Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.


Las ramas de los arbustos golpeaban su rostro sin piedad alguna, claro que no podía detener su paso, ya que eso significaría que la alcanzarían. No tenía idea de por qué la estaban persiguiendo con tanta insistencia, era una simple chica, viviendo en una tranquila villa, que lo más escandaloso que había ocurrido, habían sido un par de ratas en la panadería, jamás se había metido con nadie, había intentado pasar lo más desapercibida que pudiese, pero de la nada, habían comenzado a seguirla.

Su tía le había dicho que era a causa de que ya no era una niña, sino una joven hermosa, a la cual los jóvenes de la villa comenzarían a perseguir para desposarla, claro que dudaba que esas fueran sus intenciones, algo en ella le decía que si no corría lo suficiente, se arrepentiría de por vida.

—Más rápido, se escapa –gritó uno de los hombres.

La joven se escondió entre las raíces de un enorme árbol, que según su tía, había plantado alguien de sus antepasados, por eso ella amaba ese árbol, los hombres se alejaron después de un rato de buscarla y no encontrarla.

—Se escapó, de nuevo –negó uno de los hombres.

—No puedo creer que se nos perdiera de nuevo –gruñó el líder de los tres.

— ¿Estás seguro de que es quien te aseguraron? –interrogó el tercer hombre.

—Sí, el sirviente de la mujer se puso ebrio, me lo confesó, esa pelirroja, es la hermana del rey.

—Pero... ¿Por qué el rey James tendría a su hermana en un lugar así? ¿No estaría en alguno de los tantos castillos o en el extranjero? –argumentó el tercer hombre.

—El rey asesinó a la mayoría de su familia, solo perdonó a aquellos que no representaban un peligro para él y el trono ¿por qué no tener a su hermana en un cuchitril como este? –contestó el líder.

—Cierto, aun así, no puedo creer que creciera en un sitio como... Este –suspiró el primero –y ¿crees que el rey nos dé algo por la vida de su hermana?

—La perdonó por algo, eso significa que podría darnos algo por ella y su seguridad.

La joven tuvo que esperar a que el sol se pusiera, para su fortuna conocía el bosque como la palma de su mano, no podía creer lo que esos hombres habían dicho, ella había estado con su tía desde que era una pequeña niña a causa de que sus padres murieron a manos de una epidemia, y no tenía más familia que ella, claro y su tío, que a pesar de que le gustara mucho beber, era una buena persona, cada que llegaba ebrio a casa, en lugar de golpearlas, se tiraba sobre el catre y se quedaba profundamente dormido, ellas tenían suerte de que su situación fuese esa y no la de la esposa del panadero.

La luz de las antorchas iluminaba la pequeña casa donde vivía con sus tíos, se quitó la pequeña capa, cerrando los ojos al sentir el calor que el fuego chispeante de la chimenea le brindaba.

— ¿Dónde estabas, niña? –Interrogó su tía, enfadada, amenazándole con la cucharón de la sopa –he estado tan preocupada que he enviado a tu tío a buscarte.

—Otra vez volvieron a perseguirme, los perdí en el bosque, me escondí hasta que estuve segura de que ya no estaban alrededor, esperándome.

—Oh Lily –le miró con pena –es que te has vuelto una jovencita hermosa, es normal que te persigan, esos viejos apestosos –bramó.

—No me perseguían por lo bonita que pudiese parecerles, tía Parvati.

— ¿Entonces? –se sentó junto a ella, sujetándole de las manos.

—Uno de ellos dijo que... Yo era hermana del rey.

La joven no supo que creer ante la incredulidad marcada en su rostro, en ese momento entró su tío, Dean, que sonrío encantado al verla, expresó lo preocupado que había estado al no encontrarla, que había pensado ir con los guardias, y pedirles que organizarán una búsqueda, pero primero había pensado en avisarle a su mujer.

—La cena está lista –anunció tía Parvati, levantándose rápidamente.

Lily ayudó a colocar la mesa, aguardó a que su tía sirviera y la espero a que se sentara a la mesa para comenzar a cenar, nadie dijo nada, comparado a cómo estaban acostumbrados a pasar la cena, Lily no pudo evitar sentirse incómoda, si ella fuese hermana del rey, claro que lo habría sabido, su tía no se lo habría ocultado, no algo tan grande.

—LHR—

Los días habían pasado con la misma incomodidad entre sus tíos, algo no andaba bien entre ellos, pero cada que ella preguntaba sobre lo que ocurría, los dos parecían ignorar a lo que se refería, lo que había cambiado, es que el tío Dean la acompañaba a donde él podía, a los demás lados tenía que ir con Terry Creevey, el hijo mayor de un amigo del tío Dean, que era bastante fornido y aguerrido, no habían vuelto a perseguirla, claro que algunos hombres la observaban de más, cosa que la asustaba más de lo que quería admitir.

— ¿Te han vuelto a molestar los hombres de la villa? –la interrogó tía Parvati.

—No –contestó Terry por ella, mientras comía como desesperado.

—Me alegro –sonrío tranquila.

—Aún me observan como si fuese algo comestible y ellos unos hambrientos.

—Todo pasará, ya lo verás.

— ¿Pero cuándo? ¿Hasta cuándo dejare de ir a todos lados con Terry o con tío Dean?

—Sí ¿hasta cuándo? –se unió Terry a las preguntas.

—Pronto, pronto –sonrío, como intento de tranquilizarla.

Lily salió enfadada, no se alejó de la vista, no quería que la ahuyentaran y eso la alejara de casa, donde esos hombres podrían asesinarla, o lo que fuese que estuvieran planeando, despidió a Terry, y se quedó ahí, cuidando un poco de las florecillas, arrancando las malas hierbas.

—Lily –escuchó la voz de su amiga, Audrey, así que la pelirroja sonrío feliz.

—Audrey –se levantó completamente alegre.

— ¿Cómo estás? Te vi en la villa, pero con Terry ahí me dio un poco de miedo acercarme a ti.

—Terry jamás te haría daño.

—Lo sé, pero tengo que contarte que John ha hablado con mis padres sobre desposarme –sonrío sonrojada.

—Por eso no querías hablarlo frente a Terry, temías a que se riera de ti ¿cierto?

—Sí, es muy inmaduro.

—Ya lo sé –río la joven pelirroja.

—No, también quería hablarte de otra cosa –se sonrojó aún más.

— ¿Un interés amoroso? –Sonrío Lily –alguien aparte de John.

—No, la caravana del rey pasará por aquí –los ojos celestes de Audrey brillaron –dicen que el rey James es tan atractivo, que solo podría haber sido creado por Dios mismo y personalmente –suspiró.

— ¿La caravana? ¿Por qué razón? ¿No es muy lejos para cazar? –frunció el ceño.

—Dicen que el Reino del Oeste, dio a su única hija para desposar al rey, no tienen los hombres suficientes para costear una guerra con nuestro reino, y que si se casan, unificarían los reinos, y ellos mantendrían un poco de libertades, en comparación con el Sur y el Norte.

—Ya veo –frunció el ceño.

—Dicen que la princesa Druella Malfoy es hermosa, algo digno del rey, que por eso él aceptó desposarla.

—Suena bien, el reino tendrá herederos sanos y hermosos.

—No lo dudes un segundo –suspiró – ¿Te imaginas por un segundo desposarlo?

—La verdad no –admitió —tan poco creo que sea tan guapo como dicen que es.

Lily no iba a admitir frente a Audrey toda la curiosidad que todo aquello que le había contado despertaba en ella, no sobre lo apuesto que pudiese ser el rey, las palabras de ese hombre aún resonaban en su mente ¿habría posibilidad de que realmente estuviese emparentada con la realeza? Eso solo podría saberlo si estaba cuando pasara la caravana, si el rey compartía los cabellos rojos que ella tenía, habría posibilidad de que fuese así.

— ¿A qué vino esa chica? –la interrogó tía Parvati al verla tan pensativa a la hora de la cena.

—John quiere desposarla –contó –comienzo a preguntarme ¿cuándo llegará el hombre adecuado para mí? –suspiró observando a la chimenea.

—Más pronto de lo que te imaginas, ya lo verás.

—Mujer –irrumpió tío Dean, completamente preocupado –ocupamos hablar un momento, ven afuera.

—Dean...

—Es urgente.

Tía Parvati observó a Lily, se quitó el mandil, y salió detrás de su marido, se alejaron de la casa, eso no evitó que Lily los espiara por la ventana, no los escuchaba, pero estaban peleando, los ademanes de tía Parvati lo dejaban en claro, los conocía demasiado bien, posiblemente le estaba informando sobre la caravana del rey marchando al Oeste, por la princesa que estaba destinada a ser la reina del reino del centro.

Por más que quiso esperarlos despierta, la pelea de sus tíos se extendió demasiado, los ojos le pesaban, así que fue a su catre, donde se quedó dormida casi de inmediato.

Lily escuchó un suave crujido que la despertó, por lo regular su sueño era ligero, y pensando que el tío Dean se había levantado por un poco de agua, se acomodó de nuevo, pero el susurro de que no se hiciera ruido la puso alerta.

— ¿Quién está ahí? –interrogó, levantándose, las brasas ya no iluminaban nada.

—Shhh –le cubrieron la boca –tú vendrás con nosotros.

La joven intentó huir, pero sólo logró hacer ruido suficiente para despertar a sus tíos, que dormían al otro lado de la habitación, la antorcha iluminó de nuevo la pequeña casa, la mirada de tía Parvati fue temerosa, pero al segundo después, brillo un fuego puro.

— ¡Suéltenla! –ordenó furiosa.

— ¿Creyeron que iban a poder quedarse con toda esta fortuna para ustedes solos?

—No sabemos de lo que hablan –contestó.

—Quien iba a decir que alguien como ustedes, tendría en su poder a la hermana del rey.

— ¡Ella es mi sobrina! Por supuesto que no es hermana del rey –chilló Parvati.

—No te creo –murmuró –si la vez bien, no tiene pinta, de ser una simple campesina.

—Pues lo es –soltó Dean.

—Bien, si lo es, mis hombres y yo podremos divertirnos con ella –amenazó y comenzó a bajarse los pantalones.

La mirada aterrada de Lily fue en dirección de sus tíos, suplicando ayuda sin decir una sola palabra, los tíos de Lily fueron sujetados para que no impidieran nada, el hombre golpeó la mejilla de la pelirroja, separó bruscamente las piernas de la chica, colocándose entre ellas.

— ¡No, por favor! –Chilló Lily –tía Parvati, tío Dean, por favor ayuda.

—Lily, cariño.

La puerta se abrió de golpe, alertando a los hombres, un hombre rubio de brillantes ojos azules estaba de pie, observando a los ocho tipos, cuatro sujetando a la pareja al fondo, dos sujetando a la joven de brillantes cabellos pelirrojos de los brazos, mientras uno estaba entre sus piernas y el otro, que fue hasta él, para atacarlo.

Lily cerró los ojos, y en cuanto sus brazos fueron libres, se cubrió la cara, sus piernas fueron liberadas y un segundo después, sus tíos la estaban abrazando, consolándola.

—Ya se fueron –intervino la voz masculina que no era la del tío Dean, así que Lily abrió los ojos de nueva cuenta.

—Gracias –susurró la tía Parvati.

— ¿Estás bien?

Lily se quedó muda, el joven frente a ella era demasiado atractivo, no era de la villa o ella lo sabría, y él, no se habría enfrentado a esos hombres, que sin duda buscarían represalias, el sonrío.

—Es un alivio que apareciera, joven...

—Scamander –extendió la mano hasta la tía Parvati, ayudándola a levantarse –Lorcan Scamander.

—Muchísimas gracias por su ayuda, señor Scamander –el tío Dean extendió la mano para estrechar la del joven apuesto.

—Fue una suerte que me perdiera en el bosque –sonrío en dirección a Lily.

—Ella es Lily, mi sobrina –contestó la tía Parvati.

—Es un placer, Lily –hizo un movimiento con la cabeza, la joven hizo una corta reverencia, y sus mejillas se sonrojaron cuando los labios suaves del joven formaron una sonrisa.

— ¿Quiere algo de comer? –sonrío la tía.

—No quiero ocasionar molestias –sonrío incómodo en dirección de la mujer.

—Nos ha ayudado, desde luego que no serán molestias, Dean, levanta las sillas.

—LHR—

Lily despertó temprano, había dormido poco, pero había logrado pegar el ojo, contrario a lo que había pensado, buscó al joven, pero no estaba en la pequeña casa, así que salió apresurada, se detuvo cuando él se giró hasta ella, levantándose apresurado, sujetándola del cuello.

Sus miradas se encontraron un momento, la mano del joven en su cuello se aflojó y se alejó un par de pasos.

—Lo siento –se disculpó.

—No, no se preocupe –sonrío ella –me salvó la vida.

—Y por un momento atente contra ella.

—Se sintió incómodo adentro...

—No, no, es solo que quise montar guardia, por si se les ocurría volver.

—Ya veo ¿desayuna antes de irse? –sonrío.

—No quiero...

—No molestas –se hizo a un lado –vamos –hizo un ademán para que entrara.

El chico avanzó dentro de la pequeña casucha, observó a su alrededor, algunas cosas estaban rotas, y las otras, bueno, lo estaban por lo gastado y el uso, era una morada bastante humilde, la pareja por mal que sonara, se mezclaban con ese humilde lugar, pero ella, esa pelirroja de ojos olivo, parecía no encajar en todo aquello.

—Díganos, señor Scamander ¿qué podemos hacer por usted, por habernos ayudado? –Habló el tío Dean, sentándose a la mesa junto a él –no tenemos mucho, pero podemos pagar el favor que nos ha hecho.

—No quiero su dinero, señor…

—Thomas –informó el hombre maduro.

—No quiero su dinero, señor Thomas, el desayuno bastará como muestra de agradecimiento –le dedicó un gesto amable, y sus ojos viajaron a la pelirroja de nuevo.

Era delgada, no tan alta, ya que le llegaba al hombro, su cabello pelirrojo estaba un tanto alborotado, sin embargo, caía en suaves rizos hasta sus nalgas, unos pequeños labios que se veían tan suaves, y tan delgados de color durazno, su hermosa piel de porcelana, no una curtida y maltratada como la de la mayoría de los pueblerinos, no, ella simplemente sobresalía entre tanta mugre.

—Perdón la interrogación, señor Scamander –murmuró tía Parvati, sacándolo de sus cavilaciones –pero, nos dijo que se había perdido en el bosque ¿no era muy tarde para andar merodeando por ahí?

—No, se acomodó la capa.

Lily se quedó quieta al notar el escudo real bordado en hilo de oro, las ropas por más que estuviesen enlodadas, se veían de buena calidad, ese hombre venía del castillo.

—La caravana del rey pasará por aquí, así que fui enviado para asegurar terreno, ya sabe, que no hubiese algún ladrón queriendo pasarse de listo.

—Pero ¿el rey pasará por aquí tan desprotegido? –cuestionó el tío Dean.

—Son cosas oficiales, no puedo compartirlas con ustedes –soltó en un tono incómodo.

—Lo sentimos –se disculparon los tíos de Lily a unísono.

El asintió sin más, aun con los ojos puestos en Lily, que no había vuelto a la mesa, se sentía un poco incómoda; normalmente, lo más cercano a un hombre a ella, era Terry, al cual siempre había visto como un hermano o un primo, sin embargo, la mirada de un azul brillante era intensa, no sabía que estaba pensando y eso la inquietaba, le dio la espalda, cuando sintió sus mejillas un poco calientes.

—Tengo una pregunta, y espero que pueda responderla, señor Scamander –murmuró tía Parvati –el rey James, al pasar por aquí ¿concederá audiencia?

—Me temo que no, señora, tenemos el tiempo contado, pasará tan rápido como pueda.

Lily supuso que las palabras de Audrey eran ciertas, el rey iría al Reino del Oeste por la princesa Druella Malfoy, no conocía a ninguno de los dos, y era bastante normal, vamos, ningún pueblerino conocía a toda la corte, la ciudadela posiblemente estaba más familiarizada con todo eso, y algunos cuantos condados que el rey frecuentaba para cazar, o eran lugares oficiales donde él pasaba la noche en posadas cuando tenía que ir por asuntos reales a otros lugares; la villa, donde Lily vivía, jamás había sido pisada antes por el rey, ni el rey James, ni ningún otro con anterioridad, por eso, ella pensaba, que estaban tomando precauciones.

—Es una lástima –musitó la tía Parvati –tenía la esperanza de que él pudiese recibirnos a mi esposo y a mí, con respecto a mi sobrina.

—Su sobrina ¿qué hay con ella? –cuestionó Scamander.

—Es algo que queremos hablar personalmente con el rey James.

—Disculpen la ofensa, pero ¿creen que el rey tendrá tiempo para gente como ustedes? –Se burló –normalmente, se niega a ver incluso a la corte ¿por qué los vería a ustedes?

—Sabemos que no somos cosa especial, pero mi sobrina –la observaron, aunque ella seguía dándoles la espalda.

—Comprendo, son esos hombres ¿no es así? –Scamander vio la pena en los ojos de la mujer –me encargaré de ellos.

—No –murmuró el tío Dean –empeorará las cosas en cuanto vean el escudo bordado en su capa –negó –las cosas seguirán mejor en unos días.

—O eso esperamos.

—LHR—

Lorcan Scamander se paseó por el pequeño lugar, todos lo observaban, mientras murmuraban cosas, era típico de sitios así; echó varios vistazos, pero no se topó con los hombres que habían irrumpido en la casa de los Thomas, ni lo habían enfrentado, absolutamente nada.

—Se marcha, mi señor –murmuró la pelirroja frente a él, el joven alto y fornido, se había quedado a unos pasos detrás de ella, lo señaló con la vista.

—Le está molestando o siguiendo –Lily observó a Terry.

—No, mis tíos le han pedido que me acompañe cuando tengo que venir por unas cosas, eso evita que me molesten esos hombres –suspiró.

—Es mucho interés en usted ¿por qué le molestan?

—Si le digo, se reirá de mí –bajó la vista.

—Nunca lo haría, aun así, quiero oírlo.

—Uno de ellos, dijo que… -suspiró y bajó la voz lo suficiente –que soy pariente del rey.

Lorcan comenzó a reír tan violentamente, que hizo que las mejillas de Lily se encendieran de inmediato, igualando y superando el color de su cabello, frunció el cejo, y se alejó del rubio, era un imbécil, no podía esperar nada de hombres como él, después de todo, tenía que tener trato directo con el mismísimo James II, sí que era una estúpida por decirle algo así, debió usar la misma excusa que su tía, pero tampoco era la chica más bonita, Audrey era cien veces más hermosa que Lily.

—X—

El campamento estaba tal y como lo había dejado, su hermano le sonrió al verlo, eran gemelos, no había distinción en los ojos de los demás entre ellos, pero Lysander era todo lo contrario a él, y no comprendía la razón por la cual el rey no lo prefería a él, si eran igual de despiadados, no tenían problema alguno con matar a otro, si hubiese ido él a revisar el perímetro, habría matado a aquellos plebeyos, y posiblemente, completar las intenciones con la joven pelirroja.

Su rodilla se colocó en el suelo mojado y fangoso, su vista estaba en los zapatos del rey James, que simplemente gruñó, como indicación para que se pusiera de pie.

—Dime ¿no enviaron a nadie para emboscar?

—No, su majestad, la villa estaba tranquila, los mismos pormenores de siempre, pero no hay nada que nos detenga, al parecer, el Rey Draco, no ha pensado en traicionarle.

—Es Malfoy, no confío en ellos, después de todo, mi padre no confiaba en él, ni mis tíos, nadie, absolutamente nadie se fiaría de un Malfoy.

—Sin embargo, su alteza, va camino al Reino del Oeste, por la heredera, para desposarla.

—No, voy al Reino del Oeste, a firmar un acuerdo, ellos van a regalarme a su hija, pero no está claro si quiero desposarla o no, todo es… palabrería, Lorcan, llevo a Druella al Reino, le doy todos los privilegios que tiene en casa, y me quito a sus padres de encima.

—Pero, ellos tomarán como ofensa que no la despose o que la devuelva, su majestad.

—No me interesa, ellos no pueden costear una guerra, yo sí –soltó tranquilamente –lo que yo decida hacer con la primogénita Malfoy es mi decisión, no de ellos, y tendrán que soportarlo.

—Yo no soy nadie para refutar sus pensamientos, su alteza –se inclinó hacia él.

—Bien, ya puedes marcharte y descansar, avanzaremos mañana a primera hora.

—Por cierto –se giró de nuevo hasta su rey, pero no se atrevió a mirarlo a los ojos.

— ¿Sí?

—En ese lugar, había una pareja que quería una audiencia con usted.

— ¿Sobre qué asunto?

—A su sobrina la están persiguiendo en la villa –levantó la mirada de forma discreta, el rey estaba distraído, como para percatarse de tal atrevimiento –la joven me ha dicho, que los hombres en el pueblo, creen que es… familiar suyo.

—Dile a tu hermano que pase –ordenó –y mejor descansa, porque no detendremos la marcha si te quedas dormido ¿queda claro?

—LHR—

Lily llegó hasta la casa de sus tíos, estaban discutiendo, desde que ella le había comentado a su tía Parvati lo que los hombres decían, las peleas entre ellos habían comenzado y con el tiempo, intensificado, en ese momento, su tío guardaba unas pocas de sus cosas en unos cuantos costales.

— ¿Pasa algo? –cuestionó, preocupada.

—Nada, cariño, tu tío tiene un trabajo, y estará afuera por unos días –soltó incómoda.

—Pero…

—Terry vendrá a quedarse con ustedes –fue hasta ella y le acarició la mejilla –no tienes de qué preocuparte, Lily, todo estará bien.

—Desde luego –le sonrió.

Todo aquello, le parecía sospechoso, pero no podía decir ni hacer nada, para obtener respuestas, se quedó ahí, ayudando a su tía con los quehaceres del hogar, recolectando hierbas, yendo al bosque por madera y agua, seguida de Terry, que ayudaba con la leña, mientras ella cargaba el pesado balde con agua.

—Dime ¿sabes a donde fue mi tío, Terry? –Le preguntó.

—Son asuntos de hombres, eso no te interesa.

—Pero quiere decir que lo sabes –sonrió.

—Sí, lo sé, me lo contó en la posada anoche.

—Ya sé que no es asunto de mujeres, pero, si me dices, puedo hacer que Audrey te vea como algo más que un amigo –sonrió.

Aquello sin duda le interesaba a Terry; tenía años, enamorado de la rubia, meditó un segundo, pero después siguió avanzando, con una mueca de enfado ¿Qué había mal en aquél trato?

—Ya, dime, sé que te interesa.

—John va a desposarla, lo sé, también nos lo dijo ayer.

—Ella aún no acepta, sólo habló con sus padres.

—Lo sé –Terry arrojó la leña a los pies de Lily –te recuerdo que su padre, también frecuenta la posada y la taberna ¿no? Ahí le dio su permiso y bendición para desposarla.

Bien, aquello ni siquiera lo sabía Audrey, o se lo había comentado, no tenía ningún trozo de información sobre qué podría interesarle a Terry si le decía a dónde había ido su tío Dean; y al haber sacado a la luz la noticia de la rubia, había arruinado un poco las cosas.

—Oye ¿no piensas ayudar? –lo reprendió.

—Tu casa está a unos metros, puedes hacerlo tú, ya me cansé, te veré desde aquí, no te pasará nada.

La pelirroja frunció el ceño, sus manos se astillaron al meter la leña a la casa, por fortuna había llevado primero el balde, o su peso habría estropeado sus manos, pateó a Terry en la pierna al pasar junto a él, por no haberla ayudado como se lo había ordenado la tía Parvati; aunque no tan fuerte, porque no sabía que sería de ella, si lo fastidiaba y se reusaba a acompañarla al mercado y a otros lados, sería presa fácil para esos hombres.

Lily se sentó sobre su catre, con la vista en el fuego que danzaba como si nada, estaba inquieta, no sabía cuánto tardaría su tío en llegar, ni a donde había ido exactamente, pero escuchó a su tía Parvati susurrar junto con Terry, sintió las miradas en ella, algo le estaban ocultando.

—Es mejor que vayan a dormir, ya es muy tarde –murmuró la mujer madura.

—De acuerdo.

Lily se cobijó, mientras Terry fue hasta un rincón, se echó una manta y cerró los ojos, en menos de cinco minutos, el chico ya estaba roncando, suspiró, no le quedaba más que seguir su ejemplo.

Todo a su alrededor estaba oscuro, escuchaba voces, un hombre suplicaba por su vida, mientras que una mujer suplicaba por la vida de alguien más, Lily observó a su alrededor, un hombre de cabellos negros como el azabache yacía de bruces sobre el suelo, con sus ojos verdes intensos abiertos, la miraba sin ver, la sangre escapaba de su cuerpo, dejando un enorme charco, que poco a poco se acercaba a ella.

"Por favor, no".

Lily volteó, una cascada pelirroja le cubrió los ojos, era una mujer, no alcanzó a ver a la persona a quien le hablaba.

"No puedes hacer esto, tienes que tener un poco de piedad".

"Yo no voy a matarte".

La voz era de un chico, joven, aunque no podía verlo, ese tono de voz no podía ser de un hombre mayor.

"¿Por qué estás haciendo esto?"

"Ya es tiempo, por eso, ahora, que ya sabes que no voy a matarte, quítate, y déjame ver a esa pobre infeliz".

"No, ella no es peligro para ti, por favor, no la mates".

"Dime ¿es esa tu última petición?"

"Sí, ella no representa peligro para ti, sólo… déjala irse".