Eran vísperas de fin de año Feliciano estaba nervioso, tenía que avisarle a su hermano que pasaría año nuevo con Alemania y estaba muy seguro que no se iba a librar de sus gritos.
-fratello~~- se acercó lentamente le menor
-¿ahora qué?- respondió Lovino mientras dejaba de leer
-Lud me invitó a pasar año nuevo con el- el Italia menor jugaba nervioso con sus dedos
-che palle, ¿No me digas que aceptaste pasar año nuevo con el macho patatas?- Romano lo vio enojado, como siempre
-pues yo si quiero, pero no te quiero dejar solo
Romano suspiro, sabia lo feliz que hacía a su hermano estar con Alemania, también sabía que el rubio quería a su hermano aunque no fuera tan expresivo, siempre estaba cuidándolo y apoyándolo en cualquier tontería que se le ocurriera, lo sabía y aun así a el mismo le costaba trabajo aceptar que las celebraciones las comenzaba a pasar más con el alemán, que con él por ser hermanos.
Aunque la idea de tener a Antonio en casa no le desagradaba del todo, sabía que el español le había propuesto verse desde navidad y él lo rechazo por todos los eventos que tenían hermanos y el, pero ahora que una buena parte ya habían pasado, sentía cierta nostalgia por tener al español en su casa.
-pero vas a regresar para la Befana, ¿cierto?- pregunto Romano viendo como los ojos de feliciano brillaban de felicidad
-claro que sí, incluso puedo traer a Doitsu si él quiere- respondió completamente animado
-creo que Prusia esta con España, le puedo pedir que te lleve
-eres el mejor- Feliciano abrazo a su hermano restregando su mejilla con la contraria
Italia sabía que su hermano estaba haciendo su mayor esfuerzo por aceptar al alemán como su novio, sabía que ni su novio ni su hermano tenían la personalidad más compatible, pero el que ambos estuvieran intentando llevarse mejor lo ponía muy feliz, los quería a los dos y no podía escoger uno u otro, la verdad agradecía que Ludwig no fuera posesivo y lo hubiera puesto a escoger.
-oye idiota, ¿Prusia sigue contigo?- llamo Romano a España
-esta por irse, quieres hablar con el?- España estaba justo en la puerta de su casa despidiéndose de su amigo cuando entro la llamada
-pásamelo
-Gil te habla mi precioso Lovi- grito Antonio provocando un sonrojo en el mencionado, agradecía que no lo tuviera de frente
-kesesesese que se le ofrece al precioso Lovi de Antonio- el alemán se regresó sin dudarlo, ya sabía que le iba a pedir, su hermano también había hablado con el
-óyeme bien maldito bastardo, quiero que lleves seguro a mi hermano con tu hermano, va a pasar ahí año nuevo, ya sé que tú te vas a quedar con Austria y no me importa si te tienes que desviar- Romano amaba usar su tono de mafioso y no perdía la oportunidad de hacerlo para amenazar gente
- mi West ya me lo había pedido, voy para su casa- inevitablemente Gilbert sintió escalofríos, aunque ya sabía lo que iba a decir no espero que lo hiciera en ese tono
-yo también voy para tu casa Lovi- grito España quien había estado oyendo la conversación
Lovino colgó, por lo menos no había tenido que pasar la vergüenza de decirle a España que aceptaba verlo.
-¿ya tienes todo listo?- pregunto Lovino a su hermano quien asintió
-ya tengo todo, igual te voy a llamar cuando sea el conteo- Italia tenía una pequeña bolsa al lado del sillón
-ni vas a poder hacerlo, seguramente te vas a estar besando con tu patata andante- se quejó el mayor viendo como su hermano reía nerviosamente
-tu también vas a estar así con Antonio- el menor pico la mejilla de su hermano viéndola más roja que antes
-si no termina borracho con el vino- respondió sonriendo un poco con malicia
No paso mucho para que se oyera el carro de Prusia estacionarse, Romano de disponía a abrir la puerta cuando España entró directo a abrazarlo.
-Lovi, mi amor, te extrañe mucho- Antonio dejaba besos en las mejillas del menor sintiendo como se retorcía
-déjame despedirme de mi hermano maldito idiota- le grito sonrojado- no conduzcas y cuídate fratello- menciono Romano
-Feli, diviértete y lleva una chamarra para el frio- España dejo a su novio para abrazar a su cuñado
-tengo una en casa de Lud- Feli abrazo de vuelta a España
-feliz año a todos, pero ya vámonos, West no me deja de mandar mensajes y ya quiero ver a Austria- grito Gilbert en el marco de la puerta
-vamonos~- canturreo Feli saliendo dando saltitos
-no te sobrepases con Roderich, tiene conciertos- se despidió España recibiendo un dedo medio por parte de su amigo
Romano se quedó viendo como partían con velocidad, ya vería a su hermano para la Befana celebración donde prometió que si estaría.
-Lovi, hay que ir a comprar lo que cenaremos para año nuevo- aún faltaban unos días pero sabía que la mayor parte de las preparaciones era con días de antelación
-risotto y cordero y tiramisú- señalo Lovino caminando hacia la cocina para no ver al español y de paso recoger las bolsas para las compras
-¿podemos cambiar el risotto por una ensalada?- pregunto España desde su lugar
-bien, pero esa la haces ti, yo me encargo de lo demás, son recetas que seguro nunca has probado- el Italia mayor se entretenía eligiendo la bolsa para evitar ver la cara emocionada de su novio
-¿vas a sorprenderme Lovi?- el español estaba que se moría de ganas de ir y abrazar a su novio, pero si lo hacía corría el riesgo de que se enojara y no le preparara nada
-cállate- grito sonrojado y tomando varias bolsas y una hielera se volteo para caminar hacia la puerta
-podrías callarme tu Lovi, si no voy a seguir preguntando si seguro no he probado lo que vas a hacer, tal vez Feli lo preparo alguna vez o en algún restaurante o...- España adoraba hartar a su novio, usualmente no respondía como quería, pero había veces donde caía en su trampa
Esa era una de las veces, Lovino rodo los ojos y tras un corto debate mental donde el español no se callaba, se volteo y tomando del cuello de la camisa lo jalo para besarlo.
-apúrate o el cordero se va a ir corriendo- y salió corriendo a su auto dejando al español con una sonrisa tonta
Entre pláticas sobre cómo iba la temperatura en sus ciudades, las celebraciones de navidad y los regalos recibidos, Antonio se aferraba al cinturón de seguridad del Ferrari de Lovino, mientras este manejaba felizmente a alta velocidad.
Compraron lo necesario, España se separó para ir por las cosas de la ensalada y las uvas dejando que Romano eligiera los ingredientes para lo que iba a cocinar.
-Lovi, Lovi, ¿eliges tú el vino? Yo ya elegí la sidra para las uvas- llego el español con una canasta de cosas para ponerla en el carrito evitando ver lo que ya había
-se me olvidaba que toman sidra con las uvas- murmuro el italiano- ¿te parece bien un vino blanco?- pregunto caminando hacia las cajas para pagar
-queda bien con el cordero- acepto y viendo que no se dirigían a la sección de vinos pregunto- ¿lo tienes en tu casa?
-si, dos o tres veces al año voy por vinos a Sicilia, a Feli no le gustan tanto los regustos volcánicos o a piedra, son más para mí, tengo algunos añejados de hace mucho tiempo en mi cava- había algunos temas que a Lovino le gustaba mucho hablar y era refrescante hablar de ellos con alguien más que con sus hermanos, ahí más bien parecía guerra por quien tenía mejor gusto
-creo que no he probado los vinos de Sicilia- Antonio intentaba hacer memoria pero no recordaba alguno memorable
-si los has probado, pero eran diferentes
La plática se pauso al momento de pagar, Antonio insistió en pagar sus ingredientes no solo porque eso le tocaba a él, también para que no se mesclaran con los ingredientes del preparado sorpresa. Tras tener las bolsas de compra listas se dirigieron al auto, guardaron todo en la cajuela e iniciaron el regreso a casa.
-¿cuándo los probé?- pregunto Antonio
-en la época de la mafia, me visitaste en Sicilia varias veces- ese recuerdo aun los hacia sonrojar por lo intensos que habían sido
-Lovi, no me pidas que recuerde el vino, si no lo probaba solo- Antonio veía el paisaje sonrojado
-¿y es mi culpa? La copa estaba ahí, eras tú el que no quería tomarlo de ahí- la velocidad del carro no era la misma que el primer trayecto, no quería provocar un accidente
-nunca desaprovecharía la oportunidad de tomarlo directo de tu boca, además tú me lo ofrecías solito- hacia frio por ser diciembre, sin embargo, sus mejillas las sentía arder
-lo hacías, aunque hubiera gente presente, que exhibicionista- se burló Romano recordando esos tiempos
-era eso o tener sexo frente a esas personas, la única vez que me negué a hacerlo los moretones me duraron semanas- Antonio volteo poniéndose una mano en el pecho dramatizando- fue el sexo más rudo que hemos tenido Lovi, si alguien nos hubiera visto seguro pensaban que me estabas torturando
-no me pude sentar en tres días, seguro que cuando te desate recordaste tus épocas de pirata porque no me dejaste ni recuperarme- Lovino le pego levemente en el hombro oyéndolo reír
-no creo que ni en mis épocas de pirata haya sido así de salvaje con alguien, creo que Arthur me conto algunas anécdotas pero eran muy pocas- reconoció viendo de reojo a Lovino
-como si te creyera- farfullo medio molesto
-puedo enseñarte como era en ese entonces Lovino Vargas- de acerco para susurrárselo en el oído
-vas a provocar un choque, figlio di puttana- grito Lovino estacionándose en la orilla de la carretera
-tu empezaste a recordar esas épicas Lovi- se rio Antonio oyendo las maldiciones que les gritaban algunos coches por hacer los movimientos tan intempestivamente
-eres un idiota- soltó respirando de forma irregular, vio donde se habían quedado, aún faltaba para llegar a su casa, estaban rodeados de campo y los coches comenzaban a pasar cada vez menos
-¿Lovi?- pregunto el ojiverde al ver que apagaba el carro y recargaba su frente en el volante del auto
-¿y como eras en esas épocas?- Lovino lo vio con sus mejillas aun sonrojadas y sin despegar su frente del volante
-¿no podemos esperar a llegar a casa?- pregunto el español desconcertado por la propuesta sorpresiva
-vaffanculo- soltó molesto (pd. significa "vete a la mierda")
España rio para sus adentros, no iba a desaprovechar que el italiano estaba tomando la iniciativa, por lo que, quitándose el cinturón de seguridad tomo el rostro del otro chico entre sus manos girándolo para besarlo. Romano suspiro al sentir los labios del moreno en los propios besándolo más intenso que de costumbre, por un segundo creyó que no iba a seguirle el juego.
-en mis piernas, ahora- le ordenó separándose a centímetros de sus labios
-haz el asiento para atrás- respondió el italiano jadeando al sentir como el español sostenía su barbilla con un poco más de fuerza
-el que da las ordenes soy yo- le estaba costando volver a hablar y comportarse como hacia siglos no lo hacía y más con Lovino, en sus épocas de pirata los hermanos Italia eran niños apenas, Feliciano y Sacro Imperio estaban enamorados, evidentemente Romano no veía ni sabía todo lo que pasaba en su casa y en sus barcos, solo lo llegaba a ver lastimado.
Pero por ese mismo punto lo estaba excitando de más, Lovino nunca lo había visto así, y que el mismo lo hubiera sugerido lo hizo excitarse más rápido que de costumbre, además de olvidarse que estaban en una carretera donde seguían pasando coches. Cuando Lovino oyó el tono de voz con el que su novio le había hablado tuvo que reprimir una sonrisa nerviosa, eso era lo que estaba buscando y ahora le estaban temblando las piernas por lo que venía. Romano se enteró a fondo de lo que había pasado con los demás países cuando su hermano y el eran niños muchos años después, ya que entendían las situaciones mundiales y conocían más a fondo a los países, y aunque él había vivido con España un tiempo, más allá de cortes y moretones no había visto, el español había sido muy cuidadoso en no llevar a nadie a su casa cundo estaba presente.
Con nervios se quitó su cinturón de seguridad y antes de ponerse sobre el español saco de la guantera un paquete de condones y lubricante, sabía que no iba a ser suave esta vez y no quería terminar con un desgarro o golpeando al español por el dolor.
-quítate los pantalones- ordenó el español agradeciendo que su raciocinio aún no se iba de viaje, si se ponía encima de él iba a ser difícil quitárselos y si los rompía, Romano le iba a romper la cara
-¿qué?- pregunto por inercia, era parte de sus ser contestar de mala forma- no respondas, ya lo hago- dijo de forma rápida, el también quería jugar ese juego aunque le costara
Tras quitarse los pantalones y quedando solo con boxers se sentó sobre las piernas de España, con una pierna a cada lado de su cadera, el español había hecho el asiento para atrás y el respaldo solo un poco por lo que aún estaban frente a frente.
-ahora dime, ¿qué intentabas provocándome? - el español tomo la barbilla del italiano con una de sus manos
-esto- respondió sonrojándose- no has dejado de verme
-¿y haciendo eso crees que vas a doblegar al tu capitán?- el moreno se acercaba poco a poco
-voy a hacer lo que el capitán me ordene- a Lovino le tembló la voz, por la excitación y por estarse aguantando los insultos usuales
España corto la distancia besando demandantemente a su novio atrayéndolo de la cintura haciéndolo sentir su erección y notando la del italiano quien gimoteo dentro del beso, una de las manos del español comenzó a acariciar su espalda aun por sobre la tela de su camisa; para ese momento las ventanas del auto ya estaban empañadas por el calor que irradiaban los cuerpos en su interior.
España termino el beso alejando un poco al italiano quien lo veía expectante con las mejillas sonrojadas.
-desabotona tu camisa, no te la quites- ordeno viendo como Romano asentía
Con dedos temblorosos quito cada botón hasta dejarla abierta, España se lamio los labios viendo a Lovino en ese estado, ah lo que daría por decirle todos los cumplidos del mundo, pero ese no era el momento.
Después de un beso corto en los labios bajo por su cuello dejando marcas visibles y mordiendo un tanto oyendo los gruñidos de romano, sabía que estaba reprimiendo todas la palabrotas que usualmente le decía, por mucho que le gustara eso, bajo por su pecho lo poco que podía doblarse por el reducido espacio, con ayuda de una de sus manos estimulo los pezones del otro chico
-deja de morderte el labio, quiero irte- lo dijo como regaño a lo que el italiano soltó su labio dejando salir cortos gemidos
Con su mano libre, el español comenzó a tocar el trasero de Lovino primero por sobre su ropa interior y después por dentro, pegándolo más al mientras movía su cadera para aliviar un poco de su dolora erección.
-quítate esto- murmuro España intentado no decir "porque yo no puedo", aun quería mantenerse en su papel y realmente no podía quitárselo si estaba encima de el
Romano, haciendo alusión a su flexibilidad se quitó su boxer quedando solo con su camisa abierta; el español desabotono su propio pantalón y lo bajo junto con su ropa interior dejando libre su erección.
-tócate para mi Lovino- ordeno tomando el lubricante y llenando sus dedos, eso evidentemente no pasaba en su época pirata, entraba sin preparación y sin tantas atenciones
Romano bajo una de sus manos a su miembro que ya goteaba liquido preseminal, tomando un poco comenzó a masturbarse de forma lenta cerrando sus ojos y gimiendo, sintiendo como el contrario comenzaba a prepararlo, de forma más rápida que de costumbre, pero igual no necesitaba tanto, estaba excitado y ya lo quería dentro de él, por lo que no estaba ejerciendo ni la más mínima presión.
-ahora hazlo tú- Lovino sabía que a lo que se refería España era a que él se autopenetrara y lo entendió más cuando lo vio ponerse el condón
Apoyándose en los hombros de Antonio se levantó y con una mano coloco la erección contraria en su entrada, de golpe se dejó caer arqueando la espalda al sentirse lleno, quería quitarle al camisa al español pero en ese momento él no estaba llevando las órdenes.
-muévete- Antonio reclino un poco más el respaldo sintiendo las manos del italiano en su pecho comenzando a moverse
De poco a poco el ritmo fue subiendo, las manos del español se mantenían en las caderas del mayor de los Italias, no ayudándolo ni marcando el ritmo, de eso se encargaba romano hasta que el mayor no pudo soportar y lo ayudo a moverse.
-vuélvete a tocar- ordeno jadeando
-capitán- gimió Lovino abriendo sus ojos y viendo los ojos obscuros de placer del español
Las embestidas empezaban a ser más rápidas y Romano sentía que estaba por llegar al límite, aumento el ritmo de su mano corriéndose gritando el nombre de su novio y dejándose caer en su pecho, aprovechando de la posición el español acomodo un poco al italiano para levantarlo y el mover sus caderas haciendo las embestidas más profundas y rápidas llegando a su orgasmo minutos después.
-¿contento?- pregunto Antonio abrazando a su novio y dejando besos en su mejilla
-no creo que haya sido lo más cercano a lo que en realidad pasaba, pero no quiero salir lastimado de verdad- Lovino se dejaba hacer
-no creo poderte tratar como lo hacía en esos tiempos Lovi, te amo demasiado para hablarte así- con cuidado salió del interior del italiano quedado recostados en el asiento
-en algún momento ganare una apuesta o te sobornare para que lo hagas- Lovino se levantó y con un pañuelo se limpio
-me preparare mentalmente- rio el español
Después de vestirse, el italiano volvió a su asiento y reanudaron el viaje, no sin antes bajar las ventas aguantando el frio viento de diciembre.
El día llego y España preparo su ensalada en la mesa del comedor dejándole la cocina entera a su novio quien no había dejado de oír opera y cantando mientras cocinaba.
-Antonio, ven- grito Lovino haciendo que el español se sonrojara, casi nunca lo llamaba por su nombre, casi estaba poniéndole un altar a Feliciano por haberse ido dejándole a su hermano
-¿a donde cariño?- pregunto asomándose en la cocina
-te voy a enseñar el vino de hoy mientras se enfría el cordero- sonrió orgulloso el italiano mayor
Tomando unas llaves que colgaban en la puerta trasera que daba al jardín salieron, Lovino abrió un cobertizo que se veía pequeño, pero al prender la luz se observaron unas escaleras.
-esta es mi reserva personal, mi fratello casi no entra- bajando las escaleras se veían largas hileras de vinos con una luz tenue y botellas llenas de polvo
-¿seguro que los tomas seguido?- pregunto el español estornudando
-claro que si idiota, pero no vengo y los limpio, no tiene sentido hacerlo y mientras menos se abra la puerta mejor se conservan- caminando por las hileras romano se detuvo- este es un carricante- tomo dos botellas y se las paso al español
Salieron de la cava escondida y al entrar a casa el español se encargó de acomodar el vino para que se enfriara, lo llevo a la mesa junto con un plato de la vajilla que había elegido el italiano, era de porcelana y tenía grabado en las orillas.
-empecemos entonces- llego el italiano con los utensilios para servir la ensalada
-es una ensalada de mejillones con tomate y algunas especias, gracias a que estamos aquí y no en mi país encontré unos buenos tomates- Antonio sirvió y comenzaron a comer
Al terminar romano se metió a la cocina y salió con dos platos de cordero.
-es cordero lechal con receta de mi abuelo roma, lleva aceite de oliva virgen, romero, ajo, limón y él le ponía vino- presento el plato- se come con las manos por ser costillas y algunos lo comen muy caliente pero prefiero no quemarme- el plato no se veía como en los restaurantes, no era solo un pedacito de costilla, había servido de tres a cuatro costillas
-creo que no lo había probado, solo lo había visto en los menús
Procedieron a comer, a pesar de no llevar muchos ingredientes sabía muy bien y Antonio agradeció que no era poca cantidad. Lovino sirvió dos copas de vino.
-huele bien- murmuro el español oliendo el vino después de moverlo en la copa- si me recuerda a Sicilia- respondió al notar lo ácido y fuerte que era, tal como había dicho su novio, tenía un regusto a pedernal
-es muy bueno, huele diferente lo que te imaginas que va a saber- sonrió Lovino tomando un sorbo
-huele cítrico, a azahar, anís y manzana, ¿fue añejado en madera?- pregunto tomando otro sorbo
-si, prefiero como sabe en madera que en acero
Al juntar con el cordero, el sabor se hacía mejor para el español quien no paso de las dos copas a diferencia de su novio que se sirvió tres, tomándolas con gusto; realmente le recordaba a sus visitas a Sicilia en la época de la mafia, sabía que Romano no era duro, llegaba ser amable y dulce, así como el olor del carricante, pero en esa época, el sexo era igual de intenso que el sabor de dicho vino.
-sobre el postre te aviso que no hice poco- Lovino desapareció en la cocina apenas dejándole ver a España su sonrojo
Cuando regreso volvió con dos copas de postre con una buena cantidad de tiramisú, se notaba que el de Antonio tenía más.
-¿es turrón?- pregunto emocionado
-es tiramisú de turrón- confirmo pasándole una cucharita
Antoni comenzó a comer alabando lo bueno que estaba, si algo le salía bien a los italianos eran sus postres y que Lovino se esforzara por hacer algo de ambas culturas lo ponía demasiado feliz. Al terminar no dudo en correr a abrazar su novio.
-grazie por la comida de hoy Lovi- agradeció besando su mejilla
-prego- murmuro aun comiendo
Fue el turno del español de llevar la sidra previamente enfriada junto con las 12 uvas para cada uno. En lo que esperaban las 12 campanadas Antonio acomodo su silla al lado de la de Lovino para ver ambos la transmisión del conteo y de los fuegos artificiales.
Al llegar el momento las campanadas de la iglesia cercana sonaron, en la televisión los fuegos artificiales estallaban, Antonio choco la copa con la de su novio y tomo un sorbo.
-por un año más juntos Lovi- brindo
-no fue tan malo que mi fratello se fuera- reconoció chocando sus copas y tomando un sorbo- buon anno, Antonio- el italiano se acercó para besar al español siendo abrazado
-feliz año nuevo mi amor- felicito dejando muchos besos en todo el rostro del italiano mayor oyendo risitas
Tras comer con calma las uvas y terminar la primera copa de sidra, Lovino llamó a su hermano quien contesto medio adormilado, habían cenado temprano y por el frio estaban acurrucados en la cama diciendo sus deseos para el nuevo año.
-buon Anne fratello- felicito Feliciano
-buon Anne Feli, también va para el macho patatas- felicito Lovino sin saber si el rubio lo estaba oyendo
-se llama Ludwig y dice que…- por el teléfono se oía que Feliciano no quería decir lo mismo que Alemania pero lo termino diciendo de todas formas- dice que danke- murmuro el agradecimiento en alemán
-tomaste vino, ¿verdad?- se rio el mayor de los italias
-claro que tome vino y un poco de la cerveza de Lud- Lovino no lo veía pero sabía que su hermano estaba haciendo un puchero
-te dejo descansar, nos vemos en tu casa para la Befana- aseguro Lovino
-ve~, bonn Anne también para Antonio- felicito oyendo un gracias de fondo
Al terminar la llamada volvió por un poco más de sidra oyendo la escandalosa llamada que aun tenia Antonio con sus amigos, Francia estaba en su país con Canadá, se oía mucho ruido por lo que seguro lo había llevado a la torre Eiffel mientras que Prusia estaba en un salón cercano a donde Austria aun tocaba el piano.
Al día siguiente Lovino levanto a las 11 de la mañana a Antonio.
-apúrate, bastardo- Lovino ya se estaba vistiendo con un conjunto deportivo y una chamarra pero Antonio alcanzó ver que se había puestos su traje de baño
-¿qué vamos a hacer?- pregunto aun dormido
-saltar al Tíber- le dijo animado
Antonio suspiro y se tapó hasta la cabeza sintiendo como Lovino le arrancaba la cobija, y los jalaba fuera de la cama, después de ir al baño y lavarse la cara despertó por completo, de forma rápida de puso su traje de baño y encima un pantalón de deportes, una playera roja y su chamarra.
Salieron corriendo y Lovino manejo mientras desayunaba algo ligero, Antonio desayuno más del tiramisú de turrón de la noche anterior y se preparaba para sentir las heladas aguas del Tíber.
Al llegar ya había gente en el puente Cavour tomando fotos y se veían a unas cuantas personas listas para el salto, pocos se atrevían pues eran 40 metros y las aguas estaban en temperaturas bajo cero.
-Feliciano está haciendo lo mismo con Ludwig, puedo apostar cualquier cosa- suspiro Antonio saliendo del auto
-seguro, aunque el agua debe estar más fría- Lovino saco dos toallas gruesas de la cajuela
Se acomodaron para ver el salto en el puente, Lovino gritaba apoyando a los clavadistas y Antonio solo sonreía, no entendía esas tradiciones raras.
Una vez que todos se hubieron ido, los clavadistas salido dela gua y había poca gente era el turno de ellos, Feliciano y Lovino lo hacían todos los años, algunas veces se les unían sus hermanos, pero era tradición de los dos hacerlo.
-el agua esta fría, voy a estará tu lado por si entras en shock- Lovino lo dijo con total seguridad
-eso no quita mis nervios Lovi- rio nerviosamente el español
Dejaron las toallas y su ropa cerca de las escaleras que había en la rivera del rio, subieron corriendo aprovechando que la gente parecía haber desaparecido y sin siquiera pensarlo Lovino salto junto a España jalándolo de la mano.
No fue el clavado más espectacular y digno de calificación, pero para Lovino había sido el más divertido en años, al salir a la superficie vio a Antonio tiritando de frio y apenas manteniendo su cabeza por encima del agua.
-no te sueltes- Lovino tomo al español con un brazo sintiendo como rodeaba su cuello con sus brazos
Al llegar a la orilla el italiano corrió por las toallas y lo primero que hizo fue envolver al español con la suya tomando sus manos.
-grazzie por acompañarme en el salto anual- Lovino sonreía feliz
-debo estar muy enamorado de ti como para hacerlo- sonrió un tembloroso español
Lovino lo beso de forma corta antes de proceder a secarse el exceso de agua y ponerse su ropa, ayudo a secarse al español y a volverse a vestir, aun temblaba cuando volvieron al auto del cual, por sorpresa de Antonio, el italiano le dio una taza de vino caliente, no sabía en qué momento lo había hecho si habían salido corriendo
-no estás acostumbrado al agua tan fría, creí que el vino caliente sería buena recompensa- dijo de forma tímida el italiano
-el verte feliz es mi mejor recompensa Lovi- el moreno tomo la taza con ambas manos calentándose poco a poco
-idiota- murmuro encendiendo el auto
Volvieron a su casa y tras un baño caliente volvieron a la cama, ahí estaban calientitos y cómodos. El 5 de enero fue Lovino quien regreso a su casa al español recibiendo muchos besos antes de irse, después de todo debía estar con su hermano al día siguiente, y probablemente le diría que no estaba tan mal que pasara el año nuevo o navidad con Alemania si él podía pasar alguna de esas dos festividades con Antonio.
