Notas del autor
Cuanto tiempo no, ya son casi tres meses desde la última actualización, el tiempo pasa muy rápido, y veo que hay algunos que siguen disfrutando de este ship tan extraño, pero a la vez fascinante, bueno espero el cap les guste, a y los que han leído Tenebris, les tengo malas noticias lo mas probable es que tarde un tiempo para retomarlo, tengo ideas cocinando, pero no he logrado sacar las ganas para seguirlo, sin embargo no se preocupen algún día lo continuare.
Cualquier review constructiva es más que bienvenida.
Declaimer: no me pertenece ningún personaje de Little Witch Academia, esto sencillamente lo hago pa divertirme.
Capítulo XX
Fuga
Corriendo por las calles de un atardecer londinense era algo con lo que ella no contaba que fuera a ocurrir durante esta pequeña aventura que había empezado gracias a la hermana de Hannah. Y aunque una incertidumbre la mataba por dentro y sabía que había hecho algo gravísimo, tenía que apoyar a la chica que ahora estaba junto a ella corriendo.
Hannah lo había hecho todo por ella y ahora era su turno de devolvérselo.
Después de lo que parecía ser un buen tiempo y de que ambas piernas de las chicas se cansaran, se detuvieron cerca de un pequeño parque. Buscando la primera banca que estaba vacía, se sentaron y, tomando ambas un necesitado aire, contemplaron el pasar de la gente que aún a estas horas andaba por las calles.
"¿Y ahora qué vamos a hacer?" preguntaba Hannah, que aún no procesaba el haber huido de su hogar.
"Bueno, creo que lo primero es encontrar un hotel," decía Akko insegura, pues a pesar de que quería mostrarse de alguna manera confiable, sabía que su estilo nunca había sido este.
"Aaaa, soy tan idiota," decía Hannah mientras levantaba los brazos de manera histérica.
"Hannah?" decía Akko confundida.
"No debí haberte invitado, Akko. No debí siquiera haber abierto la boca cuando Sarah empezó a interrogarme."
"Hey," decía Akko acercándose a la chica, mientras Hannah no hacía más que negar con la cabeza.
"Yo nunca me imaginé que mis padres fueran..."
Pero Akko, sin rendirse, empezó a extender los brazos hacia la chica.
"Hannah..."
Sin embargo, ella no cesaba y, empezando a sollozar, decía:
"Akko, lo siento tanto..."
"Hannah, por favor, no importa," rogaba pues odiaba verla llorar.
"Lo siento... Hic," y las lágrimas no paraban, pues el rechazo de las personas que más amas en el mundo, como lo son tus padres, te abre una herida irremediable, una herida que probablemente sea igual a la que ella sufrió el día que Diana la rechazó.
"Ven, vamos, creo que habrá un hotel cerca de aquí."
Partiendo con la chica casi en brazos, Akko empezó a mirar hacia cualquier señal que les diera una pista sobre dónde quedarse. Afortunadamente, dicho parque del cual habían salido era una zona muy turística y viendo un edificio bastante moderno con un más que buen aspecto, Akko no dudó en entrar con una Hannah que por lo menos ya caminaba por sí misma.
Ya en la recepción, fueron recibidas por una chica de aspecto amable que les preguntó, "Bienvenidas al Hotel Hilton London Bankside, ¿qué necesitan?"
Akko, que miró de reojo a Hannah y después de nuevo a la chica, dijo, "Una habitación de cama doble, por favor."
La señorita, que al parecer no le había tomado mucha importancia a la edad de las chicas, preguntó, "¿Por cuánto tiempo?"
Akko, indecisa, lo pensó por unos instantes y dijo, "Dos días y dos noches."
Revisando de nuevo su computadora, la señorita dijo, "Tenemos una promoción de tres días y dos noches en la suite ejecutiva con el 40% de descuento en este momento, ¿la desea?"
Akko, sorprendida, la miró con los ojos bien abiertos y dijo lo siguiente, "¿Por qué?"
La chica, sin responderle, sencillamente le sonrió y preguntó de nuevo, "¿La quiere?"
Akko, que de ningún modo había entendido lo que estaba pasando, respondió, "Sí, por favor."
La señorita miró unas cosas más en el computador y, buscando a Akko de nuevo, le dijo, "Serían 670 libras esterlinas."
La chica, sacando su tarjeta de crédito que le habían dado sus padres antes de venir a Luna Nova y donde además tenía todos sus ahorros guardados, pagó sin dudarlo ni un segundo. Apenas sonó el bip del datáfono, la recepcionista les entregó la llave y con una última sonrisa les indicó dónde quedaba dicha habitación.
Caminando por los pasillos del hotel y tomando el ascensor solo una vez, llegaron a dicho cuarto. Como era de esperarse, al ser una suite de lujo, estaba en los últimos pisos. Pasando el carnet por la cerradura de la puerta, Akko entró primero y una Hannah cabizbaja entró después de ella.
El lugar no era tan grande, sin embargo, todas las comodidades que traían valían la pena para definitivamente ser una suite de lujo. Dejando su maleta en una de las sillas del comedor y ya con la privacidad plenamente garantizada, se dio media vuelta y enfrentó a su novia.
"¿Cómo sigues?" le preguntó mientras la tomaba de ambas manos, acariciándoselas en el proceso.
Hannah, por su lado, mirándola fijamente al rostro, respondió, "Cansada. Quiero darme una ducha y dormir hasta el mediodía."
"Suena como un buen plan," le decía Akko con una sonrisa que Hannah le devolvió, pero no de la misma forma de siempre. "Si quieres, toma la ducha primero y después miramos cómo nos acomodamos."
La inglesa asintió y, caminando en busca del baño, desapareció en el cuarto.
Tomando un suspiro y sentándose con las piernas cruzadas en la sala de estar, Akko prendió el televisor y canaleó esperando a que la chica saliera del baño.
El tiempo pasó y una Hannah con evidentes ojos hinchados salió del cuarto, vestida con la misma ropa con la que había salido de su casa. Y es que en el afán de escapar de sus dos verdugos, la chica no tuvo tiempo para preparar nada.
"¿Lista?" preguntó Akko, que ya estaba cabeceando un poco debido al cansancio en el sofá. Parándose entonces, la miró de nuevo y, viendo cómo la inglesa asentía, afirmó, "Vale, entonces iré yo a bañarme. Toma esta pijama de repuesto, te debería quedar bien, pues somos de la misma talla. Cuando salga, miramos lo de la cama."
Partiendo de una vez disparada hacia el baño, Akko tomó una ducha rápida y en un tiempo récord ya estaba parada y lista en el cuarto para por fin tener un merecido descanso.
Hannah, por su parte, ya había tomado posesión del lado derecho de la cama y se encontraba mirando la ventana a la actividad de la ciudad en la noche. Juntando las manos y con un nerviosismo evidente, Akko preguntó, "Entonces, ¿cómo nos dividimos? Si quieres, yo duermo con las piernas hacia el cabecero y tú pues como una persona normal."
Hannah, que la miró con el ceño fruncido, negó con la cabeza y con una voz un poco ronca dijo, "No, dormiremos las dos como normalmente lo hacemos. Además, soy tu novia, Akko. ¿De qué tienes nervios?"
Akko, que la miraba con los cachetes un poco rojos, dijo lo siguiente, "Es la primera vez que duermo con alguien en mi vida que no sean mis padres."
Hannah, que la miraba resoplando, le señaló la cama con el dedo índice diciendo, "Akko, no tienes por qué estar nerviosa. Ven, estoy muerta de sueño."
Asintiendo y empezando a caminar hacia dicho objeto, cada una tomó su lado. Hannah, volteándose a verla, se acercó a la japonesa y se acurrucó en su pecho.
"Buenas noches, Akko. Te amo."
Akko, que se había quedado un poco paralizada por ello, la miró, le dio un beso en la frente y respondió, "Buenas noches, amor. Yo también te adoro."
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Pasaron las horas y ella no pudo conciliar el sueño. Sin embargo, la chica que estaba en sus brazos dormía plácidamente sin ningún reparo ni preocupación. Mirando el reloj, daban las 3 AM. Tomando un respiro, se paró de la manera más delicada que pudo de la cama. Tomó su celular y, saliendo del cuarto, cerró la puerta para asegurarse de que nadie la escuchara.
Sentándose ya en una silla del comedor que daba a la pequeña cocina del cuarto, buscó su libreta y marcó el número que desde hace ya varias horas había decidido marcar.
Acompañada del timbre que salió de su dispositivo, Akko escuchó cómo alguien respondía del otro lado y ella, sin ningún reparo, respondió:
"Hola, mamá, es Akko."
