Disclaimer: los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer, la historia pertenece a Li. Esta vez me tocó corregir a mí, lo cual no soy experta, así que mil disculpas por los errores ortográficos y/o gramaticales que puedan encontrar a lo largo de la trama.
Esta historia es un hermoso regalo hecho para mí, que yo decidí compartir con ustedes con el permiso de su autora Li 🍋
El vuelo de la mariposa
Capítulo 1
.
.
Si no crees en tus sueños, nunca te prepararás para los cambios. Si no dejas de ser oruga, nunca volarás. Si no estás dispuesto a dejar el entorno en el que creciste, nunca llegarás a la cima. Aquello que estés dispuesto a dejar atrás determinará cuán lejos llegarás en la vida.
El avión hacia su aterrizaje de forma lenta, las luces de la ciudad ya no eran visibles desde mi perspectiva y la alegría inundó mi ser al saber que estaba de nuevo en casa. Vermont nunca estuvo en mis planes, me prometí ser una mujer independiente y vivir en una ciudad cosmopolita, Nueva York fue mi lugar ideal, creí comerme el mundo pero fue mi segundo error, el primero fue haber dejado al amor de mi vida con una rodilla en el piso y con un anillo en su mano.
Soy Isabella y si, esta es mi historia.
.
.
.
.
.
Llegaba tarde de nuevo ¡no podía creerlo! Había trabajado de forma ardua y extenuante en este proyecto, cree bocetos, escogí telas, iba al taller todos los jodidos días a inspeccionar por mí misma que las prendas se confeccionaran de forma correcta. Renata nunca me perdonaría que algo saliera mal, no esta vez. Era una diseñadora en ascenso, si esta colección salía como debía, Renata me permitiría ser la directora creativa de su marca y eso me haría feliz, o eso creía, la vida no era un cuento de hadas, eso ahora lo entendía y es que la inocencia de la niñez y juventud mueren con la estúpida idea de la felicidad plena, cuando nos dicen de niños que los sueños y las metas se cumplen no nos dicen a qué costo, ahora era feliz sí, pero…ese era el problema real, siempre había un pero. En mi caso una madre que nunca quiso ser madre y mi peor pesadilla, haberle roto el corazón al mejor hombre que tuve la suerte de conocer, pero lo hecho, hecho está.
Pisé el pedal a fondo, anoche por fin había aceptado la invitación de Dimitri a tomar unas copas, luego de meses de muchos ruegos de su parte, no sucedió nada en realidad, entre bloody marys y whiskys la charla estaba siendo distendida hasta que lo vi, un cabello cobrizo muy familiar iluminado por las tenues luces del bar, sentí que la sangre era drenada de mi sistema en un segundo, pero no, ya había vivida esto antes, la culpa me traicionaba y aunque mi idea era pasar una noche caliente entre los brazos de un apuesto chico como solía hacerlo de vez en cuando, Dimitri al parecer no era muy tolerante al alcohol y mi noche se esfumó. No perdería mas mi tiempo con él, no me amargaría la existencia, no cuando mis planes estaban saliendo a la perfección. Había conseguido un empleo como diseñadora en Casa Vulturi, una exquisita marca de ropa que se mantenía a la vanguardia de la mano de su principal propietaria Renata Vulturi, estaba orgullosa de ser parte de su grupo de diseñadores.
Cuando llegué a casa hablé con mi padre, una charla bastante rápida, Charlie era un buen hombre pero mi vida actual no me permitía verlo como quería y es que tampoco quería regresar a Forks, bastantes lágrimas fueron el costo de salir de ese pueblo y no me interesaba nada de lo que dejé atrás, era por mi bien, lo que había decidido y ya está. Lo que llamó mi atención fue el paquete que mi padre dijo había llegado para mí, sin remitente y ya estaba en camino a mi apartamento. ¿de quien provenía? No lo sé, solo esperaba que no fuese alguna bomba o una broma estúpida de mis queridos compañeros, no lo creía pues nadie conocía mi antigua vida, juré enterrarlo y eso es lo que había hecho. Gracias al insomnio llegué al atelier mas temprano, James me esperaba en la entrada con su cara de pocos amigos
– ¿Cómo vas a justificar esta falta, Bella?
– Por favor, James, ahora no –corrí al interior, no sé si fue la expresión de mi rostro o mi urgencia evidente pero ya no dijo nada. James no sólo era el seguridad de la empresa, sino era uno de los pocos amigos que tenía, en él podía confiar mi vida.
Entré a la oficina de Renata donde se encontraban ya todos mis compañeros diseñadores, todos voltearon pero nadie dijo nada, Renata siguió dando las indicaciones, el gran día estaba cerca y sabía que nada ni nadie podía arruinar eso. Esta oportunidad que nos estaba dando la jefa no la iba a desaprovechar, era por todo lo que había trabajado y lo único que me quedaba además de Charlie, mi sueño de niña.
– Como decía –continuó Renata con una mirada de reprenda hacia mi–. Todos tienen designaciones para el dia de la presentación, no quiero errores, se juegan su puesto y ahora todos fuera, Bella te quedas
Esperé a que todos los presentes salieran y caminando de forma lenta como si de mi sentencia se tratase, me acerqué a mi jefa
– Renata, yo quería disculparme…
Levantó la mano cortando mis disculpas, conocía a mi jefa y sabía que mi llegada tarde no la dejaría pasar pero por el momento tenía otras prioridades
–Ahora no, por el momento quiero saber si estas comprometida con esto Bella, todos estamos dando nuestro esfuerzo y el tiempo que no tenemos en llevar esto a cabo mientras otros se van de copas –sentenció–. Necesito que mi mejor diseñadora no solo prepare el show sino que se comprometa conmigo en un proyecto específico, ¿cuento contigo o llamo a Victoria, Bella?
– ¡Por supuesto que no! –aseguré de la forma más ferviente que podía expresar–. Puedes contar conmigo, no es necesario llamar a nadie más y lo de Dimitri no fue nada, solo tomamos unas copas y volvimos cada uno a su casa
Nunca había permitido que mi vida privada interfiriera en mi trabajo, desde que decidí mudarme a Nueva York supe que mi prioridad número uno sería mi trabajo. Yo no sería Renee, ella se encargó de hacerme saber desde que era una niña que si no quería terminar como ella debía intentar cumplir mis sueños. Mi madre no era mala, simplemente no quería ser madre, se embarazó y para cubrir "apariencias" tuvo que casarse con mi padre, ella decía que si hubiese terminado la Universidad ahora estaría trabajando en una farmacéutica como siempre soñó. En lugar de eso, terminó con preeclampsia, pariendo a una bebé a las 33 semanas de gestación que fue ingresada en una incubadora, ella tuvo amenaza de infarto y terminó con presión alta. La vida de Renee cambió desde entonces, mientras sus amigas se graduaron y presumen sus logros, ella olía a leche materna, cuidaba a una bebé que fue delicada de su salud y su aspecto lucía desmejorado. Se casó con Charlie y a pesar de que si lo amaba, cada día se sentía más frustrada siendo solo la esposa de un policía y madre de una pequeña de aspecto frágil y que recibe chequeos médicos cada mes. Su vida se estancó, sus sueños se esfumaron y con sus conocimientos farmacéuticos comenzó a preparar cocteles que la mantenían funcionando, en sus momentos de lucidez me aconsejaba no seguir sus pasos, no dejar que nadie me obligara a estancarme, me motivaba a luchar por mis metas y objetivos, decía que yo sería lo que ella nunca pudo ser…una .mujer exitosa y en su honor, lo conseguiría.
– Hay una chica, una admiradora de mi trabajo que me ha pedido un favor especial –Renata estaba hablando de forma pausada–. Quiere que le confeccionamos su vestido de novia, la boda será dentro de dos semanas y te quiero a ti diseñandolo.
– Tu mejor que nadie sabes que ahora todo nuestro esfuerzo está en el día de la presentación Renata, ¡de donde sacaré tiempo para hacerlo sin descuidar los demás diseños?–argumenté. Para nadie era desconocido mi intención de ganarme el puesto de directora creativa y un descuido en los diseños que había preparado tambaleaba mis aspiraciones, no podía aceptar. Lo que nunca dije fue mi apatía a todo lo que significaba boda, matrimonio y compromiso, ese tema estaba vetado de mi vida, no quería saber nada de eso, jamás lo visualizaba en mi vida y me negaba a hacerlo en alguien más pero ya había sacrificado mucho para tirar todo por la borda en estos momentos, ahora solo buscaba ser feliz o lograr tener una vida tranquila y satisfactoria.
– Solo piénsalo Bella, ¿si? No quisiera darle esa oportunidad a otro diseñador si resultas ser tú la próxima segunda al mando de esta compañía. Recuerda que siempre has dicho que no hay nada más importante que este trabajo para ti, dejaste todo por ganarte esto, Bella. No lo heches a perder ahora –con la palma de su mano en mi mejilla y esa última frase salió de la oficina dejándome sola con mis pensamientos y remordimientos.
Luego de una intensa jornada laboral en la que tuve que gritarle a una chica por haberme cocido mal la parte inferior de un vestido, discuti con un proveedor porque aún no entregaban el faltante de tela dorada que mandé a traer de Israel y la mirada acusadora de James me estuvo causando estragos durante todo el dia.
Volví a mi departamento. Y sí, era cierto lo que decía Renata, había consagrado mi vida al aspecto laboral, no tenia amigos, no tenía vida social, no novios, no compromisos más allá de una noche de sexo casual en donde un cuerpo sin rostro ni nombre me hacía sentir querida, pero nunca como él, durante cinco años de mi vida en esta ciudad nunca había pensado tanto en él, quizá el hecho de estar a pocas semanas de conseguir la meta que me tracé, me hacían sentir culpable, preguntarme el "que hubiese pasado si…", a lo mejor sería feliz, a lo mejor sería una desgraciada como lo fue mi madre durante su vida, de lo que sí estaba segura es que no quería repetir un patrón.
¿Por qué debía sacrificar mis ilusiones? ¿Debía condenarse a ser una simple ama de casa? No, por supuesto que no. Yo había nacido para cumplir un propósito, no defraudará mi madre como se lo prometí antes de despedirme de ella en esa clínica de rehabilitación, no me defraudaría a mi misma, pero ¿por qué sentía ese vacío en el pecho?
Agarré la botella de vodka que había dejado en la isla de la cocina, esta noche tomaría un solo trago, brindaría por mi, por lo que soy, por lo que fui pero también por lo que lograría.
.
.
.
Estaba acostada en el pasto con los ojos cerrados sintiendo una caricia en mi mejilla izquierda, era como el toque de una pluma. Decidí abrir mis ojos con la pereza que albergaba mi ser. Vi los ojos verdes más hermosos que mis ojos habían visto, su mirada era dulce, encantadora. Los rayos tenues del sol reflejaban destellos cobrizos en su melena alborotada. Su sonrisa era lo más sexy que podía existir y era mío, mi novio
– Despierta ya amor –dijo con voz suavemente y acercándose a mis labios para plantarme un beso, le correspondi con gusto, ambos estábamos completamente desnudos despues de hacer el amor sobre el pasto enmedio del bosque.
– Te amo Edward –le dije tomando sus mejillas en mis manos, solíamos escaparnos y venir aquí, a nuestro lugar pero últimamente estamos teniendo pequeñas discusiones sobre nuestro futuro, estamos en páginas diferentes pero aunque no llegáramos a un punto en común quería que tuviera claro que mi amor por él era real–. Ya no discutamos más amor, aunque debo reconocer que las reconciliaciones si me gustan
Edward se carcajeó estando de acuerdo conmigo, su risa estridente causó vibraciones en mi piel por lo que ya estaba lista para otra ronda
– Hazme el amor, cariño –supliqué dándole besos en su mandíbula mientras el me tomaba de las caderas y subía una pierna sobre las suyas, Edward era un chico apasionado, él fue mi primera vez en todo, era lo que cualquier chica podría querer, simpatico, detallista, amoroso, caballeroso y muy caliente.
– Espera Bella –dijo sujetándome la cadera– no quiero dejar el tema, quiero que vengas conmigo a Connecticut.
– No Edward, por favor no amor, no quiero discutir más eso –insistí abrazándolo por el cuello.
Edward había sido aceptado en Yale, sus aspiraciones era convertirse en abogado mientras que yo no tenía más respuesta que de una universidad local, Edward me ofrecía mudarme con él y con el tiempo conseguir un lugar para estudiar diseño por mi cuenta, en lugar de quedarme atrás. Edward creía que la convivencia con Renee no era sana pues ella me transmitía todas sus frustraciones y yo consideraba que no, lo único que intentaba era ser diferente y demostrarle a mi madre que valió la pena haberse quedado conmigo cuando decidió no abortar
– Haré lo que tenga que hacer para que tú también salgas de aquí Bella, te quiero volando junto conmigo, mi mariposa –sentenció dándome un beso que me llegó al alma. Se que las intenciones de él siempre serían las mejores, Edward además de mi pareja, era mi amigo, mi confidente. Sabía mis sueños pero también mis miedos. Decía que yo me veía como una oruga tratando de escapar del pesado caparazón que simbolizaba Renne, en cambio, él me veía como una preciosa mariposa que ya volaba con la imaginación.
Nuestros besos se hicieron más apasionados, su cuerpo decía cuánto me amaba, me derretía en sus brazos, su amor y su calor inundaba mis sentidos y rogaba al cielo que esta sensación de plenitud por tenerlo a mi lado no me faltara nunca
― Dime amor, ¿me deseas? ―Preguntó bajando a mi cuello para dibujar pequeños círculos con su lengua traviesa.
Edward sabía como enloquecerme, en el tiempo de nuestra relación había aprendido a conocerme tan bien.
― Tienes que decirlo con palabras, cariño –insistió.
Mirando fijamente al chico que me robaba el aliento no tuve más opción que decir lo que mi cuerpo anhelaba
― Si, te deseo, Edward. Ahora mismo.
Sonrió ante mi respuesta y con lentitud sus manos viajaron a mis rodillas y comenzaron a subir por mis piernas.
― Apresúrate amor– supliqué con voz anhelante
Un gruñido brotó desde la garganta. Tomó mi cara entre sus amplias manos y me besó ferozmente, mordiendo y succionando mi labio inferior. Casi no podía llevarle el ritmo. Estaba siendo apasionado, sensual. Malditamente sexy. Uno de sus dedos me penetró sin aviso. Mi espalda se arqueó ante tan deliciosa intrusión y siseó de placer.
― Tan mojada como siempre, amor.
Alcé mis caderas para hacer más fricción acompañando sus embestidas, su aroma era embriagador y sus caricias nublaban mi mente. Todo lo que me hacía me volvía loca y me llevaba al paraíso. Sin más espera Edward se colocó un preservativo hundiéndose en mí de golpe.
De pronto todo el aire se había esfumado de mis pulmones. Un grito salió de mis labios y con mis piernas abracé su cintura mientras Edward comenzaba a mover sus caderas. Con movimientos suaves marcó el ritmo de sus embestidas llevándome al paraíso. Un torrente de emociones vibraba dentro de mi.
Edward comenzó a acelerar sus movimientos mientras yo me retorcia de placer. Estaba por llegar al nirvana, al éxtasis que solo él lograba llevarme. De pronto mi cuerpo estalló en éxtasis con una potencia brutal, haciéndome gritar y lloriquear el nombre de Edward. Una serie de espasmos musculares acompañaron mi clímax, alargando cada vez más. La lengua de Edward estaba invadiendo mi boca como si la vida dependiera de ello. El vaivén de sus caderas ya llevaban un ritmo casi furioso. Un gemido ronco abandonó su garganta e hizo que todo mi cuerpo vibrara. Con un último movimiento Edward alcanzó su clímax y se quedó quieto.
.
.
.
Desperté sudando, otra vez el mismo sueño me perseguía, reconocía que fui feliz en el tiempo que duramos juntos pero ahora mi vida era distinta y no me arrepentía de mis decisiones.
A la mañana siguiente regresé a la oficina, afortunadamente los contratiempos de ayer habían sido solucionados y todo parecía marchar a la perfección, al menos me lo parecía hasta que entró Dimitri
– Hola guapa –saludó sin detenerse y caminó hasta mí, sin pensarlo me levanto de la cintura para darme un beso pero fui mas rapida al voltear el rostro. ¿Qué sucedió con ese cretino?
– ¿Qué sucede contigo –reclamé empujandolo por el pecho.
– Vengo a terminar lo que déjanos pendiente anoche –insistió tratando de besarme el cuello.
Solté una carcajada alejándome de él.
– No te confundas conmigo, cariño. No dejo nada pendiente, nunca. No soy una mujer que le guste el amor romántico y si algún día lo busco no será contigo –caminé hasta la puerta dejando a un Dimitri confundido.
– Pero Bella, creí que ayer comenzaba algo entre tú y yo.
– ¡Lo siento si pensaste eso! –exclamé sin voltear– no me interesa ese tipo de relaciones, Dimitri. Contigo ni con nadie, esa etapa de mi vida está muerta y enterrada –diciendo la última frase salí para el taller haciendo nota mental de no volver a tener citas con ningún compañero de trabajo.
Cuando regresé esa noche a mi departamento la caja que había sido enviada por Charlie estaba a un costado de mi puerta. Sin más demoras me despoje de lo que traía encima y me senté en el piso dispuesta a ver si se trataba de una bomba o una estúpida broma de alguien que me odia. Con los dedos temblorosos agarré una tijera de un cajón de la cocina y procedí a abrir el misterioso paquete. Al abrirlo me di cuenta que era más papel para empacar el que venía en su interior pero una punzada de dolor atravesó mi pecho, aun sin ver la fotografía sabía lo que vería al darle vuelta al portarretrato, era una fotografía mía y de Edward en un día soleado los dos comiendo helado en el parque. Mis ojos comenzaron a arder por las lágrimas contenidas, pero había más. Al sacar la fotografía vi en el fondo una bufanda que yo misma le había cocido justo como me enseñó la abuela. Junto a la bufanda venían unos CDs que Edward grabó con las melodías que compuso para mí, ¡Dios! tantos recuerdos, tanta historia en estos objetos que tenía en mis manos, me dolía el pecho y mis ojos se nublaron por las lágrimas pero aún faltaba la estocada final, una cajita de terciopelo en la que sabía muy bien lo que vendría…mi anillo de compromiso, ese anillo que yo le rechacé dejándolo en ridículo frente a nuestras familias y amigos.
.
.
.
Estábamos en la fiesta de graduación que los Cullen habían preparado para Edward. Habíamos discutido el día anterior pero aun así acudí a la fiesta para hacer las paces. El jardín estaba perfectamente iluminado por pequeñas luces amarillas, las mesas estaban dispuestas de forma circular dejando en el centro una pérgola adornada con pequeñas enredaderas y luces que le daban un aspecto romántico. Edward se había acercado a mi cuando me vio entrar, no había rastros de enojo en sus facciones pero si mucho nerviosismo, que atribui a nuestra discusión anterior
– Ven conmigo –dijo Edward llevándome al centro de la pérola.
Fui con él, dispuesta a dejar nuestras discusiones atrás, el pronto se iría a la universidad y no quería que se fuera molesto conmigo. Caminamos de la mano y al llegar al centro me abrazó, sabía que esta era el inicio de nuestra despedida y ni estaba equivocada.
Mi corazón se detuvo justo en el momento en el que Edward puso una rodilla en el piso y sacando una pequeña caja de terciopelo hizo la pregunta que nunca esperé
– ¿Quieres casarte conmigo, amor? –dijo con evidente nerviosismo.
– Edward, ¿qué haces? –pregunté con angustia.
– No me has dejado otra opción, Bella –su voz era suplicante– si no hago esto voy a perderte, vente conmigo, Bella. Se mi esposa.
Y ahí estaba lo que tanto temía, yo no quería ser la esposa de alguien como lo fue Renee, quería tener una carrera y vida propia, quería ser independiente y es lo que tantas veces le había explicado a Edward y no me comprendía. Lo amaba, pero no quería casarme con él solo para escapar de Forks, quería hacerlo de su mano sí pero en igualdad de condiciones y era obvio que mientras él seria un hombre exitoso, yo me convertiría en una sombra que pronto iba a desechar por no tener nada que ofrecer.
Con ese pensamiento nublando mi raciocinio salí corriendo de la casa de los Cullen, dejando dos corazones rotos en el proceso.
.
.
.
Lloré, amargamente lloré porque no era esa mi intención, nunca quise hacerle daño, yo tambien sufri, era él lo que mas amaba pero no me hizo caso al suplicarle que me dejara ir a forjar mi camino, le aclaré que nuestra relación no tenía que acabar porque estuviéramos en estados distintos, no me creyó, no confio en mi palabra y en su desesperación por hacerme ir con él tuvo la idea de proponerme matrimonio y aunque sé cuánto nos amábamos, también sabía que eso no era suficiente para tener un matrimonio feliz, lo vi en mis padres y no quería repetir ese patrón pero no sabía cómo hacérselo entender a él. Él amor no sería suficiente si alguno de los dos vivía frustrado con la vida que tenía, traté de hacérselo saber pero no me escuchaba, él tenía miedo de perderme pero yo también temía no ser suficiente para él.
.
.
.
Luego de irme a Nueva York, mi vida cambió, fue difícil adaptarme a mi nueva vida, encontrar donde vivir, un trabajo que me permitiera cubrir mis gastos y al mismo tiempo estudiar fue más complicado de lo que creía. Me di por vencida, me di cuenta que el sacrificio que había hecho no valía la pena, fue así como tres meses viviendo en la gran manzana fueron suficientes para saber que no era eso lo que quería, tomé mis pocas pertenencias y regrese a Forks, no sé lo dije a nadie, iba decidida a disculparme con Edward, con su familia y con todo el pueblo si era necesario, si me amaba podría convencerlo de retomar lo que teníamos, era la culpable de todo y lo resarciría. Tomé un taxi hasta la casa de Edward, ya no me quedaba nada, solo él. Sentía que había perdido todo lo que me ilusionaba incluyéndolo a él. Cuando el taxi se estacionó frente a su puerta lo vi salir, la alegría inundó mi pecho pero al mismo tiempo rompió mi corazón, Edward no iba solo, su semblante era distinto, se miraba cabizbajo pero eso no fue lo que captó mi atención sino la rubia que feliz colgaba de su brazo…Tanya Denali, la mononeurona que siempre quiso meterse en su cama y era evidente que ahora lo había conseguido
Volví a mi casa, con mis maletas llenas y el corazon vacío, ahora si no me quedaba nada, había perdido todo por querer conseguirlo todo, era una idiota y ahora me daba cuenta de mis errores. Renee se encontraba sola en casa, lúcida o no, quien sabe, mi madre era ahora un espejismo de lo que fue. Cuando iba subiendo las escaleras habló
– Regresas y ni siquiera saludas a tu madre.
– Lo siento mamá, no sabía que estabas…lúcida –quise disculparme.
– Desde que te fuiste no he vuelto a consumir nada, Bella –ahí me di cuenta que también mi madre había sufrido con mis decisiones y eso me hizo sentir peor.
– Mamá… –exclamé y fui corriendo hacia ella, me senté en el piso y puse mi cabeza en su regazo donde lloré, lo hice con el corazón roto, sabiendo que no me quedaba nada, era como una mariposa con las alas rotas, le conté todo, lo de mi vida en Nueva York y también que había ido a buscar a Edward
–Ya lo sabes, ¿no? –me preguntó mientras acariciaba mi cabello–. Desde hace un par de semanas se rumorea que Tanya está embarazada –sentí como si un puñal atravesará mi pecho, ojalá así hubiera sido para acabar con mi dolor
– Sabes Bella, a veces perderlo todo es lo que necesitas para abrir los ojos, yo te perdí a ti y eso sirvió para hacerme entender que quería cambiar mi vida –con suavidad tomó mis mejillas levantando mi rostro cubierto de lágrimas–. No te rindas mi niña, te has convertido en una mujer fuerte a la que amo y admiro porque siempre has sido capaz de anteponerse ante las adversidades, vete Bella, ve a cumplir ese sueño que has tenido desde niña
Con esas palabras de mi madre y con el compromiso de que ambas saldríamos adelante tomé mis maletas y volví a la gran manzana, con la determinación de ser una mujer fuerte, valiente y guerrera.
.
.
.
Guardé de nuevo todo en la caja, era parte de mí pasado y ahí se quedaría, no lloraría por el agua derramada, lo hecho, hecho estaba y mi vida ahora era diferente, no era como la soñé pero no podía quejarme. Metí la caja en el fondo del armario, justo como guardé mis sentimientos hace 5 años, había salido adelante y me sentía orgullosa por ello
Al siguiente día me presenté en la oficina de forma puntual como siempre, me di cuenta que había una celebración, lo que se me hizo extraño por ser tan temprano. Al entrar a la sala de reuniones, todos corrieron a felicitarme, no entendía la algarabía pero me uní a ellos, justo en ese momento Renata se acercó dándome un fuerte abrazo
– Felicidades Bella, no solo eres la nueva directora creativa de Casa Vulturi, ahora además ¡eres socia! –exclamó con euforia. No podía creerlo, por fin lo había conseguido, todo por lo que luché ahora era una realidad. La alegría no cabía en mi pecho, sentía que no podía ser más feliz.
Lágrimas de emoción corrían por mis mejillas.
– ¡Gracias Renata! No se que decir…es todo lo que soñé y más!
– Te lo mereces, ¡disfrútalo! –la celebración duró poco pues necesitábamos seguir afinando detalles de la presentación.
Era la hora de salida y estaba dispuesta a ir a mi casa, mi día había sido demasiado bueno y las emociones me tenían exhausta cuando Renata me llamó a la sala de juntas, caminé con rapidez dispuesta a terminar con cualquier pendiente para luego ir a descansar. Al entrar, mi corazón se saltó un latido o me estaba muriendo, ya no se bien. De pie junto a Renata estaba Tanya Denali, la imbecil que siempre quiso a mi novio, la idiota que se lo habia quedado
– Bella, te presento a la señorita Denali. Ella es la chica a la que tendrás que diseñarle el vestido de novia ―comentó sonriente, Tanya también sonreía, sabía que lo había hecho a propósito, ella sabía lo que había pasado con Edward, pero inmediatamente un miedo que me congeló todo el sistema se apoderó de mí. No, no, no. Esto no podía estarme pasando a mi, sería demasiado cruel, demasiada injusta mi vida si yo tuviera que confeccionarle el vestido a la idiota que se casaría con…
– Buenas tardes –saludó una voz gruesa, esa voz que ahora se escuchaba más madura y que había amado con todo mi ser. Como un condenado a muerte me giré para comprobar si era él.
Edward Cullen, el amor de vida estaba parado justo frente a mi esperando a que le confeccionara el vestido de novia a la que sería su esposa
A veces la vida puede ser una hija de puta y destruirte cuando empiezas a volar.
Continuará….
Y bueno, díganme ¿qué les pareció? Verdad que Li tiene talento para escribir. Espero que estén entusiasmadas en leer más sobre este pequeña historia, ¿quieren más? Aún no sabemos cuántos capítulos vendrán, quizá dos más o tres, ya veremos.
Si quieres leer algo más de la autora de Li, busca en mi perfil PERFECT, esa historia también pertenece a su imaginación.
En el grupo pueden preguntar mucho más a ella*
Gracias totales por leer
