¡Hola a todos, queridos lectores!

Me complace saludarlos especialmente hoy, ya que estuve trabajando muy arduamente en este capítulo. Con decirles que me tomó dos semanas terminarlo, además de que se convierte en el más largo de mi repertorio.

Estoy sumamente orgullosa pues, a partir de acá, la historia dará un giro importante. Así también cerramos las partes anteriores, es decir, todo ocurrió en un mismo día y por ello está divido.

Y no es por spoilear, pero es necesario aclarar, por las dudas, y porque sé que se los debo desde hace muchísimo: la siguiente lectura contiene lenguaje soez y escenas sexuales.

Acomódense y disfruten.

Disclaimer: Ranma ½ es propiedad de Rumiko Takahashi.


25. Una esperanza traicionera (Parte III).

Buenas noches, preciosa.

La sonrisa de Ranko se dibujó al escuchar la dulce voz de su novio al otro lado de la pantalla del computador. A penas volvió a su casa, luego de estar todo el día en la feria junto a sus amigos, lo primero que hizo fue video llamarlo, tal como estipularon mientras él estuviera de viaje.

Ryoga, mi amor —acunó sus mejillas sonrojadas con las manos —¿Llegaste bien?, ¿Qué tal Estados Unidos?

En respuesta, suspiró cansado —Fue un viaje agotador y, para colmo, tuve que reunirme con el arquitecto al salir del aeropuerto. Necesitaba que me entregara los planos a presentar mañana.

Oh —ella ladeó la cabeza, esbozando un gesto compasivo. No estaba al tanto del protocolo, pero sabía de qué se trataba el próximo gran proyecto de la familia Hibiki: exportar la floristería y sus productos al extranjero. Los abuelos de Ryoga fueron los fundadores de la primera sucursal en Nerima; años después, su hijo mayor, Higuma, encabezó la expansión de la empresa por todo Japón.

Ahora que Ryoga heredaría la firma familiar, el negocio escalaría a otro nivel. Igualmente, él tenía sus propias ambiciones profesionales, por lo que quería foguearse con los más experimentados del mercado.

Pero descuida —continuó el chico —Después iré a descansar y recorrer la ciudad.

Me alegra mucho, cariño. Te mereces disfrutar al menos un poco.

Sería mejor si pudieras estar acá conmigo —le dijo, contemplando embelesado su imagen en el monitor. La pelirroja estaba con el cabello desatado, emulando sus rizos una llamarada intensa e indomable. En su cuello reposaba intacto el relicario de corazón que él le regaló, propiedad de su difunta madre. Ambas poseían ese espíritu intrépido y bondadoso que deleitaba a cualquiera que se les acercara.

Cuando se lo dio, resignado a que lo de ellos no podría ser, tenía la intención de que lo mantuviera como un recuerdo suyo; una muestra de la profunda adoración que sembró en su alma. Era la indicada para tenerlo, ya que, si bien Akane fue el gran amor de su juventud, entendió que no fluían en la misma sintonía.

Podía apostar lo que fuera a que el ánima de su progenitora movió los hilos esa noche determinante en el Naniwa.

Ah, unas vacaciones juntos es todo lo que deseo.

Te prometo que las tendremos, amor —aseguró Hibiki. Antes de decir algo más, aclaró la garganta, cambiando su tono de voz a uno más divertido —Aunque me parece que hoy estuviste entretenida, ¿de qué me perdí?

Una risita se le escapó ante la pose de "suelta el chisme" que puso su novio. Segundos antes de la llamada, le había likeado la foto que subió a su red social; esa donde estaban su primo y compañía pasando una tarde agradable en el parque de diversiones. Como lo esperaba, Ryoga entrevería que no se trataba de una simple postal amistosa debido al revuelo que escondían sus protagonistas.

No te lo imaginas...


Gra... gracias por acompañarme a casa, Ranma.

No... no hay de qué.

Cri, cri, cri. El sonido de los grillos reinó tras ese breve intercambio de palabras. Ahí, en la entrada de la residencia Tendo, los dos se quedaron de pie durante un largo rato sin saber cómo proceder. Podían jurar que sufrirían un infarto a causa de la velocidad con la que les latía el pecho. No dejaban de pensar en el beso que se acababan de dar.

Por más que no fuera el primero, de alguna forma se les hizo semejante. Era como revivir la agridulce sensación de un pacto roto; la serotonina provocada por lo prohibido. Tal vez lo más adecuado sería fingir que no sucedió y seguir pretendiendo el 'mejores amigos'.

Akane se retractaba un poco de aceptar que la escoltara hasta su vivienda, pues de despedirlo en el parque junto al resto, ahora no tendría que experimentar dicha incomodidad. Ranma, por su parte, pensaba algo similar, sumándole a todo esto la fuerte tensión sexual que seguía sin apagarse.

Él tragó en seco y resopló, recopilando valor para romper el silencio. Últimamente, las disculpas estaban más presentes en su discurso —Supongo que... tengo que pedirte perdón por...

¡No, no! —lo frenó, sacudiendo las manos. Sabía a qué se refería —Está bien, en serio. Fue... culpa de los dos.

Otra vez, callaron. El persistente grillar inundaba sus oídos.

Los pensamientos de la chica revoloteaban como un torbellino arrasador dentro de su cabeza; no entendía si Saotome se le declaró o no. Dijo "como amigos o algo más", para luego besarla. ¿Qué interpretación tenía eso? preguntárselo directo le aterraba.

Estos dos me están aburriendo ya —la diabilla Nabiki bostezó, sentada en posición india sobre el hombro izquierdo de su humana —Decidan si irán a la cama o no.

¡¿Pero qué cosas le dices?! —protestó el ángel Kasumi —¡Ni siquiera debieron besarse en primer lugar!

¡Basta de hacerte la correcta! Como si Akane de verdad te escuchara. Sería una monja la pobre —harta de su contraparte, le dio la espalda.

¡Uy! —el ángel, nada típico de ella, apretó los puños para evitar ahorcarla.

De todas formas, es lo justo —el pelinegro retomó la plática —Fui yo el de la idea. Hasta que no le aclare las cosas a Shampoo...

¿Y... qué le dirás exactamente? —clavó sus ojos en los de él —¿Cómo le explicarás que de pronto dejaste de amarla?

Yo... —ella tenía razón, esa parte no la contempló del todo. Sí, estaba atento a las actitudes misteriosas de la china, pero todavía no resolvía cómo encararla sin involucrar a Akane ni herir su orgullo.

Lo que alguna vez le gustó de su actitud, hoy le daba pavor.

¡Hijito, que bueno que viniste!

¿Mamá?, ¿viejo? —los padres del muchacho aparecieron de imprevisto — ¿Pero qué...?

Qué alivio —la mujer juntó las manos cerca de su pecho —Creí que no habías leído mi mensaje.

¿Cuál mensaje? —de inmediato, sacó su celular para comprabar que, en efecto, le escribió hace más de una hora, pidiéndole que fuera con Akane a casa de los Tendo —Oh...

Sra. Nodoka, Sr. Genma —la de cabello azul se dirigió a ellos, igual de desconcertada —¿Qué hacen aquí?

Guardamos bien el secreto —habló el hombre —Estaban juntos en el parque y era la oportunidad perfecta.

¿Qué? — inentendidos, intercambiaron miradas.

¡Pero si ya llegaron los invitados! —en eso, la puerta se abrió, mostrando a un sonriente Soun recibiéndolos.

¿Invitados? —Ranma y Akane seguían confundidos.

Los Tendo nos invitaron a cenar —explicó Nodoka —No se los dijimos para sorprenderlos.

¡Ahh, míralos! Quedaron pasmados de la emoción —Genma carcajeó.

Tal como dijo el hombre, los hijos de ambas familias parecían de piedra al no emitir reacción alguna.


Ya adentro, los miembros del hogar y sus visitantes se reunieron alrededor de la mesa con la comida servida. Las parejas adultas desbordaban felicidad ante el encuentro pues, durante sus años de juventud, formaron una sólida pandilla que perdió comunicación por circunstancias de la vida. Haberse reencontrado en el cumpleaños del patriarca Saotome fue un obsequio del destino.

¡Bua, Tendo! ¡Ni en mis más locos sueños imaginé que nos veríamos de nuevo! —el de lentes no paraba de llorar, mientras abrazaba al aludido.

¡Amigo mío, estoy tan contento! —secundó el de bigote.

El abuelo Happosai, con una expresión seria, sorbió de su copa —compórtense como hombres, par de idiotas.

Y bueno, chicos —Naoko miró a los de edad secundaria, queriendo entablar conversación —¿Cómo estuvo la feria? ¿Pasó algo interesante?

A ambos se les subió la sangre a las mejillas al evocar el mismo recuerdo.

Pu... pues... el novio de Kuno presentó su muestra de baile —Akane lucía intranquila.

También vimos una banda —Ranma intentó sonar casual, aunque ella casi se atraganta puesto que fue ahí cuando se besaron.

Hermana, para la próxima yo también quiero ir —pidió Satori, haciendo un puchero.

Para los adolescentes todavía resultaba imposible asimilar la enorme casualidad de que justo sus padres tuvieran un pasado en común, ligado además a algo tan importante como las artes marciales.

Mamá, papá, ¿por qué no nos dijeron que vendrían?

Su padre reprendió con la mirada —Akane, hija, no seas grosera.

No lo digo a mal —se defendió —Eso solo que... a Ranma y a mí nos pareció inesperado.

Oh, ¿acaso les molestó? —su madre cambió el semblante a decepción.

¡No, no es eso!

—el anciano demostró una vez más su desagrado por el de trenza —Seguro este tonto la hizo enojar.

¿Se pelearon? —cuestionó nuevamente la mujer.

¡No! —respondieron nerviosos al unísono.

Ranma —el rostro de Nodoka se endureció. Sus manos las posó a la altura de la cadera, simulando que desenvainaría una espada —Espero que no estés siendo poco caballeroso con Akane.

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal —No, madre... ¡No es lo que piensas!

Vamos, ya no jueguen con los muchachos. Sabemos bien que son buenos amigos y jamás discutirían —el hombre de turbante largó una risa estrepitosa.

Los aludidos se encogieron de hombros, intentando ocultar la vergüenza que sentían.

Descuiden, se llevan de maravilla —se burló la diablilla Nabiki.

Por cierto, ¿por qué no vino el resto de la familia? Los estabamos esperando a todos —Soun volvió a la tranquilidad de la charla.

Oh, sí. Mil disculpas. Mis cuñados y mi hermano tenían otros compromisos, pero prometieron estar para la próxima —explicó Nodoka.

Su marido prosiguió —Y mi sobrina iba a llamar al joven con el que sale. Creo que está fuera del país.

Sí, nuestro vecino Ryoga —comentó Akane sin pensarlo. Realmente le alegraba esa relación —Está ocupado con negocios familiares.

¡Es verdad! Estaban muy juntitos la noche anterior —la Sra. Tendo tomaba su vino —Deben estar orgullosos porque Ryoga es un muchacho esplendido. Sería un gran partido para cualquiera.

Su hija, que justo masticaba un trozo de verdura, casi se ahoga por segunda vez en lo que iba de la velada. Al final, ni su familia ni los Hibiki llegaron a enterarse de que salieron por un corto tiempo e iban a formalizar el noviazgo. La única enterada fue la madrastra de Ryoga quien, por lo visto, tampoco le dio tanta importancia.

La mirada fulminante de Ranma le llegó desde el otro lado del comedor.

Mientras haga feliz a nuestra Ranko, ya es bienvenido —la madre del chico bebía igual de entretenida.

Ah, un día les estás enseñando artes marciales de niños, y al siguiente ya tienen pareja —una diminuta lágrima rodó por la mejilla de Genma —¡Crecen tan rápido!

Ranma también está de novio, ¿no? —el hombre de bigote lo miró.

¡No!

Sí.

La atención se posó en los dos adolescentes ante la contestación simultánea.

Es decir —el de trenza trató de aclarar el asunto, dedicándole una mueca de odio a Akane por afirmar —Me gustaba una chica de la escuela, pero ya las cosas no están funcionando.

Habrá aguantado mucho la pobrecita —murmuró Happosai, concentrado en su trago.

Hijo, ¿por qué no nos contaste? —la madre le sobó el hombro como consuelo.

No importa. Igual terminaré con ella de la forma más amable; tampoco quiero lastimarla.

Oh, Ranma. ¡Qué varonil!

El de anteojos no paraba de llorar —Mi hijo es un rompecorazones.

Akane lo observaba con los ojos bien abiertos. Estaba pasmada. Admitir frente a sus parientes con tanta seguridad que ya no amaba a Shampoo, tenía mucho más peso que si fueran sus amigos. ¿Acaso confesaría el motivo también? Complicado, considerando que ni a ella se lo blanqueó concretamente.

El lado malvado de su consiencia puso los ojos en blanco —Dios, pero ¡¿qué más pruebas quieres?!

Quiere que le diga que la ama, tonta —la buena explotó.

¿Para qué? —replicó —¿No hacía eso con Shampoo? Y ya ves.

Buen punto. Durante casi un año, estuvo gritando a los cuatro vientos sus supuestos sentimientos por la china, para terminar desinteresándose apenas le dio la oportunidad. ¿Podría pasarle lo mismo? Lo suyo era distinto, pues se conocían en otros ámbitos, incluyendo el carnal, mas eso no le aseguraba nada.

Fuera de la mente de Akane, los presentes proseguían con el tema.

Bueno, lo que dices es bastante sensato, Ranma —hablaba Soun —Lo mejor es ser sincero para no herir a nadie. El amor no es a la fuerza.

Nosotros nos conocimos de jóvenes también —añadió su esposa —Una relación adulta es compleja, pero a la edad de ustedes, pues... tiene sus cosas.

Mamá —la chica la miró fijo.

Ya saben, es un momento de la vida en el que debes entenderte a ti mismo, tomar decisiones y aprender cómo es el amor. Todo eso con las hormonas alborotadas.

La sola mención de eso causó otro rubor en los alumnos de secundaria.

Qué sabia eres, Naoko —expresó la mujer castaña. Luego observó a su retoño —Ranma, cuentas con nuestro apoyo. Solo queremos que seas feliz con quien ames.

Por vez consecutiva, los orbes zafiro de él y los avellanos de Akane se cruzaron. Controlar el intenso palpitar de sus corazones se hacía una tarea complicada. La de cabello corto recurrió a sorber un moderado trago de vino a ver si eso la relajaba.

¿Y qué hay de ti, Akane? —interrogó Genma —¿Tienes novio?

No.

¡No!

De nuevo, una respuesta unísona por parte de los involucrados.

Oh, vamos —insistió, bromeando —No le tengas miedo a mi amigo Tendo. Una chica tan adorable debe tener muchos pretendientes.

Es... es la verdad. Por ahora no estoy pensando en eso —mintió para zafarse del tema.

Mi nieta es muy valiosa para conformarse con cualquiera —refunfuñó su abuelo.

¡Pero claro! —Nodoka se puso de pie abruptamente. Ya el alcohol comenzaba a dominarla —Yo tenía la esperanza de que Ranma y Akane se enamoraran.

¡¿Qué?! —los aludidos casi se desmayan. Sus caras pasaron por todos los colores habidos y por haber al oírla.

Ma… mamá, ¡para de tomar!

Ay, discúlpame, hijo —sonreía —Pero era inevitable al verlos juntos. Siempre estás con ella y pensé que pasaría algo más.

¡Solo somos amigos! —declaró la muchacha con firmeza. El sonrojo se le subió a las orejas y las manos le temblaban a más no poder.

Ranma ni siquiera disimuló lo mucho que le jodió esa frase. Una cucharada de su propia medicina.

Naoko rió con ganas —No se enojen. A decir verdad, yo también lo creí.

Te veía como un buen yerno, Ranma —secundó el de bigote.

Ya la embriaguez de los adultos salía a flote.

¿Este torpe? Jamás —Happosai le sacó la lengua.

Hiperventilando en silencio, Akane consumió de golpe lo que le sobraba de vino y procedió a servirse más.

¿Y quién es Ryū? —Satori, tras estar callado gran parte de la cena, lanzó ese cuestionamiento imprevisto.

¿Ryū? —los padres del niño irguieron una ceja.

Bastó con escuchar ese nombre para que al pelinegro le hirviera la sangre. Su imaginación maquinaba cualquier cantidad de escenarios que no le gustaron en lo absoluto.

¡¿Te atreviste a traerlo a tu casa?!

¡¿Pero quién piensas que soy?! —la de cabello azul estaba enojada porque montara una escena bajo su propio techo.

Satori, ¿a quién te refieres? —indagó Soun.

No lo sé. Akane y Ukyo hablaban de él el otro día con mucha emoción.

Así que esas tenemos —Ranma bramó, apretando los dientes. Intentaba contenerse o, de lo contrario, armaría un alboroto con los progenitores de cada uno como testigos.

Es... es Ryū Kūmon. Un dirigente estudiantil de la Universidad Experimental —esclarecía la chica. Los ojos chispeantes del joven Saotome le daban escalofríos —Fui a pedir información y me ofreció ayuda.

Al igual que su primogénito, la Sra. Saotome reaccionó ante la mención, con la pequeña diferencia de que a ella se le extendió una ancha sonrisa —¡¿Conociste al pequeño Ryū?! Qué gusto.

¿Eh? —Ranma y Akane la vieron, desconcertados.

Lo cuidé de bebé. Ah, era un niño tan dulce y educado —recordó con alegría —A veces pasa por la guardería a saludarme y sé que es amiguito de Ranko. ¡Es un chico encantador!

Ahora sí, Ranma estaba que se lo llevaba el diablo. Tener que escuchar como su propia madre halagaba a la nueva conquista de Akane, era más de lo que podía soportar.

Claro, también fue mi alumno —contó el hombre de turbante —Le impartí artes marciales en la división infantil. Es un excelente peleador.

Si bien los Saotome no estudiaron una carrera universitaria como los Tendo, ambos laboraban para el sector educativo. Nodoka amaba los niños, por lo que ejercía como cuidadora del jardín de infantes. Mientras tanto, su marido jamás abandonó la vocación por las luchas, teniendo el título de sensei en el predio deportivo.

Lo que me faltaba —musitó el de ojos azules, reteniendo la última pizca de paciencia que le restaba. Si lo analizaba más a fondo, el que su padre lo entrenara quería decir que, probablemente, poseían técnicas de combate similares.

Si llegaba a enfrentarlo, sería una pelea interesante.

Vaya, supongo que es muy popular —una gotita rodó por la sien de Akane.

Apuesto a que harían una hermosa pareja —suspiró la mujer.

¡Sobre mi cadáver! —el de trenza azotó la mesa con la palma abierta. En ese punto, se le había acabado la entereza y no midió sus acciones.

Sin embargo, al estar los presentes un poco ebrios debido al consumo de vino con el que acompañaron los alimentos, no percibieron los inusuales celos en el comportamiento del varón.

Ranma, no seas tan sobreprotector con Akane —bromeó su mamá —Eres tan buen amigo. No sé por qué nunca se me ocurrió presentarte a Ryū. ¡Se llevarían fantástico los tres!

La joven Tendo tuvo que inhalar profundo, presionándose el puente de la nariz con los dedos; por lo menos ella quería preservar la calma. Sus conciencias farfullaban esto y aquello, mas se negaba a permitir que la influenciaran con sus consejos paupérrimos esta noche.

Y Ranma tendría que hacer lo mismo antes de perder los estribos.


Cuando la cena concluyó, los asistentes se trasladaron del comedor a la sala por pedido de los esposos Tendo. Continuarían la tertulia en dicha habitación, ya que ansiaban mostrarles un antiguo álbum de fotografías guardado como el más valioso de los tesoros. Tan así, que ni sus mismos hijos sabían que existía.

Oh, por Dios —las imágenes le aguaron los ojos a Nodoka —Recuerdo todo esto como si hubiera sido ayer.

En las fotos se le apreciaba al lado de su esposo, Soun y Naoko hace más de dos décadas. Juntos vivieron muchísimas aventuras yendo a torneos de lucha, la playa y a las locaciones de moda de la época. Se notaba la hermandad entre ellos.

Genma señaló una de las postales, nostálgico —Ese fue el día que ustedes se comprometieron. Já, no olvido cómo te cubrimos la espalda para esconder el anillo.

Hermana, te pareces mucho a mamá —le dijo Satori, apoyado sobre el respaldo del amplio sofá donde estaban reunidos.

De su boca surgió una imperceptible sonrisa ante la comparación. Ojalá ser la mitad de lo que su madre era.

Compartimos un tiempo maravilloso —aseguró Naoko, bebiendo un vaso de sake.

Ranma meditaba, silencioso, a cierta distancia del grupo. La situación provocaba que se le revolvieran ciertas emociones que nunca fue capaz de identificar, y por ello las enterraba en su interior. Asimismo, pensar que, en cierto modo, él y Akane se conectaban incluso antes de nacer, demostraba la magnitud de su vínculo. Le costaba procesar tantas cosas a la vez.

Lamento mucho que se hayan separado estos años.

Suele pasar, cariño —respondió la Sra. Saotome —Cada uno tuvo que seguir su camino.

Pero ¿por qué? —la chica de cabello corto buscaba conocer más a fondo la historia. La noche que se encontraron en el restaurante, no recabó la información suficiente pues, entre la conmoción y el alcohol, ella solo deseaba huir.

El dojo sufría problemas económicos —relató el de bigote —Naoko y yo queríamos dedicarnos a el, mas no fue para nada rentable; y ya un par de veces habíamos hablado de hacer una carrera.

Aunque me hubiese gustado heredárselos, no permitiría que mi hija se muriera de hambre —con amargura, Happosai recapituló el hecho.

Conseguimos trabajos de medio tiempo y nos matriculamos en leyes luego de casarnos —reanudó la aludida —Nuestros profesores nos dieron buenas recomendaciones y surgieron mejores oportunidades.

Entendimos que tenían otras responsabilidades —Genma rió para ocultar la tristeza —Nosotros también empezamos a ahorrar con el objetivo de comprar la casa, y Nodoka que quiso cumplir el sueño de Tofu costeándole la facultad de medicina.

Sí. Apenas nos graduamos, supimos que tendríamos a Akane, y Happi decidió vender el dojo para mudarnos acá —a Soun le apenaba igualmente recordarlo.

Como ven, nos fuimos desconectando —remató la mujer castaña —Además, aún no se usaban las redes sociales ni nada parecido.

Akane suspiró, conmovida por el descubrimiento reciente. Su abuelo le contó sobre la quiebra del ex dojo que dirigió, y cómo sus padres se enamoraron mientras entrenaban ahí —Qué lástima.

¡Pero ahora nada nos separará, Saotome!

¡Por supuesto que no, Tendo!

Lagrimeando, los hombres se volvieron a abrazar. Para que negarlo, estaban borrachos y emocionados.

Por suerte, ustedes tienen más facilidades —Naoko habló a los más jóvenes —Aunque estudien profesiones diferentes, sabrán cómo mantener la amistad.

Al contrario de la chica, Ranma no se lo planteó todavía. Su prima y demás compañeros le insistían constantemente con el tema de la universidad, a lo que él respondía desentendido, como siempre; no tenía un plan, pero de una forma u otra, se dedicaría al ámbito deportivo. Ahora, aquello le desbloqueaba una nueva incognita más allá de la profesión: ¿se separaría de Akane?

El feroz sonido de un trueno atravesando el cielo, llamó la atención de los presentes.

Ah, creo que está a punto de llover —Nodoka se cubrió la boca, largando un bostezo —Querido, ¿pedimos un taxi? —cuestionó a su marido.

¡tonterías! —Soun se paró de golpe, mareándose a consecuencia del licor —¡Quédense a dormir!

¡Pero por supuesto! —secundó su esposa, adormecida.

Eh, Srs. Tendo, no sé si sea buena idea —el de trenza quiso persuadirlo, pues sus padres estaban bastante alcoholizados y ya eran muy altas horas para permanecer fuera de casa.

No seas... ¡hip! ...tímido, Ranma —insistió el hombre, cayendo desmayado sobre un sillón.

¡Papá! —Akane se asustó, corriendo a revisarlo para comprobar que dormía.

Ocúpense ustedes —el abuelo Happosai se levantó, marchándose a su cuarto —Ya es mi hora de dormir también.

Pero... —su nieta no sabía qué hacer.

¡Qué amables son! —la Sra. Saotome reposó la espalda en el mueble y la cabeza sobre el hombro de Genma. El sueño la estaba venciendo igualmente.

¡Cómo los quiero, familia Tendo! —exclamó este antes de empezar a roncar.

Abochornado, el hijo de ambos se pegó a sí mismo en la frente con la mano abierta.

La joven de cabello corto ojeó su alrededor: todos cayeron rendidos a los brazos de Morfeo, incluido su hermanito. En efecto, la noche avanzó lo suficiente como para agotarlos; sumado a los tragos que los mayores ingirieron sin recato.

Los únicos despiertos todavía eran ella y Ranma que, se miraron sonrojados, a la par que otro trueno encubría el desenfreno de sus propios latidos.


Minutos después, ambos se ayudaron a cargar a Satori hasta su habitación en el segundo piso. La chica lo acomodaba entre las cobijas, mientras él se había ido al balcón a contemplar el firmamento que amenazaba con precipitarse.

Tras dejar al niño bien arropado, Akane se aproximó a Ranma dando pasos suaves. Estaban igual de nerviosos y lo sabían.

Esto se puede poner interesante —dijo la diablilla Nabiki, recibiendo una mirada reprobatoria por parte del ángel Kasumi.

La verdad, fue un día divertido —soltó, queriendo romper el hielo.

No me quejo —el muchacho ladeó una sonrisa sin decir mucho más.

Aquella apatía le extrañó —¿Estás bien?

Asintió —Es solo que no dejo de pensar en todo esto de nuestros padres.

Lo sé, me pasa lo mismo.

Realmente, se guardan mucho cariño.

Un soplido de brisa revoloteó, despeinándolos. Las primeras gotitas comenzaban a descender una a una.

En mi caso, antes de llegar a Furinkan no tenía tantos amigos —narró el pelinegro después de tomar una intensa bocanada de aire. Siempre había sido honesto con Akane respecto a muchas cosas, pero eso en particular prefirió quedárselo solo para él —Estaba en esa escuela porque la directora es amiga de mamá. No había nada interesante: ni clubes deportivos, ni ningún tipo de actividad.

La muchacha lo oía atenta sin interrumpir.

Así que no solía juntarme con casi nadie mas que para hacer tareas. El único con el que llegué a tener cierta cercanía fue con Mousse...

Hasta que lo cambiaron de colegio —completó ella la frase.

Eso fue en el segundo año tras culminar la primaria. Creo que mis papás se dieron cuenta y por eso me inscribieron en la misma escuela a la que iba mi prima.

¡Já! Ranko era muy aclamada entre todos los grados.

Y ahí fue donde las cosas cambiaron —clavó los 0jos en el suelo —Volví a ver a Mousse y tuve la oportunidad de jugar baloncesto. Eso, aparentemente, me volvió popular; de repente todos querían juntarse conmigo.

Lo dices como si no te gustara ser el centro atención —murmuró con recelo. A la mente le venían remembranzas de Akari y otras admiradoras persiguiéndolo.

No obstante, Ranma no le refutó el comentario —El punto es que, en poco tiempo, me di cuenta de que ya no estaba tan solo... porque también te conocí, Akane.

¿Eh? —dudaba haber escuchado bien.

Hinako te pidió que me mostraras la escuela e hiciste más que eso —sonreía embobado —Te convertiste en mi primera amiga de verdad.

Ella se ruborizó a más no poder —Yo... yo...

Me invitabas a planes, a tu casa, a estudiar y comer juntos... Hasta me acompañaste a las prácticas de baloncesto porque moría de nervios.

Yo... —le costó articular otra palabra —Dijiste que hacías artes marciales —quería añadir "y me pareciste guapo", pero optó por omitirlo —Perdón por no contarte a tiempo que las practicaba.

Y cuando empecé a gustar de Shampoo, pues, sé que no estuviste de acuerdo, pero igual me brindaste tu apoyo —el diluvió caía cada vez más fuerte sobre ambos —Aunque en el fondo sufrieras por eso.

Un par de lágrimas se entremezclaron con las gotas de lluvia que recorrían las mejillas de la Tendo.

Él reanudó su diálogo —Siento mucho que esto de los amigos con derechos se saliera tanto de control. No medimos las consecuencias —suspiró —No quería perder a mi mejor amiga, pero al mismo tiempo disfrutaba mucho estar así contigo.

Creo... que por la misma razón no podía declararte lo que sentía.

Lo entiendo.

El trueno retumbó nuevamente, desatando una fiera llovizna. Imposible que no se alteraran ante su presencia, puesto que ello marcaba el despertar del enigmático vínculo que los unía. Siempre que llovía, los dos se hallaban ahí, en el medio de la tormenta, reafirmando que saldría el sol, pero sus sentimientos aún desbordarían.

No seguiré presionándote a que termines con Shampoo —aseveró la de cabello azul —Sabrás cómo y cuándo hacerlo, pero si acordamos ser amigos nada más, no deberíamos...

Ya sé —respondió, consciente de que se refería al beso de la feria —Te lo prometí a ti y a Mousse.

Sin embargo, sí hay una cosa que me gustaría pedirte.

¿Cuál?

Quiero que entrenemos juntos.

¡¿De verdad?! —vociferó, olvidando que los demás integrantes de la casa dormían.

De cierta forma, dominas la técnica de mi abuelo, tomando en cuenta que él entrenó a tu papá —razonó —Pienso que nuestros padres se pondrán felices.

Ah, ¿es solo por eso?

Ella se cruzó de brazos —¿Y qué esperabas?

Ya que nos enteramos de que el tal Ryū fue alumno de mi viejo, podrías decir que soy mejor que él —se burló. No estaba realmente inquieto por el universitario ahora, mas tenía ganas de hartarle la paciencia. Así se llevaban, al fin y al cabo.

¡Basta con eso! —le reclamó, causando que se riera.

Lo verás. Te voy a demostrar que eres una excelente peleadora —aseguró, sabiendo sobre sus inseguridades.

Gracias, Ranma.

Resultaba innegable lo cambiado que actuó Ranma ese día. Por un lado, el hacer las paces con el chino; por el otro, su comprensión hacia ella. La palabra "anonadada" no alcanzaba para describirse, mucho más estando bajo el torrencial que alimentaba sus sentidos.

Esto, en conjunto con el frío, la impulsó a darle un abrazo pese a que, quizás, era lo menos apropiado.

¡¿Por qué mejor no van adentro en lugar de estar mojándose como unas ranas?! —el ángel se desesperó, siendo sujetada de los brazos por la diabilla.

¡Ni se te ocurra interrumpir!

Saotome le correspondió, sujetándola firme contra su pecho. ¿Por qué sería incorrecto un abrazo entre amigos? Estaban tan cerca que sus corazones resonaban uno con otro, acoplándose con el sonido de la lluvia... y una lejana canción reproducida en el estéreo de la sala que olvidaron apagar:

"Put your lips close to mine,
as long as they don't touch..."

Sin separarse aún, sus miradas chocaron, evocando el primer beso y todos los consecutivos. Negarse lo que pasó mientras daban vueltas en la noria no tenía caso, por eso la lluvia aparecía para recordárselos: toda esperanza de mantenerse al margen terminaba traicionada a causa del deseo.

¡No! —la bondadosa Kasumi trató de intervenir para que recapacitara. La malvada Nabiki le cubrió la boca, apoderándose del discernimiento de Akane.

Si Shampoo se acostó con Mousse estando con Ranma, ¿cuál es el problema?

Dicho pensamiento provocó que a la joven se le ensancharan las pupilas. No había reparado en eso de tal forma, a pesar de que tachaba en lo hipócrita considerando las veces que ella y Ranma casi caen en lo mismo durante las últimas semanas.

Pero acá la cuestión no era Shampoo en sí, sino ser moralmente correcta.

¿O no?

"Out of focus, eye to eye,
till the gravity's too much..."

El de trenza, ajeno a las ideas de ella, se enfocó en sus labios, ansioso por saborearlos de nuevo. Estaba acostumbrado a besarla y le encantaba; he allí lo complicado de tener que resistirse ahora. Pero aguantaría de ser necesario, ya que de eso dependía restablecerse con Akane y Mousse.

Lo de la rueda de la fortuna fue solo un desliz que aprenderían a controlar.

¿O no?

"And I'll do anything you say
if you say it with your hands..."

Es difícil esto —rezongó a punto de soltarla. Ella, no lo dejó.

Ya tendremos tiempo de arrepentirnos —entrelazó los dedos tras su nuca y lo atrajo a su rostro, eliminando la escasa distancia que quedaba.

Qué adictivo les resultaba jugar con fuego. La misma persecución del gato y el ratón, repitiéndose, dominándolos. A la mierda todo el esfuerzo de la última semana esquivándose y fingiendo ser 'simplemente amigos', se querían aquí y ahora.

Bañados por la lluvia, se besaban apasionados, permitiendo que ambas lenguas bailaran entre ellas. Las manos de Ranma recorrían pausadas la silueta femenina, redibujando líneas que identificaba de memoria. Ni siquiera la ropa empapada impedía que reconociera aquel camino explorado por su tacto.

Un leve mordisco en su labio inferior lo hizo ir más allá de la espalda baja, posicionando cada flanco encima de los glúteos de ella. Akane poseía muy buenos atributos, al menos si la equiparaba con cualquiera otra de su edad, producto seguro de los años que entrenó.

Sí, la verdad es que pecó de ignorante al no notar eso y mucho más las veces que intimaban.

En principio, las caricias que se daban no traspasaban ese límite, ya que ninguno se apresuraba. Tal vez un poco se debatían por qué de repente hacían algo que, por lo general, no harías con tus amigos. Ya de por si Ranma odiaba imaginársela saliendo con otro, peor si se tratara de alguno de su círculo social (Con Kuno ni se preocupaba).

"And I'd be smart to walk away,
but you're quicksand".

Debía ser propio de las personas que se gustaban. ¿Cuántas veces no fantaseó él con besar y tocar a Shampoo? No estaba hecho de piedra y lo tentaba, incluso hoy, pero su mente siempre terminaba desviándose a la de cabello azul. Las sensaciones que le proporcionaban eran tan opuestas y, sin duda, una lo envició más que la otra.

¡Mm! —un suave gemido se le atoró en la faringe gracias a los masajes que el chico ejercía sobre sus nalgas. Oírla jadear también lo descolocaba.

Akane, si no me pides que pare ahora, te juro que no lo haré después —advirtió, rozándole su crecida erección contra los muslos. Ella lograba enloquecerlo en toda la extensión de la palabra.

Los dos respiraban entrecortados, sofocados por el agua y la falta de aire en sus pulmones. Tendrían que alarmarse por pescar un resfriado o porque alguien los viera. Un verdadero escándalo para las familias Saotome y Tendo pues, por como sus padres eran, mañana mismo los llevarían al registro civil.

Ella se puso de puntillas, chocando frente con frente mientras él la tomaba de la cintura. Los segundos de claridad que pudieron tener se desvanecieron, empujándolos a otro fogoso beso. Quizás no era tan mala idea ser descubiertos si el castigo los condenaba a permanecer unidos por la eternidad.

"This hope is treacherous".

Trastabillando, se deslizaron a la alcoba de la adolescente que yacía junto al balcón. Los manoseos no se detenían, aunque las prendas húmedas entorpecían la secuencia. Ranma se preguntaba si no habría problema en levantarle la blusa y así palpar su tersa piel directamente; le sorprendía y, a la vez, le daba un poco de miedo que fuera ella quien tomó la iniciativa.

Estaba claro que la conversación de hace diez minutos se borró con la lluvia.

¿Puedo? —la cuestionó, agarrando el borde de su camisa.

Esto causó que la muchacha volviera brevemente a la realidad, solo para que la voz de la diabilla Nabiki la convenciera de entregarse a la lujuria.

Ella se limitó a imitar la acción y, en un movimiento coordinado, se quitaron las camisas. Los torsos friccionaron, aún con rastros de humedad por doquier, sobre todo por la porción de tela que cubría los montes de la chica. Ranma deslizó lento sus yemas por la blanca espalda de su compañera, extrañando recorrerla de esa manera.

El proceso lo llevó a toparse con el broche del brasier, su antiguo némesis. Más de una vez quiso sacárselo, pero no se atrevía. Akane era la única mujer en su vida con la que tuvo ese tipo de acercamientos y le angustiaba no saber exactamente qué hacer. Además, permanecía la duda constante: ¿estaban dispuestos a perder juntos la virginidad?

"This daydream is dangerous".

Esperaba que ella reaccionara en cualquier minuto para detenerlo, mas la veía demasiado excitada y eso lo motivaba. Todavía no decidía si quitarle el sostén o no, así que fue trazando su cuello con minúsculos ósculos que iban de la barbilla a las clavículas, a lo que ella encogió los hombros por las cosquillas que le generaba.

Por su parte, Akane transitaba con los dedos el marcado abdomen masculino. Al igual que Ranma, reconocía cada rincón con los ojos cerrados. ¿Cómo es que de una tarde en el parque pasaron a aquello? Lo respuesta era la misma de siempre, ni más ni menos.

Un impetuoso beso les cortó el aliento, y ya no bastaba con palpar la parte superior del cuerpo contrario. El varón dejó los rodeos al, finalmente, desatar el maldito sujetador sin recibir objeción. Su reacción fue quedar paralizado ante el paisaje: sus senos, no tan grandes, pero bien redondos, eran tal cual los idealizó.

Waoh —fue lo único que salió de su boca.

Ella se rió, pícara. Uno de sus tantos complejos, en el pasado, tenía que ver con su físico, pues Shampoo se asemejaba a una diosa griega traída del mismísimo Olimpo. Ranma se la pasaba admirando su belleza, generándole desconfianza; también por ello le costaba desvestirse cuando disfrutaban a solas.

Pero justo ahora se sentía el centro del universo y no le acomplejaba mostrarse.

"This hope is treacherous and I, I, I..."

Se recostaron encima de la cama, besándose como locos. No les quedaba pizca de cordura; fue demasiado tiempo conteniéndose. Él empezó a masajearle los pechos intercaladamente, siendo esta la primera vez que se los tocaba sin nada de por medio; ni el terciopelo le parecía tan suave ya.

¡Ah! —gimió la de cabello corto a causa de los agradables pellizcos que recibían sus pezones.

A él se le apetecieron. Tenían un color rosado similar al de sus malvaviscos favoritos y, aparte, sabía que se trataba de una zona erógena; al menos eso apreció en una que otra película para adultos. Anhelaba hacerla retorcer de placer como no pudieron antes.

Delineando un nuevo sendero con su lengua, bajo encontrándose con las dos puntas endurecidas.

"Two headlights shine through the sleepless night
and I will get you, and get you alone".

Akane tuvo que oprimir los dientes antes de largar un grito que despertara a todo el mundo. Aquel hormigueo la tomó desprevenida y, si en algún momento consideró frenar, podría olvidarlo. Que Ranma la acariciara así no se igualaba a nada que haya vivido antes. Las uñas se las clavó en el lomo, marcándolo.

En cuanto a él, estaba extasiado con la dulzura que emanaban sus poros. A medida que avanzaban, confirmaba que lo de Akane no podía ser un simple capricho; ella encendió un agobiante infierno en sus entrañas con el que aspiraba convertirse en cenizas.

Manteniendo el ritmo, declinó cuesta abajo. Ahí se cruzó con el short y la ropa interior, otros elementos que le imposibilitaba observar el paraíso terrenal. A diferencia del corpiño, hubo una ocasión en la que logró apartarle las pantys; el mismo día que lo acusó de estar con Mousse y que los Srs. Tendos retornaron a casa.

Asimismo, esa vez también traspasó una barrera al frotar el punto clave de su femineidad.

"Your name has echoed through my mind and I just
think you should, think you should know..."

¡Ranma! —clamó la joven ante el instantáneo despoje de sus prendas inferiores. La cara le ardía por la aglomeración de sangre y calor. La dejó completamente desnuda.

Maravillado, la examinó de pies a cabeza, castigándose por lo idiota que fue con aquel monumento de mujer. Bastaba sumar 2 + 2 para comprender por qué tantos chicos babeaban por Akane, mientras ella solo lo amaba y le compartía su sacrosanta existencia a él.

Despacio, apuntó el índice al norte de su cavidad, lugar donde tendría que estar situado el clítoris. Allí, pudo sentir la viscosidad de sus fluidos inundarlo; le era más fácil explorar así. De un lado a otro y de arriba abajo, movió el dedo con suma paciencia, enfocándose en los gestos que Akane emitía.

¡Ah, ah! —resoplaba, evitando hacer mayor ruido.

Por varios minutos, restregó su dígito en dicha ubicación. Cuando encontró la terminación más sensible, le dedicó especial atención, llevando a su compañera a alcanzar un vibrante orgasmo que no pudo disimular. Por fortuna, un estruendoso trueno camufló el chillido.

Akane quedó hipnotizada. Un par de veces se había masturbado y conocía la sensación del clímax, pero lo que Ranma logró usando un solo dedo, superó con creces su auto experiencia. Todas las veces que soñó con que ambos no se conformaron con meros besos, se materializaban en satisfacción absoluta.

¿Te... te gustó? —titubeó, nervioso, con su masculinidad punzándole dentro de los pantalones.

La estudiante no pudo replicar, puesto que los espasmos atrofiaron sus reflejos. Apenas esbozó una tímida sonrisa que incitó al pelinegro a besarla vehemente, a la par que le sobaba con calma el vientre. Si ella hubiera querido detenerse ahí, se daba por complacido.

"That nothing safe is worth the drive
and I will follow you, follow you home".

Sin embargo, Akane extendió la mano para rozar el prominente bulto en los pantalones de él, tal como hizo aquella vez que apareció de imprevisto en su dormitorio —Tú dime.

Ranma gruñó, echando la cabeza para atrás. Aún con el pantalón puesto, percibía cómo estimulaba el sitio más receptivo de sus genitales, y podía estallar si continuaba haciéndolo. A esto se le sumaron los lengüetazos que ella se inclinó para darle en la garganta y pectorales.

Poseído por el frenesí, se encaramó sobre ella, sujetándole las muñecas a la altura del cráneo contra el colchón. Las pupilas las tenía súper dilatadas, y su frente brillaba por culpa de la mezcla de lluvia y sudor. Avanzaron demasiado en una sola noche. Esto no era igual a otras veces que casi terminaban haciendo el amor; era mucho, mucho más.

¿Estás segura?

La mente de Akane se tornó gris. Estaba embebida por el deleite; cortarlo ahí equivaldría a un delito; no obstante, la pregunta del chico le devolvió medianamente la lucidez.

¿Prefieres que Shampoo se los folle a los dos? —atacó la malvada Nabiki, teniendo bien amordazada a la bondadosa Kasumi, así no se metía.

Y sin más rodeos, se liberó y lo haló de la trenza para fundirse con su boca. Ya no había vuelta atrás.

"I'll follow you, follow you home
I'll follow you, follow you home".

La chica coló su mano traviesa dentro de las piezas inferiores que él todavía portaba, apreciando el miembro en todo su esplendor; no es que tuviera conocimiento al respecto, pero el tamaño se le hizo adecuado. Notó el pulsar de las venas inflamadas en los pliegues de sus dedos.

¡Agh! —el muchacho empujó la pelvis al compás del movimiento.

Tal como Saotome hizo, lo frotó por un corto rato hasta que la ropa se le fue deslizando y el falo quedó a la vista. Definitivamente, iba a estudiar más acerca de la anatomía masculina.

Mm... no tengo preservativo —balbuceó Ranma, apenado. Por supuesto que no traía un condón consigo, primero porque jamás los había comprado; y segundo, porque lo último que imaginó esa mañana al irse al parque, es que acabaría en casa de Akane teniendo sexo.

Descuida —enderezándose, estiró el brazo hacia la mesita de noche y sacó un paquete guardado —Kuno me los regaló cuando... tú sabes... se enteró de lo nuestro. Dijo que los necesitaría.

Una sonrisa pervertida le surcó de oreja a oreja. Bendita sea su suerte —Le daré las gracias.

"I'll follow you, follow you home".

Aunque estaba estremecido, sacó el profiláctico del envoltorio y se lo colocó con sumo cuidado. Su experiencia era nula, mas algo recordaba de las clases de biología; incluso los hicieron practicar con una banana. Vergonzoso y patético.

Sin parar de temblar, se recostó arriba de la figura femenina, propinándole otro acalorado beso. Ella separó lentamente los muslos, permitiendo que se acomodara en la entrada de su centro. Ni siquiera se había adentrado lo suficiente y ya la cavidad amenazaba con doler.

Akane, por si lo dudabas, esta es mi primera vez —susurró nervioso. Era importante aclararlo.

Rió coqueta —Lo sé, tonto. La mía también.

Eres la única con la que he hecho estas cosas. Yo...

Shh —lo calló, retomando el beso.

Debía ser delicado o, de lo contrario, la lastimaría. Asistiendo un pausado vaivén, se introdujo entre los pliegues de ella, que se encontraba bien lubricada, así que no sería tan tortuoso concretar la unión.

De todas formas, Akane se sacudió a causa de la invasión. Una mezcla de ardor y cosquilleo se expandió por sus piernas y casi la obliga a llorar. Los primeros minutos no se sintieron nada gloriosos. El joven detuvo la penetración para apaciguarla mediante mimos.

"This slope is treacherous..."

Ya más calmada, correspondió a los arrumacos y le indicó continuar. Él, sin acelerarse, entró hondo, atravesando sus estrechos canales hasta el último centímetro. Una agradable ola de calor lo apabulló, retumbando a través de inexplicables vibraciones en su órgano.

Ella tensó la mandíbula pues, si bien la incomodidad no le resultaba tan grave, se trataba de una sensación desconocida y abrumadora a la que se fue amoldando a medida que Ranma viajaba por su dermis.

Poco a poco, fueron aumentando la celeridad de las estocadas; nada brusco, sino a una velocidad precisa para el deleite mutuo. A la parsimonia se sumaron besos, lamidas y caricias, complementando el danzar de sus caderas que recién aprendían a coordinarse entre sí. Con sus propios labios silenciaban los gemidos contrarios.

Solo las paredes presenciaron el repertorio de suspiros y llovizna compaginándose.

Ranma se aferró a la cintura de su compañera para dar los últimos golpeteos, ya que estaba a punto de eyacular. Se convenció de que pajearse no sería lo mismo tras ello; la calidez de Akane en conjunto con su propio placer, desbloquearon un nuevo nivel de goce.

Cayó rendido encima de su pecho, a lo que ella lo acunó amorosamente. Jadearon frenéticos, sintiendo que el corazón les explotaría. Finalmente, luego de varios meses deseándose, separándose y encontrándose, consumaron su amistad con beneficios.

"I, I, I like it".


Tras el cese de la tormenta, los primeros rayos del astro solar se colaron por la ventana, irradiando sobre sus parpados. Akane abrió los ojos con pesadez, y tardó quince segundos en identificar dónde se encontraba. La textura de piel firme contra su mejilla la hizo reaccionar de golpe; quedó dormida en el tórax de Ranma.

¡Jah! —jadeó, tapándose la boca. Los dos estaban parcialmente desnudos, solo cubiertos por las sábanas de su cama. Los flashbacks de la madrugada anterior colisionaron contra su memoria, confirmando que no lo soñó ni fueron alucinaciones del vino que probó.

Quizás al segundo punto sí le podía atribuir la jaqueca que le agarró de repente.

Miró el reloj; todavía era temprano. Tambaleando, se incorporó y vistió con la intención de salir a comprobar que los demás siguieran dormidos. Le rezaba a Kamisama porque así fuera o consideraría el suicidio como la mejor opción.

Al asomarse por el borde de las escaleras, vio a sus padres y a los Saotome adormecidos, pero espabilándose. Iban a despertar en cualquier minuto. Presurosa, corrió de nuevo a su cuarto para alertar al adolescente.

Ranma... ¡Ranma! —lo sacudió, evitando gritar.

Eh, ¿qué? —se reanimó, atontado. Mirar a Akane de frente bastó para sonrojarse por las imágenes indecorosas que le llegaron al cerebro —Nosotros...

Lo hablaremos después —interrumpió, igual de avergonzada —Arréglate ya que nuestros padres están despertando.


Oh, cielos —Nodoka se sobó las sienes, frunciendo el ceño —Qué dolor de cabeza.

Su marido bostezaba, aún tirado sobre el sillón. Soun y Naoko, mientras tanto, se levantaron igual de resacosos.

Ay, creo que bebimos demasiado —se quejó la abogada.

Parece que ya no somos tan jóvenes —rió el de bigote.

¿Y Ranma dónde está? —su madre miró a todos lados, buscándolo.

Bue... buenos días —apareció él, bajando por las escaleras. Trató de disimular su estado lo mejor posible —¡Fui al baño! No piensen mal.

La mujer lo paneó de arriba abajo, percatándose de que su ropa lucía desaliñada —Hijo, ¿por qué estás tan mojado?

Su cara se tiñó rojo carmesí —Yo... pues...

Anoche nos quedamos en el balcón mirando la lluvia, jeje —Akane llegó tras él, fingiendo naturalidad.

¡Oh, qué tiernos! —exclamó Naoko.

¿Qué pasó? —Satori había despertado también y bajó a la sala, frotándose los ojos.

¿Qué les parece si desayunamos todos juntos? —Sugirió Soun, sonriente.

¡No! —gritaron Ranma y Akane al unísono, otra vez.

Pero ¿qué les pasa? —sus progenitoras se cruzaron de brazos, viéndolos con la ceja alzada.

La de cabello corto tragó saliva, sin desesperarse —Es que... Justo Ranma me comentaba que le quedó tarea de mañana por terminar.

Eh, sí —prosiguió —Y los tíos deben estar preocupados. Sería mejor volver a casa.

Supongo que tienes razón —meditó Nodoka. Además, su esposo no parecía en condiciones de seguir socializando —Lo lamento, pero estamos muy agradecidos por todo. Si gustan, el próximo fin de semana pueden venir ustedes a nuestro hogar.

¡Encantados! —aceptó el matrimonio Tendo.

En cuanto a Ranma y Akane, evitaron hacer contacto visual. El hecho reciente se les recapituló en la mente y cuerpo, como una quemadura en carne viva que repercutía hasta sanarse. No tendría que haber sucedido así, pero pasó pese a las oportunidades de frenar a tiempo. Una fuerza mayor traicionó la razón.

¡Estarás satisfecha! A ver cómo lidian con esto ahora —le reclamó el ángel Kasumi a la diabilla Nabiki, quien no prestó atención porque también le dolía la cabeza.


.
.

Notas de autor:

Antes que nada, quiero agradecer enormemente a todo aquel que llegó hasta acá y espero disfrutaran, no solo el lemon, sino el contexto en general. Aquí abarcamos varias cositas interesantes:

1. ¡Volvió a aparecer Ryoga! Su relación con Ranko me encanta. Realmente, la idea siempre fue que se correspondieran, pero antes le tenía que sembrar intriga a Ranma. Como está de viaje, sus participaciones ahora serán así.

2. La dinámica entre las familias es algo que deseaba explorar manteniendo el tono humorístico original. Esto también llevó a conocer un poco más del pasado que tuvieron.

3. Faltaba desarrollar el trasfondo de los Saotome, así como lo hice en su momento con los Tendo. Esto explicaría la importancia de las artes marciales.

4. La vida pre Furinkan de Ranma y el posible origen de su contradicción sentimental.

5. No quise dejar por fuera el detallazo del manga de Ryū y Nodoka, para desgracia de su hijo.

6. Así como el primer beso ocurrió bajo la lluvia, la primera vez tenía que ser similar.

7. Si no lo notaron, el que Akane y su conciencia mala estuvieran más desinhibidas, fue por el alcohol.

Para mantener la temática de las canciones, escogí Treacherous de Taylor Swift. A mí parecer, la letra les calza perfecto e imaginarme dicha escena con ese soundtrack de fondo, es bellísimo.

¡Les mando un gran abrazo y nos leemos en la próxima! XOXO.