Summary
El heredero de Severus es... ¿Harry?
Durante la última prueba en el torneo de los tres magos, Harry decide salvar a Cedric (de morir) intercambiando su vida por la de él.
Negado a verlo morir, Severus hace hasta lo imposible para evitar perderlo, pero... ¿lo logrará? ¿Evitará el trágico destino que está previsto para el niño?
¡Hola! Bienvenidos a esta nueva historia.
A continuación, les pido lean con atención los siguientes puntos:
1) Los personajes en este FanFic no me pertenecen. Los créditos son de J. .
2) Esta historia es SEVERITUS, es decir, no habrá ningún tipo de relación 18 entre Severus y Harry.
3) Todo en esta historia es FANTASÍA; la obra original de "Harry Potter" ha sido modificada a conveniencia y gran parte de esta historia contará con capítulos que involucrarán amor y disciplina paternales (castigos, spanking [nalgadas, time out [tiempo fuera, etcétera), si no les gusta algo de esto, por favor, NO LA LEAN.
4) Se menciona maltrato en uno o dos capítulos solo como contexto, SIN EMBARGO, NO se busca "normalizar" este tipo de acciones y conductas.
5) Se recomienda discreción.
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Capítulo 1. El precio de la magia.
La última prueba del torneo: el laberinto. Harry estaba tratando de familiarizarse con lo que tenía delante cuando el sonido del cañón lo llevó de vuelta a la realidad.
Por su mente solo pasaba una cosa: regresar con vida a la torre de Gryffindor, acostarse en su cama y dormir hasta que su cuerpo estuviera completamente satisfecho y fastidiado de estar tumbado.
De repente, todo a su alrededor se oscureció, Harry solo podía escuchar los gritos del resto de los estudiantes a lo lejos mientras se concentraba en correr, esquivar y enfrentar los obstáculos que surgían de la nada entre los arbustos.
Con rasguños por todo el rostro y el cuerpo, Harry vio a Cedric a unos metros de donde estaba él de pie.
— ¡Tómala, Harry! ¡Toma la copa!
— ¡No quiero la gloria eterna!
— Joder, Harry, ¡solo toma la copa!
— Tomémosla juntos. Que sea un empate y una victoria para Hogwarts.
— ¿Estás seguro de eso?
— Por completo. A la cuenta de tres.
— Uno, dos...
— ¡Tres! — gritaron ambos magos al mismo tiempo.
Un revoltijo estomacal bastante familiar fue lo que Cedric y Harry sintieron al sostener la copa, y con un golpe seco cayeron sobre el pasto de un frío y tenebroso cementerio.
— Funcionó, amo, funcionó. — Celebró colagusano — El chico está aquí, amo.
— ¡Date prisa, inútil! ¿Qué estás esperando? — exigió Voldemort.
¡A unos metros de distancia estaba el traslador tirado sobre el pasto y del otro lado se encontraba su varita! Harry esperaba impacientemente que Cedric despertara, que reaccionara; al ver que este no volvía a la conciencia, sigilosamente, trató de alcanzar por su cuenta ambas cosas. No obstante, el sonido de una rama rompiéndose bajo sus pies arruinó el plan trazado que tenía.
— ¡Detenlo!
Harry miró su varita y susurró un "accio". La varita llegó a su mano, pero lo cierto es que Colagusano fue más rápido. "¡Ties!", gritó Pettigrew, al instante, cientos de hilos mágicos que parecían formar cuerdas rodearon su cuerpo por completo. "¡Joder!", gimió Harry desesperadamente, pues aún tirado sobre el suelo se percató de que, entre más tratara de liberarse, las cuerdas más le quitarían el aire.
El ritual comenzó: en un caldero, Colagusano lanzó sin cuidado a quien él creía que era Voldemort. No estaba seguro, pues parecía más una masa deforme que una persona, pero el incesante dolor de su cicatriz le decía que su primera deducción era correcta.
— ¿Harry? — Para ese momento, Cedric parecía haber vuelto en sí mismo.
Mientras tanto, Pettigrew abrió el ataúd de Riddle y de adentro tomó "un hueso sin permiso", como gritó antes de aventarlo dentro del caldero hirviendo.
— Cedric, toma la copa. Tenemos que irnos.
— ¿Dónde estamos? — pregunto desorientado. — ¿Por qué estás atado?
— ¡Mierda! — Harry miró a Cedric furioso esperando que hiciera lo que le pedía — La copa, ¡tómala! ¡Deshaz el hechizo!
Antes de que el Hufflepuff pudiera reaccionar, un grito los interrumpió a ambos.
— ¡Carne de este sirviente entregada voluntariamente! — Colagusano sacó una daga de entre sus ropas, levantó su brazo izquierdo y cortó su mano.
Asustado, Cedric liberó a Harry con un "finite incantatem" y estiró su mano para convocar la copa, pero fue demasiado tarde. Colagusano volteó en ese mismo instante para adquirir el último "ingrediente" esencial que traería de vuelta a Voldemort: la sangre del enemigo tomada por la fuerza.
— ¡Avada Kedavra! — gritó.
Harry sintió el hechizo antes de que el destello verde iluminara la oscuridad. No lo pensó; su mano se movió por instinto y cargada de desesperación, su voz surgió de lo más profundo de su ser.
"Aeternum Vinctum!"
No sabía cómo lo recordaba. Tal vez era el instinto de supervivencia, o tal vez el hechizo, encontrado meses atrás en un libro prohibido, había estado aguardando dentro de él esperando que llegara su momento para ser utilizado.
La magia brotó de su varita como un torrente oscuro envolviendo a Cedric en un resplandor enfermizo, consumiendo el aire a su alrededor con un susurro espectral. El Avada Kedavra impactó, pero en lugar de arrebatar la vida de Cedric, la magia negra de Harry absorbió la energía mortal, desviándola.
Un dolor indescriptible le atravesó el pecho. Harry sintió su cuerpo temblar y su visión oscilar, como si algo fundamental en él se estuviera desgarrando.
La voz de Pettigrew resonó con furia y confusión, pero Harry no pudo escucharla del todo. Su propia respiración se volvió errática, su visión se oscureció, y de un instante a otro, el cementerio desapareció.
Cuando despertó y pese a que todo era borroso, se dio cuenta de que estaba en Hogwarts. El olor a desinfectante y el horrible sabor en su boca de las pociones que debieron haberle dado mientras estaba inconsciente, le hicieron saber que estaba en la enfermería.
— Harry — Dumbledore estaba de pie a su lado.
— ¿Señor? — tomó sus lentes de la mesita de a lado y se los colocó. — ¡Cedric! — el recuerdo de lo vivido llegó de repente a su mente. — ¿Dónde está? ¿Él está...?
— Calma, Harry. Cedric está bien. Está con sus padres en este momento.
El alivio recorrió el cuerpo del adolescente. Cedric estaba a salvo, ileso.
— Es imperativo que me digas lo que sucedió, Harry.
La puerta se abrió de repente demostrando la presencia del ministro de magia, Severus, Minerva, Ron, Hermione, Fred, George, Remus y una muy enojada Poppy Pomfrey.
El adolescente se dejó caer sin gracia sobre la cama y comenzó a relatar lo sucedido omitiendo la parte en la que Cedric casi muere y el hechizo que él lanzó para evitar que sucediese. Nadie sospechaba lo que había hecho, pero él sí lo sabía. Sabía que algo dentro de él había cambiado. Y con cada minuto del día que pasaba, más lo sentía.
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