(Nota de autor: esta parte servirá para implementar las batallas que faltaron en la parte anterior, además del cierre del mismo arco).
La organización conocida como Akatsuki, bajo el liderazgo imponente de Nagato, había decidido dar su golpe al mundo de los villanos, ahora que contaban con toda la información necesaria. Su objetivo era atacar la Liga de Villanos: su base principal y la fábrica de Nomus. La misión fue dividida en dos grupos: uno se encargaría de limpiar la fábrica, compuesto por Orochimaru, Sasori e Itachi, quien ocultaba su identidad bajo una máscara, mientras que el otro se dedicaría a eliminar a la Liga de Villanos. Sin embargo, al llegar al lugar, descubrieron que no eran los únicos interesados en destruir a la Liga. Además de su misión de erradicación, también debían rescatar a un estudiante secuestrado por la organización. Así, se encontraron con la policía japonesa y varios héroes profesionales, como Endeavor y Kamui Woods.
Mientras tanto, el grupo que se dirigía hacia la fábrica se toparía con un grupo de cinco jóvenes: Kirishima, Midoriya, Iida, Momo y Todoroki. Estos habían llegado para rescatar a Bakugo, pero en el proceso se enfrentaron a nada menos que al sanin de la serpiente, Orochimaru, y a Itachi Uchiha, quien, para sorpresa de todos, ocultaba su identidad bajo una máscara de gato chino, enfrentándolos de manera inevitable, mientras sasori verificaba si el creador de los nomus estaba allí, encontrándose cara a cara con All for one.
Cuatro bandos, objetivos distintos.
El aire estaba cargado, casi palpable, como si la destrucción misma hubiera dejado una huella en cada rincón. El retumbar de las explosiones de Deidara aún resonaba en los alrededores de Kamino, donde la batalla entre los héroes profesionales, la policía y la invocación de Nagato, canserbero, había alcanzado su punto álgido. Las cámaras de todas las cadenas de televisión capturaban cada instante de caos, transmitiendo en vivo la lucha. Endeavor, Kamui Woods, Gran Torino, los héroes de rango medio y el equipo SWAT japonés se enfrentaban con todo su poder a un monstruoso perro de cinco cabezas, cuyos ojos morados brillaban con una intensidad sobrenatural, mientras el aire se llenaba del rugido del combate.
—¿Cómo mierda All Might derrotó a esta cosa? —gritó Kamui Woods, intentando atrapar a Cancerbero con su quirk, pero el monstruo se liberó con facilidad, deshaciéndose de las ramas que intentaban inmovilizarlo. Las cinco cabezas de canserbero giraban de manera independiente, atacando con colmillos afilados y lanzando llamaradas de fuego de cada una de sus bocas.
Endeavor estaba al frente, lanzando una lluvia de llamas infernales para hacer retroceder al monstruo. El calor era insoportable, y el aire se volvía denso y asfixiante con cada ráfaga de fuego. Sin embargo, Cancerbero no retrocedía, y cada embate parecía enfurecer aún más a la criatura.
—¡No podemos dejar que siga destruyendo todo! —gritó Gran Torino, su rostro arrugado mostrando el cansancio de la batalla mientras esquivaba un ataque directo de las cabezas de Cancerbero. Aunque su velocidad era impresionante, el poder destructivo de la invocación de Nagato lo obligaba a actuar con cautela.
Mientras tanto, en el epicentro del caos, la liga de villanos se había separado por las explosiones del artista Rubio, dejando libre a los miembros de akatsuki para eliminar a la liga de villanos.
El encuentro de enfermos y elegancia: Himiko Toga y Mr. Compress vs Hidan
Las llamas danzaban entre los escombros de la base de la Liga de Villanos, proyectando sombras caóticas sobre el desastre. El crepitar de la estructura colapsada se mezclaba con risas maníacas, mientras el hedor a cenizas y sangre impregnaba el aire. Himiko Toga se movía entre los restos con la gracia de una acróbata, su cuchillo destellando bajo la luz rojiza del fuego. A su lado, Mr. Compress mantenía la compostura, su elegante porte intacto a pesar del infierno que los rodeaba.
—Toga... esto se está poniendo feo —murmuró Compress, esquivando un pedazo de concreto que se desplomó a su lado—. ¿Dónde demonios está Kurogiri? ¡Se suponía que nos sacaría de aquí!
Toga sonrió, lamiéndose los labios con emoción, su mirada dorada clavada en la imponente silueta que emergía entre las llamas.
—Kurogiri no responde... —susurró, inclinando la cabeza como un gato juguetón—. Pero mira quién sí vino a jugar...
De entre las llamas, una figura perturbadora emergió con una presencia inquietante.
Hidan, con su piel pálida marcada por símbolos oscuros, avanzaba con pasos seguros, su guadaña de tres hojas girando en su mano como si fuera una extensión de su propio ser. Sus ojos violetas brillaban con una demencia insaciable, y su sonrisa, amplia y macabra, prometía un deleite sangriento.
—¡Jashin-sama me ha concedido dos nuevas ofrendas! —exclamó con un fervor religioso escalofriante—. ¡Vamos, elijan quién quiere ser el primero en experimentar el verdadero dolor eterno!
Compress sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Había oído los rumores... aquel lunático inmortal que masacró a un escuadrón de héroes como si fueran simples muñecos de trapo.
—El monstruo inmortal... —susurró, sin dejar de evaluar la situación—. Toga, no lo subestimes. Este tipo... es un problema de verdad.
Pero Toga, lejos de asustarse, soltó una carcajada inquietante. Sus ojos destellaban con una mezcla de locura y emoción.
—¡Ohhh, me encantan los chicos duros como tú! —exclamó, deslizándose la lengua por el filo de su cuchillo—. ¿De verdad eres inmortal? ¿O solo un farsante con suerte?
Hidan sonrió de forma depredadora y lanzó su guadaña con un giro brutal. Toga saltó hacia un lado, riendo, mientras Compress desaparecía en un instante, reapareciendo sobre una pila de escombros, su postura elegante intacta.
—¡Toga, no le des ideas, por el amor de...! —gruñó Compress, lanzando una esfera de compresión con precisión milimétrica hacia el pecho de Hidan.
Pero el Akatsuki, con reflejos inhumanos, esquivó la esfera girando su cuerpo con una fluidez casi sobrenatural.
—Me advirtieron sobre un payaso con sombrero y una niña demente —se burló Hidan, apuntando su guadaña hacia Compress—. Pero tranquilo, amigo... ¡te prometo que sentirás cada centímetro de mi guadaña antes de desaparecer!
Compress apretó los dientes, pero su porte refinado no flaqueó.
—Qué falta de clase... —murmuró, preparando otra esfera.
Toga, encantada con el caos, se lanzó sobre Hidan con una velocidad feroz. Su cuchillo trazó una línea en la piel del Akatsuki, pero en lugar de retroceder, Hidan rió extasiado, dejando que la sangre gotease al suelo.
—¡Sí! ¡Sangre! —rugió, con una expresión de puro placer—. ¡Ahora podemos empezar de verdad!
Toga se detuvo un instante, maravillada por su reacción, antes de soltar una carcajada aún más fuerte.
—¡Eres mi tipo de loco!
Compress, suspirando con exasperación, se preparó para intervenir cuando la situación dio un giro aterrador. Hidan dibujó con su sangre el símbolo de Jashin en el suelo y se clavó su guadaña en el pecho.
—Ahora... estás condenada —susurró, mientras el dolor se reflejaba instantáneamente en Toga.
La villana se tambaleó, una expresión de sorpresa mezclada con deleite mientras su abdomen se teñía de rojo.
—Joder... eso sí que duele... —susurró, jadeando con una sonrisa torcida.
Hidan se relamió los labios, disfrutando cada segundo.
—Eso es lo hermoso del sacrificio, niña. —Su voz resonaba con un fervor religioso perturbador, sacando su barrilla ritual, apuntando a su pecho—. Lastimosamente para ti... no me volveré a confiar como lo hice con la mujer conejo con buen cuerpo. —Dijo el akatsuki, recordando como Mirko le había cortado la cabeza en su ultima pelea—. asi que... ¡Muereeee!.
Mr. Compress reaccionó rápidamente, lanzando una esfera al suelo. De ella emergieron escombros que destruyeron el símbolo ritual de Hidan, interrumpiendo su conexión con Toga.
Hidan retrocedió con furia pura, su rostro desfigurado por la rabia.
—¡Maldito payaso de feria! —gruñó, girando su guadaña con violencia—. ¡Jashin-sama no perdona interrupciones!
—Tienes razón, mi amigo inmortal —dijo Compress, ajustando su sombrero con elegancia—. Pero yo tampoco perdono los finales aburridos.
Toga, tambaleante, se limpió la sangre y sonrió.
—Eso... fue divertido... —murmuró, aunque sus piernas temblaban.
—Suficiente diversión por hoy —gruñó Compress, sujetándola del brazo y saliendo corriendo en dirección opuesta al caos.
Hidan, recuperándose, arrojó su guadaña con una furia descomunal por la furia que sentia. Esta vez, la hoja atravesó el aire como una flecha mortal y...
¡CRACK!
La guadaña se hundió en la espalda de Mr. Compress, atravesándolo con un golpe seco y brutal. La punta de la hoja salió por su abdomen, manchada de sangre escarlata.
Mr. Compress soltó un grito ahogado cuando la guadaña de Hidan perforó su cuerpo, sus piernas cediendo mientras el dolor intenso le arrancaba la compostura que tanto se esforzaba en mantener. La sangre brotó de la herida, empapando su elegante abrigo y manchando su característico traje con un rojo oscuro y vibrante.
Toga, aún tambaleándose, observó con una mezcla de fascinación y horror cómo la vida de su compañero se escapaba lentamente. Sus labios se curvaron en una sonrisa inquietante, pero sus ojos reflejaban una sombra de preocupación genuina.
—¡Compress! —jadeó, tratando de sostenerlo mientras la sangre caliente empapaba sus manos.
Mr. Compress, aún consciente, forzó una risa débil mientras levantaba ligeramente su máscara.
—Toga... me temo que... esta vez no podré hacer una gran escapatoria... —tosió, dejando escapar un hilo de sangre por la comisura de sus labios.
Hidan, acercándose con una sonrisa extática, giró su guadaña aún incrustada en el cuerpo de Compress, provocándole un espasmo de dolor.
—¡Ahhh, esto es lo que me encanta! —rió, inclinándose sobre su víctima—. ¡Nada como ver la desesperación cuando finalmente se dan cuenta de que no hay escapatoria!
Toga entrecerró los ojos, su respiración agitada mientras se mordía el labio inferior, su mente luchando entre la necesidad de sobrevivir y la emoción de presenciar tanta sangre derramada. Pero un sentimiento desconocido emergió en su interior: furia.
—¡Eres un idiota inmortal y arrogante! —gritó, su voz llena de una ira poco común en ella. Con movimientos rápidos, hundió su cuchillo en el costado de Hidan, girándolo con toda su fuerza.
Hidan gruñó levemente, pero en lugar de detenerse, simplemente sonrió aún más, relamiéndose los labios al sentir la sangre brotar de su herida.
—¡Eso es todo! ¡Eso es lo que quiero! —exclamó, soltando su guadaña y atrapando la muñeca de Toga con una fuerza sobrenatural—. ¡Vamos, sigue! ¡Hazme sangrar más, niña, y verás el verdadero regalo de Jashin-sama!
Toga forcejeó, su rostro reflejando frustración al ver que sus ataques no surtían efecto. Mr. Compress, debilitado pero aún lúcido, aprovechó el descuido de Hidan para meter una mano temblorosa en su chaqueta, sacando una última esfera de compresión.
—Espero que esto funcione... —susurró con una sonrisa amarga, activándola con un movimiento ágil.
La esfera explotó en un destello cegador, liberando una ráfaga de escombros comprimidos que golpearon a Hidan de lleno, lanzándolo hacia atrás y liberando a Toga de su agarre.
—¡Corre, Toga...! —murmuró Compress con su último aliento de fuerza antes de caer de rodillas, sosteniendo su abdomen destrozado.
Toga, con los ojos abiertos de par en par, vaciló por un momento antes de apretar los dientes, atrapando a Compress con su brazo mientras se preparaba para escapar.
—¡Vas a pagar por esto, maldito idiota lindo! —gritó mientras saltaba entre los escombros, alejándose de Hidan con todas sus fuerzas.
El Akatsuki se levantó de los escombros, su rostro torcido en una mueca de pura diversión, mientras lamía la sangre de sus dedos con deleite.
—Huir no te salvará... ¡Jashin-sama siempre cobra sus deudas!
Las risas de Hidan resonaron en la devastación mientras Toga desaparecia entre las ruinas, dejando tras de sí un rastro de sangre y respiraciones entrecortadas.
El encuentro de dos opuestos: Kisame vs Dabi.
Las llamas danzaban entre los escombros de la base de la Liga de Villanos, iluminando la destrucción mientras Dabi, aislado de sus compañeros, lanzaba ráfagas de fuego azul al aire, intentando alcanzar a Deidara en su ave de arcilla. Fue Deidara quien había destruido su guarida y dispersado al grupo, dejando a Dabi en medio del caos.
—¡Maldito payaso explosivo! —gruñó Dabi, con sus puntos de sutura ardiendo mientras las llamas lo envolvían. El calor lo rodeaba, pero su furia crecía. Sin embargo, algo más llamó su atención: una presencia poderosa y extraña se acercaba desde el denso humo.
Un sonido de agua salpicando rompió la cacofonía de las llamas. De entre los escombros, emergió una figura imponente, su piel azulada como el océano y su espada gigantesca, Samehada, destacando como un presagio de muerte. Kisame Hoshigaki sonrió con una mueca depredadora mientras apoyaba la espada sobre su hombro, su mirada fija en Dabi.
—Vaya, vaya... Así que eres el chico de las llamas. —su voz resonó grave y burlona, un eco de peligro que colisionaba con el rugir de las llamas a su alrededor.
Dabi entrecerró los ojos, su mirada fría encontrándose con la del tiburón humano. —¿Y tú quién demonios eres, monstruo? —chasqueó, preparando su fuego para un combate inminente.
Kisame dejó escapar una risa que sonó más como un gruñido de satisfacción. —Soy Kisame Hoshigaki, miembro de akatsuki, y estoy aquí para asegurarme de que tú y tus amiguitos dejen de hacer tanto ruido. —sin más, giró su espada y Samehada se expandió con un rugido, absorbiendo la energía de las llamas cercanas, apagando un poco su furia en el proceso.
Dabi frunció el ceño al notar cómo sus llamas empezaban a perder fuerza cerca de aquella arma viviente. —¿Absorbes fuego? —murmuró, retrocediendo un paso mientras sus manos se envolvían en una llamarada aún más intensa.
Kisame lo observó con una sonrisa burlona, disfrutando de la tensión. —Tienes potencial, pero te falta control. —dijo mientras avanzaba, deslizándose como una sombra a través del terreno destruido. Su espada parecía tener vida propia, moviéndose con él y apartando las llamas con facilidad.
Dabi apretó los dientes al ver cómo el tiburón le restaba poder a su fuego. En un movimiento rápido, expandió su quirk, sus manos iluminándose con un resplandor azul que parecía blanco por su intensidad. Las llamas crecieron hasta formar torrentes de fuego que rugieron hacia Kisame, inundando el aire con calor.
Kisame no mostró ni una pizca de sorpresa. —Tienes agallas, chico. —con un giro de su muñeca, Samehada rugió y absorbió las llamas que se acercaban, debilitando la fuerza del ataque hasta casi disiparlo por completo. La espada brilló con una luz oscura y voraz, mientras Kisame seguía avanzando, imparable.
Dabi gruñó, sorprendido por la fuerza de la espada. —Maldito homúnculo... —murmuró, pero su frustración solo aumentaba. —Qué molesto eres... tu y toda tu estúpida organización.
Con un gruñido feroz, Dabi se lanzó hacia Kisame, usando sus llamas como propulsión para moverse a gran velocidad. En un abrir y cerrar de ojos, la distancia entre ellos se redujo y Dabi intentó golpear a Kisame con una embestida infernal, sus puños rodeados de fuego azul, cargados de ira.
Kisame, sin prisa, esquivó el ataque con la agilidad de un depredador, moviéndose con rapidez, pero una pequeña fracción de la energía de Dabi lo alcanzó, dejando una marca en su ropa. A pesar de ello, Kisame se mantuvo firme y rió entre dientes, disfrutando del enfrentamiento.
—Esa es la actitud. Pero aún no es suficiente. —dijo, haciendo un rápido sello de manos. —¡Elemento Agua: Explosión de Agua Colisión de Olas!.
Con un rugido, una gigantesca pared de agua surgió de la nada, chocando con la fuerza de un tsunami, arrasando todo a su paso. Las olas se estrellaron contra Dabi, apagando momentáneamente las llamas que lo rodeaban y empapándolo hasta los huesos.
Dabi intentó mantenerse en pie, usando su fuego azul para evaporar el agua antes de que lo cubriera por completo, pero la fuerza del agua no cedió. —¡Maldito! —gritó, empapado, mientras el vapor caliente comenzaba a envolverlo y dificultaba aún más el control de su quirk.
Kisame, parado en el centro de la tormenta acuática, observó sin inmutarse, disfrutando de la lucha. —Vas a necesitar algo más que llamas para vencerme, chico. —su voz resonó sobre el rugir del agua, como si nada pudiera afectarlo.
Dabi, cubierto por una capa de vapor caliente, se recompuso y, sin dudar, redobló su ataque. Extendió sus manos hacia los escombros cercanos, creando una tormenta de fuego y escombros que se disparó hacia Kisame con una furia desatada.
Kisame calculó el ataque con precisión, su sonrisa nunca desapareciendo. Sin vacilar, se sumergió de nuevo en el agua, deslizándose bajo el torrente. El agua comenzó a girar, formando un vórtice que desvió las llamas y los escombros hacia los costados. El ataque de Dabi, que parecía imparable, se desintegró antes de llegar a su objetivo.
—Tus llamas no son tan imponentes como crees, chico. —dijo Kisame, emergiendo del agua con la calma de quien tiene la situación completamente bajo control.
Dabi, jadeante y frustrado, se detuvo por un momento, dándose cuenta de que este no sería un enfrentamiento fácil. Su cuerpo aún cubierto de vapor, sus ojos brillaban con furia. Sin embargo, en su interior, una chispa de comprensión comenzó a encenderse. Este combate sería mucho más difícil de lo que había anticipado.
—Si piensas que vas a ganar con agua, te equivocas. —Dabi se preparó, sus llamas crepitando de furia, el suelo bajo sus pies desintegrándose por el calor que emanaba de él. —Te voy a calcinar... pez de mierda.
Kisame observó a Dabi con una mezcla de diversión y respeto, la intensidad de las llamas era notable, pero nada que él no pudiera manejar. —Te equivocas, chico. No soy un pez cualquiera... —su voz fue un susurro que se perdió entre el rugir del agua y el calor infernal de las llamas.
Antes de que Dabi pudiera atacar, Kisame se sumergió una vez más en el agua. La corriente que había creado comenzó a girar más rápido, intensificándose en un torbellino que absorbió las llamas de Dabi con la misma facilidad con la que el mar traga a sus presas. La figura de Kisame desapareció bajo la superficie, y Dabi, con los ojos fijos en el agua agitándose, apretó los dientes, sabiendo que este combate aún no había terminado.
En ese instante, Kisame emergió de las sombras detrás de Dabi con la velocidad de un tiburón atacando a su presa. La espadaSamehadabrilló con un destello azul profundo mientras Kisame la levantaba, su fuerza intimidante haciéndola vibrar con cada movimiento. Dabi, alertado por la presencia mortal detrás de él, reaccionó rápidamente, girándose para desatar una ráfaga de fuego azul directo hacia Kisame. Sin embargo,Samehadaabsorbió las llamas como si fuera un pozo sin fondo, devorándolas sin esfuerzo.
—Tus llamas son inútiles contra mí. —Gruñó Kisame, balanceando la espada con una ferocidad que hizo que el aire mismo se cortara, su mirada fija y tranquila mientras se acercaba a Dabi.
Dabi apenas logró esquivar el golpe, el filo de la espada rozando su rostro con tal cercanía que pudo sentir el frío del metal cortando el aire, como si lo estuviera tocando. Con un gruñido de frustración, retrocedió, pero la presión era inhumana. La calma de Kisame, tan opresiva como la humedad que lo rodeaba, era aterradora. Dabi sabía que no podía permitirse dar un paso atrás.
Con rabia, extendió ambas manos hacia el cielo, y las llamas azules se alzaron a alturas colosales, formando una columna de fuego tan intensa que iluminó el campo de batalla con un resplandor infernal. El calor que emanaba se volvía insoportable, como si el aire mismo estuviera ardiendo.
—¡A ver si eres capaz de sobrevivir a esto! —Gritó Dabi, desatando el torrente de fuego con todo su poder.
El fuego descendió como una tormenta imparable, arrasando todo a su paso. Pero Kisame no se movió. Lo observaba con una calma implacable. AgarróSamehadacon ambas manos y, sin inmutarse, levantó la espada por encima de su cabeza. En ese mismo instante, el agua comenzó a girar a su alrededor, formando un vórtice que absorbió las llamas antes de que pudieran alcanzarlo.
El agua devoró el fuego con una facilidad espeluznante, como si fuera una bestia insaciable. El vapor abrasador se elevó hacia el cielo, y el poder de las llamas comenzó a desvanecerse, disipándose en la nada. Kisame, impasible, permaneció firme en medio de la tormenta, su presencia tan inquebrantable como el océano mismo.
Dabi, sudoroso y agotado, sintió cómo su propio fuego lo consumía lentamente. Las llamas en sus manos se apagaron, y su cuerpo comenzó a temblar de fatiga. Sus fuerzas se desvanecían, mientras Kisame se acercaba sin prisa, pero con una calma que era aún más aterradora que el ataque que había detenido.
—Esto... no ha terminado. —Gruñó Dabi, luchando por mantenerse de pie, pero el agotamiento ya estaba cobrando su precio.
—Ya lo ha hecho. —Respondió Kisame con una sonrisa fría, que dejaba entrever su naturaleza depredadora.Samehadarelucía en sus manos, absorbente y viva, mientras Kisame avanzaba, la amenaza de su presencia palpable en cada paso.
Con una velocidad impresionante, Kisame se lanzó hacia Dabi, quien, a pesar de su intento de retroceder, ya no podía moverse con la agilidad necesaria. El agua y el cansancio lo habían dejado vulnerable. Kisame lo alcanzó sin esfuerzo y, con un solo movimiento, lo levantó por el cuello con una mano, su espada descansando en su hombro, lista para el golpe final.
—Ya no puedes escapar. —Dijo Kisame, su voz grave y resonante como una sentencia de muerte.
Dabi, incapaz de mover un dedo, miró al tiburón con furia. A pesar de estar a punto de sucumbir, su orgullo y su naturaleza villanesca se mantenían firmes. Su mirada, feroz y llena de rabia, se clavó en los ojos de Kisame.
—Te... maldigo... —Murmuó Dabi, con dificultad, mientras una débil chispa de fuego titilaba en sus ojos, como una vela a punto de apagarse.
Kisame lo observó por un momento, con una mezcla de respeto y diversión en su rostro. Luego, dejando que Dabi se recostara en su agarre, lo miró con una serenidad que solo un depredador podía poseer.
—Lo que maldices no cambiará nada. —Respondió Kisame, y sin más palabras, alzó su espada, dispuesto a poner fin al combate.
Pero antes de que pudiera asestar el golpe fatal, un portal morado de energía se abrió en el aire a la altura de Dabi, tragándoselo en un instante.
—Mierda... ese es el poder de ese tal Kurogiri... el tipo peligroso del que nos habló Itachi. —Dijo Kisame, su sonrisa desapareciendo al instante. Recordó que Kakuzu aún estaba peleando y su rostro se tornó serio—. Kakuzu debe estar perdiendo su batalla.
La batalla perdida: Kakuzu vs. Kurogiri y Spinner
Dabi cayó de bruces al suelo, su cuerpo aún ardiendo por el agotamiento tras su brutal enfrentamiento con Kisame. Cada respiración le quemaba los pulmones, y sus músculos gritaban de dolor con cada intento de moverse. Apenas podía abrir los ojos, sintiendo el calor residual de sus propias llamas que habían consumido casi toda su energía.
A su alrededor, el caos reinaba.
Spinner, tambaleante a unos metros, lucía igual de maltrecho. Sus manos temblaban alrededor de su espada, y su mirada reflejaba la incertidumbre de alguien que sabía que el peligro aún estaba lejos de terminar.
Y en medio de la destrucción, una figura se alzaba imponente.
Kakuzu.
Sus hilos negros danzaban en el aire como serpientes, retorciéndose con precisión inhumana mientras buscaban su presa. Kurogiri se deslizaba entre las sombras, abriendo portales con reflejos desesperados, tratando de mantenerse fuera del alcance de las mortales ataduras del Akatsuki. Pero cada intento de escape era frustrado por la precisión quirúrgica de Kakuzu, quien bloqueaba las rutas de retirada con movimientos casi perezosos, como si ya diera por sentenciado el destino de sus enemigos.
—¡Funcionó! —la voz distorsionada de Kurogiri resonó, apenas conteniendo la desesperación mientras intentaba abrir otro portal.
Sin embargo, Kakuzu reaccionó de inmediato. Con un simple movimiento de su brazo, docenas de hilos oscilaron como látigos, desgarrando el aire y colapsando la formación del vórtice antes de que pudiera materializarse.
—Tsk... solo me distraje un segundo. —gruñó Kakuzu, su tono carente de emoción, pero con una frialdad que helaba la sangre. Sus ojos, fríos y calculadores, se clavaron en su objetivo con la precisión de un depredador experimentado.
Dabi, aún en el suelo, sintió la presión de la situación aplastándolo tanto como el dolor de su cuerpo. Con gran esfuerzo, levantó la vista hacia Kurogiri y Spinner, su voz saliendo en un susurro áspero.
—Ku... Kurogiri... —murmuró con la garganta seca como papel de lija.
Sus ojos recorrieron la escena devastada. Kakuzu atacaba con ferocidad metódica; sus hilos perforaban muros, derribaban estructuras y convertían el campo de batalla en un cementerio de escombros. Kurogiri apenas lograba mantenerse en pie, cada portal que abría se cerraba apresuradamente para evitar ser atrapado. Spinner se mantenía alerta, pero era evidente que estaban muy por debajo del nivel de su enemigo.
Y lo peor de todo... Kakuzu ni siquiera mostraba signos de fatiga.
Minutos atrás...
Kurogiri había estado a punto de abrir un portal lo suficientemente grande como para evacuar a toda la Liga de Villanos, pero Kakuzu fue más rápido. Sus hilos envolvieron el espacio en una prisión opresiva, cerrando cualquier posibilidad de escape. La sensación sofocante de las ataduras le paralizó por un instante, y en ese momento supo que estaban en problemas.
Desesperado, usó sus últimas fuerzas para transportar a Dabi y Spinner a su ubicación, con la esperanza de inclinar la balanza. Sin embargo, su llegada solo sirvió para ganar unos segundos preciosos, y ahora, con Kakuzu redoblando su ofensiva, la situación se volvía más desesperada con cada latido.
Presente...
Dabi, tambaleante, se limpió el sudor mezclado con cenizas de su rostro. Su mente luchaba por enfocarse en la única pregunta que importaba ahora.
—¿Dónde está Shigaraki? —preguntó con un hilo de voz, su mirada recorriendo la devastación con una creciente ansiedad. —¡¿Por qué no lo trajeron también?!
Kurogiri esquivó por los pelos un rayo de energía que surcó el aire con un chisporroteo mortal. Su tono grave y urgente cargaba una verdad inquietante.
—¡Intente traerlo! Pero se negó... —su respiración era irregular, como si cada palabra le costara un esfuerzo inmenso. —¡Shigaraki está peleando contra el líder de Akatsuki!
Dabi sintió su estómago encogerse.
Spinner apretó los dientes, su agarre sobre la espada temblando ligeramente ante la noticia.
—Maldita sea... —gruñó Dabi, forzándose a mantenerse en pie a pesar del agotamiento. Sus llamas parpadearon débilmente a su alrededor, reflejando su desesperación. —Primero salgamos vivos de esta.
Kakuzu los observaba con una paciencia aterradora. Sus ojos evaluaban cada movimiento con fría precisión, su postura inmutable, como si supiera que la victoria ya le pertenecía.
Spinner, sintiendo la desesperación escalar en su pecho, apretó los dientes con furia al ver a Kurogiri caer inconsciente, atrapado por los hilos del monstruo de Akatsuki. La imagen de su mentor, Stain, cruzó por su mente en un destello de recuerdos y rabia acumulada.
—¡Esto es por Stain! —rugió con desesperación, lanzándose hacia Kakuzu con su espada en alto.
Kakuzu apenas levantó una ceja.
—Spinner... —susurró con una frialdad desgarradora. Recordaba la recompensa ridícula que el bajo mundo ofrecía por Spinner. Apenas 30000 yenes. Un desperdicio de esfuerzo. —Eres una basura.
Las palabras golpearon a Spinner como un mazazo, pero su determinación no flaqueó. Su espada descendió con fuerza hacia la cabeza del Akatsuki.
—Patético... —murmuró Kakuzu.
En un parpadeo, uno de sus corazones lanzó un rayo de electricidad pura que surcó el aire como un látigo letal, directo al cráneo de Spinner.
—¡No! —rugió Dabi, con la última chispa de su fuerza, desatando una llamarada que golpeó el suelo frente a Spinner. La explosión generó una densa cortina de humo y calor, desviando la trayectoria del rayo lo suficiente como para que Spinner pudiera lanzarse al suelo, esquivando la descarga por un pelo.
La electricidad impactó en la distancia, alcanzando a varios héroes menores que habían estado acercándose a la zona del combate.
Spinner respiraba con dificultad, sus ojos aún abiertos por la impresión.
—D-Dabi... —murmuró, sin poder creer que seguían vivos.
Dabi jadeó, sintiendo cómo sus piernas temblaban al límite. Su mirada se fijó en Kakuzu, quien permanecía impasible, preparado para el siguiente asalto.
—No podemos seguir así... —susurró Dabi.
Kurogiri yacía inconsciente. Spinner apenas podía mantenerse de pie. Y Kakuzu... ni siquiera parecía haberse esforzado.
—Dabi... —Murmuró Kakazu, sacando un cartel que tenía la cara de Dabi impregnado en el, con las palabras: "se busca vivo o muerto" con letras grandes, junto con la recompensa por el villanos: 150.000.000 de yenes.
Dabi sintió un escalofrío recorrer su columna al ver el cartel. 150 millones de yenes, su cuerpo debilitado por su pelea contra kisame se recuperaba poco a poco. La cifra era escalofriante, mucho más alta de lo que jamás había imaginado. Pero lo que más le helaba la sangre no era la cantidad... sino la forma en que Kakuzu sostenía el cartel, con esa calma inquietante, como si ya lo considerara su próxima inversión.
—Vivo o muerto... —musitó Kakuzu, con un tono que sonaba casi como un susurro de muerte. Sus ojos sin alma se fijaron en Dabi como si ya le perteneciera.
Spinner, aún jadeando en el suelo, logró entrecerrar los ojos hacia la imagen en el cartel. Su voz apenas fue un susurro.
Spinner, aún jadeando, logró entrecerrar los ojos hacia el cartel. La imagen lo impactó profundamente, y su voz, apenas un susurro, tembló con incredulidad:
—¿Esa cantidad... de verdad valemos tanto?
Dabi, sintiendo la furia hervir en su pecho a pesar del agotamiento extremo, no pudo evitar soltar una risotada amarga. Escupió al suelo con desprecio y levantó la mirada hacia Kakuzu.
—Vaya... no sabía que estábamos en oferta... —su tono era áspero, pero en su interior la desesperación comenzaba a apoderarse de él. Sus llamas titilaron alrededor de su cuerpo, reflejo de su lucha interna.
Kakuzu no se inmutó. Como una sombra sin emociones, sus hilos se tensaron, produciendo un sonido metálico que recorría el aire mientras se alargaban con precisión mortal.
—Dejaré de jugar. —la voz de Kakuzu fue fría y letal como un cuchillo afilado.
En ese instante, las cuatro máscaras elementales emergieron de su espalda, cada una de ellas una representación de la devastación: fuego, viento, agua y relámpago. La atmósfera se cargó de energía, y un silencio mortal lo envolvió todo.
Dabi, aunque sus piernas temblaban, no retrocedió. Sus llamas envolvieron su cuerpo con una intensidad más sombría, como si quisiera desafiar lo imposible.
—Spinner... toma a Kurogiri y corre. —su voz fue grave, pero tenía la certeza de que no había otra opción.
—¿¡Estás loco!? —gritó Spinner, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. La desesperación en su voz era palpable.
—No es negociable. —Dabi gruñó, forzando una sonrisa que no llegó a sus ojos. —Si nos quedamos aquí, estamos muertos. Llévalo al escondite y dile a Shigaraki que tiene que arreglárselas sin nosotros.
Spinner dudó un segundo, el miedo pintado en su rostro, pero la presencia de Kakuzu avanzando con determinación lo hizo reaccionar. Tomó a Kurogiri y, tambaleante, comenzó a correr hacia la oscuridad de los escombros.
—Espero que no la cagues, Dabi... —susurró antes de desaparecer entre el caos.
Dabi inhaló profundamente, su pecho ardiendo con cada respiración, y dirigió su mirada hacia Kakuzu, quien no hizo el más mínimo intento de detener a Spinner. Kakuzu sabía que lo que realmente quería estaba justo frente a él.
—Supongo que esta vez me toca jugar el papel del héroe... —murmuró Dabi con una sonrisa torcida, dejando que sus llamas lo envolvieran completamente.
Las máscaras de Kakuzu atacaron al unísono. Viento cortante, fuego abrasador, chorros de agua mortales y rayos que se retorcían hacia él como serpientes.
Dabi no lo pensó dos veces. Rugió con todas sus fuerzas, desatando una gigantesca llamarada azul que consumió el ataque de Kakuzu en una explosión cegadora. El suelo bajo sus pies se derritió, pero la energía del fuego lo mantenía de pie, empujando sus propios límites más allá de lo razonable.
Kakuzu, sorprendido por la intensidad del ataque, frunció el ceño por primera vez.
—Interesante... —comentó sin emoción, pero con un leve atisbo de reconocimiento.
Pero la fatiga ya se cobraba su precio. Dabi cayó de rodillas, jadeando con fuerza, sus llamas apagándose lentamente y dejando su cuerpo cubierto de quemaduras. Apenas podía mantenerse erguido.
Kakuzu se acercó, tranquilo, sus hilos desplegándose como una red mortal lista para capturarlo. La sombra de la muerte se cernía sobre Dabi.
—No luches más. Tu muerte será rápida y limpia. —sentenció Kakuzu, levantando una mano hacia él.
Dabi, con los ojos entrecerrados por el dolor y la furia, esbozó una sonrisa débil al ver una figura moverse a lo lejos. Sus ojos se iluminaron con una chispa de esperanza.
—Nah... esto no va conmigo... —dijo, forzando una risa, aunque su voz estaba rota.
Con un movimiento rápido, Spinner apareció detrás de Kakuzu, su espada atravesando la espalda del Akatsuki con un golpe certero. Sin embargo, la acción le costó caro. La explosión de fuego de uno de los corazones de Kakuzu lo alcanzó con toda su furia, lanzando a Spinner a través de los escombros.
El cuerpo de Spinner, chamuscado y ensangrentado, fue arrastrado por el impacto. La espada, clavada en la espalda de Kakuzu, apenas logró rasgar su armadura de hilos.
Kakuzu ni siquiera giró la cabeza para mirar al caído. Su atención seguía centrada en Dabi.
—Patético... —murmuró Kakuzu, como si desechara un insecto, mientras sacudía los restos de la espada que aún colgaban de su espalda.
Dabi, jadeando, observó a Spinner en el suelo, casi sin aliento, con el cuerpo quemado y maltratado. La desesperación lo invadió por un momento.
—¡Maldición, Spinner! —gruñó Dabi, luchando por levantarse.
Los hilos de Kakuzu se acercaron con una rapidez mortal, sus manos extendiéndose para atrapar a Dabi y a Kurogiri del cuello, con un control absoluto sobre el campo de batalla.
Dabi, con los sentidos nublados por el dolor, miró a Spinner una vez más. Aunque su cuerpo exigía descanso, su mente seguía aferrada a una última oportunidad.
—No puede terminar así... —murmuró con rabia, sus dientes apretados.
Los hilos se lanzaron, envueltos en la fría determinación de Kakuzu, listos para poner fin a su resistencia. La sombra de la muerte se extendió.
Pero entonces...
¡BOOM!
Una explosión cegadora iluminó el campo. Endeavor, aún peleando contra Cancerbero, la invocación de Nagato, había lanzado su ataque más poderoso: "¡Prominence Burn!" El aire explotó con una luz ardiente que dejó a todos momentáneamente cegados.
Dabi, con un último esfuerzo, aprovechó la distracción para encender sus llamas una vez más, envolviendo su cuerpo en un resplandor azul de desesperación. Su grito fue feroz, desatando una llamarada que chocó contra Kakuzu en un ataque suicida.
El fuego azul ardió con una furia inhumana, y Kakuzu intentó defenderse, cruzando sus brazos con rapidez. Las máscaras formaron una barrera, pero no todo el ataque fue absorbido. Parte de las llamas se filtraron, alcanzando uno de los corazones de Kakuzu, quemándolo severamente. Kakuzu retrocedió, gruñendo de dolor, pero sin mostrar signos de derrota.
Dabi, agotado y al borde de la conciencia, aprovechó su oportunidad para retroceder. Los hilos de Kakuzu intentaron atraparlo una vez más, pero el villano logró escapar, tambaleándose hacia las sombras.
—Cobarde... —murmuró Kakuzu, extendiendo la mano hacia Kurogiri, aún noqueado—. Me bastará contigo. Tu cabeza será suficiente para fundar una nueva base.
Endeavor, con los huesos rotos, extendió su puño al cielo, esa había sido la batalla de su vida... pero lo logro, gano... pero momentáneamente, levanto su rostro, viendo la batalla de akatsuki contra la liga de villanos, sabiendo que había mucho por hacer aun.
La batalla de los líderes:Nagato UzumakiyTobi (Obito)vsTomura Shigaraki.(Lo que todos esperaban xd).
El aire vibraba con una tensión insoportable. Ruinas carbonizadas y polvo flotaban a su alrededor mientras Nagato Uzumaki y Tobi se mantenían frente a Tomura Shigaraki. Los ojos del líder de la Liga de Villanos ardían con un odio profundo, un fuego insaciable que solo podía ser extinguido con sangre.
—¡RESPONDE, maldito! —rugió Shigaraki, su voz temblando de rabia pura—. ¡TÚ destruiste a All Might! ¡Tú lo mataste!
Nagato permaneció impasible, su figura erguida como un dios indiferente ante la furia de un mortal. Sus ojos Rinnegan reflejaban la miseria de su enemigo, pero también su vacío. Sin prisa, extendió su brazo, y una gigantesca cuchilla de chakra se materializó, brillando con un aura letal.
—Sí —respondió con una calma inquietante, su voz profunda resonando en la devastada escena—. La paz nace de la destrucción.
A su lado, Tobi permanecía relajado, su máscara naranja inclinada levemente mientras giraba un kunai entre sus dedos.
—Oye, oye, Shigaraki-kun... —canturreó, con su tono burlón característico—. ¿Apostamos cuánto tardaremos en cortarte esos dedos tan... destructivos? Yo digo que en cinco minutos.
El rostro de Shigaraki se torció en una mueca de furia, su quirk estallando en una ola de polvo y descomposición a su alrededor. Su piel se agrietó, la decadencia emanando de su ser como un presagio de muerte.
—¡Voy a matarlos a los dos! —gritó, y el suelo bajo sus pies comenzó a resquebrajarse.
Nagato ni siquiera pestañeó. Con un simple gesto de su mano izquierda, la gravedad misma pareció doblegarse a su voluntad. Una presión colosal lo atrajo hacía Nagato, mientras su cuchilla amanezaba con atravesarlo.
—Shinra tensei —susurró Nagato con serenidad.
Pero Shigaraki no se rendiría tan fácilmente. Con una explosión de pura voluntad, extendió su mano para desintegrar al líder de akatsuki.
Fue entonces cuando Tobi entró en acción. En un parpadeo, su silueta se desvaneció y reapareció a espaldas de Shigaraki, su kunai descendiendo como una guillotina. Antes de que Shigaraki pudiera reaccionar, sintió un dolor punzante: uno de sus dedos había sido cercenado.
—Ups... —Tobi chasqueó la lengua con fingida compasión—. Eso debió doler.
Shigaraki rugió de ira, retrocediendo mientras la sangre goteaba de su mano mutilada. La humillación brillaba en su mirada, pero la rabia lo impulsó a contraatacar.
—¡Bastardo...! —gruñó entre dientes, su voz cargada de veneno.
—Dime, Shigaraki —interrumpió Nagato, sin emoción alguna—. ¿Cuál es tu propósito? ¿Por qué creaste la Liga de Villanos? ¿Buscas algo más que simple caos?
—¡Cállate con tu palabrería de dioses falsos! —gritó Shigaraki, lanzándose hacia adelante con una velocidad explosiva.
Pero su carga fue abruptamente detenida. Algo invisible lo atrapó por el cuello, inmovilizándolo en el aire. Sus ojos se abrieron de par en par al ver la imponente figura de un gigantesco camaleón con cola de serpiente que se había su lengua en su cuello.
—Eres débil porque solo destruyes por rabia... Nosotros, en cambio, destruimos para construir un mundo nuevo —Contesto el líder de katsuki—. Construiremos un mundo con paz y justicia... romperemos el ciclo de villanos y héroes para evitar guerras peores que tu te imaginas, guerras sin propósito... que solo harán sufrir a las personas. Con la muerte de All Might le mostramos al mundo que su "Paz" esta mal... y con la tuya le haremos saber al mundo criminal que akatsuki es intocable.
Shigaraki luchó desesperadamente, su quirk activándose en un intento por descomponer la criatura, pero el camaleón resistió, sus escamas reforzadas por el chakra de Nagato. La presión sobre su cuello aumentó, haciéndole soltar un gruñido ahogado.
—Vamos, Tomura-kun, no me digas que "odio al mundo y quiero destruirlo" es lo mejor que tienes —intervino Tobi, con una falsa voz comprensiva—. Deberías aprender algo de dramatismo... te falta carisma.
La burla de Tobi fue la gota que colmó el vaso. Con un rugido furioso, Shigaraki desintegró al camaleón de Nagato en un instante y se lanzó contra su burlón oponente, con los ojos inyectados en sangre.
—¡TE MATARÉ!
Su mano derecha atravesó el cuerpo de Tobi... o eso creyó. La figura del Uchiha se desvaneció como el humo, reapareciendo justo a su lado.
—Casi me atrapas... casi —susurró Tobi, su kunai perforando el ojo izquierdo de Shigaraki sin previo aviso.
Shigaraki retrocedió tambaleante, sujetándose la cara mientras la sangre manaba de la herida. Su respiración era errática, su rabia incontrolable. Pero lo que más le inquietó fue el tono de la voz de Tobi en ese momento...
—Pero... nunca lo harás en realidad —susurró Tobi con una seriedad glacial, una sombra oscura cayendo sobre él, dándole una mirada infernal.
(imagen de referencia)
Por un instante, Shigaraki sintió escalofríos al reconocer en su voz la frialdad calculadora de su maestro, All For One, o incluso más.
Los ojos de Shigaraki se abrieron con horror.
—¿Q-qué eres tú...? —murmuró, retrocediendo por primera vez.
Fábrica Abandonada
El aire era pesado, saturado de polvo y escombros. El eco de las explosiones reverberaba por los pasillos como un lamento de agonía. En el exterior, la batalla entreMidoriyayOrochimarualcanzaba su clímax. Las paredes temblaban bajo la presión de los ataques, y las llamas de los vehículos destruidos iluminaban el callejón como si fuera el escenario de una tragedia inminente.
Midoriya, envuelto en la luz cegadora delOne For All, jadeaba mientras la sangre corría por su frente. Sus movimientos, aunque poderosos, se volvían cada vez más erráticos. Frente a él, Orochimaru observaba, casi entretenido, su sonrisa serpentina intacta.
—Tu fuerza es admirable, chico —dijo Orochimaru, con un tono venenoso—. Pero la fuerza sin control... no es más que un desperdicio.
Midoriya apretó los dientes, recordando las palabras de su mentor, All Might:
"Cuando todo parece perdido, un verdadero héroe se levanta... porque sabe que alguien siempre lo necesita."
—¡No me detendrás! ¡Vengaré a All Might, cueste lo que cueste! —rugió, canalizando lo que le quedaba de energía en sus puños.
Con un grito feroz, Midoriya lanzó unDetroit Smashcargado al máximo hacia Orochimaru, pero el sannin formó un sello de manos con precisión letal.
—Elemento Viento: Gran Ruptura.
El ataque de Midoriya chocó contra la ráfaga cortante de viento. La explosión resultante desintegró el asfalto, derribó postes y fragmentó las paredes cercanas. Midoriya fue arrastrado por la onda expansiva, su cuerpo resintiéndose mientras se estrellaba contra un contenedor metálico.
Orochimaru no mostró piedad. Su figura serpentina se deslizó hacia él como un depredador acechando a su presa.
—Eres fuerte, pero el mundo no tiene espacio para débiles que dependen del legado de otros.
Desde las sombras,Itachi, disfrazado tras una máscara de gato, observaba con tensión. La batalla no solo lo preocupaba por Midoriya, sino porque sentía una inquietante ausencia:Sasoriaún no salía de la fábrica.
En el interior de la fábrica
El ruido metálico de las máquinas resonaba como un monstruo mecá movía con calma calculadora, rodeado de sus marionetas mientras combatía a losNomusy a un desafianteAll For One. Las marionetas de madera y metal eran destruidas una tras otra por las ondas de choque del villano, pero Sasori no parecía inmutarse.
—¿Dónde están tus compañeros? —rugió All For One, lanzando un devastador ataque que pulverizó varias marionetas al instante—. Quiero aplastarlos uno por uno después de acabar contigo.
Sasori sonrió con frialdad, sus dedos moviéndose con precisión quirúrgica mientras controlaba los hilos de chakra.
—Mis "amigos" están justo donde deben estar... aunque lo que te preocupa no es encontrarlos, sino que ellos te encuentren a ti.
All For One soltó una risa gutural, su energía oscura envolviendo la sala.
—Entonces, veamos cuánto puedes resistir, titiritero.
Con un movimiento de su brazo,All For Onedesató una combinación de poderes devastadora. Una energía caótica y negra comenzó a acumularse, destellando como un agujero negro en miniatura. Sasori, sin perder la compostura, activó un pergamino de su espalda.
Una nube de humo inundó la sala, revelando una figura conocida: lamarioneta de Stain, imponente y siniestra.
—Un villano en tu mundo, pero una herramienta útil en el mío —murmuró Sasori con desdén—. ¿Quieres sangre? Él te la dará.
La marioneta se lanzó hacia All For One con movimientos letales, sus cuchillas buscando los puntos vitales del villano. Un ataque rasgó el brazo del enemigo, derramando sangre. Sasori sonrió al ver cómo elquirk de Staincomenzaba a surtir efecto.
All For One retrocedió levemente, pero su voz resonó con desdén:
—Interesante... Una marioneta con quirks. Pero incluso tus mejores trucos no serán suficientes.
El villano avanzó, rompiendo las defensas de Sasori con fuerza bruta. Sin embargo, más marionetas emergieron de las sombras, formando un escudo viviente. A cada ataque, Sasori parecía tener otra estrategia lista, buscando ganar tiempo.
En el exterior
El enfrentamiento entre Midoriya y Orochimaru continuaba. El héroe estaba al borde del colapso, con su cuerpo fracturado por el esfuerzo de usar el One For All al límite. Orochimaru, por el contrario, parecía intacto, su sonrisa burlona intacta.
—Admiro tu tenacidad, chico. Pero estás luchando contra algo que no puedes vencer.
Midoriya, con la respiración entrecortada, se levantó una vez más. Con un rugido desesperado, canalizó todo su poder en su brazo derecho.
—¡United States of Smash!
El golpe impactó con una fuerza titánica, levantando una nube de escombros y polvo que cubrió el campo de batalla. Por un instante, reinó el silencio.
Pero cuando la nube se disipó, Orochimaru seguía de pie, aunque con una herida visible en su costado. Su sonrisa, sin embargo, solo se ensanchó.
—Impresionante... pero insuficiente.
Antes de que Midoriya pudiera reaccionar, Orochimaru extendió su lengua como un látigo, atrapándolo y lanzándolo contra una pared con una brutalidad escalofriante. Midoriya cayó al suelo, incapaz de moverse.
—Qué decepción... esperaba más de ti...
Desde las sombras, Itachi tensó su mandíbula. Su conflicto interno era significaría revelar su identidad.
Mientras tanto, la fábrica comenzaba a colapsar bajo el peso del combate entre Sasori y All For One.
Itachi miró hacia la entrada de la fábrica y luego hacia Midoriya, aún inmóvil en el suelo. Sus ojos destellaron bajo la máscara, y finalmente murmuró:
—No puedo permitir que esto termine aquí...
De pronto, un estruendo ensordecedor rasgó el aire. La fábrica de Nomus explotó, iluminando la noche como si fuera de día. La onda expansiva arrasó los alrededores, y las llamas devoraron el edificio en cuestión de segundos.
Desde los escombros,Sasoriemergió con calma, protegido por sus marionetas, mientras a su lado,Itachipermanecía alerta, su Sharingan ardiendo bajo la máscara.
Una figura oscura apareció entre las For One, cubierto de heridas y con su máscara parcialmente destrozada, se irguió con dificultad.
—Ustedes... son más problemáticos de lo que esperaba —gruñó, su voz cargada de odio—. Pero esto aún no termina.
Sasori observó al villano con frialdad, y tras un breve silencio, respondió:
—No necesitamos terminarlo. Nuestro objetivo ya está cumplido: la destrucción de los Nomus y la eliminación de la Liga.
All For One entrecerró los ojos.
—Conque ese era su plan...—Murmuró all for one, listo para activar su quirk de traslado, esperando a que al menos shigaraki estuviese vivo o haya destruido a akastuki.
Antes de que pudiera continuar, Itachi dio un paso adelante.
—Sasori, lárgate. Yo me encargo de él.
Sasori dudó un instante, pero asintió y desapareció entre las sombras. Itachi se quedó frente al villano, su mirada cargada de una determinación absoluta.
Frente a Frente: Itachi vs. All For One.
El viento arremolinaba los escombros mientras Itachi y All For One se enfrentaban bajo la luz anaranjada de las llamas. La intensidad del Sharingan de Itachi era hipnótica, como un pozo sin fondo que reflejaba poder y sabiduría. All For One, aunque herido y cubierto de sangre, todavía emanaba una presencia intimidante.
—Yo no peleo contra peones... tráeme a tu lider, creo que se llama, Nagato —gruñó All For One mientras levantaba su brazo, acumulando una mezcla de quirks devastadores en un orbe oscuro que parecía devorar la luz a su alrededor.
El silencio reinaba, roto solo por el crujido de las llamas y el sonido de los escombros cayendo. Itachi se mantuvo firme, con la túnica negra y roja de Akatsuki ondeando bajo el viento cargado de polvo. Sus ojos rojizos se clavaron en All For One con una intensidad que haría temblar incluso al más valiente.
—¿Nagato? —repitió Itachi con tono bajo, casi como un susurro—. No necesitas a Nagato para ver de qué es capaz Akatsuki. Yo seré suficiente.
All For One soltó una risa profunda, gutural, como si estuviera frente a un espectáculo entretenido.
—¿Tú? —murmuró, burlón—. Solo eres otro iluso jugando a ser un dios en un mundo que no entiende.
Sin más advertencias, All For One lanzó el orbe oscuro directamente hacia Itachi. La presión del ataque distorsionó el aire y provocó que los escombros cercanos se pulverizaran. Pero Itachi no se movió; en cambio, levantó una mano con calma.
—Tsukuyomi.
El contacto visual fue instantáneo, y el tiempo pareció detenerse. All For One sintió un tirón en su conciencia, como si estuviera siendo arrastrado a un abismo interminable. En un parpadeo, se encontraba en un mundo diferente, un paisaje sombrío teñido de rojo, con un cielo negro infinito. Frente a él, Itachi se alzaba, su figura multiplicada por miles, todas con Sharingan resplandeciendo.
—Aquí dentro, soy un dios —susurró Itachi, su voz resonando desde todas las direcciones—. Experimentarás la muerte mil veces antes de que pasen siquiera unos segundos en el mundo real.
All For One, aunque sorprendido por la habilidad, no era alguien que cayera fácilmente. Canalizó una inmensa cantidad de quirks en un estallido de energía, intentando romper la ilusión. Pero cada intento era inútil. Cada golpe que daba solo parecía fortalecer el control de Itachi sobre el genjutsu.
Las primeras 24 horas en el Tsukuyomi transcurrieron en un instante. All For One era atravesado por espadas de chakra una y otra vez, cada herida calculada para maximizar el dolor. Sus gritos resonaban en el vacío.
—Tu resistencia es admirable —comentó Itachi mientras otra versión de él se materializaba frente a All For One—. Pero aquí no hay escape.
En el mundo real
Desde fuera, parecía que ambos combatientes simplemente estaban inmóviles, con sus miradas fijas. Pero el aire estaba cargado de tensión, como si cualquier movimiento pudiera desencadenar un cataclismo.
Sasori, ahora oculto a una distancia segura, observaba la escena con atención. Podía sentir la batalla en el plano mental que Itachi estaba librando, y sabía que el Uchiha estaba apostando todo en ese momento.
De pronto, el cuerpo de Itachi se estremeció, y una leve gota de sangre resbaló por la comisura de sus labios. Sasori entrecerró los ojos.
—Está forzando demasiado su límite... —susurró.
En ese momento, un sonido estruendoso rompió el silencio. All For One se liberó del genjutsu con una explosión de energía pura, destrozando el suelo a su alrededor.
—¡Basta de trucos! —rugió, su voz cargada de furia—. Admito que tienes talento... pero no puedes vencerme.
Itachi, ahora respirando con dificultad, retrocedió un paso. Aunque había logrado debilitar al villano, no era suficiente.
—No es cuestión de vencerte —respondió, su tono tan frío como el acero—. Es cuestión de matarte...
Mientras tanto...
La explosión delC2había dejado un panorama devastador. Los héroes, que apenas habían logrado derrotar a la invocación de Nagato, ahora enfrentaban las consecuencias del ataque. El caos reinaba mientras algunos miembros de Akatsuki distraían a los héroes restantes, dándoles a sus líderes tiempo para evaluar la situación.
En el centro del campo de batalla, Shigaraki yacía en el suelo, boca abajo, inmovilizado. SeisBarras de Interrupción de Chakra estaban clavadas profundamente en su espalda, bloqueando cualquier intento de movimiento o uso de su quirk. A su lado, los cuerpos sin vida de Mr. Compress y Spinner yacían en posiciones grotescas, mientras Kurogiri permanecía inconsciente, aún atrapado en la confusión del combate.
Desde un punto elevado, Nagato, acompañado deKonanyHidan, observaba la escena con una mezcla de frialdad y satisfacción.
—¿Y el resto? —preguntó Nagato, sin apartar la vista de los héroes que aún intentaban reorganizarse.
Hidan, con una actitud despreocupada y su guadaña aún manchada de sangre, se encogió de hombros antes de responder:
—La rubia loca logró escapar. Kakuzu dijo que el zombie con cara de marihuano también se las arregló para salir vivo... Aunque no vi rastros del clonador loco.
—Konan... ve con el equipo de Itachi, fíjate porque se tardan tanto en la fabrica de nomus —Dijo Nagato, mientras Tobi veía la pelea con os héroes.
Konan asintió con serenidad, desplegando sus alas de papel mientras se dirigía hacia la dirección indicada.
—¿Qué hacemos con él? —preguntó Hidan, señalando a Shigaraki con un movimiento de su guadaña. Una sonrisa sádica cruzó su rostro, disfrutando de la oportunidad de causar más caos.
Nagato lo observó por un momento antes de responder con su tono calmado y autoritario.
—Morirá... —Respondió fríamente—. Cuando nos recuperemos, nos encargaremos de encontrar a los que escaparon.
Tobi, que hasta ese momento había estado en silencio, soltó una risa ligera, aparentemente ajeno a la gravedad de la situación.
—Tobi puede encargarse de moverlo. ¡Es fácil para Tobi! —dijo mientras activaba su Kamui, comenzando a envolver los cuerpos de compress, spinner y kurogiri, mientras Nagato extendio su mano para eliminar a shigaraki ,pero... en ese momento, este vomito un liquido negro que rápidamente envolvió su cuerpo y lo desapareció, dejando a varios nomus en su lugar.
Sin embargo, justo cuando Nagato extendió la mano para rematar a Shigaraki, algo inesperado ocurrió.Tomura vomitó un líquido negroque rápidamente envolvió su cuerpo, formando una grotesca y oscura esfera que lo ocultó de la vista. Antes de que nadie pudiera reaccionar, la esfera se deshizo, y en su lugar, aparecieron varias figuras deformes :Nomus!.
Los gruñidos y rugidos de los Nomus llenaron el aire, su presencia transformando la ya caótica escena en una pesadilla aún mayor. Las criaturas, con cuerpos grotescamente modificados, se lanzaron hacia héroes y villanos por igual, como un torrente de destrucción descontrolada.
Nagato dio un paso atrás, evaluando la situación con una frialdad característica. Aunque su rostro permanecía inmutable, su mente calculaba rápidamente las posibilidades.
—Shigaraki tenía un as bajo la manga después de todo,—murmuró para sí mismo, activando su Rinnegan para repeler a las criaturas más cercanas con unShinra Tensei.
—Debe significar que Itachi falló en la fábrica,—dijo en voz alta. Su tono, aunque tranquilo, dejaba entrever una leve molestia. Luego miró a Tobi—.Llévanos allí. No podemos permitirnos más retrasos.
Tobi asintió, aunque su comportamiento despreocupado contrastaba con la urgencia de la situación.
—¡Síganme, amigos malhumorados! Tobi tiene todo bajo control, jeje.—Con un giro rápido, comenzó a guiar al grupo hacia la fábrica.
Nagato giró hacia Hidan, quien todavía estaba luchando contra uno de los Nomus con una expresión de éxtasis.
—Hidan, retírate ahora. Esto no es un juego.
—¡Oh, vamos, líder! Apenas estoy calentando motores,—protestó Hidan, esquivando por poco un golpe brutal de una de las criaturas. Sin embargo, al ver la mirada severa de Nagato, chasqueó la lengua y retrocedió de mala gana.
El equipo de Akatsuki se retiró en orden, mientras los héroes más importantes batallaban contra los nomus, aunque algunos héroes los seguían.
De vuelta al enfrentamiento: El clímax
Midoriya no podía moverse. Permanecía arrodillado, con la respiración entrecortada y el corazón martillándole el pecho, mientras observaba al enmascarado enfrentarse a All For One. La diferencia de poder entre los miembros de Akatsuki y los héroes nunca había sido tan evidente. A su alrededor, Todoroki, Iida, Kirishima y Momo estaban en la misma situación: paralizados por el puro terror que emanaba del villano supremo. Sus músculos, rígidos como el acero, se negaban a responder.
A lo lejos, entre los escombros de la fábrica de Nomus, varias figuras emergían bajo la tenue iluminación de las llamas. Shigaraki yacía en el suelo, las Seis Barras de Interrupción de Chakra aún clavadas en su espalda, impidiéndole moverse. A su lado, Dabi se mantenía en pie con dificultad, su respiración pesada y errática. Himiko Toga estaba cubierta de heridas, pero aún apretaba los puños con rabia. Twice, en cambio, parecía ileso, aunque su rostro reflejaba una confusión absoluta solo pronunciando unas cuantas palabras una y otra vez:"¡ESE OJO, RECONCOZCO ESE OJO!". Y entre ellos, Bakugo. Su expresión era una mezcla de terror y frustración; sus ojos, normalmente encendidos de determinación, ahora solo reflejaban impotencia.
Todos habían sido arrastrados hasta ese lugar por el Quirk de traslado de All For One.
El villano desvió la mirada brevemente hacia su aprendiz caído.
—Tomura... —murmuró con frialdad, esquivando por poco una bola de fuego lanzada por Itachi—. Veo que no cumpliste tu promesa.
Su voz resonó con un tono de desaprobación absoluta, mientras la batalla continuaba desatando el caos a su alrededor.
Flashback.
Shigaraki estaba arrodillado al frente de una televisión donde se proyectaba la imagen de su maestro recibiendo su tratamiento facial, su rostro estaba frio mientras una radio informaba de la noticia del siglo: "All Might falleció en combate contra Akatsuk, se decreta duelo nacional por tres días".
—Tomura..
Shigaraki sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las palabras de su maestro retumbaban en su mente como martillazos, cada sílaba impregnada de una autoridad y desprecio que jamás había experimentado.
—¿Qué...? —murmuró, sin atreverse a mirar la pantalla.
—Te di poder, recursos, seguidores... Te di un propósito. Y, aun así, no pudiste cumplir con una simple tarea.
Shigaraki apretó los puños con fuerza. La ira y la vergüenza se mezclaban dentro de él en un torbellino de emociones. Todo se suponía que había salido bien. Bakugo había sido capturado. La Liga de Villanos estaba creciendo. Pero nada de eso importaba.
Porque Akatsuki había hecho lo que él jamás pudo.
All Might estaba muerto... pero no por su mano.
—Maestro... —dijo con la voz temblorosa—. Nosotros también queríamos acabar con él, pero...
—¿Pero qué, Tomura? —All For One interrumpió con frialdad—. ¿Qué unos forasteros llegaron y se robaron la gloria? ¿Qué mi legado ahora está en manos de mercenarios sin ideales? ¿Acaso eso es lo que me estás diciendo?
Shigaraki se quedó en silencio, con los dientes apretados.
—Tch... —Chasqueó la lengua y bajó la cabeza.
Entonces, sintió una presión abrumadora. Un instinto primitivo en su interior le gritó que corriera, que huyera de inmediato, pero su cuerpo se quedó paralizado. La pantalla brilló con intensidad, y la figura de All For One se inclinó levemente hacia él.
—Limpia tu desastre, Tomura. O tal vez... deba buscar un nuevo heredero. No tendrás más oportunidades.
Fin del Flashback
—¡CALLA! —gritó Shigaraki con furia, levantándose tambaleante entre los escombros—. ¡No necesito tus malditos sermones! ¡Voy a demostrar que no te equivocas conmigo!.
Su respiración era errática. Las Seis Barras de Interrupción de Chakra en su espalda emitían un brillo siniestro, drenando su energía, limitando su quirk. Su frustración era evidente.
All For One soltó una risa seca.
—¿De verdad crees que aún tienes derecho a hablarme así?
Antes de que Shigaraki pudiera reaccionar UN GRITO SE ESUCHO AL AIRE:"¡AMATERASU!"
iTACHI Uchiha estaba de pie sobre una pila de escombros, su sharingan goteaba sangre mientras llamas negras rápidamente cayeron sobre all for one.
All For One reaccionó en el último instante, envolviendo su cuerpo con una barrera de viento comprimido y un escudo de energía negra. Sin embargo, elAmaterasuno era un fuego común. Las llamas negras se adherían a su armadura de quirks como una maldición viviente, devorando cualquier defensa que intentara interponer.
—Tch...Qué molesto.—musitó All For One, su tono aún impasible, pero con una leve sombra de incomodidad en su voz.
Con un movimiento de su mano, liberó un pulso de energía en un intento de extinguir las llamas, pero el fuego de Itachi persistió, arrastrándose por su brazo como un depredador hambriento.
Mientras tanto, Midoriya y los demás aún no podían moverse. El miedo que sentían era no estaban preparados para esto.
La guerra entre titanes estaba ocurriendo ante sus ojos.
Pero el que más temblaba era Bakugo. Su mandíbula estaba apretada, sus manos crispadas en puños, su cuerpo paralizado por la rabia e impotencia. No era solo el terror de estar en presencia de All For One y Akatsuki...era la realidad de su propia insignificancia en ese momento.
—Maldición... maldición...¡MALDICIÓN!—gruñó, con el sudor cayendo por su frente.
Mientras tanto, Shigaraki se tambaleó hacia adelante. La humillación de escuchar las palabras de su maestro aún ardía en su mente. Pero si había algo que odiaba más que la derrota...era la condescendencia.
Las Seis Barras de Interrupción de Chakra en su espalda brillaron con un resplandor ominoso mientras intentaba activar su quirk dedesintegracióncontra Itachi. Pero justo cuando su mano se extendió...
—Tsukuyomi.
El mundo cambió en un instante.
Shigaraki sintió cómo su cuerpo era arrastrado hacia una realidad diferente. Un cielo rojo sangre se extendía sobre su cabeza, y bajo sus pies, un suelo de cenizas se desmoronaba con cada paso. Frente a él, una figura familiar emergió entre la bruma.
Era él muerto.
Su cuerpo estaba marchito, sin vida, reducido a polvo. Y alrededor, incontables sombras lo rodeaban, susurrando con voces distorsionadas.
—¿Qué... qué es esto? —murmuró Shigaraki, con los ojos desorbitados.
—Tu fracaso. —respondió la voz de Itachi, resonando desde todas partes y ninguna a la vez.
Shigaraki sintió su piel ... esto no era real.
Intentó moverse, pero su cuerpo no respondí Tsukuyomi no solo afectaba su mente, sino que lo atrapaba en un tormento infinito.
Fuera de la ilusión, el cuerpo de Shigaraki cayó de rodillas, sus pupilas dilatadas mientras gotas de sangre caían de sus ían pasado solo unos segundos en la realidad, pero dentro del genjutsu... se sintieron como días de agonía.
Dabi, aún con el aliento entrecortado, vio esto y chasqueó la lengua.
—Tch... Nos jodimos.
Twice, quien hasta ahora se había mantenido en silencio, miró a su había forma de ganar esta pelea.
All For One, aún envuelto en llamas negras, levantó su brazo lentamente.
—Ya me cansé de este juego.
En ese momento, el aire se volvió presión monstruosa cayó sobre todos los presentes.
Era como si la propia atmósfera estuviera siendo aplastada. Un rugido distorsionado retumbó en el cielo cuando All For One activó un nuevo quirk, absorbiendo la energía de los las llamas del Amaterasu comenzaron a debilitarse.
Itachi frunció el ceño.
—Interesante...
La tensión en el campo de batalla era insoportable. Las llamas del Amaterasu aún ardían en los escombros, la silueta carbonizada de All For One yacía en el suelo mientras los héroes y la policía de Japón llegaban en masa, rodeando la zona con una determinación férrea. Sin embargo, ninguno de ellos podía ignorar la presencia de los verdaderos demonios de la noche: Akatsuki.
Y en el centro de ellos, como un dios implacable, estabaNagato Uzumaki.
Midoriya sintió cómo la sangre le hervía en las venas al ver a aquel hombre de cabello carmesí, el asesino deAll Might, el responsable de haber arrebatado la luz de la esperanza al mundo. Su mera existencia era una burla al sacrificio de su mentor. Y esos ojos...esos malditos ojos.
Las pupilas concéntricas delRinneganse clavaron en Midoriya con una calma inquietante, como si estuviera analizando su existencia misma.
El joven héroe apretó los labios con tanta fuerza que un hilo de sangre escapó de su boca. Su respiración se volvió errática, su mente nublada por la One For All rugió en su interior, relámpagos dorados estallaron alrededor de su cuerpo, sacudiendo el suelo bajo sus pies.
—Maldito... maldito... MALDITO BASTARDO...—Midoriya apretó los puños con tanta fuerza que las venas se marcaron en sus brazos—.¡TE VOY A MATAR!
Antes de que nadie pudiera detenerlo, el suelo se resquebrajó bajo su impulso.
—MIDORIYA, ESPERA—!—gritó Iida, pero fue en vano.
Con un estallido ensordecedor,Izuku desapareció de la vista en un parpadeo.
—¿Quién es? —Preguntó Nagato, acercándose a Itachi mientras miraba a Midoriya.
Nagato observó con serenidad al joven que se lanzaba hacia él con una furia desenfrenada. Sus ojos Rinnegan brillaron con un fulgor ominoso mientras analizaba cada movimiento de Midoriya en el aire.
—Un héroe, por lo que parece —comentó Itachi con voz calmada, sin apartar la mirada de All For One, quien seguía forcejeando con las llamas negras del Amaterasu.
Nagato no mostró emoción alguna. Simplemente levantó una mano.
—Shinra Tensei.
El aire se comprimió. Una onda de choque invisible impactó a Midoriya con brutalidad, lanzándolo como un muñeco de trapo. Su cuerpo chocó contra los escombros con un estruendo seco, levantando una nube de polvo.
Los héroes y la policía observaron con horror la facilidad con la que Nagato lo había anulado.
—¡Midoriya! —gritó Iida, intentando correr hacia él, pero la presión en el ambiente lo hizo detenerse.
Bakugo apretó los dientes, sus puños temblaban. Su cuerpo permanecía paralizado entre la furia y la impotencia.
A unos metros, All For One logró deshacerse del Amaterasu, aunque a un costo alto. Su brazo derecho estaba completamente carbonizado, y su respiración se había vuelto irregular.
—Hmph... Impresionante. Pero molesto —murmuró, mirando a Itachi con desdén—. Me pregunto cuánto más podrás mantener esas llamas encendidas.
Los ojos del Uchiha permanecieron impasibles.
Nagato, con su expresión indescifrable, evaluó a All For One con curiosidad.
—Eres el titiritero que mueve los hilos de este mundo, ¿verdad? —preguntó con calma—. Un hombre que se esconde detrás de otros, al igual que Danzo.
All For One frunció el ceño ante la comparación.
Shigaraki jadeaba en el suelo, su cuerpo temblando. Aún atrapado en el infierno delTsukuyomi, su mente era un caos de imágenes distorsionadas. No podía moverse. No podía pensar.
Dabi suspiró al ver el desastre en el que se había convertido la batalla.
—Bueno... supongo que esta es la parte donde todo se va al carajo.
Y entonces se escucharon sirenas.
A la distancia, una horda de héroes profesionales y fuerzas de la policía se acercaban. Encabezando la carga estabanEndeavor, Hawks, y Edgeshot, con la determinación ardiendo en sus ojos.
—¡Maldición...! —gruñó Dabi, chasqueando la lengua—. ¿Más invitados?
Endeavor fijó su mirada en Dabi... y luego en Nagato. Algo en la presencia del pelirrojo lo hizo estremecerse.
—¿Ese es...? —susurró.
Hawks también sintió la presión abrumadora en el aire. Tragó saliva.
Nagato suspiró, sin mostrar preocupación alguna.
—Esto está tomando demasiado tiempo. Tenemos lo que vinimos a buscar.
Itachi asintió.
—Entonces terminemos esto.
Sin previo aviso,Itachi desató una nueva llamarada de For One rugió de furia ydescargó su máxima potencia en un golpe dirigido a Itachi.
El impacto fue brutal.
Lamáscara de gatoque cubría el rostro del Uchiha se hizo añicos, y su identidad quedó al descubierto.
El campo de batalla quedó ensilencio absoluto.
Los héroes, los villanos... incluso las cámaras de los reporteros, que captaban cada segundo de la batalla, quedaron congeladas en shock.
—No... puede ser... —susurró Hawks, sus ojos reflejando incredulidad.
Midoriya sintió su respiración detenerse.
—¿I-Itachi...? —susurró, con la voz quebrada por la ira y la confusión.
El campeón del Festival Deportivo. El prodigio de la UA.
Un Akatsuki.
El cuerpo de Midoriya tembló mientras el shock se transformaba en rabia pura.
—¡¿Qué mierda haces aquí, Itachi?! —rugió, sus ojos llenos de furia y traición.
Itachi no respondió. La sangre corría por la comisura de sus labios mientras jadeaba por aire.
Nagato mantuvo su expresión imperturbable.
—Vámonos.
—¡Abrazo grupal!—gritó Tobi con júbilo, aferrándose a todos los miembros de Akatsuki mientras activabaKamui.
Un remolino negro envolvió a los criminales y, en un parpadeo,desaparecieron.
El eco de la risa de Tobi fue lo único que quedó atrás.
Consecuencias
El campo de batalla quedó en ruinas. Las llamas negras del Amaterasu seguían ardiendo, mientras el sonido de los helicópteros de noticias zumbaba sobre la ciudad.
Los héroes se quedaron quietos. El golpe había sido devastador, pero al menos...
All For One estaba al borde de la muerte. Pero Arrestado.
Midoriya seguía temblando, con los puños cerrados hasta que sus uñas perforaron la piel.
—¿Desde cuándo...?—susurró, con la voz llena de incredulidad—.¿Desde cuándo ha estado infiltrado en la UA?
Iida intentó calmarlo, pero la furia de Midoriya era incontenible.
—¡¿Cuánto tiempo hemos estado viviendo con un traidor?! —gritó, su voz resonando en la destrucción que los rodeaba.
Bakugo, con el rostro ensombrecido, no pudo evitar soltar un susurro envenenado.
—Nos vio la cara de idiotas todo este tiempo... Apuesto que su ""PRIMO"" también es parte de esto... malditos infelices.
Las noticiasexplotaroncon la revelación.
"¡Impactante revelación! Uchiha Itachi, el campeón del Festival Deportivo de la UA, es un criminal de Akatsuki"
"UA en crisis: ¿Cuántos más están infiltrados?"
"Los héroes y villanos tiemblan: Akatsuki demuestra su poderío"
En la sede de la UA, el director Nezu observaba la transmisión con su taza de té en la mano. Sus pequeños dedos se aferraban a la cerámica con fuerza.
A su lado, Aizawa cerró los ojos con frustración.
—Esto... es malo... Maldita sea... maldita sea...
Reunión de Akatsuki
En un escondite remoto, los miembros de Akatsuki emergieron del vórtice de Kamui.
Nagato miró a Itachi, quien aún respiraba con dificultad.
—No era nuestra intención revelar nuestra identidad tan pronto —comentó con calma.
Tobi rió.
—¡Pero fue un giro argumental increíble! ¿Viste sus caras? ¡Priceless!
Kisame se cruzó de brazos, con una sonrisa burlona.
—Vaya, Itachi... creo que te ganaste un nuevo club de fans. Aunque probablemente quieranmatarteahora.
El Uchiha simplemente suspiró, limpiándose la sangre de los labios.
—Sabía que esto pasaría tarde o temprano.
Nagato reflexionó en silencio por un momento antes de hablar.
—La batalla nos ha dado información ahora, la situación ha cambiado.
Konan asintió.
—Nos hemos convertido en un enemigo reconocido tanto por los héroes como por los villanos de este mundo.
Nagato cerró los ojos, su decisión era firme.
—Entonces acabaremos lo que empezamos.
Abrió sus ojos Rinnegan con determinación.
—All For One. La Liga de Villanos.
—Los eliminaremos.
¡Oficialmente acabo la primera temporada del FIC!
FUE HERMOSO, EMOCIONANTE Y LARGO. PERO NO ES EL FIN, LA SEGUNDA TEMPORADA ESTA EN CAMINO, LES DOY GRACIAS POR SU APOYO Y PACIENCIA... Y ESTO LO DIGO A LOS MÁS AFERRADOS A ESTE FIC.
AUNQUE, ME TORMARE UN PEQUEÑO DESCANZO DEL FIC DESPUES DE ESTE FIN DE TEMPORADA, ESTARÁ TRABAJDNO EN MI HISTORIA PROPIA QUE LA SUBIRE MUY PRONTO, GRACÍAS POR TODO OTRA VEZ.
¡HASTA MARZO (FECHA PROBABLE CUANDO SUBA LA SEGUNDA TEMPORADA Xd)!
(POST: ESTABA INTENTANDO EN SUBIR EL FIC A YOUTUBE, PERO ERA UN TRABAJO INFERNAL EL EDITAR PARTES DE MÁS DE UNA HORA EN MI CELULAR CHINO, PERO IGULAMENTE LO VOLVERÉ A INTENTAR).
