Capítulo 84: Un niño que lo perdió todo, séptima parte.

Draco tiene la sonrisa de sus amigos grabada en su mente cuando la puerta se cierra.

Bob está ahí luciendo tenso, es la primera vez que saldrá en mucho tiempo.

El pequeño Bob también, acurrucado entre sus piernas, como si quisiera levantarles el animo.

Draco se pregunta vagamente que queda de él, que es lo que va a salir de estas puertas cuando este en el mundo exterior; solo fueron unos días, pero se parece una eternidad. Mientras la caja del ascensor se elevaba, las puertas se sacudieron un poco, casi como si estuvieran amenazando con expulsarlos a lo que quiera que hubiese entre la vida y la muerte.

El hilo musical del ascensor tampoco era de ayuda. Si todos los monstruos tenían que oír una canción en la que el cantante decía que le gustaban las piñas coladas y mojarse bajo la lluvia, no le extrañaba que tuvieran ganas de matar cuando llegaran al mundo de los mortales.

Pésimo servicio.

Otro movimiento un poco más brusco, Draco casi cae sentado, pero Bob le ayuda y ambos miran un poco preocupados como los paneles habían empezado a deslizarse y habían dejado entrar una vaharada de... ¿ozono? ¿Azufre?

Pequeño Bob empujó furiosamente en su lado, y la rendija se cerró.

—Doce minutos —murmuró Bob impaciente como nervioso—. Solo doce minutos—

Comparado al tiempo que llevaban en el tártaro no parecía tanto.

¿Verdad?

El corazón de Draco solo pensaba en sus amigos, que no volvería a verlos, que los dejo atrás, que la próxima vez que los viera tendrían otro rostro y no estaba seguro como reconocerlos. Se sintió mal, estaba cumpliendo su promesa, iba a salir de aquí.

El costo.

Era demasiado.

Mantuvieron las puertas cerradas al mismo tiempo que el ascensor vibraba y la música sonaba, Bob intento tranquilizarlo, Draco se limpió las lágrimas que querían salir.

Esta era la última vez que iba a llorar durante este viaje.

Ya basta.

.

.

Un pitido sonó.

La puerta se abrió.

Draco solamente sale del lugar con Bob detrás de él, el pequeño Bob en el hombro del gigante ahora y se siente cansado. El aire en el exterior es limpio, pero de alguna forma todo su cuerpo ha estado en modo supervivencia este tiempo, ahora que está en el exterior parece que todas sus energías fueran drenadas.

La estancia donde salía le recordó el Panteón de Roma, solo que ese sitio había sido decorado al estilo modernizado de Hades.

En las paredes de obsidiana había escenas de muerte grabadas: víctimas de plagas, cadáveres en el campo de batalla, cámaras de tortura con esqueletos colgando en jaulas de hierro; todo adornado con piedras preciosas que hacían todavía más espantosas las escenas.

Como en el Panteón, el techo abovedado tenía un diseño reticular con paneles cuadrados ahuecados, pero allí cada panel era una stela: una lápida con inscripciones en griego antiguo. Draco se preguntaba si había cuerpos enterrados detrás de ellas. Como su sentido subterráneo estaba fastidiado, no podía estar segura.

No vio más salidas. En la cima del techo, donde habría estado el tragaluz del Panteón, había un círculo de piedra negra reluciente, como para subrayar la sensación de que no había salida, ni cielo arriba; solo oscuridad.

Había dos personas (gigante Clitio murmura Bob a su espalda) que no conocía.

El gigante estaba envuelto en humo negro, como ella lo había visto en la visión de la encrucijada, pero en ese momento Draco podía distinguir vagamente su figura: unas patas de dragón con escamas de color ceniciento; un enorme torso humanoide revestido con una armadura estigia; un largo cabello trenzado que parecía hecho de humo. Su tez era tan oscura como la de la Muerte (Draco lo sabía bien, y a que había conocido personalmente a la Muerte). Sus ojos emitían un brillo frío como diamantes. No llevaba arma, pero eso no le hacía menos aterrador.

Estaba sujetando con fuerza a tres personas.

Leo.

Cuyo rostro parece cansado y lleno de suciedad.

Hazel.

Su cabello parece más despeinado de lo normal.

Annabeth.

Que luce demasiado delgada con ojos abiertos de incredulidad.

Todos parecen sorprendidos de verlos, pero su atención se centra en la mujer que destila peligro de la sala y que parece congelada por su presencia.

Es una hechicera, puede sentirlo.

Cosa de magos supone.

Llevaba un elegante vestido sin mangas de oro tejido y el cabello moreno recogido en un cono y rodeado de diamantes y esmeraldas. De su cuello pendía un colgante: un laberinto en miniatura sujeto con un cordón con rubíes engastados que hicieron pensar a Draco en unas gotas de sangre cristalizada.

La mujer poseía una belleza atemporal y regia, como una estatua que uno podía admirar pero que jamás podría amar. Sus ojos brillaban con malicia.

—Pasífae —dijo otra vez Bob como su interlocutor y explicando siempre las cosas para Draco, era amable.

Ah.

Pasífae era una hechicera inmortal con miles de años de experiencia creando hechizos.

La esposa de Minos.

La madre del minotauro, con el cual no tiene buena historia.

Quien ha atrapado a sus amigos.

Enemigo.

A pesar de su cansancio, su cuerpo simplemente se mueve en automático, aunque acaba de despedirse de sus amigos, también acaba de salir de en medio de una de las peores luchas que ha participado en su vida y su cuerpo simplemente no ha salido de ese estado de lucha. La mujer esta sorprendida y viéndole nerviosa, Draco siente sus pies moverse antes que su cerebro hubiera procesado toda la escena frente a él.

Esta frente a la mujer casi en un parpadeo, su mano se extiende ante que la lanza aparezca en su mano y cuando lo hace.

Atraviesa el pecho de la mujer sin piedad con un silbido del aire.

No hay interés de su parte cuando esta escupe sangre en su rostro con la mirada de shock en sus ojos, la ve levantar la mirada, como si quisiera hacer algo, pero incluso cuando el cerebro de Draco piensa que hay una ilusión a su alrededor, solamente cierra su ojo derecho. El ojo de Orion que ahora le pertenece, parece ver toda la ilusión como si fuera una extraña niebla, pero se nota claramente la forma en que es falsa por lo cual retuerce la lanza.

Sacándole un gemido a la mujer.

¿Debería sentirse mal?

Técnicamente es un humano que está matando.

No siente nada.

Es un enemigo y los enemigos tiene que acabarlos, es como los monstruos, esta de lado de Gaia que era amiga de Nyx y con eso saca la lanza haciendo que la mujer caiga sobre sus rodillas, antes de caer de lado con la mirada de sorpresa muerta.

Intenta recordar su rostro, no debería olvidar a las personas (incluso si tienen cientos de años) que mate.

Ciclio se lanza sobre él con un rugido de ira, pero no llega muy lejos antes que Bob use su escoba ahora como lanza para atravesarle el cuello, cuando el gigante cae sobre el suelo, Draco simplemente coloca una mano sobre uno de los hombros haciendo que este comience a gemir de dolor cuando le hace un cruciatus.

Su mano se sombrea de negro.

La magia negra.

No debería hacerla de forma tan libre, pero hace que el gigante se retuerce de dolor antes que comience a desvanecerse un poco y quedar inerte sin moverse, solo para finalizar cuando con un rugido el pequeño Bob le hace un enorme corte en el cuello con sus dientes ahora que es enorme para terminarlo.

Bien.

Esta muerto.

Espera.

—Draco—la voz de Annabeth lo saca de su ensoñación, gira a verla notando preocupado rápidamente la palidez de su rostro.

Se ve delgada, su rostro tiene ojeras y su cabello parece haber tenido mejores días, hay una extraña soledad en su cabeza cuando no hay vínculo entre ellos, cuando no puede saber que está sintiendo o por la manera de que alguna forma se siente alejado, como si no perteneciera a ella.

Triste.

Pero no piensa en eso.

Solo piensa que tiene mucho sueño.

Cae inconsciente antes de que pueda evitarlo.

.

.

Draco tiene un sueño, esta acostado en medio de lo que parece un claro que había en la mansión Malfoy, cuando voltea a ver a su derecha puede ver a Harry durmiendo ahí plácidamente y Draco pestañea un momento sintiéndose con paz y tranquilidad.

Estira su mano pasando sus nudillos por la mejilla de este con una sonrisa suave.

Es raro.

Hace tiempo no se siente así.

Cierra los ojos disfrutando simplemente de la brisa sobre su piel y la calidez del sol sobre ellos.

Un sueño precioso.

.

.

Draco despierta, sintiéndose miserable porque le gustaría estar en medio del sueño un poco más, en su lugar toma asiento en lo que parece su habitación en el Argo, lo cual es curioso, no debe haber pasado más de unas semanas (si sus cuentas mentales no le fallan) desde que estuvo aquí y parece una eternidad en su lugar. Mira el espacio vacío a su lado, recordando como los últimos días, cada que despertaba Bianca o Luke estaban ahí para él, el latigazo emocional duele mucho. Ellos le habían prometido que volverían con él en sus rencarnaciones, pero no tiene idea de cuánto tiempo seria eso, así que solamente se sienta en el borde de la cama haciendo control de daños.

Respirar.

No duele.

El vacío de sus vínculos faltantes está ahí, como un recordatorio de algo que tenía, que dio por sentado y que ahora no estaba.

Duele.

Pero no duele respirar, lo cual es una gran mejora desde el tártaro. Su cuerpo tiene vendas por casi todos lados, pero camina al espejo que sabe está en un cajón para sacarlo solo por curiosidad, ver el mundo en dos ojos nuevamente es una mejora que siempre señalaría.

Se queda congelado y quiere quejarse, aunque sabe que es ridículo, pero su cabello esta desigual, tiene cortes por todos lados e incluso si levanta parte de su cabello cerca de la nuca parece casi rapado; alguien lo hizo para poder vendar parte de una herida que no sabía que tenía. Luego de llorar internamente por su cabello que ocupa un corte para emparejarlo y rescatarlo lo mejor posible (ya estaba largo, pero eso no importa), mira su nuevo ojo.

Es dorado.

Contrata bastante con su otro ojo gris.

También hay una cicatriz sobre el ojo que perdió, obviamente que había dejado Nyx y aunque nunca se pudo ver realmente en el tártaro, sabía que estaba ahí por el ardor; aunque técnicamente todo ardía ahí. La cicatriz casi no se nota, se pregunta si fue Orion, si fue algo que hicieron aquí, si simplemente tuvo suerte, solamente es casi trasparente comparadas a otras como las de Theo.

Solo si la ves fijamente la notas.

¿Harry la notaría?

Tal vez, Harry nota cosas muy raras.

Un bullicio afuera le hace voltear su rostro a la puerta, una parte de él tiene dudas, todas son voces que reconoce y una parte de él tiene miedo, había sido alguien…diferente en el tártaro. En la última batalla para ser más precisos, hizo cosas de las cuales no está del todo orgulloso, pero le hicieron volver y eso debería ser positivo.

Aunque.

Si hubiera estado en Londres, ya estaría en azkaban por la cantidad de magia negra que utilizo.

Toca su pecho con incomodidad.

No sabe que sentirán los demás, ya no puede saberlo, así que si lo rechazan no podrá sentirlo, tendrá que hacerlo como las personas normales y hablarlo. Tampoco es tan malo, los últimos días con Luke y Bianca aprendió mucho sobre hablar y preguntar, pero es incómodo, porque antes no era así.

Basta.

No puede vivir toda su vida pensando en lo que fue, si no en lo que puede hacer.

Toma aire, casi siente a Bianca y Luke dándole el último empujón para salir, ellos habían sido vínculos, luego no, pero aseguraron que eso no era lo único en unirles; si ellos pudieron hacerlo, tal vez con los demás no sea tan diferente.

No es empezar de cero.

Es solo.

Cambiar, el mundo cambia constantemente, no se sorprende que también cambie.

Abre la puerta nervioso de lo que podría esperarle, pero como siempre, con el mentón en alto listo para enfrentarlo.

.

.

Hay una charla, Draco puede escucharle mientras sus pasos lo llevan a lo que parece el antiguo centro de reuniones (el comedor) tiene voces y mientras camina por los pasillos, a pesar de que no está en el exterior del Argo, no puede evitar notar lo brillante que era todo. Su ojo (¿ahora ojos?) solía estar acostumbrado a los últimos días de todo a su alrededor oscuro, ahora que podía observar fijamente las cosas, era un poco curioso como toda la vida lo hizo sin notarlo realmente. Sus piernas duelen un poco al caminar, pero en general puede moverse bien y cuando siente un poco de brisa que entra, es raro, porque no tiene un olor putrefacto. Se siente extraño fuera del tártaro, sabe que no fue tanto tiempo, pero simplemente todo parece de una forma diferente.

Toca su pecho distraídamente.

Los vínculos no están.

Pero la maldición de Aquiles sigue ahí.

Detiene sus pasos frente a la puerta, sin estar completamente seguro si debería entrar, pero solamente dura un segundo porque mientras más tiempo lo piense, todo será peor. Ha aprendido que el tiempo es muy importante así que abre la puerta sintiéndose inquieto, pero mantiene su mentón en alto, sus padres le habían enseñado que no debe darse por menos, que incluso nervioso debería estar orgulloso de ser un Malfoy y un Black.

Los extraña.

Tiene tanto que contarles.

Joder.

Estará castigado durante toda una vida cuando les cuente a sus padres toda su historia.

La charla se detiene por completo cuando Draco entra por la puerta, por mucho que quiere, no puede ver a nadie realmente en los ojos y recuerda un truco que su padre le enseño cuando era niño; uno como Malfoy no debe estar intimidado, pero si lo está, lo que debe hacer es en lugar de ver a los ojos debe ver justo entre ellos sobre la frente.

Parece que los estas observando fijamente, pero no lo haces.

Patético.

Nunca ocupo hacerlo.

Hasta ahora.

Observa rápidamente a los presentes, no quiere pensar en lo deteriorados que la mayoría de ellos se ve, no quiere pensar que los que peor se ven son sus antiguos vínculos, porque Draco aparentemente no esta tan preparado mentalmente como espero. En su lugar se fija en la persona nueva que esta presente y entrecierra la mirada ante Reyna.

Del campamento Romano.

Había escuchado susurros que hablaban sobre la estatua gigante, que por algún motivo no han enviado a hacer su función, pero no quiere pensar en eso, porque le dará dolor de cabeza y ya su cuerpo duele. Camina lentamente hasta la mesa, hay un asiento vacío que toma, observando como en la esquina del lugar se encuentra Bob; que ha cambiado su estatura de gran tamaño, para verse como una persona de su estatura.

¿Magia?

¿Magia Titan?

¿Pueden hacer eso?

Fascinante.

Pequeño Bob es quien destruye el horrible e incómodo silencio maullando contra sus piernas, su rostro se suaviza un poco al ver al pequeño gato ronroneando contra sus pies.

—Tenemos que seguir hablando sobre la estatua, creo que debemos hacer algo—corta Reyna de una forma tajante, casi sin sentimientos y Draco por un momento puede sentirse aliviado.

No sabe porque, pero seguir moviéndose parece la solución ahora, incluso aunque la derrota de Nyx fue finalizada, aunque una parte de su camino parece haberse sellado, sabe que no todo está tranquilo. Gaia y Voldemort, dos situaciones diferentes entre ellas, pero que hay que manejar.

Ambos fueron aliados de Nyx.

Problemáticos.

Esa perra molesta aun dormida.

—Espera un momento, Draco acaba de volver de los muertos literalmente, ocupamos un momento—salta Leo rápidamente alarmado viendo a todos, pero nadie parece moverse, nadie parece saber cómo actuar y solamente Hazel asiente temerosa.

Piper por otro lado suspira.

Ellos no entiende, no son vínculos, no saben lo extraño que es estar ahí sin sentir al otro, Draco no puede hablar mucho por Jason ya que su vínculo solo fue de pocas horas, pero puede recordar como cuando entraba a una habitación donde personas como Percy, Annabeth, Nico o Frank podía sentirlos en su cabeza sin intentarlo.

La sensación cálida, la diversión, el amor, el cariño.

Estaba ahí.

Ahora no hay nada.

Vacío.

Draco mantiene su rostro en blanco, porque ya nadie puede leerlo, porque nadie puede pasar por la pared si no quiere.

Se siente un poco aislado.

Ser una persona relativamente normal (eliminen la parte de semidios y mago) es bastante aburrido y doloroso, solo, pero es algo que tiene que aceptar. Orion le enseño que puede vivir sin vínculos, no, esos fueron Bianca y Luke, Orion fue un hijo de perra que se negó a dárselos.

—No hay tiempo, ahora que Frank es pretor…Un hijo de Marte, el héroe que ayudó a recuperar el águila de la legión... Puedo trabajar con un semidiós así. Solo me pregunto cómo convenceré a la Duodécima Legión Fulminata—habla Reyna con calma cruzándose de brazos.

Draco parpadea.

Una vez.

Dos veces.

Abre la boca, la cierra, parece que no fue el único haciendo locuras, piensa cuando su rostro va a Frank que parece no poder verlo. Se confunde porque pensó que o Jason o Percy serian el elegido como Pretor, pero ahora que lo piensa Frank podría ser bueno.

También luce diferente.

Más caliente.

Puede ver a un pequeño sobre su hombro viéndolo con decepción, así que Draco solamente ignora a los demás viendo a Reyna.

Control.

Ocupa tomar control de sus movimientos un poco.

—La legión te escuchará, Reyna —dijo Frank, sigue sin verlo, pero sabe que hay que continuar—. Has llegado aquí sola a través de las tierras antiguas—

Reyna masticó su sándwich como si fuera de cartón.

Leo parecía gemir sobre que esto no era el momento, Hazel luce incomoda y Pipper solamente mira fijamente a Draco, pero cuando la ve, esta parece apartar la mirada sin soportar verlo.

¿Qué ven?

Recuerdos borrosos de cuando salió del elevador, de haber matado a alguien llegan a su mente y se pregunta si todos aquí lo saben.

Deben saberlo.

Es lógico que lo sepan.

—Al hacerlo he infringido las leyes de la legión—

—Y César infringió la ley cuando cruzó el Rubicón —repuso Frank—. Los grandes líderes a veces tienen que romper los esquemas—

Ella negó con la cabeza.

—Yo no soy César. Después de encontrar la nota de Jason en el palacio de Diocleciano, localizaros fue fácil. Solo hice lo que me pareció necesario—

—Bueno, la pregunta aquí —dijo Draco, su voz sonó algo ronca y odio como la mayoría presentes se escalofriaron— Tienen la estatua de Atenea ¿Qué hacemos con ella? —

Reyna echó un vistazo a la Atenea Partenos por la ventana, o eso pensaba que estaba ahí, era demasiado brillante para verla.

—Queda muy bien en esta colina, pero no he venido hasta aquí para admirarla. Según Annabeth, una líder romana debe devolverla al Campamento Mestizo. ¿Lo he entendido bien? —

Annabeth asintió, ella tampoco podía verlo, su mano estaba inquieta sobre la mesa.

—Tuve un sueño... Estaba en la colina mestiza, y la voz de Atenea dijo: «Debo estar aquí. La romana debe traerme»—

Su voz era casi un susurro, no parecía su usual persona llena de vida que solía mandarles a Draco y Percy durante las misiones.

Sonaba rota.

—Tiene sentido —dijo Nico.

Draco se sobresaltó.

No había esperado su intervención, ver a Annabeth lucir desanimada, pálida y con el cabello hecho un desastre, lo distrajo. Nico esta, bueno todos aquí parecen pálidos, pero hay algo en la forma en que Nico tiene el mentón en alto que le recuerda a Draco.

Ah.

Tiene sentido.

Su padre también crio a Nico un tiempo.

El hijo de Hades estaba sentado en el otro extremo del corro, comiendo una granada, la fruta del inframundo. Draco se preguntó si eso era lo que Nico entendía por una broma.

—La estatua es un símbolo poderoso —dijo Nico viéndolo de reojo, sus ojos a diferencia de los demás, parecían llenos de esperanza y Draco se sintió algo conmovido por eso—. Si un romano se la devolviera a los griegos... podría superar la desavenencia histórica y quizá incluso curar el desdoblamiento de personalidad de los dioses.

El entrenador Hedge tragó su fresa acompañada de medio destornillador.

Este no parecía afectado por su presencia.

Fue agradable verlo.

—Un momento. Me gusta la paz tanto como a cualquier sátiro... —

—Usted odia la paz —dijo Leo casi resignado a charlar.

Aun parecía incomodo como todos.

—El caso, Valdez, es que solo estamos a... ¿cuánto, unos días de Atenas? Un ejército de gigantes nos está esperando allí. Nos hemos tomado muchas molestias para salvar la estatua... porque la profecía la llamaba el «azote de los gigantes» —prosiguió el entrenador—. Así que ¿por qué no nos la llevamos a Atenas con nosotros? Es evidente que es nuestra arma secreta —miró detenidamente la Atenea Partenos—. A mí me parece un misil balístico. Tal vez si Valdez le instalara unos motores... —

Piper carraspeó internándose en la charla.

—Una gran idea, entrenador, pero muchos de nosotros hemos tenido sueños y visiones en los que Gaia despierta en el Campamento Mestizo... —

Desenvainó su daga Katoptris y la dejó sobre su plato.

—Desde que volvimos al barco —dijo Piper—, he estado viendo cosas malas en la daga. La legión romana está muy cerca del Campamento Mestizo. Y están consiguiendo refuerzos: espíritus, águilas, lobos—

—Octavio —gruñó Reyna—. Le dije que esperase—

—Cuando asumamos el mando —propuso Frank—, el primer asunto a tratar debería ser poner a Octavio en la catapulta que haya más cerca y dispararlo lo más lejos posible—

Tal vez deberían matarlo.

Draco no dijo eso en voz alta.

Miraba la comida de la mesa con intriga, hace días que no comía nada…en buen estado, así que ver la comida le hizo querer vomitar.

—Estoy de acuerdo —dijo Reyna—. Pero de momento... —

—Está decidido a hacer la guerra —terció Draco aburrido—. Y lo conseguirá, a menos que lo detengamos—

Piper giró la hoja de su daga.

—Lamentablemente, eso no es lo peor. He visto imágenes de un posible futuro: el campamento en llamas, semidioses romanos y griegos muertos. Y Gaia... —le falló la voz.

Hija de puta.

No puede darles ni un día tranquilo.

Draco pasa una mano por su rostro cansado sobre su cicatriz, toca el parpado que tiene el ojo de Orion con duda.

Si Gaia era tan poderosa y contaba con un ejército de gigantes, Draco no veía cómo siete semidioses podrían detenerla, sobre todo cuando la mayoría de los dioses estaban incapacitados. Tenían que detener a los gigantes antes de que Gaia despertara, o la partida se acabaría.

Ocuparon un ejército de semidioses.

Un titan.

Lo que fuera que fuera Orion.

Para ir contra Nyx.

Draco pensó en el campamento mestizo con cierta curiosidad y se preguntó si sería suficiente, las imágenes de Anthony, Lavender y Theo en su mente fue casi con nostalgia pero seguridad, ellos habían prometido cuidarlos.

Confía en ellos.

—Entonces que Reyna se lleve la estatua —dijo Frank con seriedad—. Y nosotros seguiremos hasta Atenas—

Leo se encogió de hombros.

—Me parece guay, pero hay ciertos problemas logísticos. Tenemos...¿cuánto? ¿Dos semanas hasta el día de fiesta romano que se supone que despierta Gaia? —

—La fiesta de Spes —dijo Reyna—. Es el 1 de agosto. Hoy es... —

—18 de julio —apuntó Frank—. Así que, a partir de mañana, quedan exactamente catorce días—

Hazel hizo una mueca.

—Tardamos dieciocho días en venir de Roma aquí: un viaje que solo debería habernos llevado dos o tres días como máximo—

¿Solo fueron 18 días?

Parecía una eternidad.

—Entonces, considerando nuestra suerte —dijo Leo—, tal vez nos dé tiempo a llevar el Argo II a Atenas, encontrar a los gigantes e impedir que despierten a Gaia. Tal vez. Pero ¿cómo se supone que va a llevar Reyna esta estatua enorme al Campamento Mestizo antes de que griegos y romanos se hagan picadillo? Ni siquiera tiene y a su pegaso. Ejem, lo siento... —

—No pasa nada —soltó Reyna.

Puede que los estuviera tratando como aliados y no como enemigos, pero Draco sabía que Reyna no tenía demasiada debilidad por Leo, quizá porque había volado la mitad del foro de la Nueva Roma.

Respiró hondo.

—Lamentablemente, Leo tiene razón. No sé cómo voy a poder transportar algo tan grande. Suponía... bueno, esperaba que todos tuvierais una respuesta—comenta Jason un poco incomodo, tampoco lo ha querido ver a los ojos.

Pero es bueno que se una a la charla.

Draco sabe que Percy no lo ha hecho, que está en su lugar sin levantar la vista desde que entro.

—El laberinto —dijo Hazel—. Si Pasífae de verdad lo ha reabierto, y creo que es el caso... —miró a Draco con aprehensión y Draco recordó que mato a la mujer—. Bueno, has dicho que el laberinto puede llevarte a cualquier parte. Así que tal vez... —

—Pésima idea—dice Nico con tristeza.

No lo culpa.

Hizo un esfuerzo por encontrar las palabras adecuadas. ¿Cómo podía describir el laberinto a alguien que no lo había explorado? Dédalo lo había creado con la intención de que fuera un laberinto viviente que creciera. A lo largo de los años, se había extendido como las raíces de un árbol bajo la superficie del mundo. Sí, podía llevarte a cualquier parte. En el interior, la distancia carecía de sentido.

Podías entrar en el laberinto en Nueva York, andar tres metros y salir en Los Ángeles, pero solo si encontrabas una forma fiable de recorrerlo. De lo contrario, el laberinto te engañaría y trataría de matarte a cada paso. Cuando la red de túneles se desplomó después de la muerte de Dédalo, Draco se había sentido aliviado. La idea de que el laberinto se estuviera regenerando, abriéndose paso bajo la tierra y proporcionando un espacioso nuevo hogar a los monstruos no le entusiasmaba. Ya tenía bastantes problemas.

—Primero —dijo Nico incomodo—, los pasadizos son demasiado pequeños para la Atenea Partenos. Es imposible que la lleves allí abajo... —

Reyna echó un vistazo al grupo.

—¿Más ideas? —

—Yo podría ir —propuso Frank, aunque no parecía entusiasmado con la idea—. Si soy pretor, debería ir. Tal vez podamos fabricar una especie de trineo o... —

—No, Frank Zhang —Reyna le dedicó una sonrisa de cansancio—. Espero que en el futuro trabajemos codo con codo, pero de momento tu sitio está con la tripulación de este barco. Eres uno de los siete de la profecía—

—Yo no —dijo Nico.

Draco se congelo miró a Nico al otro lado con sorpresa.

Es verdad.

Nico no lo era.

Pensándolo un poco más intensamente.

Draco tampoco.

—Nico... —dijo Hazel dejando su tenedor.

—Yo iré con Reyna —dijo Nico—. Puedo transportar la estatua por las sombras—

—Ejem... —Leo levantó la mano—. Ya sé que nos has traído a los ocho a la superficie, y ha sido una pasada. Pero Hazel dice que transportarte a ti mismo era peligroso e impredecible. Acabaste en China un par de veces. Transportar una estatua de doce metros y dos personas a la otra punta del mundo... —

—He cambiado desde que volví del Tártaro —los ojos de Nico brillaban furiosamente con una intensidad que Draco entendía.

Te cambia.

Ese lugar.

Miro su mano con curiosidad.

—No estamos cuestionando tu poder, Nico —intervino Jason—. Solo queremos asegurarnos de que no te matas en el intento—

—Puedo hacerlo —insistió él—. Daré saltos breves: varios cientos de kilómetros cada vez. Es verdad, después de cada salto, no estaré en condiciones de protegerme de los monstruos. Necesitaré que Reyna nos defienda a mí y a la estatua.

Reyna tenía cara de póquer. Observó al grupo, escrutando sus rostros, pero sin revelar ninguno de sus pensamientos.

—¿Alguna objeción? —

Nadie dijo nada.

—Muy bien —dijo, con el tono terminante de una jueza. Si hubiera tenido un mazo, Draco sospechaba que hubiera dado un golpe—. No veo ninguna opción mejor. Pero nos atacarán muchos monstruos. Me sentiría mejor llevando a una tercera persona. Es el número óptimo para una misión—

—Entrenador Hedge —soltó Frank.

—No—corta Draco.

Frank lo mira inquieto, sabe que se siente vacío cuando este voltea a verle, pero Draco mira fijamente a Reyna que tiene la mirada fija en su persona.

Sus manos dudan, antes de suspirar.

—Bob—llama al titan que hasta ahora nadie parecía haberle dirigido la palabra, este quien había tenido al pequeño Bob en sus piernas levanta el rostro curioso—Estoy pensando en ir con Nico, ¿quieres venir a otra aventura conmigo? —pregunta un poco cansado.

Silencio.

Uno largo.

Bob parpadea al igual que muchos ahí presentes luciendo sorprendido de ser incluido en la charla.

—Es un titan—salta de repente Annabeth, por primera vez viéndolo directamente a los ojos, Draco la mira de reojo poco impresionado.

El ambiente tenso puede sentirse en el aire, sabe que Annabeth no confiaría en un titan, de hecho, probablemente el único motivo por el cual Bob está aquí es por Nico, ya que Bob había dicho que era amigo tanto de Nico como de Bianca. Ninguno de los demás estuvo presente en el tártaro, ninguno de ellos lo vieron luchar por igual con otros héroes de los Eliseo.

Nadie lo vio cargarlo si fuera necesario.

Nadie lo vio luchar contra sus memorias y decidir que le gusta ser más Bob.

El gigante lucho a su lado, era un amigo, un camarada, alguien que solamente había querido ver las estrellas una vez más.

—Annabeth ya hablamos de esto—el tono de voz de Nico es mordaz mientras se pone delante de Bob—es bueno—hay advertencia en su voz.

Pero Annabeth lo ignora para ver a Draco, puede ver el dolor en sus ojos al verlo, debe sentirlo, al igual que Draco, el vacío.

No hay nada ahí.

No hay nada místico que los una, era curioso como cuando vio a Luke y Bianca si bien dolió, había algo de aceptación de parte de ellos; la muerte supone, que su vínculo llevaba tiempo y se habían preparado para esto. El rostro de Annabeth demuestra que tanto no ha superado esto, le sigue doliendo claramente el vínculo perdido y eso es algo que no sabe cómo sanar.

Draco no lo ha sanado totalmente, pero supone que correr por su vida en el tártaro y tener que derrotar a un ente primordial.

Bueno.

Prioridades.

O tal vez no tener elección.

Tantas variables.

—Es peligroso—decide Annabeth, siempre terca, defendiendo su forma de ver sin poder ver otros puntos de vista.

Draco no puede tranquilizarla como haría antes, un pensamiento divertido, una sensación de advertencia para que entienda que hay que ver un panorama más amplio. No se había dado cuenta de que no era el único dependiente de sus vínculos, Annabeth luce perdida de cierta forma sin el vínculo y se pregunta que fue de ellos estos días.

Percy.

Lo mira de reojo, este sigue sentado sin ver a nadie, pero sus puños apretados sobre la mesa responden bien eso.

Frank y Jason fueron los vínculos más cortos que tuvo, aparte de sentirse confundido de que son con él ahora mismo, pueden seguir adelante.

Annabeth no.

Nico por otro lado, el chico si bien pudo lucir afectado, parece bien ahora que lo ve, curioso.

—Es mi amigo—su voz suena como hielo, no quiere que suene así, pero es molesto.

Una guerra.

Están por luchar una guerra.

¿Realmente hay tiempo para pensar en que clase de aliados puedes tener?

—Pero…—insiste Annabeth y puede ver su indecisión, Draco quiere ayudarla, realmente quiere ayudarla y sabe que tiene que solucionar esto.

—No te estaba pidiendo tu opinión—sus palabras lastiman a Annabeth, quien jadea como si le quitara el aire y restriega su rostro muy cansado—Bob me ayudo a luchar en el tártaro, estuvo conmigo, es mi amigo y no voy a dejar que hablen mal de él—su mirada hace que Annabeth parezca que va a llorar, toma asiento viendo a otro lado claramente herida.

Joder.

Más que solucionar.

Vuelve a ver a Bob con rostro estoico esperando su respuesta, no tiene que luchar, ya lucharon juntos, ya lucho todo lo que tenía que hacer.

Ya era libre.

—Draco es amigo de Bob—dice el gigante con una sonrisa, mientras el gato esta aun sobre sus rodillas—Bob ayudara a Draco, ahora que puedo ver las estrellas, Bob y pequeño Bob están bien—añade acariciando el gato entre sus piernas.

La mirada de Draco se suaviza ante eso.

Un carraspeo de garganta hace que voltee a ver a Reyna, que parece curiosa al respecto, esta tiene una mirada analizadora sobre él, probablemente debe estar evaluando su versión actual a la que fue cuando visito el campamento romano anteriormente.

Debe haber cambiado mucho en este pequeño periodo de tiempo.

—El gigante hablo que derrotaste a Nyx, ¿no sería mejor que fueras a luchar contra Gaia? —Draco quiere maldecir a Bob, porque eso técnicamente no es verdad, no derroto a Nyx, al menos no por su cuenta.

No ve a Bob, pero en su interior, quiere matarlo.

Bueno.

Ahora tiene mucho que explicar, pero por ahora no lo tomara.

—Para enfrentar a Gaia y su ejército se ocupa trabajar con dioses…y mestizos—Nico voltea a verlo indeciso.

Toma un segundo procesarlo.

Ah.

Bueno eso lo hace más fácil.

—No creo que mi padre quiera luchar a mi lado, si tuviera que elegir uno de sus hijos yo no sería el elegido—habla de forma descarada viendo a Jason, que parece quedarse sin aire cuando lo ve, no entiende porque, luego de lo que paso antes de caer al tártaro todos deberían saber la verdad (no quiere pensar ahora mismo que para) cuando acabe la guerra—además de que no soy parte de la profecía, lo mejor sería ir con Nico y la estatua, tengo una idea de cómo controlar a Octavian si no coopera—

Matarlo sería más fácil, pero supone que siempre puede contar en la vieja confiable del Imperius. Joder pensó que se sentiría peor de tener que usar un hechizo imperdonable, pero la verdad es que no pensaba que fuera demasiado extraño.

Era parte de sí mismo.

Ahora si pudiera controlar esa pequeña (enorme) sed de sangre cuando usaba un imperdonable sería mejor, algo que hablar en terapia cuando termine todo esto.

Ocupa encontrar un terapeuta.

Piensa en Quirón.

Si.

Le debe muchas, así que ser terapeuta gratuito es lo mínimo que puede pagar.

—Espero que tengas razón —habla Reyna con calma—. Estamos ante otra encrucijada. La Atenea Partenos va hacia el oeste. El Argo II va hacia el este. Espero que hayamos elegido bien—

Draco asiente, entonces, un golpe en la mesa.

No se sorprende, había tardado en realidad.

Su mirada se dirige a Percy, que se acaba de poner de pie, con ambas manos golpeando la superficie de la mesa y por fin su mirada se dirige a la suya. Draco saborea el dolor de su pecho, el vacío que puede ver reflejado en Percy, la forma en que siempre fueron uno, como se convierten en dos y sabe que Percy esta menos preparado por el rostro de dolor que forma. Annabeth no puede tranquilizarlo, nadie puede, incluso el propio Draco ya no tiene ese poder en sus manos.

—No—ladra Percy y Draco solamente suelta un suspiro, que parece fastidiarlo—No te vas alejar nuevamente, te acabamos de recuperar, iras con nosotros—hay desesperación en sus palabras.

Tienen tanto que solucionar.

Pero hay guerra.

Tiene que entender, pero no lo hará, porque es Percy.

—Ir a donde probablemente aparezcan Dioses, no es el mejor momento, Zeus me lanzara un rayo cuando vea que quite su tapadera en la primera oportunidad—tal vez no la primera, tal vez cuando acaben con Gaia, así era el idiota.

Ve de reojo el rostro de dolor de Jason, pero se queda en silencio.

Percy luce ahora furioso.

—¿Por qué no quieres estar con nosotros? Te estuvimos buscando por días, y solamente hablaste con Potter, ¿cómo pudiste? —

—No es como si yo lo hubiera elegido por voluntad—técnicamente si lo hizo, pero no cree que eso ayude.

—Ahora piensas irte—

—Es lo más lógico Percy, piensa con la cabeza—

—Deja de verme así—

—¿Como? —puede que su rostro en blanco este cayendo, puede que se vea la desesperación que tiene porque no entiende que pasa por la cabeza de Percy.

Duele, pero también frustra, porque solamente lo está viendo.

—¿Cómo si no tuviéramos ningún vínculo? —la desesperación de Percy duele, pero no entiende que puede hacer, su rostro se arruga incomodo.

Tirar la tirita.

Va doler, maldita sea va a doler.

Toma aire.

Piensa en Bianca y Luke, como ellos se quedaron a su lado, tiene que hacerlo, pero va a doler.

—Ya no hay vinculo—el sonido que hace Percy ante sus palabras, parece mitad sollozo mitad gemido de dolor—ese vínculo mágico que había se ha ido, no volverá, con ninguno de nosotros—dice viendo a los demás con seriedad, algunos con diferentes grados de dolor, menos Nico que permanece serio viéndolo—seguimos siendo amigos, eso no desaparecerá, pero el vínculo se fue y está bien…está bien—quiere decir que pueden trabajar con esto, que aunque no sea igual que antes, no es malo, que pueden hacer algo incluso mejor.

Algo que funcione.

Pero antes que pueda decir algo, Percy sale de la habitación azotando la puerta, haciendo que Draco suspire.

Voltea a ver a los demás.

Todos tienen diferentes tipos de shock o sorpresa en sus acciones o palabras, pero Draco solamente piensa, que debe ir uno por uno.

—Estaré listo, pero ocupo al menos una hora—dice viendo a Reyna antes de dar media vuelta para salir detrás de Percy.

Joder.

Tanto que arreglar.

.

.

Es un poco molesto tener que buscar antes de encontrar a Percy, usualmente algo dentro de él cual radar le indicaría donde esta Percy, pero ahora no lo sabe y piensa que son cosas de las cuales tiene que acostumbrarse de ahora en adelante. Al final solamente tiene que ir al establo, que es donde Percy se encuentra oculto solo en una esquina luciendo miserable. Draco admira a su amigo, el que solía pensar era indestructible y que con él a su lado era imposible fallar, pero verlo ahora de manera tan derrotada y humana, le hizo pensar que después de todo, Percy solo era un chico.

Tiene 18 años.

Debiera estar disfrutar en la universidad, estudiando, teniendo novia, saliendo y siendo feliz.

Pero no.

Los olimpos otra vez juegan con ellos y están en medio de un viaje por salvar el mundo, otra vez. Siempre pensó que, si alguien tenía que salvar el mundo, una vez era suficiente, no entiende la necesidad de tener que hacerlo varias veces.

Al menos la misma persona.

Toma asiento al lado de Percy, viendo a la pared de reojo y luego viendo a su amigo que parece más interesado en abrazar sus rodillas que en hablar con él. A veces Percy podría comportarse como un crio, pero Draco siempre pensó que tenía derecho, que se lo había ganado.

Ser solamente un chico más.

—Odio mi vida, a veces, simplemente se siente como si hubiera perdido todo lo que era mío—es la voz de Percy que hace que Draco suspire.

No por sus pesimistas palabras, sino porque el simple hecho de que tenga la capacidad de hacer vomito verbal a su lado, significa que, aunque muchas cosas han cambiado, otras no lo han hecho; aún sigue teniendo confianza en él.

Draco se aferra a ese pequeño hilo de esperanza.

De que tal vez, alguna vez en el futuro, puedan ser nuevamente tan unidos sin intervención de un ente malvado causador de caos.

Seria lindo.

—Luke y Bianca estaban ahí—dice Draco con calma, Percy dura un momento confundido antes de levantar la vista para verlo incrédulo, a lo cual Draco sonríe nuevamente antes de ver al suelo—me ayudaron en el tártaro, con Bob, con Orion…otros estaban ahí—cierra los ojos recordando a sus demás amigos que habían muerto, su forma de luchar en medio de ese ejército de monstruos.

Héroes.

Héroes del olimpo que merecían sus coronas de ramas de olivo.

Que fueron a luchar solamente porque sentían que era lo que tenían que hacer.

—¿Están bien? —

—Tan bien como un muerto puede estar—Percy le da una mala mirada por su gran chiste, aburrido, Harry se habría reído definitivamente—están bien, estar muerto no es tan malo, ellos…siguieron a mi lado ayudándome sin un vínculo, lucharon a mi lado y joder siguen siendo asombrosos—que era la parte a la que quería llegar.

Quería explicarle a Percy que esto podía funcionar.

Percy hizo una mueca, se pregunta si lo sabe en su interior y simplemente no quiere aceptarlo, es algo muy Percy después de todo.

—Quiero el vínculo de regreso—

—¿Sabes que era una maldición? —

—No me importa, lo quiero de regreso, odio verte y no saber qué piensas, odio no tenerte en mi cabeza, odio sentirme vacío—

Lo entiende.

Eso había sido una tortura en medio del tártaro y aun ahora, se siente igualmente, el vacío de Luke sigue estando ahí incluso luego de verlo, es extraño estar sentado al lado de Percy y ser su propia persona, en lugar de lo que habían sido alguna vez.

No habían tenido elección entonces.

Pero ahora…

Draco deja caer su cabeza contra el hombro de Percy, quien se tensa un poco, antes de acomodar su cabeza sobre la suya. Parece casi desesperado de atención, pero sigue aferrándose a su terquedad, lo cual es claramente una señal de resentimiento.

—Siempre serás mi mejor amigo, pase lo que pase, nada va a cambiar eso—susurra Draco cerrando los ojos, hay silencio, puede sentir su corazón martillar suavemente, antes que Percy gimotee, entonces Draco siente algo aplastarlo.

Esta ahí sentado, pero con Percy abrazándolo desesperadamente por la cintura con su rostro enterrado en su pecho llorando. Draco puede verse en Percy, en lo mucho que lloro en Bianca en el tártaro y como simplemente las emociones lo eran todo.

Nunca era suficiente.

Pasa una mano suavemente por el cabello de su amigo.

—Pensé que no iba a volver a verte—escucha el gimoteo de Percy y Draco suspira, su amigo es muy dramático a veces.

—Prometí volver—

Miente por omisión sobre la cantidad de veces que realmente pensó que iba a morir o que quiso morir, tal vez más adelante pueda hacerle un meme, pero por ahora duda que Percy aprecie ese arte. Es raro abrazar a Percy ahora, esta bien, se siente cálido como los brazos de Bianca y Luke, pero hay algo que falta que no se había dado cuenta por tanto tiempo que dio por hecho.

Es triste en cierta forma perder algo que tenían.

Está bien.

Van a estar bien.

No tiene mucho tiempo, aunque sabe que Percy ocupa esto, sabe que no puede darle mucho tiempo porque Gaia esta por despertar pronto y…estúpidos entes primordiales que solamente sirven para joderle la vida cuando está descansando.

Una idea llega a su mente.

—Entonces…—inicia Draco divertido, Percy voltea a verle—¿Te guste hace años? —pregunta con toda la clara intención de burlarse.

Por un momento silencio.

Silencio largo.

El rostro de Percy se ve horrorizado antes de empujar con fuerza a Draco lejos de él, parece claramente molesto, pero Draco solamente se ríe divertido. Percy luce mortificado antes de gruñir maldiciones por bajo que claramente son en griego.

—No me extraña que lo sepas, eres una molestia—replica claramente resentido.

—Tuve un viaje astral y escuché tu confesión—

—…—

—…—

—Dime que es una broma—

—No podría hacerlo, aunque quisiera—habla Draco con seriedad, mientras Percy solamente bufa cruzándose de brazos dejando caer su cabeza contra la pared de madera detrás de él.

Su silencio parece entre incomodo y abochornado, lo ve curioso esperando, no es que quería tocar este tema ahora particularmente, pero parece una buena forma para cambiar de tema sensible y porque maldita sea, mejor cortar esta situación de golpe en lugar de repetirla más adelante.

No.

Hay cosas que tienen que hablar ahora mismo.

—Fue un enamoramiento tonto, no has sido mi mejor prospecto—dice Percy con un puchero, que hace que Draco se ría un poco por bajo.

—Soy un buen prospecto—

Percy hace una mueca claramente no seguro, lo que hace que Draco lo empuje haciéndolo reír. Su risa hace que se sienta más relajado, ha pasado un tiempo desde que la escucho y temía no poder hacerlo nuevamente. Sus pensamientos, su forma de sentir son un total misterio para él, tendrá que aprender a sentirlos de forma diferente como las personas normales.

No era la persona más empática del mundo.

Pero podría luchar por serlo a sus amigos.

Tanto que hacer, tan poco tiempo, intenta no pensar que en este momento Harry esta al otro lado del mundo y no le ha dicho que ha salido del tártaro.

—También me gustaste, como más que amigo un tiempo, mi momento humilde—admite Draco porque supone que, si humillo a Percy, bien puede hacerlo también.

Ve el rostro del chico en blanco un momento, como si estuviera procesando sus palabras, antes de ver al techo y que una sonrisa algo melancólica se posara en sus labios.

Se encoge de hombros, este suspira.

—Somos unos idiotas, aunque…bueno…¿es raro, no? —dice Percy abrazando sus piernas viéndole curioso, Draco asiente, porque por primera vez en mucho tiempo la extraña barrera que había existido entre ambos parecía desaparecer y era mucho más extraño que pasara ahora que no tenían vínculos—yo no, es que, todo era confuso. Siempre fuiste mi mejor amigo, pero durante un tiempo solamente te quería para mí, creo que eso era egoísta—admite Percy con pesar.

Tal vez un poco.

Draco recuerda haber tenido celos cada vez que alguna chica hablaba con Percy, pero en general no sintió tantos celos con Annabeth.

Solo era.

Bueno.

Confuso.

—¿Crees honestamente que hubiéramos funcionado? —pregunta Draco curioso, a lo cual Percy bufa divertido.

—¿A los 14 años?, jamás, éramos demasiado estúpidos—

—Tu sigues siendo estúpido—

—Ahora se por cual estúpido no hubiéramos funcionado—

Ambos se ven claramente indignados, pero Draco puede entender muchas cosas de lo que piensa Percy y aunque una parte de él se pregunta curioso que pudo haber pasado, la otra parte de él piensa que mientras menos lo piense tal vez sea mejor.

No sucedió.

Ambos siguieron adelante.

Ambos están saliendo con otra persona.

Draco se ve inseguro cuando habla.

—Annabeth…—deja el nombre de su amiga en el aire y dudoso mientras ve a Percy, quien solamente sonríe divertido.

Pero se ve cansado.

—La he descuidado, estos días han sido un infierno—dice Percy luciendo culpable, a lo cual Draco asiente con preocupación, Percy ocupa ayuda en esto—amo Annabeth, realmente la amo tanto, pero he sido un novio de mierda—añade luciendo cada vez peor como si entrara en razón.

Draco le pone una mano sobre su hombro.

No puede ser peor que la cita sorpresa en Taco Bell.

—Te voy ayudar no te preocupes, solo ocupas tener buen sexo con ella—bromea Draco porque en realidad piensa que cuando vea a Harry, solamente teniendo buen sexo este no va a matarlo.

Silencio.

Percy lo ve incrédulo, Draco ladea la cabeza, antes de entrar en cuenta sobre algo que hablo con Luke en el tártaro.

Su amigo no sabe que no es virgen.

Mierda.

La ceja levantada de Percy hace que Draco gimotee, suelte su hombro y lo vea con una sonrisa nerviosa.

—Solo tengo aproximadamente 45 minutos para ponerte al día, pero tal vez debería iniciar con que tal vez ya no soy virgen y pensé hasta hace unos momentos que tú tampoco—

El resto de los 45 minutos en realidad se tarda en convencer a Percy que no mate a su novio, lo cual en realidad es algo que le parece muy familiar, así que tal vez algunas cosas nunca cambian.

Continuara…

Espero disfruten de este capítulo 3

Con mucho amor.

Luka :D

Comentario random por si no lo notaron, los últimos capítulos tienen como nombre: Un niño que lo perdió todo, que nunca fue alusivo a Draco si no a Percy.

Ahora si.

A correr.