-Parece que estamos lo suficientemente lejos- Shiro y Lefiya miraron desde el techo de una casa como la ciudad era rodeada por el humo, las nubes de tormenta comenzaban a formarse ocultando la luz del sol, solo faltaba a lo mucho algunas horas antes de que la noche llegara. Shirou saltando del techo sujetado a un tuvo que servía como una canaleta de lluvia llego al suelo sin problemas, mirando atentamente a Lefiya que lo miraba desde el techo, el salto repentino de Shiro hizo que Lefiya se asustara al verlo saltar.
-oye Lefiya, puedes saltar- negando con su cabeza retrocedió –está muy alto ¿no hay alguna escalera?- preocupada y temerosa por las alturas busco con la mirada una forma más fácil de bajar, cuando estaba dando un paso atrás, la cerámica del techo se rompió causando que se resbalara y cayera. Al caer cerro los ojos gritando por el miedo.
-tranquila, ya termino- sostenida como una princesa, el joven Shirou miro divertido a Lefiya que estaba temblando del miedo –debes fijarte donde pisas- dejándola pararse, Lefiya bajo la cabeza avergonzada –gracias por salvarme- suspirando se acercó a Lefiya que levanto la cabeza –no te preocupes, solo trata de ser más observadora-
Con miradas nerviosas ambos volvieron a mirar las solitarias casas de Orario, después de que comenzara las explosiones los ciudadanos habían corrido a sus casas, el único refugio que ellos consideraban impenetrable, como algunos dirían, no hay nada como el hogar.
-Lefiya, tu eres del distrito escolar ¿verdad? - asintiendo con la cabeza se animó a sus palabras y con una curiosidad genuina se acercó a el –a que familia perteneces- la emoción y urgencia en la pequeña elfa incomodo a Shirou que desvió la mirada pensando que decir, queriendo mantener una fachada discreta pensó en mencionar a la familia Astrea. Pero luego lo descarto, después de todo la verdad siempre salía a la luz con un precio que pagar.
Soltando un suspiro se detuvo y miro fijamente a Lefiya –Lefiya, yo no pertenezco a una familia, podría decirse que estoy sin familia- algo dentro de él, hizo que esbozara una sonrisa enfermiza, decir que no tenía familia fue una burla hacia sí mismo en varios sentidos, Lefiya siendo tan inocente no entendió y solo lo miro con emoción –eso es increíble, entonces como puedes moverte así por los techos-
-no hay tiempo de explicaciones, debes volver a…. espera ¿Dónde te quedas?- Lefiya a medio levantar un pie se congelo, girando sobre sus talones comenzó a sonreír nerviosamente mirando con detenimiento su bastón de madera –bueno, la verdad es que me escape con mis amigos para ver la ciudad, queríamos descubrir cómo era Orario y nos alejamos de todos-
Golpeándose la cara con molestia Shiro olvido que trataba con una niña –enserio, te arriesgaste tanto solo para ver una ciudad- al ser recriminada, Lefiya dejo de sonreír –bueno, el distrito escolar siempre está en el mar y quería ver algo más que el mar- como si una roca lo golpeara soltó el aire que tenía y negó con la cabeza –entonces ambos estamos perdidos, yo igual estaba encerrado en una mansión de la cual no podía salir- casi de forma irónica ambos se miraron y se rieron ante el mal chiste.
-talvez podríamos pedirles ayuda a las personas- mirando la ventana de una casa, Lefiya dio un paso para ir a tocar la puerta, pero Shirou la detuvo –no creo que nos ayuden, la ciudad esta siendo atacado y si escuchan como tocamos la puerta pensaran que somos sus enemigos, lo mejor sería rodear las casas que pasamos y buscar tu barco-
-entiendo, espero que mis amigos estén bien, nos separamos cuando ocurrieron las explosiones- la preocupación de Lefiya hizo suspirar a Shirou –es extraño que te preocupes por ellos cuando ya ha pasado dos horas, además- mirando al cielo y notando como la lluvia comenzaba a caer –debemos buscar un refugio- empezando a correr, Shirou noto como Lefiya era más lenta y la lluvia comenzaba a nublar su vista retrasando su camino haciendo que se quedara atrás, Shiro al verlo decidió parar y volver por la elfa.
Para no perderla, sujeto su mano y ambos caminaron bajo la lluvia desesperados de encontrar un lugar seguro, sin poder escapar de la lluvia ambos caminaron en silencio buscando alguna guarida, hasta que encontraron una casa destruida, esta estaba en ruinas debido a las explosiones y el fuego, pero el agua había apagado el incendio.
Adentrándose entre los escombros, Shirou guio a Lefiya a una esquina de la casa que aún tenía una parte del techo –que frio- Lefiya abrazándose a si misma trato de reunir calor en su cuerpo, Shirou preocupado por la niña pensó en cómo ayudarla –espera un momento ya vuelvo- separándose Shirou comenzó a buscar cualquier cosa en la casa destruida.
Mientras se alejaba y brevemente miraba a Lefiya, noto como ella se aferraba más a su bastón, sin duda la elfa era demasiado tímida como para hablar, después de unos segundos encontró los restos de una cama destrozada, aunque no era grande o súper efectiva contra el frío, ayudaría a evitar que se enfermaran, además de arrancar unos pedazos de madera del suelo.
Al volver con la elfa, se encontró con una vista que lo paralizo, sentado en una esquina y agarrando sus piernas, Lefiya estaba soltando leves lágrimas, sus brazos se apretaron con mayor fuerza cuando un rayo caía, provocando más llanto –Lefiya- la voz de Shiro hizo que la elfa se sobresaltara saltando de su lugar –te encuentras bien- con una mirada suplicante ella negó con la cabeza –me da miedo los rayos- su confesión sonó más temerosa que otra cosa.
Asintiendo con la cabeza se acercó a Lefiya tomándola desprevenida –ya cálmate, no te pasara nada, estoy aquí- dejando la pequeña cobija que tenia se la entregó a Lefiya, aunque no lo pareciera, su cuerpo tenía una alta tolerancia al frio, talvez fueron sus días de esclavo o simplemente tener el cuerpo de un elfo lo ayudo mucho. Agachándose organizo bien los pequeños trozos de madera, creando una pequeña hoguera improvisada que los ayudaría a entrar en calor.
Lefiya que aún se aferraba a su bastón comenzó a calmarse a pesar de escuchar los fuertes truenos, un poco más relajada miro como el niño a su lado estaba creando una hoguera, el simple sonido de madera chocando fue algo que la tranquilizo, cuando la hoguera estaba lista para prender, se preguntó si le pediría a ella crear fuego, si bien sus hechizos podían ser algo poderosos, nunca pensó en usarlo en algo tan básico sin usar una piedra mágica.
Pensativa comenzó a imaginarse posibles escenarios donde él le pediría su ayuda, algo que tendría que rechazar al no saber cómo controlar bien su magia, menos para hacer algo tan mundano, sin dudar un elfo no consideraría usar su magia para prender una fogata.
-bien, esto debe funcionar- levantando su dedo índice, susurro una palabra extraña que Lefiya no entendió, antes de que pudiera preguntar que pasaba, en la punta de su dedo, justo en las yemas de su dedo una pequeña flama emergió, los ojos de Lefiya se agrandaron por la sorpresa antes de que Shirou bajara su mano y prendiera fuego a la hoguera, cuando se giró para verla se congelo, era casi tan raro verlo sorprendido, pero talvez se equivocó, ya que ella debería ser la que estuviera más sorprendida –como hiciste eso con tus dedos ¿acaso usaste una piedra mágica?- la mente de la joven Elfa estaba repleta de preguntas que crecían con el pasar del tiempo, pero todo se cayó abruptamente cuando recordó que los elfos no les gustaban enseñar sus magias, menos a una novata como ella.
-este ¿tú no puedes hacerlo?- su pregunta fue tan abrumadora que dejo caer su bastón al suelo, cuando el bastón toco el piso un fuerte rayo golpeo el cielo, iluminando el cielo con un azul blanquísimo que lograba formar figuras con las nubes, la imagen de una nube se manifestó en frente de Lefiya haciendo que se asustara y se aferrara al brazo de Shirou.
Comenzando a llorar se aferró a su brazo con temor –tranquila Lefiya, solo fue una sombra- sin deseos de soltar su brazo, la elfa apretó su agarre sobre Shiro que miro divertido la actitud de la niña, aun con un mundo lleno de magia y dioses, un niño sigue temiendo a los rayos.
-te encuentras bien Lefiya- la pregunta logro estremecer a Lefiya que tenía su cara enterrada en su brazo –lo siento, es solo que no me gustan las tormentas- asintiendo con la cabeza se preguntó si tenía algún trauma, sentados donde estaban, estarían ahí por mucho tiempo y si tenían mucha suerte talvez no llamarían la atención de Evilus –quieres contarme lo ocurrido-
Sintiendo como su agarre era más fuerte dejo a la niña, no la molestaría con un trauma del pasado, en cambio pensó en la forma más simple de abrirse con la niña –oye quieres que te cuente una historia- la voz de Shirou hizo que Lefiya se relajara un poco –que historia- animándose levantó la cara de su brazo dejando caer la cobija, antes de que la usara para cubrir a Lefiya, esta se adelantó cubriendo a ambos. Con la pequeña cobija y la fogata parecían más a un grupo de exploradores que acampan en los bosques.
-bien, esta es la historia de la doncella de Orleans-
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Astrea camino de un lado a otro desesperado, su actitud animada y feliz estaba desapareciendo al hundirse en un mar de emociones que nunca antes había sentido después de descender de tenkai, mirando la tormenta de lluvia a fuera de su ventana, solo fortaleció su preocupación, saber que la ciudad había sido atacada por Evilus y que varios niños del distrito escolar habían desaparecido, la puso muy nerviosa, más cuando se enteró que la noble elfa Ryuu perdió a su protegido.
-diosa por favor, debe calmarse- Maryuu estaba nerviosa por todo lo que sucedió en una tarde, no importo que su familia estuviera de guardia por varias noches seguidas investigando a Evilus, nunca llegaron a encontrar su guarida, pero en el momento donde bajaron la guardia y se pusieron a divertirse, ellos atacaron, no solo matando a civiles y a algunos aventureros de nivel bajo que tenían un día cotidiano para distraerlas, sino que tuvieron la osadía de atacar el barco que derroto a leviatán.
-cómo quieres que esté tranquila, Evilus nos ha atacado de la peor forma, muchos civiles muertos y ahora…- bajando la cabeza evito mencionar el nombre de su protegido, notando el dolor de su diosa Maryuu se acercó a ella dándole un abrazo –por favor cálmese, Alise y las demás están buscándolo- como si un bicho la hubiera picado levanto la cabeza agarrando una capa para la lluvia –diosa a donde va-
-ya no puedo más, iré a buscarlo- cuando la diosa agarraba el tomo de la puerta, esta se abrió rápidamente revelando a Ryuu, el trueno que brillo detrás de ella la hizo lucir aterradora, la diosa retrocedió para que su hija pasara –Ryuu ¿que sucedió? lo encontraste- la voz ansiosa de su diosa puso mal emocionalmente a la elfa –no lo eh encontrado, busque por todas partes, pero no lo encontré- los posibles finales de un niño elfo traumatizado pasaron por su cabeza, atormentándola más de lo que ya estaba.
-que sucedió con Evilus- Maryuu queriendo cambiar de conversación se acercó, pensar en el pobre niño herido hacia poco para que su agitado corazón se calmara, apretando los dientes con fuerza guio a la diosa y su compañera a la sala de reuniones –parece que Evilus ha logrado infiltrarse en el distrito escolar-
-¿qué?- la confusión de Astrea hizo que Ryuu se derrumbara en su asiento –la familia Loki investigo un poco la razón por la cual el distrito escolar llego antes, todos sabemos que siempre son puntuales, la cuestión es que alguien ha saboteado uno de los motores de la nave, todos pensaron que se debía a un accidente anterior cuando una de sus estudiantes cayó al mar en plena tormenta y tuvieron que forzar el motor para rescatarla-
-entonces, todo este festival y el distrito escolar- la voz de Astrea se atoro en su garganta –si, todo fue planeado por Evilus- quedándose en silencio escucharon como la puerta de la oficina se abría, entrando los demás miembros de la familia Astrea, todas con caras desesperadas y llenas de temor, Alise por su lado se encontró muy pensativa –que sucedió- sabiendo que algo malo se aproximaba, Astrea se preparó mentalmente –muchos civiles murieron en sus casas debido a las explosiones, los heridos se cuentan por cientos, el hospital de la familia Dian Cecht apenas puede atender a los heridos, varios miembros de la familia Loki y Ganesha se han desplegado para mantener vigilada la ciudad-
-que sucedió con el distrito escolar- Ryuu que estaba más preocupadas por los niños busco el pez gordo de los problemas, Alise molesta por la brusquedad solo bajo la cabeza, entendiendo por lo que estaba pasando Ryuu –el distrito escolar ha sufrido muchos daños, se han reportado varios niños desaparecidos y otros muertos, aún no saben cómo es posible que las bombas estuvieran en tal posición que cuando los niños estuvieran cerca, estos explotaran-
-tenemos a algún testigo o culpable- Astrea pensativa busco alguna forma de entender el pensamiento de Evilus –no, lamentablemente no tenemos a ningún culpable, no hay rastros que podamos seguir- la diosa levantándose de su asiento agarro con fuerza su capa, mientras se dirigía a la puerta de salida fue detenida por Lyra –diosa sé que está preocupada por el niño, pero ahora no podemos hacer nada, si salimos seremos un blanco fácil-
¿pero?
-diosa, sé que le preocupa el niño, pero ahora es imposible que lo encontremos en esta tormenta, sé que el estará bien, ha soportado peores cosas, estoy seguro que se las arregló para encontrar una guarida- la diosa perdiendo fuerza en su agarre se giró para ver a sus demás hijas –mañana temprano cuando la tormenta se calme, iremos a buscarlo- Alise tomando las riendas de la familia se acercó a su diosa –le prometo que mañana buscaremos al niño, no se preocupe- con lágrimas amenazando con salir ladeo la cabeza sonriente –gracias- todas sus hijas se conmovieron por su diosa que fueron a darle un abrazo, todas unidas por el sentimiento de justicia..
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-escuchen bastardos, necesitamos estas jaulas pronto, los mocosos despertarán pronto y serán un problema si se resisten- con sus orejas agitándose con el viento de la noche, un hombre gato estaba mirando a sus miembros corriendo de un lado a otro, la tormenta en esa noche fue una bendición en todos los aspectos, todos pensarían que con tanta lluvia y viento sería imposible movilizarse, pero ignoraron el estado mental de sus miembros, los cuales se estaban volviendo locos encerrados, un poco de lluvia no les haría ningún daño, más cuando la venganza estaba más cerca.
-oye Percy, estas seguro que los maestros del distrito escolar estarán ocupados- mientras estaba mirando la tormenta se giró para ver a su compañero que sonreía malévolamente, su sonrisa por poco rompe sus labios –a esos idiotas solo les preocupa esa vieja reliquia, logre destruir las aletas del barco, además que deje algunas bombas bien escondidas, cuando esos idiotas vayan a repararlo explotaran, no solo destruiremos su barco, sino que también destruiremos a sus pequeñas promesas-
Esbozando una gran sonrisa ambos hombres miraron la tormenta que se agitaba en los cielos de Orario –eso nos deja a la familia Loki y Freya, sabes algo de ellos- levantando los hombros percy miro el cielo –los idiotas de Loki están más preocupados por los civiles, la familia Freya como siempre no hace nada y las más molestas están protegiendo a su diosa, parece que desde que la secuestraste se traumaron-
-yo no la secuestre, solo fue un mero capricho del destino-
-vaya capricho, si hubieras tenido suerte, sin duda esas perras estarían devastadas, me habría gustado ver la desesperación de esas malditas, así podrían a ver sentido un poco de mi dolor-
-no te preocupes, todos nuestros compañeros caídos serán vengados mañana-
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La tormenta había llegado a su fin, las personas que se habían escondido en sus casas solo llegaron a abrir sus ventanas, temerosos de que algún ataque ocurriera, siendo los aventureros los únicos con el valor para salir de las posadas y bases, todos en busca de los culpables.
Mientras la ciudad comenzaba a despertar una pareja de dos niños elfos estaba parpadeando ante la luz que se asomaba hacia ellos por una rendija de la casa destruida, sintiendo la molestia de la luz, los ojos de Shiro se abrieron un poco sorprendidos de que se hubiera quedado dormido en una noche tormentosa, mirando como las nubes estaban despejadas y los pájaros comenzaban a volar por los cielos trato de levantarse, pero una pequeña mano evito que se moviera.
Al voltearse se encontró con el rostro tranquilo de Lefiya, la niña que había conocido el día anterior, dicha niña estaba durmiendo en su pecho aferrándose a su torso como si fuera un peluche –se preguntó cómo es que había llegado a esa posición, más cuando recordaba que le había cubierto con la pequeña cobija para que no sintiera frio –Lefiya despierta- dando algunos empujones la pequeña elfa se aferró más a su torso –si no te levantas te golpeare-
Levantando su mano para golpearla, se preparó para medir su fuerza, cuando estaba a punto de hacerlo ella volteo la mirada aun dormida mostrando lo angelical que se veía a pesar de estar babeando sobre su pecho, soltando un suspiro solo se recostó mirando la hoguera, pensó que al estar en la era donde los dioses viven, la magia era muy común, pero al ver la sorpresa de la niña todo ese pensamiento termino.
Recostando su cabeza contra el muro sintió como su espalda estaba doliendo, su misma cintura que estaba soportando el peso de la pequeña elfa reclamaba de dolor, el dolor fue tan familiar que pensó que había vuelto a la cueva donde tendría que levantarse para trabajar una vez más. En ese momento oscuro de su vida, todo era tan simple como trabajar y comer.
Perdido en sus pensamientos escucho como varios pasos se acercaban a la casa, girando la cabeza se concentró en la única entrada de la casa, mientras estaba absorto en la entrada escucho una voz familiar –Neze, segura que es por aquí- moviendo escombros y piedras las voces se hicieron más fuertes –sí, lo huelo cerca- moviendo una gran viga de carga sus ojos se encontraron con la mirada de varias chicas que al verlo se congelaron.
Fue tan divertido para el ver la sorpresa de las chicas que por poco comienza a reír, había tanta sorpresa e incredulidad en sus miradas que fue muy gracioso, más cuando la diosa misma apareció con una capa negra, al verlo ella sonrió con cariño para luego acercarse. La sorpresa al ver a la joven Lefiya fue genuino –Shiro estas bien ¿no estas herido?-
La voz de la diosa y sus movimientos al revisar su cuerpo lograron despertar a la niña elfa que se frotaba los ojos pesadamente –Shirou buenos días- dando un tierno bostezo abrió mejor los ojos notando a los muchos ojos que no se apartaban de ella. Al ser el centro de atención ella se cubrió con la cobija avergonzada de llamar la atención.
-Diosa Astrea estoy bien no debe preocuparse por mí- con una voz calmada se levantó con cuidado de no estirar sus músculos adormecidos, ayudado por la diosa noto como el pobre niño había servido de alfombra para la elfa que aún se cubría el rostro –Ryuu ayuda a la niña volvamos a casa- asintiendo con la cabeza, todas las mujeres de la familia Astrea miraron al niño con curiosidad y preocupación.
-¿diosa Astrea?- la elfa se giró para verla como si quisiera confirmar las palabras de Shirou que estaba caminando al lado de Ryuu quien evitaba mirarlo, dejando a la pequeña Elfa caminar junto a Celty, otra elfa del grupo –si lo soy, cómo te llamas pequeña- la elfa se animó y miro a Shiro –me Llamo Lefiya Viridis- asintiendo con la cabeza Astrea se giró para ver a su capitana de familia –Alise ¿ese nombre no lo escuche en el informe del distrito escolar?-
Alise pensativa asintió mirando muy atenta a Lefiya –como es que llegaste a esa casa abandonada, pensamos que te habían secuestrado como a los demás- la voz grave de Alise asusto a Lefiya que se estremeció bajo el bastón en sus manos –la encontré mientras vagaba por las calles- la voz de Shirou hizo que ahora fuera el nuevo enfoque de las miradas.
-porque dices que estaba secuestrada ¿le paso algo con mis compañeros?- la voz temerosa de Lefiya hizo que Alise suspirara, no queriendo hablar de un tema delicado con una niña, girando la mirada a su diosa, espero que ella se encargara de explicar a un niño que sus compañeros fueron secuestrados por Evilus, los cuales tienen una lista de atrocidades cometidas a niños.
-lamento informarte que el distrito escolar fue atacado por Evilus, no sabemos cómo lograron colocar bombas en lugares específicos sin que nos enteráramos, pero ahora hay un informe de varios niños desaparecidos, la familia Loki y Freya han puesto a sus miembros más fuertes a la búsqueda de los niños-
-ya…..veo- con una mirada triste, Lefiya comenzó a recordar los momentos que paso con cada uno de sus compañeros, sobre todo sus compañeros que la llevaron a investigar la ciudad de donde los sueños se hacen realidad. Notando la tristeza de la niña Astrea se acercó a Shiro susurrando sus palabras –oye, ya que la conoces porque no la ayudas- con un giño de ojo empujo levemente a Shiro para que vaya con Lefiya, todo siendo visto por sus demás miembros.
-Lefiya te encuentras bien- al escuchar su nombre levanto su mirada encontrándose con la de Shirou que estaba tranquilamente caminando a su lado –no lo sé, estuve pensando quien en mis compañeros, pero cuando pienso en eso….- Shirou levantando la mano dudo unos segundos si seguir con su acción ya que estaba siendo visto por todas, pero al final siguió con su acción acariciando a la elfa en la cabeza, dando una sonrisa lo mejor posible –todo saldrá bien- Lefiya sonrió amablemente ante el gesto dado, soltando un suspiro la amazona de la familia se acercó a Shirou colocando un brazo en su hombro –vaya matador, no me digas que siento tan joven tratas de conquistar a una inocente niña elfo-
Esta vez Lefiya se sonrojo cubriéndose con la cobija que aún tenía en sus hombros, pero como se esperaba de un elfo, Shirou no se avergonzó, no dándole importancia a sus palabras, incluso Ryuu tuvo la decencia de mostrarse molesta por la pregunta de la amazona.
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Después de un día ajetreado, los miembros de la familia Astrea se concentraron en buscar a los miembros restantes de Evilus, dejando a la diosa con los niños, Alise sabiendo la importancia de buscar a Evilus dejaron a la diosa en su mansión prohibiéndole que saliera a la calle, imitando la acción de los civiles que se mantenían ocultos como insectos.
Lefiya por otro lado al ser mencionada en el distrito escolar, dejaron que la elfa se quedara con la familia Astrea por el momento, ya que no podían confiar en su personal abordo por las filtraciones de información, aunque algunos querían usar a la elfa como carnada, otros se opusieron ante tan acto atroz.
Lefiya al estar en la mansión de la familia Astrea se sintió curiosa y emocionada al ver tantas plantas diferentes, vivir la mayor parte de su vida en un barco no fue bueno para ella, con el sol comenzando a oscurecerse los tres miembros de la familia Astrea se prepararon para servir la cena. Astrea estaba en la cocina dando los últimos toques a la comida, dejando a Shiro con Lefiya esperando en la sala.
-oye Shirou porque dijiste que no estabas en alguna familia-
-porque no lo estoy, yo estoy viviendo aquí por el momento- confundida por no saber que decir solo asintió, hasta que recordó algo importante que le hizo iluminar los ojos –oye que tipo de magia usaste anoche- la excitada voz de Lefiya fue tan fuerte que llamo la atención de Astrea que estaba a punto de anunciar que la comida estaba lista.
-¿magia?- asintiendo con la cabeza Lefiya volteo la mirada a Shirou –si, anoche cuando estábamos por prender una fogata invoco una pequeña flama en su dedo para prender el fuego, fue tan increíble- animadamente Lefiya miro expectante a Shirou –como lo hiciste, nunca conocí alguna magia similar-
-es algo que me enseñaron de pequeño, pero solo sin simples trucos nada mas- aunque Shirou no mostraba algún interés en su magia, Lefiya era otra cosa –enserio, pero esa magia sería muy útil cuando vas de expedición, si supieras las veces que pasamos frio en el barco-
-eso me recuerda Lefiya, eres de nivel dos ¿verdad?- Astrea pregunto a la elfa que miraba divertida a Shirou que se avergonzaba –si lo soy, pero yo no soy buena luchando- apenada comenzó a rascarse la cabeza –apenas eres una niña, alcanzar ese nivel tan rápido es sorprendente, no tienes que sentirte triste- bajando la cabeza Lefiya comenzó a jugar con sus dedos –mis compañeros me llaman elfa inútil- la voz de Lefiya comenzó a sonar triste -no puedo usar bien mi magia, cada vez que entro en pánico mi magia se cancela y no puedo continuar- levantándose de su asiento Astrea camino donde estaba Lefiya con la cabeza baja, dándole un abrazo –tranquila, no tienes que sentirte débil, todos comienzan así- el abrazo maternal de Astrea calmo a la ansiosa Lefiya que asintió avergonzada –usted me aceptaría en su familia- inesperadamente Lefiya miro a la diosa con decisión.
La diosa sonriendo asintió con la cabeza –claro, porque no- las lágrimas de Lefiya comenzaron a escapar, sin contenerse le devolvió el abrazo a Astrea que miro al único niño solo de la sala, extendiendo una mano miro a Shirou –dime Shirou, quieres unirte a mi familia, serás el primer hombre en ser parte de esta familia-
Ante la oferta Shirou se sintió incomodo, vivir con un grupo de chicas era una cosa, pero ser parte de una familia era una cosa que no quería revivir, cuando estaba por responder vio la mirada esperanzada de Lefiya que lo miraba feliz –yo…-
¡Boooooommmmm!
Una poderosa explosión resonó en el piso inferior de la mansión, el temblor hizo que los vidrios se rompieran, el ambiente hogareño que tenía la casa se disipo en el momento que varias personas entraron en la mansión abruptamente –buenas noches a todos- con una animada voz un hombre moreno sonrió de oreja a oreja pateando unos muebles cercanos.
-donde están malditas perras, el día de hoy morirán- entre risas divertidas los atracadores comenzaron a destruir la mansión de la familia Astrea.
-se encuentran bien- la diosa Astrea que había usado su cuerpo para cubrir a la elfa se encontraba tirada en el suelo, su espalda quemada mostraba el daño que había recibido, Shirou por su cuenta estaba tirado en el suelo con un brazo aplastado por un pilar –estoy bien- aun en su estado Shiro mostro verdadera valentía sorprendiendo a la diosa que noto ese brillo en sus ojos, claro que Lefiya que temía a los truenos estaba llorando al ver el estado de Shirou –Lefiya ayuda a la diosa y salgan de aquí-
-no, ayuda a Shirou, ustedes deben salvarse- ante tal incógnita Lefiya se petrifico no sabiendo que hacer, cosa que duro poco cuando la puerta del piso se abrió de una patada mostrando a un hombre obeso –vaya, mira Jura uno de los mocosos sobrevivió- el hombre de sobre peso camino a sus anchas divertido al ver como el niño tenía un brazo atorado –pobrecito quieres una ayuda- divertido camino hasta el otro brazo del chico comenzando a pisarlo con fuerza, el grito ahogado de Shiro asusto a Lefiya que gateo hasta agarrar su bastón, pero el miedo hizo imposible que invocara un hechizo.
-oh miren que tenemos aquí, una elfa- lamiéndose los labios dejo de pisar al niño cambiando su atención a la elfa –sin duda los elfos son muy hermosos, dime querida, no quieres divertirte- lamiéndose los labios se acercó a la pequeña que no paraba de temblar, mientras se acercaba y el piso rechinaba, fue donde una pequeña mano lo detuvo de su avance, bajando la cabeza se encontró con la débil mano de Astrea que trataba de detenerlo.
-vaya, diosa Astrea, parece que el destino quiere que la pasemos muy bien, lástima que no podamos hacerlo aquí, tus malditas perras vendrán dentro de poco así que mejor vayamos a otro lado a disfrutar-
-Lefiya vete- la voz de Astrea trato de despertar del trance a la elfa que no paraba de temblar, pero el hombre solo sonrió –tranquila diosa, tengo amor para todas, sobre todo para las pequeña elfa- lamiéndose los labios agarro de la mano a Lefiya que por fin reacciono comenzando a agitarse –vamos pequeña no te alteres, pronto conocerás el placer- con una sonrisa asquerosa cargo a Lefiya como si fuera un saco, sus pies agitándose en el aire y su bastón abruptamente fue partido en dos cuando Gragas uso su otra mano –perdón pequeña no quiero que lances ningún hechizo ahora- arrojando el bastón a un lado se acercó a la diosa que lloraba del dolor –tranquila diosa, no me he olvidado de ti, pero por el momento tendrás que aguantarte las heridas, no traje ninguna posición- agarrando a la diosa de la cabeza la levanto para lamer sus mejillas –como me gusta el sabor de las lágrimas- asqueada Astrea lo abofeteo a pesar de su condición delicada.
-me gustan que se resistan, me pone más deseoso- entre pequeñas risas comenzó a dirigirse a la salida de la habitación –¡esta noche la gozo!- divertido se giró para ver por última vez al niño que estaba aplastado, la diosa que arrastraba de la cabeza también giro la cabeza buscando al niño, pero al girar la cabeza solo encontró una biga en ese lugar, posiblemente que cayó del techo –parece murió, no importa, después de que me divierta con ustedes, se unirán a el-
-por favor suéltame- Lefiya se agito asustada, su cuerpo mismo temblando de temor –oh pequeña, tranquila, solo aguanta un poco más- caminando a la salida salieron de la habitación que se estaba llenando de Humo, Astrea debido al humo y dolor se desmayó viendo por última vez el lugar donde antes estaba Shirou, en cambio Lefiya continúo llorando, sus débiles intentos de soltarse fueron inútiles, más cuando ya no tenía su bastón, su nivel 2 fue un adorno para momentos como esos donde tenía que enfrentar un combate real.
Poco a poco mientras veía el fuego apoderándose de la mansión de la familia Astrea, sus fuerzas la abandonaban, siempre creyó que los verdaderos enemigos eran los monstruos, pero ahora se daba cuenta que no solo los monstruos podían hacer daño.
-dejaste de resistirte, oh vamos pequeña no te rindas, pronto comenzara lo bueno- Lefiya que había levantado la mirada para mostrar su desafío, se encontró con los ojos rojos del aventurero, su determinación pronto flaqueo cuando recordó las historias de lo que sucedía con las mujeres que eran apresadas en tiempos de guerra, soltando unas ultimas lagrimas se maldijo por ser tan débil. De que servía tener una poderosa magia elfica cuando no podía usarla, cuando su mirada cayó al suelo vio su sombra, una la cual era usada como un objeto.
Desde lo más profundo de su corazón rogo por ayuda, por un héroe como las historias que siempre escuchaba del dios baldr, su ultimo pensamiento cayó en un pequeño niño elfo que la ayudo, mirando la sombra que se acercaba a la oscuridad vio repentinamente una sombra sobre su cabeza, la sorpresa fue genuina ya que al levantar la mirada no se encontró con nada en frente, más que los aventureros que seguían lanzando bombas a la mansión de la diosa que ignoraron esa sombra –oye Jura mira lo que…-
Los aventureros que habían girado su cabeza para ver a Gragas, se congelaron cuando un cuchillo de cocina estaba clavado en la superficie de su cráneo calvo, con pies apoyándose sobre sus hombros, la figura lo empujo con sus piernas lo mejor posible, haciendo que el aventurero obeso cayera de espaldas, Lefiya que había escuchado el sonido de carne desgarrada apenas logro ver la figura que se erguía en frente suyo.
Con ojos nublados por las lágrimas, logro divisar una pequeña figura que tenía dos cuchillos en mano –Lefiya, toma a la diosa y vete- los ojos de Lefiya se abrieron por la sorpresa, estaba tan aterrada que se había olvidado de su amigo, se sentía tan indigna que por poco se arrastra por el suelo, pero no era momento de estar aterrada, no ahora –vete- tomando una posición de combate extraña los aventureros enemigos se rieron y burlaron –miren al pequeño héroe, no importa que hayas eliminado a ese violador, tu no sales vivo- lanzándose a gran velocidad una amazona sujeto una hacha de dos manos más grande que ella lista para partirlo a la mitad, cuando el hacha estaba por tocar su cabeza, Shirou se hizo a un lado al último segundo, para la sorpresa de la amazona que termino degollada por el cuchillo que tenía Shirou, la sangre broto y ella se ahogó tratando desesperadamente de evitar ahogarse con su sangre, pero el cuchillo aún estaba incrustado en su garganta aumentando el dolor –vamos- con una mirada afilada que prometía muerte Shirou se paró en frente de Lefiya que lo miraba asombrado.
Delante de los aventureros dos nuevos cuchillos se manifestaron en sus manos, creados de motas de luz celeste, pero lo que no notaron fue como el cuchillo en la garganta de la amazona desaparecía.
