Capítulo 37: El día donde se termina un camino.
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Se encuentra cada vez más molesta por su existencia, la mujer creada de oscuridad solamente admira de forma aburrida frente a sus ojos la imagen que proyecta la vida de este semidiós. Es mucho más difícil de asesinar que Patroclo sin duda, aunque se debe a que no están en guerra, pero Cronos se está moviendo y sin duda eso podría ser una ventaja.
Pero no.
Lo sabe.
Este niño no morirá en esta guerra, el destino parece favorecerlo, como si estuvieran protegiéndolo de ella.
Maldice por bajo.
No.
Draco Malfoy va a morir.
Pero no ahora, probablemente sea con ella, la madre tierra, ella disfruta de generar más caos que Cronos quien sin duda es un idiota. Aunque la única forma de que pueda derrotarlo, es si lo trae a sus dominios, así podrá torturarlo hasta que su alma se desvanezca y no vuelva a renacer o causar caos.
Sí.
Debe traer a Draco Malfoy al tártaro.
Solo que no puede.
Hestia lo protege, no dejaría a su campeón caer a sus manos y eso causa un enojo en Nyx.
El primordial del caos y la oscuridad.
¿Qué debería hacer entonces?
Una idea nace en su mente, encantada suelta una risa que estremece al tártaro por completo, sonríe moviendo sus dedos frente a ella, donde algunos hilos de luz aparecen. Draco Malfoy tenía vínculos, así que solamente tendría que hacer que tuviera más de estos, después de todo los vínculos sin duda serían su mayor debilidad y vendría con su propia voluntad a ella.
—Tomará tiempo, pero te estaré esperando Draco, para acabar con el desequilibrio que has creado —susurra con maldad.
Sí.
Es un plan a largo plazo, pero funcionará.
Admira la imagen del chico rubio de ojos grises, sonriendo con diversión, puede esperar unos cuantos meses o años, no son nada para un ente de su longevidad.
Está cerca.
La caída de ese mestizo.
Lo torturaría, lo convertiría en una caja sin emociones, sería su títere que tendría en el tártaro por toda la eternidad.
Y el mundo volvería a su equilibrio original.
Como tiene que ser.
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Draco abre los ojos con la respiración agitada, se incorpora en la cama sudoroso, viendo hacia la nada y con un sentimiento de frío en su interior. No recuerda el sueño que tuvo, pero fue extraño, era como si algo lo estuviera viendo y todo su cuerpo se fundía en negro. Es demasiado temprano, pero se levanta, entra al baño donde se queda un rato lavándose el rostro, antes de salir de la habitación. Es demasiado temprano para las clases, pero suficiente para que no lo alerten por no cumplir el toque de queda, aunque no es común levantarse tan temprano un domingo.
Camina pensativo.
Han pasado varias semanas desde la segunda prueba y se acerca cada vez más la tercera.
Las advertencias de su padre aún pasan por su cabeza y lo hace dudar un poco sobre qué podría suceder, este no había enviado más cartas o llamadas, su madre decía que estaba bien, pero luego de haber causado un escándalo en el diario el profeta que hizo que Rita quedara suspendida un mes; no se había manifestado.
No es que el daño no estuviera hecho.
Había visto a Granger las últimas semanas recibir cartas bastantes desagradables de los admiradores de Potter, lo cual hizo que quisiera burlarse, pero estaba tan concentrado intentando apagar cualquier insinuación de que era pareja de Potter que no tenía tiempo. Potter no ayudaba porque ahora cada pocas horas parecía buscarlo para abrazarlo, lo cual sigue causando mariposas en su estómago y también a veces tomaba su mano para olerla.
En medio del pasillo.
Lo cual es inapropiado.
Y lo hace feliz.
Draco se odia por sus propias emociones.
Pero eso no importa ahora, ese sueño lo dejó inquieto.
—Pareces pensativo. —Draco detiene sus pasos cuando pasa por un espejo que parece reflejar a Percy en lugar del exterior.
Solamente se estira un poco antes de acercarse, hay una especie de muro que le podría permitir sentarse.
—Pesadilla, no recuerdo de qué, pero parecía peligrosa —admite porque en realidad no sabe tanto como su amigo.
Este solo suspira.
Parece tenso, siente el vínculo tenso, cada día más cerca del verano y probablemente, más cerca de que todo estalle con Cronos. Había escuchado de Will que las misiones en el campamento comenzaban a ser más comunes y también que todos estaban preparándose para la lucha.
Luego estaba la tercera prueba.
La advertencia de su padre.
Pensó en Harry y el peligro que estaba cerca de él, comenzó a sentirse un poco enfermo.
—¿Draco? —le llama Percy preocupado, pero solamente niega con la cabeza.
—Háblame de cualquier cosa, solamente, quiero pensar en algo diferente —suplica en voz baja, lo cual hace que Percy lo vea fijamente, antes de tomar asiento frente el espejo de su habitación.
Habla, sobre que ha salido últimamente con Rachel. Draco se ríe cuando admite que al decirlo a Annabeth parecía molesta y se hizo una nota mental para hablar con ella apenas pudiera; explicarle que Percy no estaba coqueteando con Rachel, solamente que era un idiota. El chico parecía triste porque su padre le impidió ir en vacaciones de semana santa.
Pero eso ya lo sabían.
Se siente arrullado por la voz de su amigo.
No se duerme, pero pasa la siguiente hora escuchando a su amigo, hablando sobre planes de verano, como si no hubiera lucha. Habla sobre ir a ver películas, sobre pijamadas, sobre un nuevo parque de atracciones y lo emocionado que estaba sobre algo llamado Comicon que tenían que intentar.
Draco sonríe.
Sabe que no podrán hacerlo, pero por un momento, quiere pensar que sí podrían hacerlo, tal vez en un futuro diferente.
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Estudiar para sus exámenes es suficiente para distraerlo, pasar en la biblioteca es un poco reconfortante, casi algo natural en su ajetreada vida. Usualmente pasa ahí con Anthony y aunque no son pareja o nunca lo fueron realmente, era el único que parecía tan comprometido con sus estudios como él. Lavender y Theo estarían a su alrededor en ocasiones, pero incluso ellos preferían hacer a veces otras cosas; así que Draco terminó uniéndose un poco al grupo de estudio de los Ravenclaw.
No quería.
Pero era eso o estar sentado a la par del trío dorado.
Aún puede ver la mirada molesta de Potter desde el otro lado de la biblioteca cuando prefirió sentarse al lado de Anthony y sus amigos.
Idiota.
Parecía que Draco era el único activamente tratando que esta mierda dejara de propagarse.
No eran pareja.
No serían pareja.
Eran amigos.
Solo amigos.
—Puedo entender un poco a Anthony, eres bastante inteligente después de todo —habla Padma Patil leyendo parte de su último ensayo, mientras Draco trabajaba en resúmenes para sus exámenes; nadie comentó que estuviera usando hojas y lapiceros en lugar de pluma y tinta.
Inicio del comunicado sobre plumas y pergaminos.
Eran una mierda.
Fin del comunicado.
—No besa tan mal tampoco —habla Anthony causando que Draco gire a verle herido, porque cuando alguien comentaba eso por fuera, siempre decía que era un horror besando.
Hijo de perra.
—También tiene amigos interesantes —señala Michael Corner a Viktor Krum, quien parecía ahora pasar más tiempo a su lado, probablemente cansado de todo el desastre mediático.
Bien.
Si alguien quería que fuera su pareja falsa, bien podría ser Viktor, un popular jugador de quidditch extranjero como el mejor rendimiento como buscador; no Potter, no importa que fuera famoso y jugador de quidditch.
—Hermione quiere espacio —es todo lo que dice el chico, sin parecer feliz al respecto, pero sin agregar mucho como siempre.
Los Ravenclaw se ven de reojo, Draco solamente sigue robando la información de Terry Boot que no dice nada, pero es jodidamente un genio en runas; lo envidia un poco. Padma Patil aún le parece un poco antipática, pero parece mucho más agradable que su hermana y la mejor amiga de Lavender, así que Draco simplemente se quedará aquí para robar información.
—No deja de ver aquí —susurra Anthony a su oído, Draco no tiene que ser un genio para ver de quién habla.
Voltea sobre su hombro a ver a Potter, que se hace el desentendido, no sin antes lanzarle una mirada de muerte a Anthony.
Sí.
—No sé por qué hace eso.
—¿De verdad Draco?, luego de todo lo que pasamos en vacaciones.
—Ella es una perra loca.
—Yo de ser tú no la enojaría, mira a Theo está maldito.
—Pff, ellos son unos exagerados.
Anthony le da una mirada de lástima lo cual indigna un poco a Draco, porque después de todo, es él quien lleva años conociendo a esos hijos de perra, mientras que Anthony es el nuevo aquí. Padma se aclara la garganta, dándoles una mirada de muerte, como si indicara que si no van a estudiar mejor se marchan.
Draco bufa.
Anthony se ríe divertido.
Viktor solamente sigue leyendo un libro complejo de mitología nórdica, le da una vaga mirada preguntándose vagamente si sería posible que el chico que parece un poco cercano a él fuera algún vestigio del panteón nórdico.
Aleja el pensamiento.
Tiene mucho que pensar como para involucrarse en eso.
Anthony se acerca a él para señalar un error de aritmancia que hace a Draco fruncir el ceño, un crujido hace que todos en la biblioteca salten alarmados. Todos voltean a ver confundidos de que pudo haber sido, Draco voltea a ver con un mal presentimiento donde el trío dorado, Weasley parece no soportar la risa, Granger lo ve como si fuera su culpa y Potter está rojo como un tomate viendo la mesa frente a él.
Que ahora parece tener una abolladura.
Inútil.
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—Entonces déjame ver si entendí, estás enojado porque Nico no te llamó como todos los días lo hace a la misma hora. —Draco sujeta el puente de su nariz, mientras ve como Will hace un puchero.
—Siempre me habla a la misma hora.
—Will, probablemente se le olvidó, habló conmigo esta mañana, está bien.
—¿Habló contigo?, ¿mientras me ignora a mí? —Draco se estremece ante la mirada en blanco de su amigo, que usualmente es una bola de luz amable que parece un osito cariñosito.
Traga saliva cuando este se ve claramente lívido.
Cuelga la llamada, luego llama a Nico inmediatamente que parece estar en medio de un lugar oscuro que probablemente Draco no quiere saber.
—¿Qué? —pregunta el niño, algo insolente, con el cabello más largo que el verano pasado y con una actitud de adolescente aborrecible.
Tiene suerte que Draco lo quiere mucho y piensa que es adorable, o estaría en problemas, no es que ocupe más ahora.
—Will está enojado contigo —habla casi tarareando, disfrutando como la mirada de su hermano cambia a una de horror por un momento.
—Oh mierda, olvidé llamarlo ayer.
—Lenguaje.
—Idiota.
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Severus lo llama un día antes de su cumpleaños, no es que piense mucho porque está estudiando todos los días y tampoco suele celebrarlo por estar cerca de los exámenes. Usualmente sus padres solían enviarle muchos regalos y sus conocidos de Slytherin tendrían algo en su primer año, cuando vivió con la familia Jackson se despertaría con Percy saltando sobre él y Sally entrando con un pastel decorado de verde. Sus amigos parecían inusualmente silenciosos lo que hizo que Draco pensara que algo estaban tramando, las risas de Lavender tampoco ayudaban mucho y eso hizo que frunciera el ceño.
Sí.
Algo traman.
Camina hacia el despacho de Severus, que parece tranquilamente tomando té mientras corrige los últimos ensayos del año; su mirada satisfecha indica que está haciendo una masacre.
Pero tiene chocolates.
Draco se queda comiendo chocolates con una sonrisa, mientras Severus termina y luego solamente coloca sus manos frente a la mesa. Draco supone que debería tomar en serio que dice su padrino, pero ha conseguido sus dulces favoritos y es difícil concentrarse en no comer; joder entrenar toda la noche ayer con Lavender lo dejó agotado.
Theo había sido barrido al suelo por ambos.
Puede entender un poco por qué Severus se sintió bien de masacrar algunos ensayos.
—Tu madre me envió esto, parece que tu padre está algo ausente en su hogar y quería que obtuviera sus regalos antes de su cumpleaños. —Las palabras de su padrino hicieron que frunciera el ceño, tomando entre sus manos el paquete del profesor Severus.
Tampoco fue enviado por lechuza, un escalofrío recorre su espalda mientras toma el paquete que abre frente al profesor.
Debería hacerlo solo.
No aguanta la tentación.
Toma el reloj de bolsillo finamente tallado con un dragón en la parte delantera con curiosidad. Su padre sabe que le agradan los dragones y este reloj es algo que habían visto en un catálogo a inicio de año cuando aún estaba enojado con él; se siente un poco ahogado al verlo junto con una nota con un mensaje simple en ella.
«Confió en ti.»
Frunce el ceño, antes de tomar el mismo paquete donde el regalo de su madre también se encuentra. Es una caja de música, que si bien es un regalo que en su primer año de Hogwarts llamaría infantil, ahora simplemente la abre con curiosidad.
Una melodía suave llena el lugar.
La misma melodía que su madre solía cantarle de niños, un mal presentimiento recorre su espalda otra vez y comienza a preocuparse.
—¿Se encuentran bien? —cuestiona con mirada fija en Severus, que solamente toma de su té luciendo pensativo.
—Sí, pero tal vez deberías hacerle caso a tu padre, comentó que deberías alejarte de Potter y hasta ahora no lo has hecho —puntúa Severus con calma.
Draco traga saliva inquieto.
Hace unas noches fue luna llena, esta vez Potter quiso quedarse en la cueva cuando su transformación falló y su pata terminó rota en medio cambio. El niño pasó sollozando gran parte de la noche, solamente controlado cuando Draco se puso frente a él palmeando su cabeza y este no lo dejó ir en toda la noche. No hablaron mucho, no había mucho que decir, así que Draco comenzó a contarle historias que recordaba eran sus cuentos favoritos de la infancia hasta que este se durmió.
Solo dijo que nadie nunca le había contado cuentos antes.
¿Qué clase de familia tenía?
Cada que descubría algo nuevo le daban ganas de vomitar.
No, alejarse de Potter no era una opción y tampoco quería hacerlo, aunque esto pudiera causarle más problemas de los que ya tenía.
Vio la nota de su padre.
Confiaba en él.
No dijo nada mientras salía del despacho, pensativo, con un reloj de bolsillo que no dejaba de sonar en su mente como si le recordara que el tiempo se acortaba.
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Fue despertado por Theo, demasiado temprano, gruñe cuando es obligado a tomar un baño y piensa que su cumpleaños comienza como una mierda. Es un viernes en la mañana y no tienen clases por los exámenes, pero Theo parece interesado en que esté despierto a una hora poco saludable para él; suele madrugar, pero esto es ridículo. Son alrededor de las cinco de la mañana, se sujeta una bufanda porque hace un frío aterrador y todos en su cuarto están aún dormidos. Claramente Lavender no es un todos, ya que los espera en un pasillo luciendo también algo cansada, pero con ojos brillantes mientras lo toma de la mano para guiarlo.
Fuera del castillo.
Sospechoso.
Pero piensa que, si quisieran asesinarlo, no serían tan obvios.
Espera.
—¿No podemos esperar a una hora sensata? —suplica Draco cuando caminan hacía el filo del bosque, sin que nadie los vea.
Se atemoriza un poco al ver que han aprendido de él, lo cual también lo llena de orgullo.
Tiene un rostro lleno de sorpresa cuando comienzan a sobrepasar lo que parece el borde del bosque, Theo parece inquieto, pero Lavender solamente guiña el ojo cuando utiliza lo que parece la niebla alrededor de ellos. No podría ser útil con criaturas mágicas o magos como lo es con simples mortales, pero luego de caminar por la madrugada y preguntarse si alguien en Slytherin descubrió su ausencia, llegan a las afueras del terreno.
Hay un ligero cosquilleo cuando pasan la barrera.
Se pregunta si Dumbledore nota estas cosas.
Interesante.
—Tenemos una sorpresa —habla Lavender con emoción, a lo cual a Draco solo le resulta más extraño, pero caminar no es un problema.
Comparado a los usuales entrenamientos que hace en el campamento o en sus noches casi de madrugada, puede caminar. Lo malo es que es demasiado temprano y hace frío, por lo cual cuando llegan a la cabaña de los gritos levanta una ceja.
No es algo que espera para su cumpleaños.
Mucho menos cuando entra y todo es un nido de telarañas, totalmente destrozada como imagina que debe ser, voltea a ver a sus dos amigos que solamente sonríen de forma divertida. Entrecierra los ojos cuando Theo señala una cuchara que hay en la mesa cercana, aunque parece que hace tiempo hubo una lucha y nadie limpió, hay una perfecta cuchara de plata.
Sospechoso.
Muy sospechoso.
—Espera, ocupamos esperar cinco minutos —habla Lavender mirando su muñeca que tiene un hermoso reloj donde parece ver la hora.
¿5 minutos?
—Un traslador —determina Draco entonces viendo a la cuchara con curiosidad—. ¿Qué mierda haremos en 5 minutos? —cuestiona ahora entrecerrando los ojos.
—Podríamos hablar de Potter, en primer año no cerrabas la boca de él —habla Theo y Draco está por lanzarse y asesinarlo, pero la risa de Lavender lo detiene.
—Oh, quiero escuchar eso —musita la niña como la perra que es.
La ve mal.
—Te gustaba la comadreja —señala de forma gruñona, Lavender hace un chillido indigno.
—Retráctate, ese fue mi momento humilde, ya pasó.
—Qué mal gusto Lavender, pensé que teníamos sangre de dioses, tal vez se equivocaron —musita Theo porque es un Slytherin como Draco que ama joder la vida.
—Momento humilde, ya no me gusta.
—No lo sé, Draco, ¿qué opinas? No espera, maldita bestia no lances una silla. Draco ayúdame.
En realidad, los cinco minutos pasan discutiendo, así que cuando Lavender los toma de la muñeca y sujeta la cuchara, todo lo que puede sentir es el revoltijo que provoca un dolor de estómago cuando los tres caen sobre lo que parece pasto. Aquí no es de madrugada, piensa cuando no ve el amanecer y todo es oscuro.
Su estómago se retuerce cuando se medio incorpora, pero Lavender solo se levanta limpiándose la ropa de su pantalón.
Es oscuro.
De noche.
—Lavender —gruñe, pero la chica solamente se ríe antes de ayudarle a ponerse de pie.
Theo sigue escupiendo pasto, parece que cayó de cara.
—¡Feliz cumpleaños Draco! —chilla la chica antes de comenzar a arrastrarlo y aunque es de noche, en realidad el lugar no es desconocido.
Claro que nada está abierto, pero los edificios los reconoce de inmediato. Sus piernas comienzan a moverse, mientras Lavender apura a Theo, que se queja del dolor de cuerpo por entrenar con ellos, pero los ignora, porque están a solo dos cuadras del edificio.
Se detiene cuando lo ve, en las escaleras frente al edificio, la silueta de una persona sentada en ellas.
Levanta la mirada.
Azul.
Azul verdoso que brilla emocionado mientras lo ve y una sonrisa inunda el rostro de su mejor amigo.
—¡Draco! —chilla Percy como si lo hubiera estado esperando y por un momento, uno diminuto, algo dentro de Draco solamente se rompe como si fuera un niño.
Sus ojos se llenan de lágrimas, antes de lanzarse a correr y Percy se pone de pie, sujetándolo cuando lo envuelve en un mortal abrazo. Suelta ligeras risas cuando el chico hace un medio giro sujetándolo contra él, la sonrisa de Percy es enorme y Draco se derrite al volver con su mejor amigo.
Lavender y Theo llegan detrás de él luciendo agitados, pero Lavender solo sonríe.
Draco también.
Está en casa.
Otra vez.
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—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —todos gritan al llegar a la casa de Sally y Draco que había pensado que no podría llorar más cuando se topó con Percy, descubre que sus ojos se encuentran llorosos al ver a todas las personas en la habitación.
Desde Sally junto con Paul (¿por qué está aquí Paul?), sosteniendo un pastel de colores verdes con su nombre en él, Annabeth con una sonrisa, Will saltando mientras canta en una silla, Nico luciendo un poco nervioso mientras Bianca está a su lado cantando emocionada. Draco no sabe qué pensar cuando ve a su madre entre todos ellos cantando cumpleaños con un rostro lleno de amor, solo sabe que está aquí.
Narcisa.
Theo y Lavender detrás de él también cantan, por un momento todo parece olvidarse, Hogwarts, el torneo, Potter, Cronos, los Mortifagos.
Solamente Draco.
Se ríe con sus amigos, saluda a todos con un abrazo, Bianca parece emocionada de poder quedarse al menos unas dos horas, chocando los cinco con Draco. Puede que fuera de madrugada en América, pero Draco se encuentra rodeado de todas las personas importantes que puede tener en el pequeño departamento, haciendo que mientras abraza a cada uno, sea puesto en una mesa donde hace con los dedos como si fuera director de una orquesta mientras cantan cumpleaños feliz otra vez.
Soplar las velas.
Reírse cuando Sally lo abraza besando su mejilla, abrazando a Will cuando se sienta en su regazo o negándose a soltar a Annabeth cuando la chica intenta alejarse. Nico se sube a su espalda para correr por el departamento intentando atrapar a Percy, quien lucha con Nico para abrazar a Draco y se queda ahí durante la repartición de dulces.
Hay manzanas con caramelo que Draco se apodera celosamente y que empuja a Theo cuando intenta acercarse.
Hay risas.
Como no ha tenido en días.
Lavender hace lo que parece un show de pasarela cuando algunos de sus regalos son prendas de vestir, aunque sin duda la chaqueta de cuero que le regala Bianca sin duda resalta. Aparentemente es de la piel de uno de los monstruos que cazó y es resistente tanto al fuego como al frío. Hay una broma interna por la vez que casi mueren congelados en Hogwarts que solo ellos entienden.
Las prendas de Nico y Will.
No sabe cómo sentirse al respecto.
Will le da una camiseta negra que dice: "Best Mom of the Galaxy" al estilo de letras de Star Wars. Mientras que Nico le da otra que dice: "Mamacorn, Like a normal Mom, but more awesome" con un extraño unicornio haciendo un Dab.
Sí.
No sabe qué sentir.
Pero igual luce los regalos como una pasarela haciendo reír a los demás.
Otros regalos son más detallados, toma el de Annabeth con curiosidad, el cryptex 3d. El regalo de Annabeth en cambio era extraño, un artilugio de forma cilíndrica de metal, que en su parte externa tiene una serie de números/letras en griego antiguo. El cual permanece cerrado como una caja fuerte con una contraseña que debe averiguar.
Es un reto.
Le gusta.
Lo guarda para tener algo que hacer en Hogwarts cuando terminen los exámenes.
Draco toma el collar de Theo casi con un tic en el ojo.
—Pensé que dijiste que te agradaba Apolo —dice ante el collar con dije de sol, Draco intenta patearlo mientras Theo corre gritando por ayuda de Narcisa.
Otros como Lavender le regalan un peluche de León con un moño rosado, aparentemente le ha molestado tanto con ser una Leona, que ella piensa que de esa forma siempre la va a recordar. Decide no nombrar al peluche mientras lo coloca con la pila de regalos y entonces Percy le da su regalo.
Es interesante.
Una pulsera, hecha a mano, cuero teñido de azul de alguna forma con un pequeño dije que parece un tridente. Ve al chico divertido, a lo cual Percy sonríe mientras le insta a que se lo coloque.
—Llevo semanas trabajando en él —asegura con emoción y Draco siente que se le conmueve el corazón.
—Perfecto —dice mostrando la pulsera contra la luz de la lámpara.
Aquí, con todos sus seres queridos, todo aquí es perfecto.
Piensa un momento en Potter y se pregunta porque si todo es perfecto, quisiera tenerlo aquí a su lado, tal vez simplemente se ha vuelto loco.
—¡Torneo de Mario Kart! —demanda Will en voz alta con los puños en alto, haciendo que Nico le siga emocionado.
—¿Qué es Mario kart? —cuestiona Theo, pero todos lo ignoran.
Sí.
Theo apesta en Mario kart y tal vez todos disfrutan demasiado de hacerlo sufrir.
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Draco se acurruca un poco contra Annabeth en el sofá mientras los chicos siguen jugando, Percy les da miradas resentidas, pero no entra en el sofá y en general es su turno en el torneo así que Draco le saca la lengua mientras abraza más a Annie sobre su regazo contra él. Aún hay un poco de tensión entre ambos por Rachel, así que Draco disfruta tal vez un poco el caos, mientras Annie sobre su regazo juega de forma aburrida con su cabello mientras le cuenta sobre sus descubrimientos de la computadora de Dédalo. Su madre parece compartir con Sally sobre algunos temas, que suenan sospechosamente como novelas, mientras Paul intenta ganarle a Percy en la partida de videojuegos.
Otros como Theo siguen chocando contra las paredes, mientras Lavender ha comenzado a jugar con el cabello de Bianca que parece interesada en una nueva trenza.
Draco mira con ojos de águila como Nico juega y va de primer lugar, mientras que Will a su lado tiene una de sus piernas sobre el regazo de Nico de forma natural.
Annabeth estira sus mejillas.
—Deja de ser tan obvio —susurra con una risita, que hace que Percy los vea con un puchero, pero sigue jugando.
Un honorable tercer lugar.
—Algo tienen, lo sé, pero no lo admiten, joder me siento peor que contigo y Percy. —Le hace un puchero a Annie, quien solamente se ríe y se acomoda contra él.
Parece feliz de tener su rostro contra su pecho escuchando su corazón y Draco suspira al tenerla aquí con él, es como si pudiera respirar mejor.
Vínculos.
Peligroso.
Encantador.
—Es tu turno Annabeth —gruñe Percy cuando la partida al final termina con la victoria indiscutible de Nico, que levanta los puños en señal de victoria y Will se ríe aplaudiendo.
—No, quiero quedarme aquí con Draco —se burla Annabeth viéndose las uñas.
—Es mi tiempo con Draco —se queja Percy.
Al final es Nico quien termina en su regazo como ganador indiscutible, para molestia de Annabeth y Percy.
¿Qué?
No entiende porque siquiera dudaron de que prefiere a Nico.
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Se queda todo el día en el departamento de los Jackson, come muchas golosinas, hay muchos juegos de video, luego juegos de mesa y por último una salida a un parque de atracciones. El rostro iluminado de Theo vale oro y Draco pasa tiempo con este, antes de que Percy lo robe porque dice que ocupa pasar tiempo con su mejor amigo antes de ir a una montaña rusa. Hay un puesto de fotografías, donde todos intentan ingresar y probablemente tengan más de una foto de la mejilla de Percy cuando lo empujaron sin querer hacía el frente, pero los hace reír. Hay muchos perritos calientes, correr para encontrar a Theo cuando lo pierden (por quinta vez), Nico ganando todos los puestos de la feria y con una puntería aterradora.
Will.
Bueno.
Realmente no tiene puntería, pero se ríe cuando Nico le regala uno de sus premios.
Sube con su madre a la rueda de la fortuna, a pesar de las quejas de sus amigos que buscan dividirse entre ellos.
—¿Quién lo planeó? —cuestiona observando el atardecer a lo lejos, tiene sueño, han pasado muchas horas y probablemente se ha perdido todo el día en Hogwarts.
Pero según su madre se le fue informado a Severus.
Espera que no a Dumbledore, solo porque ama el caos.
—Ese jovencito Percy Jackson, lleva semanas hablando conmigo para coordinar todo, tu padre organizó el traslador. Lamenta no estar presente, pero ha estado ocupado. —Su madre parece tensa, pero Draco solo quiere disfrutar este día.
Mañana pensará en otra cosa, por ahora, solo quiere disfrutar.
Un poco de tranquilidad, ignorancia y paz.
Antes de que todo sea algo que no pueda controlar.
Sujeta la pulsera en su muñeca con una sonrisa leve en sus labios, antes de levantar la mirada llena de emoción.
—Ha sido un cumpleaños hermoso, gracias por estar aquí conmigo —susurra con emociones demasiado fuertes, que solo empeoran cuando su madre toca su mano suavemente.
—Siempre estaré para ti, tu padre también, siempre te elegiremos mi pequeño dragón, una y otra vez —asegura con esa voz suave y hermosa que solo puede ser de ella.
Draco quiere creerle, así que decide creerle.
Sonríe.
El viaje termina y todos pasan caminando por la playa cerca del parque de atracciones, Percy a su lado sonriendo con esa sonrisa que puede derretir el sol. Draco lo empuja divertido, este le regresa el empujón, ambos comienzan a correr en una competencia estúpida, antes que Percy lo arroje al mar.
Risas.
Gritos.
Draco se siente feliz intentando ahogar a Percy, aunque sabe que es imposible.
Y por ese pequeño momento todo es felicidad.
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Vuelve a Hogwarts renovado, su madre los lleva por supuesto y sus amigos no preguntan cómo hace Draco para venir solamente un día a América cuando estudia en Londres y lo agradece. No sabe qué pensar de Theo que parece un turista con su ropa que claramente compró por emoción, esos lentes de sol ridículos y su gorro de Long Island que da algo de asco. Draco por otro lado disfruta de volver ese sábado en la madrugada, cae sobre su cama lo que parece ser una cantidad de 12 horas de sueño continuo, cuando despierta Blaise parece curioso por su desaparición, pero le da su regalo de cumpleaños atrasado.
—Potter preguntó por ti —habla Blaise cuando bosteza, cepillando su cabello lo mejor que puede, la crema que le ha dado Pansy lo deja demasiado suave.
Le gusta.
Será su favorito de ahora en adelante.
—Oh sí, supongo —comenta distraído, es demasiado tarde para el desayuno, así que espera hasta el almuerzo para presentarse al comedor.
Pansy salta sobre él anunciando que su cabello se ve exquisito, Draco hace poses ridículas que la hacen reír antes de comer con sus compañeros.
Piensa ir a estudiar un rato, cuando una mano lo empuja contra un pasillo vacío, probablemente Draco le pueda partir la nariz a cualquier idiota que piense que tiene derecho a hacerle algo a él. Se congela de instintos asesinos cuando ve a Potter ahí, frente a él, luciendo totalmente furioso y un poco herido por partes iguales. Draco se encuentra confundido, especialmente cuando este levanta su mano y se pone triste al ver su pulsera nueva, solo ocupa olfatearla.
Debe saber de quién es.
Si Percy trabajo semanas en esta, sin duda debe sentir su olor.
—Desapareciste todo el día de ayer —dice con voz triste, lo cual hace a Draco sentirse culpable por algún motivo.
No debería.
No le debe nada a Potter.
Pero joder, como odia ver su rostro deprimido y se maldice por eso, porque es un poco débil ante él, cuando no debería serlo.
—Secuestro, fiesta de cumpleaños sorpresa.
—¿Ayer fue tu cumpleaños? —pregunta el chico ahora si destrozado, con voz hueca y Draco se maldice por lo bajo, porque usualmente las personas que no son cercanos a él no saben de su cumpleaños.
Los Slytherin lo saben porque han asistido anteriormente a otras fiestas de cumpleaños que se organizaron cuando era niño.
No sabe cómo Lavender se dio cuenta.
Theo o Percy, apuesta más por Percy.
—Sí —responde, porque no sabe qué debería decir.
Respondió mal a pesar de que dijo la verdad, porque Potter luce miserable ahora.
—Oh, yo, no tengo regalo… tampoco pude verte.
—Fue un secuestro, ya sabes, Lavender me llevó a la casa Jackson con algunos amigos.
—Pensé que era tu amigo.
—Sí bueno, no te cae bien Percy, tal vez por eso no quiso invitarte.
—Habría ido por ti.
Draco se encuentra bastante sorprendido por la veracidad de sus palabras, sus ojos parecen tercos a la hora de hablar y no duda que Potter pudo haber pasado todo el día con ellos si fuera por él. Aunque entiende porque no pasó, desaparecería todo un día, sus tutores (¿familia defectuosa? ¿Sirius o Remus?) se alarmarían, tendrían que pedir muchos permisos, explicar demasiado.
Es diferente con Theo y Lavender, cuyas familias conocen sobre o los sangre pura o el campamento mestizo.
Tienen más independencia.
Más libertad de trabajar.
Pero Harry no, no pueden simplemente llevarse al niño que vivió de forma fácil, aún no sabe cómo no se armó un caos con su pequeña desaparición el verano pasado.
Potter no ve eso claro, solo ve que fue alejado y parece ser sensible a eso.
No importa.
No debería importarle.
Draco suspira, sujetando su cabello de forma cansada.
—Bueno lo que pasó ya pasó, nada se puede hacer, así que solamente queda algo por hacer, tienes que darme un regalo —señala con el dedo en alto, Potter solamente pestañea confundido—. Como no tienes tiempo para comprar nada, podrías darme tu tiempo, aunque probablemente sea una tortura pasar el rato conmigo haciendo todo lo que yo digo —añade con falso pesar, casi esperando que ahora se arrepienta el chico y lo deje tranquilo.
No pasa.
Harry tiene el descaro de reírse un poco y lucir casi divertido.
—No veo el reto, eres un mandón siempre.
Draco hace un puchero, Harry solamente sonríe cuando comienzan a caminar al lado del otro.
Es raro.
No es casa, no es la familia Jackson, pero con Potter quien lo obliga a ir a la torre Gryffindor, a pesar que es su cumpleaños y él debería elegir, no se siente mal. Con el chico usando snap explosivo, mientras todos los que pasan por la sala común parecen casi horrorizados de ver a una serpiente ahí, Draco solamente saluda casi divertido de generar caos.
Lavender casi se cae al verlo.
Valió la pena.
Cuando Lavender intenta quedarse, Harry gruñe diciendo que era su tiempo y parece resentido de no haber sido invitado al cumpleaños.
—Estás haciendo trampa —chilla Draco indignado, luego de la tercera victoria de Harry seguida, el chico suelta una carcajada.
Sí.
Es raro.
Porque aquí con Harry de alguna forma, se siente también un poco como casa, el vínculo supone.
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El 24 de junio inició como un día normal, aunque la llamada de su padre no es contestada temprano lo que hace que Draco vaya al desayuno incómodo. Siente una picazón en su espalda constante y aunque Pansy no deja de hablar sobre la nueva noticia del periódico escrito por otro nuevo reportero porque Rita tiene una advertencia de su padre, solamente se queda ahí viendo aburrido su plato de comida. Piensa en Lucius y como no lo ha visto por días con mal presentimiento.
Hoy es la última prueba.
—¿Estás bien Draco? —pregunta Pansy curiosa cuando sale del comedor sin saber qué hacer, ha visto de reojo a Sirius y Remus venir, Potter parece claramente emocionado rondándolos y abrazándolos restregando su rostro contra ellos.
Olores.
Debe querer olerlos.
Piensa en su padre otra vez.
Su mirada se entrecierra preocupado.
Quiere decir que pasa el día no pensando en eso, que admira pasar un rato con sus compañeros y amigos, porque Lavender ha saltado sobre su espalda contándole sobre su cita encantadora con un estudiante de Beauxbatons hablando sobre castos besos en los jardines; no es que vaya a durar, ella solo disfruta un poco de su vida antes que se marchen. Theo está emocionado por un libro sobre plantas que señala divertido sobre las propiedades de los jacintos, mientras que Anthony rechaza tranquilamente el ir este verano al campamento mestizo.
Irá de viaje con su madre, dicen que hay familia de su padre que lo quiere conocer.
Draco traga saliva.
El verano está cerca.
Tal vez demasiado.
—Draco. —La voz de Harry lo distrae, voltea a ver curioso, porque falta poco para la prueba y si Draco estaba vagando aún por los pasillos, es porque su propia inquietud lo dejó caminando por todos lados.
Tampoco era un buen oyente ahora mismo, Lavender y Theo se cansaron de intentar que hablara, Draco no dejaba de morderse el pulgar y tener rostro pensativo. Percy intentó calmarlo sin mucho éxito por el vínculo, parecía como si el pecho de Draco doliera.
Pero no había algún peligro.
¿Entonces por qué?
—Oh Harry, ya casi es hora de la última prueba —dice algo distraído, ha visto al chico practicar hechizos los últimos días, en los cuales a veces Draco participó para ayudarle por insistencia del chico.
Ha mejorado mucho, bastante más rápido que Theo y Lavender, quienes no parecieron felices cuando lo señaló frente a ellos.
Lo merecen.
—Sí, pero no estabas cerca del estadio y tenía unos minutos así que te busqué en el mapa —señala el niño, lo cual es algo nuevo para Draco de lo cual sigue sin acostumbrarse.
Potter le mostró el mapa de los merodeadores, que aparentemente es un mapa que su padre y sus amigos crearon en su época escolar para poder encontrar a cada persona dentro de los terrenos del castillo. Draco piensa que es algo que un acosador como Potter no debería tener, pero el chico se mostraba tan emocionado cuando se lo enseñó, porque piensa que ahora son amigos.
Los amigos no tienen secretos, había dicho.
Idiota.
Esconderse de él será más difícil ahora con el mapa y también con sus sentidos mejorados, aunque debería sentirse un poco intimidado al respecto, la verdad es que se siente relajado y algo agradecido por el hecho. Lo cual definitivamente no es un pensamiento que tendría si fuera alguien más con esta clase de poder sobre él.
—Estoy pensativo, algo se siente mal en el aire —musita Draco pensativo, a lo cual Harry entrecierra la mirada luciendo preocupado.
—¿Es por lo que dijo tu padre?
—Sí, es un mortífago después de todo, ten cuidado el día de hoy —habla Draco viéndolo de reojo. Potter parece algo confundido antes de asentir, casi un poco impertinente si Draco puede decir algo.
Torpe Potter, nunca pensando en él.
Una voz similar a Annabeth en su cabeza parece susurrar que tampoco lo hace Draco, así que la aparta porque no tiene tiempo para pensamientos negativos.
—Draco yo… —Harry parece pensativo, casi como si estuviera ignorando como hace menos de unos minutos le advierte sobre que debe tener cuidado—. Sí… ya sabes… si gano el torneo, estaba pensando que deberíamos ir a celebrar —añade luego de tragar un poco de saliva.
Parpadea.
Ve al techo un momento confundido y aún de brazos cruzados, antes de bajar la mirada curioso.
Harry está ahí, con esos estúpidos ojos verdes brillantes, rostro que parece pensar en cosas que claramente no debería pensar ahora, sino que debería estar concentrado en un torneo que debe ganar. Su mirada lo ve indeciso, pero su pecho comienza a revolotear por algo que no debería.
Tiene sentimientos.
Sí.
Pero Potter no tiene que tenerlos, solo ve esto como una amistad, Afrodita solo juega con él.
No tiene que tener esperanzas, así como siempre supo que nada funcionaría con Percy, tiene que pensar así de Potter para evitar la mayor cantidad de dolor posible.
—Supongo que, si puedes ganar, creo que podríamos celebrar —habla restándole importancia, no es una cita, solo es una salida de amigos—. Tal vez si seguimos vivos en el verano o cuando inicie quinto año —añade con una sonrisa juguetona.
Potter solamente sonríe, emocionado y feliz asintiendo con la cabeza, como si estuviera feliz por salir con él; como amigos por supuesto. No hay ninguna cita de por medio, solo una salida como amigos para celebrar que siguen vivos, probablemente con sus otros amigos también, una salida grupal.
Raro.
Pero menos raro que ellos dos a solas.
—Quiero un abrazo de buena suerte.
—Eres una perra necesitada.
Igualmente lo deja abrazarlo, porque Potter parece ser esas personas que necesitan afecto y Draco está acostumbrado a personas que roban su espacio personal.
Se siente bien.
Cálido.
Agradable.
Mariposas en su vientre y electricidad que no controla.
—Estás restregando tu mejilla para que huela a ti.
—Lo siento, cosas de hombre lobo.
—Idiota.
Lo empuja, Potter hace un puchero, Draco se ríe.
Nunca habría esperado que esa sería la última interacción que ellos tendrían en un largo tiempo, tal vez hubiera hecho muchas cosas diferentes si lo hubiera sabido.
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El torneo comienza de la forma tranquila, Draco en lugar de ir a las graderías, se queda viendo desde un costado pensativo, no puede sentarse y cada vez la incomodidad en su piel es más notoria. Granger pasa confusa a su lado y la comadreja solamente le ve de reojo, lo saluda, Draco incómodo lo saluda, porque no es algo que ellos hacen; la comadreja dice algo como: «Yo tampoco quiero hacerlo, pero mejor me acostumbro» que no tiene ningún sentido. El torneo inicia, los participantes ingresan y por un buen rato todo parece normal, no hay explosiones, no hay caos.
Draco respira un momento aliviado.
Solo exagero.
Iba a sentarse a su asiento, cuando siente que algo tira de su pecho, gruñe, duele, quema.
Cae de rodillas oculto por el sonido de todos hablando o el escándalo que hay a su alrededor, no importa nada, porque Nico está entrando en pánico y se lo está enviando a él.
Corre.
Dentro del castillo, empuja a un estudiante de Beauxbatons y a una mujer pelirroja que debe ser la matriarca Weasley, no le importa. Corre al primer baño donde entra y usa su dracma (ahora siempre con él), para llamar a Nico desesperado.
Algo pasó.
¿Qué está pasando?
No puede preguntar, el rostro de Nico aparece y antes que Draco pregunte algo, este parece al borde del pánico.
—Es tu padre, Draco tu padre está en peligro —habla Nico con el rostro pálido, luciendo con ojos desorbitados y ni siquiera lo piensa o duda.
Extiende su mano.
El hilo blanco se mueve juguetón frente a sus ojos, como si lo tentara a sujetarlo y lo hace sin importarle nada de lo que pasa en Hogwarts.
Desaparece.
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Cae contra el suelo, su pecho gime en opresión y hay un palpitar en su cabeza que ignora, mientras frente a él Nico parece claramente sorprendido de su aparición, pero toma su muñeca sin preguntar mucho antes de guiarlo entre los pasillos de la mansión Malfoy. Tiene tantas preguntas, está agotado y duele su pierna derecha del impacto, pero sigue a Nico sin quejarse hasta que llegan al despacho. Su madre se encuentra al lado del sofá, sujetando la mano de Lucius, que está en este quejándose del dolor mientras se retuerce. Es cuando lo ve, su brazo al descubierto y la marca tenebrosa.
Brillante.
Nunca había brillado.
Y es curioso, porque no sabe mucho del tema, pero sabe que significa la marca.
Voldemort.
El señor tenebroso.
Lord Voldemort, fue el mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos.
El amo de su padre.
—Papá —habla Draco con desesperación, arrodillándose al lado de su madre, sujetando la otra mano de su padre, quien la sujeta con fuerza increíble.
Está sufriendo.
¿Por qué sufre?
—Lo está llamando, el señor tenebroso debe haber vuelto, está llamando a tu padre y si no se presenta, es como si estuviera sufriendo por dentro. —Las palabras de su madre no tienen sentido o tal vez lo tienen demasiado.
¿Hoy?
De todos los días que el señor tenebroso tiene para volver, es el día de la tercera prueba y poco antes que inicie la cuenta regresiva para Cronos. No puede ser una coincidencia, piensa un momento en Harry con preocupación naciendo de su vientre, pero queda ahogado ante un gruñido de sufrimiento de su padre que lo hace sentir mucho más impotente de lo que no ha estado en mucho tiempo.
Tiene que hacer algo.
Ahora.
Pero no tiene idea de qué hacer.
San Mungo podría atenderlos, pero el solo ver la marca podría hacer que su padre obtuviera un poco de malos tratos o un tratamiento incierto. Si tan solo pudiera contar con los sanadores de la cabaña de Apolo o Quirón, tal vez podría hacer algo en este caso.
—Está muriendo. —Las palabras de Nico hacen que tanto su madre como Draco levanten la mirada con diferentes grados de pánico—. Draco está muriendo, Lucius, lo siento cerca de la muerte —dice ahora Nico otra vez en ataque de pánico.
Y oh… lo entiende, esa mirada de horror, como aquel día.
Apenas si lo había visto.
Cuando fue enviado a un juicio en el olimpo, apenas un destello, miedo a perder a otros.
Y Draco también tiene miedo.
Mucho miedo, tanto que sus sentimientos y pensamientos parecen un huracán dentro de él que no puede contener.
—Ve con él —demanda Draco sujetando el brazo de su padre—. Si solo te busca, ve con él, vuelve y pensaremos en algo.
—No —gruñe Lucius con Dolor y Draco quiere patearlo, pero se controla porque este lo ve aun con el dolor y una sonrisa dolorida; Draco puede ver su propio horror en su rostro por sus ojos—. Te lo dije, confió en ti —añade y lo odia.
Como lo odia.
Maldice por bajo con su cerebro moviéndose a mil por hora, intentando encontrar un sentido a todo esto y lograr encontrar una solución. Grita, Nico se abalanza contra él para detenerlo de hacer un daño y cuando la mano de Nico lo toca en su estado desesperado, es como si algo apareciera frente a él. Se congela mientras Nico lo llama, pero solo puede ver los dos extraños hilos frente a él.
No son suyos.
Son de su padre.
Pero no son vínculos, son algo más.
Delgados, pequeños transparentes, Nico a su lado jadea también sorprendido.
—Es un hilo, de las Moiras, es su estado de vida; nunca lo había visto así —susurra Nico con mirada incrédula, pero Draco ignora el delgado hilo transparente de Lucius, para ver otro en su pecho, de color negro.
No como el de Bianca, un negro desagradable, asqueroso, Draco siente escalofríos al verlo. Es como si fuera algo que te absorbe la vida, algo que es desagradable, como el olor de los calcetines de Percy y al mismo tiempo la sensación de oscuridad absoluta.
Es familia el hilo negro.
Draco se siente horrorizado cuando su rostro recuerda a la mujer de oscuridad que suele atormentarlo.
—¿Ese hilo? —cuestiona Nico también incómodo viendo el hilo negro.
—Es él, Voldemort, eso los une, hay que cortarlo —habla inseguro, Nico gira a verle preocupado.
—Draco no creo que sea buena idea, todo vínculo puede lastimar si es roto.
—Pues ya está muriendo.
—No sabemos qué puede pasar.
—¡ESTÁ MURIENDO MALDITA SEA! —grita con pánico y antes que Nico pueda decir otra advertencia que debería escuchar, porque es un hijo del inframundo, Draco toca la espada de la cadera de Nico que no debería usar.
Y corta.
Limpio, fácil, el hilo negro se corta.
Nada cambia por un segundo, pero luego su padre grita de dolor, Draco suelta la espada alarmado, Nico maldice y Narcisa intenta controlar a su esposo con el rostro bañado en lágrimas.
Error.
Grave error.
Draco ve alarmado como la marca tenebrosa comienza a volverse negra, pero a su alrededor comienza a rápidamente ampliarse contra la piel como si estuviera quemando todo a su paso. El aroma a carne quemada inunda su nariz y el pánico al ver como la piel carbonizada comienza a extenderse mientras su padre aún sigue gritando de dolor.
No.
No.
No.
No.
No.
Esto no era lo que pensaba.
No.
Sus manos tiemblan frente a él, ha tomado una elección, lo ha hecho mal, pero ya está hecho. Aparta el pánico solo por años de entrenamiento para seguir adelante en el peor de los casos. Hay una extraña idea en su cabeza, duda cuando toma otra vez la espada de Nico que parece un poco en shock con todo lo que pasa. Su mano tiembla, siente ganas de vomitar, intenta arrojar las emociones de sus amigos que han notado que algo está mal.
Está mal.
Su padre va a morir.
Su padre sufre.
No quiere hacer esto, pero es su turno de hacerlo, nadie más puede.
Se pone de pie y Nico abre los ojos ligeramente sorprendidos, cuando con la espada que tiene ahora en sus manos, una espada de Hades y con los ojos llenos de determinación hace el corte de golpe. Solamente su fuerza de semidiós, el conocimiento de batallas, las lecciones con Lee hijo de Apolo en el campamento y las interminables charlas de Will sobre medicina.
Lo hicieron confiar.
Nico y Narcisa están incrédulos cuando el ahora desmembrado brazo cae al suelo con un sonido desagradable, donde sigue quemándose en su lugar en su totalidad y de paso el suelo a su alrededor un poco. Draco mira el muñón de su padre, que está sangrando, pero lejos de eso no parece haber obtenido alguna otra parte de la maldición que estaba quemando su brazo. Suelta la espada y se abalanza, cortando parte de su ropa, para cubrir el muñón que sigue sangrando.
Doctores.
Médicos.
Magos.
Will.
Quirón.
—¿Will está en el campamento? —pregunta a Nico alterado, que está temblando entre las manos de Narcisa—. ¡Maldita sea Nico, contesta! —grita alterado haciendo al niño asentir torpemente aún asustado, lo que Draco no puede pensar ahora.
Abraza a su padre contra él, mira los hilos de su pecho, sus piernas siguen temblorosas y su cabeza palpitante, no sabe qué puede pasar.
No importa.
Nada importa.
Solo la vida de su padre.
Hace una oración a Hestia antes de tomar el hilo amarillo brillante entre sus manos y vuelve a desaparecer de ahí.
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Cae de forma grotesca al suelo, su hombro duele y solo quiere vomitar, su cuerpo arde del esfuerzo y puede escuchar el grito de Will que parecía estar en la cabaña de Apolo, no importa nada; hay mucha sangre. Gimotea con saliva y algo de bilis saliendo de su boca por ayuda a su padre, que aparentemente ha podido entrar al campamento gracias a su ayuda. El rostro en blanco de Will se transforma en uno serio, antes de saltar al frente y gritar a Michael que por suerte es el jefe de la cabaña que se encontraba en ese momento ahí. Draco gruñe en el suelo, tembloroso mientras ve al hermano mayor de Will entrar alarmado para cambiar a modo medico en un instante saltando contra su padre que tiene un charco de sangre debajo de él.
Tienen que salvarlo.
Tienen que hacerlo.
—Draco —musita Clarisse, no sabe cómo ha llegado a sus brazos, quien parece cargarlo y solamente se deja guiar.
No siente sus piernas o brazos, el movimiento hace que su cabeza duela.
—Padre… brazo… papá —susurra o, mejor dicho, gimotea patéticamente.
Clarisse parece gruñirle para que se mantenga despierto, su cabeza cae hacia atrás.
Duele.
Todo duele.
Piensa en su padre.
El dolor es insoportable.
La boca le sabe a sangre.
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Abre sus ojos sintiéndose completamente cansado y agotado, todo su cuerpo duele de una manera que empieza a reconocer como cuando hace una desaparición a larga distancia; definitivamente tiene que trabajar en eso. El silencio a su alrededor parece casi como una broma de mal gusto, pero cuando su mente recapitula lo que pasó, se incorpora rápidamente, tropezando y cayendo de golpe al suelo. Hay pasos a su alrededor y es la mano de Will quien lo ayuda a incorporarse, Draco se siente totalmente agotado, pero parece suplicar con la mirada por respuestas.
Su amigo lo ve un segundo, antes de suspirar y ayudarle a ponerse de pie, para luego sentarlo en la cama.
Va a quejarse.
Hasta que Will se aparta y puede ver el cuerpo de su padre inconsciente en la camilla a su alrededor.
Dura un segundo hasta que ve su pecho subir y bajar, respirando, con vida.
Casi cae sobre Will que se mantiene ahí firme para él, Draco solamente respira con una risa amarga.
—Esta estable, Quirón se encargó personalmente de él con Michael, perdió mucha sangre, pero aun así pudieron mantenerlo estable; ahora solo duerme —explica Will obligándolo a acostarse en la camilla, pero Draco no dice mucho por un rato.
—¿Estará bien? —Will asiente con calma.
—Tu madre también vino, con Nico, por las sombras, están hablando con Quirón… bueno… Nico está inconsciente por el viaje en sombras —señala otra camilla preocupado, donde Nico parece babear sobre la almohada y Draco se pregunta cómo viajó.
Si fue en sombras.
Si usaron al ministerio y se teletransportaron de un continente a otro, podría usar sus sombras para adentrarlos y… Draco no le importa.
Nico está bien.
Su madre está aquí.
Su padre está con vida.
Se ríe sin humor con ambas manos contra su rostro, aliviado de que estén con vida y Draco quiere solamente llorar.
—Oh, Draco todo está bien —intenta animarlo Will con calma, pero Draco solamente lo ve a los ojos, viendo al hijo de Apolo que conoce desde su primer verano.
El niño que se había enamorado de él, que había ayudado a todos con la batalla del laberinto y su vínculo. Puede que sea porque está en otro continente, porque esté en casa, porque en realidad ya no parece importarle nada porque ahora su padre no es un mortífago.
Que no tiene miedo.
—Soy un mago Will —habla, porque ya no tiene miedo y sinceramente, no podría importarle menos lo que ocurra ahora.
Will se congela a su lado, ladea la cabeza confundido, pero Draco tiene una determinación ahora.
Qué se joda el olimpo.
Ya nada importa.
Está cansado de ocultar quién es y si Cronos despertara este verano, bueno, bien podría ser sincero con el mundo.
Fin del tercer arco.
Entonces ha sido toda una aventura, creo que en este arco hay de los capítulos que más he gozado escribir en toda mi vida. Ha sido sin duda una montaña rusa de aventuras, este final de temporada probablemente los deje vueltos locos, pero bueno; cosas que pasan.
Espero esta vez poder tomar un descanso adecuado, usualmente incumplo yo misma mi regla.
Quería terminar este arco y al mismo tiempo no, el próximo arco sin duda será muy oscuro por la temática de la batalla con Cronos y algunas cosas que pienso cambiar.
Ustedes me han hecho llegar lejos, actualmente la historia se esta volviendo popular y para que negarlo, me emociono al respecto.
Solo soy humano.
Gracias por todo su apoyo hasta ahora, en cada plataforma, en discord y Tiktok, me hacen sentirme apreciada y apoyada.
Son un amor.
Esperamos que el próximo arco sea una locura como este, que sigan aquí y que al fin tengamos algo más de Drarry por favor.
