Disclaimer: Los personajes y la historia están basados en la saga de Harry Potter, propiedad de J.K. Rowling

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Capítulo 2: El día después

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Nadie lo había preparado para lo que le deparaba el futuro, tan incierto, tan… doloroso. Remus siempre fue un niño inteligente, dijo su primera palabra antes de cumplir los 12 meses de nacido, sabía distinguir las formas, los colores. Sus padres estaban tan orgullosos de él, que todo habría sido perfecto en su vida, si no fuese por la luna llena.

Remus podía ser inteligente sí, pero le costó comprender cuando sus padres le dijeron cuando despertó de ese horrible suceso, que su vida sería diferente, que él nunca sería como los otros niños, que cada luna llena tendría que pasarlo encerrado en su habitación para que no hiciera daño a nadie.

Remus replicó, dijo que no quería hacerlo, que él no haría daño a nadie.

Su madre lloraba, su padre estaba serio.

Él no entendía.

Hasta que llegó la luna llena y lo entendió.

—Mamá… mamá, por favor no te vayas. No me dejes solo.

Remus nunca volvió a dormir en su habitación, odiaba todo de ella, porque le hacía recordar esa noche.

—Remus necesitas quedarte aquí —dijo su madre cuando el niño se aferró a sus piernas.

—No, no quiero. —Chilló Remus—. Tengo miedo.

—Lo sé, cariño. —Dijo su madre suavemente, inclinándose para estar a la altura de su hijo—. Pero vas a estar bien, estaremos bien —trató de calmarlo acariciando su cabello cobrizo, el niño sólo la miraba entristecido, el terror reflejado en su rostro y entonces la madre vio el pequeño destello entre sus ojos, después escuchó el alarido de dolor.

—Hope, ya está empezando. Tienes que salir ahora, tengo que poner las protecciones.

Su madre resistió un poco más, no quería irse y dejar que su hijo sufriera de esa manera, porque no lo merecía. "Es sólo un niño", se repetía. Sin embargo, conocía los riesgos de quedarse y con todo el dolor de su corazón, soltó a su hijo para salir y antes de marcharse le susurró:

—Te amo Remus, te amamos.

Fue lo último que Remus escuchó antes de que todos sus huesos se rompieran. El niño de cinco años lloraba, gritaba, su piel estaba caliente, hirviendo, desgarrándose desde adentro, su corazón agitado por el dolor tan agudo que sentía desde la punta de los dedos de los pies, hasta la cabeza. Dios, experimentar por primera vez como tu cráneo se parte en dos, tus ojos se nublan y tu boca se agranda, rompiendo tu quijada, es lo peor.

Remus quería morir.

Deseaba morir.

Morir sería una plegaría a su sufrimiento.

Y un segundo después, ya no tenía dolor, pero si tenía un hambre voraz.

Hambre. Hambre. Hambre.

Remus tenía hambre, quería comer, estaba desesperado por comer. ¿Por qué no le estaban dando comida?

….

Con los primeros rayos de luz, Remus despertó desnudo en su habitación, estaba solo, temblando de frío, no se podía mover o más bien, no tenía la fuerza necesaria para hacerlo. Los párpados le pesaban, su estómago rugía por algo de comida, su garganta estaba seca y rasposa, no lograba mantenerse despierto por mucho tiempo.

Sólo distinguió el alarido de espanto de su madre cuando entró, estaba asustada de, ¿él? Tal vez, seguro que no tenía un buen aspecto, sus manos dolían y podía oler la sangre. Su madre le vistió, lo arropó, le hizo beber agua y no probó bocado hasta que volvió a despertar más tarde en la cama de sus padres con las manos vendadas.

Estaba solo, desorientado, moría de hambre, bien que podría comerse todo lo que había en la nevera y eso iba a hacer. Bajó de la cama con cuidado, salió al pasillo para adentrarse en la cocina, pero justo antes de entrar escuchó las voces de sus padres provenientes de su habitación, no quiso espiarles, pero últimamente hablaban tan bajo y siempre se trataba de él, así que se quedó a un lado de la puerta, oyéndoles.

—¿Qué vamos a hacer Lyall? —Preguntaba su madre con notable preocupación—. No quiero seguir viviendo aquí, no es bueno para Remus.

—Conseguí un comprador, pero nos dará lo mínimo por la casa. Tal vez podríamos vender algunas cosas y buscar un lugar más alejado.

—Bien. ¿Qué pasará con Remus? ¿Y la escuela? ¿Podrá asistir a la escuela?

—No lo sé, Remus aún no ha mostrado tener signos de magia y olvídate de que asista a Hogwarts con su condición, sería muy peligroso. Y si el ministerio se entera…

—¿Lo encerrarían?

—No, sólo lo incluirían al registro, pero no es bueno Hope, los hombres lobo son repudiados por los magos, les temen porque son bestias salvajes sin escrúpulos.

—Remus no es así, nunca será así —replicó su madre.

—Lo sé, pero debemos aceptar que Remus es peligroso, sólo ve a tu alrededor Hope, no podemos ignorar la realidad. Debemos proteger a nuestro hijo, pero también tenemos que proteger a todos de él.

Decir que Remus estaba destrozado física y emocionalmente era poco, todos sus sueños de ir a Hogwarts se esfumaron. Él era peligroso, lo había dicho su padre y lo comprobó cuando dio un paso al frente y observó desde el pie de la entrada su habitación. Todo estaba destrozado, arañazos, vidrios rotos, hojas, relleno de almohada, muebles mordisqueados. Él lo había hecho, él lo destruyó todo y ni siquiera recordaba haberlo hecho.

—¿Yo hice eso? —preguntó Remus en un hilo de voz, esperando así una confirmación. Su madre fue la primera en voltear y verlo—. No quiero hacerle daño a nadie.

Remus lloró, estaba cansado, dolido y a la vez se sentía incomprendido. Su madre se acercó a él, abrazándolo tan fuerte que creyó se desmayaría.

—No lo harás, cariño —le susurró su madre, con una mano en su espalda y la otra en su cabello.

—Remus, escúchame —le dijo su padre arrodillándose frente a su hijo, su madre dejó de abrazarle, pero no le soltó—. No importa el tiempo que me tomé, encontraré una cura y nunca más tendrás que pasar por esto, te lo prometo.

En su momento Remus lo creyó, luego se enojó, pasó por la decepción y finalmente aceptó que no todas las promesas se pueden cumplir.

Sobre todo, esa.

Remus observó a sus padres, observó su habitación y finalmente lo comprendió. Él nunca sería un niño normal, todas las noches de luna llena, él se convertiría en un hombre lobo, intentaría atacar, intentaría matar y lo único que lo mantendría lejos de convertirse en un monstruo, sería mantener a la bestia controlada, encerrada y es lo que haría a partir de ese día.

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Hola!

Muchas gracias por sus mensajes y comentarios, agradezco el interés y las propuestas las cuáles tomaré en cuenta más adelante. Espero que la historia siga siendo de su interés, tengo apenas 6 capítulos escritos, el siguiente lo publicaré el día miércoles, y será un poco más largo que estos dos primeros.

De nuevo me gustaría conocer su opinión, quedo atenta a sus comentarios. Y agradezco por darle una oportunidad.

Chrushbut