Kowareta
Aún en medio de la multitud, sus miradas se cruzaron. Fue un instante, pero bastó para grabarse en la memoria de Hashirama.
Horas antes había llegado a Uzushiogakure en compañía de algunos miembros de su propio clan, con el objetivo de cerrar la alianza con los pioneros en Fuinjutsu; todo había salido según lo planeado, no obstante, el tedio le embargaba. Por eso, en cuanto cayó la noche, se les permitió recorrer la aldea en compañía de un guía.
Caminando sobre el empedrado, entre vegetación y arquitectura añeja, la vio.
De pie en la entrada de un viejo palacete, coronada en oro y vestida en seda, aquella peliroja fijó sus ojos en él, camuflando intriga en su impasible rostro.
Y Hashirama lo supo
Era la muchacha que vio tiempo atrás cuando su tropa se encaminó en búsqueda del equipo Uzumaki, quienes en teoría entregarían a los Senjus un sello por el que habían pagado. Empero, esto nunca sucedió.
Fue un halcón el encargado de darle el mal augurio de aquella misión.
"Ayuda" se leía escrito en sangre.
Y aunque corrieron con todas sus esfuerzas entre el bosque, cargados en armas, habían llegado tarde.
Muerte
Entre cadáveres se haya una mujer. Entre cadáveres resuena un lloriqueo. Hashirama la ve en la lejanía aun vistiendo su armadura y sentada a los pies de un hombre. Tiempo después se enteraría de que era su hermano.
— Busquen sobrevivientes— ordena a su gente mientras el aroma a muerte le impregna. Frunció el ceño. ¿Hasta cuándo iban a seguir inmersos en la eterna guerra? ¿Hasta cuándo seguirán matándose unos a los otros agrandando más la brecha? Su sueño estaba cada vez más lejos de realizarse.
Hashirama desconocía que era la primera vez que Mito se descomponía en batalla. Pero no era tonto, sabía de primera mano lo que se sentía ver morir a un ser amado; sin embargo, no podían permitir que se quedara allí, por lo que pausadamente se acercó a ella hasta posar su mano sobre su hombro, y cuando levantó su rostro, leyó dolor.
Estaba rota
Tan rota la seguía viendo allí de pie a las puertas de su hogar, más adulta y vestida en fina seda y Kanzashis. La quiso saludar. Jura que lo intentó. Pero solamente se quedó de pie observándola en silencio hasta que ella asintió levemente en reconocimiento y apartó sus ojos finalmente entrando.
Ojalá mañana no le odie cuando sea elegida para ser su esposa.
Kowareta: Roto.
Esta historia que recién empiezo, se la dedico a cada una de las personas que creyó en mi. A cada una de las personas que comentaba en el pasado y que me regalaban un poco de su tiempo para leer mis breves escritos. Especialmente lo hago con Kusabana Yoru, quien hace años cuando yo aún estaba en el colegio, leyó un escrito sobre Kushina, el cual ya no existe, y por medio del cual me enseñó diversas formas de redactar ideas.
A SophieNara, quien con sus comentarios me animó mucho en el Honor de Proteger y en Adiós Uzugakure. Por enseñarme a confiar en mi y no desistir de mis ideas.
A Karinits-san, por ser una chica muy buena onda, por apoyar a cada una de las personas que se introducen en este mundo y las motivas con tus bellos comentarios.
A Valeria Penhallow, porque hace mucho mucho tiempo también hablaba contigo jaja y tu escritura me fascinaba; era divertido hablar contigo cuando estaba en clases de la universidad.
Y por último, a BySaira, pues también hace tiempo estuviste allí leyéndome y apoyándome. Eras un tremendo motor motivacional.
Estas dedicatorias también la dejaré en la versión publicada en Fanfiction, pues fue allí donde todo empezó.
Con el retorno, llega la promesa de reanudar El Honor de Proteger, y de experimentar mayor grado de creatividad con las parejas que significaron mucho para mi. Esta historia en especifico desarrollará breves relatos inspirados en la Era Sengoku, imaginando así distintos momentos entre Hashirama y Mito.
