N/A 1: K.O.F. y sus personajes son propiedad de SNK.

N/A 2: Imaginen a los personajes con los rostros y anatomía de "The King of Fighters for girls".

N/A 3: ¿Es posible que una persona pueda cambiar al grado de ser irreconocible? Con la ayuda necesaria y motivos adecuados sí. Basta con que esa persona quiera cambiar.


No podía despegar su mirada de aquella hermosa criatura, la cual descansaba en su cuna justo al lado de la cama matrimonial. Yagami cubrió su boca con un par de dedos y se concentró en admirarla mientras dormía con su biberón. Las pacíficas respiraciones de la pequeña le transmitían cierta paz, además olía rico, nunca se imaginó que una bebé pudiera oler así de bien. Ella… el milagro más grande que había tenido la dicha de contemplar.

La habitación era alumbrada por una tenue luz naranja que proporcionaba una atmósfera agradable. Al lado de la cuna, yaciendo dormida se encontraba su esposa, así es, su esposa. El hombre se arrodilló a la altura de su fina cara y como antes, también la admiró dormir pacíficamente. Era extraño, casi podía jurar que mientras dormía una leve sonrisa prevalecía en su boca. Ella era realmente hermosa. Miró su largo cabello lila, sus rasgos áureos, sus mejillas sonrosadas, su piel crema, sus labios rosados, esas piernas bien definidas, aquellas que lo volvían loco cuando las miraba con detenimiento, su cuerpo esbelto, el cual era cubierto por un camisón blanco para dormir esa noche. Puso atención a las respiraciones. Se veía tan vulnerable y aún así no entró en ansiedad de querer hacer algo inoportuno; solo se mantuvo ahí, observando con un semblante frío y oscuro, con una cara de pocos o ningún amigo. Su ceño se mantenía hundido.

Alejándose se acomodó en el sofá personal que tenía en la habitación y tomó aquel libro para continuar con su lectura, el mismo que le había enseñado demasiadas cosas antes de caer en su momento más crítico, aquel libro que de alguna manera lo había salvado de su absurda naturaleza que había sido trastornada desde su nacimiento a través de odio y rencor. Poco a poco empezó a devorar página tras página. Meditaba en lo que leía, subrayaba lo importante, fruncía el ceño en las partes que no entendía muy bien para analizar las cosas más a profundidad y releer.

"そして残るのは信仰と希望と愛であり、その中で最も偉大なものは愛です."

[Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.]

—Amor. —musitó.

Al terminar de leer esa parte, cerró el libro y volvió a ponerlo en su lugar. Se colocó a la altura de la cuna y acarició delicadamente el cabello color magenta de su pequeña hija. Dios, se veía tan frágil y delicada que temía hacerle daño aún acariciándola. Al sentarse en el filo de la cama inhaló profundamente, recordando con precisión cómo su ahora esposa había conseguido siquiera atraer su atención en tres de las muchas ocasiones distintas.


El hombre se encontraba tumbado sobre la arena de la playa, la psíquica no solo había detectado una anomalía con respecto al Orochi y su relación con Iori, sino que además se había lanzado al agua para rescatarlo cuando en uno de sus ataques por el Riot Blood había perdido el conocimiento en el mar.

Al sacarlo del agua todos se hicieron a un lado. Athena se colocó de rodillas a la altura de su cintura y sin pensarlo empezó a darle respiración de boca a boca. Fueron algunos intentos hasta que finalmente el pelirrojo logró escupir el agua que tenía en los pulmones.

Al abrir los ojos y recuperar el conocimiento sintió un dulce sabor sobre su boca. Miró cómo la cara de Asamiya estaba totalmente enrojecida debido a lo que acababa de hacer. El hombre entendió que, lo habían salvado de morir ahogado.

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Señorita Athena. Shoko Igazi para la revista "Entérate pues". Fue un gran espectáculo el de ustedes esta noche. B.O.F. ha ido creciendo en popularidad en gran manera. Muchos de nosotros notamos cómo la gran mayoría de su banda tiene relaciones sentimentales con otra persona. No es secreto para nadie que Kyo Kusanagi ha revelado la identidad de su novia Yuki Kushinada recientemente en una rueda de prensa. Y hace poco vimos a Terry Bogard muy acaramelado con una joven rubia de cabello corto.

Ah, sí. La recuerdo, es muy linda. sonrió con los ojos cerrados.

Muchos de sus fanáticos han fantaseado en gran manera sobre una posible relación entre usted y el bajista de la banda, Iori Yagami, después de que en un evento le ayudara a acomodarse la corbata y le sonriera mientras le guiñaba el ojo. Dicen que se verían muy bien juntos como una pareja formal. ¿Qué tiene que decir a esto?

El nombrado, quien permanecía fuera de la rueda de prensa por decisión propia dejó a un lado su cigarrillo, colocando una cara seria ante tal pregunta indiscreta de la trabajadora de la revista.

Athena bajó la cabeza instantáneamente a medida que una sonrisa aparecía en su rostro, acompañado de un enorme sonrojo. Para hacer tiempo tomó de su botella de agua lentamente y aclaró la garganta.

Jha. Si bueno, él… es muy guapo y todo eso; pero estoy segura de que tiene cosas más importantes en qué pensar que andar de novio con alguien.

¿A usted le gustaría entablar una relación con él algún día si las cosas se dieran?

Es algo en lo que jamás me había puesto a pensar ¿Sabes? Me has dado algo para analizar esta noche, hahahaha. rio nerviosa. Ammm… es una cuestión un poco difícil de responder ya que al igual que Iori Yagami, estoy muy ocupada en ciertas cosas en estos momentos. Pero uno nunca sabe qué día tendrás tiempo ni con quién vas a emparentar ¿Sabes?

Yagami sonrió mínimamente ante aquella respuesta y satisfecho se fue del sitio para ir al fiesta que le aguardaba a la banda de música junto con otras más.

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La fiesta de apertura del torneo K.O.F. XVI ya estaba un poco avanzada. Sentado muy alejado de todos los demás se encontraba el pelirrojo. Cazando con la mirada a Kyo Kusanagi, quien no se despegaba ni un segundo de su pareja. Entrecerró los ojos con frustración, solo deseaba poder romperle la nariz y largarse lo antes posible.

Athena trastabilló un poco a medida que reía con sus compañeros de equipo y sus amigas. No supo si fue el alcohol el causante de darle ánimos o inspiración pero al notar a Iori completamente solo, una idea fugaz y repentina cruzó por su mente.

Vuelvo en un momento. comentó al grupo de amigos.

Al llegar a donde estaba él notó cómo en ningún momento le prestó atención, aún después de anunciarse con una aclaración de garganta.

Ey Iori, ¿Te la estás pasando bien? sonrió de forma relajada, colocando una mano en su cintura.

No me distraigas. Lárgate. sentenció, sin mirarla a los ojos.

¡Ah! hizo un puchero, cruzándose de brazos tras pisar con fuerza. Estoy harta de esa actitud. No entiendo cómo es que alguien tan atractivo como tú puede ser un grosero con todas las mujeres bonitas.

Chica ídol, si valoras tu vida sabrás lo que te conviene. hundió más el entrecejo.

Ante aquellas palabras Athena no pareció ni inmutarse. Solo se limitó a soltar una pequeña risa y a acercarse más a su interlocutor. Sí, sin duda alguna el alcohol en su sangre la estaban haciendo en esos momentos una chica más osada y audaz con sus pensamientos más profundos. Hizo a un lado su fleco con un movimiento de cabeza y agregó:

JAJAJAJAJA. Eso es lo que más me gusta de ti, Iori. Siempre tan peligroso y… ardiente. pronunció con una voz sexy.

¡Pero que mierda estás di…!

No pudo terminar la frase ya que Asamiya se inclinó y tras tomarlo de la cara empezó a besarlo. El hombre abrió los ojos de golpe sin saber cómo responder. La única reacción involuntaria que tuvo ante osado atrevimiento fue mirar hacia un lado, solo para percatarse de que su presa había escapado de su campo visual.

"¡Maldito Kyo!" pensó.


Yagami miró la mano de su esposa y una diminuta sonrisa se le dibujó en el rostro al ver cómo en el dedo anular de ella prevalecía ese anillo de oro puro. A decir verdad jamás había visto su dedo sin él, ni siquiera cuando se bañaban juntos o cuando cocinaba.

Las cosas habían mejorado en gran manera para él desde entonces. Aún peleaba contra Kyo de vez en cuando, pero tras leer ese libro tan especial canalizó su ira y odio, colocando en su lugar un pensamiento más sano en su mente para tener el motivo de combatirlo: una buena fuente de ejercicio que le ayudaba a calmar su estrés y ansiedad; que le permitía mantenerse en forma y ayudaba a cuidar "Su templo". Además, si lo mataba significaría dejar a su bebé sin padrino.

Dadas las veces en las que discutían y las cosas se salían un poco de control, prefería alejarse de ella y encerrase en alguna habitación para proceder a leer algo que le ayudase en esos momentos. No era fácil sobrellevar sus instintos, por ende, lo mejor era que permaneciera a solas hasta que se enfriara y estuviera listo para hablar de la situación con calma, después de haber apaciguado su ira. Sin duda era un cambio demasiado bueno.

También había aprendido a compartir a su hija con los amigos de su esposa cuando estos la invitaban a ciertos lugares o reuniones; dadas las primeras veces en las que parecía un perro rabioso con un hueso; los primeros encuentros ni siquiera podían acercarse a la pequeña puesto que él reaccionaba de mala manera. Ahora todo iba mucho mejor. Era dueño de sus emociones y reacciones; aunque la mayoría de veces prefería quedarse en casa y permitir que su pareja saliera a divertirse sanamente con sus colegas mientras él se quedaba en casa cuidando a la niña. No existía ni la menor preocupación de que la chica hiciera algo indebido, confiaba en ella, al igual que ella en él. ¿Qué si había costado trabajo? Desde luego que sí, pero algo que había aprendido es que si te esforzabas y eras valiente, la mayoría de las cosas te saldrían bien.

A la mañana siguiente Athena despertó sola en la cama. Miró a un costado y notó que su pequeña Sora no estaba en la cuna. No se alertó demasiado. Al momento entró el pelirrojo con su clásica mirada seria. Tomó a su mujer entre sus manos y la levantó de la cama, sujetándola como si fueran una pareja de recién casados; los ojos de la joven brillaron mientras lo tomaba del cuello con sus suaves manos. Asamiya no pudo reprimir su sentimiento y se acercó para besarlo.

Al llegar al comedor la bajó. Ella suspiró aliviada al ver a su pequeña en el corral de juegos situado en la sala; también se quedó en shock al ver que su esposo había preparado el desayuno con esmero.

—Wow. ¿Hot Cakes? ¿Jugo de naranja? Y huevos con tocino. —suspiró con ternura, colocando una de sus manos en el pecho. —Amor… se ve delicioso. —

—A comer. —ordenó con tranquilidad. —Pasaremos este día juntos, al carajo el trabajo. —

—¡Qué bien! —comentó emocionada.

Dieron gracias por los alimentos y empezaron con lo suyo. La pequeña apenas hacía ruido en el corral de juegos.

Esa tarde había sido increíble para los tres. Habían ido a comer a un lujoso restaurante con menú para bebés y a pasar el tiempo en familia como yendo al parque, al teatro, a la biblioteca, por un helado, al pediatra para checar a la pequeña Sora, a pasear en una lancha en el lago de la ciudad y de compras al centro comercial de Tokio.

Por muy reacio que pareciera, Yagami se comportó en todo momento como un ser humano con su esposa e hija. En ningún momento dejó de cargar a la bebé con la ayuda de su cangurera. A cualquier señal de alerta, Yagami se detenía para cerciorarse de que todo estuviera en orden; incluso Athena juraría que lo vio sonreír cuando la alimentó con la mamila en el parque.

Su esposa se sintió como un pavorreal con sus plumas extendidas con los detalles sutiles que Iori tenía, como el haberle ayudado a sentarse en el restaurante, tomarla de la mano para acariciarla cuando conversaban, abrirle la puerta del carro y ayudarla a bajar, amarrarle la agujeta del zapato o pasarle a menudo su cabello por detrás de una oreja; si bien le costaba mucho no reprimir sus sentimientos, debía admitir que no lo hacía nada mal. Claro que Yagami hacia todo esto sin desaparecer su semblante aterrador que tenía pero no le importaba, ella estaba más que encantada.

Asamiya suspiró con alegría y se aferró al brazo de él a medida que le depositaba un beso en la mejilla. Él ladeó la cabeza con un muy leve sonrojo. Detestaba esas muestras de afecto en público.

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Llegada la noche de ese día la pareja estaba dispuesta a entregarse el uno al otro a la llama de la pasión. Después de haber dormido a la bebé entraron al cuarto de huéspedes sin parar de besarse. Ambos lo deseaban, ambos lo necesitaban, eran esposo y esposa que se respetaban y amaban a su manera.

El pelirrojo usó sus manos para levantarla de las caderas y la aprisionó contra la pared. La mujer gimió ante el brusco choque y enredó una pierna en la de él; acto seguido Athena empezó a besar y dar leves mordiscos en el cuello ajeno mientras rasguñaba sutilmente la espalda de su hombre. Subió hasta la oreja y tras lamer y chupar el lóbulo metió la punta de su lengua en la cavidad de este y empezó a recorrerla, Yagami jadeó pesadamente ante el húmedo contacto.

—Hazme el amor, corazón. —le susurró, pasando lentamente de abajo hacia arriba el labio inferior por la mejilla de su esposo.

El pelirrojo la bajó entonces. Después de quitar las prendas que cubrían sus cuerpos continuaron besándose sin control, acariciando deleitosamente los músculos y las curvas del otro. Iori depositó a su conyugue sobre la cama y él se mantuvo de pie al borde de la misma para contemplar a su mujer. Ella lo miraba excitada con sus mejillas encendidas por el deseo y su respirar agitado.

Yagami admiró su belleza, sus grandes ojos lilas adornados con ese delineado, sus rosados labios que lo invitaban a comerlos, su largo cabello disperso en la cama. Acarició la mejilla de ella con delicadeza; su pareja sonrió, mostrando sus perfectos dientes que lucían como perlas, la chica sujetó el ante brazo con ambas manos y mordió juguetonamente el pulgar de Iori mientras enroscaba sus piernas alrededor de las caderas para atráelo hacia ella. El pelirrojo procedió a acariciar y apretar suavemente uno de los senos de Athena con su mano disponible. Antes de poder entrar en ella escucharon el lloriqueo de la pequeña Sora, quien inconscientemente había apagado la chispa del momento.

—Mññññ. Yo voy. —gruñó el pelirrojo.

Asamiya lo siguió con la mirada y sonrió con ternura al verlo tan comprometido con su hija.

—Sin duda es el hombre que siempre deseé. —suspiró con alegría en su corazón. —Muchas gracias. —dijo, mirando el libro que su pareja solía leer cada noche.


N/A 4: Cuando se toca el tema de la maldición Yasakani en sus mujeres he tenido en mente de que las que están malditas son las mujeres nacidas del matrimonio Yasakani, no una tercera, en este caso Athena Asamiya, quien, al no ser una descendiente del clan no tendría que pasar por los síntomas del embarazo. Sí y solo sí fuera una mujer que nació de un matrimonio y se casara con otra persona ajena al clan, ahí si moriría al dar a luz por ser de sangre Yasakani, puesto que la maldición fue para el clan, no para sus involucrados. Recordemos que si Yagami no porta el Magatama la maldición no tendrá efecto en él, como se nos reveló en KOF XIII.

Investigué esta información en: SNK Wiki, KOF Wiki, Cultura NEO GEO y KOF Universe pero ninguna dio información contundente, solo mencionaba: "Las madres morirían al dar a luz". Por lo que mis especulaciones pueden ser un balance 50/50.