Corazones... ¡He vuelto desde las tinieblas! ¡Así que tiemblen, perras!
Jajajajajaja. Ok. Ya fuera de mis chistes malos, no podía NO participar en el evento Stolitz Week de este año, en especial ahora que estamos en pausa con Helluva Boss y que la segunda temporada nos dejó ese sabor agridulce en la boca y con ansiedad de querer saber que es lo que llegará para la historia de amor de Stolas y Blitz.
Este año ha sido un poco más desafiante participar porque ahora mi trabajo me ocupa TODOS los días, pero he logrado avanzar en medio de descansos y de sobredosis de café constante XD Así que espero que esos espacios logren compensar la ausencia de verdadero tiempo libre.
Y sin más que decir... ¡Aquí les traigo el primer día del Stolitz Week 2025!
Día 01: Domestic Life/Double Date
Advertencia: Ubicado Post "Sinsmas".
01- Domestic Life
Decir que Stolas logró acostumbrarse a una rutina pacifica y doméstica junto a Blitz después de la avalancha de desgracias sucedidas hace poco más de dos meses atrás antes y durante Sinsmas, sería tan falso como asegurar que Moxxie tenía buen gusto musical.
A pesar de compartir un espacio seguro con Blitz y su hija Loona en aquel pequeño departamento en IMP City y ya tener un sencillo aunque bien pagado trabajo como secretario en el negocio del diablillo mencionado, el ex príncipe no era capaz de construir una rutina diaria que al menos lo mantuviese con los pies en la tierra en lugar de revolcarse en su propia miseria.
Su caso era semejante a una extraña montaña rusa cuyas subidas y bajadas eran tan inesperadas que podrían volver loco a más de uno.
Existían días en que podía realizar ciertas actividades rutinarias como comer lo necesario para no sufrir fatiga, acicalarse las plumas para evitar que se dañaran mucho más de lo que ya estaban, mantener su cabeza ocupada entre el papeleo del trabajo y las llamadas de los Pecadores solicitando los servicios de asesinatos y sostener conversaciones breves con Blitz o Loona sin perderse en sus ideas depresivas y carentes de esperanzas.
Pero había otros días en que siquiera podía levantarse del sofá que ahora era su cama, no era capaz de llevar bocado a su boca sin sentir deseos de vomitar o incluso no lograba asistir a su trabajo y debiendo relevar su trabajo a Moxxie y a la hija de Blitz para disgusto de ambas partes. Y ni hablar de la idea de interactuar con los demás; eso quedaba fuera de la mesa.
Esos días tan grises, Stolas lucía y actuaba como un cascarón vacío que se movía por inercia, como una marioneta cuyos hilos eran arrastrados con letargo. Pero a pesar de su comportamiento apático debido a la asfixia provocada por la depresión, internamente Stolas no podía dejar de sentir el enorme peso de la culpa lastimando sus hombros. Puede que Blitz mantuviera una sonrisa empática y gentil en sus labios durante esos días de autocompasión nauseabunda, pero el demonio Goetia era capaz de ver perfectamente el agotamiento en ese hermoso rostro, señalado en el temblor de su boca y en las ojeras profundas bajo sus ojos; sin mencionar la cruel realidad de que el jefe de I.M.P siquiera dormía bien o en una postura sana debido a que ahora el sencillo cojín "Puff" de su sala era ahora su lecho de buenas noches tras haberle cedido su "cama" al ex noble infernal.
Un trauma nuevo para su espalda y su columna.
Stolas desconocía hasta qué punto sería capaz de lidiar con la culpa de ser el causante de las penurias y sufrimiento del hombre que amaba. No había sido suficiente con arrastrarlo mediante el Grimorio para que se prostituyera para sus propios sucios deseos, que lo hubiese tratado con la punta del zapato durante esa fiesta de odio organizada por Verosika o que lo hubiese ignorado adrede por más de un mes. Cada acción cometida en su contra lo hacía sentir peor y lo convencía de que realmente no merecía nada de lo que ahora Blitz hacía por él. Darle un techo bajo el que vivir, bañarlo en su primera noche allí, alimentarlo, arroparlo antes de dormir, robar ropa y comestibles por él, darle trabajo en su empresa… ¡Por Lucifer! ¡Hasta le había cedido su cama a costa de dormir como la mierda todas las noches!
Cada acción realizada por el noble corazón del diablillo solo lo hacían sentir peor. No entendía como él podía recibirlo con los brazos abiertos cuando Stolas solo había causado dolor y sufrimiento en su vida.
Y la más horrible de todas… por sus caprichos lujuriosos había provocado que estuviesen a punto de matarlo frente a los ojos de todo el Infierno.
Casi muere por tu culpa.
Pudiste causar que su cabeza rodara por culpa de tus caprichos.
Pudo perderlo todo por ti… por alguien como tú.
Su cabeza se lo recordaba cada día con más intensidad cada vez que Blitz lo miraba con esa ternura infinita.
Y tal vez eso llegó a un punto de quiebre o algo semejante (Stolas ya no reconocía como llamar a sus instancias de hundimiento en la miseria) en ese día cuando solo faltaban unos minutos para que Blitz y Loona volviesen a casa. Stolas había rechazado la idea de ir a trabajar ese día en consecuencia de haber despertado con otro episodio depresivo. El diablillo lo había mirado con comprensión y empatía antes de besar su frente y recordarle que podía recalentar lo que había quedado la noche anterior y que volvería a casa un poco antes. Su expresión demacrada condecorando su sonrisa cansina le habían sacudido el cerebro durante todo el día a Stolas y cuando vio su propio reflejo en el espejo diminuto del baño, todos los pensamientos oscuros y crueles de su propia voz lo atacaron con violencia silenciosa.
No deja de sacrificarse por ti aunque no lo merezcas.
Solo mírate… eres un desperdicio de oxígeno y dinero.
No mereces su cariño, siquiera su lástima.
Eres horrible. Mereces estar en la calle… ¡Como la basura que eres!
¡Tu hija te odia porque no sabes hacer otra cosa que arruinar lo que tocas!
¡Lo estás arruinando a él también!
¡NO MERECES VIVIR!
Stolas gritó en un arranque de dolor explosivo antes de hacer trizas el espejo con su mano empuñada, destrozando gravemente sus nudillos que no tardaron en sangrar.
Entre respiraciones agitadas, sollozos no contenidos y con la cabeza totalmente bloqueada, retrocedió hasta chocar con la pared del baño. Necesitaba sentir algo, cualquier cosa que lo hiciera olvidar la horrible persona que él era. Sin pensarlo demasiado, comenzó a desvestirse con furia, arrancando algunas plumas en el proceso, para finalmente meterse en la estrecha ducha y sentarse de forma incómoda. Con los ojos empañados y sintiendo espasmos de hipo ante el llanto descontrolado, logró abrir el grifo de la ducha para dejarla completamente fría hasta que el agua doliese al tacto y ubicándose bajo la lluvia de la regadera dejó que esta la empapara hasta los huesos mientras el dolor físico y emocional lo devoraban vivo y el llanto sofocaba sus pulmones y su garganta.
Llevaba 10 minutos en ese estado cuando escuchó la puerta de entrada abrirse y las inconfundibles voces de Blitz y Loona anunciando su llegada. Los pasos de la joven adulta hacia su habitación fueron inmediatos y tras el click de la puerta, la amorosa voz de Blitz invocó la presencia del ex príncipe en vano.
- ¿Stolas? – lo llamó con calma temporal – ¿Dónde estás, pajarito?
Ante la mención de su nombre, Stolas se cubrió el pico con las manos para no evidenciar en voz alta su llanto descontrolado.
- ¿Stols? – lo volvió a llamar el diablillo, ahora tocando la puerta del baño – ¿Estás allí? ¿Estás tomando un baño?
El búho se negó a responder, pero un jadeo de dolor se le escapó y el oído bien entrenado de su amado no lo dejó escapar.
- ¡Stols! ¿Estás bien? – cuestionó ya preocupado por la situación – ¡Voy a entrar!
El desterrado miembro de los Goetia no pudo negar sus acciones cuando Blitz forzó la puerta del baño de una patada, rompiendo la chapa. Con una mirada consternada y el pecho agitado, Blitz giró su atención hacia la ducha y la desgarradora imagen de Stolas siendo empapado por el agua congelante, llorando a cascadas y con los nudillos de una mano sangrando, fueron suficientes para romperle el corazón.
- Por Lucifer… ¡Stolas! – exclamó horrorizado mientras se dirigía hacia su persona.
- ¡No! ¡No me toques! – vociferó el ex príncipe en contra de sus deseos con una expresión llena de dolor mientras retrocedía – ¡No quiero herirte de nuevo! ¡Por favor, Blitz!
Sin dejar de hipar y llorar, Stolas se acomodó nuevamente en el diminuto espacio, abrazando sus rodillas en señal de derrota. No se percató que a su lado, Blitz exhalaba un suspiro quebrado antes de quitarse la chaqueta, las botas y los guantes, quedando solo con la camisa y los pantalones puestos, antes de meterse a la regadera y agacharse bajo el agua hiriente por el frío tacto y buscar regular la temperatura a una más agradable.
- ¡Blitz, NO! – exclamó Stolas alterado al verlo empaparse de pies a cabeza – ¡Tu ropa…!
El diablillo lo ignoró mientras ajustaba la temperatura del agua hasta que quedara más templada y tampoco habló cuando se volteó a ver al búho convertido en un desastre andante y acomodándose en el regazo de este, lo abrazó hundiendo su cara en las plumas de su hombro, provocando que el contrario se quedase petrificado en su lugar ante el resultado de la situación.
- Blitz… por favor no lo hagas – musitó Stolas con la voz hecha un hilo – No lo merezco…
- No vuelvas a decir eso, Stols – respondió Blitz con la voz rota en señal de estar próximo al llanto – Tú te mereces el mundo, el Infierno entero… ¡Mucho más que todo eso!
- E-Eso no es…
- Por favor créeme, Stolas. Te lo ruego. Solo créeme cuando te digo que te mereces mucho más de lo que imaginas.
El ex príncipe soltó un jadeo ahogado y rindiéndose al cálido tacto del hombre que amaba, lo abrazó de regreso, aferrándose a su ropa empapada y a sus cuernos mojados por el agua de la regadera. Lloró con más fuerza mientras hundía su rostro en el hombro contrario y se dejaba atrapar por la ternura infinita de aquel diablillo que lo trataba como si fuese una invaluable pieza de cristal.
- Lo siento tanto, Blitz – musitó apenas entendible debido a sus sollozos – Te juro que yo…
- Shhh – lo silenció el contrario mientras lo acariciaba en medio de su abrazo – No necesitas decirlo. No me pidas perdón por tener sentimientos.
Blitz dejó escapar un sollozo contenido antes de besar el hombro de Stolas y proseguir con sus dulces caricias.
- Nos quedaremos aquí hasta que quieras salir – le aseguró Blitz con voz segura y cargada de llanto a la vez – Te secaré las plumas, me haré cargo de tus heridas, te ayudaré a acicalarte y después iremos al sofá para que descanses.
- Perdón… por romper el espejo…
- Eso no importa, pajarito. Podemos comprar otro espejo. Lo que importa es que tú estés bien.
Sus dulces palabras resultaron como una fresca pomada para sus heridas sangrantes del alma y a pesar de que su cabeza seguía zumbando pensamientos odiosos contra su propia persona, Stolas escogió aferrarse al salvavidas que era Blitz y se hundió en su tibio abrazo, buscando el consuelo y el cariño que había anhelado por más de 25 largos años. No pudo evitar dejar un beso empapado de lágrimas en el cuello del contrario y otro más en su hombro.
Podían lucir simplemente como un par de idiotas empapándose hasta la médula en una regadera pequeña, pero más allá de la absurda imagen inicial, solo eran dos almas torturadas buscando sanar para aprender a salir adelante y estar juntos de la forma correcta.
Sin pedestales, sin juegos tramposos, sin otras intenciones por debajo…
Solo dos hombres que querían amar y ser amados.
