¡Después de una larga espera, aquí me presento con un nuevo capítulo!
Aún estoy con ciertos problemas, pero por suerte la tormenta principal ya pasó. Sé que estoy un poco atrasado, pero aún así les quiero desear un hermoso comienzo de año para cada uno de ustedes.
Ahora sí, vamos con el capítulo.
¡Disfruta!
27
CORTE TRAICIONERO
El aro de llamas azules azotó las nubes sin piedad, y el cielo obtuvo un contraste tan brillante que nunca antes se había visto. Después de lo que parecieron unos segundos infinitos, el fuego se disipó a una velocidad considerable, dejando un silencio más que tenso en su lugar.
—... ¿Qué fue eso? —La estupefacción de Aether se pudo sentir, al igual que esos pequeños restos de las llamas que caían lentamente, cómo si fueran copos de nieve, y, de hecho, estaban muy fríos.
—¿Alguna vez escuchaste la palabra armagedón? Digamos que fue un enunciado con ese significado. —Declaró Murata, quien se encontraba cruzada de brazos mientras observaba a Gruthecóatl con una sonrisa, algo que ella no compartió para nada.
—Ustedes mismos buscaron esto... ¡Tú lo buscaste! —La dragona intentó abalanzarse sobre Murata con su puño cubierto de llamas.
Murata se preparaba para iniciar el combate, pero su sorpresa no se hizo esperar cuando una sombra apareció a su lado mediante una velocidad apenas perceptible.
Aether recibió a una Gruthecóatl distraída con una fuerte patada en el mentón, haciendo que un leve shock Electro y Anemo la mandara a volar hacia atrás. No obstante, la Reina Dragona se recompuso rápidamente con una voltereta, así generando un pequeño camino de destrucción una vez que sus pies se aferraron al suelo rocoso. Su mirada se alzó lentamente, la furia fue reemplazada con una seriedad absoluta.
—No es necesario que te involucres, Murata. Nos encargaremos de todo. —El rubio respondió sin quitarle los ojos de encima a su contrincante.
—¿Estás seguro? Podría hacer más rápido si...
—Dije que está bien. —Aether la interrumpió, a lo que Murata solo pudo asentir con algo de torpeza.
—Admito que tienes muy buena velocidad, ¿pero crees que esa fuerza es suficiente cómo para matarme? —Gruthecóatl indagó, su expresión seria no desapareció.
No se estaba burlando, lo estaba desafiando.
—Sé que esa fuerza está lejos de ser suficiente. Pero eso está bien... —Pensó Aether, apretando su puño con fuerza, haciendo que el Elemento Electro y Anemo lo rodeara por completo—. Después de todo, el objetivo no es matarte. Por eso es que no quiero que Murata participe. Porque si alguna de ustedes muere, entonces esta guerra se convertirá en una verdadera carnicería que nunca encontrará paz hasta que uno de los dos bandos desaparezca.
—¿No respondes? Muy bien... —Gruthecóatl ajustó su postura, haciendo que su brazo se cubriera de una llamarada azul.
La Dragona no tardó en abalanzarse contra Aether mediante un salto, así recortando la distancia entre ellos en muy poco tiempo. Pero, a pesar del impacto inminente, lo único que hizo el rubio fue sonreír.
Los ojos de Gruthecóatl se ensancharon un poco cuando el fuerte impacto de su puñetazo fue detenido por el bloqueo de un mandoble, una lanza y una espada.
—¡No te olvides de nosotros! —Exclamó Itto con una sonrisa salvaje, a lo que ella sonrió.
Pero no fue a él o a Shenhe, si no a su hijo.
—Asi que... ¿tú también estás aquí? —La pregunta de su madre hizo que Tonalli apretara los dientes con aún más fuerza.
—¡No importa que seas mi madre, vamos a detenerte! —Exclamó con energía, y sus dos compañeros se acoplaron a su discusión cuando ejercieron aún más fuerza, algo que la obligó a retroceder con un salto.
Gruthecoatl ni siquiera tuvo un segundo de descanso, debido a que Aether ya se encontraba frente a ella en tan solo un parpadeo. En esta ocasión, el viajero usó su espada para intentar propinarle un par de cortes y estocadas que la dragona esquivó a duras penas, incluso se vio obligado a bloquear con sus manos desnudas, algo que produjo pequeñas heridas. Sin embargo, su habilidad le permitió aprovechar la última estocada del rubio para atraparlo con su mano cubierta de llamas, algo que lo sorprendió un poco, pero se sorprendió aún más cuando ella lo lanzó hacia arriba. Gruthecoatl no perdió el tiempo y desprendió un poderoso torbellino de fuego con sus manos, algo que a priori sería imposible de esquivar si estás en el aire, y por eso es que ahora la sorpresa se la llevó Gruthecóatl, ya que observó atónita cómo Aether creó una pequeña explosión Anemo sobre la planta de sus pies para salir disparado hacia la derecha y así esquivar el ataque sin problemas.
Desafortunadamente para ella, su atención estaba tan enfocada en el viajero que se olvidó de sus otros contrincantes. Eso le pasó factura cuando Shenhe y una copia de hielo la golpearon con la lanza al mismo tiempo que un pequeño toro le propinaba una patada en el pecho, algo que la mandó a volar un par de metros. No obstante, eso fue insuficiente cómo para derribarla, quedó más que demostrado cuando aterrizó con elegancia sobre un tejado.
—A pesar de que el golpe fue directo, apenas le hicimos unos rasguños. —Debatió Shenhe con su siempre expresión apática.
—Es cierto, ¿no se supone que su poder de Soberano ya desapareció? —Se replanteó Itto, algo que llamó la atención de Aether, quien se encontraba en otro tejado.
—¿Siquiera sabes algo de historia? Estoy impresionado... —Comentó el rubio con genuino asombro.
—¡¿Qué significa eso?! —Gritó Itto con los ojos en blanco.
—Yo también lo estoy. —Respondió Shenhe con cara de palo.
—¡Oye!
—Para tu respuesta... —La atención de todos volvió a Gruthecóatl, quien se encontraba sacudiendo su ropa algo rota—. Es cierto que gran parte de mi poder desapareció, pero aún sigo siendo lo suficientemente fuerte cómo para aplastarlos.
—Entonces, ¿por qué haces esto? Siendo parte de la locura de los Fatuis y romper el orden en Natlan, acabar con la Arconte designada... Ei me lo dejó bien en claro: si no te detenemos nosotros, Celestia te destruirá sin piedad, incluso si encuentras una manera de destruir el Trono. —Aclaró Aether con el ceño fruncido.
Se esperaba cualquier respuesta, pero nunca lo que estaba a punto de venir:
—¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!
La carcajada exorbitante y descabellada desconcertó a todos hasta el punto de no creer.
—¿Qué-qué es tan gracioso? —Itto fue quien hizo la pregunta.
—Por lo visto, la Arconte Electro no sabe nada. Pero no me extraña, ya que ella es demasiado joven cómo para saber todo... —Aclaró la mujer, su risa ahora más apaciguada.
—¿Entonces...? —Aether quedó con la pregunta a medias, ya que realmente no sabía que preguntar.
—Sería demasiado tendido y aburrido contarte todo. Pero déjame darte una pista... —Gruthecoatl alzó un dedo para hacer énfasis en sus palabras—. Por lo que tengo entendido, el Tenshukaku fue derribado junto con Inazuma, y allí es donde se encontraba el Trono de esa región.
—¿Y qué pretendes que haga con eso? —Aether no tardó en preguntar, a lo que la sonrisa astuta y algo inquietante de Gruthecóatl no se hizo esperar.
—Encuentralo. —Fue la simple, pero extremadamente rebuscada respuesta de la mujer.
Aether miró a Murata en busca de respuestas, pero ella simplemente se inclinó de hombros, haciendo alusión a que no sabía nada acerca de eso.
—Bueno, si ya terminaron con sus preguntas, ¡es hora de continuar! —Exclamó Gruthecóatl, quien no tardó en dar un gran salto hacia Tonalli.
Muy pocos habían sido capaz de seguir tal velocidad, y uno de ellos fue Aether, quien se colocó en la trayectoria del golpe. El impacto del bloqueo hizo que ambos quedaran suspendidos en el aire, por lo que Shenhe quiso aprovechar esa oportunidad para atacar con su lanza, pero la dragona hizo gran gala de su agilidad cuando inclinó su cintura a 90 grados. No obstante, Itto apareció sobre ella con su gran mandoble para golpearla, pero los reflejos de la mujer fueron aún más rápidos cuando apoyó sus manos sobre el suelo para dar una rápida voltereta hacia atrás, así también logrando esquivar a Aether y Tonalli.
—¿Están seguros que no quieren mi ayuda? —Murata preguntó con cierta ansiedad en su voz, observando como su enemiga aterrizaba sobre el suelo con elegancia.
—Quizás deberían hacerle caso, con esa fuerza no tienen ninguna oportunidad. —Aclaró Gruthecóatl con brazos cruzados.
—Creo que tiene razón. De lo contrario, la batalla se hará muy cuesta arriba, y necesitamos terminar lo más pronto posible para asegurarnos que la guerra no se salga de control.— Comentó Tonalli a un Aether que le sonrió como respuesta.
—No te preocupes, solo está midiendola. —Tonalli observó a Murata con algo de asombro tras lo escuchado—. Después de todo, demostraba mucho más poder contra la Arconte Electro.
Esta declaración sin duda llamó la atención de Gruthecóatl, quien solo observó como Aether se miraba con Itto y Shenhe.
—Muy bien, tenía miedo de exagerar. Pero ahora tengo claro que podrá soportarlo. —Pensó el rubio, así dando un leve asentimiento con su cabeza, a lo que Itto y Shenhe parecieron comprender.
De hecho, lo demostraron cuando asintieron, y acto siguiente desprendieron una gran energía de sus respectivos Elementos. El acto fue tan sorprendente a la par cómo inesperado, por lo que Gruthecóatl no pudo evitar entrecerrar sus ojos ante lo presenciado.
—... Aunque si ese es todo su poder, no creo que sea suficiente. —Murata cerró la idea en sus pensamientos, observando como el viajero obtenía una armadura Geo que se encargaba de resguardar gran parte de su cuerpo.
—Que interesante, puede usar tres Elementos distintos... —Pensó la dragona, retomando su postura de ataque—. Es muy fácil notar que también es un descendido.
Una leve sonrisa emergió del rostro de Aether antes de desaparecer, dejando una estela eléctrica a su paso. En esta ocasión, tanto Gruthecóatl como Murata se sorprendieron, pero la dragona tuvo la reacción suficiente cómo para moverse aún más rápido. Ese mismo movimiento fue escalofriante, ya que su cuerpo se desplazó unos centímetros hacia atrás para evitar la patada que iba sobre su cabeza.
—¡ESTALLIDO ATRONADOR!
Los ojos de Gruthecóatl se ensancharon un poco ante lo escuchado, y su cuerpo saltó de manera inconsciente para esquivar un torrente de ondas electro que se desplazaron por el suelo una vez la espada de Aether chocó contra las rocas.
El viajero no tardó en seguirla, y ella intentó responder con un puñetazo llameante, pero pudo contrarrestarla con su espada y no dudó en contraatacar. Gruthecóatl desvió la espada con su mano desnuda, a lo que Aether respondió con una fuerte patada en el abdomen. Gracias a eso pudo conseguir cierta distancia entre ambos para hacer su siguiente movimiento.
—¡ESPADA ELECTROSOMBRÍA!
Aether agitó su espada a una velocidad apenas perceptible, lo que generó una gran cantidad de tajos electros que iban directo al cuerpo de la dragona. No obstante, ella demostró ser aún más rápida cuando esquivó las docenas de ataques con el movimiento mínimo requerido aún estando en el aire.
—¿Qué es esa manía de anunciar tus ataques? —Pensó la dragona a la par que esquivaba los últimos rayos, pero grande fue su sorpresa cuando Tonalli apareció para propinarle un profundo corte, siendo detenido justo a tiempo.
De todos modos, le fue imposible prever cómo Itto y Shenhe llegarían sobre su espalda. Eso produjo un gran impacto del mandoble y la lanza sobre su espalda, haciendo que escupiera sangre antes de estrellarse estrepitosamente contra una choza.
—¡Tonalli, no hay tiempo para descansar! —Itto le gritó al ver cómo el dragón sostenía su espada con un leve temblor.
—¡S-si! —Tonalli asintió torpemente.
Itto utilizó su mandoble extravagante cómo un bate para golpear a Ushi, quien se estrelló en la choza con mucha fuerza. Shenhe y su doble crearon un gran campo Cryo que congeló gran parte de los alrededores. Aether hizo lo suyo cuando envió un tornado Anemo, mientras que Tonalli se encargó de mezclarlo con el Elemento Pyro gracias a su espada.
El torbellino de fuego colisionó con los otros dos elementos, generando una gigantesca explosión que les hizo arrastrar los pies; incluso a la misma Murata, quien se notaba bastante sorprendida por lo que acababa de presenciar.
—¿Funcionó? —Itto atrapó a Ushi, quien lucía absurdamente intacto.
—Aún no comprendo de qué está hecho ese toro. —Comentó Shenhe con resiliencia.
—¿Te refieres a Ushi? Bueno, él es...
La explicación de Itto se quedó en la nada cuando los escombros fueron mandados a volar por un destelló que atravesó el polvo a una enorme velocidad. Sin embargo, Aether pudo seguir su velocidad sin mucha dificultad y pronto se encontró esquivando y bloqueando un par de golpes llameantes, hasta que finalmente dio una voltereta hacia atrás y creó una notoria torrente de aire con una de sus manos, lo que no solo generó que Gruthecóatl retrocediera, si no que también disipó el denso polvo que se había instalado en el sitio.
Tonalli no pudo ocultar su sorpresa, ya que el aparente ataque poderoso había sido mucho más de lo que él pensaba. Solo necesitabas ver los alrededores, la choza estaba completamente destrozada y las construcciones aledañas no se encontraban mucho mejor. El hielo persistía en el lugar, pero ciertas partes estaban siendo derretidas a gran velocidad por el prominente incendio que se estaba generando.
Aunque probablemente lo que más le sorprendió fue ver a su madre herida por primera vez.
Gruhecóatl tenía diversas lesiones en su pecho y abdomen, su vestimenta estaba algo chamuscada y su espalda tenía un corte notorio junto con algunos moretones. Aún así, la dragona no perdió la seriedad en ningún momento, lo único que hizo fue escupir un poco de sangre a un lado.
—¿Te rindes? No es necesario seguir con esto, el resultado será más que claro. —Aclaró Aether, a lo que Tonalli observó a su madre con esperanza.
—El viajero tiene razón, acabemos con este absurdo. —Las esperanzas de Tonalli fueron derribadas cuando una sonrisa sanguinaria emergió en Gruthecóatl.
—Pero, ¿qué dices? Recién ahora es cuando comienza a ponerse divertido. —El comentario belicista hizo que una sonrisa emergiera en el rostro de Murata.
—Allí está... —Pensó la Arconte, obviando el hecho de que Aether había tenido una reacción completamente opuesta.
—Supongo que no te detendrás hasta que no puedas moverte... —La mirada neutra del viajero se transformó en una fría daga que sería capaz de cortar cualquier cosa.
El rubio ni siquiera dejó un margen para que su oponente respondiera, ya que desapareció mediante un destello relampagueante. Gruthecóatl reaccionó al instante y dio un pequeño salto hacia atrás para esquivar el corte de la espada que iba hacia su abdomen, para luego inclinar su rostro hacia atrás para esquivar un puñetazo que generó un pequeño estallido a sus espaldas debido a que estaba cubierto de los tres elementos. La dragona usó esa misma inclinación para apoyar una de sus manos sobre el suelo con el afán de propinarle un tacle que Aether esquivó con un salto.
El intercambio de golpes continuó, en donde ninguno de los dos parecía tener la ventaja, ya que esquivaban cada uno de los ataques con una velocidad y precisión increíbles. La secuencia se alargó tanto que ambos terminaron luchando sobre un tejado cuyos cimientos habían desaparecido. No obstante, el sitio inestable no era suficiente para que la lucha acalorada se detuviera.
—¿Recitas los nombres de tus técnicas para crear una distracción? —Preguntó Gruthecóatl en medio del intercambió, bloqueando la espada de Aether con su pie, demostrando una gran agilidad.
—No sé de qué hablas... —Aether atrapó el puñetazo de Gruthecóatl, haciendo que ambos se detuvieran por un segundo, ya que el pie de la dragona estaba ejerciendo presión sobre su espada, mientras que el rubio no soltaba su mano—. No es una técnica o algo por el estilo, solo lo hago por gusto.
—Pues déjame decirte que pareces un principiante. Ningún luchador de renombre haría semejante estupidez. —Ella respondió con una sonrisa burlona.
—¡Achuu! —Ei se limpió su nariz.
La Diosa se encontraba oculta en la cima de un peñasco, su mirada se dirigió de un lado a otro con suma cautela. Una vez que se aseguró de que no había nadie cerca, un leve susurró emergió de sus labios.
—Maldigo a quien haya hablado de mí en este momento tan delicado...
Los ojos de Gruthecóatl se ensancharon con suma incredulidad cuando su pierna atravesó el tejado, lo que rompió su posición por completo. Quiso reaccionar lo antes posible, pero lo único que entró en su visión fue la filosa espada que se dirigía directo a su torso.
Lo único que pudo hacer fue priorizar el menor daño posible, por lo que su antebrazo se cruzó en el camino de la espada justo al último momento.
Los dientes de Gruthecóatl se apretaron con fuerza cuando una fuerte ventisca golpeó todo su cuerpo. El Elemento Anemo no tardó en fusionarse con el Electro, lo que terminó generando una especie de tormenta eléctrica que originó un enorme estallido. Los restos del tejado salieron volando junto con Gruthecoatl, quien arrastró sus pies por varios metros hasta chocar contra las barandillas que la salvaron de una caída directa hacia la boca del volcán.
La mirada de Gruthecóatl se dirigió hacia la marea de lava inestable para luego observar su brazo lastimado. La sangre caía sin parar, la herida había sido más que profunda. Desafortunadamente no tuvo mucho tiempo para analizar su mala suerte, ya que se vio en la necesidad de bloquear los ataques de Itto y Shenhe con sus manos desnudos, algo que hizo cerrar uno de sus ojos por el dolor que sintió. La espada vacilante de Tonalli intentó golpearla, pero esa misma indecisión fue lo que creó una brecha de escape, por lo que tomó las armas de Itto y Shenhe con fuerza para dar un pequeño salto, para luego utilizar la espada de Tonalli para dar un gran salto para tomar distancia.
Itto tuvo que agarrar a Tonalli antes de que cayera en la lava, algo que sin duda hizo sudar al dragón.
—Oye, ¿te encuentras bien? —El Oni preguntó con sus cejas fruncidas en confusión.
—Pensé que habías tomado una decisión, pero veo que me equivoqué... —Todas las miradas fueron hacia Gruthecóatl, quien sostenía el brazo lastimado—. Aún sigues teniendo tanta indecisión como el día en que me abandonaste.
Las palabras contundentes hicieron que Tonalli mirara hacia otro lado, algo que llamó la atención de Itto y Shenhe.
—¡¿Y puedes culparlo por eso?! —La dragona desvió su mirada y dio un salto justo a tiempo para esquivar un corte de Aether.
—¡No te metas en asuntos que no comprendes! —Gruthecóatl ya se había visto molesta antes, pero era la primera vez que se podría decir que estaba furiosa.
Los ojos de Aether se ensancharon un poco y dio un salto hacia atrás justo antes de que fuera devorado por un mar de llamas azules.
Todos observaron algo atónitos cómo el ambiente ahora era mucho más pesado.
Las cejas de Murata se fruncieron considerablemente, y sus brazos cruzados se apretaron con bastante fuerza.
—Si... —Una leve gota de sudor recorrió por el rostro del rubio—. Me imaginaba que esto estaba siendo demasiado fácil tratándose de alguien que puede rivalizar con un Arconte.
Las llamas desaparecieron en cuestión de segundos, revelando una gran cantidad de hilos gruesos hechos de fuego que estaban rodeando a Gruthecóatl, quien sostenía un libro flotante en su mano izquierda.
—¿Qué sucede? No los veo tan confiados como antes. —El tono despectivo de la dragona hizo que todos retomaran su postura de ataque, a excepción de Aether.
—Estuviste todo el combate en desventaja, ¿por qué no usaste todo tu poder desde el comienzo? —Aether hizo la pregunta que lo estaba molestando, a lo que los demás también notaron esa extrañeza.
—Ya me había olvidado que puedes hacer preguntas interesantes... —Comentó Gruthecóatl con cierta seriedad, que pronto fue reemplazada por una sonrisa—. Pero en esta ocasión, no tengo la necesidad de responderte. Deja que nuestra batalla responda a esa pregunta.
Aether solo se dignó a mirarla con claro escepticismo. Claramente esa respuesta estaba lejos de dejarlo satisfecho.
—¡Antes de crear tanto misterio, simplemente puedes decirme que no tenías ganas de usarlo! —Exclamó Aether, abalanzándose a toda velocidad.
Gruthecóatl juntó los hilos gruesos, creando una enorme tela de fuego que repelió la espada de Aether sin mucho esfuerzo, por lo que se vio obligado a retroceder un par de pasos. No obstante, él no se detuvo allí y se lanzó a toda velocidad para intentar cortarla, ahora su espada se encontraba concentrada con la energía Electro. Por ese mismo motivo es que Gruthecóatl se vio en la necesidad de tomar la tela con su mano buena para contrarrestar el ataque, generando un poderoso estallido que agrietó el suelo a sus alrededores. El choque de fuerzas no terminó allí, ya que el rubio utilizó la energía Anemo para potenciar aún más la velocidad y la fuerza de la espada, por lo que se materializó un pequeño vórtice de Elementos en el lugar que terminó estallando en cuestión de un segundo. La concentración de poder fue tan poderosa cómo para mandarlos a volar, creando así un pequeño cráter en el lugar del impacto.
Gruthecóatl cayó con cierta dificultad, al igual que Aether. Aunque la mujer había resultado con algunos raspones, Aether no se había salvado. La armadura Geo que cubría gran parte de su rostro había estallado, por lo que tenía un gran corte sangrante en una de sus mejillas.
—Por un momento pensé que esa armadura era irrompible. —Comentó Gruthecóatl sin mucha emoción en su voz.
—En un principio también lo pensaba, pero ella logró destruirla por completo con un solo ataque. —Aether se quitó la sangre de su mejilla, la sonrisa en su rostro hablaba por si sola.
—¿Te refieres a la Arconte Electro? —Preguntó Gruthecóatl con cierto interés—. ¿Por qué no está aquí? Me hubiera encantado luchar contra ella.
—En primer lugar, sabes muy bien que tú no eres el único problema en Natlan. —Aclaró Aether, sus ojos se contrajeron un poco por lo siguiente que iba a decir—. Y en segundo lugar, si este es todo tu poder, entonces déjame decirte que tus posibilidades de ganarle son menores a cero.
Esas palabras asombraron un poco a Gruthecóatl, aunque rápidamente respondió con una carcajada.
—¡Jajaja! ¡Ciertamente puede ser alguien fuerte, pero nadie en este mundo se salva de la "Erosión", muchacho! —Exclamó la dragona con confianza, aunque esa sonrisa cambió casi al instante tras ver cómo Aether la miraba con burla—. ¿Por qué me miras así?
—Cuando me advirtieron de que Natlan era una región aislada, no esperé que llegara a este punto. —Aclaró Aether con una mano sobre su cintura.
—¿Qué...? —Gruthecóatl no pudo decir más, ya que Itto apareció sobre su espalda para intentar golpearla, pero su punto ciego desapareció con solo su mirada.
El mandoble de Itto fue acunado por todos los hilos y repelieron el ataque sin problemas, por lo que el Oni no tuvo otra alternativa más que tomar distancia.
—¡Oye! ¿No ves que estamos hablando? —Declaró una Gruthecóatl molesta.
—¿Y qué quieres? ¿Estás diciendo que no aproveche un momento tan claro de vulnerabilidad? —Itto argumentó con los ojos en blanco.
—Esas cosas se movieron ni bien sus ojos entraron en contacto con él. Parece que puede controlarlos a distancia. —Se planteó Aether en sus pensamientos, viendo cómo los hilos se balanceaban alrededor de ella.
—Y no es solo eso, también puede controlar su tamaño. Tonalli no nos contó nada sobre esto, seguro nunca pudo verla usando todo su poder. —Shenhe siguió el hilo de pensamiento del rubio.
—¡No importa cuanto me cueste, romperé esas cuerdas, o lo que sea eso! —El momento deductivo fue cortado por Itto, quien se abalanzó sobre la dragona sin pensarlo dos veces, algo que alarmó a sus dos amigos.
—¡ITTO, NO LO HAGAS!
Desafortunadamente, el grito no llegó a tiempo, ya que el Oni se vio enredado en una gran cantidad de cuerdas llameantes que giraron cómo un remolino. El daño y las quemaduras fueron tan grandes que incluso él se vio forzado a gritar de dolor antes de ser escupido como basura.
El Oni rodó sobre el piso sin oponer mucha resistencia, su mandoble cayó justo a su lado. Todos se acercaron rápidamente a él para socorrerlo, a excepción de Murata, quien únicamente estaba mirando a Gruthecóatl.
Su ansiedad por combatir era cada vez más notable, incluso estaba temblando.
Itto se levantó algo aturdido con la ayuda de Shenhe.
—No puedes atacarla de esa manera tan imprudente, especialmente si tu Elemento es el Geo. Es imposible que puedas atravesar sus defensas con eso. —Aclaró Aether, a lo que Itto lo miró algo confundido.
—¿Por qué no?
—Tonto. —La respuesta excesivamente simple de Shenhe avergonzó mucho al Oni.
—Es un Dragón Primordial. Aunque esté debilitada, su energía Pyro sigue siendo mucho más consistente y poderosa que la normal. —Aclaró Tonalli, observando a su madre con gran seriedad.
—Entonces, ¿qué deberíamos hacer? —Itto preguntó con muchas dudas.
—Es simple. Un Elemento no puede superarlo, pero si combinamos todos los que tenemos a disposición quizás podamos romper sus defensas. —Aclaró Aether, su mirada seria se fijó en Gruthecóatl.
—¿Ya terminaron de hablar? Me estoy aburriendo. —Aclaró la dragona mientras frotaba su brazo lastimado, el cual se estaba cauterizando con el fuego que ella misma emitía.
La tranquilidad de Gruthecóatl fue cortada de raíz cuando una gran cantidad de rocas Geo la rodearon sin previo aviso, lo que le negó casi toda movilidad.
—¡OLEADA DE RAFAGAS!
La postura de Gruthecóatl se tensó visiblemente cuando un gran tornado Anemo la encerró en cuestión de un parpadeo. Las cuerdas se acercaron aún más a ella en un mecanismo de defensa instintivo al no saber dónde vendría el siguiente ataque.
—¡Si crees que esto es suficiente para detenerme, entonces te vas a llevar una gran decepción! —Una sonrisa salvaje cruzó por el rostro de la dragona, pero antes de que siquiera pudiera mover un dedo, sus ojos se movieron a una gran velocidad y las cuerdas se dirigieron al enemigo de manera inmediata, atrapándolo en el acto.
Las cuerdas desprendieron un torrente de llamaradas que tiñó al tornado de un color azulado, haciendo que éste girara con aún más brusquedad, hasta el punto que incluso los escombros lejanos salieron volando.
—No fue un mal plan para haberlo creado tan rápido... —Pensó la mujer en voz alta, aunque ese aire prepotente desapareció al instante cuando las cuerdas se movieron.
La cabeza de Ushi emergió entre el fuego, haciendo que los ojos de Gruthecóatl se agrandaran en gran medida. Ella intentó actuar lo más rápido posible, pero ya era muy tarde.
El rugido enardecido del toro materializó una gran cantidad de piedras que se adhirieron a la dragona y sus cuerdas, lo que la dejó completamente inmovil.
—¡Ahora! —El grito de Aether hizo que Gruthecóatl desviara su mirada justo a tiempo para ver cómo Shenhe entraba al peligroso tornado tan rápido cómo un fantasma.
—¡No me subestimes! —El grito de Gruthecóatl fue respaldado con sus acciones cuando retomó el control de sus cuerdas, así creando una enorme tela que atravesó a Shenhe sin dificultad alguna.
La sonrisa victoriosa de la dragona no duró más que un segundo al ver cómo su aparente enemiga estallaba en partículas Cryo, inundando todo el tornado infernal con hielo que rápidamente se transformó en agua. Los ojos de Gruthecóatl se agrandaron cuando el fuego de las cuerdas se debilitó considerablemente, lo que la dejó completamente expuesta.
Y lo siguiente que vio, fue cómo Aether apareció dentro del tornado con su lanza Geo cargada de Electro.
Intentó moverse, pero Ushi rugió una vez más, lo que la cubrió de piedras una vez más, y ahora Aether solo estaba a unos pocos centímetros de perforar su abdomen con esa lanza.
—¡JAQUE MATE!
La declaración triunfante de Aether hizo eco en su mente, por lo que solo se quedó allí a esperar su destino.
Pero él no era quien se iba a encargar de su destino.
Un destello carmesí rompió el tornado, y todos no pudieron hacer otra cosa más que ensanchar sus ojos en completo shock.
Gruthecóatl sintió cómo su piel se desgarraba por el enorme mandoble rojizo, lo que la mandó a estrellarse contra una choza cercana, destruyendo su pared en el acto.
—¿Murata? —Aether preguntó con grandes dudas al ver cómo la Diosa colocaba el mandoble sobre su hombro.
—Lo siento, pero no pude resistirme. Soy la Diosa de la Guerra después de todo. —Aclaró la mujer con una sonrisa tímida, a lo que todos no pudieron hacer otra cosa más que guardar silencio—. Ahora, acabemos con esto.
Murata se dirigió hacia los escombros, lo que generó reacciones encontradas en sus aliados, quienes se miraron entre sí.
—¡Espera! —Aether fue el primero en reaccionar, y no tardó en seguirla.
Murata se detuvo frente a los escombros y se agachó para quitar un gran escombro, revelando la condición algo pobre en la que se encontraba su mayor enemiga: un pequeño hilo de sangre corría sobre sus labios, y su torso tenía un delgado corte que iba desde su pecho hasta su cintura.
—¿Está inconsciente? —Preguntó el rubio al apenas llegar.
—Eso parece. —Aclaró Murata mientras chocaba el mandoble sobre su hombro.
—Para ser honesta, pensé que la habías matado. Ella estaba completamente vulnerable. —Aclaró Shenhe, quien llegó junto a todos los demás.
—Me dijeron que no participara en el combate... ¿Creían que no me daría cuenta de sus intenciones? —Las palabras de Murata pusieron a todos bastante tensos—. ¡Jeje! No me malentiendan. Es cierto que no estoy de acuerdo con dejarla con vida, pero también es cierto que gracias a ustedes es que esta guerra por fin llegará a su fin. Por lo tanto, decidí que ustedes tomaran la decisión final respecto a ella.
La declaración sorpresiva de Murata hizo que todos se miraran una vez más sin ser capaces de ocultar su asombro. Bueno, a excepción de Shenhe. Aunque a estas alturas ya no es ni necesario aclarar su falta de emociones.
—Te lo agradecemos. —El primero en hablar fue Aether.
—Si hay algún problema, prometo que me haré responsable. —Aclaró Tonalli, colocando una mano sobre su pecho para hacer énfasis en sus palabras.
—Muy bien. —Murata dio un leve asentimiento antes de mirar a Aether—. Si quieres, puedes llevarla. En lo personal, no me gustaría ni siquiera tenerla cerca.
Aether no pudo evitar reírse con cierta tensión ante el comentario de la Diosa Pyro, pero no tardó en ponerse manos a la obra.
Cuando Aether atravesó algunos escombros, sus pasos se hicieron cada vez más lentos hasta que se detuvo a un paso de ella.
—¿Pero qué...? —Los ojos del rubio se ensancharon un poco tras notar algo bastante inquietante—. La herida de su pecho es demasiado insignificante, ¿será que el impacto la dejó inconsciente? No, eso no tiene ningún tipo de...
—Aether...
—¿Oh, si? —El rubio salió de sus pensamientos cuando Murata colocó una mano sobre su hombro.
Los labios de la Diosa se acercaron lentamente hasta posarse cerca de su oído, justo en ese momento pudo sentir cómo el agarre sobre su hombro se transformaba en algo un poco doloroso.
Y entonces, las siguientes palabras surgieron mediante un susurro que sería capaz de congelar la lava.
—¿Recuerdas cuando te dije que no confiaras en mí?
Aether ni siquiera pudo reaccionar, solo pudo ver cómo su armadura era atravezada y un gran manchón de sangre a presión explotaba a lo largo de todo su brazo izquierdo.
¡FINAL DEL CAPÍTULO!
¡Espero que lo hayan disfrutado!
Nuevamente me disculpo con la demora. Prometo que no tardaré tanto para una nueva actualización, por suerte mi vida ya volvió a cierto orden después de todo lo sucedido el año pasado. Creo que ya puedo hacer capítulos con una frecuencia normal si no sucede alguna otra cosa (esperemos que no, ya tuve suficiente jaja).
Dejando mis problemas personales de lado, te recuerdo que puedes volverte miembro de mi por un dólar, y pedir un capítulo extra de cualquier historia que esté en desarrollo, incluyendo esta. Ahora mismo no estoy tan seguro de prometer 2 capítulos en un margen de 3 días, pero puedo prometerte que tendrás una espera mucho más reducida si canjeas tu membresía por un capítulo. El precio es un dólar, y puedes encontrarme cómo: Jyanzein. Cualquier duda al respecto puedes mandarme un mensaje privado.
Ya saben, acepto cualquier tipo de críticas, incluso si son duras. Siempre y cuando me ayuden a mejorar serán bienvenidas, por lo que no dudes en hacer una review.
¡Espero que nos veamos pronto!
