Como pequeño detalle, no he jugado la 5.3(Tuve un bajón horrible con los banners, y por eso decidí borrar el juego jeje).Lo digo porque no sé si en la historia del juego, los personajes de Natlan ya tienen permitido salir de la nación.

Si no es así, pues da igual, me salto las reglas del juego xD

Ahora sí, sigan leyendo


– Deja de lloriquear como niña. No te queda con la altura que tienes –.

– Cállate...¡Y RESPONDE A MI MALDITA PREGUNTA!, ¡¿QUÉ HACÍAS ESPIANDO LA HABITACIÓN DEL VIAJERO, QUIÉN DEMONIOS ERES?! –.

Una chica de cabello peliblanco había decidido ponerse el papel de policía malo, sacando una lanza que puso frente al rostro de la otra mujer.

– Me lo dices como si tú no lo hubieras hecho nunca –. Aquella chica de ojos azules y pelirroja sonrió irónicamente leve.

En ningún momento se inmutó cuando Shenhe le enseñó la lanza, esperando que retroceda al amagar con atacar a su cara.

– Tú no me conoces, así como yo tampoco te conozco. Pero ambas si conocemos a Aether; estoy siendo muy amable y relajada de llevar este encuentro en paz, baja el arma –.

Chasca señaló la lanza, Shenhe no hizo nada a pesar de la orden, seguía analizando a la mujer de cabello pelirrojo.

– No me da la gana. Si no eres capaz de responderme, ni siquiera tengo que confiar en tí, ya seas la mejor amiga de Aether o algo más –.

Esto estaba siendo una broma para la Pacificadora de la tribu Plumaflora, sonriendo entre dientes y dándose la vuelta un momento para escapar un suspiro. Estaba asegurándose de si estaba durmiendo o no, cuando esta mujer de cabello blanco le arrastró lejos de la casa a empujones, y si sigue fastidiando, no tendría contemplaciones de usar la escopeta.

– Estoy aquí para cuidar de Aether. Seguramente debes saber que estuvo ayudándonos en una pelea contra el Abismo –. Chasca señaló hacia la habitación del chico, luego se puso de brazos cruzados con un tono muy grave.

– Así que no me hagas perder mi tiempo, hoy no está disponible para tí. Lo que tengas que decirle, yo puedo transmitírselo para no interrumpir su descanso –. Solo con poner los ojos totalmente negros, donde el terror podría invadir a cualquiera que la viera y sintiera la corrosión del Abismo sobre Chasca, esperaba quitarle la rebeldía a aquella albina.

– Precisamente por eso. Él estaría descansando mejor y más seguro en Liyue, ustedes lo único que han hecho es causarle traumas y dolor –.

Las cuerdas de Shenhe y Chasca estaban a punto de romperse en cualquier momento, las dos podrían entrar en una batalla encarnizada y sangrienta mientras se miraban cada vez más rabiosas, lanzándose amenazas para quedarse este momento con el chico.

La adeptus se deslizó lentamente, al estar más cerca de la puerta hacia la entrada de la casa del viajero. Shenhe miró de reojo por un segundo la entrada, llevándose una sorpresa cuando regresó la mirada a Chasca. Cargaba una escopeta y con la piel brillando de un color limón.

– Así como me obligaste a salir de la casa hace unos minutos...si se te ocurre meterte ahora, no vayas a creer que te dejaré entrar –. Chasca recargó para asegurarse de tener munición si es necesario.

– Aether se va a venir a Liyue, quieras o no... –. Un espíritu cryo igual a la apariencia de Shenhe, se formó detrás mientras cambiaba a unos ojos azules brillantes y de odio contra la pelirroja.

Una ventisca helada comenzaba a sentirse, discrepando con el cielo despejado y soleado de la Relajatetera.

Por la ventana de la habitación de Aether, ya se encontraba un espectador viendo el escenario que en cualquier momento podría volar toda la zona. Paimon escapó un gemido de pánico, con su cara pegada la cara al vidrio.

Tanto Shenhe y Chasca podían descontrolarse en cualquier momento; las tendencias de ambas fueron una reputación que solo Aether y ella conocían bastante bien, pero siempre trataron de evitar que nunca sucediera.

La compañera del amado viajero se acercó velozmente a la cama, allí donde estaba echado con la boca abierta, lo tomó de las mangas.

– ¡Aether, Aether, Aether! –. La fuerza de sus manitas no fue suficiente para hacerlo reaccionar, escuchándolo roncar todavía.

Quizás llegó el momento de usar las palabras infalibles, si querían evitar una masacre en el jardín de la casa.

– ¡NO HAS HECHO LAS DIARIAS! –.

– ¡WAAAAAAHHHHHH! –.

Antes de que siguiera un protocolo como un robot, Paimon le golpeó la cabeza cuando se paró del suelo por caerse de la cama.

– ¡Mierda!, ¿qué buenos días son esos, Paimon? –. Como le había dado con el puño, el chico lo sintió y se puso la mano sobre el coco.

Paimon no dijo nada, solo le señaló acercarse a la ventana. Allí estaban dos personas llenando de veneno la paz de su Relajatetera.

Los ojos dorados y sus labios se abrieron, quitándole cualquier somnolencia.

Luego de que se le ocurrió algo ante el ambiente tenso, abrió la ventana.

– ¡Chasca, Shenhe!, ¡buenos días!... realmente no esperaba verlas ahora –.

Asomándose, él saludó con emoción alzando la voz, un poco suplicante para tratar de tranquilizar a sus invitadas en esta mañana.

Hubo un alto al fuego automático cuando la voz del viajero cayó en sus oídos, volviendo serenas a las dos chicas que estuvieron mirándolo atentamente.

– ¿Qué están haciendo allí?, vamos, entren. Puedo preparar un desayuno para dos platos extra tranquilamente –.

Aether respondió bastante amable, haciéndoles señas para que ingresen a la casa y sonreía por tenerlas visitando el lugar este día.

Ninguna de las dos quería una mala imagen del viajero, aunque las conozca perfectamente. Pasar un tiempo a su lado, es como sentir el abrazo del sol en su corazón para ellas.

Solo con una mirada, llegaron a un acuerdo forzado para ceder las cuerdas.

Seguramente debían rendir cuentas con Aether por venir al mismo tiempo.

– No hice mucho. Puede que yo me haya levantado temprano, pero tal vez ustedes ya habían despertado más temprano todavía y comieron –.

El viajero no quería recibirlas con las manos vacías, pero tampoco quería romper el equilibrio de sus estómagos si preparaba porciones que solo Paimon tenía.

Las dos notaron el tono de timidez en sus palabras, mientras ponía los platos sobre la mesa.

– Está bien, me encanta probar cualquier cosa que haces. No tienes porque ser tan humilde, Aether; gracias por la comida –.

Shenhe respondió tratando de hacerlo sentir bien, siendo honesta y devolviéndole una sonrisa antes de probar la comida.

– Se ve delicioso, incluso si ya desayuné, siempre quería saber si también eres tan buen cocinero como guerrero...no pienso desperdiciar cualquier cosa que hagas –. Chasca tenía una cara interesada en el plato, dándole palabras de agradecimiento al rubio por su esfuerzo.

Paimon comía con los ojos a cuadros por esta escena tan conmovedora, después de que hace minutos, esas dos estuvieran a punto de partirse la cara en pleno jardín.

"Paimon cree que parecen gatitos con una bola de estambre cuando se trata de Aether, eh. Como si no rompieran un plato".

Ella sonrió un poco nerviosa, preguntándose si sacarían todo su lado oscuro cuando vieran al viajero en algún momento siendo atacado o lastimado por otra persona. Si de por sí parecía que no toleran a alguien más que estuviera poniéndole ojos al sol que es el chico.

Luego de estar todos reunidos en la mesa, fue el mismo Aether quien tomó el deber de preguntar.

– ¿Hay algo que las trajo aquí al mismo tiempo?, no tengo pensando hacer nada en estos días. Soy todo oídos –. Disipando cualquier intención de enfadarse por casi explotar hace rato, esperaba escucharlas mientras desayunaba.

– Estoy seguro que debes recordarlo...ya quedan pocos días para el Rito de la Linterna –.

Los ojos de Aether se abrieron cuando escuchó a Shenhe.

– ¡Claro!...lo había olvidado con todo el trabajo que hicimos en Natlan –. Al final se escucharon sus palabras susurradas, estando realmente sorprendido de que ya llegara la semana especial.

– V-Vimos en el Pájaro al Vapor el reporte de todo lo que pasó. Me alegra de corazón que todo saliera bien. Con más razón quería ser yo quien te invitara –.

La voz de la mujer de largo cabello blanco mostró su preocupación a Aether.

Chasca tenía el ceño fruncido con ligera molestia ante esa desconocida.

– En Liyue todos estaban pendientes de las noticias en estos meses, después de todo ibas a partir a Natlan y...gracias a tí, otra nación ha cambiado para mejor –.

"¿Está tratando de halagarlo solo para que acepte la invitación?". Chasca no pudo sentir más que un desagrado por la preocupación exagerada de Shenhe.

Pero genuinamente, la adeptus decía la verdad.

El caso particular de Shenhe fue de impotencia y resignación, al no poder saber al instante si estaba bien, esperando cada semana que Aether no solo sea noticia por sus acciones amables, sino poder tranquilizarse de que no le pasó nada.

Necesitaba llegar ya sea a Natlan por su propio pie o visitarlo a la Relajatetera; no solo a invitarlo, sino para calmar esa ansiedad que estuvo atormentándola con el miedo de la posibilidad de que el chico desapareciera de esta vida.

Lo único que no esperaba al llegar a su casa en la Relajatetera, fue encontrar a otra mujer viéndolo acostado en la habitación. Pero no iba a volver a ese tema, frente a él.

– Todos estuvimos muy preocupados de que algo pasara. No sabrías lo feliz que nos harías si vinieras para celebrar tu nuevo viaje con éxito, siempre deseando que puedas cumplir con tu propósito de encontrar a Lumine –.

Shenhe había preparado muy bien esas palabras. Guardando bien sus angustias, dejó conmovido al chico que sonreía un poco sorprendido.

Tomó una bocanada de aire mientras veía a la chica que desde hace casi un año, más precisamente después del último rito de la linterna, no había visto.

– Estás cambiando... –. Lo dijo con una risa de emoción, mientras Shenhe sonreía de orgullo por como la miraba.

– Creo que para mí ya es una tradición asistir cada año, nos gustan las festividades –. Él se dejó caer en el respaldo de su silla de madera, cruzando los brazos.

– ¡Por la comida! –. Paimon exclamó.

– Y por las recompensas, aunque después sea vicioso –. Aether concluyó, señalando el detalle a Paimon para que no olvidara bien sus preferencias.

Un momento después, giró la cabeza al otro lado donde una Chasca admirada por la comida de Aether, estaba en silencio dándole la atención al plato.

"Shenhe estaba exactamente así la primera vez que le hice de comer, jeje".

Chasca sentía la mirada, así que después del último bocado, se puso la mano en los labios mientras terminaba de digerir y tomaba agua.

– Yo había venido precisamente a ver si estabas recuperándote bien de la última pelea. Por si necesitabas cualquier cosa, esta nueva normalidad ha vuelto muy pacífica a la nación gracias a tí...y creo que te debemos mucho por toda tu amabilidad con nosotros –.

– No hice todo solo, ni habría podido hacerlo seguramente; me llena de alegría que ahora puedan vivir sin temor del abismo invadiendo su tierra –.

Chasca no veía suficiente todo el reconocimiento que se le dió por parte de la nación, estaba segura que lo único que le importaba era si se encontraba con algo al respecto de su hermana, como había hecho en las anteriores naciones.

Le costaba no mirarle con mucha pena, viendo su sonrisa hermosa y adorable sin estar molesto o insatisfecho con Natlan.

– No tienes que preocuparte por mí, Chasca –. El rubio miró satisfactoriamente sus manos y brazos, antes de cambiar el tema.

– Ya que estoy nuevamente normal, eso significa...que puedo seguir recuperándome mientras regreso a celebrar el Rito de la Linterna en Liyue –. El rubio giró con una sonrisa hacia Shenhe, quien abrió los labios bastante emocionada en sus ojos brillantes.

– Pensándolo bien...si regresamos oficialmente siendo héroes reconocidos, ¡¿podremos comer gratis?!, ¡TOMAAAAAA! –.

Paimon alzó los brazos hacia arriba totalmente eufórica, haciéndole un poco de vergüenza al rubio quien se reía por la idea, cubriéndose el rostro con su mano.

Aether, Paimon y Shenhe compartían un estado de felicidad. La peliblanca no dejó de ver con mucha ternura al rubio, soñando en convertir este Rito de la Linterna especial para ambos.

En el Rito del año pasado pudieron compartir mucho tiempo juntos, y Shenhe echó de menos a Aether. Se había contenido en ir a visitarlo para no causarle ideas extrañas.

Solo le había escrito el día de su cumpleaños para que viniera, pero en ese entonces, estaba ocupado ayudando a Natlan.

Shenhe necesitaba a Aether, no solo para pasar el tiempo en el Rito y ya.

Y mientras ella sentía que las cosas podrían cambiar a un rumbo más alegre entre ambos, Chasca observaba como el chico escapaba de su nido.

Los latidos de su pecho dolían, reprimiendo la ira contra esa mujer. La mirada de sus ojos azules se forzaba en no dejar salir la corrosión del abismo por sus sentimientos.

No podía culpar a Aether si ya tenía recuerdos en otras partes, o si ya tuviera relaciones más desarrolladas con otras personas como Shenhe.

Pero jamás se había sentido así, precisamente Aether ayudaba a poder encontrar el equilibrio y la felicidad restante de su vida.

El dolor, la ira y frustración pusieron cabizbaja a la pelirroja. Abandonando el plato de comida con su estómago ardiendo en llamas de oscuridad.

– Paimon cree que es una pena que no puedas venir, Chasca. ¡El Rito es una fiesta muy bonita! –.

Chasca abrió los ojos y en silencio, estuvo meditando seriamente lo que Paimon soltó.

Paimon había sido su mano salvadora en la oscuridad sin salida para la pacificadora, ya sea de forma intencional o accidental, el camino que debía seguir se lo marcaron con aquellas palabras inesperadas.

"Si...s-si...¡SÍ!, ¡tengo que ir a Liyue!".

Shenhe perdió media felicidad con el repentino empujón de Chasca en sus ojos azules. Cuando pensaba que había dado un golpe contundente de autoridad, atrayendo al viajero a Liyue, unas nubes negras se avecinaban en su objetivo de hacer este Rito especial entre ellos dos.

Después del desayuno, Chasca se fue rápidamente de vuelta a Natlan. Primero debía conseguir la aprobación de su tribu para dejarla salir, por lo menos unos días.

– ¡Claro, vete!. La tribu Plumaflora no será succionada por un agujero negro o explotará por si sola, así que podrás estar tranquila de que la encontrarás bien, y tal como está justo ahora –. Mutota estaba confiado, poniendo su mano en el hombro de Chasca para animarle a que salga si así lo desea, aceptando su petición de descansar.

– Si no quieres decirme el porque, es cosa tuya. Lo entiendo, pero al menos deberías reportarlo a la Arconte antes de irte de Natlan –.

A sabiendas de esto, Chasca no lo pensó mucho y abrió los labios.

– Mira, estaré unos días fuera...de Natlan. Quiero acompañar al viajero unos días en un festival de Liyue –.

Ella no tuvo problema en decirle a donde iría, si bien no le dijo porque pensaba salir de Natlan, dejó en claro que quería acompañar al viajero a Liyue. Mutota no pudo evitar abrir un poco los ojos y reprimir una sonrisa pícara, pero resultaba divertido que ella se animara a explorar y con la guía del viajero.

– Bueno, que les vaya bien a ambos, que tengan unas buenas y merecidas vacaciones. Saluda a Aether de mi parte. Yo me encargo de llegarle todo a Mavuika –.

El líder de la tribu intuía porque el repentino interés de la Pacificadora en seguir de cerca al chico en estos momentos.

Chasca no sospechó que Mutota pudiera saber nada. Su padre en cambio, a quien le ha estado pidiendo consejos y las experiencias cuando se enamoró de su madre humana, debería apartarlo. Es un hombre que no se guardaba bien los secretos, especialmente pasando todo el tiempo en la colina con toda la gente.

– Vas a Liyue con Aether...bueno. Que esté él me genera más seguridad, en teoría, Liyue debería ser una nación con menos enemigos que puedan encontrarse –.

Fue lo primero que pensó Cusco, caminando lado a lado en su globo mientras meditaba con la cabeza abajo.

– A ver si cuando regresen, ya tomaste su mano –. Era más un deseo a gritos de su padre, mirándola un poco cansado del tema.

– Voy a serte sincero, Chasca...si te vas a esperar que sea él quien decida hacer el primer movimiento, igual se te va antes a Snezhnaya –.

La hija se puso una mano en la frente, exhalando con rigidez.

– Si, me acabo de dar cuenta hace unas horas. Es precisamente por eso que quiero ir a Liyue, no pienso dejar escapar a Aether de mis manos –.

– ¡Qué bien! –. El hombre estaba muy sorprendido gratamente por la seriedad de su hija.

Si fuera un cuqusaurio, Aether estaba siendo difícil de controlar en el vuelo para Chasca. Si otra persona llegaba a subirse y lograba entenderlo, sería difícil de aceptar para la pelirroja.

– Papá, una última cosa. Te pido que no le digas a nadie...d-de mi amor a Aether, por lo menos hasta que regrese...con la posibilidad de que estemos juntos para ese entonces –. Juntó las manos, rezando y suplicando con mucha fuerza.

– Te prometo que voy a estar bien –.

– Está bien, increíblemente estoy totalmente de acuerdo que puedas descansar y ver otras partes del mundo. Pero no te olvides de cuidar a ese chico también, no vaya a ser que en lugar de que te lo quiten en el camino...¡se te muera! –.

– ¡Deja de decir esas cosas o voy a ser como tú cuando esté con Aether! –. Ella no quería malas premoniciones ni nada que empañara este momento único, por primera vez en su vida.

Chasca se había tapado los oídos y negaba sin parar ante las preocupaciones de Cusco.

Ella intentaría traerle de igual forma, algún recuerdo especial, también a su madre.

Ya con todo resuelto en la tribu en unos minutos, lo último que faltaba es informarle a su familia de origen.

– ¿Chuuuu, chuuuu?

(¿Te vas a Liyue, con Aether?) –.

Chimpu giró de lado su cabeza, mirando a su hija.

– Si, está relativamente lejos de Natlan, pero no está al otro lado del mundo –.

– Chuuu...¡¿chuuuuu!?

(Suena como a luna de miel...¡¿tengo razón?!) –.

Coya chilló casi riéndose, pero la mirada indiferente y aburrida de su hermana le quitó la gracia.

– No, para llegar a eso, tienen que pasar muchas cosas antes. Y también hago esto, para ser quien tome la mano de Aether...había otra chica bastante rara cuando fuí a visitarlo esta mañana, quien lo convenció de irse para allá –.

– ¡Chuu!, ¿chuuu?

(¡Uy!, ¿quién es?) –. Chimpu aleteó de sorpresa un momento, interesada en el chisme.

– ¡Chuuuuuu!

(¡Una gata rompenidos!) –. La determinación usada por Coya dejó a su madre y a Chasca, mirándola varios segundos de silencio confuso.

– ¿Gata...rompenidos? –.

– ¡Chuuu!, ¡chuuuu!

(¡gata rompenidos!, ¡es lo que ustedes dicen en Natlan!) –. Coya asintió sin parar, afirmando sus propias palabras.

Chasca juraría que nunca había escuchado esa frase en la nación, sin embargo...es un buen término para definir a esa mujer tan descarada y agresiva que puso a prueba, el temperamento de la chica en la Relajatetera.

– ¡Chuuuu!, chuuuuu

(¡Yo te lo dije, hermanita!; si no te pones las pilas y haces tú familia con Aether, te iban a asaltar el nido) –.

– Coya...ya te dije que ni siquiera estamos cerca de eso, primero debo saber cómo me ve a mí. Cuando regrese, tendré una respuesta para darles a ustedes –.

Ya había terminado de decir todo lo que necesitaba, ya se había despedido de ellas, y ahora estaba sacando la escopeta con su estado noctámbulo.

– Espero puedan apoyarme y darme la bendición –. Ella sonrió una última vez, mientras su familia cuqusaurio le acurrucaba en un abrazo deseándole un regreso exitoso.

Más específicamente, esperándola regresar con Aether entre sus brazos.

Aether no tenía que hacer ninguna clase de equipaje. Con tener la Relajatetera, ya estaba llevándose todo.

Después de una conversación extendida con Shenhe por largos minutos, Aether vió mejor una opción más segura para él, dar la vuelta por el desierto de Sumeru y pasar por Fontaine. Pidiéndole a Shenhe que estuviera esperando en el Valle Chenyu, donde se conectan Fontaine y Liyue.

– Paimon, no quiero ir por la Sima, tampoco tengo pensado pararme en Fontaine a saludar. No podemos quedarnos quietos o mínimo nos perdemos el comienzo del Rito –.

Guardó su mapa, mientras argumentaba el plan que había trazado anteriormente.

Todo sería más sencillo con un teletransporte, si Teyvat fuese un juego rol como los de Clorinde.

Luego de recoger una espada de Favonius para estar bien protegido en caso de combate, pensaba comenzar a salir al viaje al Rito de la Linterna.

– ¡Aether!, ¡espera! –.

Al no encontrar su pista fuera de la Relajatetera, una pelirroja corrió tocando la puerta y el chico fue a abrir, encontrándose confundido por verla otra vez.

Al abrir, la cara de Chasca se puso emocionada, mirándolo llena de júbilo por contarle la noticia.

Al fondo en el jardín, la escopeta de Chasca tenía un bolso subido encima.

– Quiero ir con ustedes. Ya estuve hablándolo en Natlan, y tengo la autorización para tomar unos días libres –.

Paimon y Aether gimieron de sorpresa grata, sonriendo poco a poco para después mirar a la Pacificadora.

– ¡Bienvenida, Chasca!, entonces...¡vamos a Liyue!; ojalá te pueda agradar, por lo menos por su bonita celebración –.

El rubio estiró su mano, con mucho entusiasmo de tenerla como compañera y poder enseñarle todo lo que fuera en su primera experiencia fuera de Natlan.

Para ella, significaba una demostración de intenciones contra aquella chica peliblanca y cualquiera que estuviese detrás de Aether.

Por supuesto quería saborear el sentimiento de no estar ocupada trabajando. Sin olvidarse que la razón de abandonar Natlan, no es más que seguir a Aether y poder decirle definitivamente lo que lleva creciendo en su pecho desde hace tiempo; asegurándose de vigilarlo y cuidarlo.

Aether no sabía lo que le esperaría, simplemente pensaba que el Rito de la Linterna solo estaba mejorando a cada segundo...