Prólogo – la última esperanza.
Odiaba este hedor, el hedor a ceniza, le recordaba el fuego que terminó con su sociedad, el olor a destrucción que solía recordarle a Milim y su alegría vibrante, ahora siendo un recordatorio de lo que había pasado tras la guerra que devastó su hogar… que dejó únicamente a Nueva Uruk. Un antiguo oasis que alguna vez fue el símbolo de poder y esperanza para su pueblo, ahora era únicamente un refugio de esperanza para los desamparados que quedaban. Su antigua gloria ahora no era más que un fantasma de la ciudad de los reyes. Si bien los edificios no estaban destruidos como tal, ya no tenían el brillo y la imponencia que antiguamente tenían; ahora eran más bien sombríos y lúgubres. Las calles, anteriormente silenciosas y tranquilas, símbolo de que solo la élite de la sociedad se encontraba en este lugar, fueron reemplazadas por el sonido de los lamentos de los pocos que quedaban… dejando el sonido como una especie de sudario que dejaba en claro todo lo que habían sufrido sin dejarles olvidar y avanzar.
Y para Naruto, contemplar este lugar, el lugar donde creció y alcanzó su máximo potencial, donde se convirtió en el más fuerte de los más fuertes, convertido en un panorama tan desolador desde el palacio central de la ciudad… simplemente era desgarrador. Sus ojos rojos, normalmente brillantes e intensos, habían perdido bastante de su brillo de confianza natural; ahora brillaban con tristeza y preocupación después de todo lo que había ocurrido, recordando con nostalgia los días antes de que todo se fuera a la mierda. Nueva Uruk, la gloria del mundo mágico, Camelot… el dorado, Takamagahara, ciudades que antaño representaban la prosperidad del mundo mágico, ahora se habían ido completamente. Ahora Nueva Uruk era todo lo que tenían. Los elfos, anteriormente arrogantes que se mantenían en sus bosques, sirenas quienes cantaban con sus hermosas melodías, dragones que rugían con poder y orgullo… ahora ya no eran ni una sombra de lo que fueron alguna vez. Y para Naruto, ver a los majestuosos dragones lucir tan… miserables era desgarrador. Su familia, no, no solo su familia, sino también los Pendragon, los Qin, los Uruk, las cuatro grandes familias que antaño gobernaban el mundo mágico, ahora estaban reducidas a una sombra de lo que fueron. Los Qin se fueron, Uruk se redujo a un miembro, y los Pendragon y los Uzumaki ahora solo tenían dos miembros cada uno… solo un reflejo más de que los hechiceros se aferraban a su estilo de vida con uñas y dientes.
Pensó en cómo habían llegado aquí. Cuando la guerra contra Kenjaku y Sukuna terminó, no pensó que las cosas fueran a ponerse incluso peor de lo que estaban, pero siendo honestos, la idea de enfrentar algo peor que un ejército de "Historias" en ese momento parecía tan descabellada y tan poco probable que seguramente él se habría reído. Después de todo, ¿qué podría ser peor que un ejército de construcciones mágicas de leyendas del pasado cuyo único propósito fue sembrar el caos y la destrucción en todo el mundo? Realmente para él y para muchos más, no había nada peor… ahora se lamentaban de haber subestimado a los no-magos.
Aunque pensando en retrospectiva, debieron haberlo esperado. Si algo ha caracterizado a esos animales son dos cosas: su capacidad de guardar rencor por cualquier ofensa que ellos sientan que se les hizo, y su capacidad natural para matar… Sí, subestimarlos fue un error y ahora estaban pagando las consecuencias de ello. En su furia por haberse visto afectados por las historias, no quisieron escuchar; en cambio, aprovechándose que estaban debilitados por la guerra, su furia [descendió/cayó] como un dios enfurecido… sus ciudades, sus hogares… todo eso ahora no era más que un montón de cenizas.
Simplemente todo lo que tenía en mente ahora mismo le hizo cerrar los ojos. A decir verdad, ni siquiera sabía si estar enojado o triste por todo el asunto. Tenía motivos reales para ambos, así como para estar agradecido en cierta forma, aunque no con los no-magos; a ellos los mataría si salir de aquí probablemente lo mataría. Después de todo, el único motivo por el cual seguían vivos fue por la paranoia de sus antepasados, quienes pusieron las barreras más poderosas alrededor de Nueva Uruk y cerca de un kilómetro fuera de las murallas de la ciudad… siendo esas barreras el único motivo de que sigan con vida y que esta ciudad se haya convertido en un refugio para los pocos supervivientes que quedaban.
Pero, ¿por cuánto tiempo? Uruk era un desierto… en sentido literal de la palabra. Tenían invernaderos, es verdad, al igual que algo de ganado de todo tipo, pero si la población aumentaba no podrían alimentarlos a todos, y si decrecía terminarían muriéndose por endogamia, y no sabía qué era peor. Ahora mismo el futuro de su gente no se veía muy prometedor.
Cierto, tenía la capacidad de ayudar, pero… no quería hacerlo. Tenía su orgullo como guerrero después de todo, y no pasaría de ser un grado divino, el más fuerte de ellos, no menos, a ser una máquina expendedora glorificada.
Eligió no pensar en eso. Enojarse y sentirse frustrado solo harían que pensar en todo lo que tenía que pensar se volviera más difícil; nunca fue bueno para pensar con la cabeza caliente después de todo.
¿Quién diría que esa broma entre nosotros habría terminado siendo una esperanza real?
No pudo evitar reírse con ironía… una risa seca y que dejaba en claro lo mucho que esta situación le dolía.
"New Home", una broma que Apolo empezó en algún momento para burlarse de cómo podrían desaparecer del mundo en cualquier momento y los no-magos se terminarían matando solos sin ellos, los hechiceros, para evitar que lo hicieran, terminó convirtiéndose en una especie de profecía autocumplida en cierta forma. Era irónico en cierto modo, al menos.
Y ahora esa broma constante que solían hacer en tiempos más felices, fue tomada en serio y sus compañeros empezaron con algo que llamaron "Protocolo New Home". No iba a mentir, tenía sus conflictos respecto al nombre. Después de todo, aunque sabía que era una forma de honrar a Apolo y su sacrificio, lo cierto es que no podía evitar sentirlo más como una burla que como un verdadero honor, incluso si sabía que no era así y que sus sentimientos sobre el tema eran únicamente debido a que sus compañeros no se estaban tomando el tiempo para pensar esto, sino que solamente estaban dando un salto de fe. Lo que él sentía que era insultante.
Él entendía, él comprendía, sabía por qué, pero simplemente no le parecía correcto arriesgarse en un salto de fe, cuando no había peligro real. Él habría sido el primero en saltar, o más bien Milim lo habría hecho ser el primero en saltar ante la perspectiva de una aventura divertida, pero ahora… las cosas no eran como antes, no podían simplemente arriesgarlo todo en un salto de fe. Sentía que no era correcto, que este mundo hubiera sido su hogar durante siglos no era importante, el mundo no era suyo, solo era prestado, al menos en su forma de ver las cosas. Los no-magos no eran su problema, ellos causaron su propio desastre, en su opinión que limpien ellos y paguen las consecuencias de actuar con imprudencia. Nada de eso tenía que ver con sus motivos para sentirse incómodo con la perspectiva y los planes que estaban haciendo sus compañeros ahora mismo. Oh, no, sus dudas venían del hecho de que no sabía qué hacer.
No era que él no pensara que no fuera un buen plan; demonios, llegó a bromear en su tiempo sobre cómo hacerlo posible y sabía que era posible, simplemente, a diferencia de sus compañeros, él sabía que no era tan fácil.
Su mirada recorrió una vez más su ciudad… Nueva Uruk, la sombra de lo que un día fue la ciudad de los reyes, reducida a un páramo [de] desamparados que se alza al cielo como [un] espectro bajo un cielo gris, la sombra de lo que fue, la idea de lo que podría ser. El peso de la responsabilidad de los que aún quedaban… la esperanza de los que vendrán y sus propias incertidumbres y miedos lo estaban consumiendo por dentro.
No puedo creer que realmente esté pensando en seguir el juego de esos idiotas.
Sentía ganas de llorar, sabía que era tonto, pero no podía simplemente quedarse aquí sin al menos intentarlo. Sabía que no iba a morir, el infierno y Sukuna no pudieron matarlo, pero le gustaba la idea de cargar hacia adelante sin un plan.
Pero pensó en todo lo que había pasado desde que se reveló el protocolo New Home a los hechiceros que quedaban. Por supuesto, no lo revelarían al público… una de las pocas cosas que logró que le concedieran cuando se reveló el plan tan descabellado. Simplemente no quería darles falsas esperanzas si las cosas salían mal.
El peso que cargaba en sus hombros, lo que tenía, o mejor dicho, que sentía que tenía que hacer por su gente, era un peso que en realidad era tan pesado que realmente podía sentirlo sobre sus hombros. Sentía las expectativas que tenían sobre ellos, las esperanzas con las que cargaba, el miedo y la desesperación que sentían; algunas veces odiaba sus habilidades empáticas. Sabía que fuera la que fuera la decisión que tomaran no era una que pudieran darse el lujo de tomar precipitadamente, no solo por las falsas esperanzas, sino porque no podían darse el lujo de perder a nadie más. Cada hechicero contaba en la protección de su último bastión, y arriesgar no a uno, sino a ocho… bueno, ni siquiera quería pensar en eso.
Jefe, ¿está bien? No lo hemos visto en mucho tiempo.
La voz de Delta lo sacó de sus cavilaciones, e hizo que sus ojos pasaran de contemplar Nueva Uruk a contemplar a una de sus sombras.
Los ojos rojos chocando con los morados de su seguidora más fiel y devota. No dijo nada, aunque amaba a Delta. Ella [es] tonta… no, más bien su mente es simple y no entiende los pensamientos complejos. Aun así, simplemente hizo un gesto con la mano para que ella se acercara y le permitiera acariciar su cabeza, algo que ella hizo sin dudarlo un momento. No era muy lista, pero sabía cuándo su señor necesitaba algo más que alguien con quien hablar; en este caso, necesitando una presencia, de alguien que lo mantuviera con la cabeza fría mientras pensaba en cosas complicadas que ella muy probablemente no iba a entender.
Acarició su cabeza sin poner mucha atención a nada en ese momento; sin embargo, pronto notó algo: la colita de Delta, una que en mejores días se movía siempre a una milla por segundo para mostrar su alegría burbujeante, ahora apenas se movía… le dolía. Delta siempre era tan feliz que la idea de que su colita no se moviera era dolorosa para él, especialmente luego de recordar cómo ella en realidad estaba tan asustada cuando Wendy discutió con las sombras… no solo ella; Alpha, Beta, Neo, Zeta, Épsilon, Gamma, sus siete sombras estaban todas asustadas. Él lo sabía, prácticamente crecieron juntos y las conocía mejor que nadie.
Jefe.
Las orejas de Delta, normalmente erguidas, se doblaron hacia abajo en señal de confusión; sus ojos, normalmente vivaces, ahora lo miraban con preocupación.
Naruto no le respondía, al menos no con palabras. Él simplemente la atrajo hacia sí para abrazarla con fuerza, pero no con rudeza, lo que hizo que Delta en realidad se sintiera un poco más confusa. Naruto no era de los que abrazaban, su afecto se mostraba de otras formas y solo se dejaba abrazar por la señora Milim, y algunas veces por el payasito infernal (forma en la que se refiere a Charlie). Para él, abrazar era realmente poco natural, que por unos momentos Delta no supo cómo reaccionar realmente.
Al final ella simplemente se dejó fundir en el abrazo. Probablemente no recibiría uno en mucho tiempo y quería disfrutar de su calidez el mayor tiempo posible, así que enterró su cabeza profundamente en su pecho, lo que permitió que Naruto apoyara su propia cabeza sobre la de ella.
Dejó salir un profundo suspiro. Él sabía que ella muy probablemente no iba a entender lo que él quería decir, pero al menos podía confiar en que ella lo escucharía, no le haría preguntas difíciles de responder, simplemente estaría ahí para brindarle dos lindas orejas para escuchar lo que tenía en mente.
Eh estado pensando mucho últimamente. —dijo Naruto provocando que la cabeza de Delta saliera de su pecho antes de simplemente mirar los ojos preocupados de su señor—. Yo creo que tengo una idea para solucionar todo este asunto… pero no quiero hacerlo solo.
Él realmente podía, pero no quería. Estaba harto de simplemente luchar solo. Se suponía que fundó las sombras para ser su espada y él sería su escudo. ¿Cuándo fue que dejaron de ser eso a un culto a su gloria? Oh, espera, fue cuando comenzó a sentirse todopoderoso y sus inseguridades le hicieron aferrarse a esa imagen para no derrumbarse y sollozar inconsolablemente por todo el peso y expectativas que cargaba sobre sus hombros.
Jefe.
Los ojos de Delta mostraban su preocupación genuina por él. No sabía qué pasaba por su mente, pero la chica sabía que él estaba pensando en algo complicado y doloroso ahora mismo. Sus ojos eran muy reveladores después de todo, e incluso alguien no tan brillante como ella podía ver el dolor y la culpa brillando en ellos.
Simplemente dejó salir un suspiro una vez más, y la forzó a volver a la posición de antes. No lo admitiría nunca en voz alta, pero le gustaba abrazar, simplemente era demasiado orgulloso para admitirlo y estaba profundamente agradecido con Milim por su falta total de respeto por el espacio personal, y con Charlie por saber cuándo necesitaba un abrazo.
Creo que al final del día voy a tener que dar un salto de fe, pero no quiero hacerlo solo.
Delta no pudo evitar abrir los ojos ante esa declaración; ella sabía mejor que nadie que Naruto nunca actuaría de esa manera.
Era arrogante, era verdad, pero aun así ella nunca pensó que era perfecto. Era tonta, es verdad, pero a diferencia de sus compañeras, ella nunca pensó en él como todopoderoso. Él no habría formado el grupo si fuera así, después de todo, ¿por qué razón formaría un grupo excepcionalmente poderoso para hacer de su espada? A su entender, ciertamente bastante simple, él no era perfecto porque alguien perfecto no necesitaría ayuda, y ella estaba feliz de que no fuera perfecto porque si lo fuera ella no habría tenido las experiencias que tuvo a su lado.
Eh… ¿cuál era el punto que quería hacer ahora mismo? Oh, sí, su "salto de fe" y lo poco natural que era para su jefe hacer esto. Él realmente nunca lo haría. Para Naruto, dar un salto de fe era como decir que el día es la noche y la noche es el día, algo completamente impensable dada su personalidad calculadora.
Delta dará el salto junto a usted, jefe. su declaración aunque jamás lo admitiría en voz alta fue como un bálsamo para aliviar un dolor que no sabía que tenía.
Él realmente necesitaba escuchar eso ahora mismo, más de lo que nunca le admitiría a nadie, incluso si estaba seguro de que Delta no entendía del todo de lo que quería decir ahora mismo.
Aun así, simplemente permaneció en el abrazo, sin decir una sola palabra más.
Después de eso, simplemente regresó su mirada hacia el horizonte una vez más, la desolada Nueva Uruk. Su mirada melancólica lentamente pasó a una mirada determinada. Sabía que estaba siendo un tonto imprudente ahora mismo, pero cuando han salido bien sus planes… salían bien en simulacros, claro está, pero eso no contaba, era una simulación, las cosas claramente iban a salir bien.
Pero fuera de eso, no importaba qué tanto planearan, las cosas iban a salir completamente mal eventualmente, y aun así él haría esto, lideraría esto. No por su gente, Wendy tenía razón, ellos eran unos bastardos ingratos que no merecían que él siguiera luchando por ellos y su futuro, pero sí que lucharía por su hermana, sus hermosas sombras, sus amigos… los pocos que aún le quedaban. Por ellos y solo por ellos iba a seguir luchando, incluso si las otras sombras no lo ayudaban en esto, la sola idea de tener a Delta a su lado, eso era suficiente para él y [le] daría la fuerza suficiente como para al menos querer intentarlo.
Fin del capítulo.
