My Hero Academia pertenece a Kohei Horikoshi.
Las Vengadoras y X–Women pertenecen a Marvel (una división de Disney)
Camino al más grande (Segunda Versión)
18: La Carrera
Cuando todos llegaron al salón de clases, para un nuevo día, se sentían emocionados, mientras contaban sus experiencias fuera de la Academia y sobre lo que aprendieron o lo que les dejaron hacer sus maestros de esa semana. Todos estaban muy emocionados, se sentían invencibles.
― ¡AQUÍ ESTOY...! ―Todos miraron hacia la ventana del sexto piso. ― ¡ENTRANDO POR LA VENTANA DE UN SOLO SALTO! ―el héroe rubio entró en el salón de clases, aproximándose a la mesa y presionando un botón y desplegando las estanterías de la pared. ―Tendremos la clase de Estudios Fundamentales de Héroes ahora en la mañana, en lugar de tomarla en la tarde. Así que: Vayan por sus trajes. Será un entrenamiento de rescate. Los espero en el Campo de Entretenimiento Gamma.
― ¡SÍ SEÑOR! ―dijeron todos, mientras corrían para agarrar sus respectivos maletines con sus trajes de héroes, para luego ir a los vestidores.
Unos minutos después, todos estaban en el lugar que All Might les pidió ―Lo que vamos a hacer: Es dividirnos en grupos de cinco y el primero que llegue al centro a donde yo estaré, ganará esta carrera, ¿Entendido? ―All Might los dividió y en el primer equipo, estaban Mina, Mashirao, Hanta, Ochako e Izuku ―Los cinco asintieron y fueron enviados a alguna de las cinco puertas.
Todos vieron como Mina disparaba el ácido desde los agujeros de sus zapatos y parecía patinar por el suelo, teniendo una buena velocidad.
Hanta se columpiaba, aprovechando la adhesión de sus cintas. Demostró que su cinta era también muy elástica, al dispararla a dos paredes, retroceder y luego dejarse ir hacia el frente, como una resortera.
Mashirao saltaba de la terraza de un edificio a otro, a veces daba un golpe al suelo con su cola, para saltar a gran altura.
Izuku usaba su telequinesis, concentrándose para mantenerse en el aire y luego empujarse hacia adelante; aparentando que volaba.
Ochako imitó a Izuku, deshaciéndose de toda su gravedad y luego lanzó dos patadas hacia atrás... en su mente, debería de acelerar, pero eso no pasó. Se sonrojó y comenzó a correr, logrando una gran velocidad, por ya no tener gravedad en sus miembros superiores y su torso.
All Might miró fijamente a Midoriya Izuku, mientras le colgaba en el pecho una cinta que decía:"Gracias por salvarme", mientras llevaba una mano a su mentón. ―Midoriya Izuku, ¿Podríasacaso aceptar el One For All y llegar a convertirte en el próximo Símbolo de la Paz?―se preguntó ―¿O acaso la suposición de mis compañeros profesores es acertada y tienes suficiente carga sobre tus jóvenes hombros?Es momento del próximo grupo: Iida Tenya, Todoroki Shōto, Yaoyorozu Momo, Asui Tsuyu y Shōji.
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Reed asintió a la nueva llamada de la Capitana Marvel, sobre nuevos miembros de su grupo de Vengadores Secretos y se quedó en silencio, mientras pasaba un pañuelo por su frente, secando su sudor, todo estaba bien, pero temía que tantos Metahumanos, acabara por ser malo para sus grupos heroicos, cuando el Creador intentara encontrarlos. Tomó de nuevo la tableta y de fijó en una imagen de aquello a lo cual llamaba la Capitana Marvel, llamaba:"Dr. Doom de la Tierra-6160", era él, si Izuku no hubiera intervenido según las órdenes del Vigilante, volvió a estudiar la historia: apagó la tableta, cuando su amada América Chávez, le rodeó con sus brazos.
Aquel Reed Richards vivió una vida algo similar a la de su contraparte de la Tierra-616, al igual que él: como convertirse en compañero de habitación de Ben Grimm durante su adolescencia. Cuando Reed se convirtió en adulto, se convirtió en un científico empleado por el ejército de la Unión Norteamericana en un proyecto de investigación clasificado que investigaba una tormenta de radiación cósmica dirigida por Franklin Storm, conociendo a los hijos de Storm, Johnny y Susan, y comenzando una relación con esta última. Cuando La Unión decidió cerrar el proyecto, ya que Reed se excedió del presupuesto y no pasó las inspecciones de seguridad, después de pasar años en él, Reed se negó a renunciar a años de trabajo y convenció a Sue, Ben y Johnny para que abordaran en secreto el cohete diseñado para observar la tormenta cósmica. Después de llegar al espacio, Reed se sorprendió al descubrir que se habían perdido la tormenta cósmica y que sus cálculos habían sido incorrectos. Pero antes de que pudieran evaluar su situación, el equipo de la consola del cohete explotó de repente, quemando a Johnny hasta la muerte.
Poco después de regresar a la Tierra, los tres miembros supervivientes fueron arrestados por la Unión y condenados a cadena perpetua por destruir el cohete, violar cien leyes y la muerte de un menor (Johnny). En los meses siguientes, Ben aparentemente se suicidó por vergüenza, y Susan se estaba muriendo de cáncer por la exposición a la radiación, y su último deseo fue despedirse de Reed, ya que Franklin maldijo el día en que lo conoció.
Sin Izuku presente, el Creador retrasaría el fatídico vuelo espacial de Reed por horas al alterar los cálculos de Reed, lo que retrasó el vuelo varias horas y provocó que la tripulación se perdiera la tormenta cósmica.
Después de que la vida de Reed colapsara, el Creador jugaría aún más con Reed secuestrándolo y encarcelándolo dentro de La Ciudad, su base de operaciones en Latveria. Usando el entorno temporalmente acelerado de la Ciudad, El Creador torturaría repetidamente a Reed, desfigurándolo quirúrgicamente e incitándolo a aceptar que su nombre era Doom, alegando que condenó a sus seres queridos y que debería aceptarlo. Reed se resistió al principio, pero se quebró después de que el Creador le fundió una máscara de metal en la cara, imitando una placa frontal similar que alguna vez usó el némesis del Creador, el Doctor Doom.
Pero Izuku, para oponerse al Creador, creó a la contraparte heroica del Reed Richards de la Tierra-6160, como el Dr. Dekiru, solo para jugar con la mente del Creador, mientras apunta continuamente, al hombre que casi causó que sus amigos interdimensionales, no cumplieran su destino.
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Mientras que Susan Storm, Jean Grey, Janet Van Dyne y Carol Danvers, pensaban en Midoriya Izuku o Dr. Dekiru, seguían sin poder creer que ese chico, les hubiera robado el corazón y la mente.
En eso, se activó el transportador dimensional y esperaban ver a Izuku, pero solo aparecieron un juego de maletines, que abrieron, encontrando cajas de metal en su interior y una nota. Susan se aproximó a leerla. «Hola chicos y chicas. Estamos a punto de tener los exámenes de final de trimestre y luego, un viaje de campamento de verano de entrenamiento, así que desconozco cuando volveré.» leyó Susan, todas gimieron con tristeza, por la imposibilidad de ver a su querido Izu, quien era más que solo un aliado en la guerra contra el Creador, les robó el corazón, incluso detrás de la máscara y solo habiendo visto su rostro un par de veces «Gracias a la U.A, he creado estos robots auto ensamblables, con la intensión de usarlos contra El Creador aunque no sé si esto me convierte en un gran símbolo del caos o si sigo siendo un héroe rebelde e incognito, igual que todos ustedes, los extraño mucho y espero que podamos encontrarles un buen uso a estos robots gigantes o Mechas. ATTE.: Midoriya Izuku, gracias nuevamente, por permitirme cumplir mi sueño de ser un héroe» Susan cerró los ojos y una sonrisa apareció en su rostro, miró alrededor del lugar en donde estaba, extrañando a sus compañeras. ―Margo ―una figura holográfica apareció.
«¿Sí, Dra. Storm?» Preguntó Margo.
―Encuentra cuevas subterráneas muy profundas y cuyos techos sean muy altos.
«Según mis escáneres, estos robots son bastante altos y el único lugar, podrían ser las cuevas de Melisani en Grecia.» Dijo Margo.
―Gracias Margo ―dijo Susan sonriente, mientras que todas se dirigían al Fantastijet, para viajar hacia ese lugar y ver lo que Izuku les había enviado.
Cuando llegaron, vieron que efectivamente era una construcción natural muy profunda para ellas, desde el Fantastijet, Jean Grey hizo descender el cubo, hasta el fondo de la cueva y pulsando un botón, desplegaron un robot allí, solo pudieron abrir sus bocas con incredulidad y Ororo Munroe susurró la palabra. ― "Centinela"
