Notas del autor
Bueno llego la segunda parte del especial de Diana, no se si la ultima la verdad ya que según el planning mental no quedan demasiados episodios, sin embargo me encantaría saber su opinión, y si les gusto, me lo pensaría y tal vez le haría un fic solo a esto, todo esta en sus manos, sin mas que decir espero lo disfruten.
Declaimer: no me pertenece ningún personaje de Little Witch Academia, esto sencillamente lo hago pa divertirme.
Capítulo XVI
Conventus
Estaba recobrando el conocimiento y mientras la oscuridad que generaban sus párpados iba desapareciendo y un techo blanco iba tomando forma en sus pupilas, fue que se dio cuenta de que había cometido un error.
Era la primera vez que se había desmayado en público, bueno, en público era lo que se podía decir, ya que era bastante temprano para que la mayoría de las estudiantes de Luna Nova estuvieran despiertas. Sin embargo, sabía que por lo menos alguien la había visto y eso no era nada bueno.
Mirando hacia los lados, Diana notó que se encontraba en una pequeña cama de enfermería; esta estaba cubierta con una cortina de lado a lado, dándole una privacidad que de verdad agradecía. Al intentar levantar su mano para rascarse los ojos, notó que había algo en su muñeca era una intravenosa. Asustándose un poco, siguió el tubo y vio que le estaban suministrando suero.
'¿De verdad estaba tan débil?'
'Dios, ¿qué me está pasando?'
Recostándose de nuevo, soltó un suspiro al tiempo que esperaba a que la doctora se diera cuenta de que ya había despertado. Esa espera no tomó muchos minutos, ya que la señora Wong, como buena profesional, no le quitaba un ojo a sus pacientes.
"Ah, Diana, ya despertaste, ¿cómo te sientes?" decía mientras se acercaba y empezaba a hacerle un chequeo rápido.
"Entumecida y mareada," respondía mirando a la señora anotar algo en su informe. "Es raro verte en la enfermería, señorita Diana. No te puedes imaginar la sorpresa que me di cuando vi que eras tú a la que traían inconsciente por la puerta." Diana, sintiendo una vergüenza interna, no hacía más que cerrar los ojos y respirar profundo.
"¿Algo más que me quieras notificar?" Negando con la cabeza y soltando el aire que estaba conteniendo, miró a la doctora en espera de que continuara. "Bien, con el pequeño chequeo todo parece estar en su normalidad, sin embargo, no podrás irte de la enfermería hasta que la bolsa de suero se haya desocupado, así que descansa, señorita Diana."
Asintiendo y pensando en todas las explicaciones que tendría que dar a los que la vieron en ese estado, sintió el peso en sus párpados sucumbiendo ante el sueño de nuevo.
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El sol se asomaba por las ventanas de la enfermería y mientras un rayo de luz le acariciaba el cachete, Diana abrió los ojos dándose cuenta de que había conseguido dormir sin ninguna pesadilla que la atormentara. De inmediato, razonando los motivos por los cuales esto había sucedido, puso sobre la mesa varios factores, entre ellos uno que resaltaba entre los otros y era que el lugar le recordaba a su madre. Desde el olor a desinfectante hasta el pálido del techo le hacían rebobinar al pasado, generando una paz que ya no encontraba en su día a día y que probablemente nunca encontraría si seguían las cosas de esta manera.
Sentándose al borde de la cama y dándose cuenta de que ya no quedaba ni una gota del líquido, se quitó la aguja con experticia y poniéndose sus zapatos que estaban al lado de su cama, retiró la pequeña cortina que le daba privacidad. Mirando hacia los alrededores, notó que era la única en la sala de descanso, así que sin tener que empezar a dar excusas a la primera persona que la viera salir de una de esas camas, emprendió camino al escritorio de la doctora.
Mientras se acercaba, notó que la señora estaba hablando con alguien más; era una chica alta, de cabello negro recogido en una coleta larga que le llegaba hasta la cintura, cuyo uniforme delataba que era una estudiante de Luna Nova. Su voz, aunque enérgica, no daba a entender que era alguien muy extrovertida. Queriendo salir lo más rápido posible del lugar, carraspeó mientras se acercaba a la doctora, pues sabía que si se quedaba más tiempo en ese lugar, los chismes por la escuela aumentarían de manera exagerada, causándole más problemas de los que ya tenía.
Las dos personas, al darse cuenta de la presencia de la bruja prodigio, voltearon a verla y de inmediato ella fue recibida con un rostro angelical, que se embellecía con un par de iris de color gris que no hacían sino acentuar el misticismo de la chica.
"Ah, veo que ya estás bien," decía mientras ahora notaba que su tono era suave y llamativo.
La doctora, entendiendo que el comentario había tomado por sorpresa a Diana, ya que su mirada se encontraba bastante confundida, dijo "Ella es la chica que te trajo aquí cuando te desmayaste."
"Qué bueno que no fue nada grave. Me llevé un buen susto cuando te vi desplomándote enfrente mío," decía la chica misteriosa mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.
Diana, que después del pequeño cortocircuito no había podido reaccionar, dijo lo siguiente "Gracias por ayudarme, eh..."
"Elise... Elise Hofmann," decía mientras le estiraba la mano cordialmente. Diana, aceptando el gesto, repitió "Gracias por ayudarme, Elise. Estoy en deuda contigo."
"No hay problema, y en cuanto a la deuda, ni te preocupes. No es como que no te fuera a ayudar, viéndote tirada en el suelo." Diana, que obviamente no aceptaría un no como respuesta, afiló la mirada y respondió "De ningún modo, esto es algo que debo pagarte, así que pídeme lo que quieras; haré lo posible por conseguírtelo." La chica, que se quedó un poco descolocada, solo asintió con la cabeza.
"Bien, no obstante, te tengo que pedir disculpas pues no puedo otorgarte nada en este momento, ya que debido al percance de esta mañana he perdido mucho tiempo, así que búscame cuando quieras." De nuevo la chica no dijo ninguna palabra, estaba atónita con el lenguaje y manerismos de la oji azul, y sin expresar palabra, asintió de nuevo. Diana, tomando esto como el fin de la interacción con la chica, miró a la doctora Wong y siguió "Doctora Wong, ¿necesita algo más de mí o me puedo retirar?"
La mayor, que solo sonreía al ver el intercambio de las jóvenes brujas, miró directamente a Diana y habló "No, ya te puedes ir, señorita Diana."
Diana, celebrando internamente que ya podría abandonar el lugar, dio una reverencia de cortesía y, dando media vuelta, partió hacia la puerta, no sin antes darle un vistazo rápido de nuevo a la chica pelinegra que solo la seguía con la mirada.
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"Eli..., Eli"
"¡Elise! ¿Estás bien?"
Ya habían pasado unos minutos desde que Diana había abandonado la enfermería, y para la pobre chica, había sido como si un huracán hubiera pasado y le hubiera revuelto la cabeza de arriba abajo.
'Esa chica sí que era algo más,' pensaba mientras seguía escuchando una voz al fondo de su mente. Cuando sintió un pequeño empujón en su hombro, fue que notó que había estado en su propio planeta durante demasiado tiempo.
Volteando a mirar a la única persona que aún se encontraba en el mismo sitio que ella, notó una mirada curiosa en ella y preguntando de nuevo dijo "¿Estás bien?" La peli negra solo asintió y para no dejarla con solo esa señal habló "Sí, tía Wong, estoy bien."
La mayor, aceptando la respuesta de la joven alemana, miró a su informe que estaba a punto de acabar y dijo "Es una chica sorprendente, ¿no?" Eli, que solo volteó a verla con una expresión confundida, esperó a que su tía continuara "Me refiero a Diana," la escuchó decir.
Ella, reflexionando un poco sobre el comentario, respondió "Sí, solo había oído los rumores, y parece que en su mayoría son ciertos," decía mirando de nuevo la puerta por donde la chica había salido.
"Pero ese peso parece ser que le está afectando," decía la mayor en un susurro que Eli definitivamente alcanzó a escuchar.
"Bien, pequeña Lisel, es hora de que vayas a clase," la chica, volteando a mirar de nuevo y con un desdén en la voz, reprochó "Pero tíaaaaa, me prometiste que hoy me ibas a enseñar un poco de medicina mágica."
"Nada de peros, será para otro día, shu shu, lo último que me falta es tener problemas con esas viejas brujas, así que apúrate." La chica que suspiró con desgano, emprendió camino hacia la puerta y, dándole una última mirada ahora a la cama de donde Diana se había levantado, tomó camino a su respectiva aula.
