Cap 32: Una tregua y un final inesperado.

En un claro del bosque, los pájaros cantaban suavemente, y el viento hacía danzar las hojas de los árboles. Todo parecía tranquilo hasta que un crujido entre los arbustos rompió la armonía. Ramas se partían y el sonido se acercaba cada vez más, hasta que un enorme lobo de pelaje gris emergió de entre los árboles, corriendo a toda velocidad. Sobre su lomo iba Yuki, sujetándose con firmeza mientras reía con entusiasmo. En las poderosas mandíbulas del lobo, un hombre era sostenido suavemente, sin ser lastimado.

El hombre, jadeando, alzó las manos. "¡Me rindo!" Su tono era derrotado, pero no podía evitar sonreír.

Yuki soltó una carcajada mientras daba una ligera palmada en el costado del lobo. "¡Entonces solo queda Koji!"

En ese momento, como si respondiera al desafío, Koji apareció de repente desde un costado. Su figura se movía con rapidez, esquivando ramas y troncos con agilidad. Yuki señaló con energía.

"¡A por él, Fenrir!" ordenó al lobo gigante.

El lobo gruñó levemente antes de lanzarse tras Koji. Los árboles que antes formaban una barrera natural cedieron ante la fuerza del animal, cuyos pasos resonaban con estruendos al romper raíces y troncos. Koji se movía con destreza, escondiéndose detrás de los árboles y usando el entorno como defensa, pero el lobo era implacable, destruyendo cualquier obstáculo en su camino.

"¡Fenrir, rápido! ¡No lo dejes escapar!" animó Yuki, con la adrenalina reflejada en su rostro.

Koji se deslizaba y saltaba para evitar las mordidas del lobo, que pasaban peligrosamente cerca de él. Sin embargo, después de varios intentos, Koji perdió el equilibrio y cayó al suelo. Antes de que pudiera levantarse, el lobo ya estaba sobre él. Con un movimiento calculado, lo atrapó entre sus mandíbulas, igual que al hombre anterior, sin hacerle daño.

Koji suspiró, levantando las manos en señal de rendición. "Está bien, está bien. Me rindo. Este juego se acabó."

El lobo soltó un gruñido satisfecho y dejó a Koji en el suelo, mientras Yuki saltaba del lomo del animal con agilidad. Los otros hombres que habían sido atrapados previamente estaban sentados cerca, tomando un respiro tras la intensa persecución.

Yuki se acomodó junto a ellos, acariciando a Fenrir detrás de las orejas con una sonrisa. Sin embargo, su expresión se tornó melancólica de repente. "¿Cuándo podré ver a mamá? Hace días que no la veo."

Koji, que aún estaba limpiándose la tierra de la ropa, se detuvo un momento y miró a Yuki. Su expresión era seria, pero su voz calmada.

"Sabes que hasta que nos den la señal, no podemos acercarnos a ellos. Es demasiado peligroso."

Yuki hizo un puchero, inflando las mejillas mientras bajaba la mirada. "Pero quiero verla… Quiero decirle a todo el mundo que mamá es la más fuerte y amable de todas."

Koji se quedó en silencio por un momento, observándola. Luego, colocó una mano en la cabeza de Yuki, revolviéndole el cabello con una sonrisa ligera.

"Algún día, Yuki. Algún día podrás hacerlo. Pero por ahora, debemos esperar."

El lobo, como si entendiera la conversación, soltó un suave gemido y apoyó su enorme cabeza en el regazo de Yuki, quien le acarició distraídamente. Aunque no estaba completamente satisfecha con la respuesta de Koji, su determinación brillaba en sus ojos.

"Algún día…" murmuró Yuki para sí misma, mientras su mirada se dirigía hacia el horizonte, donde imaginaba a su madre.

En otro lado:

Barrios bajos de Japón:

En los oscuros y olvidados barrios bajos de Japón, un hombre encapuchado caminaba a través de estrechos callejones iluminados solo por débiles luces de neón y farolas parpadeantes. Se detuvo frente a una puerta de metal oxidada. La rejilla en la parte superior de la puerta se abrió con un chirrido, y unos ojos desconfiados lo observaron.

"¿Contraseña?" preguntó una voz grave desde dentro.

El hombre respondió en voz baja pero firme, pronunciando las palabras correctas. La puerta se abrió con rapidez, revelando una escalera descendente. Sin perder tiempo, comenzó a bajar, mientras el eco de sus pasos resonaba en el húmedo y oscuro pasillo.

Al llegar al fondo, un amplio cuarto subterráneo se extendía ante él. Estaba lleno de hombres, mujeres y niños en evidente estado de abandono. Los adultos lucían ropas desgastadas y semblantes cansados, mientras algunos niños dormían en el suelo, acurrucados bajo mantas raídas. El lugar olía a humedad, desesperanza, pero también a una especie de camaradería forjada por la supervivencia.

En cuanto el hombre cruzó el umbral, varios niños lo notaron y comenzaron a correr hacia él. "¡Onisan ha regresado!" gritó una pequeña voz, haciendo que la gente se levantara y se agolpara alrededor de él.

Con una sonrisa cálida, el hombre se quitó la capucha, revelando un rostro joven pero marcado por cicatrices y cansancio. "He vuelto, familia," dijo, dejando caer al suelo una mochila enorme.

Los niños lo rodearon, sus ojos brillando de emoción. "¡¿Qué trajiste esta vez?!" preguntó una niña con el cabello recogido en dos coletas desordenadas.

El hombre abrió la mochila, revelando alimentos, botellas de agua, ropa, y juguetes. "Les traje comida y cosas necesarias para todos," anunció, mientras empezaba a repartir los bienes. Los niños aplaudían y se abalanzaban con alegría hacia los juguetes, mientras las mujeres mayores lo miraban con lágrimas en los ojos, agradeciéndole profundamente.

"Gracias, muchacho," dijo una anciana, tomando una bolsa de arroz con manos temblorosas. "Sin ti, no sabríamos qué hacer."

Una niña mayor, que parecía tener unos 13 años, se acercó y tomó las manos del hombre con cuidado. Su expresión cambió al ver las heridas y cortes en sus dedos. "¿Qué te pasó, onisan?" preguntó con preocupación. "Tus manos están lastimadas."

El hombre dejó escapar una risa ligera, casi despreocupada. "Tuve un contratiempo," respondió. "Una chica me trajo problemas mientras regresaba aquí. Fue más dura de lo que esperaba." Su tono era relajado, casi burlón, como si no quisiera alarmarla.

"¿Pero la derrotaste, no?" insistió la niña, sus ojos brillando con admiración.

Los otros niños se unieron al coro, alabándolo. "¡Sí! ¡Onisan puede derrotar a un gigante con solo su fuerza!" "¡Somos fuertes porque tenemos la sangre del diablo en nuestras venas!" gritó otro niño con entusiasmo, haciendo eco del rumor que circulaba entre ellos.

El joven sonrió con suavidad y se inclinó un poco para hablarles con seriedad. "Sí, pero recuerden algo," dijo, capturando la atención de todos. "Nosotros no atacamos a gente inocente. Solo a aquellos que sean una amenaza para nosotros o nuestra familia."

Los niños asintieron vigorosamente, como si esas palabras fueran un juramento sagrado. "¡Sí! ¡Solo a los malos!" repitieron al unísono.

El hombre se estiró, dejando escapar un largo suspiro de cansancio. "Ahora necesito descansar. El viaje fue largo," dijo, levantándose y sacudiéndose el polvo de la ropa.

Una mujer mayor se le acercó con una sonrisa amable. "¿Por qué no comes algo antes de dormir? Has trabajado mucho."

El joven negó con la cabeza. "No es necesario. Comeré mañana. Por ahora, necesito dormir."

"Está bien, descansa, muchacho. Te lo mereces," dijo la mujer, acariciándole el hombro antes de dejarlo ir.

El hombre se dirigió hacia un rincón donde un pequeño colchón viejo lo esperaba. Se dejó caer pesadamente sobre él, cerrando los ojos casi de inmediato.

"Esa chica posiblemente…" Quedándose dormido por completo.

Al día siguiente:

Kagami caminaba por el sendero hacia el supermercado, rodeada de algunos compañeros de clase con los que no solía interactuar demasiado. Aunque era poco común verla en este tipo de situaciones, se sentía cómoda por el ambiente relajado y las charlas casuales. Mientras se acercaban a la entrada del supermercado, Kagami sintió de repente un leve tirón en la manga de su uniforme, lo suficientemente fuerte como para detenerla en seco.

Al girarse, sorprendida, vio a Minami sosteniendo su manga con una expresión tranquila pero determinada. "¿Minami?" preguntó Kagami con un ligero sobresalto en la voz. La sorpresa en sus ojos no pasó desapercibida.

Minami, con su tono característicamente calmado, soltó su manga y le sostuvo la mirada. "¿Podemos... tener una cita ahora?" preguntó, sus mejillas ligeramente sonrojadas, aunque su tono permaneció firme.

Kagami parpadeó rápidamente, procesando lo que acababa de escuchar. "¿Eh... una cita?" Su voz casi se quebró en incredulidad. Un leve sonrojo apareció en sus mejillas, y sus compañeros, al notar que Kagami no avanzaba con ellos, continuaron caminando sin detenerse. Kagami miró de reojo a los demás, como si buscara apoyo, pero todos ya estaban demasiado lejos.

Minami asintió una vez, sin perder la compostura, aunque sus dedos jugueteaban discretamente con el borde de su manga, delatando su nerviosismo. Kagami, sintiendo la presión del momento, respondió casi en un susurro: "S-Sí, supongo..."

El rostro de Minami permaneció sereno, pero sus ojos brillaron con una chispa de emoción al escuchar la respuesta. "Entendido," dijo con suavidad, como si su afirmación hubiera sido mucho más clara de lo que en realidad fue. Sin más palabras, comenzó a caminar junto a Kagami, dejando atrás el supermercado.

El ambiente era inusualmente tenso mientras ambas avanzaban lado a lado. Ninguna de las dos parecía saber qué decir, y el silencio se prolongaba hasta volverse casi incómodo. Kagami, sintiéndose cada vez más atrapada por la atmósfera, decidió romper el hielo.

"Entonces, Minami," comenzó, fingiendo un tono relajado, "¿a dónde se supone que vamos?" Miró a su acompañante, esperando que esa pregunta aliviara la tensión.

Minami giró la cabeza hacia ella con naturalidad, como si hubiera estado esperando la pregunta. "Al cine," respondió con su habitual calma. Su respuesta era directa y sin rodeos, pero su voz tenía un leve matiz de expectativa que Kagami captó al instante.

"¿Al cine?" repitió Kagami, llevándose una mano al mentón como si evaluara la idea. Sacó su teléfono y miró rápidamente la hora. "Bueno... creo que tengo tiempo. Está bien, vamos." Su tono era algo inseguro, pero había un toque de nerviosismo que no pudo evitar salir.

Minami asintió, satisfecha con la respuesta. "Perfecto," dijo simplemente, y ambas continuaron su camino hacia el cine.

Al llegar al cine, Kagami y Minami se detuvieron frente a las carteleras iluminadas, revisando las opciones de películas disponibles. Kagami, tratando de aliviar el nerviosismo que aún sentía, señaló una de las películas con entusiasmo. "¿Qué tal si vemos esta? Es de la guerra galácti..." Se detuvo al notar que Minami ya no estaba a su lado.

Parpadeando confundida, giró la cabeza y la vio en el área de la confitería, comprando palomitas y gaseosas. Kagami frunció el ceño ligeramente, murmurando para sí: "¿En qué momento se fue hasta allá?" Caminó rápidamente hacia Minami, aún tratando de procesar lo que ocurría.

"¿Por qué estás comprando todo esto si todavía no elegimos la película?" preguntó Kagami con curiosidad y un toque de reproche en su tono.

Minami, siempre calmada, giró su cabeza para mirarla y respondió con naturalidad: "Ya elegí la película."

Kagami parpadeó, sintiéndose un poco fuera de lugar. ¿Entonces mi opinión no cuenta? pensó, mirando a Minami mientras esta pagaba con tranquilidad. Aunque no dijo nada, internamente suspiró, resignándose a seguir el ritmo de su compañera.

Con las palomitas y las bebidas en mano, se dirigieron hacia la sala. Minami encabezaba el camino, guiando a Kagami con pasos decididos. Kagami, cargando las palomitas y las gaseosas, se ofreció a sostener todo mientras caminaban hacia sus asientos asignados.

Ya dentro de la sala, Minami encontró sus asientos sin problemas y dejó que Kagami acomodara las palomitas y las bebidas entre ambas. Una vez que todo estuvo en su lugar, Kagami finalmente preguntó, tratando de sonar casual: "Entonces, ¿qué película vamos a ver?"

Minami, que estaba mirando la pantalla, desvió ligeramente la mirada hacia Kagami y, tras unos segundos de pausa, respondió con un tono bajo y ligeramente nervioso, aunque su expresión apenas cambió: "Es una película de romance."

Kagami se sobresaltó, sus ojos abriéndose con sorpresa mientras procesaba la respuesta. "¿De romance, eh?" repitió en voz alta, intentando sonar tranquila, pero por dentro su mente gritaba: ¿¡Por qué eligió una película de romance!? ¡Esto es muy incómodo! ¡Ni siquiera le he dado una respuesta todavía!

Minami se acomodó en su asiento, como si no hubiera notado el evidente nerviosismo de Kagami, mientras esta última luchaba internamente con sus propios pensamientos. Esto es tan raro... y ahora que lo pienso, esto hace todo más complicado... ¿Por qué elegiste algo así, Minami?

Mientras Kagami se sumía en su propio caos interno, las luces de la sala comenzaron a atenuarse. La película empezó, y Kagami decidió distraerse con lo que sucedía en la pantalla, aunque no pudo evitar sentirse cada vez más consciente de la proximidad de Minami.

Minami, por su parte, permaneció serena, mirando la pantalla con su característico aire tranquilo. Sin embargo, un leve rubor apareció en sus mejillas cuando, sin darse cuenta, su mano se acercó levemente al apoyabrazos que compartía con Kagami.

La película avanzaba con escenas tranquilas y ligeras, hasta que Minami, sin decir palabra, colocó su mano sobre la de Kagami en el apoyabrazos compartido. Kagami al sentir el tacto suave y cálido, completamente sorprendida, apartó su mano rápidamente mientras soltaba un ruido extraño, algo entre un jadeo y un quejido ahogado.

Minami, impasible, pero con un leve tic en la mandíbula, chasqueó la lengua con frustración. ¿Por qué reaccionó así? pensó mientras se ajustaba en su asiento. Kagami, por su parte, gritaba en su mente: ¡Lo siento! ¡Perdón, perdón, perdón! ¡No fue intencional! Ambas evitaron mirarse por los siguientes minutos, enfocándose en la pantalla, pero el aire entre ellas se volvió denso, cargado de una tensión palpable.

De repente, la película mostró una escena explícita, con la pareja protagonista en una situación romántica particularmente apasionada. Kagami, con las mejillas completamente rojas, giró la cabeza por reflejo para ver a Minami y la encontró tapándose el rostro con ambas manos, dejando apenas un hueco entre sus dedos para seguir viendo. Kagami no pudo evitar reprimir una sonrisa nerviosa al verla así. ¿Así que también se pone nerviosa? pensó, sintiendo una extraña mezcla de alivio y empatía.

Cuando la escena terminó, ambas exhalaron un suspiro profundo al unísono, como si se hubieran librado de un peso. Kagami, tratando de aliviar la tensión, extendió la mano hacia las palomitas, pero justo en ese momento su mano chocó con la de Minami. "¡Ah, lo siento!" dijo Kagami rápidamente, retirando su mano.

Sin embargo, Minami, con una decisión inesperada, agarró la mano de Kagami. Kagami se quedó paralizada, su mente un completo caos. Minami entrelazó los dedos lentamente con los de Kagami, como si estuviera probando su reacción. Kagami cerró los ojos, respiró hondo y pensó: Está bien, puedo manejar esto... no es tan malo... solo es su mano, ¿verdad? Pero su rostro estaba ardiendo, y el contacto hacía que su corazón latiera con fuerza.

La película avanzaba, volviéndose cada vez más romántica y tierna. Las escenas de abrazos y besos inocentes en pantalla hacían que Kagami se sonrojara profundamente, mientras que Minami también parecía incómoda, con su rostro rojo y una mirada fija en la pantalla, como si evitar mirar a Kagami fuera lo único que la mantenía cuerda. Sin embargo, cuando una pequeña pelea con armas irrumpió en la trama, Kagami se sumergió tanto en la acción que no notó cómo Minami comenzó a entrelazar sus dedos aún más firmemente con los suyos. Por instinto, Kagami apretó la mano de Minami con más fuerza, lo que provocó que Minami mostrara una leve sonrisa, como si eso confirmara algo dentro de ella.

El clímax de la película llegó con un beso final entre los protagonistas, un beso sincero y lleno de emoción. Cuando los créditos comenzaron a rodar, Kagami suspiró y dijo, tratando de sonar casual: "Fue una buena película al final, ¿no es así, Minami?"

Cuando Kagami giró la cabeza para mirar a Minami, lo primero que sintió fue cómo las manos de esta se posaban en su rostro con delicadeza pero con firmeza, sosteniéndola para evitar que pudiera apartarse. Minami la observó con intensidad, sus ojos mostrando una mezcla de nervios y decisión, y en cuestión de segundos, sus labios se encontraron.

El beso comenzó lento, con Minami inclinándose suavemente hacia Kagami, dejando que sus labios rozaran los de ella antes de presionarlos con mayor firmeza. Fue un gesto calculado, lleno de intención, como si quisiera transmitir todo lo que tenia guardado en ese momento. Sin dejar de besarla, Minami deslizó una de sus manos hacia la nuca de Kagami, acariciándola suavemente para tranquilizarla y, al mismo tiempo, asegurarse de que no rompiera el contacto.

Con una ligera presión, Minami comenzó a empujar a Kagami hacia abajo, haciendo que ambas se inclinaran entre los asientos del cine. Minami se movió con cuidado, asegurándose de que Kagami estuviera cómoda mientras la rodeaba con su cuerpo, bloqueando cualquier mirada indiscreta. Su otra mano permaneció en el rostro de Kagami, su pulgar trazando un leve círculo en su mejilla, mientras sus labios se movían con creciente pasión.

Kagami, sorprendida y nerviosa, intentó apartarse, pero la suavidad del gesto y la firmeza de Minami la hicieron detenerse. Los movimientos de Minami se volvieron más intensos, sus labios explorando los de Kagami con mayor profundidad. En un momento, Kagami sintió cómo Minami inclinaba ligeramente su cabeza para cambiar el ángulo del beso, profundizándolo aún más. La calidez y la cercanía eran abrumadoras, tanto que Kagami empezó a golpear suavemente los hombros de Minami, no tanto como una protesta, sino más bien como un reflejo de su incapacidad para manejar la intensidad del momento.

Minami, notando los suaves golpes de Kagami, se detuvo por un instante, pero no para separarse. En lugar de eso, aprovechó para cambiar el ritmo, besándola con una ternura que contrastaba con la pasión inicial. Su respiración era audible, y su cuerpo se inclinó un poco más hacia Kagami, como si quisiera que ambos corazones estuvieran más cerca. Minami movió su mano desde la nuca de Kagami hacia su hombro, sosteniéndola con un leve apretón mientras continuaba besándola, como si quisiera decirle que todo estaba bien.

Finalmente, Minami se separó, dejando que sus labios se deslizaran lentamente de los de Kagami, prolongando el contacto lo máximo posible antes de romperlo. Ambas quedaron respirando agitadamente, sus rostros a centímetros de distancia, mientras un delgado puente de saliva conectaba sus bocas. Ambas se quedaron sin aliento, sus pechos subiendo y bajando rápidamente mientras intentaban recuperar la compostura. Minami, aunque jadeante, mantenía una expresión de sorpresa y culpa mezclada con el rastro de la intensidad del momento. Su rostro estaba sonrojado, pero no tanto como el de Kagami, cuyo rubor había alcanzado incluso sus orejas. Parecía literalmente enrojecida, como si todo su cuerpo hirviera de vergüenza, confusión y una pizca de algo que no quería admitir.

Minami apartó la mirada, mordiéndose el labio inferior antes de decir apresuradamente: "Lo siento... Tengo que irme". Sin esperar respuesta, se levantó y comenzó a caminar a paso rápido hacia la salida, esquivando a las pocas personas que aún estaban en el pasillo. Kagami, aún temblando, se quedó unos segundos en su asiento, procesando lo que acababa de ocurrir. Su corazón latía con fuerza, y apenas podía controlar el temblor en sus manos.

"¿Qué acaba de pasar? ¡¿Por qué hizo esto en un lugar como este?!", pensaba Kagami mientras se levantaba tambaleante. Pero una cosa estaba clara: no podía dejar que Minami se fuera así. Sacudiendo la cabeza para despejarse un poco, respiró hondo y salió tras ella.

Minami ya había avanzado bastante, pero Kagami logró distinguirla entre la pequeña multitud que se movía por el área del cine. "¡Minami!", llamó, pero esta no se detuvo. Kagami apretó los dientes, sus pasos volviéndose más decididos. "¡Minami, espera!", insistió, pero Minami solo aceleró el paso, claramente avergonzada y evitando cualquier confrontación.

Finalmente, Kagami logró alcanzarla justo cuando Minami giraba hacia un pasillo lateral poco transitado. Sin pensarlo dos veces, Kagami agarró su muñeca con firmeza, deteniéndola en seco. Minami giró la cabeza, sorprendida, y tartamudeó: "Ka-Kagami, yo...". Pero Kagami no le dio tiempo a continuar. La jaló hacia un rincón más apartado, asegurándose de que estuvieran lejos de las miradas curiosas. Quería respuestas, pero cuando estuvo frente a ella, las palabras se le quedaron atoradas en la garganta. Intentaba formular la pregunta que rondaba su mente: ¿Por qué me besaste?, pero cada vez que lo intentaba, solo sentía cómo el calor subía hasta sus mejillas, dejándola incapaz de articular una frase coherente. Incluso tratar de hablar era un desafío monumental.

Minami observó la expresión de Kagami, y al notar lo nerviosa y frustrada que estaba, soltó una pequeña risa. Su sonrisa era suave, pero sus ojos denotaban un rastro de vergüenza. Sujetó con delicadeza la mano de Kagami y, bajando la cabeza, murmuró: "Lo siento. Me dejé llevar por el momento".

Kagami, al ver la expresión de Minami, sintió una mezcla de emociones. Inspiró profundamente, reuniendo todo el valor que pudo, y finalmente habló: "Perdóname a mí. Te dije que esperaras, pero no sé por cuánto tiempo tendrás que hacerlo... Hay muchas cosas que debo solucionar, y esas cosas..." Kagami hizo una pausa, notando que sus palabras comenzaban a temblar.

Minami levantó la vista, con una expresión seria pero tranquila. "Lo sé", respondió, con honestidad en su voz. "Pero por eso quise ser un poco egoísta. Por eso te besé."

Las palabras de Minami hicieron que Kagami se quedara callada por un momento, como si estuviera procesando lo que acababa de escuchar. Finalmente, suspiró y dijo, un poco avergonzada: "Quizás tengas razón... Pero no tenías que besarme ahí, ¿no crees?" Su tono era una mezcla de reproche y vergüenza.

Minami no pudo evitar sonreír un poco y respondió con tono juguetón: "¿Entonces está bien que no te bese en lugares públicos? ¿Eso tratas de decir?"

Kagami casi gritó, con el rostro completamente rojo: "¡No me refería a eso! Y además, ¡no toquemos más el tema del beso!"

Minami, disfrutando de la reacción de Kagami, ladeó la cabeza y dijo con una sonrisa traviesa: "Está bien, pero con una condición".

Kagami levantó una ceja, sospechando que algo venía. "¿Qué condición?", preguntó, cautelosa.

"Que tú me beses ahora", declaró Minami con firmeza, su tono tan calmado como si estuviera hablando del clima.

"¡¿HA?!", exclamó Kagami, su rostro tornándose rojo como un tomate mientras la mirada de Minami permanecía fija en ella, claramente disfrutando del momento.

"Si no aceptas", continuó Minami, encogiéndose de hombros, "Te besare cuando menos te lo esperes".

El cerebro de Kagami parecía estar trabajando a mil por hora. Después de varios segundos de silencio, tragó saliva, su rostro aún más rojo si eso era posible, y murmuró: "T-te... t-te b-besaré, entonces".

"Adelante", dijo Minami, cerrando los ojos y esperando pacientemente, con una pequeña sonrisa en sus labios.

Kagami comenzó a sudar, sus nervios traicionándola mientras se acercaba lentamente al rostro de Minami. Cada movimiento parecía costarle un mundo, y justo cuando estaba a punto de cerrar la distancia entre ellas, sintió un fuerte impacto que la lanzó por los aires. Su cuerpo chocó contra unos botes de basura de metal con un estruendo que llamó la atención de los transeúntes, y finalmente cayó dentro de una fuente cercana.

"¡¿Qué fue eso?!", exclamaron algunos curiosos que se habían detenido a observar.

Kagami, aturdida, parpadeó un par de veces mientras el agua fría de la fuente empapaba su ropa. Al levantar la vista, vio a Misao frente a ella, con lágrimas en los ojos y un rostro lleno de enojo y angustia. "¡¿Qué estás haciendo, Kagami?!", gritó Misao, su voz entrecortada por el llanto.

Kagami, aún sin entender qué estaba pasando, murmuró confundida: "¿Misao...?"

Misao no dio tiempo a que Kagami reaccionara. En un movimiento rápido, la tomó del brazo y la sacó de la fuente con fuerza, haciéndola rodar por el suelo. Antes de que Kagami pudiera estabilizarse, Misao usó sus pies para impulsarla con un golpe directo al estómago, mandándola a volar por los aires.

Kagami reaccionó en el aire, girando para caer de pie. El impacto de su aterrizaje rajó el suelo bajo sus pies. Apenas tuvo tiempo de mirar a Misao antes de que esta cargara hacia ella con una velocidad impresionante. Las dos chocaron con fuerza, sus manos entrelazadas mientras ambas empujaban con todas sus fuerzas. Sus miradas se cruzaron, una llena de enojo y la otra de confusión.

"¡Misao! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás tan molesta?" Kagami logró preguntar en medio del forcejeo.

Misao apretó los dientes, sus ojos brillando con una mezcla de emociones intensas. "¿Quieres saber por qué, Kagami?" Su tono era agudo, cargado de frustración y tristeza. "Es porque... porque tú... tú siempre me has importado. Siempre he estado ahí para ti, a tu lado, esperando. ¡Y ahora veo cómo alguien más toma la iniciativa mientras yo solo me quedé mirando! ¡Es humillante! ¡Es molesto!" Misao exhaló profundamente, su voz temblando. "Yo también estoy enamorada de ti, Kagami... ¡y no esperaba que fuera Minami quien se atreviera primero!"

Kagami se quedó paralizada, sus ojos abiertos como platos. ¿Misao? ¿Enamorada de mí? La revelación la dejó sin palabras, pero antes de que pudiera responder, escuchó una voz conocida detrás de ella.

"Vaya, vaya... no esperaba que las cosas se pusieran tan intensas tan rápido."

Kagami giró rápidamente, encontrándose con Konata, quien observaba la escena con su típica sonrisa despreocupada. "Konata... ¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó Kagami, todavía tratando de procesar la situación.

Konata se encogió de hombros. "Bueno, supongo que vine a ver cómo se desarrollaban las cosas. Pero vaya, esto fue más emocionante de lo que esperaba."

Kagami frunció el ceño. "¡Esto no tiene sentido! ¿Por qué estás aquí? ¿Qué está pasando?"

Konata simplemente sonrió con aire misterioso. "No te preocupes por eso ahora, Kagamin. Todo se aclarará en su momento." Luego, tomó a Misao del brazo, quien protestó, intentando quedarse. "¡Espera, Konata! ¡Aún no he terminado de hablar con Kagami!"

"Lo harás, pero en otro momento", dijo Konata con calma mientras se la llevaba. Misao lanzó una última mirada a Kagami antes de desaparecer junto con Konata en la distancia.

Kagami se quedó quieta, el silencio cayendo a su alrededor mientras su mente se llenaba de pensamientos contradictorios. Esto... es demasiado. ¿Qué se supone que debo hacer ahora?

Antes de que pudiera procesar lo ocurrido, Minami apareció detrás de ella, con una expresión preocupada. "Kagami... ¿Qué fue todo eso? ¿Qué está pasando? ¿Por qué misao se te declaro ahora?"

Kagami giró lentamente hacia Minami, su rostro aún lleno de confusión. "No lo sé. Honestamente, ahora estoy más perdida que antes. Hay tantas cosas que no entiendo..."

Minami dio un paso adelante, extendiendo la mano como si quisiera consolarla. "Kagami... sobre lo del beso... yo—"

Kagami levantó una mano, interrumpiéndola. "Por favor, Minami. Ahora no. No puedo pensar en eso ahora mismo. Necesito... necesito estar sola un rato." Su tono era firme pero cansado.

Minami bajó la mirada, claramente herida, pero finalmente asintió. "Está bien. Pero... ¿y el beso? ¿Cuándo—?"

Kagami respiró hondo. "En otro momento, ¿de acuerdo? Ahora no."

Minami decide marcharse, dejando a kagami atrás con sus pensamientos, aún con una mezcla de emociones rondando en su mente. Mientras camina, ve a Misao y Konata esperando en una esquina cercana, como si estuvieran allí precisamente por ella.

"Minami, por aquí," dice Konata con su típica sonrisa despreocupada, mientras Misao la observa con los brazos cruzados y una expresión seria.

Minami las mira, sorprendida, pero finalmente se acerca. Konata le da una palmada en el hombro y comenta: "Vaya, no pensé que actuarías tan rápido. Tienes agallas, ¿eh?"

Misao no dice nada al principio, pero su mirada no puede ocultar un leve rastro de incomodidad. Finalmente, suspira y dice: "¿Y bien? ¿Qué pasó con Kagami?"

Minami evita sus ojos, insegura de cómo responder. Sin embargo, antes de que pueda decir algo, Konata interviene. "Vamos, ya habrá tiempo para hablar. Por ahora, mejor movámonos antes de que alguien más nos vea."

Mientras tanto, Kagami camina sin rumbo por las calles, su mente completamente desordenada. ¿Qué acaba de pasar? ¿Qué significó todo eso? Se lleva una mano al pecho, sintiendo cómo su corazón sigue latiendo con fuerza. Las palabras de Misao, el beso de Minami y entre otras cosas más. Esto es demasiado... necesito aclarar mis pensamientos.

Caminando sola, Kagami siente que el mundo a su alrededor parece distante, como si todo se hubiera ralentizado. Sus pasos la llevan hacia un parque tranquilo, donde se sienta en un banco, dejando escapar un suspiro profundo. ¿Por qué las cosas se complicaron tanto de repente? ¿Qué se supone que debo hacer ahora?

En otro extremo del lugar:

Minami, Misao y Konata se alejaron juntas hacia un lugar más privado, cada una cargando con emociones intensas tras el encuentro con Kagami. Una vez que llegaron a un parque poco transitado, Misao no pudo contenerse más y se giró hacia Minami con los puños apretados.

"¡¿Por qué besaste a Kagami?!" exclamó, su voz llena de frustración.

Minami, manteniendo la calma, respondió con firmeza: "Porque la amo."

Misao abrió los ojos de par en par, su expresión pasando rápidamente de incredulidad a indignación. "¿¡Qué?! Yo la amo más. ¡He pasado más tiempo con ella que cualquiera! ¡Hasta Ayano es cómplice de eso!"

Minami suspiró, como si hubiera esperado esa reacción. "Misao, en el pasado Kagami y yo ya habíamos salido. Pero por ciertas circunstancias, tuvimos que separarnos." Sus palabras eran claras, pero su tono denotaba una mezcla de tristeza y resignación.

Esas palabras golpearon a Misao como un balde de agua fría. Dio un paso atrás, tambaleándose antes de caer de rodillas al suelo. "No puede ser... Ella me ganó... Todo este tiempo pensé que... que yo tenía una oportunidad," murmuró, su voz temblorosa.

La tensión en el ambiente era palpable, y justo cuando parecía que la situación podría desbordarse, Konata intervino. "Bueno, ya que estamos tan metidas en este tema..." Dijo con su habitual tono despreocupado, aunque había un destello serio en su mirada. Se tocó el pecho dramáticamente y continuó: "A mí también me gusta Kagami."

Minami y Misao giraron la cabeza hacia Konata al unísono, sus expresiones mostrando una mezcla de sorpresa y confusión. "¡¿Tú también?!" exclamaron al mismo tiempo.

Konata asintió con una sonrisa ligera. "Claro que sí. ¿Quién no se enamoraría de ella? Pero bueno, no estoy aquí para competir... exactamente." Hizo una pausa, observando las reacciones de ambas chicas. "Tengo una propuesta interesante que, apuesto, no podrán rechazar."

Misao y Minami intercambiaron miradas, aún desconcertadas, pero la curiosidad pudo más que sus emociones encontradas. "Te escuchamos," dijeron, casi en sincronía.

Konata, con una chispa traviesa en los ojos, cruzó los brazos y les sonrió ampliamente. "Perfecto. Vamos a resolver esto de una forma... poco convencional."

Kagami permanecía sentada en un banco del parque, sumida en sus pensamientos, mientras el recuerdo de la declaración de misao y el beso con Minami la perseguía. Inconscientemente, llevó su mano a los labios, sintiendo un leve calor que la hizo sonrojarse. "¿Qué me pasa...?" murmuró, sacudiendo la cabeza en un intento de despejarse. Bajó la mirada al suelo, buscando algo que la distrajera, pero lo que captó su atención fue una pequeña gota roja que cayó frente a ella.

"¿Eh?" Kagami se tocó el cabello, notando que no solo estaba húmedo por el agua de la fuente, sino que también se sentía pegajoso. Al observar su mano, vio manchas de un rojo profundo. Su corazón dio un vuelco. Un leve dolor en la cabeza comenzó a hacerse presente, y al tocarse, sintió un corte no muy profundo. "Debe ser de cuando me golpeé contra la fuente..." pensó, sintiendo una mezcla de alarma y frustración.

Rápidamente, se levantó y caminó hacia un pequeño lavamanos público en el parque. Abrió el grifo y dejó que el agua corriera sobre su cabello, limpiando cualquier rastro de sangre. Aunque el corte era superficial, la sensación de tener algo fuera de lugar le incomodaba. Una vez que estuvo limpia, sacó un pañuelo de su bolsillo y lo usó para cubrirse la herida, presionándolo con cuidado.

Mientras presionaba el pañuelo, sintió la vibración de su celular en el bolsillo. Kagami lo sacó rápidamente y contestó. "¿Sí? ¿Diga?"

Del otro lado de la línea, una voz familiar resonó, haciéndola abrir los ojos con sorpresa. "Kagami, cuánto tiempo. ¿Cómo estás?"

"¡Minoru!" exclamó, sorprendida. "Hace mucho que no hablas conmigo. ¿Cómo va todo en el trabajo?"

Minoru rió suavemente. "Todo bien, ya sabes, ocupado con Lucky Channel. Pero no llamé para hablar de eso. Kagami, necesito que escuches esto con atención."

Kagami frunció el ceño, su tono cambiando a uno más serio. "¿Qué ocurre ahora?"

"Es un rumor, pero creo que hay algo de verdad en ello. Kagami... llama a toda tu gente. Algo grave podría pasar," dijo Minoru, con un tono de urgencia.

"Habla claro, Minoru. ¿Qué pasa?" Kagami preguntó, sentándose nuevamente, con el pañuelo en mano todavía en su cabeza.

"Hay información sobre un posible ataque. El enemigo que dice ser tu padre biológico mencionó que planea dirigirse a la central nuclear de Fukushima."

Kagami sintió un escalofrío recorrerle la espalda. "¿Qué demonios busca en ese lugar?" preguntó con un nudo en la garganta.

"Esa parte aún es desconocida. Pero si está dispuesto a moverse hacia un lugar tan delicado como ese, no puede ser nada bueno," respondió Minoru con seriedad.

Kagami respiró profundamente, asimilando la información. "Entendido. Gracias por avisarme, Minoru."

"No tienes que agradecerme. Es lo mínimo que puedo hacer desde aquí," respondió con una leve nota de resignación en su voz.

"Cuídate y suerte con tu trabajo en Lucky Channel," dijo Kagami antes de colgar.

Sin perder más tiempo, se levantó y salió del parque a paso rápido, amarrando el pañuelo en su cabeza con su cinta. "No puedo ignorar esto. Si es verdad, tenemos que detenerlo antes de que sea demasiado tarde."

Kagami corrió con determinación, buscando acortar tiempo. Al tomar un atajo, flexionó las piernas y, con fuerza, saltó hacia el techo de una casa cercana. Su figura se movía ágilmente, saltando de tejado en tejado. Finalmente, alcanzó su casa, deteniéndose frente a la puerta principal. Abrió rápidamente y entró.

En el interior, Ryoko y Kosuke estaban cenando tranquilamente en la mesa. Al verla entrar con tanta prisa, Ryoko levantó la vista.

"¿Por qué tardaste tanto?" preguntó Kosuke, sin dejar de comer.

Kagami, sin aliento, levantó la voz: "¡Es una emergencia!"

Tadao y Miki, quienes estaban en la sala, se incorporaron inmediatamente, alarmados. "Te escuchamos," dijo Tadao, con el ceño fruncido.

Kagami explicó rápidamente la situación, mencionando lo que Minoru le había dicho sobre la amenaza en Fukushima. Tadao golpeó la mesa con fuerza. "¡Ese idiota de mi hermano!" exclamó, claramente molesto.

Miki le puso una mano en el hombro para calmarlo. "Tranquilo, Tadao. Ahora no es momento para enojarse, sino para actuar," dijo con serenidad.

Kosuke, analizando la situación, comentó: "Si empezaron a moverse, ¿qué pueden querer en un lugar como ese? Eso es lo que más llama la atención."

Ryoko asintió. "Sí, pero no debemos esperar más. Kagami, ¿cuánto tiempo tenemos?"

Kagami se quedó en silencio unos segundos antes de murmurar para sí misma: "No le pregunté..."

Kosuke la miró incrédulo. "¿¡Cómo que lo olvidaste!? Era algo obvio que tenías que preguntar," le reprochó, levantando la voz.

"¡Lo siento!" respondió Kagami, claramente molesta consigo misma. "Estaba pensando en muchas cosas."

"¿Qué tipo de cosas?" insistió Kosuke, sospechando algo.

Kagami giró la mirada, evitando responder. "Nada importante," dijo apresuradamente.

Kosuke frunció el ceño, aún más irritado, pero antes de que pudiera responder, Miki intervino para calmar la situación. "No es momento para discutir. Ahora debemos concentrarnos en el problema."

En ese instante, el celular de Kagami volvió a sonar. Lo sacó rápidamente y contestó. Era Minoru otra vez. "¡Lo siento, Kagami! Olvidé mencionarlo antes, pero será mañana por la noche, cerca de las 7:30 pm," dijo, claramente nervioso.

Tadao se levantó abruptamente. "¿¡En tan poco tiempo?!" gritó, apretando los puños.

"Lo siento mucho," respondió Minoru. "Haré lo que pueda por salir de aquí..." Su voz sonaba apresurada y tensa. De repente, su tono cambió. "Lo siento, me buscan. Tengo que colgar," dijo rápidamente antes de cortar la llamada.

Kagami suspiró, cerrando los ojos por un momento. "No tenemos tiempo que perder," declaró, poniéndose de pie.

Kosuke asintió con resignación. "Avisaré a Koji y a los demás. Esto es más grande de lo que esperaba."

De repente, todos se tensaron al sentir una presencia cerca. Sin previo aviso, todos se sentaron rápidamente y comenzaron a conversar de manera casual, intentando disimular. La puerta se abrió lentamente, y quien apareció fue Tsukasa, quien entró medio dormida, con los ojos entrecerrados.

"¿Ya llegaste, Kagami?" murmuró Tsukasa, mientras caminaba hacia la cocina.

"Sí," respondió Kagami, tratando de sonar tranquila.

"Ya veo. Vine por un vaso de agua," comentó Tsukasa mientras llenaba un vaso y bebía con calma. Una vez que terminó, se dio media vuelta y se fue directamente a su habitación, todavía somnolienta.

Todos los presentes dejaron escapar un suspiro colectivo de alivio. "Por el momento, es la más normal de la familia," comentó Miki con una leve sonrisa.

Kagami no pudo evitar reír un poco. "Eso es cierto." Luego, recordó algo importante. "Por cierto, ¿y Matsuri e Inori?" preguntó, mirando a Ryoko.

"Siguen en la cabaña donde nos hospedamos antes," respondió Ryoko. "Parece que están entrenando."

"Ya veo," dijo Kagami, pensativa. "Tendré que avisarles sobre esto también."

Con eso, todos se dispersaron para realizar sus respectivas tareas, cada uno preparándose para lo que estaba por venir.

Cap 33: La última llama y decisiones.

Lamento la demora de este capítulo, en el siguiente capitulo posiblemente va ser mas largo que este, espero que esperen el siguiente capitulo ya que tengo algo preparado para el siguiente capitulo desde hace días ya, y posiblemente se lleven una gran sorpresa por lo que voy a escribir en el siguiente capitulo. Principio del formulario