprar primero algo donde cargarlo, pero cae lluvia, no puede salir de la tienda.

El niño se cago en su pañal.

Llora.

Draco quiere llorar.

Son las peores 4 horas de su vida cuando llega a casa, totalmente destruido por unas compras, su camisa jura tiene parte de popo de bebé ahora, tiene bolsas en sus brazos, el bebé está en un portabebés que la vendedora parece haber tenido lastima y le ayudo a usarlo.

El bebé llora.

En su oído.

Draco va a llorar.

No es padre, realmente no sirve para ser padre.

—¿Draco? —la voz de Percy Jackson hace que deje de golpear su cabeza contra la puerta, antes de levantar el rostro para verlo.

El chico luce ahí, confundido, viendo entre Draco, el bebé, su apariencia y como el bebé sigue llorando contra su oído con tal intensidad que debe ser intencional.

Bueno.

No es una buena persona, nunca lo ha sido y sabe aprovechar una oportunidad cuando la ve. Si este idiota es capaz de salvarle la vida cuando casi muere, supone que puede ayudarle otra vez con cuidar a un bebé, porque sabe Hécate que no puede hacerlo por su cuenta.

—Necesito tu ayuda Jackson—dice Draco con una cara de psicópata probablemente.

Punto para Percy.

No huye.

Solo ladea la cabeza.

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Desde el cielo estrellado, lejos de los ojos de los humanos, un grupo de estrellas admiran hacía la tierra donde por fin pudo ayudar a ese pequeño niño rubio que hace años solía verle todas las noches que salía en su casa.

Porque otra historia estaba comenzando.

El dragón en medio de los cielos solamente suspiro viendo como este era un nuevo inicio, pero a Draco Malfoy, aun le quedaban muchas más lecciones por aprender.

No podía esperar por verlo.

Continuara…

Esta historia va ser una completa locura, pero querían un Perco y si bien este parece un poco loco, quería escribir puras cosas dulces entre ellos.

Si.

El primer capitulo fue deprimente, pero prometo que se volverá dulce.

A diferencia de mis otras historias que inician felices y se hacen oscuras, esta comenzara deprimente y tendrá mucha dulzura de ahora en adelante.

Gracias por leerme.

Y espero iniciar una nueva historia con ustedes 3