Notas Iniciales: Tercer capitulo arriba, este shortfic cuenta con más inspiración musical de la que creía. Si les interesa busquen el disco "Licantropía" de Lobo Estepario.


III

Perfume

Estar atrapado en una instalación especializada en contener seres como él sorprendió a Kazutora, ya que en un principio pudo pensar que aquel lugar no era tal y como su nombre lo indicaba, sólo pudo comprobarlo cuando probó impactando un puño contra el muro de los sanitarios, esperando agrietarlo sin éxito. Fijó los ojos en sus nudillos conectados antes de inspeccionarlos y darse cuenta que había roto la primera capa de piel, la sangre se asomaba sin llegar a brotar, eso le hizo sonreír, pues tal resultado sólo le afirmaba que no bastaría su fuerza sobrehumana para derribar la zona, no tenían escape. Pero, ¿podría escalar los muros destinados al patio? Miró tras de sí las discretas cámaras de seguridad que adornaban las orillas del techo que únicamente monitoreaban el espacio para entrar a los diferentes cubículos, entonces se preguntó si los encargados lo mantendrían bajo mira por este acto concreto; ya las había identificado a cada paso que daba por el lugar en absoluta soledad pero sólo hasta ese momento le estaba sonriendo directamente a la lente. Si debía ser vigilado, Hanemiya Kazutora quería que lo hicieran al cien por ciento.

Escuchar pasos aproximándose lo hizo desistir de usar su otro puño, por lo que metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y avanzó fuera sin molestarse en mirar a los dos internos que lo vieron con curiosidad antes de simplemente continuar su camino e ignorarlo.

Llevaban tres días ocupando aquel edificio, así que Kazutora pensó que tal era tiempo suficiente para comenzar a realizar pruebas por zonas estratégicas. El baño estaba descartado, por lo que observó con detenimiento el pasillo por el que ahora caminaba, seleccionando casi instintivamente algún punto que podría considerar débil y para ello se detuvo frecuentemente para golpear con la punta del pie, eran patadas suaves por lo que apenas sonaban, así que continuó avanzando hasta que la última serie de golpeteos que dio lanzaron un ruido un poco más hueco, como si no hubiese recibido un refuerzo de construcción. Se arrodilló y golpeó ahí con el puño sano, sonriendo cuando su segunda prueba también fracasó, no provocó grietas, su puñetazo había sido absorbido a la perfección de nuevo. Se puso de pie para volver a caminar pero entonces se encontró de frente a su compañero de habitación.

— ¿Qué estás haciendo? —quiso saber Baji, la mueca en su rostro evidenciando confusión.

— ¿Terminaste de estudiar?

—Ya no podía entender una mierda de lo que leía, por eso quise recorrer las instalaciones, no tuve muchas oportunidades de hacerlo antes con eso de desempacar y las llamadas interminables que me hizo mi madre.

—Supongo que ocuparte de tantas cosas a la vez no es tu fuerte —se burló volviendo a ponerse de pie bajo la atenta mirada de Keisuke.

— ¿Me dirás qué haces?

—Si tanta curiosidad tienes acompáñame, ahora me dirigía al patio.

— ¿Tenemos permitido salir afuera?

Sin decir nada más Kazutora avanzó con pasos relajados, siendo seguido por Baji al poco tiempo de adelantársele. No tardaron mucho en encontrar las puertas de acero que llevaban hacia un campo completamente vacío equivalente a media cancha profesional de futbol, lo cual consiguió que los ojos marrones del chico con cabellos largos brillasen emocionados ya que nunca había visto tanto espacio para correr, a pesar de que no estuviera adornada por nada más que unos cuantos bancos y en una de las orillas un par de aros para practicar básquet. La luna llena iluminaba más que los pocos faros de luz eléctrica el pavimento que componía el suelo, por lo que ambos experimentaron un extraño cosquilleo en las plantas de sus pies, listos para moverse por el sitio.

— ¿Qué me dices de una carrera de aquí al fondo, Baji?

—Joder, sí. —El aludido apenas podía contener su emoción.

—A la cuenta de tres. 1, 2… ¡3!

Ambos adolescentes emprendieron su marcha a toda velocidad. En un principio habían estado terriblemente igualados, al punto en que ni siquiera tuvieron tiempo de mirar a su oponente para buscar una manera de superarle con maniobras evasivas como saltar. Sin embargo, a Baji no le costó nada tomar un impulso extra inclinando su cuerpo para aumentar la rapidez con la que movía las piernas, rebasando en un instante a Kazutora que asombrado lo miró boquiabierto para después sonreír con admiración, pues una vez más quedaba demostrado que el desarrollo licántropo de Keisuke era mucho mayor al de muchos ocupando la prisión, así que en lo que quedaba de terreno sólo pudo ver su espalda y cabellos ondulando casi hipnóticamente en el viento. Preparándose para frenar Baji tensó su cuerpo para enseguida extender los brazos hacia el muro, no molestándose en cortar la velocidad mientras se acercaba al borde pero gracias a su postura el impacto no fue nada doloroso. Con la respiración agitada se dejó sonreír ampliamente, listo para girarse y observar la trayectoria de Kazutora antes de que llegara a él, fue una sorpresa verle saltar a último minuto con la intención de agarrarse a la pared, sólo para terminar deslizándose abajo con un chirrido molesto, consecuencia de presionar la piel sudorosa de sus manos con el liso metal.

—Esto tampoco se puede, ¿uh? —susurró Hanemiya para sí mismo mientras se esforzaba en recuperar el aliento perdido—. El terreno debe estar diseñado adrede, con esta distancia no podría tomar un impulso adecuado para llegar arriba. Seguro lo han perfeccionado con el tiempo.

— ¿Qué estabas intentando hacer?

—Oh, estoy investigando qué tan preparados están para contenernos. Fue lo que me encontraste haciendo en el pasillo. Me pareció interesante que todo estuviera cubierto de lámina y metal y que no hubiera ventanas en las habitaciones, así que pensé en profundizar más en los detalles.

—En la vida se me hubiera ocurrido hacer eso a mí —comentó Baji con asombro—. Qué raro eres.

—Bueno, tú nunca habrías pensado en hacerlo ya que pareces más interesado en recuperarte y volver a tu antigua vida, a mí por el contrario no me importa eliminar mi gen, en realidad me gustaría explotarlo más, ver hasta dónde puedo llevar mis capacidades. No me avergüenzo de lo que soy y me gustaría mucho poder vivir como hasta ahora en el exterior.

Sus palabras sorprendieron a Baji, pues con lo poco que había tenido oportunidad de convivir con los otros internos, nadie parecía contento de su realidad actual, recluidos en un lugar desconocido tan sólo por no ser capaces de luchar contra sus instintos. Y escuchar a Kazutora hablar de lo feliz que estaba con su condición lo hizo preguntarse si poseer características de esas bestias nocturnas realmente era algo tan malo. Para él lo había sido todo este tiempo porque luchaba por adaptarse a un entorno en el que no lograba encajar, forzándose a vivir de día y obligándose a dormir de noche cuando sabía que todas las actividades importantes en la vida de una persona normal ocurrían sólo en ciertos horarios. Baji recordó entonces que las circunstancias de su compañero de habitación en su barrio eran todo menos agradables, así que comprendía que a ello pudiera deberse su aceptación, sólo pensarlo despertó en él una profunda curiosidad.

— ¿Cómo terminaste aquí realmente? —Cuando Kazutora lo miró a los ojos, Baji desvió la mirada con un poco de vergüenza—. Está bien si no quieres contarme.

—No tengo nada que ocultar —señaló Kazutora y pegó la espalda en el muro, dejándola resbalar hasta quedar sentado en el suelo con la mirada perdida en el edificio ante ellos—. Es verdad, esa noche estaba demasiado estresado, había masticado todas las pastillas del frasco cuando estuve a punto de golpear al director de mi escuela. Quería refugiarme en mi habitación cuando volví a casa pero durante el atardecer escuché algunos imbéciles de diferentes pandillas enfrentándose justo a una cuadra donde giraba mi madre para volver del trabajo. Pensé que podría verse involucrada en el desorden, así que corrí allá para asegurarla, no era mi plan que consideraran mi presencia insultante, así que me hice de palabras con ellos y fue así como terminé arrasando con todos. Su líder me dijo que lo pagaría por meterme en sus batallas, así que hizo que la policía me apresara para enviarme aquí.

—Será hijo de puta —se quejó Baji con molestia.

—Me fue bien, me habría preocupado de que quisiera vengarse de mí usando a mis padres, aunque ellos ya habían decidido que nos mudaríamos a otro sector de la ciudad, fue una lástima que me atraparan antes de tiempo. Por eso puedo sentirme en calma estando aquí ahora, sabiendo que están a salvo en un lugar más tranquilo.

El joven de largos cabellos emitió un sonido que denotaba interés mientras inspeccionaba con la vista el silencioso lugar, pareciéndole extraño que solamente estuvieran ellos. Se preguntó cuánto tiempo tardaría la extrañeza del ambiente en sentirse ameno, si tendrían algún problema grave entre ellos conforme avanzaban las horas o existiría la posibilidad de surcar el momento sin mayores complicaciones. El tipo con gen vampírico no parecía un sujeto amenazador como su acompañante lo había sugerido y nadie se mostraba interesado en arruinar la armonía. Miró a quien yacía a su costado después de que se sumergieran en ese cómodo silencio. Era grato estar a su lado, nada indicaba que pudiese convertirse en su peor compañía. ¿Esas visiones rojas de verdad trataban prevenirle para que se mantuviera alejado? Porque le estaba resultando un imposible no estar cada minuto más interesado en mezclarse con él.

Se inclinó un poco a su altura, tratando robar un poco más del aroma natural de su cabello, sintiéndose cautivado por su sola presencia. Por desgracia sus acciones fueron advertidas de inmediato por el chico un año mayor, lo que hizo que Keisuke recobrara su postura inicial con sus mejillas ardiendo de consecuencia, maldiciéndose por su impulsividad. Lo que no sabía es que su interés no había molestado a Kazutora, todo lo contrario, así que este mismo sonrió conmovido para levantarse de donde se encontraba para aproximarse a Baji y olfatear de vuelta, lo cual hizo que el otro se tensara y apartara instintivamente antes de notar la sonrisa en su rostro, perdiendo su atención un momento en el lunar que adornaba el ojo derecho de Hanemiya; no lo había notado antes.

— ¿Por qué haces esto? —cuestionó Baji a pesar de que sabía que no poseía la autoridad para recriminarle que lo olfateara cuando varias veces ya había hecho lo mismo sin su expreso consentimiento.

—Para nosotros es una manera de reconocer a alguien de nuestra manada.

—Tú y yo no somos eso.

—Pero podemos serlo, estamos durmiendo en la misma habitación. Sería apropiado que nos familiaricemos profundamente, ¿verdad? Así evitaremos conflictos serios.

— ¿Sabes todo eso porque lo leíste antes o sólo lo supones?

—50/50 —respondió Kazutora sin culpa, conservando una sonrisa fácil pero nada voluminosa.

—Bien entonces.

Baji enterró los dedos en el cabello de Hanemiya a la altura de su nuca para acortar la distancia que estuvieron conservando hasta ese instante, y aspiró de forma calculadora cada tramo al alcance de su nariz. Kazutora hizo lo propio pero acabó distrayéndose cada tanto de su actividad por la avidez con la que su acompañante capturaba su aroma, no evitando estremecerse cuando ese cálido aliento tocaba su piel desnuda. Sin ser su intención se aferró a los anchos hombros respirando con fuerza, lo cual no bastó para que Baji se detuviese y por el contrario lo sujetara del cuello y de la cintura para mantenerlo en su lugar, así sometiéndolo a un reconocimiento que hubiese querido realizar desde el primer momento que vio a Kazutora. El gruñido que no fue capaz de retener le hizo saber al de tatuaje de tigre que algo en su esencia le había gustado, también por alguna razón el otro se emocionó con su gutural demostración, experimentando algo de tristeza cuando Baji le devolvió su espacio personal, frotándose la sien con aspereza.

—Lo siento si te incomodé —dijo exasperado por su comportamiento—. No estoy acostumbrado a que me permitan hacer estas cosas. Seguro que me pasé.

—No te preocupes, no fue nada.

Después de eso volvieron a recargarse hombro con hombro en completo silencio, una cercanía que Baji jamás hubiese aceptado con nadie, ni siquiera con su amigo Chifuyu, quien tantas veces trató que su presencia no despertara instintos violentos cuando se encontraban a una distancia escasa. ¿Acaso era efecto de que Kazutora lo dejase llenarse con su olor? ¿Se habían impregnado entre sí al hacerlo y por eso no sentía la inquietud de antes? La manera en que estaba aprendiendo a socializar con su gen licántropo estaba siendo curioso y apropiado ya que Baji no se consideraba una eminencia con las palabras; podía acostumbrarse a esto.

— ¿Quieres volver adentro? —preguntó Hanemiya por mera cortesía antes de apartarse del muro.

—Pues…

Pero la manera agresiva en que se abrieron las puertas delante de ellos los silenció en el acto, atrayendo sus miradas hacia la silueta del rubio de baja estatura, quien siquiera notarlos les dedicó una sonrisa amigable y les saludó sin tapujos. Baji no tardó en mostrarse alerta, de alguna manera percibiendo algo diferente en él, algo que no había llegado a notar en aquellos tres días encontrándolo por las diferentes secciones de la prisión. Y es que en la última visión carmín que había visualizado durante una siesta, ya no sólo había visualizado a Kazutora si no que junto al tintineo de su cascabel había logrado ubicar entre las sombras compactas a este muchacho de engañosa naturaleza, mostrando los colmillos amenazadoramente como si estuviera listo para atacar. Mikey avanzó hacia ellos sin preámbulos, interceptándolos a los pocos segundos de haber visto su silueta, quedando a escasos centímetros del rostro de Keisuke en cuanto alcanzó sus posiciones, lo cual sobresaltó de inmediato al susceptible receptor.

— ¿Interrumpo algo? ¿Puedo quedarme un rato con ustedes?

—Puedes —respondió Kazutora jovial cuando Baji estaba a punto de negarse y echarlo de su perímetro groseramente—. Aunque no prometemos una distracción divertida, nunca he sido bueno entreteniendo a nadie, en eso soy un colosal fracaso.

—Está bien, no es como si quisiera que hicieran acrobacias para mí, no tengo aún la confianza para pedírselos —comentó Mikey con simpleza pero también mofa, algo que hizo hervir la sangre de Baji al instante; no supo cómo fue que resistió el fuerte impulso de soltarle un puñetazo, lo único que pudo hacer fue clavarse sus propias garras en las palmas—. Wow, la luna está enorme, se ve especialmente gigantesca desde aquí. Entiendo ahora el motivo por el que Kenchin está tan irritable. ¿Pueden creer que me echó de nuestra habitación? ¿Verdad que es un insensible? Y ni siquiera le dije nada malo. ¿Y ustedes? ¿Están tomando baños de luna?

— ¿Acaso nos ves recostados en el suelo recibiendo sus rayos? —Baji no ocultó su tono molesto al pronunciar aquella pregunta, pues no lograba comprender su actitud tan monocorde a pesar de los cambios tan abruptos de tema. Mikey liberó una risa divertida como primera reacción.

—No, pero pensé que eso hacían.

— ¿Por qué el interés? —inquirió Kazutora manteniendo su actitud complaciente, fue un aspecto que no pasó desapercibido para Keisuke.

—Necesito saber todo lo que sujetos con su gen hace, así podré adivinar cuándo acercarme a Kenchin y cuándo no. Me dolió mucho verlo tan enojado conmigo aparentemente de la nada. Digan, ¿si lo traigo a la luz de la luna podría calmarse?

—No conozco a ese chico, así que no puedo estar seguro lo que es bueno para él. Los efectos de la luna en nosotros dependen del individuo. Nosotros estamos bien pero quizás para él no sea así.

—Que mal —Mikey fingió lamentarse—. Y yo que esperaba hacer mi buena acción de día.

— ¿Por él decidiste encerrarte en este lugar? —Hanemiya continúo con el interrogatorio de la manera más sutil que podía contra la agudeza del vampiro que no dudó regalarle una expresión burlesca siquiera darse cuenta de lo que el chico con tatuaje de tigre estaba haciendo.

— ¿No lo apruebas?

—No soy quien para quejarme de tus actividades personales, lo siento si te molestó la pregunta.

—Oh, ya entiendo, estás acostumbrado a tratar con tipos como yo, ¿verdad? —Kazutora se tensó perceptiblemente por encima de su expresión muerta mientras Mikey se inclinaba a su rostro sin borrar su sonrisa maliciosa—. Esa es la impresión que me estás dando. ¿Cuál es tu nombre?

—Hanemiya Kazutora.

—Kazutora, ¿no? Si sabes a lo que te enfrentas, no te metas donde no te llaman, ¿quieres?

—Oi, Michael —Baji sujetó el hombro del rubio destilando veneno en su voz, Mikey lo volteó a mirar con una lentitud inquietante pero tal al chico de cabellos largos no lo intimidó—. Te aconsejo que lo dejes en paz, no querrás empezar un conflicto a raíz de algo tan absurdo, ¿o sí? Sólo te hizo una pregunta, si no quieres responderla tan simple como decirlo o largarte. Estábamos muy cómodos hasta que llegaste tú a contaminar el ambiente con tu molesto perfume. ¿No has pensado que esa personalidad altanera es la que hace que Draken te rechace constantemente?

— ¿"Michael"? —repitiendo aquel sobrenombre con confusa diversión, Mikey se hizo hacia atrás devolviéndole su espacio a Kazutora para erguirse y mirar con atención a Keisuke, incrédulo por el aura violenta que había despedido desde el instante que lo tomó del hombro. Lo había sorprendido tanto que no tardó en causarle gracia, reduciendo su actitud intimidante en consecuencia—. Lo que sugieres tiene lógica, de hecho. Gracias, señor…

—Baji —le cortó con sequedad.

—Baji… ¿cómo se escribe eso? Ba de "campo" y Ji de "tierra", curioso. Imaginaría un apellido más acorde a tu personalidad explosiva, es la primera vez que interactuamos y ya me mostraste tu nivel de agresividad, los otros se han estado guardando su desprecio a mi presencia.

—Me hubiese seguido dando igual hasta que te quisiste dar esos aires de yakuza.

—Supongo que quiero impresionar a Kenchin —dijo Manjirou echándose a reír de su propia mala broma con la idea de romper tensión sin resultado, Baji aún lo miraba fijamente y sin intención de bajar la guardia con él presente—. Oye, entiendo, ya lo capté. No volveré a meterme contigo ni con Kazutora, ¿de acuerdo? Seamos amigos, Baji.

— ¿Qué te traes? ¿Primero amenazas a Kazutora y ahora quieres que seamos amigos?

—No es mi culpa que me hayas agradado. ¿Y bien? ¿Aceptas?

Keisuke apretó la mandíbula por la despreocupación del rubio. Simplemente no comprendía que pasaba con ese tipo. Tal vez era cierto que se trataba de un psicópata en potencia, de ser así podría ser contraproducente rehusarse a su amistad ahora que había conseguido sobreponerse, en todo caso su objetivo principal era conservar un buen comportamiento para reducir su tiempo residiendo ahí y sospechaba que no lo lograría si yacía enemistado con aquel enano rarito, por eso se resignó a tragarse su ira.

—Como sea, siempre que no quieras meterme en problemas.

—Hecho —aceptó Mikey para enseguida dirigirse al otro—. Tú también, Kazutora, a partir de hoy serás amigo mío, así que no habrá necesidad de que te contengas en hacerme preguntas, las responderé con gusto esta vez, ¿entendido?

—Sí, entiendo —respondió el chico de mechas devolviéndole la sonrisa pero manteniéndose alerta al mínimo cambio de conducta en el rubio.

—Perdón por lo de antes. Ahora iré a ver si Kenchin ya se ha tranquilizado. Si no es así probablemente los busque de nuevo. ¿Dónde van a estar?

—Probablemente en nuestra habitación. Es la 11-12.

—Anotado.

Manjirou se alejó corriendo, usando sus dotes vampíricos para parecer un borrón en el gris paisaje antes de que su figura volviera a formarse delante de las gruesas puertas, las cuales cerró sin dificultad detrás de sí. Baji y Kazutora se resguardaron en el silencio por unos momentos más mientras asimilaban lo recién acontecido, al menos hasta que el chico mayor por un año se atrevió mirar con expresión asombrada a su acompañante, haciendo tintinear el sensible cascabel en su oreja con el ligero movimiento.

—Cada vez me impresionas más, Baji.

— ¿Uh?

—Has obtenido la aprobación de ese chico sin siquiera someterte, eres un natural. Aunque fue muy peligroso también, ¿sabes? Cuando algo se les mete a la cabeza a esa clase de individuos, es imposible hacerlos cambiar de opinión. Pudiste haber ocasionado una pelea, y sinceramente dudo que la hubieses ganado aún con todas tus fuerzas. ¿Has visto el tamaño de Draken? Parece un licántropo pura sangre a pesar de sólo poseer el gen y no alcanzar al menos el nivel de un hibrido, seguro por eso logró conquistarlo en su primer combate.

— ¿Y qué querías que hiciera? Me molestó su arrogancia, recuerda que la razón por la que estoy aquí es porque no puedo mantener el control de mis acciones o emociones. En realidad deberías darme algo de crédito por contenerme de darle un puñetazo en la cara, mi cuerpo estaba decidido a romperle los huesos uno por uno.

Kazutora resopló divertido por las palabras de Baji. Era tan ameno convivir con él que olvidaba que tenían poco de conocerse, pues la facilidad con la que le demostraba su sentir y expresaba sus pensamientos, lo hacía como si hubiesen sido amigos de toda la vida. En ningún momento parecía que se cerraba para ocultarle sus más íntimos secretos, de verdad era como si formaran parte de la misma manada y que además la lideraban juntos como un equipo. Hanemiya nunca había tenido a nadie como Keisuke a su lado cuando las personas de su edad solían transmitirle inseguridad sin importar cuan amables tratasen de comportarse, simplemente para él fueron potenciales enemigos invadiendo su territorio o meros hipócritas tratando develar los misterios de su condición para presumir con sus grupos.

— ¿Crees que Draken lo acepte de vuelta? —cuestionó burlón.

—Mejor sea que vayamos guardando nuestros objetos importantes fuera de la vista, con lo invasivo que es no dudo que nos incomode toda la noche. Hay que ahorrarnos el dolor de cabeza.

—Estoy de acuerdo.

Ambos adolescentes se pusieron en marcha de regreso al interior del edificio, observando por última vez la luna llena en el instante que cruzaron el amplio terreno. Ahí podrían estarse tranquilos recibiendo en sus oídos los sonidos de la ciudad y los ladridos lejanos de los perros ocupando los hogares, fue por eso que el interior lo percibieron como un gran cambio ya que todos los internos se desplazaban por el lugar con tranquilidad debido a que eran sus horarios perfectos para vivir. La tensión provocada por sus aromas e instintos territoriales no había desaparecido en lo absoluto, más bastaba mantenerse al margen para que ninguno quisiera pelea, considerándolo un ejercicio de autocontrol que les inspiraba inculcarse por las veces que se reunían en el interior del comedor. En su camino a los dormitorios se encontraron con Haruki y Takashi, quienes charlaban en un volumen tan bajo que Baji se mostró intrigado, así que no dudó acercarse a su viejo amigo al menos para saludarle, por lo que Kazutora tuvo que frenar también.

—Hey, Pulgoso.

—Mira quien fue a ladrar —correspondió Hayashida respondiendo al gesto de Baji tirando de sus cabellos por su ligero golpe en la nuca como un modo de recordar viejos tiempos, no molestándose en mirar a su cohibido acompañante—. ¿Cómo estás? ¿Sigues preocupándote por el insomnio que me contaste ayer en la cena? Seguro vuelves a morirte cuando duermes.

—Jódete, estoy viviendo mis años mozos ahora.

—Sí, claro —dijo con la lengua envenenada de sarcasmo y con una sonrisa suave—. Mejor cállate, bastardo. No conoces el significado de "mozo".

— ¿Acaso tú sí?

—A diferencia de ti yo nunca he pretendido ser inteligente, por eso no uso palabras complicadas. No creas que se me ha olvidado el asunto de los lentes, apuesto a que los sigues usando para estudiar —se burló Pah, un comentario que caló directo en el orgullo de Baji, por lo que este no se evitó gruñir ofendido, sus espectadores también sonrieron en consecuencia.

— ¿Por qué usas lentes para estudiar? —inquirió Kazutora, incomodando aún más a Keisuke.

—No le prestes atención a este imbécil, es un retrasado que no sabe lo que dice.

—Vete a la mierda, Rabioso. Sólo mi madre tiene derecho a llamarme «retrasado».

—Como sea, ¿qué hacen tan sospechosos en este rincón? ¿Ocurrió algo?

—No puedes estar sin meter tu nariz en los problemas, ¿verdad? —volvió a burlarse Haruki para irritación del chico con cabellos largos, quien se limitó alzarse de hombros. Fue entonces que Mitsuya se integró a la conversación.

—Le contaba a Pah sobre la extraña actitud del chico vampiro. Ha estado bastante inquieto y sospecho que tiene algo que ver con su alimentación, después de todo ya han sido tres noches y no ha desaparecido ningún guardia. Draken es mi amigo, por lo que me ha dicho su intención de atacar a cualquiera con el gen licántropo aunque él aseguró trataría de mantenerlo vigilado, por eso estaba pensando poner a todos en alerta por si llegara a perder el control de la situación. Necesitamos prepararnos para lo peor.

—Los tipos con el gen vampírico logran resistir al menos dos semanas sin chupar sangre con los alimentos correctos —aportó Kazutora—. Así que dudo pueda ocurrir algo tan pronto.

— ¿Cómo sabes eso? —quiso saber Pah.

—Me críe en un barrio donde había muchos líderes de pandilla con ese gen.

— ¿Y sabes la cantidad de personas que normalmente consumen? —le interrogó Mitsuya, Hanemiya lo meditó un momento buscando entre sus recuerdos ese dato en concreto.

—Entre dos a cinco.

—En ese caso deberíamos mantenernos alerta.

— ¿Por qué? —Baji entrecerró los ojos hacia Takashi—. Kazutora ya ha dicho que no hay nada de qué preocuparse, todavía tenemos una y media semanas para buscar una solución, ¿o no?

—Es que Draken me ha dicho que la alimentación mínima que solía tener Mikey estando en libertad era entre cinco a ocho personas —Su revelación conmocionó a todos los presentes sin remedio—, y no dudo que el máximo sobrepase las veinte personas diarias. Debe ser alguien con el gen vampiro tan desarrollado como el de Draken con su gen licántropo.

— ¿Y por qué no estamos avisando de esto a los guardias? —espetó Pah apenas logrando evitar el temblor en su voz. Kazutora respondió a su pregunta.

—Sería inútil, Mikey podría hipnotizarlos o borrar sus recuerdos con su don oscuro. Tendremos que enfrentarnos a esto solos, involucrar a los humanos comunes es una pésima idea.

—Mierda —maldijo Baji mientras se tomaba de la nuca tras recordar algo importante—, él dijo que nos visitaría en nuestro dormitorio si Draken no lo dejaba estar con él. ¿Qué hacemos?

—Podríamos ir con ustedes también, dudo que nos ataque todos, no se atrevería enfrentar a tantos cuando desconoce nuestro verdadero potencial en combate —propuso Mitsuya, a lo que Haruki rápidamente renegó.

—Espera, ¿me estás incluyendo en ese plan?

—No pensarás dejarme a mi suerte. —Baji se apresuró rodear a su amigo de infancia del cuello con el brazo en un gesto amigable, el cual llamó la atención de Kazutora al instante, en cierta forma celoso de la cercanía que se profesaban, ya que a él le gustaría poseer esa conexión con alguien—. Anda, ven con nosotros, a cambio te daré la mitad de mi ración de carne. ¿Trato?

—Si crees que vas a sobornarme con deliciosa carne… —Pah se interrumpió en cuanto visualizó la maliciosa sonrisa adornando los labios de Keisuke, ya anticipando su victoria—, no te equivocas. Más te vale que sean los trozos más jugosos o te arrepentirás, Rabioso.

— ¡Sabía que podía contar contigo, Pulgoso!

—Necesitan contarme el origen de esos sobrenombres —rió Mitsuya divertido mientras se ponían en marcha a la habitación de Baji y Kazutora, este último quedándose un momento paralizado en el mismo sitio, contemplando con demasiado detenimiento el recuadro de Baji caminando con aquellos dos, sintiéndose como si sobrara en el escenario.

A Keisuke no se le dificultaba nada fraternizar con otros chicos con gen licántropo también, así que se veía a sí mismo como un estúpido por considerarse especial en el momento que se quedaron bajo la luz de la luna hombro a hombro en el patio. Si no hubiesen obtenido el número de habitación que los emparejaría, seguro que Baji nunca se hubiese molestado en acercársele. Agitando la cabeza Kazutora se obligó ahuyentar tales pensamientos, después de todo había aparecido en los sueños rojos de Keisuke, así que el que pudieran convivir debía significar algo pero al considerarlo temió que al final pudiese convertirse en un peligro para él y no estaba dispuesto a que esas temibles sospechas se convirtieran en un hecho contundente.

Kazutora quería ser para Baji alguien importante en el buen sentido.

— ¡Oi, Kazutora! —El chico con tatuaje de tigre detuvo abruptamente sus pensamientos, sus nervios saltando asustados por el llamado que aquel maravilloso chico salvaje le había hecho cuando estaba seguro que Baji no notaría que no los estaba siguiendo, por ello miró con un nudo en la garganta la atención que estaba recibiendo de los tres chicos. Keisuke ya no estaba abrazando a Pah—. ¡No te quedes atrás!

Con un tembloroso asentimiento y una sonrisa conmovida, Kazutora aceleró el paso hasta alcanzarlos, convirtiéndose en receptor de un gesto que no se hubiese esperado en un millón de años. Baji rodeó su cuello con entusiasmo, sonriéndole de forma traviesa mientras lo incitaba caminar a su retomado paso. La cercanía rozaba tanta intimidad que Hanemiya se reprendió por sonrojarse, no tenía sentido que su cuerpo se sintiera tan cálido si Baji acababa de hacer lo mismo con Hayashida Haruki, más no había manera que los latidos de su corazón se calmaran, así que se resignó, sólo esperaba que quien lo mantenía tan cerca no se percatara de la encrucijada que atravesaba. Simplemente nadie lo había llegado a tocar con tanta confianza. Por fortuna tuvo la oportunidad de cubrir la agitación que le generó el contacto una vez estuvieron todos reunidos en la habitación 11-12, ocupándose de hablar diversos temas.

—Por cierto, Mitsuya. Hay algo que me gustaría preguntarte.

— ¿Qué es, Pah?

—Si Draken se ofreció hacerse cargo de ese tal Mikey, ¿por qué lo echó de la habitación?

—Oh, eso… pues porque en mitad de cada luna llena experimenta mutaciones importantes.

— ¿Uh? ¿De qué clase?

—Es sólo una hipótesis de los médicos que lo atendieron, pero se cree que la generación en la que ocurrió la mezcla de sangres con el presunto licántropo en su familia biológica fue cercana, consecuentemente las células son mucho más puras. Eso ha hecho que supere la estatura promedio.

—Cuando lo vi supuse que tendría al menos dos metros —comentó Baji.

—Casi, sólo es veinte centímetros más bajo. Probablemente alcance esa altura en la adultez. Pero lo que quiero decir es que Draken sufre mutaciones con más frecuencia, así que suele aumentar la irritabilidad y la necesidad de ir en busca de hembras para iniciar con la reproducción.

— ¿¡En serio!?

Pah y Kazutora sintieron que se les dislocaban las mandíbulas con tremenda información, expresiones que contrastaban con la tranquilidad con la que Mitsuya se las compartía, después de todo ellos sentían deseo sexual más allá de lo que confería la edad en un adolescente y aun así estaban lejos de necesitar sostener relaciones con tanto ahínco como para planear una familia, mucho menos varias. Baji no reaccionó al mismo nivel de los otros ya que él había llegado a pensar en algo parecido cuando miraba discretamente a las chicas de su secundaria, prestando especial atención en quienes poseyeran caderas anchas y contaran con un aspecto saludable.

—Aparentemente su propio gen considera que es lo suficiente maduro para la práctica, y por defecto su instinto territorial se dispara. Antes de que terminara la puesta de sol me pidió que solicitase algunos objetos especiales a los guardias para pasar la noche encerrado. En todo caso es indiscutible que Draken no debió salir de su barrio, donde vive ya tienen todo preparado para cuando experimenta esto e iba a comentárselo a Mikey pero… en cuanto vi su semblante feroz preferí mantenerme alejado.

—Algo me dice que nuestra estancia aquí no será tan tranquila como Peyan y yo esperábamos que fuera —Haruki se frotó la cabeza rapada con un pesado suspiro—. Apenas es el tercer día y las cosas ya se están poniendo de cabeza.

—Lo que dijiste —Kazutora tomó la palabra en cuanto notó un detalle en las palabras del chico con cabellos plateados—, ¿a qué te refieres con que en su barrio ya tenían todo preparado? ¿Quieres decir que no fue traído aquí por haber perdido el control como el resto de nosotros?

—Bueno, no me contó los detalles pero… es un hecho que fue arrastrado aquí por Mikey.

—Entonces es culpa suya —musitó Hanemiya con rencor.

—Yo confío que todo salga bien esta noche, igual aconsejaría respetar la distancia con Draken ya que no dudará agredir a cualquiera que interrumpa su ritual.

— ¿Qué hay de Michael? —cuestionó Baji con un poco de desdén—. ¿Es prudente que insista en interrumpirlo? No es que me preocupe pero… podría empeorar las cosas y dudo que los humanos puedan ser compasivos con él si lastima otro interno que se supone de la misma condición.

—Sospecho que eso lo sabremos muy pronto.

Mitsuya miró hacia la puerta de entrada, cerró los ojos y agudizó el oído en busca de vibraciones provocadas por pasos acercándose. Baji, Kazutora y Pah lo imitaron, tratando se rescatar entre esos muros anti-ruidos la menor señal de que se hubiese suscitado una violenta pelea entre dos genes ancestrales en constante conflicto. Cuando habían cruzado frente a la puerta 7-8 no habían percibido movimiento alguno, así que supusieron podrían encontrarse con Manjirou en el interior de su destino, y ver sus suposiciones erróneas no los preocupó ante la idea que el rubio decidiera ocuparse en algo diferente. Sin embargo, de la misma manera no podían descartar que el muchacho vampírico pensara acercarse de nuevo a la recamara que compartía con Draken para tratar de hacer las paces.

.

Manjirou estaba volviendo de recorrer las instalaciones para detenerse frente a la puerta de la habitación que compartía con Draken. Sus intenciones no habían sido ir en busca de una presa solitaria y por defecto advertir cuál de los chicos con gen licántropo lucía más vulnerable, pero los primeros síntomas de abstinencia estaban apareciendo y no podía entrar en la cocina para preparar un sustituto cuando este método había dejado de surtir efecto en él desde los trece años, así que no le quedaba más que desafiar sus límites al no encontrar a nadie disponible. Pensó que podría hipnotizar algún guardia para que le dejasen salir a cazar, entonces volver a lado de Ryuuguji pero consideraba ese plan irregular, pues nada le aseguraba volviese a tener éxito para entrar como la primera vez (había corroborado lo bien equipada que se encontraba aquella prisión) y ya le había prometido a Ken que al salir lo harían juntos.

Suspiró y colocó la palma de su mano en el frío metal, empujando con suavidad para inspeccionar la oscuridad que reinaba adentro. Gracias a su visión nocturna no le costó nada verificar que Draken continuaba recostado en la parte inferior de la litera, seguramente tan irritado como lo estuvo desde que lo dejó. De todos modos ingresó sin mucho cuidado, perdiendo la mirada un momento en los estantes que esos pocos días fueron llenados por lo que Draken había estado solicitando a los guardias con la excusa de que se habían perdido las maletas de ambos por alguna confusión en la celda donde habían sido encerrados previamente.

Pensarlo a Mikey le hizo preguntarse qué era lo que realmente estaba intentando hacer. ¿Le temía tanto a su familia que había arrastrado a este atractivo lobezno con él? Y es que no se explicaba cómo algo tan trivial como un recuerdo de infancia fue lo que le hizo caer en la locura misma siquiera tenerlo frente a él otra vez. Se aferró a una memoria, a un flechazo sin importancia que confundió con amistad siendo un niño asustado y confundido por sus reacciones corporales. El diagnóstico del gen vampiro debió ser identificado en él desde bebé, ya que su piel no podría soportar los rayos del sol como haría una persona común, por ello fue traumatizante que estos le causaran severas quemaduras justo en su sexto cumpleaños a pleno día durante una celebración en el parque del barrio en el que había crecido.

Sin saber qué hacer había huido hacia la sombra sin avisarle a su abuelo o su hermano mayor para ser encontrado por él, ese chiquillo con tatuaje de dragón en la sien que al ver lo que le ocurría de inmediato lo cubrió con su chamarra y lo cargó para llevárselo a una vivienda cercana, que aunque estaba claramente abandonada contaba con cortinas que ocultaron a la perfección todo rastro de luz o calor. Y luego de llorar lo justo por el terror que sufrió alzó el rostro para ver a su salvador, quien siguió acariciándolo de los cabellos para consolarlo.

Un profundo gruñido lo sacó de sus disertaciones, alertándole de la amenazante figura que había roto la distancia que les separaba de un salto con el que Ryuuguji ambicionaba someterlo y lo logró cuando Mikey no pudo reaccionar a tiempo, quedando de espaldas contra el suelo con el cuerpo de Draken encima suyo. El pequeño rubio apreció su afilada dentadura en aquella expresión monstruosa ocupando el siempre tranquilo gesto del rubio más alto, dejándole saber lo cerca que estaba de ser asesinado sino actuaba pronto a favor de su seguridad. ¿Por esto había sido que lo rechazó desde el atardecer? Draken estaba completamente fuera de control, lo que dejaba a Manjirou experimentar una desagradable sequedad en su boca, su gen respondiendo al gen de Ryuuguji como si fueran aquellos licántropos y vampiros luchando a muerte por decidir cuál de sus especies gobernaría para siempre ese mundo de oscuridad.