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"aquellos que están rotos por dentro, siempre amaran más que la mayoría"

Sus ojos encendidos como el fuego se encarnaban en la mirada de un ahora sorprendido Dietfried Bouganvillea, sus dedos se apretaban a ella intentando ocultar la ilusa, pero real idea de que estaba nervioso y que sus dedos temblaban. el barco ondeo con las olas haciendo que ambos se precipitaran a separarse, violet plancho con las palmas las arrugas de su vestido, mientras el capitán Bouganvillea apretaba nerviosamente la corbata de su camisa.

Su corazón desbocado quería salírsele corriendo por la boca, su piel se le erizaba solo con mirar la profundidad de su pupila fija en la suya, escondiendo el mismísimo mundo en ellos, y podía aun así en ellos ver el dolor convirtiéndose en enormes olas en esa mirada infinita como el universo.

violet volvió la mirada a una pequeña habitación llena de juguetes y fotografías de los hermanos bouganvillea, algo en su pecho cobardemente encontró una manera de escapar, Dietfried advirtió el cuerpo de violet temblar, ella solo tenía la bondad de la guerra. Su respiración se agitaba, necesitaba escapar de ese lugar, corrió por los pasillos hasta encontrar la luz hacia la proa.

"Tienes esa paz previa a la guerra..."

el miedo siempre es más poderoso, Violet aquella tarde en el barco bouganvillea comenzó una serie de ataques de ansiedad, era asi fácil besar la idea de que gilbert solamente estaba perdido y no que hubiera sido tragado por la tierra para siempre.

otra vez, como todas las noches violet se despertó en medio de la noche y podía oírse el sonido de las teclas de la máquina de escribir, Dietfried podía oírla desde su habitación, otra vez escribiéndole cartas a nadie.

a la mañana siguiente en su despacho Claudia hacia su aparición, y por su semblante no estaba contento, Dietfried le invito a sentarse, pero Claudia le rechazo tajante, el semblante del capitán bouganvillea también cambio abruptamente y posando los codos sobre su escritorio para descansar su mentón contra sus palmas escucho atentamente las palabras de claudia.

" entiendo que Gilbert haya puesto en ti la responsabilidad de violet, pero no eres su guardián, dejaste de serlo cuando la dejaste aquí" explico Dietfried, mientras el semblante de Claudia se oscurecía cada vez más, y de un salto se acercó y le tomo por el collar de su camisa gritándole ferozmente.

las razones de la furia de claudia eran por la injustificada manera en la que Dietfried trataba de hacerla ver la realidad, razones que Dietfried aun no podía comprender.

Violet ya había crecido, mientras todos discutían ella había crecido alta y hermosa mujer, y su concepción del amor en sus aventuras como doll la habían hecho ser la persona que era ahora, reflexiva y con millones de dudas y curiosidad por la vida.

tal vez claudia tenía razón...