Lunes 21 de enero, 10 am.

Mansión Del Olmo

Jorge Luis del olmo se encontraba llegando, en su auto, un bocho blanco Volkswagen, último modelo, a casa de su primo Santiago. Llegaba a recoger algunas de sus cosas, como ropa, zapatos, y artículos de uso básico. Había avisado a su madre que vendría en esa hora a recoger pequeña parte de sus cosas.

Entro por el vestíbulo de la entrada y siguió derecho su camino para subir las escaleras al segundo piso, en el camino si bien no encontró a su hermana menor o a su madre, si se encontró con Cordelio, mirándolo desde el fondo del pasillo. Después de un ligero saludo a la distancia, camino directo a su habitación, en la que comenzó a buscar y guardar en una bonita maleta de mano en color piel de color café.

Mentalmente, se despedía de esa habitación, y de la mansión. De un momento a otro, había llegado el momento de su partida de ese lugar.

Después de 15 minutos, en que la maleta se encontraba ahora llena sobre su casa, tomo un respiro y se sentó a un lado sobre el cómodo colchón.

Toco las Sabanas de la cama, el material era de la más fina calidad, parecida a la seda, observo con atención la habitación con lentitud. Encontró un escritorio de caoba a su izquierda, donde también había lápices de distintos colores y plumones para escribir, ea alto y ancho, para poder utilizarlo bajo grandes planos, en los que trabajaba día a día debido a la carrera de arquitectura que estaba cursando en la universidad iberoamericana.

Con un poco más de nostalgia observó las blancas paredes y el techo.

Le era difícil entender que le habían tomado cariño a una casa que no era suya, a pesar de la insistencia de su madre, que una y otra vez decía que por derecho esa casa les pertenecería después de la muerte de su enfermo primo. Recordar los desplantes de Santiago y el como muchas veces le había echado en cara a él y a su familia que los tenía de armados en ella. A diferencia de lo que opinaba su madre, a él le era difícil ver ese lugar como un verdadero hogar, nunca se había sentido confiado y en paz, pensándooslos que en alguno de sus comunes ataque de ira, su primo podía echarlos y no tendrían a donde ir.

Dejarlos en la calle, crea capaz su primo Santiago de eso, aunque también le resultaba un tanto extraño que, a pesar de sus comunes rabietas y amenazas, nunca había hecho algo realmente en contra de su familia. Incluso cuando necesitaba algo, Santiago mandaba o daba dinero para que lo comprara, así era incluso con el coche que manejaba. Desde que entro a la carrera de arquitectura cuando tenía 18 años, su mamá se había aferrado en que necesitaba un auto, a lo que él no quería discutir porque no quería dar más molestias. Malvina había insistido y al primer intento en el que decidieron hablar con él para decirle su apoyo, él había aceptado después de reprochar un poco.

En gran parte, Jorge Luis sentía gran lástima por su primo Santiago. Si bien había escuchado a su hermana menor decirlo varias veces cuando estaban a solas, era un joven guapo, alto, sumamente adinerado, que debería tener un buen futuro por delante. También era culto y tenía una buena educación, era una pena verlo falto de vida, el como su enfermedad lo consumía poco a poco. Como había dejado poco a poco con el pasar del tiempo de dedicarle tiempo a sus pasatiempos.

Como lo había sido, el escuchar música, dibujar y pintar, tocar el piano o el violín y tomar sus clases de tenis. Anteriormente, hace apenas, 2 años lo recordaba incluso como una persona saludable que asista a practicar tenis al menos una o dos veces por semana, y un año después había comenzado con problemas respiratorios.

Ahora, cada que se lo encontraba, veía su rostro falto de color y delgado, que fácilmente se volvía osco y molesto. Tan cansado y falto de vida, y profundamente solo.

Tomo la maleta y la colgó en su hombro, después apago las luces de la habitación y se dirigió rumbo a la salida. Cerro lentamente la puerta, con cuidado de no azotarla y camino con paso decidido, bajando las escaleras.

A poco camino para salir por la puerta principal, se encontró a Santiago en el desayunador, que si mal pensara, podría decir que parecía estar esperando a por él. Santiago lo miro desde su asiento, frente a la mesa donde tenía listo el desayuno.

'' Buenos días, primo ''

Buenos días Santiago

Siéntate, ¿no vas a desayunar? - Jorge Luis, después de dudarlo por 5 segundos, termino por tomar asiento frente a él. Cordelio, que estaba de pie junto a Santiago, se apresuró a preparar la mesa para una persona más.

En un momento el desayuno estaba listo frente a él. Y después de 4 minutos, en los que comieron en paz.

No se había prestado el momento para felicitarte por tu nuevo matrimonio, felicidades Jorge Luis, capturaste a un pez gordo El mencionado lo miro indignado.

Fue una boda por bienes separados, amo a Diana

No me digas …

sé que no me crees, que piensas que me case con Diana por el dinero de su padre

¿Y no es así?, no te preocupes. Todo salió de acuerdo al plan. Tu madre debe está muy contenta.

Te equivocas Santiago, mi madre no tuvo que ver en nada de esto, me case con Diana porque la amo Tomo un profundo respiro y se acercó un poco más al centro de la mesa A pesar de que desde hoy me voy de esta casa, si fuera por mí, mi hermana y mi madre no se quedarían en esta casa Le había contestado, sin dejarse intimidar.

Y ¿a dónde irían entonces?, ¿las llevarías contigo? Mientras seguía hablando, se notaba aún más el tono pasivo, agresivo en la conversación. De todas formas, aunque lo intentaras, estoy seguro de que tu madre evitaría dejar a toda costa esta casa , hizo una pausa para reírse entrecortadamente. Está ansiosa por heredar mi fortuna. No para de hablar de mi muerte con tu hermana cuando piensa que no la escucho

Lo dudo, ella preferiría un lugar más humilde, donde no nos humillen

A veces se aguantan humillaciones a cambio del bienestar primo

Tal vez por el momento no, porque no estaré en mi casa Hizo una pausa para mirarlo a los ojos con decisión Tengo un propósito, y lo voy a cumplir. Algún día te voy a pagar todo lo que nos has dado

Y ¿cuánto tiempo tengo que esperar?

Lo que tarde en terminar mis estudios generar mi propio dinero

Pues terminadlos pronto, ¿no?

Lo haré, de eso estoy seguro, claro que lo haré

Se te hace tarde hijo Malvina hizo acto de presencia en el desayunador.

Aquí tienes a tu ángel protector Santiago hablo sin ánimo viendo a su tía. Que viene a librarte del demonio

Jorge Luis tomó un rápido y corto trago del jugo de naranja frente a la mesa, y se levantó de la mesa, ignorando el plato lleno y sin tocar frente a él. Hasta luego mamá , sé incluso para darle un beso en la mejilla a su madre y salió sin mirar atrás.

¿Oíste lo que me dijo Jorge Luis? Santiago le pregunto a Malvina sin prestarle atención

sí, el pobre cree que te debemos algo

Bueno y si no es verdad ¿Por qué no le reclamas a la justicia?

Porque no te ganaría Inmediatamente después de ese comentario, Santiago de río jugándomelos con la comida sobre su plato, y Malvina se animó a continuar Pero hay una ley que no está escrita, y a esa ley me atengo. Por eso no me voy de esta casa. Y sé hasta donde puedes llegar tu también Hizo una ligera pausa para mirarlo detenidamente, y para ese momento ya tenía toda su atención. Puedo hacer polvo el prestigio de tu apellido

Santiago dejó los cubiertos sobre en plato y giro la cara a la izquierda. Para lo que me importa ya el prestigio de mi apellido

Claro que te importa, esa es otra de las razones por las que nos tienes de compañía

Él estuvo a poco de atragantarse con el aire, y reflejo un inmediato malestar con dificultad para respirar. Tenerte de compañía , le contesto con amargura.

Aunque para torturarnos te servimos de distracción, y a la vez tú a nosotros. Porque te vemos sufrir y gemir, y retorcerte en una espantosa agonía que podría durar meses, o posiblemente años. Estás completamente muerto en vida y no haces más que provocar lastima a todos los que tienen la dicha de verte . Malvina lo miraba directamente a la cara con el mentón bien alzado, mientras Cordelio, que no había dejado de estar de pie a un lado De Santiago, se quedaba helado en piedra, únicamente abriendo aún más los ojos en su dirección. Te morirás Santiago, tarde o temprano te morías

Vete, vete de aquí víbora Él le contestó con lo que parecía ansiedad y un poco de dificultad para respirar.

Sí, Santiago, me voy Malvina se levantó del asiento que había tomado justo enfrente de su sobrino con una sonrisa triunfante. Si me acerque fue por mi hijo. Porque a mí puedes decirme lo que quieras, pero no toques a Jorge Luis. No lo hieras, ¡Porque soy capaz de todo!

¿De qué más puedes ser capaz? Él le preguntó inquieto

¡De quitarte la vida antes de tiempo!, ¡Soy capaz de matarte!

No lo dudo

Haces bien en no dudarlo . Con ese comentario, Malvina había comenzado a bajar el tono de su voz. Cordelio los miro incómodo.

Te irías a la cárcel. El término por decirle mientras presentaba aún más malestar.

¡Iria con gusto! Ella lo miró alzando una de sus cejas, mientras Santiago le devolvía la mirada molesta desde su asiento.

Y después ella salió del desayunador sin voltear ni una sola vez más. Dejando a Cordelio y a su sobrino abruptamente.

Así como te deshiciste de mi padre. Maldita, Maldita Arpía Santiago susurro, mientras Cordelio lo miraba preocupado.

Pasaron apenas tres minutos, o posiblemente cuatro, para que Malvina, en compañía de su hija Digna, pasaran enfrente del pasillo dirigiéndose rumbo a la salida.

Santiago le pidió a Cordelio que lo dejara a solas, por lo que restaba de la tarde, hasta que fuera la hora de la cena, a lo que este estuvo a punto de protestar, antes de ver su rostro retador.

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Martes 21 de enero, 3 pm

Pasaron cuatro días desde el sábado 18 de enero, en los que María Mercedes, en compañía de su hermano menor Andrés, esperaban en casa la llegada de su Padre, el cual no había llegado. Era como si hubiera desaparecido desde la mañana en la que María Mercedes le había gritado por encontrarlo borracho cuando se supone que debería estar en sus completos sentidos para ir a ver a su hermana que estaba privada de su libertad en la detención a menores.

A pesar de ser un hombre irresponsable desde que tenía memoria, María estaba segura de que, desaparecer completamente no era un comportamiento normal en su padre. Porque si no llegaba a dormir por la noche, entonces hacía acto de presencia a la mañana siguiente, o a más tardar aparecía por la tarde.

Por estar esperándolo en casa, María no había ido a trabajar esos últimos tres días y hacía dos días que no tenían más comida en casa para ese día, afortunadamente contaban con la ayuda de sus vecinos, que al verlos solos les daban un poco para comer.

Desde los 10 años, María trabajaba vendiendo boletos de lotería, entre otras cosas en la calle, para a duras penas llevar un poco de dinero a su casa y así poder comprar un poco de comida. En un principio no había dejado la escuela, pero fue hasta que se recibió de la primaria que abandono completamente sus estudios por la falta de comida en el hogar.

Su padre era un borracho que se gastaba lo poco que ganaba en alcohol, dejando a sus hijos sin supervisión y sustento básico para vivir. Por otro lado, estaba su madre que los había abandonado cuando María tenía 8 años y el resto era historia.

Vaya, menos mal que llegas. ¡Ya me estaba muriendo de hambre! exclamo Andrés a su hermana Mercedes, que venía llegando de la casa de su amiga Candelaria.

¿Ya no hay nada para comer? Ella le peguntó mientras tomaba asiento en la mesa y resoplaba aire por la nariz.

No hay más que tortillas duras

María Mercedes se acercó a él y tomo sus manos entre las suyas Andresito, mira. Aguántate el hambre, aunque sea solo un poquito más Hizo una pausa para acariciar su cabeza. Voy a ver si vendo unos cachitos de lotería, y te compro algo, ¿sí?, para que comas .

No, no puedo esperar. Si tengo las tripas que se me revuelven en el estómago por el hambre El pequeño se quejó.

Ve a la casa de doña Filo y pídele algo para comer. Mientras yo voy a vender algo para poder comprar, aunque sea algo rico para cenar, ¿sí?

A lo que el niño asintió y ella volvió a acariciar su cabeza y después tomo la cesta de paja que tenía flores de colores y los boletos de lotería, y después salió por la puerta. Volteando solamente una vez más para despedirse de su hermano.

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Santiago salió del desayunador, del que no se había movido después de pelear con su tía y despedir a Cordelio. Caminaba a paso fuerte, golpeando el piso a su paso, visiblemente molesto. Subió las escaleras hasta llegar al piso de arriba y en el camino para llegar a su habitación tomo un lujoso jarrón de porcelana china que se atravesaba por su camino para estrellarlo fuertemente contra la pared.

Siempre había tenido un carácter difícil, a palabras de otras personas, incluso inflexible en opinión de los trabajadores de la mansión, aún más que su padre, El fallecido Norberto Del Olmo. Aunque en un principio, cuando tenía 18 años y la familia de su difunto tío Fermín había llegado a compartir techo con él en la mansión, no le había agradado precisamente, pero tampoco se había quejado o reprochado a su padre, porque entendía la posición en el que este se encontraban, como únicos familiares directos de Malvina y sus dos hijos. En una sociedad en la que los hombres siempre debían proveer a sus familias.

Si bien, primeramente por la diferencia de edad había sido difícil mediar una amistad o hermandad con sus dos primos, Jorge Luis y Digna, al menos intentaba no ser de molestia o incomodidad para ellos, había llegado a sentir una especia de lástima por ellos y su madre al verse desprotegidos y en banca rota después de la inesperada y repentina partida de su tío. Algunas veces su orgullo y su mala forma de expresar sus sentimientos, le había hecho imposible generar una buena relación con ellos.

Tres años y medio después de la llegada de sus familiares, su padre había enfermado poco a poco, presentando un deterioro visible que le quitaba el sueño únicamente a su hijo Santiago. Mientras más pasaba el tiempo, este mismo ponía más atención en su tía Malvina y se estaba volviendo paranoico, sospechando constantemente y generando todo el tiempo ideas en como era posible que "" Malvadina "", como comenzaba a llamar a su tía, tenía que ver en el deterioro de salud de su padre.

Fue una tarde en la que las sospechas que le quitaban la tranquilidad constantemente, lo habían obligado en vigilarla más de cerca, que finalmente la había escuchado, mientras espiaba detrás de la puerta entre abierta de la habitación de su tía, como le decía a su hija menor Digna, el cómo su tío Norberto se iría al cielo con su padre Fermín.

Era algo en su tono de voz, lo que le picaba dentro de la piel, al escucharla y notar la burla en sus palabras, que todo se acomodaba perfectamente para entender. Para alguien fuera de inocencia como lo era Santiago, que irremediablemente era ella la que de alguna forma estaba logrando el deterioro en la salud de su padre, encontraba el gozo y la esperanza en sus palabras. Como si su plan estuviera saliendo a la perfección.

Cuando Santiago intentaba hablar con su padre, cuando este estaba en cama completamente desahuciado por los doctores y a espera de su muerte, Norberto Del Olmo únicamente se quedaba en silencio después de escuchar las teorías en las que su hijo Santiago sospechaba que su cuñada Malvina tenía algo que ver en su inesperada enfermedad. Pocos días después de esas conversaciones, su padre había muerto en extrañas circunstancias por la madrugada cuando todos dormían.

Santiago había llorado su muerte a grito vivo y en silencio, había amargado su espíritu con el pasar del tiempo en la constante compañía de su tía Malvina y sus dos hijos. Le hacía gran daño tenerlos a un lado, pero no podían soltarlos.

Su odio por su tía solo había incrementado con el pasar de los años siguientes, había llegado a pensar que ella era una especie de practicante de brujería o algo parecido, que se encomendaba a algún demonio, disfrazándolo visitando la iglesia dos días a la semana como tenía de costumbre, también sospechaba que le echaba algo al agua de la casa o a los alimentos.

La encontraba sorpresivamente hablando en su contra de manera desagradable en compañía de sus hijos. Hablando mal de él y deseando que le sucediera cualquier tipo de inconveniente, como si olvidaran que él vivía en esa casa. Cuando ellos se veían descubiertos accionaban asustados, como si vieran a un fantasma, especialmente la chiquilla, su prima Digna.

Los primeros encontronazos fuertes que tuvo con su primo Jorge Luis, el hijo mayor y favorito de Malvina, habían sido por ofender a su madre en su cara, reprochándole que esta era una bruja sin corazón, que estaba perdiendo su alma. Que posiblemente ella había sido la causante de la muerte su tío y también la de su padre.

Entonces se había convertido en uno de sus pasatiempos favoritos, molestar a su primo Jorge Luis y a su tía de cualquier forma para que, finalmente, esta última enseñara las garras y los dientes en la defensa de su hijo favorito.

Santiago se había reído pensando que Malvina era como un tigre con las uñas recortadas y los dientes de fuera, y que el mismo se había encargado de sacárselos, al verse descubierta y señalada por él. Sentía gozo al molestarlos y ver como reaccionaban y después, cuando Malvina le hacía comentarios hirientes, le bajaba lo poco que le quedaba de autoestima y se deprimía en su silencio y soledad. Porque eran palabras que resonaban en lo profundo de sus entrañas, porque sabía que ella estaba en lo correcto. Que estaba en los años más jubilosos de su juventud, que tenía todo, pero al mismo tiempo cada vez se hacía más claro el hecho de que estaba condenado a una muerte inevitable, una soledad y amargura que lo acompañaba y acompañaría constantemente hasta el final de sus días.

Al odiarla, él se sentía que se estaba corrompiendo y lo peor de todo era que solo se trataba de cuestión de tiempo, podían ser meses.

Como ella había dicho, posiblemente su muerte tardaría en suceder varios años, en los que su tía, gracias a su odio, disfrutaría el proceso de ver como él moría lentamente en vida, como se marchitaba poco a poco, hasta que la lastima no fuera suficiente para alguien como él. Fue entonces que acepto en silencio lo que para su asombro era su mayor temor.

Vivir demasiado, deteriorarse cada vez más y más en presencia de quienes lo ansiaban. Que mientras el sufrir y se apagaba, los demás reían su miseria. Eso había pensado mientras veía una silla de ruedas eléctrica que descansaba en una de las esquinas de su habitación.

No quería permitir que vieran su vulnerabilidad.

Hizo una pausa entre sus acalorados pensamientos para verse frente al espejo detenidamente.

Soy un guiñapo , se quejó frente al espejo, tocando el reflejo contra el espejo con las llamas de sus dedos, mientras lágrimas espesas comenzaban a caer por sus mejillas.

Tenía miedo, miedo de perder la poca dignidad que le quedaba, poca dignidad que podían apreciar en su reflejo frente al espejo. Poco a poco, las palabras de su tía se sentían más reales y cercanas.

Se quitó los zapatos caros y los dejo caer al suelo. Tomo asiento en su cama y se acostó en ella, tendido, derrotado. Intentándooslo olvidar todo por un momento y obtener fuerza para continuar. Solo quería tomar una pequeña siesta.

Habían pasado tres horas, en las que Santiago, a la imposibilidad de poder dormir, se había perdido en sus pensamientos y en la lectura.

Recordó como muchas veces, a lo largo de su vida, se había preguntado si realmente existía la justicia divina, de la que le gustaba hablar a su padre cuando compartían conversaciones profundas.

Norberto Del Olmo solía hablar de ese tipo de cosas. Era un hombre con el espíritu esperanzado en la buena voluntad de las personas. Había tenido interesantes discusiones con él, en las que él defendía la filosofía política de Rousseau, mientras Santiago defendía la filosofía contraria de Maquiavelo.

Rousseau decía que "" El hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe "". Mientras Maquiavelo contrariaba diciendo que "" El ser humano es vil por naturaleza, y que la realidad es mala. Por lo que, todo hombre que se precise bueno en un mundo de malvados, estaba destinado a construir su propia ruina "".

El reloj dio las 4 de la tarde y Santiago ya sintiéndose cansado de verse encerrado en la oscuridad de las cuatro paredes de su habitación, únicamente iluminada por la luz que entraba de las gruesas cortinas, Había terminado por salir al jardín de la mansión, no tenía hambre y tampoco ánimo para comer, también parecía ser demasiado tarde para un café.

Así que termino por tomar asiento frente a la mesa de centro, su predilecta para pasar tiempo en el jardín y tomar el sol por las mañanas.

Traía consigo el libro de Hamlet de William Shakespeare. Habían transcurrido escasos cuatro minutos que había comenzado su lectura, cuando se vio abruptamente interrumpido por una voz animada que le hablaba desde las rejas de color negro que cubrían los terrenos de la casa.

Desvío la mirada con evidente molestia y termino por encontrarse a una chica de aspecto sucio y descuidado que le sonreía mientras le enseñaba en su mano derecha lo que parecía un montón de billetes de lotería. Inmediatamente, los rasgos de su rostro se endurecieron toscamente y fue directo a donde estaba la chica para correrla de su propiedad.

¡pordiosera!, ¿qué haces aquí?

¡oiga joven!, ¿no me compra un billete de lotería? le hablo animadamente con una sonrisa en la cara.

En cinco segundos Santiago había saltado de su asiento y había caminado apresuradamente en su dirección, y en un abrir y cerrar de ojos la muchacha lo tenía de frente a las rejas que separaban los terrenos de la propiedad.

Mejor sigue tu camino muchacha, yo no compro lotería, ! No molestes!¡, conforme más palabras salían de su boca, las facciones de su rostro se endurecían más y más. Pero la muchacha solamente hizo una mueca apenas perceptible y parecida a una cara de pez, con los ojos bien abiertos y la boca entre abierta, mirándolo en silencio.

Y a la falta de reacción que esperaba, Santiago se exasperó aún más. También le molesto el sentirse criticado por los ojos de la muchacha, seguramente notando su deterioro de salud reflejado en su apariencia.

no hay que ser cuata Chun, mira, vamos a platicar. ¿Cómo estás? ella le continuó hablando animadamente detrás de las rejas, y en respuesta él movió su cabello de un lado a otro con una de sus manos en señal de frustración.

¡no quiero repetirte que te largues!

¡no te enojes!, ¡te vas a poner viejo y arrugadote!

Maldita callejera

La chica se burló ¡¿a poco a si nos llevamos ya?!

¡No me provoques pordiosera!

Pues si la calle es de todos cuate, serían-

¡Serán las calles donde viven los muertos de hambre como tú!, pero aquí no es así. Ese lugar donde estas parada me pertenece, ¿me entiendes?, ¡Me pertenece! Santiago hablaba, mientras hacía diversos gestos, con las manos exasperado.

Y te vas por las buenas o por las malas . Con su mano derecha apretó una de las manos de la muchacha que estaban sujetados por las rejas.

AAUUU!!, ash, ¡no seas ogro! Ella se quejó y sobo sus dedos con la otra mano en la que llegaba los billetes de lotería. Después volvió a mirarlo y sonrió.

mira. Solo cómprame un billete y no te molesto más

Te dos 30 segundos para que te largues, ¡Si no lo haces te va a pesar! Hizo una pausa para respirar y la observo de reojo. ¿qué esperas eh?

Ash, tan guapo y tan enojón

El semblante de Santiago cambio inmediatamente a uno contraído y se abrazó a sí mismo como una persona que experimentaba un cambio brusco de temperatura.

Tú, ¿tú estás enfermo, verdad? '. Ella hizo una pausa, en la que no recibió respuesta por parte de él. Segurito que dios te tiene castigado por ser así. Tan despreciativo y mala onda con nosotros los pobres

Ninguno de los dos se había dado cuenta de que había llegado un taxi a los terrenos de la casa, del que bajaba Malvina y su hija Digna, con algunas bolsas de compras. Santiago se dio cuenta de su presencia hasta que escucho como cerraban fuertemente la reja detrás de ellas.

Por su parte, Malvina, lo vio disimuladamente de reojo y siguió su camino, cuando su hija había intentado detenerse para cuestionar la situación en la que su primo estaba hablando con la chica de cabello tupido. Pero acelero en paso detrás de su madre para no quedarse atrás. Y después desaparecieron juntas por la puerta principal.

¿Qué paso?, ¿a poco te quedaste sin lengua? Ella se burló

¿No me tienes miedo, verdad? Él le preguntó ya cansado.

Ni tantito así cuate Hizo un gesto extraño con cuatro de sus dedos que Santiago no entendió. Después se giró en dirección contraria para seguir su camino, pero fue interrumpida por él nuevamente.

! No te vayas andrajosa! Y él se quedó observándola a los ojos

Pues ahora, ¿qué tanto me miras?, ¿se te perdió una igualita a mí, o que ? Alzo los billetes de lotería que sostenían con la mano ¿qué onda cuate?

te compro todos

Ella abrió bastante los ojos y ladeo la cabeza en confusión ¿cómo?

Que te compro todos dije

Ella sonrió, Pues Orale

Él hizo un gesto para tomar con la mano los boletos que ella sostenía, a lo que ella reaccionó apresuradamente.

¡Momento cuate!, dando, dando, pajarito, volando. No será que te claves la lana

¿Me estás llamando ladrón?

No pues, uno nunca sabe. A lo mejor agarras los billetes y como estás ahí enjaulado y todo, te pintas de colores y ni me pagas no

No, pues fíjate que no. La ladrona aquí serás tú. ¡Eso y más!

Ella lo miró dolida Pues sabes que, ¡ahora no te vendo nada!

Peor para ti Él le contestó mientras se volvía a abrazar los hombros en evidente incomodidad.

María mercedes recordó rápidamente a su hermano que la esperaba en casa, y su última conversación, antes de que ella saliera a trabajar. Tomo los 30 billetes de lotería con las dos manos y se las ofreció. Pues caite con la lana

Él, antes de tomarlos, saco rápidamente su cartera de una de sus bolsas del pantalón. ¿Cuánto es?

Cada boleto cuenta 50 pesos, y son 30. Entonces serían 1,500 pesos

El saco la cartera fuera de la reja y la abrió de par en par frente a la muchacha, sin perder de vista su reacción. Después le dio el dinero que había pedido y tomo todos los billetes de lotería.

¡Ahora si me pinto! me dijo emocionada mientras embocaba otra sonrisa, Gracias por la compra cuate

Vuelve por aquí y te compro más

¿de veras?, ¿Cuándo? Ella lo miró esperanzada.

Cuando tú quieras. Andrajosa Santiago le contesto.

¡Como serás insultón eh! Ella protestó, y después de mirarlo por un momento, volvió a su sonrisa de siempre y le dijo De todas formas, gracias por comprarme todos los boletos. ¡Mi hermanito se pondrá muy contento! Y después siguió su camino directo a casa con una sonrisa.

Santiago la vio caminar en dirección contraria, muy contenta, mientras desarrollaba una nueva idea para hacerle la vida imposible a su tía Malvina.

Gracias por leer .