PARTE 20 Un Último Reto

~o~

Los besos de Honoka eran cálidos, intensos. Ambas estaban cerradas en un apretado abrazo que ayudaba a Nagisa a no desmayarse. La piloto se aferró con más fuerza a la cintura de Honoka, incapaz de hacer algo más que disfrutar del beso y entregarse a los brazos de su compañera.

Los trajes espaciales estorbaban tanto…

Pero incluso entre su eufórico estado, sabían que no debían quitarse los trajes en pleno espacio exterior.

Honoka no pensaba dejar que la incomodidad le quitara encanto al momento, dejaba que su boca le diera a saber a Nagisa todo el sentimiento que guardaba por ella. Mantenía el control y un ritmo estable. Nagisa ya había aprendido a besar mejor y ambas podían confirmarlo, pero a Nagisa le gustaba dejarse llevar por Honoka, y a Honoka le gustaba hacer temblar a Nagisa sólo con sus labios.

Ya a esas alturas, Honoka profundizaba los huesos y permitía que su lengua entrara al ruedo, y Nagisa lo permitía y se notaba que lo disfrutaba. Los suaves gemidos que escapaban de su garganta lo confirmaban.

Ambas hicieron una pequeña pausa para poder recuperar el aire. Nagisa se lamió los labios mientras Honoka suspiraba.

"Quiero tomar tu mano", murmuró Nagisa, "pero el traje no ayuda".

"No podemos retirarnos el traje, estamos en el espacio".

"Lo sé. Y tampoco puedo besarte en el dormitorio".

Honoka rió dulcemente. "Y estar mucho tiempo en el Hangar está fuera de discusión, hay más MS y nuestros amigos están trabajando en el nuevo modelo para Chuatury".

"Suena raro que la llames así, ¿sabes?"

"A ella no le molesta, ya le pregunté. Y no suelo llamar a nadie por apodo a decir verdad".

Nagisa sonrió y besó la punta de la nariz de Honoka. "¿En serio? ¿A nadie?"

"A nadie, y no sé si tengas un apodo o tus amistades en casa te llamaban de alguna manera en especial", la mecánica correspondió el gesto con un beso en la mejilla.

"No, no tengo ningún apodo".

Compartieron unos besos más y Honoka se animó a dejar que sus labios viajaran de los labios de su novia a su mejilla, y luego a su oído. Sin poder contenerse, besó y mordió dulcemente su oreja. Sonrió por dentro al sentirla temblar. "Na-Gi-Sa", susurró contra la oreja de su novia y sintió el abrazo más fuerte. "Me gusta tu nombre".

La pobre piloto tragó saliva, Honoka siempre encontraba nuevas maneras de hacerla temblar de emoción.

"N-No es justo", Nagisa se aferró al traje de piloto de su novia. "¿Segura que no has tenido pareja antes?"

"Totalmente".

"¿Y por qué soy sólo yo la que se pone tan nerviosa?" Se quejó la piloto con graciosa indignación.

"Oh, creo que puedo ayudar con eso", juguetona, Honoka se quedó quieta y con las manos en los costados del asiento del piloto. "Adelante, has lo que quieras… O lo que puedas, considerando los trajes".

Nagisa volvió a sentir otro corto circuito al verla ahí, esperando por ella y dispuesta a recibir lo que quisiera hacerle, pero la pobre no podía moverse, mucho menos hilar sus pensamientos. Levantó las manos pero éstas le temblaban y ambas lo notaron. Honoka sonrió y abrazó a Nagisa.

"Cuando quieras intentarlo, sólo dímelo. Mientras tanto te daré todos los besos y abrazos que quieras. Y caminaremos de la mano cuando podamos", propuso Honoka y una sobrepasada Nagisa asintió. "Si te puse incómoda con esto, dímelo".

Y Nagisa negó. "De todo lo que quiero intentar, las manos no me sirven".

"Toma tu tiempo, no tenemos prisa y te quiero mucho. No te cambiaría por nadie más".

La piloto sintió que su novia la abrazaba con más fuerza y eso terminó de relajarla. "¿Sabes? Llegué a pensar que cuando volviéramos a la Tierra, tendrías muchas personas esperando pedir tu mano, eres la heredera de una empresa poderosa".

"No te mentiré, mis padres han recibido propuestas de matrimonio, han pedido mi mano desde hace años", confesó Honoka.

"¡¿Qué?!" Nagisa encaró a su novia. No le sorprendía, pero ahora que sabía que sus temores eran reales, sintió una pesadez en el estómago. "¿En serio?"

"Sí, y sabes que las preferencias sexuales son lo de menos. Incluso hemos recibido propuestas de varones que prometieron no ponerme un dedo encima, sólo quieren el liderazgo de la empresa", explicó Honoka con visible molestia. "Entiendo que el mundo empresarial es sobre poder y apariencias, pero hay asuntos que están totalmente fuera del límite".

Nagisa frunció el ceño. "Es lo que hace el papá de Miorine justo ahora, ¿verdad? Por eso está esto del juego de los duelos".

"Así es, los líderes actuales de muchas de las compañías que están reunidas en Asticassia no se preocupan por las preferencias o deseos de sus herederos, ellos buscan relaciones por conveniencia".

"Me alegra que tus padres piensen distinto", dijo Nagisa aliviada, aunque no por ello dejaba de lado su gesto de molestia. Sacudió la cabeza. "¿En serio hay hombres que quieren pedir tu mano aunque sepan que te gustan las chicas?"

"Incluso prometieron dejarme tener todas las amantes que yo quisiera, ¿puedes creerlo?"

Nagisa abrió la boca pero ni una sola palabra salió de ella. Lo que sí hizo, y sin pensarlo como era su buena costumbre, fue besar a Honoka con algo más de dureza. Saber que en serio había personas que pudieron tomar la delantera y hacerse de la atención de Honoka encendieron algo en su pecho.

El beso, desde luego, tomó por sorpresa a Honoka pero no tardó más que dos segundos en entregarse al desesperado gesto. La mecánica entendía el por qué Nagisa estaba actuando así, era tan transparente en sus sentimientos que, incluso si lo negaba, su gesto y esos besos no mentían. Honoka abrió ligeramente la boca, animando a Nagisa a soltarse un poco más.

La piloto ni siquiera lo pensó, comenzó a besar a Honoka usando todas las armas posibles.

El beso cada vez era más duro y el abrazo más apretado.

"¡Ah, estos trajes de piloto estorban mucho!" Se quejó Nagisa, abrazándose a Honoka mientras recuperaba el aire.

Honoka se echó a reír mientras pasaba sus dedos enguantados por el cabello de Nagisa.

"¿Volvemos a la escuela?"

"Si, vamos. Tenemos que llegar antes del toque de queda", dijo la piloto con un suspiro. Su corazón seguía alborotado.

"Podemos quedarnos en Black un rato más antes de volver al dormitorio", propuso la mecánica.

Nagisa sólo sonrió.

Las dos se contentaron con besos mientras se sujetaban las manos con fuerza.

~o~

Cuando Honoka Yukishiro y Miorine Rembran presentaron una completa documentación para solicitar el uso de los simuladores más costosos y avanzados de la institución, no fue secreto para nadie. Que además los solicitaran para un proyecto en apariencia tan simple, levantó más de una mirada. Luego del asunto de los contenedores, era normal que algunos se sintieran curiosos por lo que fuera que esas chicas tuvieran en manos.

Y había un par de personas que estuvieron esperando por ese momento.

El clon número Cinco hasta el momento había estado haciendo el aburrido trabajo de estudiar y ser parte del Comité de Duelos, pero le era imposible actuar tan apático como el clon número Cuatro. Se comportaba de manera normal: ruidoso, activo y ladino. Sabía que los demás en el Comité de Duelos y en Peil House parecían confundidos por el drástico cambio en su personalidad, pero no era como si le importara mucho. Él estaba ahí para hacer negocios con los Earthians de Seven Stones y lo lograría con el uso de sus mejores dotes.

Shaddiq, por su parte, tendría que esperar un poco más hasta que las autoridades de la escuela hicieran pública la información de los documentos presentados por Yukishiro y Miorine, pero eso sería sólo en caso de que aprobaran su solicitud y para eso pasarían algunos días más.

Shaddiq debía esperar un poco más, pero Cinco ya estaba listo para poner manos a la obra.

Con la parte del papeleo completada, Miorine y Honoka tendrían tiempo libre al menos hasta que les aprobaran o rechazaran la solicitud, y en caso de ser lo último, tendrían que hacer ajustes a su trabajo si las autoridades de la escuela lo solicitaban. Tres o cuatro días al menos hasta saber la respuesta, por mientras, ambas disfrutaban de su tiempo libre con los amigos que lograron hacer gracias a sus respectivas novias.

Suletta estaba particularmente contenta. Se encontraba en el invernadero con Miorine y cuidaban de las plantas, actividad a la que Suletta ya se había encariñado y que necesitaba hacer al menos un par de veces por semana. De hecho, durante los días que Miorine estuvo trabajando con Honoka, Suletta se ofreció a cuidar del invernadero mientras ella estaba ocupada.

"¿Segura que no quieres descansar un poco más, Mio?" Preguntó Suletta mientras ayudaba a regar unas flores, su Prometida se hacía cargo de podar los tomates y aflojar la tierra. Poco le importaba su propio cansancio, acababa de salir de unas prácticas de pilotaje.

"Necesito moverme después de estar toda ésta semana detallando los documentos y los permisos con Honoka. "Y extrañaba mis tomates".

Suletta sonrió. "Es más divertido trabajar cuando estás aquí".

"Has hecho un gran trabajo, Suletta. Gracias por cuidar del invernadero mientras estaba ocupada".

Y de repente, un pensamiento llegó a la cabeza de Suletta. "Mio, si aquella vez hubieras podido escapar a la Tierra, ¿quién hubiera cuidado del invernadero?"

Esa era una pregunta muy sensata. Miorine respondió con calma, no dejaba de trabajar. "Tengo semillas de los tomates conmigo, así que aunque se perdiera el invernadero, aún tendría las semillas de mamá para poder sembrarlas en otro lado. También le pedí a Honoka que guardara algunas semillas y…" La joven Rembran miró a su Prometida. "Y creo que no es mala idea darte algunas a ti, quizá a futuro logren poner invernaderos en Mercurio. Si éste experimento sale bien, es posible que tu planeta pueda volverse autosustentable y tener sus propios huertos subterráneos. Es lindo pensar que los tomates de mi mamá llegarán muy lejos".

La Mercuriana puso un gesto de encanto y asintió muchas veces. "¡Sería todo un honor llevar las semillas de tu mamá conmigo!"

"Gracias".

Y ésta vez Miorine dejó las herramientas a un lado, sacudió sus manos y se acercó a Suletta. Ésta se puso firme para recibirla. Miorine la sujetó por el cuello de su chaqueta y la obligó a inclinarse lo suficiente para poder besarla de manera profunda, intensa y cálida. Suletta sintió un temblor de cuerpo entero. Su primera reacción fue abrazar a Miorine por la cintura y pegarla a su cuerpo con firmeza, delicada en todo momento pero dejando en claro que no la soltaría tan pronto.

Miorine pretendía que el beso fuera breve, pero Suletta no quería soltarla y ella misma tampoco sentía deseos de separarse de su Holder. De hecho, enredó sus delgados dedos en el cabello de la Mercuriana. El beso se profundizó más pronto que tarde y Suletta terminó sentada en el suelo, Miorine acomodada sobre sus piernas.

Olvidando por completo que la puerta del invernadero estaba abierta, siguieron besándose.

Y en todo caso, no era asunto de nadie más que la Princesa de la escuela y su Holder se estuvieran besando, ¿verdad?

Lamentablemente, había alguien que sí estaba interesado, e incómodo, por ese asunto.

Shaddiq iba camino al invernadero para poder avisarle a la Holder sobre algunas peticiones de duelos que acababan de llegar. Tampoco que necesitara hacerlo en persona, bastaría con enviarle un mensaje, pero quería estar al tanto de la chica que más le estorbaba en sus planes. Estudiarla un poco más de cerca no era mala idea, pero no había nada en la Mercuriana que pudiera usar para mancharla.

Suletta Samaya era una persona íntegra, una estudiante quizá no brillante pero sí constante y con un desempeño escolar aceptable, hasta el momento había servido como intermediaria en los acuerdos entre Seven Stones y Vanadis (todo dentro del marco legal), y ya contaba con una decente cantidad de fans que admiraban sus habilidades de piloto.

Y quizá no sólo eso, incluso él era capaz de admitir que Samaya era linda.

Lamentablemente para Shaddiq, alguien ya estaba reclamando a la Bruja… Y se trataba ni más ni menos que de la princesa.

El chico se quedó helado, congelado en su sitio mientras miraba la manera en que Miorine, en que la Princesa atrapada en ese castillo, besaba y se aferraba a la Bruja. Y la Bruja la sujetaba con la misma fuerza.

La Princesa había sido hechizada por la Bruja.

Una molesta sensación se aglomeró en su estómago, haciéndolo sentir ligeramente enfermo.

Luego de reunir todo el valor que pudo, dio los pasos que lo separaban de los escalones que daban a la entrada del invernadero y se aclaró la garganta.

"Lamento mucho interrumpir, pero vengo a ver a la Suletta Samaya", se anunció el chico, procurando su mejor voz y su sonrisa simpática de costumbre. Lo lograba a duras penas, su ceño ligeramente fruncido lo delataba a ojos más observadores.

Ojos como los de Miorine.

Las chicas hicieron una pausa en su beso y, contrario a todo sentido común, Miorine se quedó pegada a Suletta, abrazándola por el cuello y sin ninguna intención de soltarla. Suletta, por su lado, tampoco soltó a Miorine.

"Estás interrumpiendo, sé rápido", dijo la Princesa con molestia.

"Lo escucho", no lo sabía pero su voz amable de Suletta era más como un puñetazo en la cara para su visitante.

"Hay un par de peticiones de duelo para ésta semana, mañana debes ir al Comité de Duelos después de clases", informó Shaddiq, incapaz de encontrar alguna manera de obligarlas a separarse.

"Entendido".

Miorine era consciente de que eso pudo haber sido un simple mensaje de texto, Shaddiq no la engañaba, así que decidió demostrar que no le gustaba ese tonto juego. Con un beso en la mejilla y una palmadita en uno de sus hombros, Miorine le indicó a Suletta que la soltara y ésta obedeció sin perderla de vista.

"Gracias por el mensaje, ahora si nos disculpas, estamos ocupadas", dijo Miorine con voz molesta y simplemente cerró la puerta del invernadero. Y si no le cerró la puerta en la cara fue porque el chico nunca subía esos escalones que lo separaban de la entrada principal. Ese era su límite.

Shaddiq, ya sin que nadie lo viera, sintió su propio rostro deformarse por la rabia. No tenía contemplado que la relación entre ellas ya estuviera en ese nivel y ahora sería más complicado separarlas, pero debía hacerlo. Miorine Rembran merecía más que a una minera de Mercurio cuya empresa apenas si hacía algunos números.

Las investigaciones de la empresa Vanadis tenían méritos, pero no era algo que produjera ganancia real, de hecho, financiaban sus propias investigaciones con el dinero que sacaban de la venta del Permet. Las investigaciones y aplicaciones muchas veces no tenían uso inmediato, todo estaba en constante mejora. Los inversionistas del grupo Benerit no eran ningunos filántropos, ellos querían algo que se pudiera vender para obtener ganancias.

Tenía que detener a la Bruja como fuera posible.

Un enfadado Shaddiq se retiró del sitio. Ni siquiera quería imaginarse lo que estaba pasando dentro del invernadero.

Mientras Miorine y Suletta tenían sus propios asuntos en privado y protegidas por cuatro muros, Honoka estaba en el Hangar de Earth House, disfrutando del tiempo libre que tenía en las manos.

"Has hecho un magnífico trabajo, Nika", dijo Honoka con asombro. "Lamento no haber podido ayudar en la parte del armado, estuve ocupada". La joven mecánica miraba con asombro las increíbles mejoras del que sería el nuevo MS de Chuchu. No le molestaba admitir que la tecnología de Peil era muy avanzada.

"¿Bromeas? Los planos y ajustes que me ayudaste a planear hicieron el trabajo más rápido", aclaró una animada Nika de inmediato. "Además, será el nuevo MS de Chuchu. Nuno y Ojelo están pasándola bien construyendo y programando las nuevas funciones".

"De todos modos me encantaría ayudar ahora que estoy un poco más libre, al menos hasta que las autoridades de la escuela nos den respuesta sobre el nuevo proyecto".

"Espero que les den el visto bueno. Eso de ir más allá del Cinturón de Asteroides suena genial".

"Lo será".

Ambas compartieron una sonrisa y de pronto sonó una alarma de mensaje en la Agenda de Honoka. Se trataba de Nagisa. Ya había terminado las prácticas de maniobras de su grupo.

[¿Vamos a comer juntas a la cafetería?]

[Sólo nosotras, Suletta fue corriendo con Miorine apenas terminamos.]

[Quiere ayudarle en el Invernadero.]

Y lo mejor es no interrumpirlas, pensó Honoka y sonrió. Respondió afirmativamente. Miró a Nika luego de guardar su Agenda. "Debo irme, Nagisa me espera".

"Ve, anda. Nuno y Ojelo pronto vendrán, fueron por ramen a la cocina".

"Mis padres me han estado preguntando cuándo pueden mandarnos más ramen", se quejó Honoka de graciosa manera.

"Diles que en dos semanas", dijo Nika con una risa divertida. "Se ha convertido en la comida entre comidas favorita de todos, quedan suficiente para un par de semanas".

"Oh, entonces les avisaré de una vez para que preparen el embarque".

"Muchas gracias por tu patrocinio, señorita Yukishiro".

Honoka sonrió. "Por nada. Lo que sea por mis amigos".

Y era lindo decir y escuchar esas palabras.

Nika siguió trabajando en el MS de Chuchu y Honoka salió de Earth House camino al comedor de la escuela. Revisaba algunos mensajes sencillos que Miorine también le envió más temprano.

A medio camino, sin embargo, alguien la retuvo. Se trataba de Elan Ceres.

"¿Hay algún duelo pendiente?" Fue la inmediata pregunta de Honoka, se mantenía seria. Hacía casi una semana que no tenía un duelo, poco a poco estaban dejando de retarla y eso era un alivio, tenía muchas otras cosas en qué trabajar a decir verdad.

"No", respondió Cinco con su sonrisa traviesa. "Pero me gustaría mucho hablar de negocios contigo, señorita Honoka Yukishiro".

Honoka no se sorprendió del todo, pero tenía sus propias reservas ante ese chico. Además, el cambio de actitud del piloto de Piel la tomó por sorpresa no sólo a ella, sino a toda la escuela.

"Estamos en un mundo de negocios y sé que a futuro tendré que hablar mucho con la mesa directiva de Peil Technologies, eso lo puedo aceptar como futura CEO de Seven Stones, pero no puedo fingir simpatía con la persona que se entrometió con mi protegida".

Cinco maldijo mentalmente a Cuatro y a su terrible plan de engañar a la piloto de Seven Stones, misma a la que humilló y de paso les hizo saber los planes de robar secretos de los MS. Tendría que buscar algo para reparar ese mal paso.

"Lamento mucho lo que sucedió, sólo seguía órdenes", fue la rápida respuesta de Cinco, procuró sonar apenado, un poco arrepentido. Pero no lo lograba del todo. "No fue nada personal, te lo aseguro, pero sabes cómo se mueven las cosas en éste mundo".

"Lo sé bien, pero no esperes que te trate con cordialidad cuando sé que eres capaz de hacer lo que sea que te ordenen, incluso ridiculizar a una persona".

La chica tiene carácter, pensó Cinco con una sonrisa. "Oh, te aseguro que entiendo que a veces es mejor hacer amigos que mantener enemigos, un enemigo no te comprará nada ni hará negocios contigo".

"Así es".

"Así que podemos hacer negocios, he escuchado que Rembran y tú tienen un nuevo plan y toda la escuela está curiosa. El proyecto de los contenedores fue un éxito y me encantaría saber si hay algo en lo que mi empresa pueda ayudar", comentó Cinco y se le hizo fácil tratar de rodear los hombros de la mecánica con un brazo.

Honoka reaccionó en automático y evadió el intento de acercamiento. A Honoka no le gustaba que la gente se tomara esas confianzas con ella, no era alguien muy física, sólo con contadas personas.

Cinco, aún sonriente, siguió con el acercamiento directo.

"Oh, vamos, apuesto a que podemos llevarnos bien", dijo el sonriente piloto e intentó tomar a Honoka por el mentón pero…

"¡No te atrevas a tocarla!" Sonó la furiosa voz de Nagisa. Seguía en su traje de piloto y sujetaba su casco y un bolso de ropa con una mano. Rápidamente se interpuso entre Elan y Honoka. "¿Qué tratas de hacerle a mi compañera?"

"Sólo estamos hablando de negocios", respondió el muy descarado mientras se encogía de hombros. "Y deseo forjar una linda amistad con la futura líder de Seven Stones. En Peil aceptamos nuestros errores y sabemos que es mejor trabajar juntos. Es lo mejor para todos, ¿no lo creen?"

Por su lado, el corazón de Honoka dio un salto de emoción cuando Nagisa llegó. La estaba escudando y eso la alegró mucho. Podía defenderse perfectamente bien y sabía que Nagisa era consciente de ello, pero su heroica intervención casi la hizo sonrojar.

"No intentes tocarla de nuevo", amenazó Nagisa. Entendía la parte de los negocios, pero ese descarado y su extraña actitud en serio la enfadaban.

"Si quieres hablar de negocios, hazlo correctamente, de lo contrario, me temo que no puedo dedicarte más tiempo que el necesario", dijo Honoka con seriedad y tomó a Nagisa por la mano. La acompañaría a Earth House para cambiarse la ropa.

Cinco se quedo quieto mientras mantenía su sonrisa. Quizá se le pasó un poco la mano con ese acercamiento, pero no pretendía seguir el camino pasivo-agresivo de Cuatro. Además, le gustaba retar a personas con carácter, personas como esas chicas de Seven Stones.

"Ya verán que haremos negocios, señoritas…"

No mucho después, en Earth House, Honoka esperaba a que Nagisa terminara de ducharse. Esperaba afuera del baño y platicaban, tenían la puerta ligeramente abierta.

"Pensé que nos veríamos en el comedor", comentó Honoka con voz curiosa, no dejaba de sonreír.

"Era el plan, pero mi uniforme ya estaba sucio y no quería ir con ese a la cafetería, decidí venir por el que tengo de repuesto", explicó Nagisa mientras se lavaba el cabello con cómico enfado. "Y me alegra haberlo hecho, no entiendo qué quiere Ceres con nosotras, primero me manipula y ahora se acerca a ti. Se ha portado muy raro, como si no fuera el mismo que me engañó aquella vez".

"Cierto, no parece ser el mismo", Honoka se llevó una mano al mentón. "Tiene una actitud más descarada y directa".

"¡No puedo creer que intentara tocarte!" Exclamó Nagisa, enojada.

"¿Sabes? Creo que lo mejor es hacer público al resto de la escuela que somos novias, así no estarán detrás de mi y tampoco detrás de ti", comentó la mecánica.

"Que vayan detrás de ti lo entiendo bien, eres muy linda y además eres la heredera de una empresa poderosa en la Tierra, pero no creo tener a los mismos fans detrás de mi", se quejó la piloto.

"Eso es porque no has visto los índices de las apuestas de nuestros últimos duelos, apuestan cada vez más por ti y Lilique dice que hay muchos mensajes apoyándote y diciendo que eres una gran piloto", contó Honoka, podía imaginarse perfectamente bien el gesto curioso y confundido de su novia.

"¿Estás bromeando, verdad?"

"No, puedes preguntarle a Lilique, ella es la que más revisa los mensajes del chat general de la escuela. Yo sé que no tengo muchos admiradores porque me tienen miedo, tú eres más linda. Soy yo la que debería cuidar que nadie se te acerque demasiado".

Y de nuevo, no era difícil imaginar el sonrojo de Nagisa.

"¡Honoka, no digas esas cosas!"

"Hablo totalmente en serio".

Nagisa gritó de horror y pena de nuevo y Honoka sólo rió.

"¿Estás abusando de la pobre de Nagisa de nuevo?" Preguntó una voz de repente, la voz de Chuchu, que acababa de llegar de sus propias prácticas y también necesitaba una ducha fresca. "Digo, no es complicado hacerla sonrojar, pero tampoco seas tan mala con ella".

"Oh, no, no soy mala con ella", Honoka no podía dejar de sonreír. "Sólo expreso todo el cariño que tengo en mi corazón".

"¡Eres mala conmigo!" Alegó Nagisa.

Chuchu rió y también entró a la zona de regaderas para asearse. La zona de duchas contaba con cinco divisiones y un par de lavamanos con espejo, bastante pequeño a comparación de las otras Casas, pero nadie de ahí se quejaría mientras no les faltara el agua caliente.

"¿Aún quieres que vayamos al comedor, Nagisa? Puedo cocinar algo, le pediré a Aliya que me ayude".

"¡Sí!" Respondió no sólo Nagisa, Chuchu también. Nadie de Earth House iba a negarle la cocina a tan buena cocinera.

"De acuerdo, ustedes terminen de asearse", dijo Honoka y fue directo a cocinar. Le gustaba cocinar, incluso le gustó cocinar comida sana para Miorine, pero ahora su amiga estaba en mejores manos y eso la alegraba mucho.

~o~

Pasaron algunos días más para que finalmente la gaceta electrónica de la escuela publicara las noticias de la semana. Y justo ahí estaba el asunto del proyecto en el que Miorine y Honoka estaban trabajando.

Pero Shaddiq decidió esperar un poco más para poder meterles el pie a las chicas. Esperó pacientemente a que comenzaran con sus pruebas en los simuladores, a que comenzaran a hacer informes y presentar los primeros resultados. Esperó a que faltara un mes para el cumpleaños de Miorine.

Era el momento perfecto para atacar.

"¡¿Cómo que no podemos pasar al simulador?!" Reclamó Miorine apenas las dos fueron a la zona de pruebas.

"Lo siento, su permiso ha sido revocado", explicó el trabajador del área, su voz cargada de desinterés.

"¿Por qué?" Preguntó Honoka enseguida.

Miorine negó. "¿Por quién?"

"Grassley House. Parece que rompieron un acuerdo previo con éstas pruebas y la mesa directiva de la escuela fue notificada".

Y esas palabras bastaron para que Miorine y Honoka fueran a buscar a Shaddiq. Terminaron concertando una reunión en uno de los sitios de esparcimiento para los alumnos, un hall lleno de sillas y mesas donde el cuerpo estudiantil pasaba el rato o estudiaba. Shaddiq Zenelli no era el único presente, también estaban Sabina y Renee apostadas a sus costados.

"¿Qué rayos intentas, Shaddiq?" Fue la pregunta directa de Miorine, tenía los brazos cruzados.

"Lo siento, pero la señorita Yukishiro aquí presente falló al primer acuerdo y sus pruebas y trabajos no pueden continuar con el equipo de la escuela", explicó Shaddiq. "No lo percatamos hasta hace poco y es algo que no debemos dejar pasar".

Honoka rápidamente hizo memoria. "¿Hablas de mi acuerdo inicial de no hacer ningún trato con los Earthians?"

"Con Earth House", corrigió Sabina.

Tanto Miorine como Honoka fruncieron el ceño.

"Al hacer acuerdos con Suletta Samaya, Yukishiro está abusando del vacío legal. Suletta Samaya es parte de Earth House y el trato inicial era no hacer tratos con Earth House. Y que además esté otorgándoles abiertamente equipamento y equipos MS de otras compañías", continuó Shaddiq mientras negaba con la cabeza. "Estás totalmente fuera de límite, Yukishiro".

"¿Sabes que estás diciendo tonterías para hacernos perder el tiempo, verdad?" Cuestionó una enfadada Miorine.

. "No. Soy totalmente serio, ella está abusando del espacio que se le cedió en la escuela".

Honoka, seria en todo momento, sabía exactamente lo que Shaddiq Zenelli quería. Miorine también lo sabía y fue la primera en explotar. No iba a permitir que se interpusieran en un proyecto que beneficiaría a Mercurio, al planeta de su Prometida.

"Deja de decir estupideces y arreglemos esto de la única manera que ésta escuela lo permite", dijo Miorine, enfadada aún.

"La desesperación no es buena consejera", Honoka miró directamente a Shaddiq al pronunciar esas palabras. "Pero ya que pusiste el reto en la mesa, no hay más opción", continuó y miró a su amiga antes de asentir. "¿Me harías el honor?"

"Por supuesto, éste proyecto me interesa", Miorine se puso en pie y encaró a Shaddiq, que lucía expectante. "Yo, Miorine Rembran, te reto a un duelo uno contra uno".

Shaddiq se descolocó un poco. "¿Tú? ¿Retarme?" Eso no estaba en sus planes.

"Sí. Te reto, y si gano, evitarás que sigan poniendo trabas en éste y cualquier futuro proyecto donde Honoka y yo estemos involucradas".

Shaddiq negó con la cabeza. "No puedo aceptar eso".

"¿Por qué no?"

"Porque si te gana no va a hacerse del puesto del Holder", completó Honoka, igualmente seria. Era fácil adivinar el plan del chico Zenelli.

"Y aunque me ganara, podemos dejar el proyecto en pausa hasta que salgamos de la escuela", agregó Miorine sin importarle dejar al descubierto lo que Shaddiq tramaba.

"En realidad me gustaría proponer un duelo de Casa contra Casa, seis pilotos por equipo".

Para usar a Sabina y a las chicas como apoyo, desde luego. Miorine miró a Honoka y ésta asintió levemente, le estaba dando el control de la negociación.

"¿Y qué es lo que pretendes ganar? El último duelo fue un desastre y ninguno de ustedes quedó bien parado".

"Pretendo limpiar el nombre de mi Casa luego de tan vergonzoso desempeño", continuó el chico. "Si ganamos, adicionalmente al puesto del Holder…" Shaddiq había pensado bien en esa parte del trato. Intentar deshacerse de las Earthians era mala idea, "pido que ningún miembro de Earth House pueda volver a participar en duelos, y tampoco podrán ser retados por el resto del año escolar".

Por supuesto, el proyecto era sólo una excusa, pensaron ambas chicas. Pero ya que tenían oportunidad de hacer algo al respecto con el más molesto de sus oponentes, jugarían bien sus cartas.

"Si es lo que quieres, entonces agregaré algo más a mi apuesta. Además de la protección de éste y futuros proyectos, no podrás participar en un duelo hasta el final del mes. Si aceptan esos términos, aceptaremos el duelo de Casa contra Casa. De lo contrario, tendrás que enfrentarte solamente a mi y pedirme algo acorde".

Shaddiq frunció el ceño, dicho mes abarcaba el cumpleaños de Miorine. Pero confiaba en que no perderían, tendría a su escuadrón completo y eran imbatibles. Pondrían más cuidado en cada miembro del equipo de Miorine, no podrían tomarlos por sorpresa. No como en aquel desastroso duelo.

"Acepto", dijo Shaddiq. "Hagámoslo oficial en el Comité de Duelos el día de mañana".

"De acuerdo".

Y dicho eso, ambas chicas se retiraron a paso rápido.

"Eres grandiosa, Miorine", dijo Honoka con una sonrisa. "Gracias por hacerte cargo".

"Shaddiq me las debe, le quitaré lo que más desea".

"A ti", la mecánica rió. "Somos cuatro pilotos y la verdad tú no eres muy buena piloto como para sumarte al equipo".

"Lo sé. Le pediremos ayuda a los chicos de Earth House".

"No creo que podamos tomarlos por sorpresa con la misma estrategia que la vez anterior".

"No, así que dependeremos de qué tanto Nagisa y tú puedan contener al escuadrón de Shaddiq mientras Suletta lo enfrenta… ¿Sabes? Si ganamos el duelo, podrás hacer tratos directos con los otros miembros de Earth House y darles ayudas, ya no tendrás que esconderlo".

"Justo eso pensaba".

"Ahora nos toca hablar con ellos, necesitamos dos pilotos más, veamos quiénes se ofrecen".

La junta se hizo a la hora de comer en Earth House. Miorine y Honoka no podrían continuar con su trabajo si no hasta ganar el duelo.

Después de explicar lo sucedido, Miorine finalizó con la obligada pregunta de…

"¿Quién quiere unirse al equipo? Quiero preguntar en lugar de obligarlos".

Honoka rió suavemente. "Lamentablemente tenemos que completar un equipo de seis, por suerte tenemos los MS extra para que puedan ocuparlos".

Los miembros de Earth House se miraron entre sí. Till fue el primero, y el único, en levantar la mano.

"¿Alguien más?" Preguntó Miorine, los demás se miraban entre sí.

"Vamos a estorbar más que ayudar, sólo serviremos como carne de cañón", se quejó Ojelo.

"Es el plan", dijo Miorine sin pena alguna.

"¡Oye!"

"No tenemos muchos pilotos y necesitamos uno más. Comprendo que se sientan incómodos, pero tampoco deben preocuparse, nosotras nos ocuparemos de ellos", intervino Honoka con un tono de voz más tranquilizador.

"¡Oh, vamos, no sean gallinas! Sólo un piloto más", intervino Chuchu, mirando a sus amigos. "Además muchos de ustedes son mecánicos, les caerá bien estar en una cabina y saber de primera mano cómo trabaja un MS".

"No es posible pedir a un piloto de otra Casa, ¿verdad?" Preguntó Suletta.

"No creo que nadie quiera ayudarnos, no somos muy populares a decir verdad", dijo Nagisa. "Bueno, somos un poco populares, pero no creo que alguien quiera unirse a nosotros en contra de Grassley House".

De pronto, una voz desconocida intervino. Una voz masculina y traviesa.

"Oh, pues a mi me interesa ayudarlas, suena a que será un duelo bastante divertido".

Todos miraron al dueño de la voz: Elan Ceres. Miraba a todos desde la entrada del comedor.

"Toqué la puerta pero nadie me abrió, escuché todo y me encantaría ayudar", dijo Cinco sin abandonar su sonrisa. "Ayudaré a cambio de un pequeño favor".

"¿Qué deseas?" Preguntó Honoka, seria.

Nagisa se tensó.

"Que permitan a Peil House participar en el nuevo proyecto que tienen en manos".

CONTINUARÁ…