The Smallest Man Who Ever Lived
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Draco no puede más. Una nueva noche en los fríos y oscuros pasillos del colegio. Corre para no pensar más, pero al detenerse, los pensamientos vuelven a él de nuevo.
Está a punto de amanecer. Se siente mareado; no le sorprende, no ha comido desde la tarde del día anterior. Tampoco recuerda haber hablado con alguien, no asistió a clases. No tenía ánimos.
Se resbala por la fría piedra del pasillo. Siente que el corazón se le va a salir del pecho, no puede respirar. El pelo se le pega a la frente, las gotas de sudor caen por su espalda.
Hundiendo la cabeza en sus piernas mientras se abraza a sí mismo, le llega el pensamiento de que preferiría morir ahí mismo. Se salvaría de tanta mierda. De todas formas, no creía que a alguien le preocupara, tal vez solo a su madre y un poco a su padre. Pero ¿valía la pena vivir así? Empezaba a cuestionárselo. Podría descansar por primera vez desde que tiene la maldita Marca Tenebrosa…
Pero no volvería a ver esos ojos miel que tanto lo atormentaban.
Vuelve a pensar en cómo, cuando fue marcado, se sentía tan poderoso, y ahora se siente como el hombre más pequeño que haya vivido. Y es tan patético. ¿Realmente el Señor Tenebroso creía en la maldita pureza de sangre o solo quería poder?
Se siente cansado de siempre hacer lo que le digan, de no ser libre. No puede siquiera pensar lo que él quiere. Su cuerpo y su alma no le pertenecen. Lo único que aún es suyo es su mente. Aunque tenga que ocluir, mínimo a veces puede pensar lo que le plazca. No es un pensamiento muy liberal, pero es lo único que hace que no se hunda entre tanta mierda. Bueno, eso y que sabe que su madre también se cuestiona ciertas cosas.
Su corazón sigue latiendo demasiado rápido para ser normal. Siente náuseas y un mareo terrible. No puede respirar y siente que se desmayará.
—Tan solo respira, joder —se dice a sí mismo.
Ha pasado por esto desde que está marcado.
Al principio, los ataques eran cortos y no muy preocupantes, hasta que comenzó a soñar que Voldemort lo obligaba a matar a su madre.
Desde entonces, no se saca de la mente a su madre fría y a él con la varita en alto. No lo puede soportar más. Las lágrimas caen sin rienda, solo se escucha su respiración agitada en el pasillo.
Lo único que lo ha podido salvar de eso, aunque no lo quiera admitir, es pensar en Granger y en sus ojos tan expresivos. En cómo frunce el ceño cuando está muy concentrada. En cómo le dijo "idiota" la otra vez en el pasillo de las mazmorras.
Piensa en ella mientras inhala y exhala.
Es la única persona que lo puede sacar del hoyo en el que está metido.
Tiene días realmente planteándose decirle todo al viejo chiflado, pero eso significaría muchas cosas, y ninguna de ellas era buena.
Ya habiendo pasado por el ataque, se quedó sentado en el piso, con su espalda pegada a la pared fría, mientras su mente se iba lejos de ahí, a un lugar tan lejano donde pudiera ser libre.
Una disculpa me llegó el bloqueo muy rápido, espero les haya gustado,
Por cierto para los que no son fans de Taylor Swift el nombre del capítulo y lo que dice Draco es un claro guiño a la canción The smallest man who ever lived del álbum The Tortured Poets Department
