La humanidad se caracterizó por ser uno de los seres vivos más inteligentes y complejos en la estructura de su sociedad. Cómo animales, seguimos las leyes básicas de la vida como comer, dormir y procrear.

Y al igual que animales con una poca inteligencia y con las leyes de la vida que son parte de su filosofía principal, ellos son parte de las víctimas de otros seres que no se pueden ver a simple vista pero que aún así son más letales que un león. Los virus.

Las enfermedades, también tienen esa filosofía de procrear y comer tanto le sea posible. Siendo que su principal alimento son los animales más grandes y los humanos, con la inteligencia y los avances en el campo de la medicina, se fueron desarrollando venenos potentes que son medicinas para poder combatirlos

Muchos creyeron que la peste bubónica acabaría con todo el mundo, una pandemia que perduraria por años antes la ignorancia de muchos dónde su conocimiento en medicina se basaba únicamente en la religión o con la alquimia que eran los pañales de la medicina contemporánea, y a pesar de que casi mata a toda la población mundial o que estuvo cerca, la humanidad pudo vencerle, Pero no creando una vacuna, si no, tratando de que siguiera su propagación

El Ébola tomo los mismos pasos que la peste negra, nació en una zona donde la falta de recursos, ignorancia sanitaria y poca atención médica, eran un perfecto caldo para empezar a matar a tantas personas en varias zonas de África, su taza de supervivencia eran menor que la de la peste, prácticamente los pacientes tenían al menos una semana de vida o menos de una. Al igual que la peste, no se pudo erradicar, nunca hubo una cura, solo se pudo contener y crear un tratamiento que con suerte puede darle más tiempo al paciente.

El COVID fungia como una gripa, se hacía pasar como una, Pero a diferencia de las otras dos cepas, su mutación y adaptabilidad ante entornos tantos templados como áridos hacían ver al virus como implacable y que no le tomaba tiempo para adaptarse, a pesar de que en tiempo modernos el virus pudo ser vencido con una cura o variaciones de estas como por la gran cantidad de campañas de limpieza, muchos pacientes no pudieron adaptarse al medicamento y aún así murieron. Por lo cual, fue un empate para la humanidad.

Por más que nosotros hagamos lo difícil, es inevitable, es imposible vencer a los virus. Al igual que nosotros que buscamos maneras de querer resolver nuestros problemas o dificultades, los virus harán lo mismo si es que le ponemos a ellos trabas para que no sigan contagiando, ellos se adaptan

Ellos saben que los queremos eliminar y se ríen en nuestra cara cuando mutan.

Está guerra está lejos de terminar.

(...)

Por el horizonte, la tarde daba indicios de que la noche llegaría muy pronto para la ciudad de New Eridu.

Sus ojos estaban atentos a como la poca clientela de la cafetería daban indicios que por el momento, no había mucho por qué trabajar además de limpiar las pocas tazas de café que se usaron recientemente, Ellen se recostó levemente sobre la barra de madera y cerró los ojos mientras daba un sorbo de su paleta, al menos podría respirar un poco considerando que los sábados eran los más atareados. De aquellos donde a más de uno se le pasaba por la mente la idea de ¿Por qué no solicitamos a la central que mandé más empleados a la cafetería de este cliente? Pero no, solo estaban ellos y su supervisor y amigo.

–Creo que ya se acabó, es una milagro que está por acabar el día, había pasado tanto tiempo que no recordaba lo doloroso que son llevar tacones

Exclamó la chica de gran estatura y cabello blanco, viéndose como ella dejó salir algo de aire para después darse la vuelta con el único fin de seguir acomodando unas tazas en los estantes cercanos a la barra. El hombre de apariencia canina le volteo a ver por un par de segundos para después volver a mirar al frente, este haría algo similar que la albina, ya que caminaría hacia la izquierda en dirección al otro extremo de la barra, lo que quería hacer era tomar unos platos sucios que estaban apilados y los cuales un cliente recientemente había comido en estos, procuró en ser lo más cuidadoso al tomar inclusive las tazas mientras que al lado suyo, a su izquierda, la televisión holográfica se proyectaba desde arriba en una esquina de la gran estantería de madera. Estaba dando al canal de vida local artificial, el mismo que siempre colocan para así poder darle mejor ambiente a la cafetería, pero lo que no se daba cuenta el muchacho mientras optaba en girar hacia atrás en dirección a la cocina principal donde dejaría dichos platos sucios

Es que la programación habitual tendría ligeros cortes donde la señal se iba o se marchaba, pero luego de 4 veces que pasó, lo único que mostró la pantalla fue la típica imagen de "Sin señal".

–¿a que, vamos? Estaba viendo eso…

Uno de los clientes se quejó al respecto, este estaba sentado al lado de la barra. Volteo a ver a Ellen y le hizo señas como en palabras para que viniera, la chica tiburón hizo un leve gruñido y se acerco con la mirada molesta al hombre quien a cada momento veia la televisión en una pequeña esperanza de que esta volviera.

–Oye no hay señal

Exclamó, señalando la pantalla, Ellen se acercaría al Teleholografico y lo vería por unos instantes antes de que pudiera tomar el control e intentar cambiar de canales, pero por más que lo hiciera, la pantalla seguía dando lo mismo, sin señal. Fue entonces que al estar muy frustrada, voltearia a ver a la izquierda donde vería a Von

–Oye, esta estúpida cosa no da señal

–¿Enserio?, déjame ver qué pasa?

Respondió el chico caminando hacia su compañera, tomando el control e intentando hacer lo mismo que hizo ella, al darse cuenta que nada funcionaba, dejo el control de lado y se puso a indagar con la fuente del holograma para verificar que el cable de la señal estuviera conectado, para su rareza y con una lógica que le apareció en ese instante, el cable estaba en su lugar. Von se puso recto y tomó un ligero respiro para voltear a ver a la chica tiburón

–Parece ser que no somos nosotros, es la misma señal que no da– se daría la vuelta con el fin de ver al cliente quien ya parecía irse– Lamento mucho esto señor, pero no podemos hacer nada por el momento

El hombre solo abrió los brazos y negó con la cabeza mientras daba una leve sonrisa

–Está bien, de todos modos ya estaba apunto de irme, me gustó el servicio. Así que tengan unas propinas

Saco de los bolsillos de su pantalón dos tarjetas de color plateado y se la dió a los dos para posteriormente caminar hacia la salida dando un último saludo. Ambos compañeros no se lo tomaron a mal y guardaron dicha propina en sus bolsillos, Von tomaría los platos sucios y diría unas palabras respecto a lo que pasó

–Supongo que tengo que notificar a la gerencia de esto, al menos el cliente no se quejo. Es un alivio

–Este lugar sigue siendo lo mismo de siempre, como la semana pasada que el lavavajillas se rompió y tuvimos que solicitar uno nuevo

–Eso creo…en fin, limpia las mesas y cambia los aromatizantes principales, veo que los dos únicos clientes ya están por irse

Ellen solo retorció los ojos y empezó a caminar en dirección hacia el cuarto de suministros que estaba a la par de los baños, Von tomaría los platos sucios y los cubiertos solo para asi volver a retornar a la cocina, pero dicho trayecto no lo haría cuando toda su atención se prestó desde la ventana izquierda de la cafetería, aquella ventana enorme que tenía las persianas cerradas por medio de un golpe contundente que pusieron en alerta a todos y a los pocos clientes que habían, Ellen vería mejor la razón de los golpes, quedándose quieta y extrañada. Desde el otro lado se veía la silueta de un hombre donde tenía prácticamente la mitad de su rostro pegado contra la ventana siendo que por consecutiva, nuevamente haría ese ruido que levantó la atención a todos, azotando su cabeza contra el cristal.

Von se acercaría a Ellen, levantó una ceja y manteniendo una postura serena. La chica tiburón no estaba entendiendo en lo más mínimo

–Otra vez estos ebrios, terminarán rompiendo la ventana

Agrego Ellen con molestia, viendo como su supervisor se acercaba a la silueta y entonces hablo con cordialidad ante la esperanza de que le escuchará.

–Oiga, disculpe. Pero la cafetería acaba de cerrar, vuelva mañana por favor. Le suplicaría que no siga haciendo eso.

Y se quedó callado. Cuando sus palabras vagaron entre los rincones del lugar, estos si fueron escuchadas por la silueta del hombre, al menos por unos cuantos segundos dónde no acercaría su cara contra el cristal, permaneciendo inerte dónde lo único que haría es hacer unos leves gemidos o mover su cabeza de un lado a otro como si estuviera apreciando el cielo, Ellen se acercaría al lado del muchacho, levantó un mechón de su cabello y le vio con una ceja levantada.

–Parece ser que si sé paso de tragos ¿Quieres que me encargué?

–No, mira…

Levantó la mano derecha y señaló a la ventana, Ellen vio que la silueta de aquel hombre solo terminó borrando al darse la vuelta para así irse caminando, el movimiento que hacía era lento o al menos, como que si estuviera pensando sus pasos futuros. Para cuándo ya no le vieron la silueta, Von se acercó luego de un minuto a la misma ventana e inclino medio cuerpo con el único fin de bajar un poco las aspas de la cortina hacia abajo para ver, lo que vería era nada más que la soledad de la calle y por una pequeña rareza, ningún alma a kilómetros desde sus ojos podían ver. Ellen se acercaría a su supervisor, viéndolo con el típico sarcasmo de siempre y los brazos cruzados.

–¿Lo ves?

–Creo que el caballero se fue muy rápido, es una pena….muy bien, te aconsejaría que no hagas algo hiriente si es que este tipo de sucesos pasan y yo no esté con ustedes. No queremos una queja del cliente

–Creo no prometer mucho….oye ¿Crees que pueda tener este fin de semana libre?

–Dependerá…si es que no viene más clientela de lo habitual. En fin, termina con lo ya establecido, tenemos que cerrar ya.

Las últimas luces del establecimiento se habían apagado.

Cori y Von se marcharon al menos una media hora. Ellen y Rina se quedaron a eso de las 8 para tratar de limpiar lo último que quedaba, la chica tiburón pasaba la aspiradora por debajo de las mesas, buscando y tratando de levantar toda la basura y polvo que viera mientras que Rina limpiaba las ventanas, el tiempo parecía ir más lento de lo habitual ante los ojos de Ellen, nada más les faltaba eso y ya podían irse sin problema. Mientras saboreaba su paleta y escuchaba música desde sus audífonos,Rina, que movía constantemente la mano para pulir bien las ventanas, su atención se centró en una cosa que le levantó la ceja. Giro sobre su misma para ver a Ellen y le dijo.

–Rayos, se me olvidó sacar la basura. ¿Podrías sacarla Ellen? Te prometo que lo haré a la próxima dos veces seguidas

–A menos que me des algo a cambio, te lo prometo. Y espero que sea una barra de chocolate.

A sabiendas que la propuesta era tan simple, sabía que no la iba a cumplir. Resignada, Rina daría un suspiro y se bajaría del taburete con el fin de ir caminando hacia la puerta que daba a la cocina, caminado entre el poco tramo entre las despensas hasta llegar a una puerta blanca con ventana que decía "Parte trasera" al lado de esta, había un cubo de basura que tenían envuelto por sus alrededores una bolsa, ella nada más la desprende y la amarraria para así posteriormente sacarla hasta caminar y empujar la puerta. Una leve brisa golpeó su cabello blanco como su cara, no había tanta luz y lo único que había era un foco que iluminaba la entrada

Fijo su mirada a la derecha, hacia un contenedor de color plomo que permanecía abierto y estaba a poco pasos, no se tardó y camino. Los pasos de sus tacones resonaron por el angosto corredor y las luces de los edificios cercanos le llegaron a pegar la cara, ya estaba casi a nada de nada más que lanzar la bolsa y retroceder a reanudar su labor, pero esa idea sería disuelta con el grato e inesperado ruido. Eran unos pasos. Rina se detuvo por un par de segundos, viendo a su izquierda de donde había jurado habían venido los pasos, era otro callejón con más botes de basuras y contenedores pequeños

Asomaba la cabeza, tratando de buscar aquello que le hizo dar un leve salto. Pero nada, no había nada, solo un pequeño charco que reflejaba la luz de la calle cercana. La albina se encogió de hombros y tomó un leve suspiro tomándose una idea de que probablemente aquello fue nada más que un gato que asustó por ella. Entonces volvió a caminar.

Para cuándo ya estaba cerca del contenedor y estaba preparando todas sus fuerzas para así dejar la bolsa dentro del contenedor, su instinto se alboroto así de la nada, sus ojos se abrieron al igual que su boca levemente. La luz del foco que iluminaba el contenedor reflejaba una sombra además de la suya enfrente, desde el otro extremo del corredor. Era la silueta de un hombre. Rina dejaría la bolsa aún lado mientras miraba al extraño que no le notaba la cara y ni alguna característica. Tenía las cejas levantadas y con índices de preocupación como un leve miedo.

Al haber dejado la bolsa, caminaría hacia el hombre mientras tenía sus manos encima de sus piernas.

–H-hola ¿Le puedo ayudar en algo?

Lo primero que se le vino a la mente, era creer que el hombre era un indigente, no era la primera ni la última vez que conocía a uno que pedía por algo para comer. Pero lo que no contaba la albina era que este extraño empezaría a caminar a dar leves suspiros que de a poco eran como gemidos y caminando con lentitud.

Para cuándo Ellen había terminado con la última mesa y se había quitado sus audífonos con el fin de ir a guardar el aparato, Escucho que Rina había dado un gran grito, los ojos de la chica se abrieron y el instinto de caza que tanto la caracterizaba ante el fervor de la batalla de disparo, corrió en dirección hacia la cocina sin importar qué la aspiradora se cayera y con su mano derecha sobre su cintura dónde colgaba un mediano cilindro que pasaba desaparecido por el color de su uniforme, llegó al exterior y vio a todos lados. Su mirada terminó dando a la derecha y miró a Rina

Ellen hizo una mueca de furia cuando vio que su amiga estaba siendo sometida por un hombre y que pesar de que Rina se defendía entre golpes certeros a la cara y pecho al extraño hasta el punto de que lo terminaba mandando a volar aún lado del callejón, esté, sorprendentemente se levantaba de un salto aún cuando estaba acostado de cara contra el suelo e iba tras Rina. Ellen no espero ningún segundo y fue corriendo a socorrer a la albina, antes de que el extraño se abalanzara sobre ella, la chica tiburón le metió una fuerte patada en pleno vuelo que lo hizo volver a volar hasta impactar de lleno contra la pared, Ellen cayó con firmeza sobre el suelo y dió un respiro hondo

Viendo que el hombre parecía estar inconsciente, y en ese precisó momento Ellen se volteó a ver a Rina y le pregunto

–¿Estás bien? Te hizo algo ese imbécil…¿Que demonios?

–Ahh Y-yo, no lo sé, solo le pregunté si buscaba algo Pero solo se acercó a mí y me atacó…

La grata sorpresa de Ellen y que la hizo preocuparse, es ver cómo Rina estaba sosteniéndose la muñeca derecha, tratando de quitarse la sangre que salía entre leves ríos por las marcas de lo que serían ser propia de una mordida. Ellen tomó el brazo de la chica, notándose la gravedad del asunto.

–Me mordio

Ellen hizo una mueca de molestia y dicha amargura se intensificaria al momento que se dió cuenta que el hombre, por más impresionante que parecería, se levantó apoyándose sobre sus brazos mientras le gruñía. Ante la luz del siguiente foco que tenía el pasillo, lo vio con más claridad. El hombre tenía una piel pálida, entre ojos que estaba dilatados o lechosos y una marca de mordida en el antebrazo derecho. Ellen era consiente que el hombre estaba influenciado por los efectos del alcohol o una droga, Pero ahora lo que más le consumía a ella era la furia por saber que él le había hecho daño a su amiga

A lo cual, tomaría el mediano tubo de su cintura y con un leve movimiento de su mano, su arma haría acto de presencia hasta posicionarla aún costado suyo. Caminaría hacia él y le vería con odio.

–Esta es tu última oportunidad….cálmate o te haré pagar por lo que has hecho. Tengo autoridad para ejercer fuerza letal si me haces daño.

Y aún así, a pesar de las advertencias, el hombre no escuchó y estuvo listo para atacar. Ellen estaba entre la duda o más bien, si aquel hombre probablemente estaba influenciado por la corrupción del Hollow, sin embargo, considerando todo lo que a visto y lo que estaba apreciando, se dió cuenta que esas suposiciones podrían no ser verdad. El hombre no tenía síntomas de la corrupción

Parecía más humano que nunca, Pero con la diferencia de sus ojos…

Antes de que pudiera ponerse en guardía, escucho algo más y que incluso Rina llegó a mirar por todas las direcciones ante la tensión del asunto. Era una multitud de gruñidos y gemidos combinados entre correteadas, solo fue cuestión de tiempo como para darse cuenta tanto la albina como la chica tiburón que entre los callejones que estaban venían una multitud de personas, tanto niños, mujeres y hombres. Corriendo entre la sangre de sus cuerpos, mutilaciones entre brazos faltantes o sus estómagos abiertos donde sus vísceras colgaban y con la misma apariencia que aquel extraño. Ellen retrocedió un poco, sintiéndose levemente intimidada

Fue de ahí, que una parte de ella le decía que aquello inesperado le hizo activar sus más primitivos instintos. Correr ante la duda de que pasaría si esa gran multitud de personas llegaban hacia ellas, por su más plena apariencia, le decía que no era algo que había visto. Rina estaba congelada por el miedo, Pero inmediatamente Ellen la tomaría de la mano y se echarían a correr ante la poca distancia que había hacia la puerta de la cafetería.

–¡Corre!

Cuando llegaron, Ellen cerró la puerta rápidamente y colocó el seguro, pero incluso con eso, aquella multitud estaba ejerciendo una fuerza descomunal que incluso ella no podía contener, notándose como la entrada quería ceder ante la presión de caer. Ellen miraba a Rina quien estaba por entrar en un estado de Shock

–¡Trae algo para detener la puerta, ahora. La van a derribar!

Exclamó Ellen quien aún ejerció presión y Rina asintió con la cabeza. Rápidamente corrió hacia una pequeña mesa que estaba al lado de la refrigeradora y la empujó con todo lo que podía hacia la puerta, Ellen se hizo aún lado y ayudo a colocarla bien, ella sabía que esa mesa era muy pesada, Pero incluso con eso, la multitud aún quería ceder.

–¡Más cosas, todo lo que puedas!

Ordenó y así hicieron.

Ellen y Rina tomaron todo lo que pudieron de la cocina para meter más peso a la puerta y a medida que seguía incrementando, las sacudidas del umbral disminuían de a poco hasta no quedar más que solo los gruñidos y rasguños. Ambas estaban agitadas, tomando todo el aire que podía, Ellen tenía la frente caliente por culpa de la sangre y cuando tuvo el suficiente tiempo para tener todo el aire que podía para así aclarar su mente mientras miraba como Rina se sentaba en una silla al lado de la mesa central de la cocina. Optó en llevar sus dedos a su transmisor de su oreja

–Central, soy Ellen, tenemos un asunto aquí con unos buscapleitos, necesito que vengan con un poco de apoyo o esto será un problema para el cliente.

Y a pesar de que buscaba una respuesta, nunca la escuchaba. No había nada, solo la estática. Gruño y volvió a decir

–Central, repito, necesito asistencia. ¿Von, estás en la comunicación, cambio?

Pero nada. Rina se sostenía el antebrazo, viendo como entre la tela rasgada de su uniforme la sangre seguía escurriendo por las marcas, trozos leves de carne se divisaba. Ellen maldijo al aire con un "Demonios" al no tener una respuesta y solo vio como su amiga estaba tratando de detener el sangrado como el dolor, inmediatamente la chica tiburón buscaría entre la despensa principal de la cocina el botiquín de primeros auxilios, era una bolsa verde claro, parecía ser ignífuga. Al estar a la par de la chica de gran estatura, abrió el botiquín y saco una venda no antes de romper su envoltura y donde decía que dicha venda ya venía con químicos desinfectantes. Hizo lo mejor que pudo para acaparar mejor la herida cuando empezó atenderla

–Ese maldito casi te arranca la muñeca…

Ante el pensamiento de que toda multitud de gente son probablemente causados por una novedad provocada por los Hollow, noto que en ese precisó momento Rina estaba empezando a sudar y tragar mucha saliva, constantemente parpadeaba y movía sus ojos de un lado a otro

–¿Estás bien?

–Ahh esto duele…

–Mantén presionada la venda

Rina se acomodó sobre su asiento, viendo como la puerta aún daba leves sacudidas.

–Ese hombre…era muy fuerte. N-nunca había visto una fuerza como tal

–Bueno, al menos fuimos inteligentes en no luchar contra ellos…

–¿Que acaba de pasar?

Pregunto Rina quien aún seguía entre dudas

–Nunca había visto a personas así sometidas por la corrupción. Pero no sabemos qué pasa con ellos, veré si puedo llamar a los demás desde el teléfono

Ellen sacó de su vestido su teléfono y busco el número de Von sin pensarlo, al marcar, espero pacientemente mientras repicaba. Pero lo que no contaba era la respuesta.

"La cobertura se encuentra saturada, por favor, intentelo más tarde"

–¡¿Es enserio!?

Exclamó Ellen molesta, bajando su teléfono para poder ver la pantalla y ver qué la cobertura de su línea telefónica no daba abasto como tampoco el internet que ya para ese punto se dió cuenta que volvía y se iba continuamente. La chica tiburón cerró los ojos, tratando de que sus agujas pudieran relajarse un poco, cuando sintió que su irritación ya no estaba más, guardó su teléfono y volteo a ver a Rina, quien, al tratar de querer cerrar la herida con la presión, gotas de sangre caían sobre el suelo. Ellen se acercó un poco a su amiga y se arrodilló para ver las gotas de sangre ya que al momento de que las vio, notó algo raro que le llamó la atención.

Levemente extendió su mano hacia las gotas medianas y pequeñas pero sin tocarlas.

A medida que le daba una inspección, se dió cuenta que está tenía una leve tonalidad negra, algo así como el pus. Similar a como cuando miras un vino Pero más negro

–¿Pasa algo?

Pregunto Rina con su característica y melodiosa voz suave a la chica tiburón, Ellen levantó la mirada y lo único que hizo fue agitar un poco su cabeza

–Si, está todo bien. Solo estoy pensando como quitar esta mierda de mancha

–No digas palabrotas.

Ellen se pondría de pie y caminaria hacia las puertas principales donde dirigía al comedor de la cafetería, lo que tenía en mente era ir hacia el umbral principal del lugar y que al dar unos pasos, lo único que quería hacer era verificar que las puertas estaban totalmente cerradas o sin ningún indicio que estás pudieran ser abiertas. Por suerte ya estaban cerradas

A pesar de que su carrera como agente privado de seguridad y de empleada doméstica la hizo ganar experiencia en cualquier ámbito de combate, gracias a eso, reconocía que aquellas personas que los habían atacado eran, como desde su punto de vista los miraba, ser oponentes con una capacidad que ni siquiera podía medir. Al haberle dado aquella patada al atacante de Rina, lo que sintió no fue carne o hueso, era como si ella le hubiera metido una patada a una pared de puro acero. Y es por eso, que en ese precisó momento, el dolor en su pierna derecha aún prevalecía

Se la sostuvo con su mano derecha, tratando de caer de rodillas o caminar coja.

¿Acaso era probable una nueva especie de corrupción? Eso no lo podía saber ni tampoco con lo vio hace minutos, Pero entendía que más allá del perímetro de la ciudad, habían amenazas que llegan incluso a dar más miedo que los agujeros.

–Creo que tendrán que darme horas extras por esto.

Dijo en voz baja para posteriormente sacar de su cintura aquella pequeña barra metálica con botón azul, la cual, al inspeccionarla más a fondo, se dió cuenta que por medio del medidor led del mismo color que el botón, este indicaba que estaba muy bajo. Dando entender que la batería de su arma estaba casi por acabarse.

–¡Mierda! Debí haber traído más cartuchos….creo que tendré que usarlo cuando sea necesario, solo lo suficiente hasta que pueda comunicarme con los demás… solo tengo una ronda

Al querer volver a colocar su arma en su cintura, aquel silencio que inundaba sus oidos fue sorprendido con la inesperada aparición del sonido de sirenas, entre las luces rojas y azules que inundaron la calle y los negocios cercanos s la cafetería, Ellen levantó la cabeza solo para ver cómo varias patrullas del servicio de seguridad de New Eridu Iban a toda prisa hacia la izquierda, las patrullas, que en su mayoría eran camiones medianos de color negro con colores rojos y azules en vertical junto con el escudo de la agencia, se componía de una caravana de al menos 10 hasta desaparecer ante la vista de Ellen quien asomo la cabeza.

–¿Qué rayos?

Cuando quiso tener la mejor visión hacia su izquierda, lo único que consiguió fue un gran susto, de repente, una de esas cosas hizo acto de aparición enfrente de ella azotando su cuerpo contra la puerta, los cristales se llenaron de sangre y los gruñidos entre dientes con sustancias negras viniendo de sus fauces invadieron sus oídos una vez más, eran como perros, eran como animales que miraban en Ellen a como una presa tan simple sin saber que ella era más peligrosa…o eso al menos es lo que todo aquel que la conoce sabía, pero en el rostro de Ellen solo había más que una sensación de leve pánico y miedo.

–¡Oh mierda!

Tragando saliva, se movió inmediatamente de la puerta y se dirigió hacia el otro lado de la barra del mostrador, a continuación, se vería como la chica tiburón se pondría de rodillas con el fin de presionar un botón de color negro que estaba entre las alacenas inferiores de la barr, haciendo acto de aparición una serie de persianas metálicas que cerrarían las puertas y las ventanas principales. Una voz, femenina, se escucharía en todo el establecimiento.

"Los sistemas de seguridad fueron activados, comenzado protocolos de contención"

El holograma de una pantalla de haría acto de presencia encima del mostrador, dejando ver a través de pequeñas ventanas a tiempo real una serie de cámaras de seguridad que daba vista a toda la zona cercana a la cafetería, Ellen vio las cámaras, una por una, tratando de al menos darse una idea de dónde estaban esos monstruos. El primero que vio fue el de la parte trasera, Pero su grata sorpresa era darse cuenta que la cámara no daba señal, las únicas que mostraban vídeo era la parte delantera, lateral y por la azotea. Habían más cámaras que daban al interio y la única que le llamó la atención en ese momento era la de la cocina

Sus ojos se abrieron levemente a su vez que una mueca de duda se dibujaba en ella misma por lo que estaba viendo. Miraba a Rina, ahí estaba ella, Pero no en la forma como la había dejado hace un minuto. La albina estaba de pie, dándole la espalda a la cámara y viendo a la pared mientras hacía movimientos bruscos y con una postura que no era propia de ella, aquella que se le caracterizaba por ser de pura etiqueta incluso al caminar, en su lugar, dejaba caer su pierna derecha y con la otra se incorporaba como si le doliera.

Entonces, Ellen levantó mirada a su derecha solo para que poco a poco girara hacia atrás, ahí estaba ella, la veía desde el ventanal desde donde se dejaban las órdenes. La chica tiburón giro su cuerpo completamente y empezó a caminar hacia las puertas de la cocina con un semblante de pura preocupación, para cuando empujó la puerta y ya estaba a pocos metros de la albina. Lo primero que vio de ella o más bien, escuchó, fueron unos gemidos ahogados

Era como si tuviera líquido en la garganta, como agua, respirando con dificultad mientras trataba de no caer mientras se tambaleaba. Ellen dió un leve paso al frente e hizo una mueca de incertidumbre. Tragando saliva, hablo.

–¿Rina…estás bien?

El primer pensamiento de Ellen era creer que su amiga estaba experimentando mucha presión por lo que pasó además del dolor, Pero eso no lo podía cubrir en su mente por lo que estaba viendo. A medida que hacía que sus pasos siguieran, los gemidos ahogados y los balbuceos de saliva cesaron al poco tiempo que ya estaba prácticamente enfrente de ella. Ellen no tenía una expresión definida, Pero era obvio que no estaba para nada agraciada con lo que estaba viendo, aún más por qué Rina no le respondió.

Pero antes de que Ellen pudiera al menos poder decir una nueva pregunta, vio que Rina al fin se dió cuenta que estaba ahí. La albina lentamente comenzó a girar la mitad de su cuerpo como su cabeza hacia atrás, Ellen esperaba ver aquella dulce mirada, aquella mirada hermosa que caracterizaba a su amiga

Pero en su lugar, lo único que vio fue muerte.

Ellen abrió los ojos estupefacta y empezó a retroceder lentamente. Los ojos de Rina eran iguales a los de esos monstruos, blancos y lechosos, su boca como dientes escurría una incontable cantidad de sangre negra que llegó incluso a manchar su uniforme desde su pecho hasta la falda y un puñado de venas de dibujaba entre sus mejillas como por el resto de su cuerpo. La parte donde tenía su herida, estaba completamente negra y se veía bastante mal.

Rina miraba con rabia a Ellen, como esas cosas. Y sin tiempo que procesar, la chica tiburón se echó para atrás hasta caer cuando Rina intentó saltar sobre ella y con intenciones de aparentemente morderla hasta hacer sonar sus dientes. Ellen estaba sentada en el suelo, haciendo patadas pequeñas en un intento de querer alejar a Rina

–R-rina, ¿Que haces?

De ella buscaba una respuesta, Pero lo único que consiguió es que Rina se abalanzara encima de ella y Ellen rápidamente la detuvo con someterla desde los hombros, viendo en plena vista la ferocidad que tenía por querer morderla, no sabía que tenía que hacer, lo primero que tenía en mente era contraatacar, Pero una parte de ella le decía que no quería hacerle daño a su amiga a pesar de que estuviera actuando de dicha manera

La presión se estaba intensificando cada vez más, Ellen intento por todos los medios apartar a Rina, Pero su fuerza era sumamente grande, una que no recordó que ella tuviera desde la última vez que ambas entrenaron cuerpo a cuerpo. Sus brazos se estaban cansado y estaba viendo que la boca de Rina no le quedaba más que poco centímetros para llegar a su cuello

Ellen hizo otro intento, un último antes de tener ahora su mirada a un cuchillo que estaba tirado al lado suyo y el cual se había caído cuando Rina la empezó atacar.

–¡Rina por favor, no quiero hacerlo!

Consciente de que su amiga no estaba reaccionando, Ellen batallo con sus últimas fuerzas en querer tomar el cuchillo, y para cuando lo tuvo en sus manos antes de que Rina le mordiera el cuello. Lo último que escuchó antes de cerrar los ojos fue un golpe seco.

Un golpe seco y con algo que se escurría.