Estaba pensando en el regreso de la humana, el traidor de Hunter y los demás necios que la acompañan... También en ese sueño que tuve, debido a esos pensamientos no podía concentrarme ni siquiera en alguna nueva idea para derrotar al Coleccionista, ni siquiera para hacer alguno de mis otros pasatiempos, deje de pensar en ello ya que mi querida creación me había sacudido para que volviera en si.
Lucinda: Lo siento, es que me preocupe de que te hayas "apagado" ¿Todo bien?
Sebastian: Sí... Solo estaba pensando en algo.
Lucinda: ¿En qué?
Sebastian: La vida y el destino.
Lucinda: Uh, ya veo.
Sebastian: Ya vengo.
Lucinda: ¿A dónde vas?
Sebastian: A ver una cosa, no tardo.
Salí de la guarida, pero esta vez sin mi bastón, hoy no tenia ganas de volar sobre eso, mientras caminaba y veía al rededor todo este camino familiar de maldad en este universo, unos ruidos como de pelea llamaron mi atención y corrí hasta donde se escuchaban cada vez más cerca, al llegar no podía creer lo que mis ojos estaban viendo ¡La humana que se transformo en alguna clase de monstruo y mi querido padre aún con vida! Ambos se encontraban peleando, obviamente alenté a padre mientras estaba escondido para que ella no notara mi absoluta presencia, pero obviamente paso lo que quería que el destino pasase... La humana se llevo la victoria al acabar con la vida de mi padre... Salí corriendo de mi escondite corriendo mientras caían mis lagrimas ¡Otra vez lo había perdido! Regrese a la guarida y me tumbe en mi cama mientras seguía llorando, no conté con que ella estuviese despierta en este momento.
Lucinda: Oye ¿Qué tienes? ¿Qué sucedió allá afuera?
Sebastian: Ahora no... Vete...
Lucinda: Pero quiero ayudarte.
Sebastian: ¡Lárgate, déjame solo, que no quiere escucharte y ni verte ahora mismo, con eso me puedes ayudarme!
Lucinda: ...
Lucinda: Que grosero... Pero esta bien, perdón por preocuparme.
Sebastian: Hmm...
Ella fue dejándome solo como le había perdido, estuve llorando por un buen rato, luego de eso me levante, fui hasta mi laboratorio y empecé a desquitarme con los frascos vacíos tirándolos fuertemente contra el piso, deje de hacer eso porque vi que en la armadura que construí había una gota de sangre aún fresca de el Coleccionista, la limpie con una servilleta que tenia y de pronto se me ocurrió una idea. Puse la servilleta con la sangre del Coleccionista en un frasco con la muestra de sangre de la criatura, al meterla vi como poco a poco esta era destruida.
Sebastian: Hmm... ¿Será posible qué esta sangre pueda acabar con él? Un momento ¿Por qué solo conformarme con destruirlo a él?
En ese mismo instante se me ocurrió una idea, fue a despertar a mi querida Lucinda para contarle.
Sebastian: ¡Lucinda, despierta!
Lucinda: Hmm... ¿Qué pasa? ¿No que querías estar solo?
Sebastian: Mira... Lamento la manera en la que te trate...
Lucinda: Hmm, ah esta bien, no puedo enojarme contigo.
Sebastian: Me alegra, ahora escúchame, he descubierto algo y necesito de tu ayuda.
Lucinda: ¿Y cómo podría ayudarte?
Sebastian: Necesito una compañera de viaje, iré al planeta de origen de la persona que acabo con mi padre.
Lucinda: Oh.
Sebastian: ¿Me acompañas?
Lucinda: Claro ¿Pero cómo iremos?
Sebastian: Descuida, déjamelo eso a mí.
Primero que nada, antes de partir, decidí que antes necesitaba conseguir la vida eterna, estuve experimentando un buen tiempo y finalmente lo conseguí... Bueno, pero no de la manera en la que esperaba, lo que conseguí en verdad fue que jamás envejecería, seguiría estando con la misma cara, voz y altura ¿Ya es algo, no? En fin, fui hasta el cráneo del Titán que es en donde estaba encerrado el Coleccionista y descubrí algo interesante, el lugar era una nave, al parecer así es como había llegado aquí y ya sabia entonces como ir a su lugar de origen, fui de vuelta con mi querida Lucinda para contarle.
Sebastian: Listo, ya descubrí como irnos.
Lucinda: ¿Y cómo?
Sebastian: Tú solo sígueme y ya, pero primero, necesito hacer una cosa más.
Decidí pasar los siguientes días experimentar con la sangre de la criatura, decidí convertirla en un arma y todo gracias a ese libro que trataba sobre un humano llamado "Oppenheimer", decidí crear bombas iguales a las suyas, pero en lugar de librar una explosión, lo que soltarían las bombas seria la sangre de la criatura convertida en humo, ya terminado eso fui mientras mi querida Lucinda dormía; fui con las bombas una por una hasta llevarlas a la nave para dejarlas bien escondidas. Volví con ella para despertarla, le dije que ya era hora de irnos, ambos empezamos a empacar y fuimos hasta la nave.
Lucinda: Increíble que esto sea una nave.
Sebastian: Muy bien, ahora voy a activarla.
Fui a buscar los controles de la nave para así activarla, cuando los encontré toque un par de botones hasta que la nave comenzó a moverse y elevarse destruyendo un poco el cráneo del Titán, puse las coordenadas de a donde queríamos ir y así ambos empezamos a dirigirnos a nuestro destino.
Lucinda: ¿Qué haremos al llegar allí?
Sebastian: Preguntarle a su gente cómo destruirlo.
Lucinda: ¿Y crees qué lo harán?
Sebastian: Tienen que, acabo es su problema también.
Lucinda: Hmm, entiendo.
Sebastian: Ah si, lo había olvidado, tengo algo que mostrarte.
Lucinda: ¿Qué cosa?
Sebastian: Ven, sígueme.
Ella me obedeció, empezo a seguirme hasta una parte de la nave, allí le mostré que había una cámara de hipersueño.
Lucinda: ¿Y eso qué es?
Sebastian: Esto mi querida compañera, hará que tu viaje no sea tan agotador para ti, esto hará que duermas bien hasta que lleguemos.
Lucinda: Pero solo hay una ¿Qué pasara contigo?
Sebastian: Descuida, estaré bien, después de todo alguien tiene que hacerse cargo de la nave.
Lucinda: Hmm, supongo que tienes razón, está bien, lo hare, solo espero que no me despiertes tarde.
Sebastian: Lo prometo.
Lucinda: Bueno, nos volveremos a ver pronto, pero antes de dormir, quiero hacer esto.
Sebastian: ¿Qué?
Ella me agarro de mi camisa, para acercármele más y juntar sus labios con los míos ¡Me había besado! Mi primer beso... Su primer beso ¡Nuestro primer beso! Me costo corresponderle un poco su beso, pero luego de un rato le correspondí, nos separamos por la falta de aire y al alejarnos se formo un hilo de saliva con la mía y la suya.
Sebastian: Wow...
Lucinda: Lo sé, nos vemos.
Ella se coloco en la cámara, esta se empezo a cerrar y la había dormido, mientras ella dormía, fui nuevamente a la sala de control y mande un mensaje a esos tontos diciéndoles que era el Coleccionista y que volvía a casa con una gran "sorpresa" para todos, había pasado un 1 año de viaje y ahora tenia 13 años de edad, poco eso me importaba de que era ya un adolescente ya que finalmente había llegado al planeta y era recibido por todos sus habitantes, se notaba mucho que estaban contentos por el "regreso". Puse para esta ocasión por lo que estaba a punto de pasar mi canción favorita, la Entrada de los Dioses al Valhala, empecé a tirar las bombas y veía como estas caían sobre el suelo, al principio los habitantes del planeta no entendía qué pasaba, pero cuando empezaron las bombas a liberar el gas y algunos comenzaron a inhalarlo para después morir, los demás al ver eso comenzaron a correr, pero no había lugar en donde esconderse ya que las demás bombas liberaron el gas y poco a poco todo habitante del planeta empezaba a morir; y yo en la nave veía feliz esta masacre.
