Capítulo 68

El sonido de la radio se detuvo, así como el motor del vehículo de Will, haciendo que ambos hermanos bajaran del coche y el nudo del estómago de la mujer comenzara a ensancharse más.

Había sido una tarde perfecta, a pesar de lo normal de la misma, como hacía tiempo. Habían comido juntos en casa de Will, para después llevar a su hija al colegio, regresando al apartamento del hombre entre una nostálgica conversación de cuando ambos eran adolescentes. Pero ahora la realidad regresaba, recordándole a la bruja por qué había concertado aquella quedada principalmente.

Lil caminó tras su hermano, alejada de las trivialidades que le contaba sobre unos compañeros de trabajo, incapaz de alejar su mente de que aquella vez podría ser la última vez que pasara junto a su hermano.

A pesar de haber pensado mucho en aquel encuentro, no había hallado una buena forma de decirle lo que quería sin que sonase demasiado a despedida. Debía evitarlo como fuera, y alejar al hombre de malos pensamientos y futuros remordimientos llenos de culpa. La morena se obligó a centrarse, redirigiendo el tema cuando escuchó el nombre de Alcide.

-¿Y qué tal con él, por cierto?

-Bien, como siempre. Saber lo suyo no ha cambiado nuestra relación. Al principio me era algo raro, no puedes evitar pensarlo… pero es un buen tipo, y me atrevo a decir que un amigo.

-Me alegro mucho de oírlo, Will; sí que lo es… Este sitio nos ha traído cosas buenas, y un cambio que ambos necesitábamos.

-Pues a ti te ha traído más problemas que otra cosa, Lil. Sé que corres más peligro del que me cuentas. -Agregó con seriedad, sentándose en el sofá, junto a la chica. Ella respondió con firmeza, mirándolo a los ojos.

-Ha valido la pena, de verdad. Madeleine y Sookie se han convertido en personas muy importantes, y me han ayudado mucho.

-Es increíble que hayamos llegado hasta Sookie y seamos familia, es como si estuviera escrito por ahí. -Susurró con una débil sonrisa que enseguida le fue correspondida.

-Sí, desde luego… Puedes confiar en ella y acudir en su ayuda si alguna vez necesitas algo, Will. También con Eric, en serio. -Añadió cuando él emitió un quejido a modo de risa.

-Que esté contigo no quiere decir que yo le guste, Lil.

-Lo sé, y aunque parezca lo contrario, le caes bien, Will. Eric es peculiar, pero es buena persona y leal. No dejará que te hagan daño, ni a Emily.

-¿A qué viene todo esto? -Preguntó con extrañeza, escudriñando el rostro compungido de su hermana.

-No pasa nada, en serio. Es sólo que, como tú has dicho antes, he estado demasiadas veces en peligro y me doy cuenta de lo rápido que todo puede irse a la mierda… Sólo quiero poder decirte lo mucho que te quiero, Will, y que pase lo que pase no estarás sólo, ni hay nadie a quien culpar porque yo he decidido mi camino, y es uno que por fin me hace sentirme bien.

-Lo sé, y por eso no me meto en tus cosas, Lil. Te apoyaré siempre que estés bien, porque eres mi hermana y también te quiero.

La morena le sonrió, pasando a abrazarlo mientras luchaba por mantener la compostura.


Eric llamó al timbre de la casa Stackhouse en cuanto dio la medianoche, siendo abierto poco después por Sookie, quien parecía haber llegado hacía poco de trabajar.

-Hola, pasa. Lil está en la ducha, hemos llegado hace como media hora. ¿Cómo te encuentras? -Cambió de tercio en cuanto ambos se adentraron en el salón.

-Cansado, pero aún no ha avanzado más al menos. Flanagan ya está teniendo delirios y cosas chungas. No tendrán el antídoto a tiempo. ¿Cómo va todo por aquí? -Agregó centrando la vista en la rubia, quien trató de fingir lo mejor que pudo.

-Todo está bien, como siempre. Todo está listo para el hechizo de mañana por la noche. Lil y Madeleine estuvieron antes practicando y colocando todo en el sitio correcto, ya sabes. Todo saldrá bien esta vez.

Eric la contempló fijamente, pero no dijo nada, escuchando como Lil se aproximaba por la escalera, apareciendo poco después en el salón con la ropa que usaba para estar por casa, y el pelo húmedo.

-Bueno, yo me voy a dormir. Buenas noches. -Se despidió rápidamente Sookie, dejando a solas a la pareja.

La morena caminó despacio hasta el sofá, sentándose junto al vampiro para después sujetar su mano más cercana al hablar.

-¿Cómo fue lo anoche con esos lobos?

-Se resistieron un poco, pero pudimos con ellos. Lo malo es que habían vendido toda la sangre y no obtuvimos información sobre más putos lobos aliados de Earl. Parece ser que hay por ahí otro pez gordo, otro alfa que, al igual que Jack, era otra de las manos derechas de Earl. Destruyendo a los líderes, el rebaño se queda sin pastor, así que en eso están todos ahora.

-Bien, esperemos que acabe pronto… ¿Cómo estás tú? ¿Algo nuevo?

-No, todo sigue igual, Lil; estoy bien. ¿Estás preparada para lo de mañana? No debes precipitarte. -Añadió al ver que ella asentía veloz, acariciando su rostro.

-Todo está listo, yo también. Te esperaremos en el bosque, detrás del cementerio a medianoche y por fin se acabará esta mierda.

-Hay algo que te preocupa, puedo sentirlo. ¿Qué pasa?

-No estoy preocupada -mintió rápido, apartando la mano del vikingo de su rostro, apretándola-; es sólo que he pensado mucho estos días en lo fugaz que puede ser la vida, en lo rápido que todo puede cambiar, ya sabes… He pensado en mi vida sin ti, y en lo horrible que sería pasar por todo eso; y luego he pensado en mi hermano y mi sobrina; si yo no puedo protegerlos, no tendrán a nadie, y eso me atormenta. Sé que no tengo derecho a pedirte esto, pero, por favor: prométeme que si algo me pasa en algún momento, tú cuidarás de que ellos estén bien.

-Si llegase a ocurrirte algo, te prometo que cuidaré de tu hermano y su hija, Lil, igual que cuidaré de que no tenga que llegar ese día.

-Gracias, en serio. Y te prometo que yo también cuidaré de que no tenga que llegar. Te quiero, Eric.

-Yo también te quiero, Lil.

La mujer buscó sus labios velozmente, sintiendo como enseguida el vampiro rodeaba su cuerpo, demostrando las mismas ganas y necesidad que ella.

Por un momento, la bruja sintió temor de que aquellos pensamientos intrusivos y el miedo se manifestaran demasiado, haciendo Eric pudiera llegar a sentir sus emociones reales. No obstante, pronto aquella tristeza al pensar en que aquel podría ser su final se vio relegada por un deseo cada vez mayor. No era el momento de pensar, sólo de dejarse llevar.

Lil se posicionó a horcajadas sobre el rubio, rodeando su cuello mientras dejaba que él acariciara su cuerpo, hasta que en un movimiento vertiginoso la condujo hacia el escondite del hogar.

Ambos fueron desnudando al contrario sin prisas, acompañando aquellos movimientos con una nueva unión de sus labios, hasta que finalmente consiguieron su objetivo y Eric quedó sobre la mujer.

Los colmillos del vampiro se clavaron en el cuello de la bruja mientras este la penetraba con más lentitud de la normal, no sólo por su estado físico ante la enfermedad, algo que la camarera pudo sentir en las emociones del rubio. Quería no dejarse llevar por la lujuria y demostrar su amor.

Cuando el encuentro terminó, Eric se recostó al lado de Lil, curando con su sangre la pequeña herida del cuello. Ambos se miraron en silencio hasta que la morena habló, contemplando el cansancio del vikingo con el corazón encogido.

-¿Estás bien?

-Sí, enseguida me repondré; no te preocupes.

Lil surcó con sus dedos aquellas venas oscuras del pecho del rubio, hasta que este la detuvo con suavidad, sujetando su mano y deteniéndola contra su pecho al hablar.

-Mañana habrá acabado y todo volverá a empezar como debió haber sido.

Ella asintió levemente, tratando de sonreír y no mostrarse preocupada, pasando después a buscar los labios del vampiro, deseando como nunca antes que tuviera razón.