Capítulo 29: Los mundiales.
Tienen que madrugar para viajar a los mundiales, Draco a pesar de los mejores intentos de Narcisa, tiene un parche mágico en su mejilla para su herida cuando salió volando de la motocicleta; fue totalmente épico. Han dormido poco porque su padre estaba obsesionado ahora que ha salido el hombre Francés en la novela, pero, aunque no han llegado al cambio de Beatrice (Percy no soportó no decir ese spoiler y casi es asesinado), se espera puedan seguir viendo todo luego del mundial. Nico va dormido en la espalda de Percy mientras caminan por el campamento. No tenían que viajar mucho para llegar a la tienda de campaña más ostentosa del lugar mientras Draco intentaba poner al día a Percy.
Que puede ser su mejor amigo.
Pero joder.
No entiende nada del quidditch.
Aunque por fuera este lugar podría parecer un páramo para personas muggles, la realidad es que había miles de tiendas dispuestas en la ladera de una colina, en medio de un vasto campo que se extendía hasta el horizonte, donde se divisaba el oscuro perfil de un bosque.
En medio del prado se levantaba una extravagante tienda en seda a rayas que parecía un palacio en miniatura, con varios pavos reales atados a la entrada. Un poco más allá pasaron junto a una tienda que tenía tres pisos y varias torretas. Y, casi a continuación, había otra con jardín adosado, un jardín con pila para los pájaros, reloj de sol y una fuente.
Los magos les gustaba presumir siempre que se reunían.
La tienda Malfoy era la más cara y lujosa a la redonda, Draco levantó el mentón con orgullo.
—Va a ganar Irlanda —señala Draco confiado—. En las semifinales le dieron una paliza a Perú, pero admito Bulgaria tiene a Viktor Krum —repuso Draco mientras Percy dejaba caer a un dormido Nico sobre un sofá y se quejaba de que esta tienda era más grande que su casa—. Krum es un buen jugador, pero Irlanda tiene siete estupendos jugadores. Ojalá Inglaterra hubiera pasado a la final. Fue vergonzoso, ser derrotada por Transilvania, por trescientos noventa a diez. Una actuación terrorífica. Y Gales perdió frente a Uganda, y Escocia fue vapuleada por Luxemburgo.
—Dray te amo con todo mi corazón, pero no entiendo nada.
—Es porque tienes que ver un partido Perce, sé que lo amarás.
Percy parecía poco convencido a lo cual Draco bufo por lo bajo. Su padre fue con su madre a una habitación luciendo un poco tenso, lo cual le dio una extraña sensación de que algo pasaba.
Tomó un periódico que habían dejado sus padres.
Su ceja se levantó.
—¿Qué dice? —preguntó Percy curioso, claramente notando la incomodidad de su vínculo, ahora que estaban juntos todo el tiempo era más difícil el intentar controlarlo.
Era como una vía libre en ambos sentidos.
—Sirius Black recibirá un juicio, supongo que Lavender y yo somos responsables de eso indirectamente —susurra, recordando con dificultad los eventos de antes de vacaciones.
No habló con Sirius y sus padres no lo mencionaron, pero ahora que veía en el periódico las líneas que dicen que Albus Dumbledore estaba apoyando al hombre; bueno, eso sonaba estúpido. Si el hombre que era el mago más poderoso de todos los tiempos o de los tiempos actuales, hubiera confiado en Sirius Black, pudo haberle conseguido un juicio hace mucho tiempo.
¿Por qué ahora?
Sospechoso.
Sinceramente no podría importarle menos Dumbledore, pero es alguien que debe tener cuidado. Por mucho que odie a los olimpos de corazón (menos Hestia y últimamente un poco menos a Hades), tampoco es que pueda ir gritando sus verdades; son más fuertes que él.
No es tan idiota.
Tampoco para retar a Dumbledore cuando es un mago más experimentado, pero eso no significa que lo quiera como amigo, todo lo contrario; es alguien que en cualquier momento podría ser un enemigo poderoso, así que es mejor no tentarlo.
Luego de un rato Percy lo convence de salir.
—Hay que buscar a Aaaaaanthony —diría en tono cantarín, mientras las mejillas de Draco se sonrojan, abochornado.
Había hablado con Lavender, que habló con Parvati que le preguntó a su hermana Padma que intercambiaba cartas sobre materias a su compañero Terry que era amigo de Anthony si estaría en los mundiales. Dado que no había hablado con él desde tercer año, estaba preocupado sobre cualquier avance tirado a la basura, pero ahora que sabe que está en los mundiales.
Pensó que podría saludar.
Tristemente Percy y Nico ahora saben sobre eso.
—¿Cómo es él? Necesito saberlo para encontrarlo —habla Percy cuando logra sacarlo de la tienda.
Luce más emocionado que el propio Draco.
Preocupante.
Pero divertido.
Todo está muy concurrido con un ambiente muy claro de festividades y no están muy lejos del estadio, pero Percy parece más interesado en encontrar a Anthony que en cualquier cosa relacionada con el deporte.
Lo cual es algo insultante.
—Su cabello es rubio oscuro, es un poco de mi tamaño, aunque no se si ha crecido y tiene ojos claros… ¿Dónde está Percy? —cuestiona cuando voltea y solamente ve a Nico, este se encoge de hombros.
Hijo de perra.
Luego de pedirle a Nico que lo buscara, porque confía más en Nico que Percy solo por ahí, comienza a caminar rápido por todo el lugar. No debería ser tan difícil de encontrar, Percy estaba usando su regalo de cumpleaños, la sudadera azul que decía que era su amigo y aunque fue un regalo de broma; ahora puede ver porque es tan útil. Comenzó a preguntar algunos adultos si habían visto a un chico más alto que él, de cabellera negra, ojos azules y estúpida sudadera con cara de idiota.
Nadie lo había visto.
Sí.
Draco tendría que asesinarlo, dolería, pero se repondrían.
—¿Malfoy? —La voz lo hace sobresaltarse un poco, voltea a ver de reojo sorprendido cuando la silueta de Harry Potter aparece.
Curiosamente no lo confunde con Percy, aunque ambos se parecen mucho, rápidamente lo identificó por el sonido de su voz. Su cabello parece un poco desordenado (más de lo habitual) como si hubiera estado corriendo de alguna forma. Se sorprende de verlo en los mundiales, solo, sin su dúo dinámico de amigos a su alrededor.
—Potter —responde más por sorpresa que por otra cosa.
El chico sonríe, es leve, pero parece feliz de verlo.
No entiende por qué.
Draco piensa en sus vacaciones, en el laberinto, en Potter en medio de una lucha que no era suya y en esa noche en la cueva como hombre lobo.
Si Draco hubiera tenido la oportunidad, piensa que lo mejor sería olvidarlo todo, pero Potter quiso recordarlo.
¿Por qué?
Tal vez el niño no lo sepa tampoco.
—No sabía que vendrías a los mundiales, pensé que te quedarías en el campamento todo el verano. —Potter parece bastante interesado al respecto, Draco piensa que hace menos de una semana de hecho estaba intentando matar a Percy arrojándolo al muro de lava por intentar mostrar una fotografía de él como hurón.
Tomada sin su consentimiento.
Que ahora el chico llevaba con su fotografía de las noticias en ropa interior.
No quiere pensar en eso o alguien podría morir ese día.
—Por supuesto que vendría, es quidditch —dice de una forma que Percy no ha entendido hasta ahora, pero Potter para su sorpresa de hecho asiente como si eso fuera suficiente.
Y lo es.
El quidditch es un deporte asombroso, muchas gracias.
—El papá de Ron me invitó, no he visto mucho de los equipos hasta ahora, pero dicen que Viktor Krum es bueno —admite el chico luciendo ligeramente emocionado.
Oh sí, eso es tener buen gusto.
Draco asiente con una ligera sonrisa.
—Claro que es obvio que irlanda va a ganar, pero Krum debería ser un tesoro nacional.
—Sobrevalorado.
—No lo has visto volar.
—Tú tampoco.
—Touché, pero al menos sigo las ligas por la radio, lo cual me recuerda, el sistema de magos de comunicación está muy detrás del muggle; videocámaras señores, no son tan difíciles de usar.
—Le sigo diciendo eso a Ron, pero no entiende el concepto.
—No es tan difícil de entenderlo.
—¿Cuánto tardaste tú en entenderlo?
—Cierra la boca.
Nuevamente es una de las pocas charlas que han tenido sin irse a insultos, sigue siendo una sorpresa que Potter se ría a su alrededor. Draco tiene muy claro el recuerdo de primer año y como ambos se habían llegado a repeler, pero mírenlos a ambos, casi tres años después ambos charlando sin estar en la garganta del otro y Potter riendo de algo que dice Draco.
Sorprendente.
Algo cálido se instala en su pecho, probablemente solo sea felicidad por su niño de 11 años aún dolido porque Potter no lo eligió.
Va abrir la boca, pero se detiene al ver el cuerpo relajado de Potter tensarse y sus ojos pierden color.
No puede preguntar, antes de sentir algo sobre su espalda y unos brazos rodeando su cuello atrayéndolo en un abrazo.
—Draco por fin te encuentro, te perdiste de vista —dice la voz dulce de Percy a su oreja, voltea sobre su hombro notando que este no lo ve.
Su vista, no muy amigable está puesta en Potter casi como una amenaza.
De hecho, todo el ambiente parece un poco más frío.
Nico, quien llega casi trotando, parece que estuvo corriendo por un rato, para su sorpresa del otro lado la comadreja y Granger también llegan con el rostro un poco agitado.
¿Qué ha pasado?
—Harry, ¿qué mierda fue esa? Simplemente saliste corriendo de la nada —gimotea la comadreja recuperando el aire, pero luego procesa su presencia y lo ve molesto también algo incrédulo—. Maldita sea lo invocó, es Malfoy —dice casi derrotado.
¿Quién lo invocó?
Levanta una mano para saludar a Granger.
—Hola, Granger. —Curiosamente a pesar de ser hija de muggles y no soportarla en primer año, del trío dorado es con la que mejor se siente.
No es molesta como la comadreja ni tan llena de problemas como Potter.
—Hola, Malfoy —dice de forma diplomática, no hay calidez, pero tampoco nada frío, aunque parece un poco cansada al verlo.
Es grosero.
No ha hecho nada malo.
—Hola, Harry —saluda Nico un poco divertido, Potter deja de fulminar con la mirada a Percy para saludar a Nico, pero nunca hay un intercambio amigable entre Percy y Potter.
Solo incomodo silencio y miradas de muerte. Draco ve de uno a otro con dificultad, porque Percy sigue abrazándolo posesivamente. Pero solamente dura un momento antes que voltee a ver a Weasley y Granger con una sonrisa cálida como de costumbre, Draco se sorprende al sentir tranquilidad con esos dos de parte de Percy, pero cada que ve a Potter solo siente molestia.
También miedo y preocupación.
¿Un poco de celos posesivos?
Siente un pequeño dolor de cabeza.
Siente palpitaciones en su cabeza poco después, Annabeth y Bianca rápidamente saltan preocupadas al notar algo extraño en él, Will y Lavender también se unen.
Se sujeta la sien con cansancio.
—Hola, mi nombre es Percy Jackson. ¿Son compañeros de Draco en su escuela? —cuestiona Percy claramente interesado.
Granger y la comadreja se ven de reojo.
—Mi nombre es Hermione Granger, él es Ronald Weasley, estamos en Gryffindor, así que solo tenemos algunas clases con Malfoy, pero somos de la misma generación. —La chica quiere ser diplomática, pero Weasley hace una mueca claramente disconforme y Potter sigue dándole malas miradas a Percy.
Nico saluda.
—Mi nombre es Nico Di Angelo, soy primo de Draco. —La forma en que lo ve divertido, hace que Draco solo suspire.
Ese chiste ahora es un poco personal, pero es lo mejor que pueden decir.
—Entonces ustedes conocen a Draco desde primer año, deben tener historias de cuando era un verdadero imbécil —habla Percy ganando una mala mirada de su parte que lo hace reír—. Oh vamos mi corazón, estuve ahí ese verano, sé que eras un dolor de culo; pero eras tan lindo, extraño un poco a mi bebe Drakito que solo se quejaba —dice este con voz chillona, que solo grita cuando Draco violentamente estampa su codo contra su abdomen obligando a soltarlo.
Había olvidado lo imbécil que puede ser Percy.
—¿De verdad me enamoré de eso antes? —Escucha un breve susurro de Nico a su lado que solamente él o el oído de lobo de Potter escuchen, que hace que Draco lo vea asintiendo para sí mismo.
Claramente no es algo que les guste hablar, todos tienen sus momentos humildes.
Percy solamente se ríe antes de voltear a ver a los demás.
—Díganme que era un imbécil clasista en su colegio, porque joder como lo fue esos primeros días y todavía es alguien que se queja cuando no uso acondicionador, aunque ahora que vi su hogar entiendo un poco que es ser un niño rico —habla Percy moviendo sus cejas.
La mirada de Draco promete la muerte.
—Sabes que Malfoy es así, ¿y aun así eres su amigo? —pregunta la comadreja de forma bastante insultante para Draco. Sino fuera porque conoce lo que es Percy Jackson y han vivido cosas demasiado difíciles de explicar, podría dudar.
No ahora.
No después de todo.
Percy vuelve abrazarlo, Draco sabe que ellos son físicos todo el tiempo, pero incluso él comienza a preocuparse de su estado pegajoso; ve de reojo a Nico que parece ver todo divertido, como si entendiera algo que Draco no.
Todos los vínculos resuenan en su cabeza y prefiere usar la Oclumancia para tranquilizarse, luego de darle vibras tranquilas a sus otros amigos no presentes.
—Claro, eso es su encanto —dice Percy emocionado antes de verlo con ojos cariñosos.
Draco lo mira con los suyos entrecerrados.
Algo trama.
Nada bueno.
Se siente orgulloso y preocupado de partes iguales.
Weasley parece incrédulo de que alguien quiera ser su amigo, pero Granger es un mucho más inteligente que el idiota.
—Él es el mestizo del que hablaste en Hogwarts, tu mejor amigo —señala viendo preocupada a Potter, quien solamente tiene el rostro más tenso que antes.
Draco hace lo que tiene que hacer.
—Nunca había visto a este idiota en mi vida —habla señalando a Percy, quien gime indignado al tiempo que Nico se ríe por bajo; Percy comienza a estirar sus mejillas y Draco maldice intentando alejarse de él.
—No me trates así, piensa en nuestros hijos —comenta Percy indignado señalando a Nico, quien levanta dos dedos en saludo de paz.
Sin aportar nada audible, pero echando más leña al fuego.
—Perce, tesoro, quiero el divorcio y custodia completa de Nico y Will, tengo dinero, me lo darán a mi.
—Hijo de perra esto es de por vida.
Draco sabe que no debería porque hay Gryffindors (Lavender es la única que no trata así) presentes, pero la risa sale burbujeante de su ser; porque siempre se siente así con Percy. Claro ignoremos la horrible época de vivir con tu mejor amigo cuando estas enamorado de él, pero ahora que el sentimiento ha pasado y solo queda una gran e importante amistad que lo es todo para él, bueno, Draco sabe que la persona con la que más feliz es Percy.
Quién lo sabe.
El vínculo debe haberlo mostrado.
Este sonríe de forma brillante, antes de ver divertido al trío dorado, con un claro sentimiento de victoria.
—Espera, ¿son pareja?, pensé que estabas con Lavender —grita Weasley de forma muy incorrecta e incómoda.
Idiota.
Realmente no piensa antes de hablar, pero nuevamente por suerte no es como si el pensamiento doliera, porque no lo son. Si hubiera sido hace un año donde sus sentimientos aún eran, bueno, bastante sensibles, probablemente se hubiera lanzado a atacar.
Pero ahora.
No.
La gran mayoría de personas ya los confundían como si fueran pareja y hacían chistes al respecto, incluso si el campamento sabe que es cuestión de tiempo que Percy y Annabeth estén juntos, está el chiste colectivo que Draco sería la esposa y Annie la amante.
La mano de Percy se queda sobre su hombro, pero ahora se ha inclinado para ver a Weasley y, oh no, Draco abre los ojos levemente impresionados ante la cantidad de aura terrorífica que ha comenzado a desprender Percy. Claramente se ve muy genial, cool y no puede negarlo, sexy, tiene dos ojos perfectamente funcionales. Draco también quiere señalar que luego de años luchando, el rostro de niño de Percy se ha ido perdiendo poco a poco, dejando el de un adolescente aterrador.
Que puede intimidar bastante bien.
Draco se estremece, aunque sabe que no es blanco de su ira.
—No me gusta tu forma de hablar. —Es terrorífico porque lo dice con una sonrisa perezosa—. Si así fuera, si fuéramos pareja, tu manera de comentarlo… me desagrada. —Si pudiera sacaría su espada, Draco lo sabe y no está consciente si eso debería ser problemático.
O interesante.
Voltea a ver a Nico en busca de ayuda, pero también parece de mal humor viendo al trío dorado.
Sí.
Esto se está saliendo de sus manos.
Una parte de él por otro lado, se encuentra demasiado divertido con que Percy trate de esa manera a la comadreja, que, si es sincero, nunca le ha caído bien; si es o no porque fue el que se ha robado a Potter como su amigo en primer año, no lo diría a nadie.
Tal vez a Percy, dependiendo el tipo de charla.
Pero es porque son mejores amigos.
Weasley se vuelve rojo de la vergüenza.
—No tiene nada de malo. —No parece mentir, pero tampoco parece muy cómodo al respecto—. Mi hermano Charlie le gustan también los chicos, solo, pensé que Malfoy. —Voltea a verlo ahora con cierto grado de duda, Draco recuerda el año pasado todos pensando que era pareja de Lavender.
No debería decir nada.
Sería un rumor enorme si otros se enteraran y hasta hoy, solo las personas importantes para él saben que le gusta. Pero también el hecho de ocultar que es un semidiós en este lugar, como tiene que ocultar ser un mago en el campamento le hace sentir bastante incomodidad por no poder ser simplemente como quiere. Tiene que reprimirse algunas veces, no con Percy, Lavender o Nico, pero con los demás nunca puede ser como quiere.
Así que.
¿Por qué no?
Que el mundo sepa que Draco Malfoy es gay, poder ser como quiere ser.
Si alguien lo odia.
Bien.
No le importa.
Tiene la aceptación de aquellos que ama y si en el campamento que es su hogar le dijeron que todo estaba bien, que importa si el trío de oro esparce el rumor y les da asco; después de todo no son sus amigos. Además si no mal entiende Potter ya lo sabía, se habló de eso el verano pasado, tal vez lo olvidó por todo lo ocurrido luego de esa charla. Una parte de Draco se amarga por Potter, pero lo superará, después de todo no es que sean amigos, ellos son… ni siquiera sabe que son.
¿Conocidos?
Demasiado impersonal.
¿Amigos?
Demasiado personal.
No importa.
—Me gustan solo los chicos comadreja, pero aunque parezcas interesado en el tema, no me gustas así me da terror la idea —habla Draco de forma indiferente viéndose las uñas, antes de realizar algo—. Pero no me gusta Perce, qué asco, es un idiota. —Voltea a ver a su amigo, que parece que le han roto el corazón, pero su vínculo demuestra lo divertido que está y aliviado que pueda abrirse; imbécil.
—Eso me duele, creo que seriamos una gran pareja juntos,
—Annabeth.
Percy suelta un chillido viéndolo con traición, antes de sonrojarse violentamente haciéndolo sonreír, Nico levanta la mano y ambos chocan los cinco.
—Lo que sea, ya perdimos mucho tiempo aquí, tenemos cosas más importantes que hacer y personas quienes buscar. —Percy mueve sus cejas y Draco se sonroja ligeramente, idiota.
Voltea a ver de reojo nervioso, Granger sigue sin verlo, solamente mira a Potter intensamente que sigue viendo de mal humor a Percy, Weasley simplemente luce muy incómodo. Los ojos de Potter al fin dejan a Percy, para verlo intensamente, Draco levanta una ceja sin entenderlo; aunque tampoco sintiéndose mal.
Qué puede decir.
Siempre ha sido un poco perra ante la atención de Potter incluso después de tanto tiempo.
—Nos veremos por ahí supongo, adiós Granger, ahógate en tu agua comadreja y muere, adiós Potter —dice algo incómodo, Potter lo mira un momento, antes de asentir.
Percy rápidamente lo toma del brazo queriendo marcharse, Nico se despide aburrido sin decir nada con la mano, han dado apenas tres pasos cuando Percy se detiene de golpe y voltea sobre su hombro.
—Potter —llama al chico que vivió, quien parpadea confundido—. Solo para que quede claro, no me agradas en absoluto —añade con una sonrisa divertida.
Draco abre la boca sorprendido, antes que Nico se ría y comience a empujarlo con Percy lejos del lugar, no puede jurarlo ya que no tiene un vínculo con Potter.
Pero mientras se alejan por la mirada del chico, parece ser que el sentimiento es mutuo.
Joder.
.
.
Draco realmente quiere preguntar sobre Potter a Percy, pero este simplemente lo distrae ya que luego de unos momentos, efectivamente encuentran a Anthony. Todo es confuso, Draco se tropieza ligeramente, antes de sonrojarse y llamar al chico; que para su alivio, parece iluminarse al verlo y caminar hacia él emocionado. La presentación tanto de Nico como de Percy es mil veces más diferente, Percy no lo abraza tanto y se presenta como su mejor amigo y lo humilla diciendo que ha hablado de él; Anthony se ríe encantado. Parece que Anthony quiere hablar con él, a solas, lo cual pone nervioso a Draco, pero no puede dejar a Percy sin supervisión, entonces Nico comenta sobre mitomagia y eso parece hacer que Anthony se ilumine incluso más.
Es lindo.
Aunque.
Potter es más lindo.
Draco odia el pensamiento, odia la idea de comparar el rostro emocionado de Potter al verlo, con la tranquilidad y serenidad de Anthony cuando los invita a su tienda de campaña; porque en ningún aspecto Potter y Anthony deberían ir juntos del mismo pensamiento.
Toma asiento al lado de Anthony, mientras Percy no tiene problemas en sentarse con Nico que saca su mazo de cartas de mitomagia.
—¿Siempre lo traes contigo? —cuestiona Percy confundido, Nico asiente.
—Will y Draco también, lo hacen por mí —responde con calma el menor.
Percy le da una mirada a Draco, quien suspira antes de sacarlo del bolsillo, haciendo a Anthony soltar una ligera risa que hace a Draco sonrojarse un poco estúpido.
Hay un intercambio de miradas entre sus amigos del campamento, pero no dicen nada.
Duran una hora jugando cartas, Anthony parece sorprendido del talento de Nico, que hace todo lo posible para no verse tan fanfarrón como claramente se siente. Percy falla cada vez, aunque todos intentan ayudarle, está claro quién es el eslabón débil.
Así que hacen lo correcto.
Un Ravenclaw, un Slytherin y un hijo de Hades.
Lo aplastan sin piedad.
—No es justo, no quiero jugar más, deberíamos ir a la máquina de videojuegos de la ciudad… esperen, Nico no está permitido hacer trampa —chilla Percy de forma dramática al ver la sonrisa de Nico cuando dice videojuegos.
Un niño que prácticamente creció en un casino, sí, no es la mejor idea Perce.
La última noche de uno en la cabaña de Hermes dejó muy claro la habilidad de Nico en toda clase de juegos de mesa, el único que pudo ganarle fue Will y Draco está seguro que este se dejó ganar, porque no podría romperle el corazón a Will.
—¿Vas a quedarte unos días? —pregunta Anthony curioso, a lo cual Percy asiente.
—Faltan unos días para entrar a clases, además Draco vive en una mansión, nunca antes estuve en una mansión.
—Interesante, nunca fui a una.
Draco que estaba mirando sus cartas, levanta la mirada cuando Percy le empuja el pie por bajo, al levantar la mirada nota que su mirada dice algo, pero no la entiende. El chico parece molesto por eso, de reojo nota a Nico soportar la risa y Anthony que ha volteado a verle.
Oh.
Se ha perdido algo.
Se pone tenso.
—Invítalo a salir.
Sus labios se vuelven tenso por el ligero dolor de cabeza ante el grito mental de Percy, quien aparentemente es bueno para organizar citas, pero sigue sin poder pedirle una bien a Annabeth.
En fin, la hipocresía.
Toma aire porque tal vez no sea el mejor momento con Nico y Percy frente a él, pero gracias a los vínculos la realidad es que ha perdido un poco de privacidad en todo aspecto de su vida. Comienza a ponerse nervioso porque nunca ha hecho esto y simplemente es horrible, el pensamiento de enfrentarse a un cíclope de hecho le llena de menos temor.
Eso debería significar algo.
Joder.
Solo tiene que decirlo.
Abre la boca, pero de repente siente la imagen de Potter colarse en su mente por algún motivo, el chico sonriendo cuando lo había visto minutos antes y eso lo hace sentirse un poco amargo por algo, como si estuviera haciendo algo mal.
No lo entiende.
—Estaba pensando en salir a ver unas películas en dos días, tienes que venir. —Cuando habla se detiene, porque de alguna forma eso parece más una orden que una invitación a salir.
Voltea a ver a Nico y Percy, el primero a borde de reírse, el otro luciendo claramente frustrado.
Oh bien.
Falló.
Retroceder.
¿Huir?
Anthony para su sorpresa, solamente sonríe casi divertido.
—Me encantaría.
Percy, Nico y Draco lo ven incrédulo, pero el chico solo sonríe.
Es un sol de persona.
Cuando se tienen que marchar, el chico sujeta la mano de Draco para darle una sonrisa que deja su rostro rojo el resto del viaje, para continua burla de Nico y Percy.
.
.
Conforme avanzaba la tarde la emoción aumentaba en el cámping, como una neblina que se hubiera instalado allí. Al oscurecer, el aire aún festival vibraba de expectación, y, cuando la noche llegó como una sábana a cubrir a los miles de magos, desaparecieron los últimos vestigios de disimulo: el Ministerio parecía haberse resignado ya a lo inevitable y dejó de reprimir los ostensibles indicios de magia que surgían por todas partes.
Los vendedores se aparecían a cada paso, con bandejas o empujando carros en los que llevaban cosas extraordinarias: escarapelas luminosas (verdes de Irlanda, rojas de Bulgaria) que gritaban los nombres de los jugadores; sombreros puntiagudos de color verde adornados con tréboles que se movían; bufandas del equipo de Bulgaria con leones estampados que rugían realmente; banderas de ambos países que entonaban el himno nacional cada vez que se las agitaba; miniaturas de Saetas de Fuego que volaban de verdad y figuras coleccionables de jugadores famosos que se paseaban por la palma de la mano en actitud jactanciosa.
—Sigo sin entender el deporte.
—No es tan difícil Percy, aunque entiendo es algo aburrido.
—No entiendo porque ustedes dos son mis amigos.
Draco caminaba detrás de sus padres, notó de reojo el rostro serio de su padre que parecía empeorar cada momento del día y la preocupación de su madre; intentó no demostrarlo, pero más de una vez Nico y Percy lo vieron con duda.
Algo pasaba.
Es como un presentimiento de que algo malo podría pasar.
¿Pero qué?
Intentó pasarla bien, compró un sombrero verde para su cabeza y convenció a Percy de no seguir a Bulgaria, aunque el chico señaló que Draco parecía un poco enamorado de su buscador, fue un poco humillante, Viktor era bastante atractivo.
Nico asintió a eso, cuando Percy y Draco lo vieron, este solamente volteó el rostro con las mejillas rojas.
Era tan lindo.
—Son omniculares —explicó el vendedor con entusiasmo cuando pasaron por ese puesto—. Se puede volver a ver una jugada... pasarla a cámara lenta, y si quieres te pueden ofrecer un análisis jugada a jugada. Son una ganga: diez galeones cada uno.
Percy no sabe de dinero mágico y Nico tampoco, Draco tomó tres pares que pasó a sus amigos.
—Ventajas de tener un sugar friend con su sugar family —bromea Percy, a lo cual los chicos solamente sonríen antes de seguir viendo los puestos.
Percy no pudo contener su emoción al ver un montón de golosinas azules y cuando llegaron con su padre, este solamente dejó de verse preocupado un momento, antes de mirar las compras y suspirar.
Siguen su camino al estadio.
Las escaleras del estadio estaban tapizadas con una suntuosa alfombra de color púrpura. Subieron con la multitud, que poco a poco iba entrando por las puertas que daban a las tribunas que había a derecha e izquierda. El grupo siguió subiendo hasta llegar al final de la escalera y se encontró en una pequeña tribuna ubicada en la parte más elevada del estadio, justo a mitad de camino entre los dorados postes de gol.
Contenía unas veinte butacas de color rojo y dorado, repartidas en dos filas.
Cien mil magos y brujas ocupaban sus asientos en las gradas dispuestas en torno al largo campo oval. Todo estaba envuelto en una misteriosa luz dorada que parecía provenir del mismo estadio. Desde aquella elevada posición, el campo parecía forrado de terciopelo. A cada extremo se levantaban tres aros de gol, a unos quince metros de altura. Justo enfrente de la tribuna en que se hallaban, casi a la misma altura de sus ojos, había un panel gigante. Unas letras de color dorado iban apareciendo en él, como si las escribiera la mano de un gigante invisible, y luego se borraban.
Al fijarse, Draco se dio cuenta de que lo que se leía eran anuncios que enviaban sus destellos a todo el estadio:
La Moscarda: una escoba para toda la familia: fuerte, segura y con alarma antirrobo incorporada... Quitamanchas mágico multiusos de la Señora Skower: adiós a las manchas, adiós al esfuerzo... Harapos finos, moda para magos: Londres, París, Hogsmeade...
Draco apartó los ojos de los anuncios y miró por encima del hombro para ver con quiénes compartían la tribuna.
Sus ojos se abrieron ligeramente al ver ya a personas ahí.
La familia Weasley, más Potter y Granger, pero también estaba Cornelius Fudge, el ministro de magia. Su padre dejó de parecer tenso para convertirse en un político como siempre y saludó con tranquilidad, ignorando deliberadamente al grupo Weasley.
Draco saludo vagamente tanto a Potter como Granger, Weasley comadreja lo vio con furia, aunque notó la mirada curiosa de los gemelos y la pequeña. Su vista se posó un momento en los Weasley mayores, los vio un momento antes de intercambiar una mirada con Nico, que levantó el pulgar pensando probablemente igual que él.
Buen espécimen.
—No me dejen fuera de conversaciones —susurra Percy indignado, pero Draco solamente lo ignora para saludar al ministro un poco aburrido.
—Vaya, pero si es el pequeño Malfoy, escuché que hiciste un buen espectáculo el año pasado jugando quidditch, tal vez en algunos años podríamos verte en los mundiales. —Era un halago, aunque Draco simplemente lo ignora para señalar a sus amigos.
—Este es mi primo Nico y mi mejor amigo Percy Jackson —dice con una sonrisa socarrona que es imitada por Percy, que solamente levanta la mano despreocupadamente.
Lucius parece verlo con amargura, pero Draco no se siente avergonzado, Narcisa por otro lado entra en acción como la mariposa social que es para eliminar la atención de ellos. Percy prácticamente salta sobre su asiento, Nico del otro lado con sus golosinas y Draco termina justo detrás de los gemelos Weasley; mira de reojo a Percy quien fue quien los impulsó a los asientos más lejos de Potter.
Quien está mirando mal a su amigo que apenas si presta atención.
Es extraño.
Con Anthony había sido tan risueño y feliz, pero ahora claramente hay una especie de discordia.
Ladea la cabeza.
—Annabeth y Lavender estarán llenas de celos —farfulla Percy emocionado, antes de ver a los gemelos que no dejaban de verlos.
Se pregunta si les parecen a los gemelos Stoll, no creen que sean tan malos.
Draco aún tiene pesadillas cuando se les ocurrió como buena idea hacer estallar esa lata en medio de la cabaña y todos terminaron verdes por dos días.
Ama el verde.
No en su piel.
—Oye ese chico se llama Percy, es como nuestro hermano —señalaron ambos gemelos al chico pelirrojo que había parecido querer hablar con el ministro.
Draco se llena de horror al pensar en un Weasley con el nombre de su mejor amigo, mientras que Percy solamente sonríe divertido.
—Mi nombre es Perseo, pero si, Percy es como me dicen mis amigos y obviamente mi mejor amigo en todo el mundo que me ama tanto me dará sus gomitas azules —dice dramáticamente mientras lo abraza de forma de Koala.
Arroja una a la boca del chico, que se queja luego de toser.
Su madre le da una mirada de advertencia, que los tres toman como una señal para hacer rostro de angelitos que no hacen nada malo.
Percy pasa una mano sobre el asiento en su espalda, le da una mirada confusa al chico que solo tararea, ve a Nico que solamente sigue comiendo gomitas.
Su mirada cae en Potter que parece bastante amargo en su asiento, Granger y Weasley parecen intentar animarlo.
—Tu juego fue bueno. —Las palabras salen de para su sorpresa, la menor de los Weasley, que lo ve curiosa incluso ante la mirada de su familia sobre ella (no buenas miradas)—. El año pasado, como buscador, fue bastante decente —admite sin parecer dolorida, aún cuando su hermano la comadreja la empuja viéndola molesto por decirlo.
Se sorprende.
Eso fue inesperado, al menos de parte de la familia Weasley.
—Escuché que obtuviste las 3 Snitch de los partidos, supongo que ahora has roto mi récord —habla uno de los hermanos mayores de los Weasley, el que tiene el cabello corto, pero cicatrices y que joder tiene unas botas de piel de dragón que hacen a Draco congelarse.
Percy lo empuja por el costado, diciéndole con la mirada que es hora de hablar.
Idiota.
—Charlie Weasley —dice como si adivinara quien es, el chico sonríe, de reojo Draco puede ver a Nico sonrojarse ligeramente y claro, probablemente él mismo está igual.
Lindo.
Sexy.
Aleja los pensamientos impuros, pero es tarde, Percy su amigo se está riendo a su lado y sin piedad quiere lanzarlo por la gradería.
—Respira —susurra Percy cerca de su oído, pero lo ignora, aunque este parece divertido.
—Escuché que trabajas con dragones. —Ante eso Nico y Percy ven interesados al pelirrojo—. Aunque si eres más conocido en Hogwarts por el récord de los tres partidos, que ahora lo tengo yo —habla con una sonrisa casi divertida, que hace a Charlie verlo sonriente.
Caliente.
Demasiado caliente.
De reojo Draco ve a su madre, que parece contener una sonrisa y eso lo hace sonrojarse humillado.
—Siempre quise ver un dragón —salta Nico para su sorpresa, el niño parece emocionado—. Probablemente sería un caos, como en el campamento —musita recordando los rumores de un dragón que está por ahí en el bosque.
Aunque dudan que sea un dragón de verdad.
Aunque es el campamento.
Cualquier cosa podría pasar.
—Soy más un chico de caballos —dice Percy encogiéndose de hombros—. Y tú deberías decir lo mismo, si Aurora se da cuenta sobre que te gustan los dragones te matará —añade viendo a Draco que ahora suspira cansado.
—¿Aurora? —dice la niña Weasley dándose la vuelta e ignorando a su hermano comadreja para verlo curiosa.
Si tiene prejuicios o no sobre Draco, al menos es inteligente en no decirlos, al igual que los dos hermanos mayores parece interesada en Draco.
Se pone tenso.
—Un pegaso, del campamento donde van… magos… sí, magos como nosotros.
Todo queda en silencio, Draco ve incómodo a Percy Jackson, pero este se ríe antes de sacar de su mochila una pequeña botella de agua. Ginebra recuerda tardíamente, suelta un chillido cuando Percy hace salir el agua de la botella controlándola en pequeña cantidad haciendo pequeños círculos.
Ve de reojo a su padre que parece asentir complacido cuando el mismo ministro alaba el uso de magia sin varita, como algo raro de lo cual Percy claramente se siente orgulloso.
Aunque no es magia en absoluto.
Es un don de hijo de Poseidón, en fin, Draco no piensa contradecirlo.
Incluso los gemelos se vieron interesados, Percy claramente tiene el público cautivo, menos Potter que sigue ignorándolo olímpicamente. No tiene nada en contra que se odien, hasta hace no mucho Draco estaba seguro de odiarlo también, pero ahora se siente como si hubiera algo que no puede ver.
Un segundo más tarde, Ludo Bagman llegaba a la tribuna principal como si fuera un indio lanzándose al ataque de un fuerte.
—¿Todos listos? —preguntó. Su redonda cara relucía de emoción como un queso de bola grande—. Señor ministro, ¿qué le parece si empezamos?
—Cuando tú quieras, Ludo —respondió Fudge complacido.
Ludo sacó la varita, se apuntó con ella a la garganta y dijo: —¡Sonorus!
Su voz se alzó por encima del estruendo de la multitud que abarrotaba ya el estadio y retumbó en cada rincón de las tribunas.
—Damas y caballeros... ¡bienvenidos! ¡Bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda edición de la Copa del Mundo de quidditch!
Los espectadores gritaron y aplaudieron. Ondearon miles de banderas, y los discordantes himnos de sus naciones se sumaron al jaleo de la multitud. El enorme panel que tenían enfrente borró su último anuncio (Grageas multisabores de Bertie Bott: ¡un peligro en cada bocado!) y mostró a continuación:
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BULGARIA: 0; IRLANDA: 0.
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—Y ahora, sin más dilación, permítanme que les presente a... ¡las mascotas del equipo de Bulgaria! Las tribunas del lado derecho, que eran un sólido bloque de color escarlata, bramaron su aprobación.
—Me pregunto qué habrán traído —dijo el señor Weasley, inclinándose en el asiento hacia delante y Draco tenía que sujetar a Percy por la camisa que también se inclinó mucho—. ¡Aaah! —De pronto se quitó las gafas y se las limpió a toda prisa en la tela de la túnica—. ¡Son veelas!
—¿Qué son vee...? —iba a preguntar Percy, pero se queda en silencio.
Un centenar de veelas acababan de salir al campo de juego, y la pregunta de Percy quedó respondida. Las veelas eran mujeres, las mujeres más hermosas que cualquier hombre hubiera visto nunca... pero no eran (no podían ser) humanas.
Draco ni se inmuto, ahora que lo piensa incluso cuando había visto a una Veela a los 7 años en una fiesta familiar no se sintió extraño.
Esa debió ser una señal.
Pensaron que era muy niño, pero tal vez desde entonces ya era claro la diferencia en él.
Draco pensaban que eran hermosas, tampoco era un idiota ignorante, pero la belleza de las mujeres del lugar no atraía tanto su atención como claramente estaba haciendo con Percy que se había quedado paralizado. De reojo notó con una curiosidad y un poco de malicia, como Nico tampoco parece afectado y muchas de sus teorías parecen confirmarse ahora.
Su enamoramiento por Percy.
Sus charlas con Will o su forma de actuar.
Probablemente Nico también era gay o solo se siente atraído por niños, pero tampoco es que lo fuera a decir en voz alta, este lo diría cuando estuviera listo si quería.
Las veelas se pusieron a bailar, y la mente de la mayoría de los presentes se quedó totalmente en blanco, solo ocupada por una suerte de dicha; su mirada perdida era más que suficiente.
Percy parecía querer moverse hacia las veelas, no era el único, Draco mantuvo su mano en la camisa de Percy sin dejarlo irse lejos.
Como un perro con correa.
—¿Qué fue eso? —dijo Percy saliendo de una ensoñación y Draco había usado su Oclumancia porque no quería saber qué pensaba de las Veelas, no gracias, sería perturbador.
—Una veela cariño, se me olvida lo fácil que eres a veces.
—No es verdad.
—Annabeth, Rachel, Calipso —señala con sus dedos, a lo cual Percy solo se hunde en su asiento con la mano en su rostro abochornado.
Nico se ríe por lo bajo.
El estadio se sumió en gritos de protesta cuando las Veelas se marcharon. La multitud no quería que las veelas se fueran.
—Y ahora —bramó la voz de Ludo Bagman— tengan la bondad de alzar sus varitas para recibir a... ¡las mascotas del equipo nacional de Irlanda!
En aquel momento, lo que parecía ser un cometa de color oro y verde entró en el estadio como disparado, dio una vuelta al terreno de juego y se dividió en dos cometas más pequeños que se dirigieron a toda velocidad hacia los postes de gol. Repentinamente se formó un arco iris que se extendió de un lado a otro del campo de juego, conectando las dos bolas de luz. La multitud exclamaba «¡oooooooh!» y luego «¡aaaaaaah!», como si estuviera contemplando un castillo de fuegos de artificio.
A continuación, se desvaneció el arco iris, y las dos bolas de luz volvieron a juntarse y se abrieron: formaron un trébol enorme y reluciente que se levantó en el aire y empezó a elevarse sobre las tribunas. De él caía algo que parecía una lluvia de oro.
—¡Maravilloso! —exclamó Percy sorprendido y con emoción en sus ojos, esto era el mundo mágico, algo que Draco siempre quiso enseñarle.
Cuando el trébol se elevó sobre el estadio dejando caer pesadas monedas de oro que rebotaban al dar en los asientos y en las cabezas de la multitud. Que estaba compuesto de miles de hombrecitos diminutos con barba y chalecos rojos, cada uno de los cuales llevaba una diminuta lámpara de color oro o verde.
—¡Son leprechauns! —explicó el señor Weasley, alzando la voz por encima del tumultuoso aplauso de los espectadores, muchos de los cuales estaban todavía buscando monedas de oro debajo de los asientos.
Nico tomó una moneda con duda, mientras que Percy tomaba muchas emocionado.
Draco detuvo a Percy que lo vio indignado.
—Es oro falso —dice Nico con calma, atrayendo la atención de los demás, incluso los Weasley; movió la moneda en sus manos—. Tiene magia, no es metal, probablemente desaparezca pronto —dice viendo a Percy con una sonrisa a lo cual este suspira dejando caer las monedas.
—No es que necesites dinero —indica Draco con calma.
Percy se sonroja abochornado, pero sonríe al final.
Su familia era rica, y después de todo Percy era familia, así que dinero no les faltaría. Otra vez tanto Potter como la comadreja parecían enojados, aunque podría apostar que por cosas diferentes.
—Y ahora, damas y caballeros, ¡demos una calurosa bienvenida a la selección nacional de quidditch de Bulgaria! Con ustedes... ¡Dimitrov! —Una figura vestida de escarlata entró tan rápido montada sobre el palo de su escoba que sólo se pudo distinguir un borrón en el aire. La afición del equipo de Bulgaria aplaudió como loca. —¡Ivanova! —Una nueva figura hizo su aparición zumbando en el aire, igualmente vestida con una túnica de color escarlata. —¡Zograf!, ¡Levski!, ¡Vulchanov!, ¡Volkov! yyyyyyyyy... ¡Krum!
—¡Es él, es él! —gritó la comadreja, siguiendo a Krum con los omniculares.
Draco lo imitó, vale, el chico era apuesto.
Bastante.
Aunque no tanto como los hermanos mayores de la comadreja, pero este Krum sabe volar.
—Y recibamos ahora con un cordial saludo ¡a la selección nacional de quidditch de Irlanda! —bramó Bagman— Les presento a... ¡Connolly!, ¡Ryan!, ¡Troy!, ¡Mullet!, ¡Moran!, ¡Quigley! yyyyyyyyy... ¡Lynch!
Siete borrones de color verde rasgaron el aire al entrar en el campo de juego. Draco dio vueltas a una ruedecilla lateral de los omniculares para ralentizar el movimiento de los jugadores hasta conseguir ver la inscripción «Saeta de Fuego» en cada una de las escobas y los nombres de los jugadores bordados en plata en la parte de atrás de las túnicas.
—Y ya por fin, llegado desde Egipto, nuestro árbitro, el aclamado Presimago de la Asociación Internacional de Quidditch: ¡Hasán Mustafá!
Draco se levanta ligeramente curioso, siente que ha visto a ese hombre o al menos lo ha escuchado mencionar por Amos.
Quiere preguntar.
Caminando a zancadas, entró en el campo de juego un mago vestido con una túnica dorada que hacía juego con el estadio. Era delgado, pequeño y totalmente calvo. Debajo de aquel bigote sobresalía un silbato de plata; bajo un brazo llevaba una caja de madera, y bajo el otro, su escoba voladora.
—¡Comieeeeeeeeenza el partido! —gritó Bagman.
El partido inició.
.
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Percy parecía más emocionado por las cosas mágicas que por entender el partido, más de una vez tuvo que detenerse a explicar algo y otra cosa es que a Percy le gustaba mucho gritar. Estaba del lado de Irlanda por Draco al igual que Nico, quien parecía más entretenido en comer y entendía el partido con mayor facilidad.
La familia Weasley y compañía quedaron de lado.
Draco sonrió, levantó las manos, gritó cuando algo era falta y se rió cuando su madre le acarició la mejilla cuando lo vio emocionado.
Chocó los cinco con Charlie Weasley cuando hubo una jugada buena y su padre ni se inmutó, para alguien que había estado un año viviendo con muggles, supone que chocar los cinco con un hijo de traidores no era lo peor que había hecho Draco hasta ahora.
El juego se tomó aún más rápido, pero también más brutal. Volkov y Vulchanov, los golpeadores búlgaros, aporreaban las bludgers con todas sus fuerzas para pegar con ellas a los cazadores del equipo de Irlanda, y les impedían hacer uso de algunos de sus mejores movimientos: dos veces se vieron forzados a dispersarse y luego, por fin, Ivanova logró romper su defensa, esquivar al guardián, Ryan, y marcar el primer tanto del equipo de Bulgaria.
Bulgaria puede tener un buen buscador, pero no lo era todo.
Irlanda estaba dominando.
—¡Meteos los dedos en las orejas! —les gritó el señor Weasley cuando las veelas empezaron a bailar para celebrarlo.
Draco no lo dudó, Percy tardó un poco más.
El dolor del chico fue insoportable en su cabeza por el vínculo y lo reprendido por eso, Nico solamente disfrutaba con calma todo.
Krum no parecía usar una escoba voladora: se movía con tal agilidad que más bien parecía ingrávido.
Tuvo envidia, quiso ser igual o mejor.
Unos minutos más tarde inició cuando…
—¡Ha visto la snitch! —gritó Potter para sorpresa de todos—. ¡La ha visto! ¡Míralo!
Sólo la mitad de los espectadores parecía haberse dado cuenta de lo que ocurría. La afición irlandesa se levantó como una ola verde, gritando a su buscador... pero Krum fue detrás. Draco no sabía cómo conseguía ver hacia dónde se dirigía. Iba dejando tras él un rastro de gotas de sangre, pero se puso a la par de Lynch, y ambos se lanzaron de nuevo hacia el suelo...
—¡Van a estrellarse! —gritó Granger.
—¡Nada de eso! —negó comadreja.
—¡Lynch sí! —gritó Potter.
—Eso va a doler—susurró Percy por lo bajo mientras Nico miraba casi con morbosidad.
Y acertó.
Por segunda vez, Lynch chocó contra el suelo con una fuerza tremenda, y una horda de veelas furiosas empezó a darle patadas.
—La snitch, ¿dónde está la snitch? —gritó Charlie Weasley, desde su lugar en la fila.
—¡La tiene...! ¡Krum la tiene...! ¡Ha terminado! —gritó Draco.
Krum, que tenía la túnica roja manchada con la sangre que le caía de la nariz, se elevaba suavemente en el aire, con el puño en alto y un destello de oro dentro de la mano. El tablero anunció «BULGARIA: 160; IRLANDA: 170» a la multitud, que no parecía haber comprendido lo ocurrido.
Luego, despacio, como si acelerara un enorme Jumbo, un bramido se alzó entre la afición del equipo de Irlanda, y fue creciendo más y más hasta convertirse en gritos de alegría.
—¡IRLANDA HA GANADO! —voceó Bagman, que, como los mismos irlandeses, parecía desconcertado por el repentino final del juego—. ¡KRUM HA COGIDO LA SNITCH, PERO IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperaba!
—¿Y para qué ha cogido la Snitch? —exclamó Percy entre susurros a su lado, a lo cual Draco sonrió con adrenalina de todo.
—Sabía que nunca conseguirían alcanzarlos —le respondió Draco encogiéndose de hombros, gritando para hacerse oír por encima del estruendo, y aplaudiendo con todas sus fuerzas—: Los cazadores del equipo de Irlanda son demasiado buenos. Quiso terminar lo mejor posible, eso es todo...
Percy parecía con dudas, Nico parecía un poco aburrido y aunque Draco estaba destilando emoción porque su equipo ganó.
Miró a su padre.
Que parecía tenso, incluso después del partido.
Draco ladeó la cabeza.
Algo pasaba, pero no sabe qué.
.
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Percy parece verlo confundido cuando llegan a su tienda de acampar, sigue encontrando asombroso que por fuera se vieran de un tamaño totalmente diferente que por dentro, también sigue pidiéndole que haga trucos de magos de muggles y Draco le gruñiría que no piensa sacar un conejo de un sombrero que no tiene; pero la verdad es que está más interesado en su padre. Se perdió la cena, su madre le dijo que volvería en cualquier momento, pero su rostro estaba tenso todo el tiempo y al final.
Algo pasa.
Tiene que serlo.
Nadie le dice nada.
Cuando está sobre su cama, con Nico a su lado y Percy también robando su espacio, no puede cerrar sus ojos.
Entonces.
Se hace la luz.
—Arriba es hora de irnos. —Es la voz de su padre que parece sonar como si estuviera enojado, Draco saca a Percy de la cama de un empujón, se queja y Nico se levanta adormilado.
Antes de ponerse tenso.
—Algo pasa —es todo lo que dice con seriedad, pero antes de saberlo su madre está ahí y tiene lo que parece un traslador en su mano; uno especial.
Uno de emergencia.
—Vamos a casa —dice Lucius, no una petición, es una orden.
Draco antes de saberlo es empujado por su madre, se pregunta porque tan apresurados, han dejado todo atrás, nadie se queda ahí y aunque Twinky podría empacar todo. Cuando Draco cae al suelo de la mansión Malfoy, con sus padres y sus amigos claramente confundidos.
Sabe que algo pasa.
Solo que no entiende qué.
Son enviados a su habitación, pero Draco se queda un rato sobre la escalera, viendo a su padre frente a la chimenea, quien está sujetando la mano con fuerza y la mirada perdida mientras su madre está a su lado luciendo preocupada.
Sujeta la mano donde está la marca.
Draco solo la ha visto una vez cuando era niño.
Su estómago se hace un nudo de preocupación y un mal presentimiento lo inunda.
Continuará…
Los mundiales han pasado y todo es una locura, otra cuerda ha sido cambiada de rumbo y me pregunto que tanto significara para el futuro.
El próximo capitulo volvemos a Hogwarts en un cuarto año, que puede salir muy bien o todo muy mal.
Percy y Nico son un amor.
