Muchas gracias al Usuario de Tiktok: emarie_hufflepuff quien me esta ayudando actualmente con las correciones de esta historia en este capitulo.
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Capítulo 9: Otra misión, los vínculos en realidad no funcionan como quería.
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Draco se encuentra en un extraño lugar, es como una especie de claro, pero cuando intenta salir de este, es como si hubiera una pared invisible que le impidiera salir. La idea de tener esta clase de sueños le hizo vomitar, Percy había dicho que esos siempre eran recurrentes cuando estaban en el campamento mestizo.
Pero no había sido para Draco.
Joder.
De regreso al centro del claro, rodeado por extraños árboles simples y un con un pequeño pasto, solamente había dos cosas.
Hilos.
Iban hacía el cielo y se conectaban en la tierra, pero por más que miraba hacia arriba no había un cielo real al cual ver, porque no estaban las nubes y aunque todo era claro, tampoco pudo ver el sol. Dejando de lado eso, miró ambos hilos con curiosidad.
Uno de color azul y otro de color púrpura. El primero azulado, era bastante grueso y resistente, mientras que el púrpura, apenas si se detectaba.
—¿Qué rayos es este lugar? —musitó a nadie en realidad, sin saber si era buena idea tocar alguno de los hilos.
Además.
¿Por qué estaba dormido?
No recordaba irse a la cama.
Justo cuando pensó eso, fue como si algo lo absorbiera desde adentro, similar a cuando usaba un traslador y cayó hacia el vacío.
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Chilla mientras cae al suelo, golpea de espalda y todo su cuerpo estalla de dolor. Will es quien corre a él, hay muchos regaños, aunque se encuentra algo adormilado cuando es puesto de nuevo sobre la camilla. Algo sobre la competencia de coches, pájaros, ruido, Annabeth y Percy en caos cuando no pudieron ir por él al suelo de inmediato por el inminente ataque. Luego algo de haber castigado a Annabeth, Percy y Tyson; si no castigaron a Draco por algo estúpido (como si su forma de conducir en realidad hubiera molestado a esos pájaros del mal), fue porque la caída había sido…mala.
Lo suficiente para que Will tuviera la idea de condenarlo a la enfermería por al menos una semana.
Su cuerpo dolía.
—Estábamos preocupados —dijo Will con un rostro decaído, cuando Draco palmeó la cabeza del chico asegurando que estaba bien y que todo era gracias a él.
Bueno.
El rostro de Will se volvió brillante, Draco sonrió a pesar del dolor.
Will era agradable, ojalá fuera su hermano.
¿Eso significa tener de padre a Apolo?
No, que asco.
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Percy y Annabeth llegaron después del almuerzo en su tercer día atrapado (aparentemente Tántalo había prohibido su visita por algún motivo, fue rápida la forma en que a Draco le llegó a desagradar al tipo cuando ni habían hablado personalmente). Draco había estado con Will y este estiraba sus piernas preocupado; la caída había sido mala, como excesivamente mala. Draco no recuerda nada debido a lo que sea que hubiera visto, pero el dolor de su cuerpo le da a entender que entiende de qué hablan, solo había una cantidad de ambrosía que podía consumir y para que esta no le hubiera sanado completamente; bueno, un muggle probablemente hubiera quedado paralítico. Will no parece feliz de ver a Percy y Annabeth, pero tampoco había parecido feliz cuando Lavender pasó esa mañana casi llorando porque estaba herido.
Fueron lágrimas sinceras.
No pensaba que fueran amigos en realidad, pero ahora al ver a la chica llorar por él, le quedó la duda de si en algún momento (cercano) terminaría siendo amigo de la chica.
Irónico.
En su primer año hubiera golpeado a alguien con algún hechizo (de los imperdonables si pudiera), antes que lo convencieran que terminaría siendo amigo de Lavender Brown.
Percy y Annabeth ahora parecen haber pasado cualquier discordia entre ellos por tener un enemigo en común.
Tántalo.
No es que sea un gran hombre, Draco recuerda las historias de su madre sobre el semidiós, hijo de Zeus que había cometido canibalismo.
—¿El mar de los monstruos? —cuestionó Draco, impresionado, mientras Annabeth suspira y Percy se ve claramente molesto.
¿Cuántas cosas han pasado en tres días?
Ignorando que pasó dormido totalmente los primeros dos, fue una sorpresa desagradable cuando Will admitió su sueño y estaba seguro que su madre estaría preocupada si no se reportaba pronto con ella; Sally también estaba acostumbrada a una llamada diaria de Draco.
¿Qué puede decir?
Ambas madres lo aman.
Es tan difícil ser el hijo perfecto de ambas.
—Tenemos que ir por Grover—dice Percy con certeza.
—El Vellocino de Oro podría ayudar con el árbol de Thalia —dijo Annabeth, pareciendo obligada a decirlo por la mirada de Percy.
Bueno eso podría ser verdad, las viejas brujas que los llevaron aquí al campamento en un taxi de la muerte hablaron de ello, también a él le explicaron hace tres mil años cómo encontrar el Vellocino de Oro a Jasón y los Argonautas.
Una de sus historias favoritas.
Ahora no parece tan fascinante ante la idea de Percy y Annabeth en medio de esto.
Polifemo.
Ese sería el principal problema.
Sí.
Las historias no parecen tan interesantes cuando se pueden vivir en primera mano.
—Sería peligroso, deben llevar muchas cosas —habló Draco, algo preocupado por sus amigos. No le gustaba la idea que estén en peligro mortal.
Supo que algo estaba mal, por la mirada confundida de Annabeth y Percy.
¿Qué?
—¿De qué hablas Draco? Tú vienes con nosotros —dijo Percy, como si fuera la verdad absoluta y Annabeth asiente de forma decidida.
Draco ha aprendido una expresión muggle que representa muy bien este momento: «Me cago en la puta».
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Draco aplaudió emocionado cuando esa noche (luego de suplicar a Will que le dejara ir a la fogata con todos), Clarisse es señalada por Tántalo para iniciar una búsqueda, ganando una mala mirada de parte de Percy y Annabeth. No se dejó amedrentar por ambos, no quiere salir con ellos de misión de nuevo.
¿Escucharon la parte de otra vez?
Sí, ya tuvo una misión suicida en su vida, el verano pasado, no ocupa otra más.
Tántalo tal vez no era tan malo si le impide ir a una misión suicida, otra vez.
Al menos si de alguna forma eso significaba que este verano no tendría una búsqueda.
—No hay nada que podamos hacer chicos, es el destino —había dicho Draco con pesar, ignorando las miradas de mala muerte de sus amigos y tomando asiento al lado de Lavender después de eso.
La chica se sentó cerca de él, verificando que no estuviera herido nuevamente, aunque Draco se sintió mejor luego de la magia del hijo de Apolo que tiene Will. Mientras cantaba alguna canción al lado de la chica, que parecía divertida por ellas, se sintió normal por un momento.
Tal vez este verano no sería malo.
Los dioses del olimpo parecían menos molestos esa noche.
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Entonces… ¿Por qué?
¿Por qué terminó así?
No debió haber escuchado a Tyson, quien se había colado en la cabaña de Hermes y lo había sacado sin que nadie se diera cuenta en medio de la noche. Para ser un cíclope y para que la mayoría de campistas de la cabaña de los ladrones no se dieran cuenta, casi podría jurar que estuvieron bajo el hechizo de alguien poderoso para que no escucharan a semejante cíclope haciendo caos hasta que lo encontró. Hablando sobre no encontrar a Percy en la cabaña, Annabeth los atrapó porque había querido salir porque juró escuchar que alguien gritaba sobre un ataque, luego todo fue un caos.
Era su primera noche fuera de la enfermería.
Pero antes de saberlo estaba en medio del mar, dentro de una misión, cuando claramente no se les fue encomendada.
—¿Por qué esto me pasa a mí? —se quejó Draco en voz alta. Desde el hipocampo que compartía con Percy; pensó que no haber 4 hipocampos sería una forma de indicarle que no era necesario en esta misión.
Hasta que llegaron las arpías.
Sí.
Draco prefirió acompañarlos, incluso cuando Percy comentó sobre la intervención de Hermes cuando estaba meditando en la playa ("¿Meditando con Coca-cola?" "Cállate Draco"), parecía de alguna forma un poco sospechosa.
Bueno.
Ya estaba aquí.
Montar un hipocampo era incluso más fácil que montar un pegaso para Percy, al contrario de Draco, que no dejaba de sentirse con continuos mareos. Notando que hasta ahora nunca había pasado demasiado tiempo en el mar; tampoco le gustaba ver mucho a las ventanas en la sala común Slytherin porque se sintió claustrofóbico por algún motivo. Corrían con el viento de cara, sorteando las olas con tal suavidad que casi no era necesario agarrarse; eso dijo Percy, Draco quiso aferrarse a su amigo con temor.
Will lo mataría cuando no llegara al día siguiente para su chequeo diario.
Lavender lo mataría cuando no fuera a clases de escultura con ella.
Silenia lo mataría por faltar a otra clase de equitación.
Aurora lo mataría por usar un hipocampo en lugar del hermoso pegaso que se había hecho su amigo.
A medida que se acercaban al crucero que le señaló Hermes a Percy, se fue dando cuenta de lo enorme que era. Sentía como si estuviese mirando un rascacielos de Manhattan desde abajo; el casco, de un blanco impecable, tenía al menos diez pisos de altura y estaba rematado con una docena de cubiertas a distintos niveles, cada una de ellas con sus miradores y sus ojos de buey profusamente iluminados. El nombre del barco estaba pintado junto a la proa con unas letras negras iluminadas por un foco. Les llevó unos cuantos segundos descifrarlo sin sus gafas: Princesa Andrómeda.
Adosado a la proa, un enorme mascarón de tres pisos de alto: una figura de una mujer con la túnica blanca de los antiguos griegos, esculpida de tal modo que parecía encadenada al barco. Era joven y hermosa, con el pelo negro y largo, pero tenía una expresión aterrorizada. Cómo se le podía ocurrir a nadie poner a una princesa chillando de pánico en la proa de un crucero de vacaciones. No le cabía en la cabeza.
Recordó el mito de Andrómeda y cómo había sido encadenada a una roca por sus propios padres para ofrecerla en sacrificio a un monstruo marino.
El caso es que el tocayo de su amigo, Perseo, la salvó justo a tiempo y volvió de piedra a aquel monstruo marino usando la cabeza de la Medusa.
El Perseo original era uno de los pocos héroes de la mitología griega que tenía un final feliz. Los demás morían traicionados, destrozados, mutilados, envenenados o malditos por los dioses.
Duda que Percy tenga buena suerte como ese.
Hasta ahora su historial no era optimista.
—¿Cómo vamos a subir a bordo? —gritó Annabeth para hacerse oír entre el fragor de las olas.
Pero no hubo de qué preocuparse. Los hipocampos parecían saber lo que queríamos; se deslizaron hacia el lado de estribor del barco, cruzando sin dificultad su enorme estela, y se detuvieron junto a una escala de mano suspendida de la borda.
—Es mucho pedir que esto no termine con alguno de nosotros escapando —musitó Draco por bajo, siendo ignorado por sus amigos.
Bien.
Solo tenían que entrar sin que nadie se diera cuenta, antes de encontrar lo que necesitaran del extraño barco.
Hermes los guió ahí.
No debía ser difícil.
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Durmieron poco.
El barco parecía embrujado.
Percy siguió teniendo sueños raros.
Se encontraron con Luke que parecía querer asesinarlos y aceptó ser quien había envenenado el árbol de Thalia, lo cual aumentó el odio de Draco por el adolescente, que ya era bastante y poco sano, mientras que Percy y Annabeth (particularmente adolorida porque Thalia había sido amiga de Luke y ella) parecían pateados por un perro al reencontrarse con él.
Sí.
Draco odiaba demasiado a Luke en este momento.
Tuvieron que escapar en un bote salvavidas y un poco de magia de los olimpos.
Draco sabía que eso no iba a salir bien.
Quirón intentó asegurar por el mensaje Iris que ayudaría.
No se puede hacer nada.
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Fue un silencio incómodo.
Muy incómodo.
Durante unos minutos nadie dijo nada, probablemente debido a la emoción de salir y decir: «Estamos vivos», pero como ha descubierto estar con vida, tiene sus propias consecuencias. Miró de reojo a Percy que parecía estar mirando el océano pensativo. Annabeth, por otro lado, parecía un poco inquieta por el continuo movimiento de sus manos y Tyson…Tyson es Tyson. El cíclope debe ser solo un bebé en años humanos, pero el chico parece que, aunque a veces no tiene sentido de la realidad, en este momento se ha mantenido en silencio, como si supiera que algo malo pasó.
Nadie quiere hablar de eso.
Draco levantó la mirada recordando ese primer año en Hogwarts, todo había sido ínfimamente más fácil.
¿Qué le había preocupado entonces?
Probablemente la cantidad de veces que Harry Potter lo ignoraba y cómo llamar su atención, su rostro se tornó molesto de amargura ante el recuerdo y las posibles implicaciones; de las cuales no quiere pensar ahora mismo.
No en medio de una misión.
—Él tomó una elección —dijo en voz alta, atrayendo la atención de los demás, Percy parecía enojado, Annabeth parecía casi desconsolada—, y nosotros tomamos la nuestra. La vida no es fácil, no podemos tener siempre a quienes queremos de nuestro lado. —Apartó ruidosamente la imagen de Potter en su cabeza que se había colado por ahí—. Pero es porque no podemos jugar con las elecciones de los demás —señaló con amargura.
Nadie más dice nada por un rato y Draco solamente se queda sentado ahí, viendo a la nada.
Se siente incómodo.
Muy incómodo.
De una forma muy similar a cuando estuvo en el inframundo. Como mago nunca había tenido la necesidad de estar tanto tiempo dentro de una masa de agua por horas, en cambio, solía visitar algunas playas con su familia cuando era más joven; pero nunca sintió un gran aprecio al agua como otros, por ejemplo, Percy.
Se sintió inquieto.
No le gustó la sensación.
Una hora más tarde divisaron tierra: una larga extensión de playa en la que se alineaban hoteles de muchos pisos. Las aguas empezaron a llenarse de barcos de pesca y buques cisterna. Un guardacostas pasó por estribor y luego dio media vuelta, como para echar un segundo vistazo. Imaginó que no veían cada día un bote salvavidas sin motor, tripulado por tres adolescentes y lanzado a más de cien nudos.
—¡Es Virginia Beach! —dijo Annabeth cuando se acercaron a la orilla—. ¡Por los dioses! ¿Cómo es posible que el Princesa Andrómeda haya llegado tan lejos en una sola noche? Deben de ser…
—Cinco mil treinta millas náuticas —dijo Percy para la mirada asombrada de todos.
Draco compartió una mirada curiosa con Annabeth, no acostumbrados a información útil de parte de Percy, quien parece ofendido de sus miradas.
—¿Cómo lo sabes?
—Pues… no estoy seguro—y era sincero, después de todo Percy era un asco mintiendo.
No tenía ni un gramo Slytherin para salvar su vida, estuvo meditando que incluso siendo tan estúpidamente imprudente como era, era más material para Hufflepuff. Draco estaba horrorizado al pensar que era el mejor amigo de un posible Hufflepuff.
La vida da grandes vueltas del destino.
—Percy, ¿cuál es nuestra posición?
—Treinta y seis grados, cuarenta y cuatro minutos norte; setenta y seis grados, dos minutos oeste —respondió automáticamente. Luego sacudió la cabeza—. ¡Uau! ¿Cómo es que lo sé?
—Por tu padre —dedujo Annabeth—. Cuando estás en el mar, posees una orientación perfecta. Es genial.
Draco se preguntó si su padre del olimpo tendría aberración al agua, porque en este momento, a diferencia de su amigo que parecía infundirle interés la situación, Draco se sentía totalmente horrorizado. Por la mirada de reojo de Percy, se preguntó qué tanto el vínculo le permitía a este sentir sus emociones fuertes.
—Viene un bote.
Se dieron la vuelta. El guardacostas, ahora ya abiertamente, venía por nosotros. Nos hizo señales con las luces y empezó a ganar velocidad.
—No podemos dejar que nos atrapen —dije—. Nos harían demasiadas preguntas.
—Sigue adelante hasta la bahía de Chesapeake —dijo Annabeth—. Conozco un sitio donde escondernos.
No le preguntaron a qué se refería ni por qué conocía tan bien la región. Percy se arriesgó a aflojar un poquito más la tapa del termo: un nuevo chorro de viento nos impulsó como un cohete en torno al extremo norte de Virginia Beach y luego hacia la bahía de Chesapeake. El guardacostas se iba quedando cada vez más atrás. No aminoraron la marcha hasta que las orillas de la bahía empezaron a estrecharse.
Draco se sintió bastante mareado y Tyson terminó palmeando su espalda (tal vez demasiado fuerte) luego que vomitara por un costado del bote.
—Allí —dijo—. Después de ese banco de arena.
Viraron hacia una zona pantanosa invadida de maleza y detuvieron el bote al pie de un ciprés gigante.
Los árboles se cernían sobre nosotros, cubiertos de enredaderas. Los insectos zumbaban entre la hierba; el ambiente era bochornoso, sofocante, y de la superficie del río se levantaba una nube de vapor. En resumen, no era Manhattan y no me gustaba nada.
Draco se bajó del barco y vómito.
Joder.
Percy intentó ayudarle, pero tenían prisa para escapar.
Ni tiene idea de qué.
Pero escapar.
Como siempre en realidad, ya no debería preguntar sobre que escapan, solo escapar como siempre.
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Annabeth comenta sobre cómo conoce este lugar a Percy, Draco no quiere escuchar, pero lo hace y sabe que forma parte de la historia que Annabeth le había contado hace tiempo; se alegra de que Percy y ella compartan algo más que los une. Aunque fue algo doloroso, la forma en como Percy siempre tenía toda la atención en la chica, fue un poco más incómoda de lo que le gustaría admitir.
Lo peor era sentir los celos de Percy cuando Annabeth hablaba sobre Luke.
Era terrible y no tan terrible.
Al menos los propios celos de Percy no dejarían que sintiera los celos de Percy por estar siempre al pendiente de Annabeth, con suerte el vínculo con Annabeth era demasiado nuevo para que ella pudiera sentir sus emociones… aunque duda que importe.
¿No lo sospechará ya ella?
Los hijos de Atenea son así de raros.
¿Sospechar qué?
El rostro de Draco se queda en blanco pensando sobre la realidad de que está celoso, celoso de la atención de Percy por Annabeth, pero lejos de ser celos de amigos, teme siempre el pensar que más podría significar esos celos.
No importa.
No importa.
Draco quisiera que no importara, pero en lugar de controlar sus emociones aprendió una cosa.
Nunca confíes en una tienda de nombre: "DÓNUTS MONSTRUO" en medio de la nada.
Lo peor de todo es que fueron salvados por Clarisse, Draco casi prefiere ser comido por monstruos.
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—Estáis metidos en un lío tremendo —les dijo Clarisse.
Acababan de terminar un pequeño tour por el barco, que habían hecho sin ningunas ganas a través de una serie de camarotes sombríos, atestados de marineros muertos (los muertos le recordaron con algo de cariño a Hogwarts, por algún extraño motivo perturbador). Habían visto el depósito de carbón, las calderas y máquinas, que resoplaban y crujían como si estuvieran a punto de explotar.
Habían visto la cabina del piloto, la santabárbara y las torretas de artillería (los sitios preferidos de Clarisse): dos cañones Dahlgren a babor y estribor, y dos cañones Brooke a proa y popa, todos preparados para disparar bolas de bronce celestial.
Allá donde iban, los marineros confederados nos miraban fijamente, con aquellas caras fantasmales y barbudas que relucían bajo sus cráneos. Annabeth les cayó bien en cuanto les dijo que era de Virginia. Percy la cagó cuando dijo que era de Nueva York y Tyson pasó sujeto a él con pánico.
Durante la cena hubo una extraña competencia entre Clarisse y Percy por sus padres.
Annabeth no participó.
Draco no sabe quién era su padre, pero igualmente tampoco habría participado, aunque por dentro quería decir que su padre era rico como para obtener esta clase de mano de obra; pero supuso que no sería de ninguna utilidad.
Tántalo los había expulsado, Draco siguió comiendo emparedados aburrido.
La mención de Luke los puso a todos tensos como parecía suceder todo el tiempo.
Al menos ahora había algo donde dormir.
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Percy, Annabeth y Tyson se fueron a dormir, Draco estuvo casi tentado a seguirlos, pero al final se había quedado sentado sobre su cama viendo a la nada. Percy estaba dormido profundamente al igual que los otros dos, Draco lo miró más tiempo del que debería, meditando sobre todo y nada al mismo tiempo; pensaba mucho en Luke. El recuerdo de sus primeros días del campamento odiando a todos, pero soportando a Luke como alguien que en realidad le había agradado, alguien que parecía confiable. No es que hubiera importado, que un chico bien atractivo le hubiera intentado ayudar y hubiera parecido suficientemente confiable, para que una parte de Draco le hubiera creído.
Había confiado en él.
Aunque admitir eso solo para sí mismo era doloroso.
Annabeth había confiado en este.
Percy había confiado en Luke.
Todos hasta cierto punto, lo llegaron a ver como un líder natural.
Se congeló cuando vio su mano moverse, había estado a un poco de acariciar un poco la mejilla de su amigo, pero se detuvo antes de hacerlo; ese gesto sería demasiado íntimo. Frustrado por su corazón que comenzó a latir rápidamente, se puso de pie saliendo del lugar rápidamente, al salir se topó con la mirada de Annabeth que no parecía tan dormida viéndolo fijamente y gruñó antes de seguir molesto.
No sentía nada.
Ni de Percy.
Ni de Annabeth.
Solo eran sus mismas emociones ahogándolo.
No.
No.
Esto no era posible.
No era importante en realidad, en el mundo mágico no era tan molesto como el mundo muggle, lo cual había descubierto. Incluso entre los sangre pura, no era extraño los impulsos o intereses en personas del mismo sexo; siempre y cuando hubiera descendencia. Recordaba las múltiples veces donde se había ocultado para burlarse con Blaise y Theo sobre los amantes de los invitados de sus fiestas, usualmente sobre los amantes jóvenes de los jefe de familia que tenían gustos por el mismo sexo.
¿El karma?
Probablemente.
Draco siempre pensó que su vida era perfecta, que sería el hijo perfecto, con las mejores notas, un trabajo respetable como su padre y una familia de la misma forma…bueno desde su primer año en Hogwarts todo parecía haber ido para mal. Desde perder la puntuación perfecta detrás de una nacida de muggles, hasta su vida soñada donde era el mejor amigo de Harry Potter y terminar en… lo que fueran estos sentimientos.
No quería eso.
No quería que le gustara Percy Jackson.
Era su mejor amigo.
—Oh por el amor del olimpo, desde aquí puedo oler a problemas hormonales, cálmate o te lanzo fuera del barco —gruñó Clarisse que parecía haber estado haciendo su patrulla, a pesar de que no le agradaba en absoluto, no pudo evitar pensar que parece bastante seria respecto a la misión.
Ojalá hubiera hecho la misión sola.
Pero aquí estaban ellos.
Se acomodó mejor contra el barandal del barco, aún se sentía mareado y prefería estar en cualquier lugar que no fuera este, pero aquí había terminado y de aquí parecía que no se iría. Prefería mil veces un barco con personas muertas que una lancha de mala muerte donde ha viajado, incluso prefería el barco mucho más que los caballitos de mar.
Aunque eso significara partirle el corazón a Percy y Tyson.
—Realmente me sorprende que no lo hubieras hecho. Tu deporte favorito es encerrarme en basureros —gruñó con amargura, pensando que la niña detrás de él, es mucho más fuerte que él… por mucho.
Percy al menos podría hacerle competencia.
¿Draco?
Es un milagro que siguiera con vida en su presencia.
—Soy bastante buena en eso… —Y la maldita lo dice con orgullo—, pero ahora no necesito tu patético trasero como estorbo, esto es serio, esta misión es importante para mí.
Draco se preguntó brevemente qué se sentiría eso, tener el deseo de cumplir una misión como el resto de los niños del campamento, aquellos que buscaban de alguna forma la aprobación de sus padres. No pensó que Clarisse estuviera en ese saco, pero al verla era tan jodidamente obvio que ella quería eso, como todos los demás, quería que su padre le viera y le diera… ¿reconocimiento?
No sabe qué se siente, ni siquiera sabe quién fue su padre biológico.
Draco le da miedo como cuando piensa en eso, puede sentir una pequeña parte de él empatizar con Luke, con el odio hacía eso seres sentados en sus estúpidos tronos y viéndolos bailar como monos en un circo (lo ha visto, Percy le enseño videos y una vez en el año pasado fueron a un circo muggle para su emoción) en la espera que alguno de ellos siquiera notara su existencia.
Lo odia.
Odia a Luke.
Odia entenderlo.
—¿Por qué? —preguntó, viendo a Clarisse, quien se eriza al verlo y Draco solo regresa la mirada al mar—. ¿Para la atención de un padre que nunca está presente?
—Él me dio este barco idiota.
—Probablemente para que al final fuera reconocido él.
—No lo entenderías, tú no eres un reclamado.
Curioso como esas palabras dolían, aunque fueran verdad. Lo peor es que de alguna forma los demás buscaban la misma aprobación, lo cual incluían dos de sus amigos cercanos. Hasta donde sabe Lavender se encuentra bien sin saber nada de Hécate, pero puede que, como Draco, sea porque tiene una familia perfectamente normal que la ama; aun cuando tiene genes de otros progenitores en su historial o árbol genealógico.
En cambio, los demás.
Para ellos esto lo era todo.
La misión era su forma de demostrar su valía.
—Lo odio —dijo, aunque sabe que Clarisse no lo entiende, aunque ve en sus ojos que no le importa, pero es porque siente que explotará si no lo saca—. A Luke, lo odio. —Porque tenía razón de una forma que nadie entiende, pero al mismo tiempo, lo está haciendo todo de la forma incorrecta.
Se sorprendió de ver el rostro de Clarisse una mueca de odio, similar en la cena cuando hablaron del tema.
No solo Percy y Annabeth, o incluso Draco, fueron los heridos ante la traición del chico.
El campamento se quedó sin líder.
Claro que Quirón hizo lo posible para ayudarles, pero ahora incluso su entrenador no estaba y el señor D, bueno, era un ejemplo de cómo los olimpos eran inútiles; el campamento no tiene líder, Luke traicionó a todos en el campamento.
—Es un idiota que va a sufrir cuando lo encuentre con una lanza en sus manos.
Sí, Clarisse parecía casi asesina.
Fue la primera vez desde que llegó al campamento, que encontró una emoción similar con la que empatizar. Percy se sentía celoso y resentido con Luke, Annabeth parecía tan dolida por la traición, pero Draco simplemente lo odiaba.
Confié en ti.
Quiso decir cuando lo vio en el barco.
Confié en ti y me traicionaste.
Egoísta, piensa Draco con cierta fascinación, simplemente es un ser lleno de egoísmo.
Siempre ha sido así hasta cierto punto.
—No si llego primero —dijo con una media sonrisa divertida, porque, aunque es un Slytherin realista de que no tiene ningún punto de comparación en términos de habilidad con Luke.
Su deseo más grande ahora mismo, es darle un puñetazo al chico.
Clarisse lo vio de reojo con una mirada curiosa, antes de que su rostro se volviera pétreo viendo a la distancia, Draco volteó a ver cuándo el barco dio un ligero movimiento demasiado brusco; apenas se sujeta del barandal sintiendo un poco de ganas de vomitar.
¿Qué mierda era eso?
Clarisse parecía salvaje sujetándose con el rostro brillando entre la preocupación a la adrenalina, mientras Draco sentía que podría enfermarse.
—Bienvenido al mar de los monstruos princesita —gruñó esta, antes de comenzar a sonar la alerta.
Joder.
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Hay diferentes rutas para entrar al mar de los monstruos.
Caribdis.
Las Rocas Chocantes.
Obviamente eligieron la que tenía un remolino
El barco se sobre calienta, Tyson corre como un puto héroe cuando es posible que muera, Draco está en medio de todo el lugar vomitando por el costado porque odia el mar.
Luego…todo explota.
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No sabe qué es lo peor de estar en un bote de remos con Annabeth, aparte del vomito que continua y como Draco se siente enfermo, porque ha pasado demasiadas horas en el océano y está convencido de que este le odia como él lo odia; o el hecho de que cuando Percy despierte tendrán que decirle que es probable que Tyson esté muerto. Annabeth había parecido bastante preocupada al respecto, Draco también porque había sentido la angustia de Percy cuando había ido a buscar a su hermano.
En términos de situación actual.
Estaban jodidos al cuadrado.
Efectivamente cuando despertó, Annabeth y él compartieron una mirada ante la rápida pregunta de Percy por su medio hermano. Al comentarle sobre la situación, este pareció intentar ser optimista, pero Draco sintió de primera mano el peso de la total culpa y falta de esperanza en su interior. Las emociones nuevas y tentativas de Annabeth que eran una preocupación demasiado honesta y sincera por Percy, fueron opacadas por la desolación de este ante la pérdida de su medio hermano.
Casi quiso reírse, decirle que al final de todo si lo quería, pero se contuvo.
No servía de nada las palabras.
Draco se sorprendió así mismo teniendo bastante incomodidad ante la idea de Tyson muerto, irónico cuando hace unos meses luchaba con este por la atención de Percy. Sorpresivamente parece que Annabeth había encontrado también aprecio por el cíclope luego de que se demostró que era diferente.
Ahora tienen menos de 24 horas para encontrar a Grover.
Sin presiones.
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Hay una alerta a los dioses sobre un mestizo de los Tres Grandes: el próximo que viva hasta los dieciséis años. Esa es la verdadera razón de que Zeus, Poseidón y Hades hicieran un pacto después de la Segunda Guerra Mundial y de que juraran no tener más hijos. El siguiente hijo de los Tres Grandes que llegue a cumplir los dieciséis se convertirá en un arma peligrosa.
Ese héroe decidirá el destino del Olimpo. Él o ella tomará una decisión y, con esa decisión, o bien salvará la Era de los Dioses o bien la destruirá.
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Draco medito las palabras en medio del suelo mientras era un hurón.
Sí.
Un hurón.
Como esas cosas que parecen ratas, pero alargadas, de color albino y con extraña forma que se escabullía por todos lados. Las personas probablemente se confundirían de cómo pasó a un bote con remos a ser un hurón, es curioso, tan curioso que Draco quiere asesinar a alguien mientras Percy lo ve a su lado convertido en una especie de conejillo de indias.
Habían encontrado una isla, donde una mujer los había recibido y tal vez la primera alerta roja debió ser como la mujer los trataba claramente diferente a Annabeth.
C.C.
Habían sido tan estúpidos.
A diferencia de Percy y Annabeth que claramente se vieron encantados al inicio, Draco había mirado a la mujer con dudas sin entender, porque su voz dulce le sonaba tan molesta.
—Este no es el mejor momento para estar viendo a Annabeth—cuestionó Draco casi aburrido en su jaula, mientras Percy parecía escandalizado a su lado como un conejillo de indias.
—No la estaba viendo —dijo con chillidos que entiendía y por eso se alegra, ya que son de especies diferentes.
Draco solo suelta un suspiro con su forma animal.
C.C o mejor dicho, Circe los había convertido en animales, la mujer parecía confundida cuando Draco terminó como un hurón, cuando claramente intentaba que ambos fueran conejillos de indias. Debe tener algo que ver con que fuera un mago, había visto la duda de la mujer antes de que entrara Annabeth usando algo parecido a un vestido blanco como de los antiguos griegos.
Que hizo a Percy literalmente quedarse sin palabras.
Sí.
Enamorarse de él sinceramente sería una idea estúpida que debía evitar con todos los medios, está bien que tuviera un crush (una palabra que había aprendido de los muggles) por su amigo, pero cualquier sentimiento después de eso era mejor asesinarlo.
Está bien que fuera un héroe bastante genial, aunque era un idiota y Draco se negaba a enamorarse de él, cuando solamente sería una tortura porque este claramente estaba interesado en Annabeth; lo peor es que aunque la chica parecía interesada en Luke, no podía negar que parecía interesada en Percy.
Joder.
No quería estar en medio de un triángulo amoroso adolescente.
Era un puto Malfoy.
Tenía más dignidad que esto.
—Ya sabes, dicen que es mejor nunca conocer a tus héroes —habló Draco con pesar viendo a Circe.
Percy lo ve horrorizado.
—¿Te gustaba Circe?
—Es hija de Hécate, soy mago, tenemos historias sobre ella; es como tú con Hércules.
—No vale Draco, también te gusta Hércules.
No puede negar lo innegable, incluso su madre sabía de la fascinación por las historias del héroe mítico hijo de Zeus.
Dejó de soñar despierto y molestar a Percy, cuando Annabeth se las encargó para engañar a Circe para buscarlos, al menos ya parecía fuera de cualquier hechizo cautivador que tuviera contra ellos. Draco también no pudo evitar decepcionarse al ver cómo la mujer creyó tan fácilmente en Annabeth, como si pensara que cualquiera estaría encantado con estar a su mando sin dudarlo.
Tenían tanto ego estos dioses menores.
Patético.
Annabeth sonrió antes de correr hacía ellos, mirando la jaula llena de otros conejillos de indias, a los cuales Draco no se ha molestado en ver si comprende, mientras la chica parece buscar entre ellos; no dura mucho en verlo a él.
—Yo tampoco quería ser un hurón —gruñó cuando ve la comprensión en los ojos de Annabeth, aunque duda que ella entienda su idioma animal.
Percy se ríe, Draco se lanza sobre él sintiendo la necesidad de defender su honor.
Annabeth los sujeta a ambos rápidamente para separarlos, luego para tenerlo entre sus manos. Luego los llevó donde había un bote con vitaminas donde se tragó una, el mismo bote que había sido dado por Hermes a Percy y que era… jodidamente brillante. Draco se abalanzó hacía estas, al tiempo que Percy parecía confundido, pero Draco rápidamente se metió uno en la boca justo cuando Circe entraba.
Cuando Draco volvió a la forma humana, luego de sentir un horrible dolor en todo su cuerpo, casi similar a cuando fue transformado en humano. Los huesos quebrándose, la piel llena de llamas, la sensación de todo su ser sin tener control de sí mismo.
Sus ropas habían regresado, menos los zapatos.
Claramente detalles.
—¡Maldito sea Hermes y sus vitaminas! ¡No son más que una moda pasajera! ¡No te aportan ningún beneficio! —había gruñido, justo cuando Draco utilizó su mano para activar el brazalete en su brazo, que agradablemente se había transformado de tamaño cuando era un hurón.
Algunas veces los herreros hacían muy bien algunas cosas.
No es que importara, las vitaminas los harían inmunes a la magia.
Como quiso venderlo en el mundo mágico.
¿Ayudaría en contra de las maldiciones imperdonables?
Annabeth le arrojó las vitaminas a la jaula, mientras Draco apenas si contuvo a la mujer con la lanza en su cuello cuando todos volvieron a ser…bueno…humanos.
Probablemente piratas.
—¿Correr? —preguntó Draco cuando vio a Edward Teach quien era hijo de Ares.
—Correr —asintió Annabeth, sujetando por la muñeca a Percy, que parecía confundido.
Ahora que Circe estaba ocupada.
Tampoco es que pudiera ganarle a una maga claramente milenaria.
Entonces.
Corrieron.
Draco detesta como esa frase se vuelve más común en su vida cada día más.
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Vengador de la Reina Ana.
El buque de Barbanegra, ya saben, uno de los piratas que había tenido Circe como conejillo de indias; bueno, era un lindo Barco.
En defensa de Draco, fue idea de Percy robarlo.
Nota curiosa, Percy parece tener extraños poderes para controlar barcos, Draco solamente volvió a vomitar por la barandilla.
Percy estaba orgulloso de encontrar algo en lo que era bueno.
Draco le hubiera encantado que fuera algo que pudiera disfrutar y no algo que lo hiciera enfermar.
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Mientras Percy estaba encantado con saber usar un barco, compartía un momento con Annabeth sobre la historia de los cíclopes que Draco había escuchado un tiempo atrás, Draco continuó vomitando por la baranda; aunque técnicamente no tiene nada en su vientre, la bilis siempre son una ayuda. Se sentía un poco mal sobre su anterior transformación, un hurón, simplemente patético e indigno. Al menos sabe que Percy fue un conejillo de indias, por si Annabeth intenta utilizarlo en su contra, no será el único humillado por esas charlas.
¿Por qué un Huron?
La magia de Circe era poderosa, probablemente siendo de las magas más poderosas de la historia que conocía. Era toda una leyenda entre los magos, pero entre los semidioses no era tan importante como su madre Hécate.
Está casi seguro que el tener sangre de mago fue lo que hizo que su transformación fuera diferente.
No quiere saber cuáles podrían ser las implicaciones al respecto.
Otra cosa que no dejaba de pensar era en la profecía que comentó Annabeth.
Un mestizo hijo de los tres grandes.
¿Eso sería así?
¿Solamente puede ser un hijo directo?
Si lo ve de alguna extraña forma, incluso los hijos de Apolo, Hermes o Atenea podrían ser parte de esa profecía, ambos eran hijos directos de Zeus, así que también eran mestizos que tendrían algo que ver con esta de alguna forma.
Puede que solo estuviera pensando de más.
Hasta ahora solamente Thalia y Percy eran hijos de los tres grandes directamente.
¿Habría más?
Al inicio solo era Thalia, pero luego había salido Percy y eso no significaba que había algo claramente mal entre los olimpos.
—La isla de las sirenas —habló Draco poco impresionado cuando Annabeth explicó su plan, el cual era una pésima idea.
—Dicen que las sirenas cantan la verdad sobre lo que deseas. Te revelan cosas sobre ti mismo de las que ni siquiera te has dado cuenta. Por eso te embelesan. Si sobrevives, te vuelves más sabio. Yo quiero oírlas. ¿Cuándo volveré a tener una ocasión como ésta? —dijo Annabeth con confianza y Draco no pudo pensar en que la chica era más estúpida, aunque quisiera.
Percy tenía razón en taparse los oídos.
Era lo mejor y más sensato, bueno, Annabeth claramente no podía ser perfecta en todo.
—Las sirenas son engañosas y pueden llevarte a la destrucción, aunque mi cuento de niños era sobre una sirena, ellas traen mala suerte —habló Draco con los brazos cruzados, mientras Percy lo ve de reojo.
—¿Sparky el dragón? —cuestionó divertido, causando que Draco se sonrojara y lo empujara.
La historia que solamente leen los niños magos de sangre pura, sobre un dragón que se enamoró de una sirena, es algo de cultura general. Pero Percy lo había encontrado divertido cuando se lo enseñó entre las pertenencias que su madre le envió para pasar el año, era su libro favorito.
Idiota.
Era una mala idea.
No quería formar parte del plan.
Percy y Draco fueron obligados a ayudarla a regañadientes.
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Todo salió mal.
Draco se quedó en el barco, porque es un inútil en el agua, pero aunque tiene una herida en su mejilla de cómo Annabeth se logró soltar de su agarre cuando intentaba mantenerla sujeta, Percy había ido por ella, sin dudarlo.
Saltó sin ver atrás, sin pensar en qué pasaría si Draco quedara en medio del barco totalmente enfermo, solo, mientras se preocupaba solo por Annabeth. No lo culpa realmente, Draco quiso haber sido más valiente, tener una escoba o algo para poder ir detrás de la chica; ningún hechizo que sabe usar sin magia podría ayudarlo.
Draco debió haber ido igualmente detrás de ellos.
No lo hizo.
En su lugar vio cómo Percy salvaba a la chica, como un estúpido héroe de los comics que este le enseñaba a leer.
Cuando ambos subieron al barco, los ayudó a ambos sin darle una doble mirada a ambos, en realidad estaba preocupado por el bien de ellos. Aunque luego de unos minutos todo está bien, cuando siguen el viaje no puede evitar sentarse en medio de un pasillo dentro del barco, sin comprender porque siente el corazón roto por algún motivo.
Y desesperado en pensar en cualquier cosa para que nadie se dé cuenta.
Odia el vínculo.
Por ahora parece un poco unilateral, Draco recibe las emociones de otros, pero sabe que con Percy dependiendo la emoción este puede sentir cosas; teme que Annabeth sea igual.
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El defecto fatídico de Annabeth es la hibris.
Orgullo desmedido.
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Percy no sabe el suyo.
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Al verlos a ambos, Draco descubre fácilmente el suyo; egoísta.
Ese probablemente sería su defecto fatídico.
Porque quiere cosas solo para él sin importarle los demás, porque quiere toda la atención de Percy sobre él en este momento, porque quiere que a pesar de eso Annabeth también siga siendo su amigo; quiere a sus padres demasiado, quiere que lo vean a él y siente como si fuera el único que importa.
Toma esas emociones y las deja de lado.
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—Draco… —lo llamó Percy cuando entró al pasillo, Draco siguió sentado en el suelo, mareado y viendo a la pared de forma pensativa.
Se preguntaba qué tanto sabía sobre lo que pasa, que tanto podía sentir.
Pero nada importa.
—Hemos llegado —dijo con voz algo ronca, no ha llorado, pero se siente cansado.
Siente la emoción de Percy.
Preocupación.
Preocupación por él.
Y se deleita de que por un instante su atención regrese a él.
Pero dentro de todo, a pesar que no es una emoción, es como si lo supiera al verlo, sobre que han llegado a su destino.
Mientras Percy asintió, se encontró horrorizado por el poder del vínculo cada vez mayor entre ambos.
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A lo lejos se divisaba otra mancha de tierra: una isla en forma de silla de montar, con colinas boscosas, playas de arena blanca y verdes prados: tal como la había visto en sueños.
30 grados, 31 minutos norte; 75 grados, 12 minutos oeste.
La guarida del cíclope.
Si piensas en la «isla del monstruo», te imaginas un montón de rocas escarpadas y huesos esparcidos por la playa, como en la isla de las sirenas. Pero la isla del cíclope no tenía nada de eso. Sí, vale, había un puente de cuerdas sobre un abismo, lo cual no era buena señal. Venía a ser lo mismo que poner una valla publicitaria que advirtiese: «Algo maligno vive aquí.» Pero el lugar, aparte de eso, parecía una postal caribeña. Tenía prados verdes, árboles de frutas tropicales y playas de arena blanquísima.
Annabeth inspiró profundamente aquel aire perfumado.
—El Vellocino de Oro —dijo.
—¿Se morirá la isla si nos la llevamos? —preguntó Percy curioso
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Annabeth meneó la cabeza.
—Perderá su exuberancia, eso sí. Y volverá a su estado anterior, fuera cual fuese.
No es que importe.
Percy parecía culpable, pero Draco alejó las emociones de este para pensar en beneficio propio (su defecto fatídico era el egoísmo, no lo pensó por nada), si querían salvar el campamento ocupaban dicho objeto mágico y si era sincero, ocupaban mucho el campamento como para preocuparse por lo que pasaba con esta isla.
Que era la guarida de un monstruo que probablemente intentaba… casarse… con Grover.
Su vida era una comedia.
En el prado que había al pie del barranco, se agolpaban varias docenas de ovejas. Parecían pacíficas, aunque eran enormes, tan grandes como hipopótamos. Más allá, un camino subía hacia las colinas. En lo alto de ese camino, cerca del borde del abismo, se levantaba el roble descomunal. Había algo dorado que relucía en sus ramas.
—Esto es demasiado fácil —dijo Percy—. ¿Subimos allí caminando y nos los llevamos?
Annabeth entornó los ojos.
—Se supone que hay un guardián. Un dragón o…
Justo en ese momento surgió entre los arbustos un ciervo. Trotó por el prado, seguramente en busca de pasto, y de repente todas las ovejas se pusieron a bailar y se abalanzaron sobre él. Ocurrió tan deprisa que el ciervo se tambaleó y desapareció en un mar de lana y pezuñas.
Hubo un revuelo de hierba y mechones de pelaje marrón.
Unos segundos más tarde, las ovejas se dispersaron y volvieron a deambular pacíficamente. En el sitio donde había estado el ciervo sólo quedaban un montón de huesos blancos.
Los tres se miraron con diferentes grados de horror.
Fue asqueroso.
No es que Draco pudiera vomitar más, está seguro si es que está con vida luego de tantos vómitos, es solo porque es un semidios a estas alturas.
—Son como pirañas —dijo ella.
—Pirañas con lana. ¿Cómo vamos…? —preguntó Percy, o lo intento.
—¡Percy! —Annabeth ahogó un grito y se agarró del brazo—. Mira. —Señaló hacia la playa, justo debajo del prado, donde un bote había sido arrastrado hasta la arena… El otro bote salvavidas del CSS Birmingham.
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Claro que todos querían que fuera Tyson.
No fue Tyson.
Pero Draco se sintió un poco más tranquilo de saber que Clarisse estaba con vida, solamente le había parecido demasiado cruel que la chica muriera. El único inconveniente es que no llegaron a ella primero, fue el cíclope.
Polifemo.
Draco recuerda esos momentos cuando era niño y su madre le leía la Odisea o la Ilíada, todas esas veces que había querido vivir ese tipo de aventuras.
Se odia tanto ahora mismo por haberlo querido.
—Tengo una idea —había dicho Annabeth con ojos brillantes, Draco y Percy voltean a verla, por un momento Draco siente un pequeño revoltijo al ver la mirada de total confianza de su amiga.
Se obliga apartar esa emoción antes de ver a Annabeth, que parece dudar un poco al ver a Draco, pero al final solamente sonríe levemente; no es algo que quisiera, pero el mundo le ha demostrado en el último año que las cosas están lejas de ser como él quisiera que fueran la mayor parte del tiempo. A pesar de todo, no encuentra en su interior algo para odiar a la niña rubia que se parece a él (aunque no sean hermanos) y que realmente intenta hacer las cosas bien.
Aunque a veces parece moralmente dudoso.
Es su amiga.
Draco sonríe ligeramente antes de asentir, haciendo a la chica sonreír aliviada.
Han llegado hasta aquí.
Ahora.
Es momento para rescatar a su amigo, a Clarisse, salvar el campamento y tomar ese objeto de oro.
Sí.
Draco no volverá sentir celos de Potter y sus estúpidas aventuras, que comparadas a las que está viviendo ahora, parecen un juego de niños.
Continuará…
Había comentado anteriormente algunas personas, sobre como Draco tiene un crush por Percy o al menos se vería un poco al respecto. No es algo que se va a desarrollar por aquello que alguien tenga esperanzas, no olviden que esto es una historia Drarry (¿Harco?) por lo cual la pareja principal llegarían a ser Draco x Harry en el futuro.
Pero eso no evita que tenga un crush masivo por su mejor amigo, que incluso Draco mismo no quiere tener, porque aprecia mucho la amistad con Percy y sabe que este no voltearía a verlo de esa forma.
Aun así, se parece adorable.
Todos (humanos normales) hemos tenido un amor no correspondido, me gustó la idea de que los amores no correspondidos de Draco fueran Percy…y Hércules, también es probable que si Luke no hubiera traicionado el campamento, Draco hubiera obtenido una especie de flechazo por el chico.
El próximo capitulo es el final del primer arco.
Explicare más al respecto por aquello que alguno olvidara las anotaciones iniciales.
También me pidieron un saludo por tiktok, nunca me han pedido eso, así que no se si lo hago bien.
*Sale la Luka colocándose unos lentes de lectura, mientras busca en su papelito antes de hablar*
_El usuario es la hermana de wei wuxian quien dice que le gusta mi historia y quería un saludo_
Luka: ¿holi?
*Producción le pasa otro papelito, mientras lo lee hace un rostro confundido sin entender bien*
Luka: producción me indica que el usuario de tiktok isama0825, también quiere un saludo, así que: "Holi x 2"
No entiendo mucho lo de los saludos, pero si eso hizo a alguien feliz, espero sean felices :D
