Nota de la traductora: gracias phoenix1993 por tus comentarios! Y aquí veremos un poco de lo que le espera a Severus con esta Hermione.
Estaba en la definición del infierno de cualquier hombre en su sano juicio: una mujer lo arrastraba a comprar ropa, la cual él tenía que pagar, y para colmo, era la semana antes de Navidad y todo era un absoluto caos.
Entonces ¿por qué se estaba divirtiendo?
Al principio había tenido miedo de las miradas que les darían cuando los vieran juntos, el hombre mayor y feo con su joven y hermosa aprendiz, estaba anticipando el disgusto en los rostros de las personas cuando lo vieran como un viejo sucio y lascivo aprovechándose de la chica más joven.
Pero no hubo miradas de disgusto, de hecho, nadie les dedicó una segunda mirada. Incluso mientras ella pasaba su brazo por el de él y caminaba muy cerca. ¿Era porque ella parecía mayor de 19 años por la forma en que se vistió para su salida? Se veía tan sexy y sofisticada con pantalones, blusa y abrigo largo de invierno y la forma en que se comportaba con tal aplomo y gracia que estaba mucho más allá de la de sus compañeros.
O tal vez era la felicidad con la que ella sonreía, constantemente haciendo contacto visual con él mientras discutían numerosos temas a profundidad y a detalle, ella se reía de sus comentarios y se inclinaba hacia él y le sonreía con esa sonrisa luminosa que él no podía evitar devolver.
De hecho, las únicas miradas que parecía recibir eran... celosas... de unos cuantos hombres jóvenes, y de otros bastantes mayores, que lo miraban a él y a la joven sonriente de su brazo, y no podían ocultar sus celos. Y… casi creyó ver a un par de mujeres dándole miradas de celos a Hermione, pero tenía que estar equivocado.
Se encontró deseando que esta fuera una cita, que ella fuera su mujer, de su brazo, y no su aprendiz, ya que finalmente había admitido a sí mismo que disfrutaba inmensamente de su compañía.
Ella participaba tanto en la conversación, él nunca había conocido a nadie con quien pudiera tener discusiones tan intelectuales en igualdad de condiciones. Podían discutir cualquier cosa, pociones, aritmancia, política, teatro, historia... compartían tantos intereses y muchas aversiones, ya que a menudo se burlaban de las masas tontas, que prácticamente no pensaban en nada más que en quidditch.
Afortunadamente, no esperaba que él la ayudara en las tiendas de ropa en las que se habían aventurado, tanto muggles como mágicas; lo había dejado en el asiento asignado cerca de la entrada con los otros 'novios y esposos' mientras ella hacía las compras requeridas, simplemente entregándole la cuenta y las bolsas con una sonrisa.
Parecía que ella era extremadamente competente, o que otros hombres en general estaban exagerando sobre las inclinaciones de las mujeres a comprar, ya que incluso con rienda suelta tanto en su tarjeta bancaria muggle como en el acceso a su bóveda de Gringotts, ella no gastó una cantidad excesiva de tiempo ni de dinero como esperaba, nunca estuvo más de 40 minutos aproximadamente por tienda, y la mayor parte de eso podría explicarse por el ajetreo de los establecimientos.
Pasaron mucho tiempo en librerías, tanto muggles como mágicas, ya que ambos ampliaban sus vastas colecciones. Ella se había ofrecido a pagar por sus libros, afirmando que se sentía mal y que realmente no esperaba que él pagara todo hoy, pero él se había negado y le había asegurado que tener a Narcissa Malfoy como amiga significaba que esperaba que su factura fuera mucho mayor de lo que era hasta ahora, por lo que estaba más que feliz de comprarle los libros, y que si realmente le molestaba podía considerarlos como sus regalos de Navidad. Ella sonrió tímidamente y le dio las gracias y una vez más pasó su brazo por el de él.
Había descubierto que tenerla sonriente y feliz de su brazo era una de sus nuevas cosas favoritas en la vida, y no podía evitar inflar su pecho como un orgulloso pavo real cada vez que tenía a la joven bruja a su lado.
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Finalmente se habían detenido para descansar y comer algo en una pequeña cafetería en el lado muggle de Londres, y se sentaron a discutir algunos de los trabajos de pociones que tenían en progreso, habían colocado algunas barreras de privacidad a su alrededor para que ningún muggle pudiera escuchar lo que estaban discutiendo.
Como en la mayoría de los lugares, el interior estaba repleto de clientes y terminaron uno al lado del otro en una pequeña cabina, ya que todos los demás lugares estaban llenos. Le preocupaba que la chica no quisiera ser vista en público tan cerca de él, pero parecía bastante contenta de estar presionada contra su costado tan cerca como lo estaban cuando tomaban el té en sus habitaciones.
El camarero llegó con el café y los pasteles, y miró con una ceja arqueada la monstruosidad pegajosa en su plato, mientras le daba un mordisco a su panecillo.
"Granger, esa cosa no puede ser de ninguna manera agradable, ¿no es suficientemente malo que tengas que defender a todas las bestias incomprendidas, pero tienes también que ser la defensora de los pasteles indeseables?"
Ella se rió de eso y chocó su hombro con el de ella.
"¡Cállate! Además, los rollos de canela no son pasteles, y definitivamente no son indeseables" Ella sonrió mientras arrancaba un trozo y lo mordía.
Él hizo una mueca y miró el desastre pegajoso con disgusto "Según tú."
"¿Has probado uno?"
"No... y tampoco tengo ganas de hacerlo"
"Oh vamos Severus, vive un poco"
Para su sorpresa, ella arrancó otro trozo y se lo acercó a la boca.
Él arqueó una ceja, lo que sólo resultó en que ella le devolviera el gesto con una sonrisa.
"¿Qué es exactamente lo que quieres que haga con eso?"
Ella puso los ojos en blanco "Quiero que lo beses, esperaba que se convirtiera en un príncipe... cómelo, tonto"
Él le frunció el ceño "No"
"No seas tan bebé"
"Es pegajoso"
"Es frosting de queso crema, te encantará"
"Lo dudo"
"Severus, prueba el maldito panecillo antes de que te hechice"
Ella había acercado la pieza a su boca y él se reclinó en el asiento para evitarlo.
"Deja de acosar a mi persona, irritante lunática."
"Severus no voy a descansar hasta que lo pruebes"
Para su sorpresa, ella comenzó a reír y se presionó contra él hasta que estuvo medio apoyada en él e intentó empujar el trozo de panecillo hacia su boca.
"Bien...Es suficiente. "
Ella ahora estaba medio apoyada en su pecho y, aprovechando la oportunidad, le clavó los dedos en las costillas, lo que la hizo gritar fuerte y comenzar a reír mientras él le hacía cosquillas sin piedad durante unos momentos.
"¡NO! ¡SEVERUS!... ¡PARA! está bien, ¡jaja, tú ganas! No... ¡en serio, para, me voy a hacer pipí!"
Él la soltó con riéndose por lo bajo y dándole una sonrisa de medio lado, y ella lo miró fijamente mientras sonreía.
"Bastardo" dijo cariñosamente.
Él simplemente sonrió en respuesta, y antes de que pudiera cuestionar sus propias acciones, la agarró por la muñeca y llevó la mano a los labios mientras tomaba el trozo de pastel de sus dedos.
No supo si se imaginó su suave jadeo o la forma en que sus ojos se dilataron ligeramente.
Sonriendo, masticó el panecillo, y ante la pregunta planteada por su ceja arqueada, simplemente respondió con un:
"Aceptable"
Ella se rió a carcajadas y le arrojó la servilleta, y antes de que su nueva confianza lo abandonara, él le pasó el brazo por los hombros... los amigos hacían cosas como esa, ¿verdad?
Al final, no lo pensó demasiado, ya que ella no protestó por la acción y, en cambio, se inclinó hacia su lado mientras terminaba su café y su panecillo, y agarró un trozo de su panecillo en represalia mientras él se reía de sus payasadas.
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Según ella, lo único que le quedaba por comprar eran unos zapatos que combinaran con su atuendo, y había aprovechado para transfigurar discretamente sus pantalones en una falda justo debajo de la rodilla para poder ver mejor los zapatos que se probaba.
Fueron a unos almacenes muy grandes y concurridos, sin una zona de asientos designada para los hombres acompañantes, por así decirlo, así que fue con ella para que no se separaran entre las masas.
Tomó asiento en la pequeña área, sintiéndose terriblemente incómodo y observó cómo ella hablaba algo con un empleado y luego se sentó a su lado mientras el empleado se iba a buscar algunas cajas.
Le estaba tomando todas sus fuerzas no mirarle las piernas. Todavía le desconcertaba cómo una chica tan pequeña y delgada como ella parecía tener piernas tan largas y bien formadas. A menudo se había quedado mirando sus piernas cuando ella se ponía faldas para elaborar pociones los jueves, pero estar sentado a su lado significaba que las estaba mirando mucho más de cerca de lo habitual y no podía evitar fantasear con como se verían alrededor de su... ejem, bueno.
Ella estaba a punto de quitarse las botas, y él se preguntaba hasta dónde llegaban esas mallas transfiguradas... y si de hecho eran mallas o eran medias... y si eran medias, ¿estaba usando ligas también? Merlín misericordioso conjuró también un liguero?
De repente agradecido por la distracción, la miró a los ojos cuando se dio cuenta de que le estaba hablando.
"Me encantan estas botas, aunque debería haber usado zapatos planos, sabiendo cuánto caminaríamos hoy, pero rara vez tengo la oportunidad de vestirme bien... ahora me arrepiento, mis pies me están matando".
Ella se estaba frotando distraídamente el pie y antes de que él pudiera cuestionar sus acciones, agarró dicho pie y lo puso en su regazo, haciéndola girar efectivamente al mismo tiempo.
Ella había chillado sorprendida por sus acciones.
"¡Severus! ¿Qué estás...? oh Dios, no pares!"
Maldito infierno. Esa era para el banco masturbatorio. Escucharla decir eso, decir su nombre y rogarle que no se detuviera… definitivamente iba a ser algo que él… y lo único que había hecho era frotarle los pies.
"Severus eso se siente taaaaan bien... pero no tienes que hacerlo..."
Severus, eso se siente tan bien…Otra para recordar… Masajeando suavemente su pie, él le respondió mientras ella continuaba derritiéndose como mantequilla en sus manos.
"Tonterías... la única razón por la que estamos en este viaje de compras es para mi beneficio, para que asistas conmigo al banquete, por lo tanto, es mi culpa que te sientas tan incómoda, y haré lo que pueda para rectificar el problema".
Él masajeó particularmente fuerte ante eso y ella casi maulló mientras cerraba los ojos y hundía los dientes en el labio, con el brazo descansando sobre el suyo y él estaba más que agradecido por la cobertura excesiva que le brindaba su abrigo negro transfigurado, para que no causara un escena con su reacción física bastante obvia a sus respuestas.
"Wow... es de los que ya no hay"
El empleado le sonrió mientras le acercaba una caja.
Hermione le susurró mientras le sonreía al chico "Y es hetero."
El chico le dio una mirada
"Lástima"
Hermione se rió entre dientes y él luchó contra el sonrojo mientras soltaba su pie.
"Creo que estos son exactamente lo que estás buscando"
Abrió la caja para revelar un elegante par de zapatos de tacón negros con suelas rojas.
"Dios mío, son perfectos"
Se puso los zapatos y se paró frente a él.
"Severus ¿qué piensas?"
Él sólo pudo tragar saliva y asentir, mientras ella le sonreía encantada al empleado que fue a buscar la máquina de tarjetas.
Aunque los tacones no eran demasiado altos, enfatizaban sus torneadas piernas y también atrajeron su atención hacia su trasero.
Inmediatamente un término que Lucius le había dicho una vez le vino a la mente y ya no se fue. Eran zapatos de "Ven y follame", Severus se había burlado de Lucius cuando dijo eso, sin creer ni por un segundo que una prenda de vestir pudiera provocar tal respuesta, pero mientras estaba mirando a la mujer frente a él, sonriendo hermosamente... entendió perfectamente lo que quería decir.
Habían pagado por los zapatos y él arqueó una ceja ante el precio en la caja, ella una vez más argumentó en que él no tenía que pagar por sus zapatos de "diseñador", pero una vez más él insistió. Con toda honestidad, al crecer como el niño afectado por la pobreza que fue, le hacia sentir orgullo poder gastar una cantidad tan obscena de dinero en un regalo para una hermosa chica y no tener que preocuparse por el costo.
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Ya era bastante tarde cuando finalmente regresaron, lo que fue facilitado por la apertura nocturna de todas las tiendas en el período previo a Navidad.
Al aparecer de regreso a los terrenos del castillo, la había acompañado hasta su habitación privada en la torre de Gryffindor. Le habían ofrecido ser Premio Anual y lo rechazó por su aprendizaje, pero aun así le dieron un dormitorio privado en la torre, el cual aceptó con gratitud.
Él había insistido en llevarle las compras de regreso a sus habitaciones, ya que ella había admitido que estaba agotada por el día y que iba a tomar un baño y acostarse temprano.
Dejando las bolsas en su habitación, él regresó a la puerta y ella lo siguió.
"Gracias por hoy... la pasé muy bien"
Una vez más se sintió como el adolescente con granos mientras estaba torpemente parado en su puerta.
"De nada, tu compañía como siempre fue...aceptable"
Ella se rió de eso.
"Bastardo".
"Loca".
Se sonrieron el uno al otro, luego hubo una chispa de algo en sus ojos antes de que ella... oh, joder... se inclinara hacia adelante y lo besara en la mejilla.
Ella le sonrió tímidamente.
"Buenas noches Severus".
Luego cerró la puerta de su habitación.
Dejándolo desconcertado en el pasillo con la mano presionada en la mejilla.
Nota de la autora: Por favor comenten, ustedes son lo máximo.
Nota de la traductora: El capítulo de hoy pareció sacado de una comedia romántica para chicas y lo amé por eso. Aún así les recuerdo por enésima vez que no va a ser así siempre y que nuestra parejita va a pasar por momentos duros. Me gustó como Severus obviamente se siente muy atraído por ella, pero en el momento que le da un beso se pone todo nervioso. Hasta cierto punto creo que es normal, independientemente de su edad y de como fuera su vida privada hasta ahora, no creo que el pobre tuviera muchas oportunidades antes de tener una relación normal, con citas e idas por café y demás así que actúa (como él mismo lo dice) como un adolescente incomodo. Esperamos con ansias verlos juntos en la fiesta, pero me temo que eso tomará un poquito más de tiempo. Saludos!
