Capítulo 25: ¿Mereces vivir o morir?
Draco mueve su lanza varias veces en su mano, se siente inquieto al no estar cerca de Percy y Annabeth en este momento, el vínculo con Nico aún es demasiado nuevo y lo siente tenso a pesar de la distancia. Piensa en Bianca, en cómo le había prometido cuidar a su hermano, se preocupa de que algo le pueda pasar y no haber estado ahí para protegerlo. Probablemente no debería estar usando la lanza con su mano buena a solo unas horas después de la cirugía, pero todo el campamento está en modo alerta y por lo tanto Draco sabe que no puede darse el lujo de descansar como haría en otro momento.
Aunque la presencia de Potter es una molestia, Draco no tiene tiempo para preocuparse por él.
Hay niños nuevos este año.
Mestizos confundidos de lo que se viene.
Y aún falta el próximo año para que Percy cumpla los 16 años.
—Pareces cansado —dice la voz de Quintus quien se acerca con su enorme perro, el cual Draco todavía desconfía severamente.
Igual que de Quintus para el caso.
Deja de ver al lago y mantiene la lanza en su forma a su lado, hasta ahora Quintus no ha hecho ningún ataque, pero eso no significa que confié en él. El pasado le ha enseñado de mala manera, a que no se puede confiar fácilmente, la confianza se debe ganar poco a poco y se debe trabajar constantemente; no volvería a caer por Luke.
No otra vez.
—No lo mataste, pudiste hacerlo, pero no lo intentaste.
Susurra una voz en su mente, que suena demasiado a la voz que recuerda de Zeus y eso lo hace sentir enojado por algún motivo; recordando el día que sostuvo el cielo sobre sus hombros y como apuntó hacía su hombro.
Nunca a su corazón.
—Largo año escolar y ahora este verano no es fácil, quiero vacaciones —determina Draco intentando sonar con humor, hace un encogimiento de hombros.
Duda que tenga vacaciones, pronto Percy cumplirá 16 años, ocuparán prepararse para la lucha que se acerca a la distancia.
Aún no es lo suficientemente fuerte.
Ni para proteger a Percy, defender el campamento o luchar contra Zeus; debe entrenar más fuerte, debe implementar la magia, debe ser mejor que ahora.
—Curioso. —Las palabras de Quintus le hacen levantar una ceja, pero este solo sonríe acariciando a su perro viendo a otro lado—. Tu mirada es curiosa.
—¿La de alguien cansado?
—Tal vez, me recuerdas un poco a mi hijo. —Quiso preguntar más sobre su hijo, simple curiosidad, pero no lo hizo al pensar que por algo Quintus estaba aquí, solo y no con su hijo—. Murió —añade este ante su mirada y Draco maldice por bajo antes de ver a otro lado avergonzado.
Sí, es algo que pudo haber visto ante su primera oración y cómo habló de él.
—No es un consuelo ser comparado con alguien muerto. —Y bueno, Draco es alguien con una mala forma de hablar, no deberían esperar mucho de él.
Por suerte Quintus no pareció tomarlo a mal, solamente sonrió con nostalgia, lo cual no es algo positivo, pero tampoco lo está insultando así que supone que no es algo totalmente negativo.
Draco quiere ver las pequeñas cosas buenas de la vida.
—Físicamente no se parecen en nada.
—Pobre chico.
—Pero hay algo en tu mirada, mi hijo la tenía, ese deseo de libertad; terminó acercándolo mucho al sol. —Esa oración fue suficientemente confusa para que volteara a verlo, Quintus tiene una sonrisa un poco misteriosa que lo hace escalofriarse—. Ten cuidado con que tan alto vuelas. —Fue todo lo que dijo antes de ponerse de pie y comenzar a caminar lejos con su enorme perro.
Raro.
En muchos sentidos.
Draco ladea un poco el rostro, antes de voltear a ver al lago y aunque no era fanático del agua, estuvo casi tentado a ofrecer una comida como ofrenda y pedirle a Poseidón que no fuera un idiota mal padre y cuidara de sus dos hijos en el laberinto.
.
.
Tomó un poco de súplica humillante el que Clarisse dejara el lado de Chris para que fuera con él. En su defensa, ocupaban a la chica en la lucha y esta ocupaba despejar un poco su mente; su rostro parecía un poco hundido de dolor. Draco se sintió ofendido que Potter no terminara en un basurero como la forma de bienvenida de Clarisse, pero ella parecía perdida en sus propias miserias. Ignorando su mirada letárgica y lo débil que parece a su usual manera de lucir, es un poco femenino en ella su rostro enamorado; o de sufrimiento por cualquier sentimiento que tenga por Chris. Es raro ver a Clarisse de esa forma, pero Draco, aunque no es amigo de ella o con algún vínculo fuerte, la respeta como una de las mejores guerreras del campamento.
¿Es una especie de sobrina?
No quiere pensar en eso.
Llegan al campo de entrenamiento, ya hay varios chicos ahí y casi arrulla cuando ve a Lavender lucir como una maestra estricta al lado de Potter. Quirón parecía estar ahí luciendo impaciente, cuando los vio a ambos parecía dudar un momento antes de sonreír y presentarlos a ambos. Había varios chicos muy jóvenes, los mayores dentro del campamento estaban preparando todo; Beckendorf y Silena especialmente parecían trabajar como líderes provisionales en muchas áreas.
Seguían preguntándole cosas a Draco.
¿Por qué seguían preguntándole a él cuando ellos eran los mayores?
Intentó contener la sonrisa al ver a un Will de brazos cruzados, molesto de no ser permitido en la enfermería por ahora.
Castigo por escapar.
Volteó a ver a Clarisse esperando que ella iniciara la clase, pero parece tan distraída que Draco suspira por dentro y sonríe de forma tensa al ver el rostro de chicos de su edad o un poco jóvenes. Recuerda algunos de ellos, habían estado desde que llegó al campamento y otros rostros más jóvenes.
Julia y Alice de la cabaña de Hermes parecían expectantes.
Lou y Cecil por otro lado parecen más curiosos de cómo va arruinarlo probablemente.
Potter está sujetando sus rodillas contra su cuerpo, como si quisiera desaparecer o notarse lo menos posible, lástima que está sentado entre Lavender y Mitchel, la niña pequeña a su lado era una hija de Deméter que se llamaba Billie si no se equivoca.
Bien.
Solo 8 semidioses y un Potter, puede con esto.
—Bueno el día de hoy vamos a ver un poco sobre como luchar con lanzas, la mayoría de ustedes prefieren otras armas, pero el enemigo en ocasiones puede tener esta arma así que es básico saber los movimientos más comunes de la armas más comunes para poder aprender su defensa —explica Draco con tranquilidad y una mano levantada hacía ellos, nunca había dado clases a otros, excepto a Percy con las clases de su escuela—. Primero haremos una pequeña demostración de lucha, luego iremos probando con cada uno de ustedes y su arma favorita, para poder explicarles sus puntos débiles o fuertes. —Ve de reojo a Clarisse, no queriendo una aprobación, pero al menos saber qué opina esta.
La ve asentir tensa y Draco se ilumina por dentro un poco al respecto.
Está destrozada mentalmente.
Pero está aquí.
La mano de Cecil se levanta y Draco gime dándole la palabra.
—Casi tenemos la misma edad, recuerdo que apestabas con la lanza en el primer verano. —Es una clara burla que hace a Draco rodar los ojos y a los que lo conocen de más tiempo reír.
Los ojos de Potter son intensos, se pregunta si está recordando ese encuentro con Lupin, no es que importe.
Sabía que dudarían de él, aunque ha entrenado en este campamento durante sus últimos veranos, en general solo era con ayuda de sus amigos y lejos de los demás.
Tenía sus dudas sobre si sería competencia contra Clarisse, pero está lejos de echarse atrás.
—Por eso es el combate de práctica primero, Cecil, para que veas que soy mejor que tú. —Los otros campistas se burlan de este, quien se sonroja molesto y le lanza dagas con la mirada. Draco le saca el dedo del medio (nunca dijo que era un modelo a profesor) antes de ir al centro del campo con Clarisse.
Traga saliva un poco inquieto.
A pesar de su acto frente a los otros (porque nunca le ha gustado verse como menos ante otros), sabe que Clarisse tiene mucho más años de entrenamiento con la lanza y que es una mejor guerrera que Draco, tiene la bendición de su padre Ares para la lucha y Draco realmente no tiene nada de su padre del olimpo que merezca la pena. Recuerda un poco preocupado como en su primer verano Clarisse podría lanzarlo a un basurero repetidas veces y no habría nada que hacer en su contra.
Su única ventaja podría ser que se encuentra distraída por Chris, pero incluso así no puede subestimar a su enemigo.
Clarisse parece casi cansada cuando se lanza al ataque, son movimientos lentos para que otros puedan verlos y Draco señala en voz alta que admiren la posición de los pies de ambos. Hay varios sonidos de burlas entre Cecil, Lou y Mitchell; quisiera gruñirles, pero no es tan idiota para darle la espalda a Clarisse en medio de alguna lucha.
Esté en condiciones o no.
No es suicida.
Escucha a Will decir en voz alta que aún debería estar recuperándose, pero no puede hacer mucho cuando Clarisse comienza a aumentar de velocidad. Sus alarmas comienzan a crecer, porque se supone que esto es solo una pequeña exhibición, pero el rostro de Clarisse parece demasiado distraído, demasiado preocupado, queriendo probablemente solo dejar de pensar.
Luchando.
Así que sus frustraciones, ira, enojo, preocupación parecen reflejarse.
Y es aterrador.
Cuando la lanza pasa con potencia cerca de su rostro, la mirada de Clarisse dejando de verse letárgica para lucir alerta.
Bueno.
Mierda.
Draco deja de explicar que pasa, comienza a moverse más rápido y sujetando la lanza con sus dos manos solo para defenderse de la fuerte embestida que Clarisse hace. Sus ojos parecen enfocados en cualquier otra persona que no fuera Draco, parece solamente dejarse llevar por la lucha y el movimiento confiado de sus pies, lo cual la envía a su propia zona de lucha.
Rápida.
Veloz.
Y muy fuerte.
Despiadada.
Una guerrera digna de ser hija de Ares.
Draco debería detener la lucha, explicar que esto no era parte del trato, porque su brazo estaba en recuperación y solamente era una simple exhibición.
No lo hace.
Recuerda sus primeros días en el campamento, su deseo de enseñarle a todos que sería mejor, de demostrar que podía ser tan fuerte o más que los demás; vale aún no puede ganarle a Percy Jackson o Luke totalmente, pero no es tan débil como antes. Hay un menos de 25% de probabilidades que gane esta lucha, pero Draco sabe que, si no toma el reto en este momento, quedará ante los demás y especialmente frente a él mismo como el mismo niño que vino a su primer verano.
Sin cambios.
Además, y más importante.
Potter está ahí y Draco prefiere morir que hacer el ridículo frente a él.
Se agacha para esquivar la estocada de Clarisse, no puede usar tanto sus manos, así que rápidamente levanta su pierna impactando sin piedad contra la mandíbula de la chica, lo que la hace retroceder confundida por el cambio. Sabe que técnicamente es trampa, es lucha con lanzas, pero en defensa de Draco se supone que era solamente una exhibición, así que la primera en romper la dinámica fue ella.
Draco es una pobre alma que se defiende para sobrevivir.
Y si golpeó o no un poco más fuerte de lo debido, como venganza por tanto bullying en el pasado, nadie puede probar nada.
La recuperación de Clarisse es rápida, Draco debe saltar de lado para esquivar la lanza enterrada en el suelo, gira la lanza y su brazo protesta, pero el corte en la mejilla de Clarisse le hace sonreír divertido. Clarisse se lanza rápidamente contra él y puede notar algunas cosas que no pudo notar antes, mientras esquivan ataques y el silencio reina en el lugar, excepto por sus respiraciones o el continuo choque de sus armas.
Clarisse es fuerte y rápida.
Draco no es tan fuerte como ella todavía, pero es más rápido.
Claro, entre Percy y Draco, Percy es el más veloz a la hora de la lucha en todo el campamento, pero los ataques de Draco comienzan acercarlo lo suficiente, para ser más rápido que Clarisse por poco en este instante.
Sonríe divertido y sintiendo la adrenalina en sus venas, puede que sea porque Clarisse no está en su mejor momento, pero el superarla por poco en velocidad, hace que todo dentro de él vibre emocionado. Porque ha habido un cambio, luego de tantos meses de entrenamientos y combates, hay una mejoría notoria.
Algo se libera dentro de él.
El siguiente golpe parece tambalear un poco a Clarisse, que deja de verse confundida y parece concentrarse aún más, pero Draco comienza a liderar la lucha. Es igualitaria, de formas que no había pasado antes, Clarisse golpea con fuerza, pero Draco esquiva rápido y los golpes comienzan a repartirse de forma pareja. Cortes aparecen en su cuerpo como el de Clarisse, hay un golpe en su vientre que Draco apenas siente para hacer una finta y lograr que Clarisse retroceda.
Los ojos de la chica parecen brillar interesados.
Draco sonríe extasiado.
Bueno, después de todo Zeus es mejor que Ares.
Todo queda en blanco.
Es cuando ese pensamiento llega a su mente, que la amargura lo detiene y congela, provocando que Clarisse tome la apertura que deja; cae sobre su espalda, la lanza de Clarisse sobre su cuello y como la chica está prácticamente con ambos pies al costado de su cuerpo obligándolo a quedarse ahí.
Respirando frenéticamente como él.
Pestañea unos momentos, antes de suspirar.
La adrenalina de su cuerpo comienza a dejarlo, para dejar extremidades doloridas y el amargo pero familiar sabor de la derrota. Había fallado después de todo, el pensamiento de Zeus hizo que se congelara, pero la realidad es que nunca debes dejarte distraer en medio de una batalla; especialmente si Clarisse está del otro lado de la lanza.
Una derrota en toda su expresión.
Maldita sea.
Estuvo tan cerca.
Se descontrola un momento confundido, cuando una mano aparece frente a él para ayudarle a ponerse de pie, levanta la vista para seguir la mano y efectivamente es Clarisse quien le está ofreciendo la mano para ponerse de pie.
Duda.
Porque ella le ha pateado el trasero, pero no aceptarla sería muy de bebés; no importa cuánto Draco quisiera hacer un berrinche por no ganar.
Acepta la mano.
—Buen trabajo, Malfoy —gruñe Clarisse con los brazos cruzados, parece un poco más relajada ahora que han luchado y Draco al menos puede sentirse orgulloso de la mandíbula de color morado.
Pequeñas victorias.
Asiente a la chica, antes de voltearse a ver a los chicos, quedándose un poco confundido al notar a todos los niños verle con la boca abierta; eso no es lo peor. Draco se encoge un poco al ver que hay más público que cuando iniciaron, no solo otros mayores del campamento parecen haber dejado lo que estaban haciendo para ver la batalla, incluso Quirón parece verlo a la distancia con una expresión de orgullo que lo hace sonrojar furiosamente.
Tose un poco contra su puño.
—¿Tenemos que hacer eso? —pregunta Billie luciendo horrorizada y preocupada. Draco pestañea antes de reírse ligeramente.
—No esto… nos dejamos llevar un poco —admite avergonzado viendo a Clarisse, quien ve a otro lado con una media sonrisa, perra traidora—. En realidad cuando llegué aquí era bastante menos decente. —"Inútil torpe" dice Clarisse quien ahora parece habladora y la ignora—. He entrenado mucho para esto, por eso hoy vamos a entrenar para que mejoren —finaliza con expresión cansada.
Ve de reojo su hombro, no hay sangre a la vista.
Suspira aliviado.
—¿Podré hacerlo tan bien? —Billie se ve tan inocente y emocionada, Draco se encuentra un poco sorprendido y se rasca ligeramente su mejilla.
Siente la sangre de la cortada, pero la ignora.
—Bueno, yo… si entrenas mucho. No veo porqué no —dice inseguro. Clarisse ahora se ríe y le da un puntapié.
Billie es la primera en saltar de su lugar en el suelo, aunque Draco le asegura que es mejor empezar con una daga, la niña es terca y sujeta una lanza que mueve tan rápida, que le pega en la cabeza a Draco. Clarisse ahora no deja de reírse a carcajadas y el entrenamiento inicia.
Los otros espectadores se marchan.
Las siguientes dos horas pasan con Draco enseñándole a todos un poco de las cosas básicas, sobre su eje, movimientos ordinarios, que buscar en el enemigo; Will gruñendo mientras le obliga a comer ambrosía revisando su hombro. De reojo nota que Potter lo mira de reojo casi todo el tiempo, pero es Clarisse su instructora y no siente la menor de la pena cuando lo hace barrer el suelo con su cuchillo al mismo tiempo.
Puede que ser un hombre lobo le de algunos sentidos mejorados y más fuerza que un humano promedio, pero Clarisse es… Clarisse.
Arroja al suelo a Lavender solo porque ella dice que se quería lucir el día de hoy por alguien en específico, mientras ve a Potter.
No miente.
Solo por eso la arroja con más fuerza la segunda vez.
Clarisse arroja a Potter contra un contenedor cercano de basura como tradición, Draco lo ayuda a salir con una sonrisa y este se ve abochornado, ama las costumbres.
.
.
Tomar un baño es agradable, su brazo tiene una horrible cicatriz que parece no se irá y se amolda a las otras que ya tiene. La ambrosía puede sanar las cicatrices leves hasta el punto de no notarse, pero aún tiene las garras del pollo ese y la cirugía notorias frente a él; Will dijo que esperaba con el tiempo poder sanar cicatrices, pero quitarlas sería como borrar su historia que ha ganado con mucho trabajo, no lo haría. La cena esa noche es deliciosa, devora la hamburguesa de pollo como si no hubiera mañana y Lavender se ríe mucho a su lado. Cecil está sentado a su mesa con Potter, este último diciendo nervioso que Lavender y Lou eran familia de Hécate, cuando Cecil bromea sobre la magia este parece pálido.
Por suerte no suelta la leche.
Cuando cae en la cama esa noche, piensa que podría descansar un poco; no lo hace.
Tiene un extraño sueño de Percy arrojándose contra un volcán luego de ser besado por Annabeth, lo cual apenas si duele en su interior. Se despierta alarmado a media noche, Lavender babeando en la cama a su lado y Draco agitado.
Recuerda la estúpida advertencia a Percy sobre un volcán.
No puede haber sido un sueño por el vínculo, no cree que sea tan idiota, esto deben ser sus miedos saliendo de la peor forma posible.
Sí.
Solo un sueño normal y sin significado profundo.
—¿No puedes dormir? —La voz lo hace saltar ligeramente, ve de reojo a Potter en su saco de dormir (claramente la cabaña de Hermes como todo nuevo ingresado), con la espalda contra su cama.
No está seguro cuál fue la charla de Quirón sobre la presencia de Potter, Will había explicado que era un humano normal, pero ya sabe, que entre al campamento parece indicarle a Quirón sobre la sangre de Potter. Si no fuera por todo el problema de que el campamento podría ser atacado en cualquier momento, supone que investigaría un poco y se pregunta qué tanto sabe el campamento mestizo sobre la MACUSA.
Quisiera preguntar, pero teme que pudiera revelar más sobre él mismo.
Los Panteones no deben unirse.
Pero gracias a Draco no solo Lavender, Percy y él están al tanto de la unión del mundo mágico con el mundo griego, ahora Harry Potter está aquí.
Tal vez por eso Hades le había advertido de que sería peligroso.
—Soñé con Percy cayendo en un volcán, espero que fuera solo un sueño tonto —admite en voz baja, se estira un poco, su hombro apenas si duele un poco.
Hay silencio, pero de reojo puede ver que Potter sigue con los ojos abiertos viendo a la nada. Tuerce el rostro, probablemente el chico no quiere estar aquí, pero no tienen suficiente personal para dejarlo en alguna ciudad de USA o llamar a su ¿familia?, para que puedan venir por él. Si estos no pudieran hacer nada, está seguro que su madre o padre podrían ayudar, tienen prácticamente un traslador activado siempre a su nombre gracias a su fortuna.
Y los continuos viajes de Draco entre continentes.
—¿Sueñas mucho con él?
La pregunta lo toma por sorpresa, mira hacia el techo de su litera donde otro niño debe estar durmiendo.
—Es mi persona —susurra, porque eso es lo que es Percy.
Es suyo.
Potter gira a verle y sus ojos parecen brillar levemente en la oscuridad, no es luna llena, si no se equivoca la luna llena fue unos pocos días antes que lo trajeran con ellos en el viaje o tal vez pasó con ellos en medio del laberinto donde el tiempo no parece importar.
O al menos las condiciones astronómicas dentro del lugar.
Pero es curioso ver sus ojos verdes brillar ligeramente, más intenso que antes.
—Ron es mi mejor amigo como Hermione, pero no sueño con ellos —señala y es casi divertido como hasta Potter que es nuevo en esto, pudo notar que cualquier relación con Percy no era normal.
Se ríe un poco, la mirada parece volverse intensa sobre él y no le emociona en lo absoluto, su yo de 11 años debe estar revolcándose en alguna parte de su mente.
Ya no importa.
La atención de Potter sobre él, no importa.
Ignora la parte de él que durante la tarde quiso lucirse un poco en la lucha de lanzas frente a Potter, porque no quiere pensar en eso.
—Estoy maldito. —Los ojos de Potter se agrandan más de ser posible—. La maldición crea estos vínculos, mi relación con las personas vinculadas es diferente, no podrías entenderlo nunca; no podrás entender porque ellos son míos. —Y el miedo aterrador que tiene por eso, por saber que están en peligro ahora.
—Tal vez lo haga. —Ahora Draco voltea a verlo incrédulo, Potter mira a la distancia—. Mi condición ahora es… casi una maldición. Remus me está enseñando cosas, me envía cartas y me explica, yo también puedo hacer… algo como vínculos, un grupo, manada, mate —susurra esto último como si tuviera miedo de que alguien lo escuchara.
Vaya.
Eso era…interesante.
No lo había visto así.
—Es aterrador.
—¿Qué cosa? —dice el niño a la defensiva, pero Draco lo ignora.
—Que de alguna forma retorcida parece que tienes razón, lo que podría hacer de forma inaudita que tengamos algo en común y probablemente sea el principio del fin del mundo —dice de forma seria y preocupada.
Potter parpadea, una vez, dos veces, una tercera vez procesando sus palabras. Entonces algo extraordinario sucede, suelta una risa corta, ligera y luego sonríe de la forma más jodidamente adorable que Draco ha visto alguna vez a nadie.
Su estómago se contrae.
Debe ser por la comida de esa tarde, había sido insípida.
—Supongo que tienes razón, y eso significa el fin del mundo Malfoy —habla de una forma libre, que solo ha visto usar con otros, no con Draco, mientras lo mira con una sonrisa como cuando era un hurón.
Siente que Potter salta ligeramente sorprendido cuando se voltea violentamente en su cama, dándole la espalda y gruñendo que vuelva a dormir; esperando con todo su corazón que no hubiera visto cómo su rostro se ha vuelto rojo.
Teme que pueda escuchar con su oído el latido de su corazón.
Maldición.
¿Qué mierda fue eso?
Un ataque sorpresa que casi lo asesina.
.
.
No es que Draco quisiera evitar a Potter (es verdad), solo que ha tenido que hacer muchos entrenamientos, ha tenido que pasar por la enfermería y alguien pensó que sería divertido dejarlo a cargo de la limpieza de la cocina solo porque comenzó a perseguir a Silena notando que había algo raro y esta se enojó. La llegada de Annabeth y Nico no podría augurar nada bueno, especialmente por el rostro molesto de Nico o el de tristeza absoluta de Annabeth quien indica que Percy se arrojó sobre un volcán.
Activo.
Draco no puede evitar sujetarse el cabello con desesperación, porque claramente la única cosa que le diría a Percy, sería la primera que hiciera.
Puede que muriera, pero cuando Annabeth dice eso Draco la contradice.
—Está vivo, siento el vínculo, borroso como si siguiera en el campamento, pero está con vida. —Sus palabras parecen tranquilizar a su amiga, quien parece suspirar aliviada, pero eso no quita que Percy está en alguna parte.
Probablemente el laberinto y ocupa ayuda para salir.
Will y Draco hacen una intervención con Nico, quien no parece molesto por la no muerte de Percy, si no por alguna otra cosa.
—Los vi —gruñe cuando están a solas, ambos rubios se ven de reojo—. Annabeth, besó a Percy, antes que tuviéramos que irnos… los vi. —Es todo lo que dice antes de gruñir que quiere estar a solas.
Draco se restriega el rostro cansado, no le molesta la idea que Percy y Annabeth se besen, incluso si es un muy mal momento; lo que le importa es conseguir el culo de su amigo con vida.
—Iré a consolarlo, con cartas de mitomagia, tal vez alguna hamburguesa, no ha comido mucho —susurra Will a lo cual Draco le sonríe agradecido sintiendo el desborde de sentimientos como celos, amargura, deseo de parte de Nico por Annabeth.
Es todo lo que pide.
Cuando queda a solas es cuando Quirón le anuncia que Quintus ha desaparecido.
Lo que faltaba.
.
.
Annabeth se niega a volver a la misión hasta que Percy regrese, dado que está muy herida como Nico, mantenerlos en la enfermería no es un problema; la ausencia de Grover y Tyson por otro lado comienza a inquietarlos. Así que una semana después es la primera vez que Draco tiene que detenerlos, claro que quiere ir a buscar a Percy, pero el vínculo leve entre ambos parece estar lleno de paz y eso significa que este donde este, no se encuentra en peligro.
Cuando Nico intenta hacer lo mismo con el viaje de sombras, aun cuando Will claramente le dice que es mala idea lo pierde.
—¿Aparición? —dice Quirón con una ceja en alto, bueno no fue su mejor idea, pero tiene un plan.
—Es por el vínculo, pude hacerlo con Bianca el verano pasado, hay algo en los vínculos, estoy seguro que podré ir donde está Percy con esto. —Tiene sus dudas, especialmente porque no lo ha vuelto hacer.
Pero si Annabeth o Nico intentan escaparse de nuevo, Draco lo perderá.
Quirón se mantiene en silencio en la casa principal, pareciendo muy pensativo mientras lo invita a tomar asiento.
Acepta, inseguro.
—La aparición de esta forma podría indicar que tienes magia en tu sangre, provocando que Hécate sea probablemente un familiar cercano —explica el centauro y todo el cuerpo de Draco se tensa, piensa en Lou y Lavender que fueron reclamadas casi de inmediato—. Claro que el vínculo puede que esté evolucionando y haga cosas nuevas, pero tendríamos que proceder a buscar un poco sobre tus habilidades —añade este con preocupación.
Draco se ve sus manos inseguras, sin saber que decir, recordando la mirada fría de Zeus hace unas semanas.
¿Ha pasado tan poco tiempo?
—El niño Potter. —Su cuerpo se vuelve a tensar ante el rostro de Quirón, quien suelta un suspiro—. También inspira un poco de aire de magia, pensé que podría ser un mestizo… Draco… ¿Sabes sobre la MACUSA? —La pregunta hace que levante el rostro alarmado y el rostro de Quirón pasa a uno de contemplación a uno preocupado.
Maldita sea.
Se supone que debe ser mejor con sus expresiones, ser expresivo es cosa de Percy, no de Draco.
No debería confiar en Quirón, pero tiene que hacerlo si quiere que lo dejen buscar a Percy lo más pronto posible.
—Mi madre me explicó que los panteones no deben unirse —susurra por lo bajo a lo cual Quirón asiente cansado.
Pensativo.
Preocupado.
Triste.
Culpable.
—No todos lo saben, algunos como yo han vivido por muchos años y pueden notar cosas, quise pensar que era Hécate, Circe o incluso algún titán; sería mejor que saber que alguien del olimpo rompió otra regla y mezcló sangres. —Parece un poco pensativo, pero no lo culpa o parece alterado—. Supongo que cuando hablabas de tu familia, hablas de la sagrada familia Black de sangre pura. —No lo niega, no lo acepta, Quirón parece verlo.
¿Por qué no sabe sobre los Malfoy?
Debería investigar más a que se refieren todo con los Black, si bien sabe todo el árbol genealógico, parece que hay más de lo que no sabe; se pregunta qué podría decirle su madre.
—Conocí a mi padre —musita, el rostro de Quirón parece esperar que lo diga, Draco no es tan idiota—. No me va a reclamar, no importa. —Sujeta con fuerza las manos contra su pantalón—. Solo quiero ayudar a Percy, iré por él, hay muchos vínculos aquí, podre regresar usando magia. —Se muerde el labio cuando la última palabra sale de sus labios.
No era su intención. Quirón es amable al ignorar su comentario.
—Los olimpos le tienen miedo, casi tanto como a los semidioses hijos de los tres grandes. —Puede que le tengan peor miedo si supieran sobre Zeus—. Aunque no somos conocidos por seguir reglas, Percy, Thalia, Nico, Bianca son prueba de eso —añade casi resignado.
Sonríe ligeramente aún tenso.
—No solo la maldición de Patroclo, parece que el destino no es amable contigo.
—Tengo que ir por Percy, volveré pronto.
—¿Qué hacemos con el niño Potter?
—Bueno es famoso en nuestro mundo, pero es un chico que se adapta, Lavender cuidará de él.
—¿Es el chico del que siempre hablabas?
Draco solamente quiere ahogarse y morir cuando Quirón claramente es una mierda chismosa como todos en el campamento, al menos la conversación se vuelve ligera y aceptan que se marche.
.
.
Toma unos tres intentos, está rodeado por Annabeth, Nico, Will, Lavender y un contrariado Potter por estar ahí (más que todo porque Lavender y Will son sus cuidadores no oficiales si Draco no está). Vislumbra varios hilos de colores frente a él que nadie parece ver, Nico quiere acompañarlo, Will se lo impide. Sus amigos presentes hacen que los vínculos con ellos sean muy visibles, pero como siempre, el hilo azulado de Percy es el más brillante de todos y aunque lo intenta tomar, la magia no funciona; hay uno rojizo que parpadea, pero nunca puede verlo bien.
Está frustrado.
Molesto.
—Claro que no puede hacerlo, es Malfoy —molesta Potter de una manera que no parece animosa y más como si estuviera retándolo casi amistoso, pero Draco está enojado y lo ve fulminante con la mirada.
Siempre Potter arruinando todo, le va a demostrar.
Entonces.
Para dejarlo con la boca cerrada, la magia parece activarse y deja de ver a todos, para simplemente ser tragado por lo que parece la nada.
Jadea cuando cae contra el suelo.
Estaba en una cueva, el techo relucía con formaciones de cristales de distintos colores blanco, morado, verde, como si se hallara en el interior de una de esas geodas que venden en las tiendas de recuerdos. Había una cama muy cómoda con almohadas de pluma y sábanas de algodón. La cueva estaba dividida con cortinas blancas de seda. En un rincón, había un enorme telar y un arpa. En la pared opuesta se alineaban en unos estantes frascos de fruta en conserva. Del techo colgaban manojos de hierbas puestas a secar: romero, tomillo y muchas otras.
Había una chimenea excavada en la roca viva y una olla hirviendo al fuego.
Draco parpadeó.
¿Dónde mierda estaba Percy?
Con temor de haber caído en un lugar erróneo, sale esperando encontrar algo o alguien.
La cueva se abría a un prado verde. A la izquierda había una arboleda de cedros y a la derecha, un enorme jardín de flores. Cuatro fuentes gorgoteaban en el prado, cada una con surtidores que disparaban agua a través de las flautas de sátiros de piedra. Más allá, el césped descendía en una suave pendiente hacia una playa de roca. Las olas de un lago chapoteaban contra las piedras.
Aquí era de noche.
Brillante y llena de estrellas.
¿Una isla?
Comienza a caminar un poco alarmado, cuando llega a lo que debe estar cerca de una playa por el sonido ve las siluetas de unas personas. Le toma un momento captar que una de ellas es Percy (con aspecto de haber perdido peso), mientras que la otra es una chica que nunca había visto antes. Tenía los ojos almendrados y el pelo de color caramelo trenzado sobre un hombro.
Andaría por los quince o los dieciséis años, aunque no era fácil saberlo, porque tenía una de esas caras que parecen intemporales.
—Percy, esta isla, Ogigia, es mi hogar, mi tierra natal. Pero también es mi prisión. Estoy... bajo arresto domiciliario, supongo que lo llamarías tú. Nunca podré visitar ese Manhattan tuyo ni ningún otro sitio. Estoy aquí sola.
Parece que ha llegado a una charla importante, que no está seguro si deba interrumpir, ya que ninguno de ellos ha notado su presencia.
—Los dioses no se fían de sus enemigos. Y hacen bien. No debería quejarme. Algunas prisiones no son en absoluto tan bonitas como la mía.
Espera.
¿Ogigia?
Según Homero en la isla Ogigia vivía la ninfa Calipso, hija del titán Atlas. A su regreso de la Guerra de Troya, Ulises fue a dar en ella por designio de Poseidón, que deseaba retrasar su regreso a casa, y Calipso lo retuvo junto a sí durante siete años. Así describe Homero la isla y la gruta de Calipso.
Vaya, se ve muy joven.
—Pero yo, Percy —comentó la que debe ser Calipso en voz baja—, sí lo apoyé en la primera guerra. Es mi padre.
—¿Qué? ¡Pero si los titanes son unos malvados!
Su amigo tiene el tacto de una medusa muerta.
Se siente en medio de una novela.
—Ah, ¿sí? ¿Todos? ¿Siempre? —Frunció los labios—. Dime, Percy... No deseo discutir contigo, pero dime, ¿tú apoyas a los dioses porque son buenos o porque son tu familia? Quizá me equivoqué en la guerra —admitió Calipso—. Y para ser justa, debo decir que los dioses me han tratado bien. Me visitan de vez en cuando. Me traen noticias del mundo exterior. Pero ellos pueden marcharse. Y yo no.
Oh vaya.
¿Entonces cómo van a salir de aquí?
—Quedarme, ¿cómo? —se sorprendió Percy y Draco sintió la tentación de darle clases de historia griega intensiva rápidamente, o lanzarle el libro de la odisea para variar—. ¿Para siempre?
—En esta isla serías inmortal —dijo ella en voz baja—. No envejecerías ni morirías. Podrías dejar la lucha en manos de los demás, Percy Jackson. Podrías escapar de tu profecía.
Si vaya, buena suerte intentando a don señor me sacrifico por sus amigos el destino del mundo a otros, no deben haber pasado muchos días aquí si la niña no sabe conocer bien a Percy.
—Me preguntaste por mi maldición, Percy. No quería contártelo. La verdad es que los dioses me mandan compañía de vez en cuando. Cada mil años más o menos, permiten que llegue a mis costas un héroe, alguien que necesita mi ayuda. Yo lo cuido y me convierto en su amiga. Pero nunca sucede al azar. Las Moiras se encargan de que el tipo de héroe que me envían... —Parece casi adolorida de hablar—. Envían una persona que nunca puede quedarse —susurró—. Que nunca puede aceptar la compañía que le ofrezco más allá de un breve período de tiempo. Me envían un héroe del que no puedo evitar... precisamente el tipo de persona del que no puedo evitar enamorarme.
¿Enamorarse en pocos días?
Vaya historia.
Es como un dorama o peor aún, como una princesa de Disney destinada a enamorarse casi de inmediato. Draco quiere ignorar su enamoramiento por Percy luego de solo un verano.
Eso ya es pasado.
Es una nueva persona.
—¿Yo? —dijo Percy sorprendido.
Draco se quedó de brazos cruzados casi esperando ser notado, pero ambos solo tenían ojos para el otro.
Percy parece ajeno a su atractivo, como mejor amigo que es, le seguirá diciendo feo para que su autoestima nunca suba mucho y sea atractivamente peligroso, esos que saben que son atractivos.
Ya tenían suficiente con Draco.
—Si pudieras verte... —Reprimió una sonrisa, aunque todavía tenía lágrimas en los ojos—. Claro que sí. Tú.
—¿Por eso procurabas apartarte de mí?
—Lo he intentado con todas mis fuerzas, pero no puedo evitarlo. Las Moiras son crueles. Te enviaron a mí, mi valiente, sabiendo que me romperías el corazón.
Aburrido.
¿Percy Jackson te rompió el corazón?
Toma un número y ponte en la fila, es el evento canónico de toda persona que lo conocen.
—Pero... Yo sólo... O sea, sólo soy yo.
—A mí me basta —aseguró Calipso—. Me dije a mí misma que no hablaría de ello, que te dejaría marchar sin proponértelo siquiera. Pero no puedo. Supongo que también eso lo sabían las Moiras. Podrías quedarte conmigo, Percy. Me temo que solo así serías capaz de ayudarme.
Ahora esto era como ser un jodido espectador de un dorama cliché, con ellos con la mirada perdida en la distancia, tenía prisa por marcharse, pero quería ver jodidamente el final de esto antes de intervenir.
Percy contempló el horizonte. Las primeras luces del alba teñían el cielo de rojo, era una vista bastante hermosa.
¿Estaba pensando en la posibilidad?
Probablemente.
Percy merecía ser feliz, como Draco, como Annabeth, como Nico.
Pero el destino era cruel.
—No puedo —le dijo Percy luego de un rato.
Ella bajó la mirada con tristeza.
—Nunca haría nada que te perjudicara, pero mis amigos me necesitan. Y ahora sé cómo ayudarlos. Debo volver.
Ella tomó una flor de su jardín dándole la espalda: una ramita del lazo de luna plateado Se puso de puntillas y le besó en la frente, como dándome una bendición.
—Entonces vamos a la playa, mi héroe valiente. Te indicaré el camino.
Es cuando por fin voltean a verle, paralizándolos a los dos, ambos con igual rostro de incredulidad.
—Créanme esto es tan incómodo para mí como lo es para ustedes —anuncia Draco con una media sonrisa de maldad, porque jamás dejará vivir a Percy tranquilo después de esto.
Percy por supuesto siendo Percy, salta para abrazarlo con fuerza.
Idiota sentimental.
.
.
Hay una presentación rápida entre Calipso y Draco, sorpresivamente, aunque el año pasado la habría visto como una amenaza, ahora solo le ve como la pobre chica demasiado enamorada de su antiguo amor y mejor amigo. Calipso parece preocupada, anuncia que esta isla es suya, que, si Draco ha aparecido sin que ella lo sepa, su forma de llegar debe ser algo que sobrepasa a los olimpos y eso sin duda lo hace sentir mejor. Percy por otro lado está preocupado, Calipso anuncia que al menos que ame a Draco (lo cual ella indica temerosa que duda que pase, para lo cual Draco se ofende) nunca aparecerá la barca que podría dejarlos marchar.
Efectivamente.
Cuando bajan a la playa no hay barca.
Draco anuncia sobre Annabeth y Nico de regreso, pero que no saben nada de Grover y Tyson por el momento.
Percy luce preocupado, lamenta preocuparlo, pero deben irse, así que solo queda algo.
—Aparición, tengo un poco de magia, me quedaré fuera de combate unos días, pero puedo sacarte de aquí fácilmente —dice Draco maldiciéndose internamente, si no hubiera venido aquí, el chico podría haberse ido en la barca sin peligro alguno.
Pero no, tuvo que venir, porque Annabeth y Nico estaban preocupados, aunque Draco siempre supo que estaba bien.
Les iba a restregar eso en su cara apenas llegara.
Percy tuvo una idea.
—¿Qué hay de Calipso?
—¿Qué con ella?
—¿Podría venir con nosotros?
—No Percy, no hagas esto por mí, si salgo de aquí los olimpos podrían enojarse.
Y eso era suficiente para hacer que Draco quisiera intentarlo, sus ojos sonrieron con maldad y pensó que, si eso enojaba a su padre, bueno, solamente serían puntos extra.
.
.
Tal vez no fue el mejor plan, pero eso no se daría cuenta hasta un poco después que lo hiciera.
Que era un plan sumamente terrible, la peor idea de todos.
Pero bueno, era amigo de Percy Jackson, lo cual ya significaba problemas.
.
.
Antes del viaje tienen un momento juntos.
— ¿Percy qué fue lo que te dije que no hicieras?
—No saltar a un volcán activo.
—¿Y qué hiciste?
—Saltar a un volcán activo.
Percy hizo un puchero, Draco le dijo que hablarían más tarde y luego se pusieron en acción.
Al principio no pareció haber nada malo, le dijo a Percy que se sujetara de su brazo y a Calipso le pidió que lo abrazara por la cintura; la niña parecía un poco contrariada al inicio. No le dieron tiempo para despedirse de su hogar, no le explicaron que podría pasar cuando se fueran, ni siquiera saben si funcionaria. Draco estaba cansado, un solo viaje a lo que parece el fin del mundo ya debe haber gastado sus reservas, pero ocupan volver ahora y por eso simplemente enfoca el hilo de Annabeth con fuerza.
Fue fácil, tal vez demasiado y eso pudo haber sido tal vez la primera cosa que tuvo que haber notado.
Si estuviera rompiendo algo que hicieron los Olimpos con Calipso, debería ser más difícil, no habían pensado ni siquiera en cómo ocultar a la chica y todo había sido un acto impulsivo de Percy que Draco aceptó rápidamente sin cuestionarlo.
Casi pudo verlo, cuando usó la magia, los ojos de la mujer que a veces aparecía en sus sueños, que parecía susurrar que podía hacerlo con una sonrisa perversa.
Nublando su razón, su lógica, sin ver que entraba en la boca del lobo; que caía en la trampa preparada.
Se aparecieron, Percy cayendo de trasero, Calipso tambaleándose al suelo también, ambos no acostumbrados al viaje y Draco se quedó de pie; por un glorioso momento sintiéndose como el héroe de la historia.
Al fin hizo algo bien solo por su cuenta.
Annabeth, en medio del campo de entrenamiento, jadeó alarmada y Potter, que parecía haber estado hablando con ella, fue el primero en lanzarse sobre él para sujetarlo. Es curioso Draco no se había sentido mareado o visto que algo cambiara, pero cuando el rostro de Potter parecía lleno de pánico llamándolo por su nombre.
—Draco, resiste, espera Draco no cierres los ojos. —Su voz parece lejana, alrededor de su visión comienza a verse nublado.
La sangre comienza a salir de su boca, de su nariz y de sus ojos.
Alguien lo llama.
Percy.
Sus ojos se cierran con el rostro de Potter como última cosa que ve.
.
.
Draco piensa que está soñando, especialmente porque nunca ha estado presencialmente en lo alto del Monte Olimpo, el hogar de los dioses griegos, en lugar donde se alzaba un palacio de mármol blanco que se fundía con las nubes que lo rodeaban. Era un lugar de esplendor eterno, donde los doce dioses olímpicos reinaban supremos sobre el mundo mortal.
Lugar donde se encontraba, frente a todos ellos.
Se sintió intimidado, nervioso, casi queriendo que todo fuera un sueño, pero su propio temor parecía indicarle desde adentro que no, esto era jodidamente real y estaba aquí ahora mismo. Bueno su cuerpo se ve un poco traslucido, así que puede que fuera solo una pequeña manifestación.
A diferencia de otras veces, esta vez sí lo están viendo.
En el gran salón del trono, Zeus, el Rey de los Dioses, se sentaba en su trono de oro macizo, con su barba y cabello rizados que centelleaban con la luz del relámpago. A su lado estaba Hera, la majestuosa Reina de los Dioses, con su mirada penetrante y su corona de pavo real resplandeciente. Poseidón, el Señor de los Mares, emanaba la frescura del océano, con su cabello y barba ondulados como las olas del mar. Deméter, la Diosa de la Agricultura, tenía una presencia maternal, con su cabello dorado como el trigo maduro y sus ojos verdes como la primavera.
Como si todos tuvieran que tener esta aura resplandeciente y de dioses que hacen que Draco quisiera vomitar.
Ares, el impetuoso Dios de la Guerra, se erguía alto y musculoso, con una armadura de bronce reluciente y una mirada feroz en sus ojos. Atenea, la astuta Diosa de la Sabiduría, tenía un porte noble y una expresión seria, con sus brillantes ojos grises que veían a través de los secretos del universo. Apolo, el Radiante Dios del Sol, irradiaba una luz dorada y una sonrisa encantadora, con su cabello rubio como los rayos del sol y sus ojos claros como el cielo despejado. Artemisa, la Eterna Diosa de la Caza, tenía una belleza salvaje, con su cabello oscuro como la noche y sus ojos plateados como la luna.
Hermes, el Mensajero Alado, era ágil y vivaz, con su cabello oscuro y sus alas doradas que destellaban con cada movimiento. Hefesto, el Hábil Forjador, tenía una apariencia robusta y trabajadora, con su piel tostada por el calor de la fragua y sus manos hábiles que creaban maravillas de metal.
Afrodita, la Deslumbrante Diosa del Amor, irradiaba una belleza irresistible, con su cabello negro como la noche y sus labios rojos como las rosas. Dionisio, el Alegre Dios del Vino, tenía una sonrisa traviesa y una mirada festiva, con su cabello oscuro y su copa siempre rebosante de vino.
Hades también estaba ahí, sentado tranquilamente con su figura imponente y Draco solamente supo que algo estaba mal cuando todos ellos estaban ahí.
Oh no.
En el centro de la sala, Draco se encontraba frente a los doce dioses, sintiendo el peso de su poder y presencia divina.
Esto no puede salir para nada bien.
—Ahora que todos están presentes, comienza el juicio —anuncia Zeus y su voz de rayos parece resonar en todo el lugar.
Un momento.
—¿Juicio? —preguntó estúpidamente viendo hacia Dionisio, que se supone estaba ocupado trabajando fuera del campamento y no en un juicio.
El hombre parecía casi divertido de su mala suerte.
—Has liberado a la hija del titán Atlas de su encierro —anuncia Atenea, la cual no se parece en nada a Annabeth, su rostro es frío y desprovisto de emociones a diferencia de su hija o sus otros hijos de la cabaña—. Al igual que otros que apoyaron en la guerra, se encontraba cumpliendo su castigo y tu deliberadamente conociendo esto, la has liberado —anuncia la mujer con rostro firme, lo cual hace que Draco arrugue la nariz.
Vale no tiene ni el más mínimo aprecio por Calipso y si se hubiera dado cuenta antes que esto pasaría, probablemente la dejaría donde estaba; miente, si Percy lo pedía, hubiera cedido de igual forma. Recuerda la sensación de la mujer de las sombras y se pregunta si de alguna manera influyó en su rápida forma de aceptar y poco Slytherin de su parte.
—Han pasado miles de años, parece inofensiva y estaba sola —determina Draco aburrido, pero el golpe de Zeus sobre su trono, hace que todos volteen a verlo.
Draco algo tembloroso incluido.
Lo ve en sus ojos, el desprecio y odio, que lo hacen encogerse en su lugar.
«No eres mi padre», quiere decir, pero apenas si puede hablar ante la mirada de Zeus.
—El castigo de esa Ninfa fue nuestra elección, has roto nuestras decisiones y eso solamente aumenta a tu lista de penas —dice con tal frialdad, que Draco sabe que no debería decir nada.
Sin embargo, lo hace.
Porque es un poco idiota.
—¿Sus elecciones? —pregunta con voz temblorosa. La mirada de Zeus parece una advertencia, pero Draco tiene poco miedo a la muerte en ese momento; estupidez pegada de Percy Jackson—. Por favor, todos hacen una pantomima aquí, solo hacen lo que les indicas —suelta con un gruñido.
Un trueno cae a la distancia y aunque es una entidad no tangible, sus piernas ceden y termina de rodillas atemorizado.
Frente a los grandes del olimpo.
Draco se muerde el labio humillado.
—Como muchos saben este niño es el hijo de un mago, nadie sabe quién es su padre divino, pero simplemente deberíamos matarlo —suelta de pronto Ares soltando un suspiro, todos lo miran, nadie parece sorprendido, este sonríe—. Incluso aunque fuera mi hijo, jamás lo reclamaría, no soy tan estúpido, nadie aquí lo es, es un problema, deberíamos cortarlo de raíz —determina con aburrimiento.
Draco abre los ojos incrédulos al verlo, pero cuando ve el rostro de los demás, nota con morboso horror como hay más de un rostro que parece interesado en sus palabras. Aparte de Hades y Hermes que parecen neutrales, Apolo que está interesado y Artemisa que parece fruncir el ceño, nadie hace nada más que apoyar el comentario de Ares con muecas de interés.
Se siente hiperventilar.
Piensa en el inframundo.
Piensa en el final de su vida.
No.
Es muy pronto, no quiere morir, todavía no, tiene mucho que hacer, no se ha despedido de sus seres queridos y aun quiere hacer tantas cosas.
Mira en todas direcciones casi desesperado, buscando alguien que lo apoyara, pero nadie parece interesado en hacer contacto visual.
Nadie va a defenderlo aquí.
Está solo.
Una parte de él, se burla de él mismo, sobre como rechazó a Luke, cuando ahora frente a todos estos malditos idiotas, realmente no tiene más que razón. Draco no ha hecho nada más que intentar ser mejor, que arreglar todos sus errores, ser una mejor persona, luchar con todas sus fuerzas por su naturaleza y aquí está. Todos buscando una forma de asesinarlo, de acabar con él, su propio padre está intentando matarlo y Draco se siente morir.
—Orion Black fue un hijo de Estigia y un mago, que estuvo a punto de alzarse sobre el olimpo, momento por el cual todos menos Hécate por su naturaleza, decidimos que ambos Panteones no se unirían y el niño aquí presente, es claro ejemplo que alguien rompió el pacto.
¿Cómo alguien puede ser tan hipócrita?
Draco alza la mirada incrédula a Zeus que ha hablado, quien parece no tener el menor remordimiento, por estar a punto de condenar a su propio hijo a la muerte.
Aprieta los puños.
Quiere gritar, quiere decirles a todos que su padre está aquí presente, que es Zeus, que es él quien hizo todo mal.
No lo hace.
Porque, aunque puede que fuera coaccionado de alguna forma para ayudar a Calipso por algo más que Percy, sabe que, si dice algo y muere, hay personas en peligro. Zeus sabe quién es él, sabe sobre sus seres queridos y conoce a estos idiotas para saber que si enoja a uno de ellos; las personas que aman podrían ser un blanco fácil.
Muerde sus labios con fuerza y le lanza una mirada que no molesta a Zeus.
Lo odia.
Lo odia con todo su ser.
Odia sentirse tan débil, tan inútil, tan vulnerable.
—Incluso si fuera el hijo de un dios menor, es un peligro que es mejor ser erradicado, así que debemos votar como consenso para determinar su futuro; determinar si Draco Malfoy Black merece vivir o morir —anuncia Zeus como si no importara el resultado de la votación.
Draco no iba a morir.
Baja la vista amargo, no iba a llorar, no les daría el lujo de que vieran su dolor. Piensa preocupado sobre su cuerpo, probablemente en el campamento, sobre que podrían sentir sus seres queridos cuando muriera y el dolor que podría tener Percy al pensar que todo esto es culpa de él; técnicamente lo es, pero técnicamente alguien más estuvo jugando para que esto se diera.
¿Quién?
No lo sabe, la mujer de las sombras ha sido escurridiza.
Ahora piensa en sus padres, en Narcisa y Lucius, su VERDADERO padre y como alguien tendría que darle la noticia. Espera que fuera Nico, que sus padres cuidaran a Nico como Draco y lo vieran como un hijo, de la forma en que Nico buscaba a su madre. Es un hijo de Hades, con suerte si este entrena sus poderes, incluso si no termina en los campos de Elíseo, pueda verlo en el futuro y saber el destino de sus amigos.
Cierra sus ojos nerviosos.
Va a morir.
Que desperdicio de vida, el rostro de Potter llamándolo por su nombre cuando apareció con Percy y Calipso, curiosamente es su último pensamiento.
Al menos hasta que un calor insoportable lo inunda, se sorprende al levantar la vista, porque el rostro de todos los olimpos está incrédulo cuando una llamarada parece alzarse en su espalda. Draco se sorprende como ellos, antes de voltear a ver sobre su hombro, solo para quedarse congelado cuando una mujer de indomable cabellera roja que parecen llamas y ojos marrones que son como ver al sol, aparece con una toga de dios que cubre su cuerpo.
Siente algo familiar en ella.
Draco la mira con la boca ligeramente abierta cuando ella se coloca sobre su espalda, hay llamas en todo su alrededor, pero ninguna parece quemarlo realmente.
Es hermosa.
—Hola familia, lamento llegar tarde, pero vengo aquí como defensora de Draco Malfoy —anuncia la mujer con tranquilidad y por primera vez, Draco puede ver tanto molestia real como algo similar a miedo en el rostro de Zeus.
—Hestia —saluda este y Hestia solamente sonríe, colocando una mano sobre su hombro, dándole un guiño de ojo.
O vaya, tal vez, con suerte, Draco no muera hoy.
Continuara…
Este capítulo me ha dejado vibrando, hace mucho que tengo esta escena en mente y hoy por fin pude llevarla a escritura. Cada locura de Draco tiene su consecuencia, pero el hecho de que haya sacado a Calipso de Ogigia, probablemente es de las cosas más cambiantes que pudo hacer en la historia desde que intento ayudar a Harry Potter y este término como un hombre lobo.
Como dije hace mucho, esta historia se basa mucho en la original, pero habrá cosas que la cambiaran de formas que no tenemos idea.
Hestia llego papus, no puedo esperar por lo que vendrá en el siguiente capitulo.
