Goku fue el primero en lanzarse a la arena de combate. Chichi le observó con completa tensión mientras medía sus fuerzas con Cell. El combate era intenso, pero la mujer sabía que su marido no le había mentido. Cell era visiblemente superior a él.
— ¿Por qué papá está conteniendo su fuerza? — Le preguntó Gohan.
— No lo está haciendo, cariño. — Suspiró ella. — Lo está dando todo.
— Pero...
— ¿Recuerdas lo que hablamos? — Le dijo, y él asintió.— Me gustaría que no tuvieras que enfrentarte a él... pero a este ritmo, me temo que no quedará otra.
— Cell apenas está usando una fracción de su poder. — Confirmó Piccolo. — ¿Tenéis un plan?
— El esbozo de uno. — Sonrió ella. — Escuchad, Gohan es la clave. Él es el más fuerte de todos nosotros... y debemos usar eso a nuestro favor.
— ¿El hijo de Kakarot es más fuerte que él? — Murmuró Vegeta. — No decís más que tonterías. Yo me ocuparé de Cell.
— Muy bien. — Chichi sonrió. — Si lo consigues Gohan y yo seremos los primeros en felicitarte.
— Por supuesto que lo conseguiré.
— Nuestro plan es debilitar a Cell todo lo posible antes de que Gohan combata con él. Si muere antes, sólo será para mejor.
Justo en ese momento, Goku se rendía y le daba paso al siguiente luchador... Piccolo. Por desgracia, no fue una batalla demasiado larga y no le hizo demasiada justicia al namekiano. Vegeta se preparaba para adelantarse, pero Chichi lo hizo primero.
— Encantador... — Célula mostró una sonrisa sádica. — Ahora podré devolverte el favor por la paliza que me diste. Si crees que los implantes de Bulma van a hacer que tengas una posibilidad contra mí, me temo que estás equivocada. Vamos, dejaré que combatas conmigo junto a los otros Androides, quizá eso te dé alguna oportunidad.
17 y 18 gruñeron de rabia, pero Chichi se mantuvo relajada y negó con la cabeza. Ella no tenía intención alguna de ganar. Adoptó su posición de combate y miró fijamente a Cell, que continuó sin moverse.
— Vaya... realmente crees que tienes una opción contra mí. — Sonrió. — Muy bien... intentaré rebajar mi poder lo bastante como para no matarte de un sólo golpe. Incluso te dejaré que me pegues una vez.
Chichi empezó a concentrarse. Cell no podía sentir Ki alguno en ella, por lo que sólo se basaba en especulaciones. No vio venir que Chichi se lanzara sobre él envuelta por completo en un aura rojiza y lo golpease con tanta fuerza que se estampó contra una de las columnas.
— ¿Eso es lo que creo que es? — Le preguntó Piccolo a Goku.
— Sí, es el Kaioken. — Goku sonrió. — Cuando Chichi me dijo que los androides se regeneraban rápido pensé que combinaría muy bien con la técnica.
— Supongo que puede usarla sin preocuparse de hacerse pedazos como cuando la usaste contra mí. — Vegeta sonrió. — Ah, buenos tiempos.
— ¿Cuándo casi me aplastas hasta matarme con tus propias manos?
— Sí... buenos tiempos. — Vegeta alargó la sonrisa.
— Y me decís que debería fiarme de él... — Murmuró Tien, asegurándose de que Vegeta no pudiera escucharlo.
Mientras tanto, en la arena de combate, Cell se había separado ya de la viga con una sonrisa. Chichi tenía la vista fija en él.
— Parece que estaba equivocado. Quien iba a pensar que tú podrías darme el entretenimiento que buscaba.
— Calla y pelea.
Cell se lanzó contra ella, y Chichi no dudó en volver a usar el Kaioken para contraatacar. Durante el año de entrenamiento, Goku y ella habían logrado que alcanzara la capacidad de usar el poder multiplicado veinte veces sin que su cuerpo se resintiera.
Sumado a sus aumentos cibernéticos y a todo un año de entrenamiento con un super Saiyan, Chichi estaba dando a Cell esa diversión que tanto parecía estar ansiando.
Lamentablemente, a pesar de los esfuerzos de Chichi, Cell no tardó en adaptarse. Si Goku no había sido capaz de llegar al nivel, Chichi tampoco. Aunque fue una pelea mucho más difícil de lo que Cell había previsto. Chichi se quedó plantada delante de él. La energía aparentemente infinita tenía problemas para recargarse mientras usaba el Kaioken.
Se quedó de pie, respirando con cierta dificultad, perdiendo su aura y sin apenas energías. Pero había agotado a Cell, era lo que había planeado y había salido bien.
— No debería haberme sorprendido que la mujer de Goku tenga tanto fuego en el cuerpo. — Cell sonrió. — Pero veo que ya no puedes dar más de ti. ¿Vas a seguir hasta morir?
— Me rindo. — Susurró, abandonando la arena. — Ni siquiera disfruto estas batallas como vosotros.
Chichi se sentó en el suelo, aun sintiéndose agotada, cuando 17 y 18 se adelantaron.
— Has estado impresionante. — La alagó 18.
— Seguimos nosotros. — Dijo 17, mirando hacia Cell. — No te importa si luchamos juntos, ¿Verdad?
— Así será más divertido... además... somos familia. — Cell alargó su sonrisa. — Os concedo la deferencia.
— Nosotros no somos familia... — Gruñó 17
— Jamás nos relacionaríamos con un monstruo como tú. — Exclamó 18, lanzando su primer golpe.
Ambos hermanos hicieron su mayor esfuerzo... pero era, sencillamente, imposible que se acercaran a la gran fuerza que Cell poseía. Los Androides que, supuestamente, iban a destruir el mundo en el futuro, palidecían ante el devastador poder de la creación suprema del Doctor Gero.
De nada servía su aparentemente infinita energía si no lograban herirle de ninguna forma. 18 masculló unos insultos muy desagradables cuando tomó algo de distancia.
— Está duro como el acero. — Bufó. — No creo que hayamos podido agotarlo un poco siquiera.
— Esto es en parte culpa nuestra. No podemos quedarnos sin hacer nada. — Exclamó 17. — Tenemos que coordinarnos... cómo ensayamos. Por separado no le haremos nada... pero juntos...
18 asintió. Ambos se lanzaron contra Cell, que los retuvo con sus brazos. Momento que ambos aprovecharon para sostener ambas extremidades y empezar a patearle en el estómago. Cell podía ser más fuerte, pero aquel movimiento de pinza lo tenía bloqueado. Los hermanos continuaron su asalto hasta que el monstruo lanzó una onda de energía a través de su cuerpo que los expulsó. Los gemelos, sin embargo, tenían una gran sonrisa en los labios.
— Nos rendimos. — Aclaró 18.
— Ya basta de juegos. — Bufó Vegeta. — Acabaré con esto ahora mismo.
Mientras comenzaba a andar, Vegeta se transformó y elevó su Ki. Aparentemente, había escuchado los consejos de Goku, porque su transformación mostraba un ki descomunal y su sonrisa confiada, en cierto sentido, estaba justificada.
— Escúchame bien, insecto. La última vez que nos encontramos me encontraste con la guardia baja. Pero esta vez... vas a pagar. Te vas a arrepentir de lo que le hiciste a mi Bulma. — Exclamó.
Vegeta no hizo concesiones, ni estaba dispuesto a jugar. Cualquiera que le viese enfrentarse a Cell, tenía claro que Vegeta quería acabar con su existencia.
Chichi, aún agotada, se encontraba sentada en el suelo junto a su marido, respirando con algo más de tranquilidad.
— Parece que ha escuchado tus consejos. — Comentó ella. — ¿Quién diría que podríamos entrar en esa cabeza?
— Deberías pedirle consejo a Bulma sobre eso. — Señaló Goku.
Acto seguido, ambos volvieron la vista hacia Cell. Goku se tensó. Al principio, daba la impresión de que Vegeta tenía ventaja... pero pronto Chichi se dio cuenta de lo que ocurría al igual que con Goku. Cell estaba jugando con él. El plan estaba funcionando, Cell se estaba desgastando. Pero cuando se aburrió de Jugar con Vegeta y elevó el nivel, Chichi empezó a temer que no fuera suficiente.
La batalla cambió de tercio rápidamente. Vegeta se vio rápidamente superado por el bioandroide, que empezó a castigarlo sin piedad.
— Parece que finalmente está revelando la verdadera extensión de su poder. — Gruñó Goku. — Chichi... lo siento, pero...
— Lo sé.
Chichi, aún adolorida, se puso en pie y se acercó a su hijo. Le puso las manos en los hombros y le miró con una expresión de total resignación.
— Gohan... ¿Estás preparado?
Chichi no le estaba preguntando sólo si estaba preparado para la batalla. Aquella había sido una pregunta muchísimo más profunda. Ambos odiaban combatir, ambos se veían arrastrados a hacerlo por proteger a quien querían. Estaba claro que no había nadie en el planeta que entendiese a Gohan como su madre.
— Sí, mamá. Estoy listo. — Gohan asintió, emitiendo un suspiro.
Gohan sabía bien que lo último que su madre querría era arrojarlo a enfrentarse a ese monstruo terrible. Pero ambos sabían que sólo él tenía alguna oportunidad con Cell. Cuando Vegeta, tan aplastado como su orgullo, abandonó la arena de combate, supieron que no había más opción.
— Estaré aquí si me necesitas. — Susurró Chichi, cuando observó su hijo adelantarse a la arena de combate.
Gohan estaba terriblemente serio cuando empezó a combatir. Cell vio en seguida que debía ponerse a su altura usando todo su poder, y eso hizo que se emocionara en el acto.
— Ahora entiendo por qué Goku ha decidido rendirse… Tú eres su arma secreta… Vamos a divertirnos mucho…
— Esto no es divertido… — Suspiró Gohan. — Estoy aquí porque tengo que hacerlo.
La batalla estaba muy ajustada. Gohan estaba llevando a Cell finalmente al límite. Sin embargo, el Bioandroide estaba empezando a frustrarse por un motivo distinto.
— Estás guardándote poder. — Exclamó. — Todos aquí pueden sentirlo. ¡No me faltes al respeto!
— No se trata de respeto. — Gohan se cuadró. — Se trata de que no siento ningún placer, no tengo ninguna razón para desear matarte. Ni siquiera quiero matar a alguien como tú… Preferiría que te retirases y abandonases el camino del mal.
— Sigo sin entenderlo. ¿Qué sería necesario para ver ese poder que te guardas? Si pudiera verlo… si pudiera sentir ese poder… quizá me plantease acceder a tu petición.
— Desde que soy un niño existe un poder latente dentro de mí, una fuerza peligrosa que nace de lo más profundo de mi interior… y que sólo florece cuando siento rabia.
— ¿Algo aparte del Super Saiyan?
— No parece tener que ver con eso. — Dijo, seguro de sus palabras.
— Lástima, me habría gustado poder experimentar ese poder en mí mismo. Pero si no tiene que ver con tu herencia Saiyan, temo que no será posible. — Cell alargó una cruel sonrisa. — Eso era todo lo que necesitaba saber, Gohan.
No pudo evitarlo. Ni siquiera pudo verlo a tiempo. Cell movió la mano y un rayo de energía emanó de su dedo. Gohan giró la cabeza y sus ojos se abrieron como platos al ver a su madre tirada en el suelo, luchando por respirar.
Chichi no se movía. Y Gohan sintió una rabia que no había sentido en toda su vida. Había visto muchas cosas horribles, había sufrido pérdidas, pero algo primitivo despertó cuando vio a su madre tendida en el suelo. Un grito de la más pura rabia surgió de sus entrañas cuando sintió como algo dentro de él se rompía para siempre.
Goku tuvo un momento para darle una Senzu a Chichi antes de sentir la enorme explosión de poder que envolvió a su hijo. Chichi se estaba incorporando cuando sintió que su escáner, sencillamente, parecía rendirse ante el descomunal poder de Gohan.
— Ese es el poder del que hablabas... — Susurró, mirando a su Marido.
La nueva transformación de Gohan dio un giro total a los acontecimientos. La batalla se convirtió en una masacre unilateral. Cell, sencillamente, era incapaz de competir. Cada golpe de Gohan era terriblemente doloroso, e imposible de esquivar.
La rabia parecía haberlo cegado y no estaba simplemente golpeándolo. Lo estaba torturando. Cell conoció el terror en ese instante... y el verdadero significado de la palabra dolor. Gohan le sacó la cola de nuevo sólo para poder usarla como asidero y golpearlo contra el suelo una y otra vez en un gesto sádico.
— ¡Gohan, acaba con él! — Exclamó Goku.
— No sabemos si tiene algún otro truco en la manga. — Chichi le miró. — No hagas más concesiones.
— Después de lo que te hizo... — Gohan se estaba esforzando por tratar de mantener el control, sin éxito. — Merece sufrir... merece sufrir por todo el daño que ha causado.
— Gohan... tú no eres así... — Susurró ella. — Tú no eres un sádico... Acaba con esto.
Gohan pestañeó rápidamente, como si hubiera salido de un trance. Asintió lentamente y arrojó a Cell por los aires, mientras giraba sin control, Gohan colocó las manos sobre su frente y lanzó rápidamente un masenko que le dio de lleno.
El muchacho respiraba con dificultad en aquel momento. Su transformación se desvaneció y empezó a respirar con dificultad. Goku iba a acercarse, pero Chichi se le adelantó y rodeó a su hijo con los brazos.
— Estoy tan orgullosa de ti, cariño... lo has hecho tan bien... — Susurraba, dándole besos en las mejillas. — Goku, deprisa, dame una Senzu.
— Me temo que no quedan, te di la última.
— Debiste guardarla para Gohan. — Bufó Chichi.
— Cariño, casi te mueres. — Le recordó Goku.
— Soy un Androide, habría estado bien. — Gruñó, aunque la protesta no tenía verdadera fuerza, no hablaba en serio. — Estamos seguros de que Cell ha muerto esta vez, ¿Verdad?
Goku se tensó, pero sólo fue el primero en hacerlo. Todos empezaron a sentirlo. Y luego lo vieron. Cell, completamente reformado y con una sonrisa cruel en los labios.
— Admito que me asusté por un segundo... pero esta vez, se acabó. Esta vez... vais a morir... se acabaron los juegos.
Cuando Cell volvió a cargar Ki... pudieron sentir una presencia descomunal, que dejaba en ridículo a la fuerza anterior que tenía... que quedaba al mismo nivel que habían visto a Gohan momentos antes... pero esta vez, el propio Gohan estaba agotado, y con él, las esperanzas de victoria.
