Capítulo 74: Solo queda una pieza.

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Draco era un niño muy curioso, había convencido a su madre para que le contara la historia de Harry Potter, pero cuando le pregunto a su padre, este parecía casi amargo ante la idea. Con 7 años intentaba actuar como un niño grande, porque sería el heredero Malfoy. Estaba buscando a su padre para mostrarle como logro hacer un hechizo simple con la varita y ayuda de su madre.

Madre le dijo que tenía talento para la magia.

Sus pies inquietos lo llevaron al despacho de su padre curioso, porque no lo había visto en ningún lado.

Entonces lo encontró, sentado mientras leía un libro enorme que había visto que leía antes. También frente a él había un tablero de ajedrez, parecía estar evaluando algo y su padre era muy bien haciendo luchas mentales de las cuales Draco era un gran participante para dar ideas.

Su padre siempre decía que tenía ideas locas e ingeniosas, pero lejos de animarlo a que no las hiciera lo apoyo.

—Padre—saluda Draco caminando a él y rápidamente tomando asiento a su lado en el sofá.

Lucius gira a verlo curioso, con una sonrisa dándole una suave palmadita en la cabeza.

—Que dicha que viniste Draco, estoy trabajando en un pasatiempo, quiero analizar una jugada que tuve con el padre de tu amigo Theo. Algo sobre su forma de jugar me pareció absurda y estaba intentando adivinar cuál era su pieza principal—

—¿Pieza principal? —pregunta Draco confundido—¿El rey? —

Lucius parece meditar antes de verlo con una sonrisa divertida.

—Bueno tienes un punto, el juego se acaba hasta que el rey cae o no hay más movimientos para protegerlo, pero Nott se aferró a un caballo y realmente me hizo difícil el juego. Pero curiosamente creo que la pieza que más utilizo fue una torre molesta. La vida a veces es así Draco, muestra muchas piezas, cada una con un valor importante, un papel para desempeñar, pero pueden traer sorpresas si se saben utilizar—

—Me gusta el ajedrez—

—Y eres bueno analizándolo, aunque un poco inquieto, hay que trabajar en eso—

—¿Cuál es tu pieza favorita padre? —pregunta Draco curioso sin poder evitarlo.

Lucius lo medita un momento.

—Creo que la reina, al igual que tu madre—dice como si fuera un secreto, haciendo a Draco sonreír divertido.

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No sabe de quien fue la pesadilla, si fue de Annabeth o de Nico, pero Draco se levanta de mal humor sin entender que pasa. Leo atracó el barco en un muelle en el puerto de Charleston, justo al lado del malecón. A lo largo de la orilla había un casco histórico con casas altas, palmeras y cercas de hierro forjado. Con antiguos cañones apuntando hacia el agua.

Cuando Draco subió a cubierta, Jason, Frank, y Leo ya se habían ido hacia el museo. De acuerdo con el entrenador Hedge, habían prometido estar de vuelta antes del anochecer. Piper y Hazel estaban listas para ir, pero primero Annabeth se dirigió a Percy, que estaba apoyado en la barandilla de estribor, mirando a la bahía.

Ambos parecían hablar y por la forma en que lo vieron.

Supuso que hoy también tendría otro día incomodo por delante.

Annabeth trató de empujar hacia abajo su creciente inquietud.

Se volvió a Piper y Hazel.

— Está bien, señoritas. Vamos a ver el fantasma de la batería. —

Se despidió de Draco con un beso en la mejilla y Draco se quedó ahí, solo con Percy, ambos viéndose incomodos.

Maldición.

Ambos se vieron un largo rato analizando el próximo movimiento del otro.

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Percy comento que deberían pescar, Draco lo llamo idiota porque Percy odiaba matar animales marinos, Percy acepta que fue idea de Hedge, a lo cual ambos lo envían al carajo. No entiende como pasaron de intentar pescar, a una zona cercana del barco que tiene tiendas de dudosa procedencia. Habían querido caminar cerca, para distraerse, hasta que Percy señala un lugar de tatuajes. Draco quiere señalar la pésima idea que es, porque Annabeth iba a matarlos, pero luego están en medio del salón de tatuajes con Draco sobre una mesa y Percy en otra.

Inicialmente Percy había luchado por la idea de un tatuaje de Bob Esponja y Patricio.

Draco amablemente le dijo que prefería estar muerto a semejante tontería.

—Es perfecto—

—No—

—¿Qué hay de una espada y un tridente? —

—No—

—Es una mejor opción—

—No—

—"Mejor amigo de Percy Jackson" —

—Intenta explicarle a Harry porque tengo tu nombre tatuado sin morir en el intento—

Percy se había quejado de que confiara en él, Draco le dijo que su anterior dialogo le demostró que era una mala idea, pero al final del día quiso hacerlo. Estas pequeñas interacciones eran lo más cercano a cómo eran antes de lo que tenían, así que probablemente le dirían que era un idiota por sentarse en la mesa y dejar que la mujer de dudosa procedencia comenzara a tatuar algo que Percy había elegido para él sin decirlo.

Draco también eligió el tatuaje de Percy.

Porque bueno, no se iba hacer un tatuaje solo.

Pensó que el chico disfrutaría del pequeño tatuaje con símbolo de olas en su tobillo izquierdo, aunque Draco pensó que era patético y cursi tener uno en su tobillo derecho.

No valía.

Percy ya tenía tatuajes por su tiempo en roma.

No era lo mismo.

—Siempre pensé que sería así sabes, nosotros dos, haciendo locuras como estas y yendo a la universidad donde tomaríamos como esas películas que veíamos todo el tiempo—habla Percy con calma mientras se sienta en la mesa.

El tiempo paso relativamente rápido, apenas si fueron unos minutos o al menos una hora, duda que sus amigos se metieran en problemas tan rápido.

Aunque nunca se sabe.

Draco admira un poco sorprendido su tobillo, probablemente Harry lo mate por hacerse un tatuaje, si no lo encuentra Annabeth primero. No sintió casi nada de dolor, comparado a cualquier día de esta semana, un poco de aguja y tinta en la piel no es absolutamente nada doloroso. Su dedo toca suavemente la pequeña silueta de una llama y no puede evitar pensar en Hestia.

Al igual que Percy es al mar.

Draco de alguna forma es a la llama.

Buena elección.

—Sería un milagro sobrevivir esta guerra que se viene—dice Draco algo pesimista, se siente como en su primer verano otra vez.

Incluso aunque gano contra un titan.

Gea.

Nyx.

Ambas.

Voldemort.

Solo quiere descansar un poco, pero ni siquiera tiene a Nico con él, por lo cual se siente frustrado.

—Cuando recupere mis recuerdos, fue de los primeros que vinieron a mi—la voz de Percy lo atrae y hace que levante el rostro para ver como este mira a otro lado con nostalgia—cuando hablamos del futuro, realmente quería eso, quería ir a la universidad juntos, fingir que éramos normales…luego llego nueva roma y pensé que ahí podíamos ya sabes, tener un futuro juntos—

Sus palabras.

Las formas de decirlas.

Draco levanta la mirada confundido.

—¿Percy? —pregunta ladeando la cabeza y frunciendo el ceño.

Percy lo ve antes de sonreír divertido.

—Hable con Annabeth, ella pensó que sería una posibilidad si los romanos no nos matan, en el futuro un lugar donde poder vivir; podrías traer a Harry, es tu +1 después de todo—parece sincero a la hora de hablar y Draco quiere decirle que la esperanza es inútil.

Que no deberían tenerla.

Pero al final del día.

¿Qué les quedaba?

Draco mira al suelo junto con el tatuaje ahora con plástico protegiendolo y cinta para que no les pase nada más, cuando paga (porque Percy es un maldito pobre) camina pensativo con Percy, este no parece ofendido por su silencio y solamente parece ver a todos lados curioso.

Duda un poco.

Aprieta la mano contra la camisa naranja que lleva puesto.

—Me gustaría—susurra, pero detiene a Percy que no voltea a verlo—una vida tranquila en la universidad—incluso si no puede.

Porque debe volver a Hogwarts, porque hay otra guerra que probablemente este pasando en sus espaldas. Porque apenas tenga a Nico en sus brazos es probable que deba irse, pero no puede más que soñar con una vida en nueva roma. El lugar era extraño, pero era un lugar para personas como ellos, incluso si prefería mil veces el campamento mestizo.

Ahí podría vivir feliz.

¿Harry iría con él?

Traga saliva nervioso.

El mundo mágico donde pertenece, que es el lugar al cual debe volver, porque es el heredero Malfoy parece respirar en su nuca y duele.

Pero si tan solo por un momento pudiera pensar en un futuro que pudiera elegir.

Seria ese.

Un futuro donde sigue siendo amigo de Percy Jackson.

—Draco yo…—dice Percy volteando a verlo con mirada incomoda, como si tuviera que decirle algo.

Se detienen.

El vínculo de Draco tira, no es Percy, es Annabeth. Ambos voltean a ver rápidamente al otro lado de la bahía, puede que estuvieran lejos, pero está ahí, Annabeth está en peligroso. Percy no duda en tomarlo de la muñeca y lanzarse al agua con un grito ahogado de Draco.

Maldita sea.

Odia el agua.

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Alrededor de los romanos, el puerto de Charleston entró en erupción como una fuente de Las Vegas durante un espectáculo. Cuando la pared de agua marina se calmó, los tres romanos estaban en la bahía, balbuceando e intentando frenéticamente mantenerse a flote con sus armaduras. Percy estaba de pie en el puerto, con Draco sobre su hombro mientras escupía agua.

Esto había sido asqueroso.

—Hey Annie lindo día—dice Percy con rostro calmado manteniendo aun a Draco ahogado contra su hombro.

Hijo de Zeus.

Lo odia.

Débil contra el agua.

—Draco probablemente ocupe un momento—dice Annabeth besando la mejilla de Percy que sonríe divertido.

Draco le saca el dedo del medio a ambos.

—Chicos —les interrumpió Hazel. Sonreía ligeramente—. Tenemos que darnos prisa. —

En el agua, Octavian gritaba:

—¡Sacadme de aquí! ¡Os mataré! —

—No me tientes —le dijo Percy.

—¿Qué? —gritó Octavian. Estaba agarrando a uno de sus guardias, que ya tenía problemas para mantenerse él a flote como para mantenerlos a ambos.

—¡Nada! —le gritó Percy—. Vamos, chicas. —

Hazel frunció el ceño.

—No podemos dejarles que se ahoguen, ¿verdad? —

—No lo harán —le prometió Percy—. Tengo agua circulando a sus pies. En cuanto estemos fuera de su alcance, les devolveré a tierra firme. —

Piper sonrió.

—Genial. —

Subieron a bordo del Argo II y Annabeth corrió hacia el timón.

—Piper, ve abajo. Utiliza el grifo de la cocina para enviar un mensaje Iris. ¡Alerta a Jason para que vuelva! —

Piper asintió y corrió hacia la cocina.

—Hazel, ve y encuentra al entrenador Hedge y dile que ponga sus traseros de cabra en cubierta. —

—¡De acuerdo! —

—Y Percy, tú y yo necesitamos llevar este barco hasta el Fuerte Sumter. —

Percy asintió y corrió hacia el mástil. Annabeth cogió el timón. Sus manos volaron por los controles. Draco tuvo la esperanza de que supiera cómo hacerlos funcionar. Draco había visto a Percy controlar veleros gigantescos sólo con su fuerza de voluntad. Esta vez, no fue mucho menos peor. Las cuerdas volaron solas, desatando las amarras, elevando el ancla. Las velas se desdoblaron y cogieron aire. Mientras tanto Annabeth encendió el motor. Los remos se extendieron con un sonido de escopeta y el Argo II se giró por el puerto, en dirección a la isla en la lejanía.

Las tres águilas seguían volando en círculos por encima de ellos, pero no intentaron aterrizar en el barco, probablemente porque el mástil de proa Festus escupía fuego cada vez que se intentaban acercar. Había más águilas volando en formación hacia el Fuerte Sumter, al menos una docena. Si cada una de ellas llevaba un semidiós romano, eso significaba un montón de enemigos.

El entrenador Hedge llegó corriendo a cubierta con Hazel detrás de él.

—¿Dónde están? —dijo—. ¿A quién tengo que matar? —

—¡Nada de matar! —le ordenó Annabeth—. ¡Sólo defiende el barco! —

—¡Pero han interrumpido una película de Chuck Norris! —

Piper salió del interior.

—Acabo de hablar con Jason. Ha sido todo muy borroso, pero está de camino. Debería estar… ¡oh, allí! —

Planeando por encima de la ciudad, en su dirección, había una gigantesca águila calva, a diferencia de las doradas romanas.

—¡Frank! —dijo Hazel.

Leo colgaba de las garras del águila e incluso desde el barco, Draco podía oírle gritando y maldiciendo.

Detrás de ellos volaba Jason, cabalgando el viento.

—Nunca había visto a Jason volar antes —murmuró Percy—. Parece un Superman rubio. —

—Creo que es más como un capitán América—musita Draco de regreso.

—¡No hay tiempo para esto! —les reprendió Piper—. ¡Mirad, tienen problemas! —

Un carruaje romano había descendido de una nube e iba directo hacia ellos. Jason y Frank cambiaron de dirección y subieron en el aire para evitar ser atropellados por los pegasos. Los del carruaje usaron sus arcos. Las flechas silbaron bajo los pies de Leo, lo que provocó más griterío y maldiciones. Jason y Frank se vieron obligados a pasar de largo del Argo II y volar por encima del

Fuerte Sumter.

—¡Yo los cogeré! —gritó el entrenador Hedge.

Agarró hacia la ballesta. Antes de que Annabeth gritara:

—¡No seas estúpido! —

Hedge disparó.

Una flecha en llamas disparó hacia el carruaje.

Explotó por encima de las cabezas de los pegasos y les hizo entrar en pánico. Por desgracia, también golpeó las alas de Frank y les hizo que dieran vueltas sin control. Leo se le deslizó de su garra. El carruaje estalló contra el Fuerte Sumter, llevándose a Jason de por medio.

Draco vio con horror cómo Jason, obviamente aturdido, embistió a Leo, cogiéndole, y entonces forcejeó para ganar altitud. Sólo consiguió ralentizar su caída. Desaparecieron por entre las murallas del fuerte. Frank dio volteretas detrás de ellos. Entonces el carruaje se cayó en algún lugar del interior con un crujido gigantesco. Una rueda rota salió volando por el aire.

—¡Entrenador! —gritó Piper.

—¿Qué? —preguntó Hedge—. ¡Sólo ha sido un tiro de advertencia! —

Annabeth aceleró los motores. El casco se estremeció mientras cogían velocidad. Los puertos de la isla estaban a unos kilómetros pero una docena más de águilas planeaban por encima de ellos, cada una cargando un semidiós romano en sus garras.

La tripulación del Argo II estaría superada en número tres a uno.

—Percy —dijo Annabeth—, se avecinan problemas. Necesito que controles el agua para que no nos choquemos contra los muelles. Una vez allí, vas a tener que mantener a raya a los atacantes. El resto, ayudadle a proteger el barco. —

—Pero… Jason—dijo Piper.

—¡Frank y Leo! —añadió Hazel.

—Les encontraré —le prometió Annabeth—. Tengo que encontrar dónde está ese mapa. Y estoy segura de que soy la única que puede hacerlo. —

Eso sonaba como pésima idea, pero nadie pareció escuchar a Draco cuando lo dijo en voz alta.

—El fuerte está a rebosar de romanos —la alertó Percy—. Tendrás que abrirte camino luchando, encontrar a nuestros amigos, suponiendo que están bien, encontrar este mapa, y traer con vida a todo el mundo. ¿Todo tú sola? —

—Un día normal en mí —Annabeth le besó—. Hagas lo que hagas, no dejes que tomen el barco. —

Draco miro a su amiga preocupado, antes de sacar su lanza.

Su tobillo dolía un poco, pero el plástico aun cubría su tatuaje, hora de luchar.

De nuevo.

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Leo había escapado de alguna manera de su caída ileso. Draco le vio agachado de pórtico a pórtico, lanzando fuego a las águilas gigantes abalanzándose hacia él. Los semidioses romanos intentaron atraparle, tropezándose por encima de balas de cañón y esquivando turistas, que gritaban y corrían en círculos.

Los guías turísticos gritaban:

—¡Es sólo una recreación! —a pesar de que no sonaban demasiado seguros. La niebla hacía todo lo que podía para cambiar lo que veían los mortales.

En el centro del patio, un elefante gigantesco, (¿podría ser Frank?), lo arrasaba todo alrededor de los mástiles, tumbando guerreros romanos. Jason estaba de pie a unos metros, luchando con la espada con un bajo y fornido centurión cuyos labios estaban manchados de rojo cereza, como si fuera sangre. ¿Un aspirante a vampiro o un aficionado a los Kool—Aid?

Mientras Draco miraba, Jason gritó:

—¡Lo siento por esto, Dakota! —

Hizo una voltereta por encima de la cabeza del cinturón como si fuera un acróbata y golpeó el mango de su gladius en la parte trasera de la cabeza del romano.

Dakota se derrumbó.

Lastima.

Draco pensaba que era agradable.

—¡Jason! —le llamó Annabeth.

Observó el campo de batalla hasta que la vio. Annabeth señaló hacia el lugar dónde estaba el Argo II atracado.

—¡Haz que los demás suban a bordo! ¡Retirada! —

—¿Y tú? —le llamó.

—¡No me esperéis! —

Annabeth salió corriendo antes de que Draco pudiera protestar.

La lucha sigue sin Annabeth que ha saltado para hacer.

¿Cosas de hijos de Atenea?

Los semidioses romanos habían formado filas y estaban avanzando hacia el Argo II, pero una tormenta en miniatura se había formado encima de sus cabezas. Aunque el día era claro a su alrededor, los truenos retumbaban y los relámpagos brillaban por encima de los romanos. La lluvia y el viento les hacían retroceder.

Jason y Percy estaban controlando el aire a su favor.

Draco sintió el miedo de Annabeth y quiso acercarse, pero algo lo retuvo con fuerza contra el barco.

Ella es fuerte.

Puede hacerlo sola.

Pero Draco odiaba que quería estar ahí.

De los muelles, les llegó una voz familiar que chillaba por encima del viento:

—¡Matadles! ¡Matadles! —

Octavian había sobrevivido a su estancia en el puerto, para desgracia de Draco. Estaba agachado detrás de sus guardias, mientras animaba a los otros semidioses romanos mientras ellos luchaban contra el barco, levantando sus escudos como si pudieran detener la tormenta que les caía encima.

En la cubierta del Argo II, Percy y Jason estaban de pie juntos, con sus espadas cruzadas. Draco tuvo un escalofrío cuando se dio cuenta de que los chicos trabajaban como uno solo, convocando el cielo y el mar para hacer su voluntad. El viento y el agua se agitaban juntos. Las olas golpeaban los muros del fuerte y los relámpagos brillaban. Las águilas gigantes habían desaparecido del cielo. Había los restos de un carruaje quemado en el agua y el entrenador Hedge sujetaba una ballesta, disparando al azar a los pájaros romanos mientras volaban por encima de sus cabezas. Draco también no dudaba en usar explosiones de magia o congelar como fuera a quien se acercara demasiado, viva ser un mago.

Una silueta apareció de la nada.

Draco entrecerró los ojos.

—¿Annabeth? —pregunto confundido.

Los vientos que frenaban los romanos parecían no tener efecto en ella.

Octavian gritó:

—¡Detenedla! —

Una lanza pasó volando cerca de su oreja. El Argo II estaba casi despegando del muelle. Piper estaba en la pasarela, con la mano estirada hacia ella. Annabeth saltó y agarró la mano de Piper. La pasarela se cayó al agua, y las dos chicas se derrumbaron contra cubierta.

—¡Vamos! —gritó Annabeth—. ¡Vamos, vamos, vamos! —

Los motores rugieron por debajo de ella. Los remos se agitaron. Jason cambió el rumbo del viento y Percy convocó una ola gigantesca, que levantó el barco más arriba que las paredes del fuerte y lo empujó hasta el mar. Cuando el Argo II alcanzó toda su velocidad, el Fuerte Sumter era sólo un borrón en la distancia, y estaban atravesando las olas hacia los territorios de antaño.

Joder.

Ahora, cuando el Argo II corrió por las olas, Leo tuvo que usar toda su habilidad sólo para mantener el barco en una sola pieza. Percy y Jason eran demasiado buenos para crear tormentas masivas.

En un momento dado, Annabeth estaba al lado de Leo, gritando contra el rugido del viento: — ¡Percy dice que habló con un Nereida en el puerto Charleston! —

Draco se pregunta cuando paso eso.

Si fue cuando estaban corriendo hacerse un tatuaje y Percy parecía un rato distraído sobre el muelle o cuando lo arrastro bajo el agua ya que no recordaba nada.

—Me alegro por él— gritó a Leo.

Todo el barco se agitaba furiosamente.

—Le dijo que debemos buscar la ayuda de los hermanos de Quirón. —

—¿Qué significa eso? ¿Los Ponis de la Fiesta? —

Leo nunca había conocido a parientes locos del centauro Quirón, pero había oído rumores de luchadores de espada, concursos de beber cerveza de raíz y maduradores Súper rellenos de crema batida a presión.

Draco no quiso hablar del tema.

—No estoy segura— dijo Annabeth—Pero tengo coordenadas. ¿Puedes ingresar latitud y longitud en esta cosa? —

—Puedo ingresar gráficos de estrella y ordenarte un smoothie, si lo deseas. ¡Por supuesto que puedo ingresar latitud y longitud! —

Annabeth recitó los números. Leo se las arregló para ingresarlos, mientras sostenía el volante con una mano. Un punto rojo apareció en la pantalla de visualización de bronce.

—Ese lugar está en el medio del Atlántico, dijo. ¿Ellos tienen un yate?—

Annabeth se encogió de hombros.

—Sólo mantén el Barco en una pieza hasta que lleguemos más lejos de Charleston. ¡Jason y Percy mantendrán el viento! —

—¡Tiempo de diversión feliz! —

Pareció una eternidad, pero finalmente se calmó el mar y murieron los vientos.

—Valdez, —dijo el entrenador Hedge, con delicadeza sorprendente—. Déjame tomar el mando. Has estado dirigiendo por dos horas. —

—¿Dos horas? —

—Sí. Dame el timón. —

—¿El entrenador? —

—¿Sí, chico? —

—No puedo aflojar mis manos. —

Draco que había estado en ese lugar las dos horas con pensamientos algo perdidos, solamente suspiro antes de acomodarse entre el chico y con ayuda del entrenador Hedge lograron liberarlo. El entrenador Hedge tomo el timón, mientras Draco logro subir a Leo a su espalda que lucía totalmente agotado.

Leo echó un último vistazo a la consola. Sus ojos apenas podían concentrarse.

Pero aun habla.

Idiota.

—Sólo ten cuidado con los monstruos, —dijo al entrenador—. Y ten cuidado con el estabilizador dañado. Y…—

—Ya lo tengo cubierto —prometió el entrenador Hedge—. ¡Ahora Draco, sácalo de aquí! —

Leo asintió con cansancio.

Draco no dudo en obedecer al tipo para variar.

Percy y Jason se sentaron con la espalda apoyada en el mástil, con la cabeza hundida en el agotamiento. Annabeth y Piper estaban tratando de conseguir que tomen un poco de agua.

Hazel y Frank estaban justo fuera del alcance del oído, teniendo una conversación que involucraba ondas con las manos y movimientos de cabeza.

La conversación se detuvo bruscamente cuando Hazel vio a Leo en su espalda. Todo el mundo se reunió en el mástil.

Frank frunció el ceño como si estuviera tratando de convertirse en un bulldog.

— No hay señales de persecución—

—O tierra— añadió Hazel.

Se veía un poco verde.

Draco escudriñó el horizonte. Nada más que océano en todas direcciones. Eso no debería haberle sorprendido. Ahora estaban en el medio del mar abierto, completamente solos, navegando hacia el "Mare Nostrum", donde todos los monstruos que dan miedo y gigantes desagradables habían venido. Los romanos podrían no seguirlos, pero no podían contar con la ayuda de Campamento Mestizo, tampoco.

Leo se volvió a Annabeth.

—¿Encontraste el mapa que querías?

Ella asintió con la cabeza, aunque estaba pálida. Draco se preguntó que había visto en el Fuerte Sumter que podría haberla sacudido tanto.

Su vínculo estaba inquieto.

Se sintió un poco estúpido intentar calmarla por este, cuando el día anterior los estaba lastimando.

—Voy a tener que estudiarlo, —dijo ella, como si ese fue el final de la asignatura—. ¿Qué tan lejos estamos de esas coordenadas? —

—A la velocidad de remo superior, alrededor de una hora, —dijo Leo—. ¿Alguna idea de lo que estamos buscando? —

—No, —admitió ella—. ¿Percy? —

Percy levantó la cabeza. Sus ojos verdes estaban inyectados en sangre y caídos.

— La Nereida dijo que los hermanos de Quirón estaban allí, y que querían oír hablar de ese acuario en Atlanta. No sé a qué se refería, pero... —Hizo una pausa, como si hubiera agotado toda su energía diciendo mucho—. Ella también me advirtió que tuviéramos cuidado. Keto, la diosa en el acuario: ella es la madre de los monstruos marinos. Ella podría estar atrapada en Atlanta, pero ella todavía puede enviar a sus hijos tras de nosotros. La Nereida dijo que deberíamos esperar un ataque. —

—Maravilloso— murmuró Draco por bajo de brazos cruzados.

Jason intentó ponerse de pie, lo que no era una buena idea. Piper le agarró para que no se caiga, y se deslizó hacia abajo del mástil.

—¿Podemos poner la nave en el aire?, —se preguntó—. Si pudiéramos volar…—

Seria agradable.

Draco se siente mareado aún.

—Eso sería grandioso, —dijo Leo—. Excepto porque Festus me dice que el estabilizador puerto—aéreo quedó pulverizado cuando el buque pasó contra el muelle del Fuerte Sumter. —

—Teníamos prisa, —dijo Annabeth—. Tratando de salvarte. —

—Y salvarme es una causa muy noble, —coincidió Leo—. Sólo estoy diciendo que va a tomar algún tiempo para arreglarlo. Hasta entonces, no vamos a volar a ningún lugar. —

Percy flexionó los hombros e hizo una mueca.

—Me parece muy bien. El mar es bueno. —

Draco le dio una mala mirada que hizo al chico parecer incomodo.

—Habla por ti mismo. —Hazel miró al sol de la tarde, que estaba casi hasta el horizonte—. Tenemos que ir rápido. Hemos quemado otro día, y Nico sólo tiene tres más restantes. —

Ambos intercambian una mirada.

Hazel se acerca a él casi de forma instintiva, no han hablado casi nada hasta ahora, pero no hay duda de que Hazel sabe que Draco esta igual de interesado que ella por encontrar a Nico.

Es peligroso.

Hazel lo ha visto en su peor forma.

Pero ella parece capaz de superar ese miedo con tal de recuperar a su hermano.

—Podemos hacerlo, —prometió Leo.—. Podemos llegar a Roma en tres días, suponiendo que, ya sabes, nada inesperado ocurra—

Frank lanzó un gruñido. Parecía que todavía estaba trabajando en esa transformación bulldog.

— ¿Hay alguna buena noticia? —

Draco le dio un estate quieto por el vínculo, este hizo un puchero.

—En realidad, sí, —dijo Leo—. De acuerdo a Festus, nuestra mesa voladora, Buford, lo logró de forma segura mientras estábamos en Charleston, así que las águilas no la alcanzaron. Por desgracia, perdió la bolsa de lavandería con los pantalones. —

—¡Demonios! —Dijo Frank.

Sin duda, Frank habría maldecido un poco más, pero Percy interrumpió doblándose de dolor y gemidos.

—¿El mundo acaba de girar al revés? — se preguntó.

Jason se llevó las manos a la cabeza.

— Sí, y está girando. Todo es de color amarillo. ¿Se supone que deba ser amarillo? —

Annabeth y Piper intercambiaron miradas desconcertadas.

—Convocar la tormenta realmente ha mermado sus fuerzas, —dijo Piper a los chicos—. Tienen que descansar. —

Annabeth asintió con la cabeza.

— Frank, ¿puedes ayudarnos a llevar a las cubiertas inferiores a los chicos? —

Frank miró a Leo, sin duda reacio a dejarlo solo con Hazel.

—Está bien hombre, —dijo Leo—. Sólo trata de no maldecir en el camino por las escaleras. —

Draco vio como Hazel sigue mirando a Leo desconfiada, pero parece tener como preocupación a Nico ya que camina tranquila a otro lado con nauseas, Leo solamente se queda a su lado suspirando.

Estaban solos excepto por el entrenador Hedge, que estaba de vuelta en el alcázar cantando el tema musical de Pokémon. El entrenador había cambiado la letra de: "Atraparlos hay que atraparlos", y Leo no quería saber por qué.

La canción no parecía ayudar con la náusea de Hazel.

—Ugh... —

Ella se inclinó y abrazó a sus costados. Tenía el cabello muy agradablemente rizado y marrón dorado, como rizos de canela.

—No te inclines, —aconsejó—. No cierres los ojos. Eso hace que el mareo empeore. —dice Draco por experiencia propia.

—¿Lo hace? ¿Te has mareado también? —

—Odio el mar—

—Percy es tu mejor amigo—

—Irónico—

Hazel sonríe mientras Leo se ríe diciendo que a él le marean los coches.

—¿Coches? —Hazel se enderezó con dificultad—. Puedes navegar un barco o volar un dragón, ¿pero los coches que te enferman? —

—Lo sé, ¿ok? —Leo se encogió—. Yo soy especial de esa manera. Mira, mantén los ojos en el horizonte. Ese es un punto fijo. Te va a ayudar. —

Hazel respiró hondo y miró a lo lejos. Sus ojos eran de oro brillante, como el cobre y el bronce en la cabeza de los discos mecánicos de Festus.

Draco le imito sintiéndose inmediatamente más relajado.

—¿Mejor? — Preguntó.

—Tal vez un poco. —

Ella sonaba como si sólo estuviera siendo amable. Mantuvo los ojos fijos en el horizonte, pero a Leo le dio la sensación de que estaba midiendo su estado de ánimo, teniendo en cuenta que decir.

—Frank no te maldijo a propósito, —dijo—. Él no es así. Es sólo un poco torpe a veces. —

—Oops, —dijo Leo, con su mejor voz de Frank Zhang—. Abandonemos a Leo en un pelotón de soldados enemigos. ¡Demonios! —

Hazel intentó reprimir una sonrisa.

—Pónsela fácil, —dijo Hazel—. Tú y tus bolas de fuego ponen a Frank nervioso. —

—El hombre puede convertirse en un elefante, y ¿yo le pongo nervioso? —

Hazel mantuvo sus ojos en el horizonte. No parecía tan mareada, a pesar del hecho de que el entrenador Hedge seguía cantando su canción de Pokémon en el timón.

—Leo, —dijo—, lo que pasó en el Gran Lago Salado... —

Draco mira a ambos chicos sintiéndose un poco intrusivo, intenta irse, pero Leo lo sostiene ahí para que no se vaya.

Maldita sea.

Leo tomó la galleta de la fortuna de su cinturón de herramientas y la giró en sus dedos y se preguntó qué precio tendría que pagar si decidía abrirla.

Tal vez había llegado el momento.

—Estoy dispuesto, —le dijo a Hazel—. Yo podría usar la galleta de la fortuna para encontrar a tu hermano. —

Hazel miró atónita.

— ¿Qué? ¡No! Quiero decir... Yo nunca te pediría que hicieras eso. No después de lo que dijo Némesis sobre el costo horrible. ¡Apenas nos conocemos el uno al otro! —

Draco casi quiso silenciarla.

Déjala usar la puta galleta.

Ocupan encontrar a Nico, ya cualquier cosa después no importa.

Ese comentario de "Apenas nos conocemos el uno al otro" le hizo sentir algo de dolor, aunque Leo sabía que era verdad.

—Así que... ¿eso no es de lo que querías hablar?, —Preguntó—. Uh, ¿quieres hablar del momento sosteniendo-manos-en-la-roca? Porque tengo una novia, o algo así, estamos viendo sobre el caso…—

Draco realmente quería irse.

Pero Leo estaba nervioso sin dejarlo ir.

Maldijo a Lavender.

—¡No! —Dijo ella rápidamente, abanicándose la cara—. No, yo estaba pensando en la forma en que engañaste a Narciso y las ninfas... —

—Oh, está bien. —Leo miró tímidamente a su brazo.—. Parecía una buena idea en ese momento. —

—Estuviste increíble, —dijo Hazel—. He estado dándole vueltas, a lo mucho que me recuerdas a… —

—Sammy, —supuso Leo—. Me gustaría que me digas quién es. —

—Quién era, —corrigió Hazel. El aire de la noche era cálido, pero se estremeció—. He estado pensando... podría mostrártelo. —

No.

Ya basta.

Draco se escabullo de la mano de Leo haciendo que ambos chicos voltearan a verle, señalo a Hazel.

—No quiero escuchar cosas personales—luego señalo a Leo—si engañas a Lavender de cualquier forma yo mismo te meteré mi bota en tu trasero—gruñe antes de dar media vuelta e irse.

Porque no.

No quiere escuchar nada de esto.

Corre rápidamente a la cocina del lugar.

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Hay un ataque que no deja a Draco descansar.

Percy grito el mítico: ¡Camaronzilla!

Al monstruo que los atacaba, Draco voltea a ver a su amigo porque es estúpido, luego Leo se disculpa porque aparentemente olvido hacer algo en el barco que los puso ante la vista de monstruos.

Es todo un caos.

Draco intenta controlar a la bestia como puede, pero estar en el mar no ayuda mucho a su forma de luchar, el sentir a Nico cansado todo el tiempo sumado a sus hombros es horrible.

Camaronzilla lo azota junto a los demás.

Frank, Hazel y Leo desaparecen.

Tanto por estar unidos para variar.

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Entonces, el monstruo se había hundido en las profundidades y desapareció junto con tres de sus amigos, y nadie había sido incapaz de ayudarlos.

Después, Annabeth, el entrenador Hedge, Buford la mesa corrieron a reparar las cosas para que el barco no se hundiera. Percy, a pesar de haberse agotado, buscaba en el océano a sus amigos desaparecidos. Jason, también agotado, voló alrededor del aparejo como un rubio Peter Pan, apagando incendios a partir de la segunda explosión verde que había iluminado el cielo justo encima del palo mayor.

Draco no se había sentido tan inútil en un gran tiempo.

Solo pensaba en una cosa.

Lavender iba a matarlo.

Perdió de vista a su novio.

Restregó su rostro cansado, esta misión estaba resultando ser un verdadero dolor de cabeza que no dejaba descansar a nadie.

Cuando salió el sol, ninguno de ellos había dormido. Percy había fregado el suelo marino y no encontró nada. El Argo II ya no estaba en peligro de hundirse, aunque sin Leo, que no podían hacer reparaciones completas. La nave era capaz de navegar, pero nadie sugirió abandonar el área, no sin sus amigos desaparecidos.

Piper y Annabeth enviaron mensaje Iris hacia el Campamento Mestizo, advirtiendo a Quirón de lo que había sucedido con los romanos en el Fuerte Sumter. Annabeth explico su intercambio de palabras con Reyna. Piper transmitió la visión de su cuchillo sobre las carreteras del norte SUV. El rostro del amable centauro parecía de la edad de treinta años, durante el curso de su conversación, pero les aseguro que iba a ver las defensas del campamento. Tyson, la señorita O'Leary, y Ella habían llegado bien. Si era necesario, Tyson podía reunir un ejército de ciclopes para defender el campamento, y Ella y Rachel Dare ya estaban comparando profecías, tratando de aprender más acerca de lo que deparaba el futuro. El trabajo de los 8 semidioses a bordo del Argo II, Quirón les recordó, era terminar la misión y volver a salvo.

—¿Perdiste al chico que aún no es mi novio? —había dicho Lavender incrédula.

Draco gimoteo.

—No, solamente ya no está donde lo deje, pero lo encontraremos pronto—intenta calmar Draco.

Todos sus otros amigos estaban en cubierta, Draco estaba con sueño y pasaba una mano por su rostro mientras Lavender se quejaba de que perdió a su no novio. Theo la aparto amablemente diciendo que no esperaba luchar contra los romanos.

Lo cual no ayudaba en lo más mínimo a la misión.

Theo tiene sangre romana, fue un poco reconfortante ver que a pesar de todo sigue de su lado.

Anthony por fin los aparta a ambos.

—¿Noticias de Nico? ¿Will comienza a ponerse nervioso? —musita Anthony con un suspiro cansado, a lo cual Draco arruga los labios.

Cada día están más cerca de que Nico muera y ahora sin Leo, que también podría estar muriendo ahora mismo con Hazel y Frank, es todo caos. El lazo con Frank a veces se tensaba, pero era un recordatorio que estaba con vida.

En toda esta misión se ha sentido un inútil.

—Yo también, maldita sea, quiero tener a Nico conmigo Anthony—musita un poco nervioso de si mismo.

Débil.

Eres débil.

Siente la voz de Nyx susúrrale desde su espalda y no puede más que pensar que tiene razón.

—Todo va salir bien—el vínculo de Anthony se siente cálido, cercano, reconfortante como una pequeña manta que te cubre en los hombros pero que te tranquiliza.

Voltea a verlo agradecido.

No sabe cómo decirles a sus amigos que esta asustado, del monstruo que puede ser, del que ya ha sido.

Cada día en esta misión, revela una parte de la que no se siente orgulloso.

—¿Has hablado con Jason? —

—No, ¿Por qué? —

—Nada—

Anthony le da una larga mirada, pero Draco no sabe ni que decirle, había tenido una charla con Jason anteriormente, pero no es como que este fuera a dejar a Piper de la nada para declararle su amor a Anthony en medio de una misión. Aunque claro, había notado que Piper y Jason parecían más relajados el uno con el otro, no había besos o toques de manos.

Estaba confundido.

Unos pasos hicieron que levantara el rostro.

Anthony y Draco se tensaron al ver a Jason entrar luciendo estresado, solo para congelarse al ver el reflejo de Anthony en la llamada.

Maldita sea.

¿Dos veces hoy?

Primero Leo y Hazel, ahora en medio de Jason y Anthony, quiere correr para buscar a Percy para decirle que estaba cansado de todo. Una parte de él quisiera que Harry estuviera aquí para poder incomodar a otros como se siente ahora de incomodo él.

—Anthony—hay un tono nervioso en la voz de Jason, lo que le hace recordar a Draco que aún no sabe porque ambos estaban nerviosos el uno con el otro desde el inicio—¿Cómo estás? —

Soltó una tos incomoda.

El campamento.

Hubiera preguntado por el campamento, en lugar de solo por Anthony.

—¿Qué pasa con estos chicos? —susurra por bajo antes de notar como Anthony luce calmadamente por fuera, aunque por dentro el vínculo parece volverse un caos que le da dolor de cabeza.

Felicidad.

Nervioso.

Incomodidad.

Más felicidad.

Le golpea mentalmente por el vínculo, Anthony voltea a verlo sonrojado y tose un poco nervioso.

—Todo está bien por aquí—musita Anthony en falsa tranquilidad.

Silencio.

Incomodo.

Draco cubre su rostro con sus manos porque quiere morirse antes de aguantar un poco más de esto.

—Qué bueno—

—¿Qué hay de Piper? —

Es todo, ya no soporta eso, Draco se pone de pie listo para irse, porque no quiere escuchar esta conversación.

—Termine con ella—bueno tal vez se va a quedar, tanto Anthony como Draco voltean a ver a Jason con la boca abierta, especialmente Draco que no sabe cuándo sucedió eso—no la amaba, es una gran amiga y mi mejor amiga sin duda que me apoya, pero no era la persona que amo—a la hora de hablar lo dice con una intensidad al ver a Anthony.

Que, si no es una maldita declaración nivel dorama coreano, Draco no sabe que maldita sea.

Entonces la puerta se abre.

—¡No! —el chillido viene de Draco, haciendo que tanto Anthony como Jason se sonrojen como si hubieran olvidado su existencia.

Percy está ahí, confundido viéndolos.

—Leo, Frank y Hazel acaban de aparecer—luce confundido sin entender que pasa.

Bien están con vida.

Asombroso.

Draco voltea a ver a Anthony y Jason, sabe que cualquier cosa se ha apagado por ahora, llora todo el tiempo que Percy lo arrastra a cubierta porque no pudo ver como terminaba esa charla, mientras Anthony asegura hablar sobre la nueva noticia al campamento.

Maldición.

Su novela.

No sentía tanto estrés desde la junta directiva de Betty la fea.

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—¿Me extrañaste? —se rio Leo al verlo, antes de chillar cuando Draco iba a matarlo.

Percy y Jason logran controlarlo, antes que todo se calme de nuevo.

Piper estaba repentinamente furiosa.

— ¿Dónde estabas? ¿Cómo están ustedes vivos? —

—Es una larga historia, —dijo. Una cesta de picnic se balanceaba en la superficie junto a el.— ¿Quieres una galleta? —

Una vez que subieron a bordo y se pusieron ropa seca (pobre Frank tuvo que pedir prestado un par de pantalones demasiado pequeños de Jason) la tripulación se reunió todos en el alcázar para un desayuno, excepto el entrenador Hedge, quien se quejo de que la atmosfera estaba demasiada tierna para su gusto y bajo a reparar algunas abolladuras en el casco. Mientras que Leo se desvivía por sus controles del timón, Hazel y Frank relataron la historia de los peces centauros y su campo de entrenamiento.

—Increíble, —dijo Jason—. Estos son unos brownies realmente buenos. —

—¿Ese es tu único comentario? —exigió Piper.

El pareció sorprendido.

— ¿Qué? Escuche la historia. Peces-centauros. Seres marinos. Carta de presentación al dios de rio Tibet. Lo tengo. Pero estos brownies. —

Draco a su lado está comiendo igual que Jason con las mejillas hinchadas, Percy claramente los ve de un lado a otro notando las similitudes que no hay.

Le escupe Brownie en el rostro.

Percy chilla asqueado.

Annabeth se cubre el rostro con sus manos.

—Lo sé, —dijo Frank, con la boca llena—. Trata con las conservas de durazno de Esther. —

—Eso, —dijo Hazel—, es muy desagradable. —

—Pásame la jarra, hombre— dijo Jason.

Hazel y Piper intercambiaron una mirada de exasperación total. Chicos… Percy, por su parte, quería oír todos los detalles sobre el campamento acuático.

Seguía volviendo a un punto:

— ¿No querían encontrarse conmigo? —

—No es eso, —dijo Hazel—. Solo... la política submarina, supongo. La gente sirena es territorial. La buena noticia es que están vigilando ese acuario en Atlanta. Y van a ayudar a proteger el Argo II mientras cruzamos el Atlántico.

Percy asintió con aire ausente.

— ¿Pero no querían verme? —

Draco la da una mala mirada, mientras Annabeth le dio un manotazo en el brazo.

— ¡Vamos, sesos de algas! Tenemos otras cosas de que preocuparnos. —

—Tienes razón, —dijo Hazel—. Después de hoy, Nico tiene menos de dos días. Los centauros pescados dijeron que tenemos que rescatarlo. Es esencial para la búsqueda de alguna manera. —

Miro a su alrededor a la defensiva, como si esperara que alguien discutiera. Nadie lo hizo. Draco pudo imaginar lo que Nico di Angelo estaba sintiendo, atrapado en un frasco con solo dos semillas de granada que le quedaban, y no sabía si iba a ser rescatado.

Draco suspiro viendo el Brownie en sus manos.

—Nico debe tener información acerca de las puertas de la muerte, —dijo Piper—. Vamos a salvarlo, Hazel. Podemos hacerlo en el tiempo. ¿Correcto, Leo? —

—Que? —Leo arranco sus ojos de los controles—. Oh, sí. Debemos llegar mañana por la mañana al Mediterráneo. A continuación, pasar el resto de ese día navegando a Roma, o volar, si consigo fijar el estabilizador para entonces... —

Jason de repente lucia como si su brownie con durazno no sabía muy bien.

— Lo que nos pondrá en Roma en el último día posible para Nico. Veinticuatro horas para encontrarlo, la mayor parte. —

Percy cruzo sus piernas.

— Y eso es solo una parte del problema. Esta La Marca de Atenea, también. —

Annabeth no parecía contenta con el cambio de tema. Apoyo la mano en su mochila, la cual, desde que salieron de Charleston, ella siempre parecía tener con ella.

Abrió el bolso y saco un disco de bronce fino del diámetro de un donut.

— Este es el mapa que he encontrado en el Fuerte Sumter. Es... —Se detuvo bruscamente, mirando a la superficie lisa de bronce. ¡Esta en blanco! —

Percy lo tomo y examino los dos lados.

— ¿No estaba así antes? —

― !No! Yo estaba mirándolo en mi cabina y... —Annabeth murmuro en voz baja—. Debe ser como la marca de Atenea. Solo puedo verla cuando estoy sola. No se mostrará a otros semidioses. —

Frank se deslizo hacia atrás como si el disco pudiera explotar. Tenía un bigote de zumo de naranja y una barba de migas de brownie que hizo Piper quiera entregarle una servilleta.

—¿Qué tenía dentro?, —Pregunto Frank nerviosamente—. ¿Y cuál es la marca de Atenea? Yo todavía no lo entiendo. —

Annabeth tomo el disco de manos de Percy. Ella se convirtió en la luz del sol, pero se quedó en blanco.

— El mapa era difícil de leer, pero mostro una mancha en el rio Tiber en Roma. Creo que ahí es donde empieza mi búsqueda... el camino que tengo que tomar para seguir la Marca. —

—Tal vez ahí es donde te encuentras a Tiberino el dios del rio, —dijo Piper—. ¿Pero que es la marca? —

—La moneda, —murmuro Annabeth.

Percy frunció el ceño

— ¿Qué moneda? —

Annabeth busco en su bolsillo y saco una dracma de plata.

— He estado llevando esto desde que vi a mi madre en Grand Central. Es una moneda ateniense. —

—Una lechuza, —señalo Leo—. Bueno, eso tiene sentido. Supongo que la rama es una rama de olivo. Pero, .que es esta inscripción, ΑΘΕ? ¿Área de efecto? —

—Es alfa, theta, épsilon, —dijo Annabeth—. En griego significa "de los atenienses"... o se puede leer como "los hijos de Atenea".. Es una especie de lema ateniense. —

—Al igual que SPQR para los romanos, —adivino Piper.

Annabeth asintió.

— De todos modos, la marca de Atenea es un búho, al igual que ese. Aparece en rojo ardiente. Lo he visto en mis sueños. A continuación, dos veces en el Fuerte Sumter. —

Ella describió lo que había sucedido en el fuerte, la voz de Gea, las arañas de la guarnición, la marca ardiendo. Draco podría decir que no fue fácil para ella hablar de eso.

Percy tomo la mano de Annabeth.

— Yo debería haber estado allí para ti. —

—Pero ese es el punto, —dijo Annabeth—. Nadie puede estar allí para mí. Al llegar a Roma, voy a tener que actuar por mi cuenta. De lo contrario, la marca no aparecerá. Voy a tener que seguir a... a la fuente. —

Frank tomo la moneda de las manos de Leo. Miro fijamente a la lechuza. "La Maldición de los gigantes en pálido y oro, ganara con el dolor de una cárcel de tejido".. El miro a Annabeth.

— ¿Qué es esta cosa... en la fuente? —

Antes de que Annabeth pudiera responder, Jason habló.

—Una estatua, —dijo—. Una estatua de Atenea. Por lo menos... esa es mi suposición. —

Piper frunció el ceño.

— Dijiste que no lo sabias. —

—No. Pero cuanto más pienso en ello... solo hay un artefacto que cabe en la leyenda. —Se volvió a Annabeth—. Lo siento. Debería haberte dicho todo lo que he oído, mucho antes. Pero, honestamente, yo estaba asustado. Si esta leyenda es cierta —

—Lo sé, —dijo Annabeth—. Me imagine que fuera, Jason. Yo no te culpo. Pero si logramos salvar la estatua, griegos y romanos juntos... ¿No lo ves? Podría cerrar la brecha. —

—Espera. —Percy hizo un gesto de tiempo fuera—. ¿Qué estatua? —

Annabeth llevo la medalla de plata y se la guardo en el bolsillo.

— La Atenea Pártenos, —dijo—. La estatua griega más famosa de todos los tiempos. Tenía doce metros de altura, cubierto de marfil y oro. Se erigió en medio del Partenón en Atenas. —

El barco se quedó en silencio, a excepción de las olas contra el casco.

—Está bien, yo preguntare, —dijo Leo por fin—. ¿Qué le paso?

—Desapareció, —Annabeth dijo.

Leo frunció el ceño.

—¿Cómo una estatua de doce metros de altura, en medio del Partenón desaparece? —

—Esa es una buena pregunta, —dijo Annabeth—. Es uno de los misterios más grandes de la historia. Algunas personas pensaron que la estatua fue fundida por su oro, o destruida por los invasores. Atenas fue saqueada varias veces. Algunos pensaron que la estatua fue llevada por… —

—Por los romanos, —termino Jason—. Por lo menos, eso es una teoría, y se ajusta a la leyenda que escuche en el Campamento Júpiter. Para romper el espíritu de los griegos, los romanos se llevaron La Atenea Pártenos cuando se hicieron cargo de la ciudad de Atenas. La escondieron en un santuario subterráneo en Roma. Los semidioses romanos juraron que nunca volvería a ver la luz del día. Ellos literalmente robaron a Atenea, por lo que ya no podía ser el símbolo del poder militar griego. Ella se convirtió en Minerva, una diosa mucho más doméstica. —

—Y los hijos de Atenea han estado buscando la estatua desde entonces, —dijo Annabeth—. La mayoría no saben acerca de la leyenda, pero en cada generación, unos pocos son elegidos por la diosa. Se les da una moneda como la mía. Siguen la marca de Atenea... una especie de sendero mágico que los une a la estatua... con la esperanza de encontrar el lugar de descanso de la Atenea Pártenos y obtener la estatua de nuevo. —

Percy parecía sorprendido por el buen trabajo en equipo.

Draco no realmente, ambos se parecen en algunas cosas, curioso.

—. Así que si nosotros, me refiero tú, encuentras la estatua... ¿qué hacemos con ella? ¿Acaso se puede mover? —

Draco que había admirado todo en silencio como espectador estaba pensando en eso.

Suena como una estatua muy grande para moverla fácilmente.

Incluso con un barco volador, parece ser la parte más difícil de esta tarea.

—No estoy segura, —admitió Annabeth—. Pero si pudiéramos salvarla de alguna manera, se podría unir a los dos bandos. Podría curar a mi madre de este odio que tiene, rasgando sus dos aspectos separados. Y tal vez... tal vez la estatua tiene algún tipo de poder que nos puede ayudar contra los gigantes. —

Draco miro a Annabeth con asombro, empezando a apreciar la enorme responsabilidad de su amiga había aceptado. Y la intención de Annabeth de hacerlo sola.

Se pregunto si podría escabullirse para ayudarle.

Técnicamente salía de las visiones, tal vez funcionaria para este caso.

—Esto podría cambiar todo, —dijo Piper—. Podría terminar miles de años de hostilidad. Podría ser la clave para derrotar a Gea. Pero si no te podemos ayudar... No termino la frase, pero la pregunta parecía flotar en el aire: ¿Salvar la estatua será posible? —

Annabeth cuadro los hombros. Draco sabía que debía estar aterrorizada por dentro, pero ella hizo un buen trabajo ocultándolo.

—Tengo que tener éxito, —dijo Annabeth simplemente—. El riesgo vale la pena. —

Hazel hizo girar su pelo pensativa.

—No me gusta la idea de que arriesgues tu vida sola, pero tienes razón. Vimos lo que la recuperación del estandarte del águila real hizo por la legión romana. Si esta estatua es el símbolo más poderoso de Atenea jamás creado. —

—Podría poner algún botín grave, —ofreció Leo. Hazel frunció el ceño—. Esa no era la forma en que lo diría, pero sí. —

—A menos que... —Percy tomo la mano de Annabeth nuevo—. Ningún hijo de Atenea la ha encontrado. Annabeth, ¿qué hay ahí abajo? ¿Qué se guarda? ¿Si tiene que ver con las arañas? —

—Ganará a través del dolor de una cárcel de tejido, —recordó Frank—. ¿Tejido, cómo telas? —

La cara de Annabeth se volvió tan blanca como el papel de la impresora.

Draco pensó en una vieja leyenda.

Aracne.

Por la mirada que Annabeth y Draco compartieron, pensaban en algo similar, solamente la suplica del vinculo mantuvo a Draco en silencio.

Si era Aracne.

Draco debe ir con Annabeth.

El miedo a las arañas podría paralizarla.

—Nos encargaremos en cuando lleguemos a Roma, —sugirió Piper, poniendo un poco de su encanto vocal en su voz para calmar los nervios de su amiga—. Va a salir bien. Annabeth ya lo veras. —

—Si, —dijo Percy—. Aprendí hace mucho tiempo: nunca apostar en contra de Annabeth. —

Annabeth miro a ambos con gratitud.

A juzgar por sus desayunos comidos a media, los otros todavía se sentían incómodos, pero Leo logro sacudirlos fuera de eso. Apretó un botón y una fuerte explosión de vapor exploto en la boca de Festus, haciendo saltar a todos.

—Bueno, —dijo—. Pero todavía hay un montón de cosas que arreglar en este barco antes de llegar al Mediterráneo. Por favor, ¡repórtense con el comandante Supremo Leo para su lista de quehaceres Supe divertida! —

Piper y Jason se hicieron cargo de la limpieza de la cubierta inferior, que había sido arrojada en el caos durante el ataque de un monstruo. La reorganización de la enfermería y el área de almacenamiento tomaron la mayor parte del día.

Leo estaba en la sala de mandos.

Hazel lucia preocupada, pero Frank intentaba animarle.

Annabeth aun no reprendía a Percy y Draco por sus tatuajes.

—Annie—susurra Draco cuando la encuentra a solas en su habitación, pero la chica parece con una sonrisa tensa.

Esta asustada.

Se siente como un idiota porque hace un día la estaba lastimando por el vínculo que debería ser algo calmante entre ellos.

—Estoy bien Draco—explica ella.

No lo está.

Draco lo sabe.

No puede mentirle.

—Llévame contigo, salgo de las visiones y profecías, podría ayudarte si es…si es ella tu oponente—dice Draco sentándose con ella en la cama.

Pero Annabeth no contesta, solamente sonríe mientras lo abraza y ambos se acuestan en la cama, le recuerda mucho cuando Percy desapareció. Annabeth solía colarse en su cabaña para dormir con él cuando estaba especialmente triste.

—¿Ustedes dos se hicieron un tatuaje sin mí? —

—Cariño lo puedo explicar—

Annabeth hizo un puchero mientras Draco intentaba explicarse, pero mientras más nervioso lo veía la chica más se reía y ambos se quedaron así un rato.

Olvidándose del mundo exterior.

Aunque fuera un momento.

Cuando ambos dormitan un rato, alguien susurra un poco a su oído, no sabe si es Hestia, no sabe si es Nyx o si es la voz de esa mujer que sabe que es Esmeralda, aunque no la conozca.

—Ten cuidado, dice que solo falta una pieza, va por ti, seas quien seas, no dejes que te atrape—

Continuara…

Joder tengo miedo, se acerca lo que no nos gusta y tengo tantas sorpresas para ustedes que no me puedo esperar.

La parte que tanto añoro está cerca.

Pero hay cosas que ver antes.

2 días nos quedan para que encuentren a Nico.