Aprovechando el reencuentro y por deseo de Aether, estuvieron comiendo en un restaurante del tranquilo puerto del Valle.

Entre Aether, Paimon y Ganyu había un buen intercambio de conversaciones, estas llegaban a involucrar a Chasca, que aceptó con buen ánimo para darse a conocer. Hablaron de historias del pasado cuando el rubio estuvo en sus épocas de viaje en Liyue, también hablaron de lo que pasó en Natlan y cómo había ayudado a la nación con su llegada, y contarle a Ganyu un poco de Chasca.

Shenhe no estaba para la labor de ocultar su descontento, manteniéndose callada la mayor parte del tiempo. No quería hacerlo, a sabiendas de que era un momento especial para Aether, quien no venía a Liyue desde el año pasado, pero nunca se forzó a aparentar una sonrisa.

Chasca no estaba molestándola en absoluto. Solo al principio cuando llegaron, dejó claras sus intenciones alardeando, pero después todo transcurrió totalmente en paz.

Ganyu notó el estado abatido de su hermana, así que habló por ella cuando Aether quiso saber qué hicieron y cuáles eran las novedades en este año.

Todavía tenían unas semanas para ponerse al día. La comida había dejado satisfechos a los tres que vinieron de Natlan, Ganyu y Shenhe se despidieron de ellos; esperaba verlos ya en el puerto de Liyue mañana con más calma.

La adeptus de cuernos aprovechó el camino de regreso a casa, para intentar saber porque su hermana se quedó tan fría en el encuentro con la persona que tanto había esperado en el año.

– Hey, ¿por qué estás así?, ¿no es lo que querías?...doce meses después, él regresó y hasta estaba preocupado de que no dijeras nada –.

– No quería ver a Aether trayendo a...alguien más –. Ella suspiró en resignación y bajando el rostro luego de estar un momento pensando la respuesta a Ganyu.

La peliblanca no podía salir de esta ofensiva lanzada por la pacificadora. Si el viajero le hubiese avisado que iba a venir con ella, habría afrontado todo de forma diferente.

"Es obvio que no quiere verme cerca. Pero no puede alejarme de él, si puedo hacer que Aether me elija...entonces debo convencerlo y dar una mala imagen de esa mujer".

– Entiendo que lo extrañaste mucho y no quieras soltarlo, pero no hagas nada fuera de lo normal, Shenhe. Si quieres seguir acercándote a él para demostrarle que puedes ser alguien importante en su corazón...no pelees con las demás –. Las palabras de Ganyu fueron lo más suaves posibles, ganándose la mirada de Shenhe cuando puso su mano en el hombro, tratando de apoyarla.

– Si tú tuvieras...sentimientos especiales por esa persona que no dejas de pensar...¿es normal molestarte cuando está cerca de otros? –.

– ¡Jaja!, que curioso que me lo preguntes –. Ganyu comenzó a reírse y darle palmadas en el hombro.

Shenhe solo siguió esperando, sin entender porque ella actuó así radicalmente.

– En tu caso, parece que Aether es una parte importante de tu conexión con la actividad social de un humano normal, la razón por la que decidiste volver a integrarte. Es el primer amor que has tenido, seguro quieres que él sea el único amor en tu vida, y vas a darlo todo para demostrarlo –.

– Hubiese estado realmente feliz de que no viniese con ella –.

Shenhe no pudo evitar sentirse mal, considerando todo lo que Ganyu dijo.

– No parece que Aether haya hecho una relación todavía. No te desesperes o quieras interponer a quienes quiera ver; es normal que no seas la única...que lo vea de un modo muy especial –.

Conociendo la historia de Shenhe, Ganyu entendió perfectamente porque se le escapaba mucha ira de celos.

– Tu voluntad de vestirte con el traje especial del Rito, es un buen indicativo de que quieres conseguir una reacción de su parte. Esos detalles te ayudarán a qué Aether te vea cada vez mejor –.

Conectado a las últimas palabras que la adeptus de traje azul le dijo, Shenhe giró lentamente los ojos para verla en silencio, con una cara que decía claramente:

"¿Y por eso te vestiste igual que yo?".

– ¿P-Por qué me miras así?, s-solo me parecía más razonable hacer juego con tu vestido y recibirlos de forma adecuada. D-Después de todo no estaba en horario de t-trabajo –. La sonrisa entre dientes que hizo al final, era para esconder los nervios detrás de Ganyu por la sospecha de Shenhe.

– No dejes que Chasca cambie tus ideas originales con Aether. Él tendrá tiempo para tí y apenas está comenzando el Rito, no te sorprendas si los encuentras pasando tiempo juntos. Aether seguro querrá enseñarle Liyue –.

Shenhe entrecerró los ojos con mucha negación, sin menospreciar que Ganyu buscara el lado bueno de esto.

– Bien podría Paimon hacer de guía para esa Chasca y así no robarle tiempo a Aether. Pero estoy seguro que ella no querría eso –.

Shenhe estaba siendo resiliente de aceptar que Aether estuviera mucho tiempo junto a Chasca. Los consejos de Ganyu se quedarían guardados en un cajón dentro de su cabeza, mientras decidía si pedirle ayuda a su maestra.

– Lo único que quiero es que esta situación nueva no te abrume. Aether no querría verte peleando solo porque no aceptes verlo cerca de otras chicas. Si no puedes calmarte, solo vas a perder posibilidades con él, sé que es complicado...pero debes soportarlo –. Ganyu solo le miró, totalmente concentrada y en silencio. Shenhe solo asintió sin mostrar una expresión, sumergida en sus pensamientos.

"Entonces espero colmar la paciencia de Chasca, cuando yo tenga cualquier oportunidad de estar con Aether en el Rito".

Shenhe se iría esta noche con cabeza fría, esperando que mañana pudiera encontrar una forma de enfrentar la amenaza de su amor por Aether.

Esta vez Paimon no le despertó para una alerta explosiva, de hecho ella seguía durmiendo mientras se estiraba como un perrito durmiendo de lado.

Aether se restregó un ojo, antes de bostezar y ponerse las manos en el rostro.

El viaje entre Natlan, el desierto de Sumeru, Fontaine y la llegada al Valle lo dejó agotado. Las chicas lo entendieron y decidieron posponer la charla más adelante, ya que estos días iba a estar dando vueltas por Liyue.

Después de comer, se fue con Chasca y Paimon para irse a buscar una posada.

El precio de hospedaje alcanzó para que Aether pagara la habitación suya con Paimon. En silencio él se dió cuenta que Chasca estaba un poco impactada cuando revisaba dentro de su bolso cuánto traía.

"Pensándolo bien, ni siquiera sé cuánto dinero maneja Chasca".

La pacificadora tardó en pagar y cargaba un rostro inquieto, buscando profundamente en su bolso cualquier moneda que tuviera. Aether quería ofrecerse anoche, pero estaba tan concentrada y no le prestó atención.

Antes en Natlan, solo había visto a Mualani gastar dinero de forma "desproporcionada" sin tener algún remordimiento.

Parecía que el caso de Chasca es al contrario, tal vez el dinero que reciba como pacificadora no alcance o se le olvidó ese detalle cuando empacó apresurada.

Ya quiera o no, Aether ayudaría a darle un alivio en eso, iba a ofrecerse a que no gaste su dinero.

No en vano ha revisado hasta el último rincón de 6 naciones y ha hecho incontables encargos a diario, el dinero es algo que nunca había sido un problema, ni con Paimon de compañera hambrienta.

Ya sea para comer o comprar cualquier cosa, Aether pensaba ser quien pagara por Chasca.

Ayer entre Ganyu y Aether se repartieron los gastos de la cena del grupo.

Se había asegurado de elegir el mismo piso y la habitación más cerca posible de la posada de Chasca, para que esta no se pierda ni se preocupe.

Paimon abrió la boca igual que un perro despertando, poniéndose a levitar poco a poco mientras parpadeaba aclarando su vista ante la luz del sol pegándoles directo a ellos.

– Ay, no me digas que ya te paró el estómago –. Aether solo soltó un lamento mientras apoyaba la mejilla con su mano, acostado de lado.

El hada hizo un puchero, mirándolo por varios segundos de silencio.

– Por lo que Paimon ve, también te levantó el estómago. Porque tú entrepierna parece que sigue durmiendo –. Cruzó los brazos mientras sonreía de forma burlona.

Aether arqueó las cejas, pensativamente se quedó tratando de entender lo que su compañera dijo, mirándola estupefacto.

– Cuidadito con lo que dices, tengo el poder de castigarte y imponerte una dieta o un estricto calendario de comida por semana –. El chico cambió a un tono oscuro, señalándola severamente.

– ¡P-Paimon estaba bromeando!, no quiero volver a hacer la dieta de Iánzan –. La hada rápidamente sonrió pidiendo piedad y sacudiendo las manos.

– Duraste menos haciendo dieta que Cyno sin hacer un chiste –. La expresión de Aether no mostraba alguna decepción.

No les costó menos de cinco minutos dejar la habitación como estaba y recoger sus cosas. Aether aún quería quedarse unas horas por el Valle, únicamente para recorrerlo con Chasca.

Esta vez no fue necesario ir a despertarla, ella estaba literalmente detrás de la puerta cuando se disponían a salir al pasillo.

Después de que desayunaran, Aether y Chasca se quedaron a caminar por el puerto. Antes de volver a irse volando al centro de Liyue, él quería llevarla unas horas por ciertas partes de cada zona de la nación.

Cuando llegaron al campo, el rubio comenzó a recoger varias hojas crecidas.

– ¿Qué estás haciendo, Aether? –.

– En el Valle Chenyu cualquiera puede recoger hojas plantadas por la gente. Estas sirven para hacer un buen té, créeme que ayudan mucho para cualquier momento; si me permites, podría enseñarte yo mismo a preparar té, es muy sencillo –.

Chasca se vió atraída por su idea y las buenas intenciones que traía por enseñarle costumbres fuera de Natlan, dedicándole tiempo a ella. Decidió agacharse, siguiendo las indicaciones del viajero por encontrar las hojas en mejor estado para llevar.

Aprovechando el momento, Aether giró hacia ella mientras la encontraba bastante proactiva en la recolecta de hierbas.

– ¿Te gustaría visitar las tiendas que han puesto por la fiesta del Rito? –.

Los ojos azules de la chica miraron al de ojos dorados, algo pensó que hizo mover la mirada a otro lado sin ser capaz de decirle la verdad.

Escapó un suspiro de sus labios y respondió.

– No sé, Aether...vine con prisas. T-Tampoco me fijé antes de venir cuánto dinero tenía guardado, si quieres podemos ir a mirar –. Los hombros decaídos y los ojos revoloteando demostraban un poco, toda la vergüenza y tristeza de Chasca.

– De acuerdo, entonces vayamos a "mirar" un rato –. Solo con una sonrisa, el rubio asintió y se levantó mientras le daba la espalda.

– Si me quedo viendo algo muy fijamente, alguien podría pensar que estaría interesado en el producto –.

Chasca solo entrecerró un ojo con cierta confusión. Aquellas palabras se quedarían repitiéndose varias veces dentro de ella, sin entender el sentido que tenían.

"Paimon, te voy a pedir que observes en todo momento a Chasca cuando estemos mirando las tiendas del valle, fijate en las cosas que le interesen y cuando vayamos a dar un paseo por otras partes del Valle...aprovecha para comprar y déjalo todo en la Relajatetera. Voy a dejarte mi dinero. Y para que no te sientas aburrida, puedes ir a comer o comprar si quieres".

"Ahh, ¿pero van a tardar mucho?, ¿acaso ese paseo se va a detener por alguna actividad que van a hacer en un lugar privado o..."

"¿De qué estás hablando?, solo quiero llevarla a ver más partes de este valle, así te dejo a cargo de lo que a ella le guste y comprárselo. Chasca ha sido muy buena conmigo".

Paimon gimió de ternura mientras hablaba internamente en su conversación secreta con el viajero.

"Paimon nunca te había visto comprarle algo a una chica, parece que ella si te ha cautivado y quieres acercarte regalándole cosas".

Aether entró en confusión al escuchar a Paimon.

"¿Por qué dices eso?, es obvio que querría llevar algún recuerdo de este viaje y quizás comprar algo. Es cierto que esté viaje es especial para los dos, pero..."

"¡Ay!, ¡Paimon quiere que dejes de cerrar cualquier oportunidad que tengas de conseguir una relación romántica!".

Paimon por fin le había mostrado sus esperanzas, algo que dejó indiferente al chico.

"Ya tuvimos esta conversación antes...Paimon, no quiero hacer una relación especial aquí. Ni siquiera tomé la oportunidad que Ayaka, Nilou, Noelle o Citlali me ofrecieron".

Al recordar a varias chicas, Aether solo se sentía vacío, pero cuando dejaba de pensar en ello se creía que esto era lo mejor para todos.

Él todavía seguía esperando a su hermana y avanzaba por las últimas naciones, desviando la pregunta más importante que no ha querido responder:

¿Abandonará este mundo o podría ser este su ultimo viaje, para comenzar otra vida?

"Escucha a Paimon. Puede que les hayas roto el corazón, pero van a seguir esperando y no dejarán de quererte...por no hablar de que te faltaron muchas más chicas en esa lista. Pero allá tú, Paimon solo quiere verte más feliz".

Su compañero nunca despreciaba cualquier intento que ella mostrara para ayudarlo y hacerlo estar más alegre en este viaje tan solitario.

"Está bien, Paimon. De todas formas, estoy un poco más feliz ahora que podremos ver el Rito con viejos y nuevos amigos. Espero de verdad que cumplas con lo que te pedí, hazlo por mí".

Pasada una hora desde que salieron del puerto, Aether y Chasca se encontraban en otras partes del Valle. Esta vez él quería seguir enseñándole más del mundo, sin lidiar con enemigos o monstruos en las zonas relajadas de la parte norte.

Luego de pasar por santuarios en algunas montañas y una fortaleza abandonada de un viejo clan que pocos conocían, acordaron seguir volando hacia el sur donde estaba la ciudad, el puerto principal de Liyue.

Con todo este tiempo que ha tenido junto a Aether, todo el asunto de Shenhe había pasado a un segundo plano de las preocupaciones de Chasca. Había puesto la cabeza en disfrutar cada oportunidad con Aether, antes de encontrar el momento ideal para expresarle sus más profundos sentimientos que tenía.

Por el camino, Aether recogió a Paimon en el puerto para irse todos de una vez.

– Liyue es bastante gigante, espero que puedas encontrar una experiencia agradable para llevar como recuerdo –.

– Yo... –. Chasca movió la cabeza un poco y sus ojos se encontraron con la tierna sonrisa de Aether, quien lo está abrazando de espaldas.

– Estoy segura de que será una experiencia que voy a recordar toda mi vida –. Contuvo la emoción por dentro, mientras intercambiaba con otra sonrisa algo embobada por él.