Más tarde aquel día fue a la biblioteca, entregaría los libros que había sacado durante la semana para sus exámenes, estaba en finales, pronto acabaría ese ciclo escolar, había pensado regresar a casa durante las vacaciones, pero ahora que él y Trowa eran pareja decidió que quería estar con él durante su periodo vacacional, irían a recorrer Inglaterra y si se pudiera otros países cercanos, se podía viajar en tren por Europa sin mayor problema, aquello era un alivio.
En las últimas semanas se había divertido como nunca, pasaba todo su tiempo libre con Trowa, cuando su hermana no estaba en casa aprovechaban y hacían el amor durante todo el domingo, a veces sin siquiera ponerse ropa, vagaban por la casa, desnudos o semi desnudos; cuando salían paseaban tomados de la mano, aunque la sociedad Inglesa aún era renuente en ciertos temas no se sentía en absoluto acosado, si fuera su país natal aquello sería un suicidio.
Trowa lo había llevado a conocer los lugares más famosos de la vieja Inglaterra, junto con la visita a las partes más modernas, que bella era aquella ciudad, Quatre no se cansaba de verla aunque moría por conocer otros países de Europa, cuando estuviera de vacaciones se dedicaría a viajar junto a Trowa, después de todo había llevado con él bastante dinero, además de la tarjeta de crédito dorada sin límite, aquel plan era perfecto, solo faltaba una semana de clases y sería libre, dos días después de aquello sería el concierto para la Reina y luego todo el tiempo para él y Trowa.
Sonrió con emoción mientras se disponía a salir de la biblioteca, recordó que quería un libro especial sobre historia de la música y se regresó al pasillo correspondiente, estaba por oscurecer y la biblioteca cerraría a lo mucho en media hora así que se apresuró, pudo distinguir la voz del maestro de Trowa, parecía que hablaba en voz baja a través del teléfono, se acercó con cautela, lo vio a través del espacio de dos libros en el estante más próximo, parecía muy feliz, con una amplia sonrisa surcándole el rostro, no le gustaba husmear pero si aquello que hablaba tenía que ver con su novio entonces le interesaba. Se colocó tan cerca como pudo para escuchar bien los cuchicheos
"Sí, todo salió perfecto, esos engreídos de Oxford saben ahora quiénes somos, debió dolerles en el orgullo que la poca cosa de la Universidad de Londres les ganara ese solo para violín, hubieras visto su cara… "escuchó la cantaleta tan nítidamente que sintió enojo, les llamaba engreídos y él se estaba comportando de forma tan arrogante "Además Trowa fue inteligente ¿sabes que se acuesta con ese chico? Fue una excelente forma de hacerlo a un lado para que la discusión no terminara con él presentándose ante la Reina, el pobre ingenuo cayó redondito y claudicó" se rió ante la burla de saberlo engañado.
En cambio Quatre al oír eso no hizo más que quedarse completamente helado, con los ojos abiertos de par de par, se sintió estúpido, utilizado por Trowa, por su Trowa, su querido Trowa… ¡Por el maldito de Trowa! Ese bastardo lo engatusó para que todo saliera a la perfección, aunque desde que lo conoció él estaba decidido a renunciar al saberlo más talentoso, el propio Trowa rechazó que renunciara, quería competir, seguro para no herir su orgullo, que tonto había sido, incluso se había enamorado, por primera vez en su vida estaba enamorado de alguien y esa persona le traicionaba vilmente.
Las lágrimas le comenzaron a rodar en silencio, cubrió su boca para no ser descubierto y se dejó caer al suelo, intentando no sollozar para que no le oyera, el profesor siguió hablando, pero su bla bla era tal balbuceo que dejó de prestarle atención, todo comenzó a tener sentido, quizás todo fue planeado, que Trowa no se presentara cuando se reunieron ambos grupos por primera vez, que lo encontrara en aquella ventisca, tal vez incluso lo siguió, también tuvo sentido que aceptara la propuesta de subir hasta su habitación y tocara el violín frente a él, que le diera un beso y después iniciaran una amistad íntima que terminó con ellos dos en la cama, luego en una relación, todo eso fue parte del plan de Trowa y su maestro por robarle aquel privilegio de tocar ante la Reina.
Siguió llorando en el suelo incluso después que el maestro se fue, hasta que una encargada lo encontró y le informó que era hora de cerrar, entonces se alejó de la escuela, caminó por las calles sin fijar un destino, pensaba, en ratos lloraba y luego se enojaba, después lloraba otra vez, hacía un poco de calor pero deseaba que hiciera frío como en aquel invierno, quería retroceder el tiempo, que cuando Trowa lo encontrara en la ventisca, él lo rechazara y volviera a ir a su dormitorio, solo, sin haber aceptado nunca su ayuda, pero eso nunca pasó, conoció a Trowa y se enamoró de él, ahora estaba desengañado y dispuesto a olvidarlo.
Volvería a su país y dejaría Londres atrás, no volvería jamás, ya no le importaban sus sueños dejados en un violín, tampoco en el piano, no deseaba saber nada de la música, ahora todo era dolor, regresaría y se haría cargo de los negocios familiares, dejaría que su padre le consiguiera otra prometida, de nuevo una chica con un alma atormentada que cuando ya tuvieran años de casados lo engañara con un peón, un sirviente o lo que fuera, porque ya no importaría, él solo sería un hombre más, a cargo de un gran imperio, pero sin alma y sin vida, quizás un pensamiento demasiado trágico, pero no deseaba nada más en esos momentos que sentirse derrotado y miserable.
Trowa marcó al celular de Quatre por décima vez aquel día, pero de nuevo no hubo respuesta alguna, aquel era el tercer día que sucedía, cuando iba al dormitorio y tocaba la puerta nunca había nadie, ni siquiera había visto a Duo para preguntarle por el que aún creía su novio, no conocía ningún otro amigo del rubio así que estaba en desventaja, sus maestros habían reportado que solo hacía sus exámenes y no se quedaba al resto de la clase, nadie sabía nada más, tampoco el profesor de música.
Se comenzó a sentir impotente, necesitaba verlo, besarlo, abrazarlo, lo necesitaba tanto, quería tomar su rostro y mirarle a los ojos, decirle que lo amaba, que nunca antes sintió nada igual por nadie, pero temió lo peor, que lo abandonaría, que jamás volvería a verlo, no entendía que estaba pasando, no podía siquiera concentrarse en ensayar su solo, sabía que era complicada la pieza y sin embargo estaba sumido en pensamientos trágicos respecto a su novio y al hecho de no volverlo a ver.
