Gorila
Parte dos
Ser compañera del piso de la persona que te gustaba era… complicado.
Kohaku llevaba ya casi un año viviendo bajo el mismo techo que Senku, su amor secreto desde la infancia… Claro que vivían con su hermana Ruri, su prima Nikki y el idiota de Chrome, pero aun así era complicado.
Más por la tonta apuesta que Kohaku tontamente hizo con el tonto de Chrome…
Debía dejar de aceptar cada reto o apuesta tan impulsivamente… en especial todo lo que tuviera que ver con Senku, porque su situación de por sí ya era demasiado incomoda desde lo que entre sus familias llamaban "la bromita", haciendo referencia claro a cuando Kohaku y Chrome fingieron un beso y les arrancaron reacciones muy celosas a Senku y Ruri (para sorpresa de todos).
Kohaku no sabía si eso de "la bromita" fue una bendición o una maldición, porque aunque era un alivio saber que el hombre que amaba le correspondía, todo se volvió incómodo entre ellos, y si antes habían tenido una relación complicada y distante (cosa que comenzó cuando crecieron, porque de niños solían llevarse de maravilla) ahora era peor todavía.
Y lo peor era que… a pesar de la seriedad de la situación, Kohaku aún estaba decidida a ganarle la maldita tonta apuesta al maldito tonto de Chrome.
La apuesta… de la cual resultaría ganador el que hiciera que su enamorado se convirtiera en su pareja antes de que acabara el año universitario para los cuatro.
Sin embargo, el bastardo de Chrome iba muchos pasos por delante de ella, porque él y su hermana se seguían llevando bien, se hablaban todos los días, intercambiaban sonrisas, sonrojos, pasaban tiempo a solas… básicamente la única razón por la cual no eran novios era porque Chrome era un maldito idiota demasiado ocupado con sus piedras brillantes, pero sabía que él también tenía en mente la apuesta.
Ella, por otro lado… no sabía cómo acercarse a Senku.
A veces se preguntaba si ese día, ese incidente de "la bromita" y esas palabras que él le dijo sucedieron de verdad o solo lo soñó todo…
"Nadie toca lo que es mío", había dicho él, y a veces sonaba tan irreal en su mente…
—Ja, suena más irreal que nunca cuando recuerdo lo que hizo antes… —dijo para sí misma.
La universidad había organizado un baile de San Valentín el domingo trece de febrero, tal vez con la esperanza de que la gente no faltara mucho el lunes catorce, porque algunas carreras seguían en épocas de exámenes finales.
Kohaku ya había pasado sus exámenes finales, así que ya estaba de vacaciones y esperando por el próximo año escolar, y había pasado toda la mañana del domingo trece haciendo chocolate para Senku, para dárselos el catorce y… tal vez por fin pedirle que sea su novio.
Sin embargo…
En el baile, cuando Kohaku se presentó con un vestido rosa corto y ceñido, muchos hombres comenzaron a mirarla, y Chrome, al ver el gesto agrío de Senku, hizo un comentario acerca del incidente de "la bromita"… delante de todo el maldito mundo.
Y Senku, cuya reputación era la de un hombre frío, lógico y calculador, de repente tuvo a todos mirándolo boquiabiertos.
—¿En serio le gusta alguien como Kohaku?... —preguntó una de sus compañeras de esas clases super avanzadas de ciencias, una llamada Maiko, incredulidad evidente en su voz.
—Bueno, tiene sentido, normalmente da miedo, pero hoy está hermosa… —dijo un chico.
—Sí, ¿Senku-kun le dice leona, no? Le queda, es como una leona seductora… —dijo otro.
Senku arrugó el gesto completamente.
—Yo nunca dije que me gustara esa gorila.
Kohaku se congeló.
—Ah, debimos suponer que Chrome exageraba… —dijo una chica.
—Claro, Senku no tiene tan mal gusto —comentó Maiko, riendo con malicia.
Senku no dijo nada, su mirada fija en Kohaku, que lo miraba con los ojos muy abiertos, incapaz de reaccionar. Sin embargo, cuando por fin reaccionó, rápidamente se alejó al otro lado del salón, bebiendo ponche por un rato antes de irse de regreso al departamento.
No había vuelto a cruzarlo, mirarlo ni hablar con él desde entonces, estuvo encerrada en su habitación, con su mini-refrigerador lleno del chocolate que había preparado para ese bastardo que la llamó gorila y negó quererla delante de todo el maldito mundo.
"Él nunca me había llamado así directamente…", pensó con tristeza.
Solo decía cosas como que su equipo de kendo estaba formado por gorilas, incluyéndola, claro, o decía que era tan fuerte como los gorilas de Taiju y Tsukasa, pero nunca le dijo gorila solo a ella directamente, y prácticamente en su cara.
Y lo dijo a sabiendas de lo mucho que la molestaba…
—Eres escoria, Ishigami Senku… —murmuró rencorosamente, pero una parte de ella también estaba preocupada.
Senku toda la vida fue sincero y directo, no solía decir mentiras a menos que fuera para obtener fondos para algún experimento científico o algo así, entonces, si dijo que ella no le gustaba… ¿era cierto?
—No creo que no le gustes, Kohaku —dijo Ruri en esa mañana de catorce de febrero mientras desayunaban juntas con Nikki también—. Quizás solo lo dijo para no quedar mal con sus compañeros.
—No, a Senku no le interesa lo que piensen los demás. —Bufó.
—¿Quizás se avergonzó? —propuso Nikki, sin mucho interés.
—Ja, menos aún, ese bastardo no tiene vergüenza alguna. —Alzó la barbilla—. Debería arrojarle los chocolates que le hice a la cara… Aunque perdería la apuesta… —Miró preocupada a Ruri—. Chrome por fin te invitó a cenar esta noche ¿no?
Ella ya sabía de la apuesta, Kohaku no podía contenerse de guardarle secretos, pero Ruri le prometió que esperaría a que Chrome quisiera dar el paso de comenzar una relación, sobre todo porque todos estaban bastante ocupados con sus respectivas carreras.
—Sí… —Ruri sonrió con un pequeño sonrojo en el rostro—. No sé si se me confiese y me pida ser su novia, sin embargo.
—Yo si creo que lo hará —argumentó Nikki—. Ha estado demasiado raro últimamente.
Kohaku gruñó, enterrando el rostro en sus manos.
—Deberías declararte, he visto como Senku te mira —dijo Nikki—. Mira, a mí el chico que me gusta me invitó a ver repeticiones de los conciertos de Lillian en el bar de su padre con otros compañeros de clases, así que estaré fuera hasta tarde, ¿por qué no haces la cena para Senku y te confiesas?
—Es buena idea, puedes tomar de excusa lo que dijo para preguntarle lo que siente. —Ruri sonrió emocionada—. Cuando te diga que sí te quiere, le pides ser novios.
—Ja, parece que le tienes demasiada confianza a ese bastardo. —Bufó.
—No a él, pero confió en que nadie te dejaría ir, y creo que si es tan inteligente como dice entonces se dará cuenta que sería muy estúpido perderte —dijo con seriedad, antes de sonreír ante el rostro pasmado de Kohaku—. Confía en ti, si quieres decirle lo que sientes, entonces hazlo, pase lo que pase estaremos contigo —aseguró, y Nikki asintió.
—No merece que le hagas una cena y le des chocolates luego de lo que hizo, pero no niego que es una buena oportunidad para que te declares.
—B-bueno, supongo… ¡Ja, y si él acepta solo debo fijarme la hora, luego Ruri puede decirme la hora en la que Chrome se le declaró, y veremos quién ganó la apuesta! —Apretó un puño con una mirada decidida.
Ruri y Nikki sonrieron con gotitas en sus frentes, resignadas a su actitud competitiva.
Luego del almuerzo, ellas decidieron ir de compras y a un salón de belleza para prepararse para sus citas de esta noche, mientras que Kohaku, que no le interesaba mucho verse bien para la escoria de Senku, decidió que prepararía todo en el departamento, ya que como Senku y Chrome tenían clases no estaban, y Chrome iría directo de la universidad a encontrarse con Ruri en el restaurante, así que no habría problema.
Sin embargo, mientras preparaba un ramen elaborado para ese idiota, empezó a sentirse deprimida, porque él la había hecho enfadar, había negado que le gustaba y la insultó llamándola de esa forma frente a todos.
No obstante, más que deprimida estaba enfadada, porque llevaba casi un año esperando a ver si él decía algo, lo que sea, para demostrarle lo que sentía otra vez, porque lo que había dicho antes, el estúpido "nadie toca lo que es mío" ya estaba comenzando a desdibujarse en su memoria, hasta empezaba a pensar que fue su imaginación o que de alguna forma lo escuchó mal, y ahora…
Él la había negado frente a todos… y había usado esa maldita palabra… ¡la llamó gorila, lo que más odiaba!
—Debería ponerle veneno para ratas al maldito ramen —masculló con acidez, pero continuó cocinando, aún con la duda de si debería confesarse o mandarlo al diablo.
Cuando se hizo más tarde, Nikki y Ruri llegaron solo a cambiarse y darse los últimos retoques, le desearon suerte y se marcharon.
El ramen ya casi estaba hecho, estaría listo justo a tiempo para la hora a la que Senku solía llegar, y Kohaku de pasó fue a sacar el chocolate de su mini refrigerador, pensando recibirlo con eso… o quizás sería mejor recibirlo con un golpe.
Su mente se debatía entre matarlo o besarlo apenas lo viera, e incluso cuando escuchó la puerta abrirse mientras servía un bol de ramen aún estaba con ese debate interno resonando fuertemente en su mente.
Senku se adentró directamente en la cocina, seguramente guiado por el aroma.
—¿Oh? ¿Ramen para cenar? —Se escuchaba contento, y de alguna forma eso fue lo que terminó de hacerla estallar.
Sonrió dulcemente, dejó el bol que tenía en la mano, tomó una cuchara y probó el primer bol de ramen que sirvió, asintiendo felizmente al ver que no estaba tan caliente, luego tomó un chocolate y lo metió en el plato de ramen.
—¿Eh? ¿Qué demonios haces? —preguntó Senku, un segundo antes de que Kohaku le estrellara el bol de ramen en toda su cara, dejándole el tazón de sombrero.
Él la miró estupefacto, boquiabierto, y ella finalmente empezó a gritar:
—¡Eso fue por decirme gorila, bastardo!
La ceja de Senku comenzó a temblar descontroladamente.
—Bien, puedo entender el plato de ramen caliente a la cara por eso, pero ¿por qué demonios el maldito chocolate?
Ella apartó la mirada, ceñuda.
—No está tan caliente… y el chocolate fue por negarme frente a todos… —Lo miró fijamente a los ojos—. Hace casi un año, me diste a entender que te gustaba, pero ayer retrocediste como el cobarde que nunca pensé que eras… Entonces no entiendo, ¿qué sientes realmente por mí? Si lo de hace un año fue por un capricho, entonces solo dímelo. —Apartó la mirada.
Todo se quedó en silencio por un largo, largo rato.
Finalmente, Senku tomó aire, fue al lavado a lavarse la cara y quitarse el fideo del cabello, y tomó una toalla para secarse, todo en silencio y bajo la atenta mirada de Kohaku, antes de por fin voltear a verla con seriedad.
—Lo de hace casi un año fue por celos, como es evidente —confesó.
Ella lo miró un poco confundida, sin estar segura de si eso significaba que sentía algo o no.
—¿C-celos de que sí te gusto o celos como de a-amigo o hermano o…?
Él rodó los ojos.
—Eso fue por celos, y lo de ayer también… Todos te estaban mirando. —Arrugó el gesto—. Miran lo que es mío, y te dijeron leona como solo yo te digo… Así que te dije gorila para intentar que no vuelvan a decirte leona, porque eres mi leona, de nadie más.
Ella lo miró en silencio, perpleja y boquiabierta, y todavía sin estar cien por ciento segura.
—Pero… dijiste que no te gusto…
—No es cierto. —Rascó su oído con el meñique, apartando la mirada—. Dije que yo nunca dije que me gustaras, y es cierto, nunca lo dije… porque estaba esperando para decírtelo directamente a ti… obviamente no se lo iba a decir a toda la universidad. —Bufó, antes de sonreír ladinamente ante el profundo sonrojo invadiendo su rostro—. Pero ya que estamos aquí, allá va: me gustas, leona.
Kohaku se quedó inmóvil por un momento, antes de saltarle encima y besarlo desesperadamente.
Senku la tomó de la cintura rápidamente y le correspondió con entusiasmo, pegándola contra su cuerpo, pasando una de sus manos a su muslo rápidamente, por lo que Kohaku se apartó y lo miró con una ceja en alto.
—¿No vas muy rápido, pervertido?
—¿Oh, no eres tú la señorita a la que le encanta ir rápido? —Sonrió descaradamente.
Kohaku lo miró divertida, antes de volver a besarlo con el mismo entusiasmo, llevando una mano a desabrochar su camisa para demostrarle que no tenía ni el más mínimo problema en ir rápido, a lo que él rio contra sus labios y llevó ambas manos directamente a su trasero.
Ella le abrió la camisa mientras él bajaba a besar su cuello. Él lamió suavemente su cuello, antes de empezar a dar ligeros chupones que la hicieron gemir y abrazarse a su nuca y cabello, rascando suavemente su cuero cabelludo.
Ambos retrocedieron torpemente y, de repente, tropezaron con los restos del ramen derramado, cayendo hacia atrás en la alfombra del pasillo, con Senku sobre Kohaku.
Se miraron fijamente, jadeando, antes de reanudar un beso abrasador, lengua con lengua.
Ella le quitó la camisa del todo y comenzó a recorrer su pecho y espalda con sus manos, a veces rascando suavemente con sus uñas cuando sus manos en su cintura iban muy arriba o muy abajo, gimiendo contra su boca, hasta que él de la nada gruñó, llevó una mano a su muslo, debajo de su falda, y comenzó a enloquecerla con lentas caricias circulares en esa área tan sensible, cerca de su entrepierna.
Pronto, él rompió el beso y se arrodilló, comenzando a quitarle la falda sin más preámbulo.
Kohaku se sonrojó profundamente cuando Senku alzó ambas cejas al ver su ropa interior llena de caritas de gatitos.
—Y luego dices que no te gustan los felinos… —Sonrió divertido, jugando con un moño en el costado de su ropa interior.
—¡N-no tenía idea de que íbamos a terminar así! ¡Y u-un gato no es lo mismo que un león, es una bestia salvaje!
—Oh, pero a mí me encanta mi leona salvaje… —Volvió a inclinarse sobre su cuerpo, dándole un beso profundo que la dejó jadeando, antes de comenzar a bajar por su cuello y llegar a besar y lamer su escote, bajando un poco su blusa—. Sin embargo, tampoco tenía idea de que esto pudiera pasar, así que, como no tenemos protección, tendrás que conformarte con esto. —Dicho eso, llevó sus dedos directo bajó su ropa interior y comenzó a frotar su punto más sensible.
Kohaku casi grita, pero él cubrió su boca.
—Shh… Tenemos vecinos… —Rio maliciosamente, antes de tomar su mano y guiarla a sus pantalones—. Y no creas que disfrutarás sin hacer nada, ponte a trabajar, leona.
Ella rio un poco.
—Por eso siempre dije que eres un explotador —Llevó su mano a desabrochar sus jeans y sin perder tiempo introdujo la mano bajo su boxer y encontró su erección—, pero me encanta ayudarte en cada proyecto que haces… —Comenzó a frotarlo, aún jadeando por la fricción que él hacía en su punto sensible.
Las respiraciones de ambos se descontrolaron, y Senku pronto volvió a besarla para que no gritara, aún jugando con ella con sus dedos, llevando luego su otra mano a subirle la blusa, bajar su sujetador y jugar con sus pezones endurecidos, mientras ella recorría su espalda y su nuca con su otra mano. Y fue solo cuestión de tiempo para que ambos, que llevaban años y años acumulando deseo por el otro, estallaran inevitablemente en la mano del otro.
Sin embargo, mientras sus respiraciones se normalizaban y se miraban a los ojos fijamente, ambos se dieron cuenta de que no sería suficiente.
No dijeron nada, Senku la tomó de la mano y la llevó a su habitación, dejando el resto del ramen y el chocolate abandonados en la cocina, aparte del desastre en el piso.
Fue horas después que Senku, totalmente cansado pero satisfecho, se decidió a salir a limpiar antes de que los demás volvieran, sobre todo porque sabía que Nikki tenía la misión de informar a Kokuyo si hacía algo indebido con Kohaku, y no quería morir tan joven, aunque sabía que Nikki consentía a Kohaku en muchas cosas, mejor no arriesgarse.
Kohaku salió bostezando y ya bañada y vestida poco después, mirando a la olla de ramen ya frío.
—¿Quieres que lo caliente? Tengo hambre.
—Je, muero de sueño, pero ramen es lo único que cocinas bien, así que no lo desaprovecharé.
—¡Oye, el chocolate también me salió bien!
—Bueno, lo comprobaré. —Tomó una de las barras que quedaron en la encimera, le quitó el plástico y mordió—. Mmm, nada mal, leona. Aunque no soy tan fan del chocolate para comerme todo el que preparaste… —murmuró al ver varias barras allí.
—Oh, bien, pues le daré a Chrome y a mis amigos de la universidad y… —Se calló cuando de repente Senku tomó todas las barras y empezó a llevarlas a su cuarto—. ¡O-oye! ¿Qué haces?
—Cambié de opinión, son mías, yo las comeré —murmuró secamente.
Kohaku lo miró incrédula, antes de reír y poner el ramen a calentar.
Miró al reloj y jadeó.
—¡Oh, Senku! ¿A qué hora te me declaraste? ¿O a qué hora nos besamos? Eso cuenta como volvernos novios, ¿no?
—¿Lo dices por tu estúpida apuesta con Chrome? —Volvió a su lado con una ceja en alto.
—¿L-lo sabías?...
—Chrome no sabe mantener la boca cerrada. —Rio entre dientes.
Kohaku no dijo nada ya que, de hecho, ella también se lo dijo a sus amigas.
—¿Pero si sabes la hora? Bueno, debes saberla, tú siempre sabes la hora. —Rio nerviosa.
—De hecho, por una vez mi mente se puso totalmente en blanco, eso es diez billones por ciento tu culpa, así que lo siento, pero no tengo idea de que hora era.
Kohaku hizo pucheros, aunque el cumplido de haber puesto en blanco la mente del gran Ishigami Senku la hizo sentir demasiado halagada y rápidamente se lanzó a besarlo.
Hubieran vuelto a hacer lo que no debían de no ser por la comida, así que tuvieron que resignarse a continuar luego y empezaron a comer.
Cuando Kohaku iba por su segundo plato y Senku a la mitad del suyo, Nikki volvió.
Los miró sospechosamente porque estuvieran cenando tan tarde, pero Kohaku se veía feliz, así que no dijo nada, les deseó buenas noches y se fue a su habitación.
Poco después llegaron Chrome y Ruri y… Chrome se veía avergonzado y Ruri resignada, y Kohaku sintió ganas de tirarle la olla entera de ramen a ese bastardo, ¡porque de seguro se acobardó y no se le confesó!
Bastó con intercambiar una mirada con Ruri para confirmar sus temores, y rápidamente rodó los ojos, pero entonces sonrió.
—¡JA! ¡Yo gané la apuesta! ¡Senku ya es mi novio y tú ya no puedes decirme gorila, Chrome bastardo! —Kohaku abrazó a Senku contra sus pechos con un brazo y con el otro señaló triunfante a Chrome, que la miró boquiabierto y ofendido.
Sin embargo, al ver a Ruri sonriendo dulcemente, con esa cara de que esperaría todo lo que fuera necesario, Chrome solo pudo suspirar y sonreír, prometiéndose que apenas terminará con los exámenes finales ahora sí le pediría a Ruri ser su novia.
—Bien, go… Kohaku. Tú ganas.
Como celebración, Kohaku volvió a besar a su Senku.
Fin.
Holaaaaaa :D
Esto debe ser sorpresa para muchos, pero esta continuación fue pedido de mi querida Caro *o*
Todas las gracias a ella uwu
Y agregue algo de contenido erotico por el evento de San Valentin en el grupo de face de Senku & Kohaku 7w7r
Ojala les haya gustado :3
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
