Vegeta había fracaso estrepitosamente en intentar alejar a Lord Beerus, pero algo le decía a Chichi que había hecho su mayor esfuerzo, y que probablemente se hubiera sometido a humillaciones a las cuales el llamado príncipe de los saiyans nunca habría sido capaz de asumir en cualquier otra circunstancia. Pero la pregunta seguía flotando en el aire.
— Sé lo que es un Super Saiyan, pero no tengo idea de lo que es un Super Saiyan dios. — Respondió Goku.
— ¿Por qué el interés? — Preguntó Chichi.
— Está predestinado que el Super Saiyan Dios será mi mayor rival. Y no es que haya muchos Saiyans entre los que escoger.
— Tu mayor rival… — Susurró Goku. — Eso significa que eres muy fuerte…
Chichi sabía por dónde iba a continuar la conversación, y sabía lo que Goku haría. Y respetaba a su marido, pero más respetaba la supervivencia del planeta y de sus hijos.
— Asumo entonces. — Interrumpió. — Que querrás enfrentarte al Saiyan más fuerte.
Beerus expresó una sonrisa que puso a Chichi los pelos de punta.
— Bueno, puede servir como un calentamiento antes de conocer al super saiyan dios. Y si me convence… quizá simplemente me quede por aquí un poco más.
Goku iba a hablar, pero Chichi le ordenó que se callase con un gesto.
— Gohan. ¿Puedes venir?
Gohan, que en ese momento estaba hablando con Videl, interrumpió la conversación. La humana emitió un quejido, pues parecía a punto de contarle algo muy importante a su marido. Pero pareció entender que era importante porque no puso pegas a la interrupción.
— Gohan, este es Lord Beerus, dios de la destrucción. — Le presentó. — Lord Beerus, este es mi hijo, Gohan… es el Saiyan más fuerte que hay sobre este planeta.
— ¿Habéis estado practicando sin mí? — Preguntó Goku, alzando una ceja. — Creía que ahora mismo yo era más fuerte que Gohan.
— Lo siento, cariño… pero estás equivocado. — Suspiró Chichi. — Gohan, necesito que luches contra Beerus y lo des todo, ¿Me has entendido?
— ¿Todo? — Gohan la miró, dubitativo. Chichi se acercó y le susurró.
— Escucha, Vegeta dice que si no le damos lo que quiere va a destrozar el planeta… Así que dale el espectáculo que está esperando… Prométemelo, ¿De acuerdo?
— De acuerdo, mamá. — Gohan se tensó. — Lord Beerus, estoy listo. Elevemos este combate a las alturas.
Gohan se elevó por los aires y se transformó directamente en Super Saiyan 2. No fue una contienda igualada. Por el contrario, Beerus llevaba una ventaja total en la cual ni siquiera se estaba molestando en hacer nada más que evitar los golpes.
— Chichi… Kakarot está por encima de ese nivel. — Gruñó Vegeta. — ¿Por qué le has pedido a tu hijo que luche?
— Espera. — Respondió Chichi.
En las alturas, Gohan estaba teniendo unas dificultades tremendas. Hizo un gesto para pedir tiempo muerto y Beerus, con una sonrisa, simplemente asintió.
— Ocultas algo, ¿Verdad? — Beerus sonrió. — Puedo sentirlo, no estás luchando al cien por cien. ¿Qué pretendes? ¿Acaso no me respetas? Porque le pondré fin a esto en el acto.
— No quería ofenderle, Lord Beerus… pero pensaba que no sería apropiado.
— ¿Apropiado? Explícate. — Preguntó Beerus, cruzándose de brazos.
— Usted dijo que quería enfrentarse al Saiyan más fuerte de todos. El poder que guardo no es un poder Saiyan.
— Comprendo. — Respondió Beerus — Respetuoso por tu parte. Pero en tu estado actual no estás siendo un desafío divertido. Muéstrame ese poder.
Gohan empezó a cargar ki. Su poder empezó a elevarse significativamente. En tierra, todos los que podían sentirlo, empezaron a estremecerse, todos salvo Chichi, que se mantuvo serena, con una sonrisa en los labios.
— Espera… — Goku abrió mucho los ojos. — Eso es…
Beerus observó en silencio como el aura dorada de Gohan cambiaba de color hasta tornarse de un vivo color blanco. Su pelo también lo hizo, elevándose aún más y volviéndose más largo. Sus ojos se tiñeron de rojo y su Ki alcanzó un nivel estratosférico que hizo que Beerus no pudiera evitar sonreír.
— ¿Qué clase de poder es este?
— Esta es la transformación de mi madre. — La voz de Gohan sonaba ronca, desafiante. — Lo llamamos la forma de bestia.
— ¿Los terrícolas son capaces de esto? Muéstrame lo que puedes hacer.
Gohan se lanzó al ataque y el cambio en su nivel de poder fue claramente visible. Beerus se vio forzado a involucrarse en la pelea, esquivando y golpeando a Gohan para reducirlo.
— Os dije que Gohan era más fuerte. No está limitado por vuestras formas de delincuente. — Chichi dejó escapar una risa de suficiencia.
Goku la miró. Chichi nunca había visto el combate como un motivo de honor. Era cierto que había aprovechado su éxito con Cell para convertirse en una mujer rica y famosa, pero era la primera vez que genuinamente veía algo de orgullo en ella simplemente por el poder que se estaba mostrando.
Estaba claro que, para ella, ver a su hijo empleando su propia transformación, convirtiéndose en el guerrero más formidable del planeta… Podía entenderlo a la perfección, porque él mismo lo había sentido cuando Gohan había enfrentado a Cell.
— Tu forma de bestia siempre ha sido más fuerte que el super Saiyan. — Reconoció Goku. — Confieso que me ha hecho sentir celos.
— No me extraña que Gohan sea tan fuerte usándola. — Razonó Vegeta. — Kakarot, vamos a tener que ponernos en serio si queremos estar a la altura.
— ¿Y qué hay de Lord Beerus? Parece fortísimo, yo también quiero enfrentarme a él.
— No tientes a la suerte, Kakarot. Tendremos suerte si no destruye el planeta. — Bufó Vegeta. — Ni pienses en desafiarlo sin razón.
Beerus y Gohan finalmente descendieron. El saiyan había hecho su mayor esfuerzo, pero el dios era obviamente superior, al menos en aquel momento. Sin embargo, había una sonrisa en sus labios.
— Eso ha sido impresionante para un mortal. Aún así, sigo interesado en el super Saiyan dios.
— Si me permite interrumpir, Lord Beerus… — Whis sonrió. — Quizá yo podría enseñar a los Saiyans el uso del ki divino. Quizá así alcancen el estado de Super Saiyan dios del que ha oído hablar.
— He esperado cuarenta años… puedo esperar un poco más. Si han logrado esto sin el poder del ki divino… quizá puedan presentar un verdadero desafío con él.
— Lord Beerus… ¿Podría venir mi mujer también? — Preguntó Goku, emocionado.
Beerus dirigió su mirada hacia Chichi.
— Supongo que si el poder que ha mostrado Gohan viene de ti… tú también debes ser extraordinaria… Lo permitiré…
— Bueno, si no interfiere con mis otras obligaciones… — Chichi miró a Goku. — Vamos a tener que sacarle partido a esa transmisión instantánea tuya.
Chichi estaba bastante contentar por los resultados. No sólo habían evitado la destrucción de la Tierra, si no que tenían un nuevo tutor en Whis que les enseñaría cómo llevar su poder aún más allá. Algo que Chichi necesitaba desesperadamente.
Porque, si bien estaba tremendamente orgullosa de que Gohan hubiera alcanzar su propia forma de bestia, algo que le había dejado claro es que la única razón por la que había estado a la altura de Goku o Vegeta era porque esa forma era absurdamente poderosa comparada con aquellas a las que ellos tenían acceso.
Sólo tenía una forma de llegar a su nivel y era descubrir nuevos poderes, nuevos talentos que le permitieran cubrir la brecha que hacía que su bajo poder inicial no fuera un problema. Incluso como Androide, podía ver que estaba por debajo de Goku y Vegeta en su estado base. Necesitaba llegar más lejos.
El Ki divino del que había hablado Whis parecía ser la clase. Ignoraba si con él podría mantener su nivel parejo al de Goku y Vegeta cuando estos tuvieran acceso a él, pero al menos estaba convencida de que sería más efectiva en combate y podría ser mejor protectora de su gente… Lo que era más importante que estar al nivel de su marido o Vegeta.
El entrenamiento de Whis era extenuante, muchísimo más que aquellos a los que estaban acostumbrados. Chichi no tardó en darse cuenta de que era absolutamente imposible darle un solo golpe al ángel. Pero era más que eso. Sentía que no estaba progresando, que no estaba consiguiendo nada. Sentía que no podía con todo lo que tenía encima.
Todo explotó durante el rodaje de su programa. Había sido el programa más destrozo de las más de diez temporadas que habían rodado. Chichi no estaba concentrada y se había notado. Había sido patosa y más de una vez el cuchillo había impactado con sus dedos. No es que fuese a hacerse daño, pero decididamente, no era un programa agradable de él. 18 se reunió con ella cuando terminó el rodaje, le puso la mano en el hombro y la miró a los ojos.
— Bueno… Siempre supe que esto tenía que terminar un día. — Dijo 18. — Chichi… ya va siendo hora de que dejes esto…
— Pero… la cocina es mi vida. — susurró Chichi. — Este programa…
— Este programa te ha hecho feliz durante más de una década y te has convertido en una de las chefs más experimentadas del mundo… — 18 suspiró. — Pero ya no te veo feliz cuando grabamos.
— No tengo tiempo para todo, 18. — Bajó la mirada. — Es… demasiado. Tengo que entrenar y cuidar de los niños… y los anuncios… y el programa.
— Apuesto a que ya ni siquiera duermes… — 18 se sentó con ella. — Que no necesites dormir físicamente no significa que no debas…
Chichi asintió lentamente y emitió un suspiro.
— Yo seguiré con el programa… — Le guiñó un ojo. — Tú tienes cosas mucho más importantes de las que ocuparte. Basta con que no abandones tu pasión por la cocina en casa, ¿Vale?
— Gracias, 18… sé que no te lo digo mucho, pero eres una gran amiga.
— Espanta pensar que el plan original era que intentara mataros. — Sonrió 18. — Si Trunks no llegaba a venir a avisar a Bulma, probablemente hubiese sido un enemigo en vuestro camino.
— Estoy convencida de que habríamos llegado a ti de alguna forma. Eres una buena persona, 18… Y tu hermano también.
— Ahora lo soy. Pero cuando Gero nos capturó éramos unos buenos para nada… ambos. — Se pasó el pelo tras la oreja. — Vosotros lo habéis hecho todo por mí… ya es hora de que yo devuelva algo.
— ¿Tengo que recordarte quién me ayudó a sacar a mi hijo de Majin Bu?
— Bueno, eso no cuenta… éramos la misma persona.
— Pero aceptaste fusionarte conmigo. — Le recordó Chichi. — Eres una heroína.
— Aceptaré humildemente tus halagos, Chichi. — Suspiró ella, sonriendo. — Anda, ve con tu familia, o a entrenar, o a lo que quieras hacer.
Mientras Chichi se dirigía a casa, pudo comprobar cómo el cielo se oscureció. Recordó que eso era lo que sucedía cuando alguien usaba las bolas de dragón y se estremeció. Aquello le produjo un terrible presentimiento.
Tragó saliva, negó con la cabeza, y se encaminó hacia su casa, donde la esperaba su familia. Si lo pensaba fríamente, podría dejar sus entrenamientos en lugar del programa, podría olvidarse de su esfuerzo como luchadora y volver a ser simplemente Chichi. Gohan, Goku y Vegeta tenían fuerza de sobra para sobreponerse a cualquier cosa… ellos no tenían límites que parecían estar empezando a aquejarla a ella.
Pero… no quería. La idea de volver a quedarse al margen… la horrorizaba. Es cierto que no volvería a ser un ama de casa aburrida en una montaña. Era famosa y millonaria… pero incluso con toda esa fama y ese dinero… sabía que se sentiría vacía si no estaba ayudando a proteger lo que más amaba.
Y sabía que Goku la amaba muchísimo más desde que había cambiado para ser una luchadora de nuevo… así que, aunque a veces pensaba en ello, sabía que no podía rendirse y ser sólo Chichi, y que, en el fondo, no era lo que quería.
Whis debió sentirlo porque la forma en la que Chichi estaba moviéndose al día siguiente era muy diferente. Seguía sin poder golpear al ángel, pero había una extraña calma en ella. Parecía que finalmente se había librado de sus cargas.
— Muy bien… ahora detente. — Whis le habló con calma. — Quiero que cierres los ojos.
Chichi obedeció y cerró los ojos. Se sentía extrañamente calmada, más incluso que antes de empezar a entrenar. Whis permaneció en silencio durante un par de segundos.
— Quiero que busques en tu interior… en tu misma alma… en tu esencia. En el origen mismo de tu poder… y me digas qué ves.
— Rabia… — Respondió Chichi, sin perder los nervios. — Mi poder siempre ha venido de la rabia.
— Quizá… pero eso no es lo que buscamos ahora. Hemos estado entrenando durante mucho tiempo… y puedo sentir que ya estás en el punto que necesito.
Goku y Vegeta observaban atónitos el encuentro. ¿Chichi les había adelantado? ¿Estaba realmente en un punto superior al suyo?
— Te pido por favor que te adentres un poco más. — Le pidió Whis. — He podido sentir cómo ha despertado en ti.
— Puedo sentir… una llama… un extraño calor… — Chichi enarcó una ceja.
— Sí, eso es. — Whis dejó escapar una risita. — Deja que te envuelta… que te queme.
Chichi tardó un par de segundos en entender lo que le estaban diciendo y cómo hacerlo. Pero, tras una larga respiración, un aura rojiza la envolvió. Su cabello se tiñó de un vivo pelirrojo y cuando abrió los ojos, estos también habían tomado este color.
— Tampoco puedo sentir su ki en esta transformación. — Reveló Goku.
— Pero… ¿Sientes la presión, Kakarot? — Le dijo Vegeta. — Justo como con Lord Beerus.
Chichi no había dicho nada, se había quedado observando su reflejo en las aguas de aquel planeta tan alejado de su casa. Había una extraña calma en aquella forma, tan distinta a la ira de su forma de bestia… De repente, todo el peso sobre sus hombros parecía haber desaparecido.
— Finalmente lo ha conseguido. — Whis dio una palmada. — Chichi ha sido la primera en alcanzar el ki divino.
— ¿Cómo te sientes? — Goku le puso la mano en el hombro.
— Creo que hacía tanto tiempo que no me sentía tan bien, cariño. — Admitió. — Siento que me he quitado un gran peso de encima…
Sonrió… aunque en su interior, sabía que aquello sólo era otro escalón más… otro obstáculo a superar. El uso del Ki divino era magnífico, pero sabía que Goku no se quedaría en ese paso cuando lo alcanzara. Y ella tampoco debía.
