Los Juegos del Drama

—No recuerdo haber dormido así — observaba Tamara a su alrededor.

La chica, se encontraba en una plataforma de madera flotando sobre el mar, y cuando volteaba hacia arriba, la luz lastimaba sus ojos. Se encontraba cerca de la isla, aunque del otro lado, donde no había campamento, ni nada conocido.

Al igual que Tamara, el resto de los concursantes se encontraban en sus respectivas plataformas, todos alrededor de una vieja plataforma de madera que se encontraba en el centro, sobre la cual descansaban lo que parecían ser armas, cantinfleras, mochilas, entre otras cosas.

—¿Estás bien? — preguntaba Randy, que se encontraba a dos plataformas de la chica, y lograba observar como lucía aterrada mientras se incorporaba con dificultad en la plataforma tambaleante.

La chica simplemente asentía, con la mirada perdida en el agua, de la cual temía.

—No, no, no, no…— se aterrorizaba Zack, quien también le tenía fobia al agua, y se veía completamente rodeado por ella.

—¿Qué es esto? — preguntaba Sky a Wade, quien estaba a su lado, y él miraba angustiado.

—Creo que es obvio de qué película se trata — respondía el chico, mientras el resto intentaba permanecer de pie en su respectiva plataforma.

—"Bienvenidos, cinéfilos. O, ¿debería decir 'tributos'? — saludaba por el altavoz Austin, pero nadie lograba ver dónde se encontraba —. Creo que es obvio de qué se trata todo esto. ¡Bienvenidos a los Juegos del Hambre! — celebraba a lo lejos, mientras los cinéfilos solo observaban cansados a su alrededor —. Conocen la dinámica, pero debido a que la ley les impide matarse unos a otros, este reality tomará un rumbo diferente…".

—Tómate tu tiempo — pedía Zack, temblando del miedo, y Jasmine, cuya plataforma estaba a su lado, lo observaba consternada.

—"Lo que ven en la vanguardista plataforma del centro son provisiones: comida, agua, pistolas de paintball, tasers, y dardos anestésicos. Como bien saben, el último competidor en seguir en pie dentro de los Juegos es declarado como el triunfador. Deberán sobrevivir cada uno, solos, en medio de la isla, con las provisiones que logren conseguir, y escondiéndose de los demás. Pueden eliminar al resto utilizando las armas, siempre y cuando logren dejar al otro competidor inconsciente, o bien, disparen al pecho o la cara — anunciaba el anfitrión y algunos lucían temerosos —. Luego de la cuenta regresiva, que comienza a partir de este momento…— narraba, cuando sobre la Cornucopia un reloj contaba en reversa desde el sesenta — podrán salir de sus plataformas y tomar provisiones, o huir. Si alguno de ustedes trata de saltar antes de tiempo, tenemos algunas sorpresas para ustedes, así que les recomiendo que lo analicen" — reía por lo bajo.

—Eso no me es de ayuda — temblaba Tamara, hecha una bola de nervios, y Randy miraba desde su posición, consternado.

—¿Sabes? Podríamos aliarnos para sobrevivir, al menos por el primer par de días— sugería Zack con una sonrisa cómplice, observando a Penny, quien prácticamente lo fulminaba con la mirada.

—No tengo la más mínima intención de pasar un segundo más cerca de ti — respondía la chica áspera, hiriendo al chico, quien parecía meditar en cómo continuar con la conversación.

—¿Qué rayos sucede con ustedes dos? — preguntaba Jasmine, interfiriendo entre ambos, quienes miraban incómodos a la rubia, y desviaban la vista.

—"Y quedan diez, nueve, ocho…"— contaba Austin desde el altoparlante, mientras todos lucían confundidos, analizando cuál sería su próximo movimiento.

—No quiero nadar, no quiero nadar, no quiero nadar…— susurraba Tamara, entrando en pánico.

—¡Ni se te ocurra llorar ahora, Tamara! — gritaba Selene observando a la chica desde su lugar.

—Vamos, tú puedes — le susurraba Wade, cerca de ella, aunque ella parecía no prestar atención a nadie.

—"Siete, seis…— contaba Austin —. ¡Oh, casi lo olvido! Al ser los ganadores del desafío pasado, Zack y Penny tienen la oportunidad de ganar juntos".

—Genial — sonreía Zack a la chica, mientras Jasmine se confundía más y más, y Penny rodaba los ojos.

—"¡Tres, dos…!" — continuaba el conductor, y todos marcaban posiciones.

—Tampoco quiero nadar…— reía Zack nervioso, buscando ayuda cerca, y Penny rodaba los ojos.

—Ojalá te ahogues.

—"¡Uno! ¡Los juegos comienzan, tributos! — anunciaba el anfitrión con una risa macabra —. Adoro mi trabajo".

—Nos vemos, perdedores — susurraba Selene con seriedad, determinación directamente al agua, mientras cada competidor comenzaba a imitarla.

—¡Vamos Penny, tú puedes hacerlo! Podrías caminar por aquí— animaba Zack a la chica, caminando con precaución por un delgado tubo metálico que conectaba a su plataforma con la cornucopia en el centro.

—Púdrete — bufaba la pelinegra antes de lanzarse al agua.

—O, puedes hacer eso — sonreía el chico aliviado, y seguía caminando por el tubo, mientras Jasmine miraba escéptica.

Confesionario

—Hay algo entre esos dos, y definitivamente averiguaré de qué se trata — se decidía la rubia, con el cabello empapado.

Fin del Confesionario

—¡Jas! ¡Jas! ¡JAS! — buscaba Stephen con algo de desesperación a la chica, quien había desaparecido bajo el agua, mientras él permanecía en su plataforma, por primera vez indeciso de qué hacer, visiblemente atemorizado por el agua que lo rodeaba —. Solo esto me faltaba… — suspiraba con frustración, mientras lenta y cautelosamente caminaba por el tubo metálico que conectaba a su plataforma con la Cornucopia.

Mientras, Jasmine se disponía a nadar a toda velocidad hacia la Cornucopia, siendo de las primeras en llegar, junto con Selene, quien rápido se disponía a llegar a las armas antes de que la otra rubia lo lograra.

—Si crees que tienes oportunidad de ganar el desafío, creo que deberías pensarlo dos veces — amenazaba Selene plantándose frente a Jasmine, impidiéndole el paso hacia las provisiones, quien respondía con una mirada igual de desafiante.

—Hablas como si tuvieras mucha experiencia ganando los desafíos, a pesar de no haberte visto ganar uno en mucho tiempo — respondía Jasmine, escabulléndose repentinamente para tomar una lanza con punta de goma y apuntarla hacia la otra rubia —. ¿Algo que agregar, Sailor Moon? – finalizaba con una risa, puesto que la rubia parecía tener semejanza con dicho personaje.

— ¡Tienes razón, son idénticas! – se sorprendía Prince animado, quien rápidamente llegaba y visualizaba una bolsa de papitas para el camino —. ¡Esto tiene que saberlo Math!

— ¡NO NOS PARECEMOS! — reprochaba Selene, con furia corriendo por sus venas, mientras ella y Jasmine se abalanzaban a recoger todas las provisiones que podrían, sabiendo que, en caso de querer iniciar una pelea con la otra rubia, sería muy difícil que llegara a terminar pronto.

— Nos vemos — finalizaba Jasmine antes de salir corriendo al otro lado de la plataforma.

—¡Tamara! ¡Vámonos! ¡Ahora! — ordenaba la rubia a su aliada, quien seguía en la plataforma, petrificada ante la idea de nadar —. ¡TAMARA!

—Yo-yo…yo —tartamudeaba la rubia, observando con terror el líquido que la rodeaba —. No…no puedo hacerlo… — se encogía la rubia en sus hombros hecha un manojo de nervios, y Selene miraba molesta.

—¡CON UN…! — empezaba a maldecir su compañera.

—Hey Prince, creo que…me vendría bien un poco de ayuda por esta ocasión — admitía Skyler, quien había optado por caminar en el tubo metálico, con piernas temblorosas, y el rubio rizado la observaba con cautela y lanzaba un suspiro antes de ignorarla, y dirigirse hacia tierra firme —. ¿Prince?

—McLean es tan tacaño en cosas tan vitales como la comida, pero su sobrino no duda en despilfarrar en utilería estúpida — observaba Mireya, mientras ella y Kit se encontraban ya en la Cornucopia y se hacían de provisiones con velocidad.

—Es bastante probable que no pague por al menos la mitad de estas cosas — añadía el gótico, cuando encontraba una espada falsa con una etiqueta de 'Disney' en el inferior.

—Vámonos — ignoraba ella su comentario y corría para saltar de la plataforma.

—¿Necesitas ayuda? — le preguntaba Zack a Penny, cuando ella intentaba subir a la plataforma desde el fondo del agua y él yacía sobre el tubo metálico, ofreciéndole una mano.

—No más que tú — respondía ella seca y lo empujaba al agua, antes de lograr subir por si sola a la plataforma.

—¡Es tiempo de dispersarse, cinéfilos! ¡Cuánto antes mueran todos, mejor! — anunciaba Austin por el alto parlante, mientras el caos se disipaba en la Cornucopia, con unos haciéndose de provisiones, mientras que otros se dirigían sin vacilar al interior de la isla.

Kit/Mireya

—Me alegra que seamos rápidos e inteligentes y los demás estúpidos — festejaba Mireya, dándole una mordida a una manzana que había tomado de la Cornucopia.

—¿Cuánto tiempo crees que dure el desafío? — preguntaba Kit, cargando la mayor parte de las provisiones en una mochila a su espalda.

—Depende. Si el resto se enfoca en sobrevivir, al igual que nosotros, esto podría durar varios días. Pero si alguno piensa que puede ganar deshaciéndose de todos nosotros, entonces no durará mucho — analizaba la castaña, apenas con una pequeña mochila en la espalda.

—¿No te interesaría utilizar esa táctica? — preguntaba el gótico, temeroso ante la respuesta de su compañera, y ella sonreía.

—No. Estoy intentando mantener un bajo perfil, libre de violencia, a diferencia de la temporada pasada — admitía ella con una risa nerviosa —. Además, no me importaría pasar un par de días a solas contigo — reponía luego seductora, acariciando el torso del muchacho, quien no podía evitar sonrojarse.

—Este…bueno, sí…— parloteaba nervioso, mientras se pasaba una mano por el cabello, y Mireya lo detenía en seco.

—Es más sencillo besarte cuando no estamos rodeados por otros diez idiotas… y Austin, el idiota mayor — decía la chica mientras se ponía de puntitas para acercarse a su rostro.

—¿Qué cosa…? — no terminaba de preguntar Kit, hipnotizado por los ojos de la castaña cuando ella le plantaba un beso en los labios, a lo cual Kit reaccionaba y rodeaba su cintura con sus brazos.

El par seguía por unos cuantos segundos cuando repentinamente, el rostro de Kit cambió repentinamente, y por una fracción de segundo, su alter ego malvado tomó el control. Pero al cabo de un momento, el antiguo Kit regresaba, luciendo perplejo.

—¿Estás bien? — preguntaba Mireya, tomándolo del rostro, al notar que dejaba de besarla.

—Sí, claro…

Confesionario

—Últimamente mi…alter ego malvado ha estado tomando el control repetidas veces y por momentos más prolongados. Es algo a lo que me he acostumbrado. Sin embargo, no sé a qué extremos llegaría con tal de ganar una vez obtenga el control absoluto — admitía Kit preocupado, en voz baja —. O peor aún, si llegara a lastimar a Mireya. Creo que lo mejor es guardar mi distancia de ella ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Fin del Confesionario

—¿Sabes? Ya que el plan es escondernos y sobrevivir, creo que nos vendría bien buscar más provisiones. Esas manzanas no durarán por mucho tiempo — señalaba a la chica, quien se detenía en seco, comiendo su segunda manzana del día —. ¿Qué te parece si nos separamos? Así podemos recolectar más cosas, y diferentes. Después, podemos vernos aquí — hablaba apresuradamente, tomando una botella de agua de su mochila y colocándolo en la mochila de la chica, así como otras cosas.

—¿Estás seguro? ¿No prefieres buscar juntos? — preguntaba ella, consternada por la actitud del chico.

—No, no. Quién sabe, quizá encuentre un conejo y lo mate. No quiero asustarte — respondía él atareado, sin voltearla a ver antes de partir apresuradamente, dejándola consternada.

Skyler/Prince

—Vaya, gracias. No tenías por qué hacerlo — agradecía Sky cuando Prince la ayudaba sin mucho ánimo a incorporarse en la orilla de la playa, ambos dotados de pocas provisiones.

—Seguro, no hay problema — se encogía de hombros él, sin añadir más, generando un silencio incómodo —. En fin, creo que puedes sola con esto a partir de aquí. Será mejor que me vaya — decía tras la pausa, y Sky ponía una expresión confundida.

—Oye, Prince… ¡Prince! —llamaba la chica corriendo detrás del rubio recién mencionado, quien no se molestaba en voltear a verla —. ¡Deja de ignorarme!

—Oh, lo siento…no vi que seguías aquí. Por cierto, si vas a seguir refiriéndote a mí, creo que debes llamarme Ozwell… — señalaba el chico, y Sky hacía un gesto de desagrado.

—¿Ese es tu nombre? — preguntaba la chica luego, y de inmediato cambiaba la expresión en su rostro cuando notaba que el chico se veía ofendido —. Es decir, debí imaginar que no te llamabas Prince…

—Sí, pero verás, Prince es solo para mis amigos — retrucaba él, y Sky lo miraba culpable.

—¡Pero tú te presentaste como Prince! ¿Por qué iba a llamarte de otra forma? — le preguntaba detrás de él, cuando el chico se disponía a seguir caminando dentro del bosque —. Mira, lo siento ¿sí? No debí haberte dicho todas esas cosas, es solo que ¡eres tan complicado! —gritaba al final, intentando llamar su atención, y el rubio se volteaba molesto.

—¿Complicado yo? Creo que desde el inicio fui claro con mis intenciones contigo, Sky, y nunca te he mentido — explicaba Prince, molesto como nunca se le había visto —. Además, ¿cuál es el problema? Creí que esto era lo que querías, que dejara de hablarte — le recordaba, y Sky se mordía el labio, culpable.

—Bueno…sí, pero no así — confesaba ella, tratando de encontrar las palabras correctas —. Es decir, somos compañeros, y… ¡no me gusta que te hagas la víctima! — finalizaba molesta, señalando al rubio con su dedo índice.

—¿Yo, la victima? Sí, claro… — reía el chico frustrado —. Olvídalo, Sky. Solo estoy accediendo a darte lo que siempre has querido… estar lejos de mí. Así que, si me disculpas, prefiero estar solo, hacer el desafío solo y… y caminar solo — decía esto último cuando se le acababan las ideas, dando media vuelta y continuando su camino dentro del bosque.

La chica suspiraba frustrada, mordiéndose el labio inferior mientras contemplaba al chico partir a en otra dirección. Tan solo un momento después, un dolor invadía su hombro derecho, y ella miraba a su alrededor, molesta.

—¿Quién anda ahí? — preguntaba observando a todos lados, pero no observaba a ni un alma, cuando en eso recibía otro golpe de un proyectil en su pecho —. ¿Qué demonios…? — comenzaba a preguntar cuando al sentir su hombro, se encontraba con una mancha oscura color carmesí —. ¿Acabo de perder por una estúpida pistola de paintball?

En eso, el cañón de los perdedores (o muertos) sonaba, y la chica suspiraba llena de frustración.

—Gracias, McLean…

Selene/Tamara

—¿Cuántas veces voy a tener que resolver todos tus problemas? — preguntaba Selene malhumorada y con su cabello escurriendo agua, al lado de la pequeña rubia, quien se encogía de hombros, aterrada.

—Lo lamento, Selene. Es que yo…le temo al agua — admitía la chica, intentando apelar al lado amable de la rubia líder, quien de repente tomaba una actitud serena.

—Entiendo perfectamente, amiga — decía esto último fingiendo amabilidad en su voz, girando la vista —. Pero se me acaban las opciones de cosas en las que puedes ser útil. Lo sabes, ¿verdad? — preguntaba y la pequeña rubia tragaba saliva.

—Soy rápida…y buena escondiéndome — respondía Tamara con confianza, sonriendo inocentemente, y Selene soltaba una risa.

—Habilidades no muy útiles para un programa donde hay cámaras por todos lados — menospreciaba la oferta, caminando decidida por el frondoso bosque.

—Bueno, yo diría que es lo opuesto…— comenzaba a replicar la chica, cuando un estruendoso ruido la interrumpía y ambas se detenían en seco —. ¿Qué fue eso?

Selene ignoraba el cuestionamiento, concentrándose en su alrededor, buscando el origen de aquel sonido.

—Shhh…— susurraba, con la vista puesta en los árboles, y su compañera se colocaba detrás de ella —. Sea lo que sea, parece que ya se fue — se encogía de hombros más tranquila, y Tamara miraba por doquier —. Pero en caso de que sea algún idiota que cree ser más inteligente que yo, ¡más vale que lo pienses dos veces! — gritaba luego al aire, provocando que unos pájaros se alejaran volando.

—No sonaba como una persona…— comentaba Tamara, con un ligero temblor, y Selene hacía caso omiso.

—Por favor, Tamara, no era na- — intentaba tranquilizarla cuando el estruendoso ruido volvía a tomar lugar, captando su atención desde uno de los árboles —. ¿Quién anda ahí?

La rubia se aproximaba a dicho árbol, escalando rápidamente el tronco. Y antes de que pudiera llegar más lejos, lo visualizaba: un viejo alto parlante emitiendo sonidos salvajes.

—¡Ni siquiera pueden conseguir animales reales! — bufaba, descendiendo del árbol, y volteando en busca de su compañera —. ¿Tamara? — preguntaba, confundida.

Se encontraba sola.

Tamara/Randy

—¡Un oso!… un, un oso… — gritaba la rubia a toda velocidad, corriendo por el bosque, sin destino alguno.

En eso abruptamente chocaba contra otro de sus compañeros.

—¿Tamara? ¿Qué sucede? – le preguntaba Randy, en el suelo gracias a la velocidad de la chica.

—¡UN OSO ME VIENE PERSIGUIENDO! — gritaba ella prácticamente sobre el chico, con su cabello hecho toda una maraña.

—¿Un oso? – preguntaba el chico confundido, alzando la cabeza con pesadez para intentar ver detrás de la chica —. No hay nada detrás de ti.

— Parece ser que…lo perdí de vista — se aclaraba la chica, luciendo visiblemente aturdida, abriendo sus ojos como platos en búsqueda del animal, mientras Randy no podía evitar mirarla fijo, y una sonrisa se le escapaba.

Confesionario

— No sé si hasta este punto, alguno de ustedes lo haya notado…pero Tamara es bastante linda — decía el chico, sin poder evitar ruborizarse, pero luego se recomponía y sacudía la cabeza —. Pero claro, como siempre digo: ¡novia es igual a problemas! Por eso nunca he tenido una… — reía Randy rascándose la cabeza, poco convencido.

Fin del Confesionario

— De casualidad, ¿quieres caminar juntos un rato? — preguntaba Randy nervioso —. Encontré una resortera con balas de paintball. Ya sabes, por si aparece otro oso.

La chica miraba escéptica la resortera, preguntándose si sería suficiente para asustar a cualquier animal, siquiera a una ardilla, pero al final le dedicó una sonrisa al chico.

— Claro — respondía, y comenzaba a caminar al lado del geek, un poco más cerca de él a como acostumbraba, y éste no podía evitar sonreír.

Wade/Prince

— Pero dime, viejo. ¿Qué hice mal? — preguntaba Prince cabizbajo, caminando sin rumbo mientras pateaba una piedra a cada paso dado.

— Sería difícil responder eso, dado que tropezaste conmigo hace tan solo cinco minutos, y nuestras interacciones a lo largo del reality han sido limitadas… — respondía Wade siguiéndole el paso, cargando una pequeña mochila consigo, mientras analizaba un mapa.

— Lo lamento, por un momento creí que eras Math… — suspiraba Prince mirando a su compañero por un segundo, y luego regresando su vista a la piedra que seguía pateando —. ¡Era mi mejor amigo! Es decir, durante los días que llegué a convivir con él, lo era…

— Obviando el hecho de que no me parezco en lo absoluto a ese tal Math, y que sencillamente podrías derribarme en este desafío con esa cosa… —interrumpía Wade y señalaba la extraña ballesta de paintball que el rubio cargaba en su mano izquierda —. Solo preguntaré, ¿me estás pidiendo consejo sobre Skyler?

— Bueno…he de admitir que eres inteligente. La mayor parte de los desafíos que ganamos, fueron gracias a ti — confesaba el chico dubitativo, mirando de reojo a Wade, quien era notoriamente más bajo que él —. ¿Bueno con las chicas? Es decir, eso no lo sé… ¿Saliste con Bay o algo así? – preguntaba y en eso Wade lucía visiblemente nervioso.

— Es de-decir, yo… —se sacudía el cuello de la playera, aclarando su garganta —. Lo único que podría decirte acerca de Sky, luego de haber convivido con ustedes por algunas semanas… ¿no crees que simplemente tiene, no sé, miedo? De salir lastimada o algo así. Muchas chicas luego sienten temor de que un chico les rompa el corazón, lo veía con mi mamá…en las telenovelas — decía finalmente apenado, expectante a la reacción del rubio.

Prince entonces le lanzaba una mirada escéptica.

— Creo que eso simplemente es algo estú- — comenzaba a decir el rubio, cuando repentinamente sentía algo en el cuello, y comenzaba a marearse —. ¿Qué demonios?

En eso, Prince puso la mano detrás de su cuello, encontrándose con un dardo tranquilizador que logró extraer con facilidad.

—¿De dónde provino eso? – preguntó Wade con los ojos abiertos como platos.

— Te confieso que…no soy rubio natural — suspiraba Prince intoxicado con la anestesia antes de caer al suelo, completamente dormido, mientras Wade corría despavorido, y a lo lejos el cañón de eliminación se escuchaba.

En eso, cierto muchacho se asomaba sigilosamente detrás de unos densos arbustos, buscando con la mirada en sus alrededores, en caso de que algún otro de sus compañeros apareciera.

— Siempre odié a los chicos populares… — susurraba Stephen con su usual rostro analítico, sosteniendo firmemente su pistola de dardos, con un ojo en la mirilla mientras seguía apuntando —. Especialmente a los rubios — finalizaba, con mirada siniestra.

Kit/Mireya

— Kit… ¡KIT! — llamaba Mireya mientras corría apresurada, intentando seguirle el paso al chico, quien le llevaba cierta ventaja, procurando alejarse lo más rápido posible.

— Ya te he dicho que iré a buscar rápidamente algo de comer, regreso enseguida — decía él, algo frustrado, pero con su usual serenidad, corriendo bastante rápido.

— Podemos hacerlo juntos, ¡estuve en un reformatorio una vez! A mí no me asustan ninguna de esa-… — decía la chica sonriente cuando repentinamente caía de una gran roca que Kit había logrado saltar con agilidad, cayendo sobre otro montón de rocas.

— ¡MIRE! — gritaba Kit preocupado, dando media vuelta y corriendo a socorrerla —. ¿Estás bien? — preguntaba mientras se arrodillaba a su lado, y acariciaba su rostro.

—Creo que…me torcí el tobillo — se quejaba ella, visiblemente adolorida.

—Yo…lo, lo siento, todo es mi culpa — se lamentaba Kit intentando ocultar su nerviosismo —. Espera…

En eso, el chico cuidadosamente la tomaba en sus brazos y la levantaba del suelo.

— Vamos, encontremos un lugar para descansar — decía mirando dulcemente a la muchacha, quien se limitaba a sonreír.

El chico caminó por unos cuantos metros cuando en eso ambos encontraron una pequeña cueva, donde Kit depositó a Mireya en el suelo con delicadeza. Luego, procedió a sacar un ungüento de la mochila que llevaba consigo, y tras examinarla por unos segundos, untó un poco en el tobillo de la chica.

— Creo que esto ayudara con la hinchazón, un poco — decía precavido, mientras Mire lo observaba divertida.

— Gracias por ayudarme — agradecía la chica con una cálida sonrisa, a lo cual Kit, aunque intentaba mantenerse serio, no podía evitar sonrojarse, a lo cual ella le plantaba un beso en la mejilla.

— No… — pronunciaba Kit, y tragaba saliva, nervioso —. No hay de qué — decía finalmente, tranquilo, mirando a la chica con dulzura.

Mireya sonrió tras escuchar a Kit, plantándole un tierno beso en los labios, y Kit se dejaba llevar, sin tensión en sus hombros.

—Ahora sí tengo que ir por algo para comer — decía luego el chico, nuevamente serio —. No puedes caminar en ese estado, deja traigo algo rápido y regreso.

—Claro. No tardes — le pedía ella sonriente.

Kit correspondía la sonrisa con sinceridad, antes de salir de la cueva y adentrarse al bosque con prisa.

Zack/Jasmine

—¿Qué tan rápido pudo haber corrido en tan solo cuánto, media hora? — murmuraba Zack, a paso apresurado en una zona rocosa del bosque —. ¿Dónde estará Penny?

—¿Buscabas algo en especial? O más bien, ¿a alguien? — decía con seriedad cierta rubia detrás de él, tomándolo por sorpresa.

—¡JAS! No te había visto — se sorprendía el chico, luciendo un tanto nervioso, deteniéndose abruptamente —. ¿Vienes aquí a… "matarme"? — preguntó rascándose la nuca.

—Tentador — rio brevemente la muchacha, a lo cual Zack no pudo evitar sonreír —. Pero no creo ser capaz de eso, todavía.

En eso ambos se sumergían en un silencio un tanto largo, y ligeramente incómodo, mirándose el uno al otro.

—Yo jamás haría algo para ocasionar que perdieras. Lo sabes, ¿cierto? — preguntó Zack nervioso, y Jasmine tragó saliva, también nerviosa y pensativa.

—Bueno, has hecho cosas peores… — apenas empezaba a hablar la rubia antes de guardar silencio, mientras su sonrisa se desvanecía.

—Escucha, Jas…yo…— empezaba a hablar el chico, visiblemente nervioso, mientras se acercaba a Jasmine, quien lo detenía en seco, seria.

—Vamos Zack, lo que sea que vayas a decir, ahórratelo. Siempre te lo dije: no soy una patética niña que llora por todo. — interrumpía con firmeza, dando un paso atrás —. Ya te he superado — finalizaba la chica, con dolor en su mirada.

—Cierto…— respondía el chico, con mirada triste, y de inmediato su expresión se recomponía —. Por un segundo, olvidé lo fuerte que eres — recordaba Zack con una sonrisa, aunque en el fondo dolido por las palabras de su ex novia, quien también se vislumbraba triste.

—Mi pregunta es, ¿tú estás bien? — preguntó la chica rápidamente, cambiando el tema —. Parece que estás buscando a Penny. ¿Hay algo…que quieras contarme?

—¿Yo? ¿Buscando a Penny? ¿Qué te hace pensar eso? No, yo solo busco la manera de ganar este desafío lo antes posible…y hablando de eso, creo que lo mejor es irnos de aquí antes de encontrarnos con algún idiota, ya sabes… ¿Por qué no mejor exploramos la isla? Creo que es una buena estrategia — preguntaba rápidamente y tomaba la mano de la chica para guiarla, mientras ella no podía evitar ruborizarse por un instante —. Aunque, considerando que Penny y yo tenemos permitido ganar el desafío juntos, quizá no sea tan mala idea eso que sugieres de ir a buscarla… — fingía luego, mirando de reojo a Jasmine.

—Claro…— respondió la rubia, confundida por la actitud del chico, quien caminaba a paso apresurado.

Randy/Tamara/Wade

—¿Escuchaste eso? — preguntaba la chica asustada cuando escuchaba un ruido en el bosque, y sin pensarlo se acercaba a Randy un poco más de lo usual, poniendo al chico nervioso.

—No, no sé…Podría ser cualquier cosa, podría no ser nada, pero también existe la posibilidad de que nos encontráramos con algún animal salvaje, como un oso o el mismísimo Yeti, ¿lo has visto alguna vez? Si tan solo tuviéramos algún instrumento más útil, como, no lo sé… una navaja suiza, solo imagina lo que podríamos hacer con ella, podríamos asesinarlo, despedazarlo y luego vender su carne en eBay… ¿no te parece? — hablaba el chico de manera apresurada, visiblemente nervioso, y Tamara simplemente lo observaba horrorizada.

—Eres un completo loco de remate — decía ella —. Yo jamás me atrevería a hacerle daño a absolutamente nadie, ¿me escuchas? Eso no es digno de una dama — retrucaba ella con propiedad, mirando por encima del hombro al chico, cuando sin hacer mucho ruido, alguien se acercaba por detrás de ambos.

—¿Se encuentran bien? — preguntaba Wade calmo, quien tenía dificultad para cargar con su mochila.

—¡MALDITO BASTARDO! ¡DAME LA MALDITA NAVAJA! — gritaba entonces aterrada Tamara, tomando a Randy del hombro y posicionándose detrás de él, en una posición de ataque poco convincente.

—¡Tranquilos! Soy solo yo, ni siquiera pude tomar ningún arma en la Cornucopia— decía el chico temeroso, mientras alzaba las manos —. ¿Han estado ustedes solos todo este tiempo? — preguntaba luego viendo al par, y haciéndole muecas de galán a Randy, quien bufaba fingiendo desinterés.

—Solo porque no teníamos otra opción… Tú sabes lo que pienso de las chicas — decía despreocupado, a lo cual Tamara se extrañaba y volteaba a verlo molesta.

—¿Sí? ¿Y qué piensas de las chicas? — preguntó la rubia, desafiante, y Randy reía en cuanto cruzaban miradas.

—Bueno, creo que lo sabes, por regla general todas están lo- —comenzaba a decir, haciendo una seña con su mano, cuando Wade llegaba angustiado y le cubría la boca con una mano.

—Creo que el calor del día está afectando su juicio. ¿Quieres un poco de agua, amigo? — reía Wade nervioso, y palmeaba su hombro, mirándolo como queriendo decirle algo, pero Tamara lucía ofendida.

—¿A qué te refieres con que todas las mujeres están locas? ¿Te has visto en un espejo? — lo señalaba ella, ignorando a Wade por completo, acercándose a Randy —. ¿Qué se supone que significa tu tatuaje? — preguntaba, señalando el brazo derecho del chico, mismo que lucía un tatuaje con letras en ruso.

—Claro, ¿por qué no le explicas el significado? He escuchado que las chicas les encantan los hombres con tatuajes varoniles — lo incitaba Wade, dándole un codazo a su amigo geek, quien asentía con la cabeza.

—Bueno, no me gusta presumir, pero…se ve que eres una chica que le interesa el idioma ruso, así que… — reía Randy, intentando lucir sofisticado, inclinándose hacia Tamara, quien lucía expectante —. Verás, aquí mismo dice "esta ricura huele un poco a jabón" — confesaba, y la chica abría los ojos como platos, mientras que Wade se daba un golpe en la frente.

Confesionario

—Sé que no soy el más popular entre las chicas, pero de algún modo, Randy consigue ser cien veces peor… — se desesperaba Wade, y escondía su rostro entre sus manos.

Fin del Confesionario

—Hey…pienso que, aprovechando que estamos los tres juntos, y dado que ya se disolvieron los equipos, creo que es buena idea pensar en una alianza…— cambiaba de tema Wade, tomando a Randy de los hombros y acercándose a Tamara —. Ya saben, para llegar a la final.

—¿Una alianza? ¿Ustedes conmigo? — preguntaba la chica, alejándose por inercia del par, mirándolos con asombro —. ¿Qué hay de Selene? — preguntaba luego, tímida, y el par de amigos se miraba entre sí.

—Creo que, para este punto, debes saber que Selene no es de fiar. Una vez logre conseguir lo que quiere, no dudará en traicionarte y eliminarte — le explicaba Randy, y Wade asentía a su lado.

—¿Cómo puedes decir algo de ella? ¡Ni siquiera la conoces! — defendía Tamara a su aliada, y Randy volteaba los ojos.

—Randy tiene razón, Tamara. Yo no le confiaría nada a Selene, ni siquiera para darme la hora… — intentaba mediar Wade entre ambos chicos, y la rubia escuchaba atentamente —. Creo que deberías pensarlo seriamente. Puedes considerarnos tus amigos, si eso quieres — finalizaba, con un pulgar arriba en señal de aprobación, y la chica por un momento miraba esperanzada.

—Además, esa perra está loca — decía Randy al cabo de unos segundos, y la expresión de Tamara volvía a cambiar a una de desagrado.

—¿Acaso crees que todas las mujeres están locas? ¡Eres un idiota, como cualquier otro! — reclamaba ella, otra vez ignorando a Wade, quien suspiraba frustrado.

—¡SOLO ESTOY HABLANDO DE DATOS ARROJADOS POR LAS ESTADÍSTICAS! — defendía Randy con naturalidad, y Tamara parecía enfadarse aún más.

—¿ESTADÍSTICAS? ¿ACASO PUEDES SER MÁS NERD? ¡ESO ES PATÉTICO! — retrucaba ella, mientras Wade suspiraba y se frotaba las sienes, mientras Randy observaba a la rubia molesta.

—¿QUIERES HABLAR DE PATÉTICO? ¡TE TENGO NOTICIAS, EL OSO DEL QUE VENIMOS HUYENDO HACE DOS HORAS NUNCA EXISTIÓ! — gritaba entonces Randy, a lo cual la chica abría los ojos como platos, para luego mostrar un semblante aun más molesto de lo que ya estaba.

—¿ESTÁS LLAMÁNDOME LOCA? ¡TODOS LOS CHICOS SON UNOS IDIOTAS!

—Chicos, chicos… Tranquilos, si siguen gritando alguien nos encontrará… no podemos perder a estas alturas de la competencia — intentaba apaciguar las aguas Wade, hablando en un susurro, pero era inútil, porque sus compañeros lo ignoraban completamente.

En eso, Wade alcanzaba a escuchar dos disparos tenues provenientes del otro lado de donde peleaban Randy y Tamara, a lo cual comenzaba a dar pasos hacia atrás, recorriendo el área con su vista. Al cabo de unos segundos, Randy y Tamara dejaban de gritar, y caían en medio del bosque en el que se encontraban, completamente inconscientes. Al asomarse, Wade lograba ver los dardos tranquilizadores que habían impactado en cada uno de sus cuellos.

—¿De dónde vino eso? — susurraba con los ojos abiertos como platos, dando media vuelta —. Tengo que correr — decía y emprendía su camino cuesta abajo, lejos del par.

—Creo que eres muy linda…— susurraba Randy somnoliento con una risa, mientras a su lado yacía Tamara, completamente inconsciente.

Jasmine/Zack/Penny

—Grandiosa idea la de huir por mi cuenta, todo con tal de que el idiota de Zack dejara de perseguirme — se reprochaba Penny, espantando los mosquitos que la perseguían —. Lo bueno, es que no soy una completa inútil — decía satisfecha, observando una pistola de dardos que llevaba consigo.

En eso, Penny escuchaba los cañonazos que marcaban la "muerte" de sus compañeros.

—Pensándolo bien…no me vendría mal algo de compañía — decía luego, luciendo asustada, observando en el cielo los remanentes que había dejado el cañonazo.

—¡Penny! — llegaba Zack detrás de la chica, feliz de verla, y ella pestañeaba en señal de desagrado.

—Me retracto, prefiero estar sola — decía luego, cuando tenía enfrente a Zack y Jasmine —. ¿Qué hacen aquí? ¿Acaso están siguiéndome? — preguntó, achinando los ojos, y Jasmine volteaba a ver al chico.

—Claro que no, solo… caminábamos por el bosque, y de casualidad te encontramos — fingía el chico con naturalidad, y codeaba a la rubia a su lado —. ¿Cierto, Jas?

—Cierto… — respondía ella, no muy convencida, analizando al par.

—Bueno, por más que haya disfrutado encontrarme con ustedes…contigo no, Zack, dado que ya no hay equipos, lo mejor es que cada quien tome su propio camino — decía Penny, dándoles la espalda para continuar su camino —. Y no te preocupes por hacer parejita, porque prefiero ganarlo sola. Les sugiero hacer lo mismo, así que, si me disculpan… — decía y estaba por irse, cuando la voz de Jasmine la detenía.

—Espera un segundo. Soy lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de cuando las cosas no andan bien, así que me gustaría preguntarles, ¿qué hay entre ustedes? — preguntaba ella sin rodeos, de brazos cruzados, y ambos chicos se miraban nerviosos, aunque Penny un tanto fastidiada también.

—¿Qué? No sé a qué te refieres… — comenzaba a excusarse Zack, mientras Penny tragaba saliva en silencio, y era interrumpido por Jasmine.

—Vamos, es obvio que algo sucede entre ambos, o de lo contrario no habríamos pasado la última hora buscándola a ella, mientras fingíamos no hacerlo — señalaba la chica a la pelinegra, quien arqueaba una ceja —. Así que, díganme, ¿qué sucedió? ¿Resurgió ese intenso odio tuyo por Zack, por algo relacionado con tu…novio? — preguntaba esto último dudosa, y Penny rodaba los ojos.

—El intenso odio nunca ha desaparecido… Y cualquier otra cosa que haya pasado, o esté por pasar, bien sabemos que terminaría siendo culpa de tu estúpido novio… — y ante esto último, un silencio incómodo se producía entre los tres —. Ex novio, lo siento…— se disculpaba rápidamente con Jasmine, mientras Zack tragaba saliva —. Ahora, si me disculpan… — decía, dedicándole una mala mirada a Zack, antes de dar media vuelta para alejarse de ellos.

Entonces, Jas y Zack se miraban de reojo, luciendo indecisos, y luego Zack se observaba a Penny marcharse, sin quitarle los ojos de encima.

—Lo siento Jas, pero creo que… Penny tiene razón. Deberíamos tomar caminos separados — decía luego el chico, acomodando su mochila detrás de él y preparándose para emprender camino siguiéndole los pasos a la pelinegra.

—Zack, ¿qué demonios sucede? — lo detenía Jasmine molesta, y el chico nervioso no volteaba a verla, pero se detenía ante su voz —. Nunca recibí una explicación digna de lo que sucedió con Mel, y ahora, ¿qué? ¿Tampoco me dirás que está sucediendo? — preguntaba preocupada, y Zack la tomaba de los hombros, frente a él.

—Prometo contarte todo, solo…después, ¿sí? — pedía, y la chica suspiraba.

—Claro… — accedía la rubia, a lo cual el chico le dedicaba una sonrisa y tras ello, corría en busca de Penny.

Confesionario

—He pasado tanto tiempo en este reality, que había olvidado mi regla número uno: los hombres pueden llegar a ser unos idiotas —señalaba Jasmine en el aire con su dedo índice —. Pero, hey… vine a ganar un millón de dólares, no a hacer noviecitos… así que, si Zack y Penny quieren perder tiempo en una estúpida pelea, pues bien. Que lo pierdan — finalizaba con determinación, cruzándose de hombros.

Fin del confesionario

Kit/Mireya

—Algo me dice que McLean no escatimó en gastos para absolutamente todo, menos para conseguir animales de verdad — llegaba Kit con unos paquetes de galletas saladas, y unas medicinas —. Estuve persiguiendo lo que asumí sería un conejo, hasta que me di cuenta de que únicamente hay altoparlantes con sonidos de animales.

—Típico de McLean…— reía Mire, luciendo cansada, mientras recibía las galletas saladas —. Gracias.

—Creo que esto ayudará con el dolor — decía Kit mientras le acercaba el medicamento, y la chica rápidamente lo tomaba ansiosa.

—Creo que es buena idea que nos quedemos aquí, escondidos. Recién atardece, no tardará en ocultarse el sol, y este es un sitio de escondite real — señalaba la chica, reclinándose contra la pared de la cueva, y daba unas palmaditas al piso al lado suyo —. ¿Nos quedamos? — preguntaba, y el chico tragaba saliva, nervioso.

—Pues, no sé si deba…— se rascaba la nuca, temeroso y con los nervios de punta —. Este desafío puede volver a todos locos de remate. Quién sabe qué sean capaces de hacer algunas personas…

—No tienes por qué preocuparte por las otras personas, solo estamos tú y yo…— le recordaba ella segura, y él quedaba pensativo.

—Supongo…que está bien — aceptaba finalmente, sentándose al lado de la chica, quien de inmediato se acurrucaba en su pecho, cansada.

—Esto es agradable…— suspiraba ella sonriente, y el chico no podía evitar sonreír de lado, mientras la chica se acomodaba en su pecho.

—Sí…— coincidía el chico, pasando su brazo por los hombros de la chica —. Escucha, Mire…hay algo que debo decirte. Es…complicado, y no espero que lo entiendas, sé que sonará loco e increíble, pero, me gustaría mucho que… ¿qué fue eso? — preguntaba luego cuando observaba una figura pasar cerca de la entrada de la cueva —. Creo que, hay alguien…

En ese preciso momento, Kit observó un objeto volar a toda velocidad, posicionándose en el brazo de Mireya, quien yacía a su lado, terminando por desvanecerse por completo en el frío suelo de la cueva.

—¡MIRE! — gritaba luego, cuando observaba un dardo tranquilizador en el brazo de la chica —. ¿Puedes escucharme? — preguntaba, mas ya no recibía respuesta, puesto que la chica se encontraba inconsciente.

En eso, el cañón que anunciaba la derrota de Mireya sonaba, y el chico lucía aún más angustiado.

Pero entonces, el chico sacudía su rostro, y su expresión de angustia cambiaba a una de desprecio al observar a la muchacha que yacía en el suelo, para luego sonreír con malicia.

—Vaya, finalmente me deshice de la carga inútil…— sonreía el chico y comenzaba a juntar todas las provisiones regadas alrededor de la chica, quien seguía inconsciente, hasta que se detenía en seco con mirada analítica —. ¿Y a quién le debo el favor?

Kit entonces se asomaba a la entrada de la cueva, pero la zona se encontraba completamente vacía. Entonces, el chico guardaba todas las provisiones útiles en una sola mochila, cauteloso, y salía ágilmente de la cueva, dejando a Mireya detrás, observando en todas direcciones.

—Un idiota más, un idiota menos…— finalizaba el chico, antes de continuar con su camino, sonriendo malicioso —. Da igual.

Jasmine/Stephen/Selene

Confesionario

—Luego de que Zack y Penny me abandonaran, estuve recorriendo gran parte de la isla, buscando a Stephen por todos lados…— relataba Jasmine luciendo exhausta, con pintura roja en su playera —. Empezó a oscurecer, y seguía sin encontrarlo, por lo que empecé a preocuparme…—confesaba eso último y se mordía el labio.

Fin del confesionario

—¡Stephen! — exclamaba Jas cuando vislumbraba al chico a lo lejos, quien volteaba a mirarla con expresión de cansancio.

—Jasmine…— suspiraba el chico, con su cabello rojizo hecho una maraña, y tierra en toda su ropa —. Que…sorpresa me causa verte hasta ahora.

—¿Dónde estuviste? Te he estado buscando por todas partes — confesaba mientras corría hasta su lado, y observaba con preocupación el estado del chico —. ¿Estás bien? ¿Qué te sucedió? ¿Acaso fue la estúpida de Selene?

—Por más que me gustaría adjudicarle la culpa a la intrépida y evidentemente narcisista antigua líder del equipo de los Dobles, debo confesar que todo esto ha sido causa mía — suspiraba el chico señalando su ropa, incluyendo sus pantalones con manchas de lodo—. Como sabes, mis habilidades físicas son deficientes, por lo menos…de modo que, he tenido dificultades al momento de escapar de cualquier posible asalto sorpresa.

—¿Te has encontrado con alguien más? — decía la chica tomando los anteojos del muchacho, los cuales estaban llenos de mugre.

—No…— mentía el pelirrojo, luciendo al borde del colapso por encontrarse en tal estado de suciedad —. En realidad, preferiría si no haces…— comenzaba a pedir, un tanto molesto, cuando la chica abría su mochila con rapidez.

—Tranquilo, sé que detestas todo ese asunto de los gérmenes…— respondía ella con naturalidad, y de la mochila sacaba un kit limpia anteojos —. Al parecer, McLean tuvo un poco de consideración contigo — reía ella mientras limpiaba los anteojos de Stephen, ante la mirada atenta del chico.

—Me asombra que todavía lo recuerdes — admitía el chico, genuinamente sorprendido —. Es decir, sé que las mujeres estadísticamente tienen mejor memoria que los varones, pero...bueno, en mi vasta experiencia, las chicas no acostumbran recordar muchas cosas sobre mí.

—Bueno, además de que tu aversión a los gérmenes es bastante evidente…— explicaba ella mientras seguía limpiando los anteojos —, lo recuerdo porque somos amigos. Te conozco mejor que nadie en esa isla.

—Seguro…— musitaba Stephen más para sí mismo que para Jasmine, y en eso la chica le acomodaba nuevamente los anteojos sobre su nariz, y sonreía.

—Listo — sonreía ella, y lo miraba de arriba abajo —. Lamento no poder hacer mucho con tu ropa.

—Haz hecho más que suficiente — reponía él, sacudiendo las manos tratando de no darle importancia —. Ya tendré que encargarme yo de mi indumentaria. Pero reconozco tu preocupación, y correspondo a tus palabras. Claro que somos más que colaboradores…es decir, somos amigos — decía Stephen con dificultad, y Jasmine no podía evitar reír ante las palabras del chico.

—¿Indumentaria? ¿Colaboradores? Ya nadie usa esos términos — reía Selene detrás del par, con mirada burlona —. No me sorprende que, aún después de la fusión, sigan siendo unos completos perdedores.

Justo cuando Jasmine estiraba su brazo para tomar su lanza, Selene alzaba su pistola de paintball y con agilidad, proporcionaba un disparo a Stephen en el pecho, y tres a Jasmine, y enseguida sonaban dos cañonazos.

—Una vez perdedores, siempre perdedores — finalizaba ella mirándolos con desprecio, y Jasmine lucía furiosa.

—¿Sabes qué? Ya estoy harta, no importa si perdí…— empezaba la rubia arremangándose la camisa de franela, y caminando a Selene a punto de golpearla, ante la mirada atenta de Stephen, cuando un altoparlante interrumpía.

—"¡Op, op, op, Jasmine! Una vez quedas eliminada del juego, no puedes golpear a tus compañeros… ¡Se supone que estás muerta! Al menos pretendan estarlo, como las zarigüeyas…"— reía el anfitrión, y Jasmine se detenía, frustrada, mirando al cielo.

—Anden, zarigüeyas…— burlaba Selene, haciendo ademanes de tirarse al suelo, y los otros dos la observaban con odio.

Confesionario

—Tomen nota cuando les digo que, tarde o temprano, Selene recibirá una paliza por parte mía — prometía Jasmine desafiante, con semblante serio —. De una forma u otra.

.

—Tan cerca de la victoria…— suspiraba Stephen, frustrado, rascándose la sien —. Hasta que tuve el infortunio de encontrarme con Jasmine, y la estúpida rubia.

Fin del confesionario

Wade

—De acuerdo, esto resulta cada vez más agobiante…— hablaba Wade consigo mismo, caminando con sigilo entre los árboles, de noche —. Parece ser que todas las personas con las que me topo terminan siendo eliminadas por la misma persona… y de algún modo yo sigo aquí. Debería ser genial, pero las actividades a la intemperie nunca han sido mi fuerte…— suspiraba estresado, y se detenía —. Tampoco las actividades en los gimnasios…

Confesionario

—Puede que me equivoque con lo que voy a decir, pero tengo el presentimiento de que Prince, Randy y Tamara fueron eliminados del juego por la misma persona, con un dardo tranquilizador… — explicaba Wade, pensativo —. Es decir, bien podría decir también que dicho competidor tiene un odio particular hacia los rubios, pero eso simplemente sería lanzar estupideces al aire, ¿no? — reía al final, y luego volvía a poner un semblante serio.

Fin del confesionario

—Podría ser peor…— susurraba Wade para sí, cuando intentaba escalar un gran árbol para pasar la noche, y caía estrepitosamente en su trasero, sin mucho éxito —. Pero definitivamente, podría ser mejor — suspiraba frustrado, y a lo lejos se escuchaban truenos, signo de que se aproximaba una tormenta.

En eso, el chico se reincorporaba desde el suelo, sacudiendo la tierra de su pantalón, cuando súbitamente del árbol caía una chica sobre él, aplastándolo todo.

—¿QUÉ HACES FISGONEANDO BAJO MI ESCONDITE, PERVERTIDO? — le cuestionaba agresivamente Selene, prácticamente sobre él, y con su pistola de paintball prácticamente lo acribillaba—. Ah, eres tú, nerd… creí que eras Zack — se disculpaba luego la rubia quitándose de encima, dejando ver a un Wade contracturado, con sus anteojos rotos y lleno de pintura roja.

—No…te…preocupes — respondía él entre tosidos, adolorido, con un táser que se había caído de la mochila de Selene echando chispas contra su estómago.

—Vaya, parece que te terminaste mis balas de paintball…— bufaba la chica molesta, y tiraba violentamente la pistola al suelo, para luego observar minuciosa al geek que apenas y podía moverse —. Si me disculpas, tengo que llevarme esto — pedía la chica, tomando el táser que yacía en el estómago del chico, quien no lograba responder gracias a los espasmos que recorrían su cuerpo, producto de la electricidad.

Acto seguido, el cañón de eliminación volvía a sonar, y a la par se escuchaban los alaridos de dolor de Wade, mientras Selene caminaba a paso firme, sintiéndose victoriosa.

Zack/Penny

—Vamos, Penny…no puedes evitarme por siempre — decía Zack, cuando la chica caminaba en la orilla del bosque, ambos visiblemente cansados de estar caminando por tantas horas.

—No solo puedo, lo hago constantemente — respondía la chica, sin siquiera voltear a verlo, caminando a paso lento pero firme —. Y he sido bastante buena, nunca me había tenido que esforzar tanto por mantenerte lejos, por lo regular tú lo hacías solo.

—¡Solo estoy pidiéndote que me escuches! Puedo explicarlo todo — pedía Zack mirando a la pelinegra agobiado, y ella bufaba.

—¿Si? Pues no pienso escucharte. Si tus patéticas excusas no funcionaron con Jasmine, tampoco puedes usarlas conmigo. Yo tampoco soy estúpida. — retrucaba ella con rencor en su voz, y el chico se detenía en seco detrás de ella.

—No creo que seas estúpida — negaba Zack, mientras Penny finalmente se detenía, descansando contra un árbol —. Además, no sé por qué estás tan molesta, si tú saboteaste a varios la temporada pasada, incluyendo a mi novia.

—¡Ex novia! Y me disculpé por ello — lo interrumpía Penny, señalándolo amenazante con el dedo índice —. Lo que me molesta es que te creas el héroe, cuando en realidad sólo provocaste la eliminación de Ash con tal de molestarme, pese a que yo no he hecho nada para merecerlo en esta temporada ¡Idiota!

—¡No lo hice para molestarte! — negaba el chico, acercándose a ella para tomarla de los hombros, y ella lo empujaba antes de que siquiera la tocara.

—¿No? Entonces, ¿por qué? — preguntaba la pelinegra desafiante, y el chico se miraba nervioso, buscando las palabras adecuadas.

—Pues…pues, ¡porque estabas distrayéndote con él y temía que perdieras la concentración en el juego! — gritaba él luciendo molesto, y Penny pestañeaba, incrédula.

—Así que, ¿de eso se trata? ¿Todo fue por el bien del equipo? Vaya, gracias Zack… — reía ella irónica, disponiéndose a seguir caminando, cuando Zack la detenía del brazo.

—¡No! Bueno, ¡sí! — se debatía el chico, mientras ella se zafaba de su agarre —. Es decir, no lo sé… — suspiraba frustrado, y Penny lo miraba atenta.

—¿No sabes qué, Zack? ¿Qué es lo que no sabes? — preguntaba retadora la chica, acercándose al rostro de Zack, quien, al observar el azul en los ojos de la chica, la tomaba repentinamente del rostro, y la acercaba al suyo.

—No puedo explicar lo que hice, y de verdad lamento todo el sufrimiento que te hice pasar, pero si pudiera regresar el tiempo, volvería a hacer las cosas de la misma manera. Porque no puedo siquiera imaginar verte con él otra vez. Solo así puedo explicarlo — confesó Zack en voz baja, ante la mirada atenta de Penny, quien apenas podía contener la respiración.

Ambos entonces se sumergían en un silencio, en el que Zack no apartaba las manos del rostro de la chica, y ella tampoco ponía resistencia, más bien se dedicaba a observar al chico detenidamente, sintiendo su respiración agitada al estar apenas a un par de centímetros de distancia del rostro de él, quien se perdía en sus ojos y sus labios.

En eso, el silencio era repentinamente interrumpido por un ruido proveniente de detrás de Zack, cosa que atraía la atención de Penny, despertando de su trance.

—¿Qué fue eso? — susurraba la chica, asomándose por encima del hombro de Zack, quien observaba cauteloso a su alrededor.

Justo cuando Zack se disponía a dar media vuelta, observaba una figura moverse detrás de unos matorrales en la oscuridad, e instintivamente abrazaba a Penny, cubriendo todo el cuerpo de ella con el suyo, cuando una ráfaga de disparos de balas de paintball golpeaba contra su espalda, ocasionando un quejido de dolor de su parte, y ambos caían al suelo, con él encima de Penny.

—No te muevas…— alcanzaba a susurrar Zack adolorido a la chica, quien yacía inmóvil debajo de él, nerviosa.

Al cabo de unos segundos, el ruido de las pisadas cesaba, y ambos alzaban la cabeza cautelosamente, en busca de su atacante, aunque en la oscuridad les era imposible visualizar prácticamente nada.

—¿Estás bien? — preguntaba Penny al chico, quien con dificultad se reincorporaba del suelo, y él sacudía la cabeza.

— No te preocupes por mí — le pedía él, y la observaba fijamente, cuando ambos escuchaban el cañonazo correspondiente a Zack —. Escucha, todavía puedes ganar el desafío, solo tienes que correr… — le aseguraba él, entregándole la pistola de dardos que en la conmoción había tirado al suelo, y ella asentía, nerviosa.

Ambos se dedicaban una profunda mirada, antes de que Penny se levantara del suelo, diera media vuelta y saliera disparada lejos del muchacho.

Kit

—De acuerdo, ¿qué otro idiota sigue en el juego? — se preguntaba el chico, con desprecio en su voz —. Solo deben quedar dos competidores en la isla…

Kit entonces se inclinaba con sigilo debajo de un árbol, y de su mochila sacaba un mapa de la isla con los nombres de la mayoría de sus compañeros, tachados en rojo. El chico sonreía malicioso, circulando las zonas en el mapa que tenía pendientes de recorrer, en busca de sus compañeros.

—Parece ser que sólo falta recorrer la orilla de la playa…— señalaba el chico minucioso, destapando su marcador rojo con los dientes para así señalar dicha zona en su mapa.

Repentinamente y como ya era costumbre, el rostro de Kit repentinamente se sacudió, y para cuando se detuvo, mostraba sus ojos abiertos como platos, observando el mapa lleno de anotaciones que parecía no recordar, y armas en sus manos que no recordaba haber obtenido de la Cornucopia.

—¿Qué he hecho? — se preguntaba el chico completamente agobiado, observando todos los nombres tachados de su lista—. ¿Y Mire? — preguntaba luego, observando a su alrededor, sin vislumbrar rastro de la muchacha.

Confesionario

—No sé qué es lo que está sucediéndome, pero cada vez me cuesta más trabajo controlar a mi alter ego malvado, y recordar después todo lo que hice estando subconsciente — confesaba Kit con ojos angustiados, con una mano en la frente —. ¿Realmente eliminé a tantos de mis compañeros? Es decir, sé que técnicamente puedo hacerlo, pero… no recuerdo haberlo hecho.

Fin del confesionario

—Necesito regresar y buscar a Mireya, asegurarme de que esté a salvo…— se apresuraba el chico con el rostro pálido, guardando todas sus cosas en su mochila, cuando una bota con tacón de punta se posaba en la tierra justo frente a su rostro, a lo cual él alzaba la vista, intentando vislumbrar la identidad de su acompañante en la oscuridad.

—Fantástico, otro perdedor que eliminar…— carraspeaba cierta rubia con una sonrisa, la cual no se hacía visible ante la poca luz que la luna les brindaba.

—¿Selene? — preguntaba Kit, alzando su vista para encontrarse con la chica, cuya voz lograba reconocer de inmediato.

—Debo reconocer que fuiste muy valioso mientras fuimos equipo para ganar algunos desafíos. Es por ello que contigo seré dócil — decía la chica fingiendo dulzura en su voz, y luego cambiaba su expresión a una seria, y de inmediato alzaba una pequeña pistola lanza dardos de la cual se había provisto, y le brindaba un disparo certero al muchacho justo en el pecho, a lo cual el chico no ponía resistencia — ¿SÓLO TENÍA UN MALDITO DARDO? — preguntaba luego, cuando intentaba disparar en más de una ocasión, y comenzaba a buscar en su mochila de provisiones, sin hallar algún repuesto.

El cañón de eliminación sonaba de inmediato, a la par que el cuerpo de Kit caía inconsciente sobre el pasto húmedo. Selene lanzaba su pistola de dardos a un arbusto cercano a ella, para luego mirar con una sonrisa llena de orgullo a su más reciente víctima, cuando sus ojos se posaban sobre el mapa que yacía a los pies del chico que permanecía inconsciente. La rubia entonces se inclinaba, y con una linterna, iluminaba el mapa de papel, sobre el cual comenzaban a caer algunas gotas de la lluvia que se avecinaba.

—¿Así que llevabas un conteo de los jugadores eliminados? — preguntaba Selene, observando meticulosamente cada punto del mapa —. Bueno, parece que solo quedamos dos… — sonreía finalmente, levantándose nuevamente y corriendo en dirección a la orilla de la playa.

Penny

—Odio este maldito programa, odio a los estúpidos hombres, ¡y me odio a mí misma! — exclamaba Penny caminando en la orilla de la playa a paso rápido, notoriamente cansada —. Esto definitivamente no podría ser peor…— suspiraba la chica cansada, deteniéndose repentinamente, y entonces se desataba la lluvia sobre ella —. ¡GENIAL!

En eso, la chica escuchaba un ruido que definitivamente no era el de la lluvia, y dio media vuelta, encontrándose de frente con Selene, quien estaba a unos cuantos metros de ella, con su larga cabellera rubia chorreando agua, y sonriendo maliciosa.

—Todo este rato estuve preparándome mentalmente por si tenía que enfrentarme a alguien como Zack, pero al final resultaste ser tú, lo cual simplemente hace las cosas mucho más aburridas…— bufaba la chica, con mirada apática, más luego retomaba su sonrisa engreída —. Pero también, una victoria mucho más sencilla.

—¿No queda nadie más en la isla a quien puedas molestar? — preguntaba Penny cautelosa, tomando cautelosamente la pistola de dardos que guardaba en su bolsillo trasero.

—Solo quedamos tú y yo, Jenny…— respondía Selene con mirada cautelosa, sonriendo maliciosa, y Penny fruncía la nariz.

—Creo que sabes que ese no es mi nombre — decía Penny, y Selene rodaba los ojos.

—Me parece que da lo mismo si sé tu nombre o no, dado que, por lo que veo, no tienes ningún arma con la cual puedas derrotarme. Así que, sólo puedo aconsejarte que mientras más rápido te rindas, será menos doloroso — sugería, y con una sonrisa maliciosa sacaba de su mochila lo que parecía ser un taser, y Penny abría los ojos como platos, contemplando temerosa dicho aparato.

—¿ESTÁS LOCA? ¡Si usas eso en esta lluvia, nos matarás a ambas! — reprochaba la pelinegra, asustada.

—Mmm, puede ser… — meditaba Selene, achinando los ojos, y luego se encogía de hombros —. Me gustaría comprobar esa teoría — reponía luego, volviendo a sonreír macabra, y Penny miraba nerviosa.

En ese momento y sin pensarlo, Penny sacó su pistola de dardos y antes de que Selene pudiera dar un paso más hacia ella, le disparaba directamente en el hombro, a lo que la rubia se detenía en seco, luciendo desencajada, observando primero a Penny y luego al dardo que posaba firmemente en su hombro, incrédula.

—¿Qué diablos…? — alcanzaba a decir Selene, antes de desplomarse en la arena húmeda, mientras Penny miraba con ojos abiertos, petrificada ante lo que acababa de suceder.

—¡Y la ganadora es Penny, del Distrito Doce! — anunciaba Austin desde un altoparlante, dentro de un helicóptero que sobrevolaba por encima de donde Penny y Selene se encontraban, alumbrando a ambas con linternas de búsqueda, y la pelinegra cubría sus ojos con su brazo.

—¿Gané? — se sorprendía Penny, observando a Selene tirada en el suelo.

—En cuanto a ti, Selene, por ser la perdedora, te proporcionaremos un coco para cubrirte de la lluvia en tu camino de regreso al campamento — continuaba Austin, y del helicóptero caía un coco sobre la cabeza de Penny —. Oh, lo lamento, Penny. Creímos que eras Selene — se disculpaba el anfitrión, cuando observaba a la pelinegra sobar su cabeza.

—¡NO SOY UNA RUBIA CABEZA HUECA!

Confesionario

—¿POR QUÉ SIEMPRE CON RUBIOS? — gritaba Penny, jalándose el cabello.

Fin del confesionario


Fogata

—Vaya, vaya, campistas… Lo que me imaginé sería un desafío de descanso para ustedes, terminó siendo un baño de sangre…casi literalmente — reía Austin al ver a Wade, quien apenas y podía mantenerse sentado entre sus compañeros, con toda la ropa llena de pintura roja, y todavía algunos espasmos debido a la electricidad.

—No puedo creer que alguna vez me pareciste gracioso cuando miraba tus programas en casa — decía Penny mirándolo mal, cuando una estrella de la fama impactaba contra su rostro.

—Deberías sentirte afortunada de haber ganado el desafío de hoy, dado que nuevamente obtuviste la inmunidad…— escupía el presentador malhumorado, y Sky miraba emocionada a su amiga.

—¡Genial, Penny! Eres la primera en ganar inmunidad dos veces seguidas — la felicitaba Sky, a lo que la chica simplemente se hundía en sus hombros, y Selene la observaba detrás, prácticamente echando humo por las orejas.

—¿Sorprendida por no ser la mejor en todo? Porque a mí no me sorprende — burlaba Jasmine detrás de la chica, aunque era notorio que se encontraba exhausta, al lado de un silencioso Stephen, quien se notaba fatigado, pero escuchaba la conversación con expresión sombría.

—No tengo razones para escuchar a los perdedores que yo misma eliminé — reponía Selene con desinterés, haciendo un ademán con la mano, y Jasmine sonreía ante la mirada atenta de Stephen.

—Por si no te has dado cuenta, ninguno de nosotros obtuvo inmunidad. Así que eres tan perdedora como todos los demás — señalaba Jasmine, a lo cual la rubia parecía sufrir un tic nervioso, mientras Tamara la observaba atemorizada.

—Selene, ¿estás bien? — preguntaba la chica temerosa, y Selene le dedicaba una mirada de furia.

—Tú y yo tenemos cosas de qué hablar, Tamara — susurraba Selene sin dirigirle la mirada a la pequeña rubia, quien solo tragaba saliva —. Pero será luego…

—¿Estás bien, Mire? — preguntaba Kit en un susurro a la chica, quien lucía bastante animada —. No te vi más.

—Bueno, exceptuando el hecho de que le debo la pérdida del desafío a algún idiota de estos, creo que tenía tiempo que no dormía como lo hice hoy — reía la chica, y lo observaba con dulzura, mientras el chico se observaba culpable.

—Lo lamento mucho, no debí haberte dejado luego, debí haberme quedado contigo hasta el final del desafío — se lamentaba el muchacho, con ojeras por el cansancio, y la chica le dedicaba una sonrisa.

—Hey, no te preocupes…estoy bien — respondía la chica, sin darle importancia, y tomaba la mano de Kit, quien sonreía.

—Continuando con la lista de cinéfilos que permanecerán en la competencia por unos días más, hay estrella de la fama para Jasmine, Stephen…— seguía Austin, lanzando las estrellas a ambos chicos, siendo la primera vez que Stephen lograba atraparla por su cuenta — Zack, Prince, Skyler… — continuaba, y ésta última sonreía a Prince luego de atrapar su estrella, pero él la ignoraba, y ella perdía su sonrisa—. Wade, Randy, Tamara, Kit… — y cuando lanzaba la estrella de fama a Wade, ésta se estrellaba contra su cabeza y el geek ni siquiera se inmutaba, aun retorciéndose en su asiento, mientras Randy y Tamara se miraban el uno al otro, preocupados.

—Corrijo, quizá tú seas la única perdedora esta noche — susurraba Jasmine al oído de Selene, quien, por primera vez se observaba nerviosa, habiendo quedado únicamente ella y Mireya.

—Y la última estrella de la fama es para… — iniciaba el suspenso Austin, mientras Mireya se observaba tranquila, Selene lucía nerviosa, y el resto de los cinéfilos se veían cansados —. Sorprendentemente, no es para Mireya. Lo que significa que estás fuera de la competencia.

—¿Mireya? — preguntó Kit, con el rostro pálido, y volteaba a ver a la chica, quien estaba en shock, y también volteaba a verlo.

—¿Cómo es eso posible? ¡Estoy segura de que nadie votó por ella! — se levantaba Jasmine alterada mientras Selene recuperaba su sonrisa maliciosa.

—¿Por qué lo dudas? Esto solo es el resultado del voto de todos ustedes — sostenía Selene fingiendo inocencia, con la mano en su pecho, señalando al resto de cinéfilos, mientras Tamara se asomaba detrás de su hombro, tímida.

—¿Por qué votaríamos por Mireya? Ella dejó de ser relevante desde la partida de Sean… — señalaba Sky, y Jasmine, Kit y Mireya la miraban mal —. Lo siento…

—Honestamente, había olvidado que seguías en la competencia… — admitía luego Penny con vergüenza, manteniendo su semblante serio, y Jasmine se aproximaba a Selene, tomándola del brazo.

—¿De verdad creíste que no nos daríamos cuenta de que la saboteaste? ¡Cómo si todos aquí no quisiéramos eliminarte! — acusaba Jasmine, obligando a Selene a voltearla a ver, quien únicamente se limitaba a sonreír con seguridad.

—¿Por qué querría eliminar a una antigua Doble cuando tengo objetivos mucho más sustanciosos? — susurraba Selene desafiante en la cara de la rubia, quien parecía estar a punto de darle una golpiza.

—Está bien, sé cuándo es mi momento de retirarme — interrumpía el alboroto Mireya, para luego levantarse de su asiento, y volteando a ver a sus compañeros —. Fue un gusto haber competido con la mayoría de ustedes, a excepción de Selene, por supuesto — y la recién mencionada fingía desinterés.

—Fuimos equipo la temporada pasada, nunca lo olvidaré…— decía Zack mientras se despedía de la chica, junto con Jasmine.

—Por más que me gustaría desearte suerte, es hora de que una chica gane este estúpido reality…—bromeaba Mire, y ellos se retiraban dedicándole una sonrisa.

—¡No puedes irte! Nada de esto tiene sentido, tú no mereces salir de la competencia…— se levantaba Kit apenado, mientras la chica se acercaba a él —. Todo fue mi culpa, debí haberte protegido, debí imaginar que algo así pasaría.

—No es tu culpa. Aun si no me hubiera lastimado el tobillo, lo más probable es que hubiera perdido el desafío de todas formas…— le aseguraba la chica tomándolo de los hombros, y el chico se observaba desesperado, pero calmo.

—¿Qué es lo que haré sin ti? — preguntaba el chico en un susurro, y ella le sonreía cálidamente.

—Ganar — respondía Mireya con seguridad, cuando el chico acariciaba dulcemente su mejilla, con semblante triste, hasta que se oía a Austin limpiar su garganta.

—Campistas, por si se les olvida, este programa tiene una duración, así que…Mireya, creo que es momento que camines por el Muelle de la Vergüenza — interrumpía el conductor ante la mirada enfadada de la chica, quien volteaba nuevamente a ver a Kit.

—Estarás bien — le aseguraba antes de darle un abrazo, mientras Kit permanecía inmóvil —. Te extrañaré mucho…— susurraba contra el pecho del muchacho, quien permanecía en silencio, visiblemente en shock.

—Yo también — alcanzaba a decir, cuando Mireya se separaba y le daba un último beso en la mejilla.

—Adiós a todos — se despedía la chica, subiendo al bote, no sin antes dedicarle un último saludo a todos sus compañeros, y luego hacía una seña obscena hacia Selene, quien solo revoloteaba los ojos.

—Vaya, eso fue algo…inesperado — comentaba Sky al lado de Prince, cuando todos se dirigían a sus respectivas cabañas.

—Sí, como sea…— suspiraba el rubio con desinterés, y la oji gris lo miraba molesta.

—¿Por qué sigues tratándome así? ¿Qué tengo que hacer para que vuelvas a ser el chico amable y eufórico de antes? — preguntaba la chica frunciendo el ceño, y Prince suspiraba frustrado.

—¿Sabes, Sky? De verdad me gustas mucho, y lamento si te he hecho sentir mal últimamente. Pero no puedo seguir aparentando que tu indiferencia no me lastima, así que creo que lo mejor sería si… dejamos de tratarnos por un tiempo — respondía el chico calmo, y la chica lograba contener las lágrimas en los ojos.

—Claro, lo que tú digas — se limitaba a decir antes de salir corriendo hacia su cabaña, mientras Prince la observaba desanimado.

—Selene, ¿por qué saboteaste a Mireya? ¿Y por qué no me dijiste que debía votar por ella? Creí que éramos una alianza — cuestionaba Tamara en un susurro a la rubia que seguía sentada frente a la fogata con una expresión analítica.

—Oh, yo no voté por ella… Realmente no representaba ninguna amenaza para mí — aseguraba Selene, calculadora.

Confesionario

—Pero si yo no fui la responsable de sabotear a Mireya, ¿quién fue? — preguntaba Selene, con una mano en su barbilla —. Y lo más interesante sería descubrir, ¿por qué alguien se tomaría la molestia de deshacerse de ella?

Fin del confesionario

— Al parecer, la decisión fue tomada por la mayoría. En fin, qué podemos hacer… — fingía luego, levantándose de su asiento y caminando hacia la cabaña sin dirigirle más palabras a Tamara, quien se observaba confundida, pero al cabo de unos segundos corría detrás de su compañera.

—Esa maldita arpía intento de niña exploradora es la responsable de todo esto, yo lo sé…—susurraba Jasmine cuando observaba a la rubia partir —. Pero eso es un problema de mañana, porque ahora estoy exhausta. ¿Vamos de regreso a dormir? — preguntaba mirando a Stephen, quien se acomodaba los anteojos.

—Dame un momento, te alcanzaré en unos minutos — pedía el chico, dirigiendo su mirada a Kit, que era el único chico restante en la fogata y permanecía mirando a la nada, en silencio.

Jasmine asentía, levantándose y dirigiéndose con los demás, mientras Stephen observaba al gótico frente al fuego con cierto grado de curiosidad.

Confesionario

—Desde el desafío de la carrera de automóviles, hubo una cosa en la cual no dejé de meditar, pero no podía correr el riesgo de llevar a cabo un plan, a menos de que estuviera completamente seguro. Afortunadamente, solo me tomó un par de desafíos más para darme cuenta de que mi hipótesis era acertada: el estúpido gótico antiguo miembro de los Dobles padece trastorno de identidad disociativo, también conocido como trastorno de personalidad múltiple — explicaba Stephen ante la cámara, con ambas manos entrelazadas sobre sus piernas —. He de admitir que carezco de la experiencia o conocimientos suficientes respecto al tema, por lo que me pareció que lo más adecuado sería experimentar un poco con mi "inocuo" compañero de equipo. ¿Y qué mejor experimento que deshacerte de su novia sosa en un punto tan tenso de la competencia? — preguntaba luego de manera despectiva, con una expresión de asco —. Solo espero que esta situación no lo llevo por una espiral de descenso sin retorno, claro.

Fin del confesionario

—Compañero, temo que debo preguntar… ¿te encuentras bien? — preguntaba Stephen acercándose a Kit por detrás, y poniendo reaciamente una mano sobre su hombro.

—Sí…sí — apenas lograba musitar el gótico, con la mirada perdida, mientras que sus manos se observaban inquietas —. Estoy bien.

—Me alegro — mentía Stephen, observándolo con cautela —. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo…amigo — decía lo último con dificultad, con expresión de disgusto.

—Gra-gracias… — agradecía Kit evidentemente consternado, sin siquiera mirar a Stephen, quien sonreía siniestro y sin más, se retiraba hacia su cabaña.

Kit entonces hundía su rostro en sus manos, destrozado, y permanecía así por un par de minutos. Luego, pasaba sus manos por su cabello, apoyando sus codos sobre sus rodillas, mientras observaba afligido el fuego de la fogata. Entonces, su expresión cambiaba a una de enojo, levantándose súbitamente de su asiento y pateando la leña en el suelo, para luego dar vueltas alrededor de lo poco que quedaba de la fogata, con las manos en la nuca.

En eso, el gótico parecía sufrir un dolor que cabeza que lo dejaba en cuclillas, con ambas manos apretando su cráneo, quejándose en voz baja. Tras unos cuantos segundos, los quejidos se detenían, y el chico se recomponía con una expresión estoica, observando la fogata a punto de consumirse.

—Y después de tantas distracciones, hemos regresado al juego — declaraba Kit, con un tono de voz mucho más grave y siniestro —. Y esta vez, ninguna chica estúpida o un idiota sentimentalista se meterá en mi camino — finalizaba con una sonrisa macabra, y a la par, la fogata terminaba por consumirse.

—Cielos, ¿acaso estos chicos podrían hacer aún más dramáticos? Si desean descubrirlo, no se olviden de sintonizarnos cada semana en ¡Total Drama Hollywood Challenge! — despedía Austin con sonrisa de presentador, finalizando con una toma aérea de la isla.


Basado en: Los Juegos del Hambre (2012)

Ganadora: Penny

Eliminada: Mireya


¡Hola a todos! Hago entrega del capítulo con el que me comprometí (a mí misma, realmente), aunque admito que en parte se debe a que ya estaba iniciado, y también les admito que es el primer capítulo al que le he dedicado tanto tiempo para editar, o al menos eso me parece…

¡Mireya se fue! Una sorpresa para todos, incluso para mí. Pero todo irá cobrando sentido conforme avancemos hasta los últimos capítulos de esta historia. ¿Qué sucederá con Kit ahora que su alter ego ha tomado el control? ¿Algún día Prince y Sky harán las paces? ¿Qué está sucediendo con Penny y Zack? ¿Algún día Randy admitirá sus sentimientos por Tamara? Estas preguntas y muchas más serán contestadas en los capítulos siguientes…

Me encantaría leer su opinión respecto a este capítulo, créanme que me inspiran y animan a escribir con mayor frecuencia. Sé que es irónico que lo diga, pero realmente me entusiasma mucho leer sus reviews o recibir mensajes suyos. ¿Será hora de iniciar un foro para mantenernos al tanto? No lo sé… jaja

Besos.

- Santy B'


FUNFACT #15: El desafío de este capítulo está basado en mi película favorita (mi franquicia favorita, más bien). Irónicamente, este fue el capítulo con el que me quedé estancada por siete años. Afortunadamente logré terminarlo ahora, ya que admito que tomó un rumbo un tanto diferente al que inicialmente había planeado.

P.D. ¡Por favor, compartan conmigo sus películas favoritas! Si bien la mayoría ya se encuentran definidas (las más importantes, primeramente), no estaría mal contar con un mayor rango de opciones.