Un nuevo hogar
El día comenzó con Ranma y Akane sentados en la mesa de una modesta oficina inmobiliaria, negociando con el dueño de la casa que habían encontrado en las afueras de la ciudad. Era un hombre mayor, de mirada severa y brazos cruzados sobre su pecho.
—El precio es justo. Esta casa tiene historia —afirmó el casero, mirándolos con interés.
—Sí, una historia de abandono —murmuró Ranma, ganándose un codazo de Akane.
—Queremos alquilarla, pero podemos hacernos cargo de las reparaciones. ¿Podría reducir un poco el precio a cambio de eso? —preguntó Akane con diplomacia.
El anciano entrecerró los ojos, observándolos por un momento. Luego, tras un suspiro, asintió.
—De acuerdo. Pero si no la cuidan, me aseguraré de que paguen cada moneda —sentenció, extendiendo el contrato.
Con el trato cerrado, Ranma y Akane caminaron hacia su nuevo hogar. El sol brillaba con fuerza, iluminando la fachada rústica de la casa que, a pesar de su estado, tenía un aire acogedor.
—Bien, ahora viene lo difícil —dijo Akane, mirando la casa con determinación.
—Pff, lo difícil fue aguantar al viejo —bromeó Ranma, dejando caer su mochila en el suelo.
El día se llenó de trabajo. Lo primero fue limpiar el interior, retirando telarañas y acumulaciones de polvo. Ranma abrió todas las ventanas para ventilar el lugar, mientras Akane barría con energía.
—Si esto no es entrenamiento, no sé qué lo sea —murmuró Ranma mientras sacaba un viejo colchón lleno de polvo.
Después de un par de horas de esfuerzo, hicieron una pausa para almorzar con lo poco que habían traído. Ranma intentó improvisar una comida, pero sin muchos ingredientes, terminaron comiendo arroz simple con té.
—Mañana tendremos que hacer compras —dijo Akane, bebiendo su té caliente.
—Sí… y conseguir herramientas —agregó Ranma, mirando el techo con una gotera amenazante.
A pesar del cansancio, al caer la tarde, la casa ya se sentía más habitable. Exhaustos, se sentaron en el pequeño porche, observando el atardecer.
—Supongo que este lugar no está tan mal —admitió Ranma, estirándose.
Akane sonrió, sintiendo por primera vez que estaban construyendo algo juntos.
—Es nuestro hogar ahora —dijo con suavidad.
Cuando el sol comenzó a ocultarse, decidieron continuar con la limpieza nocturna. Akane encendió una lámpara de aceite, ya que la electricidad aún era inestable. Ranma, con un martillo en mano, comenzó a fijar las tablas sueltas del suelo.
—Voy a arreglar esto antes de que alguien se tropiece —dijo, golpeando con precisión.
Akane lo observó por un momento y luego sonrió. Se dirigió a la cocina, revisando la alacena en busca de algo más que pudiera preparar para la cena. Al no encontrar nada útil, suspiró y decidió que tendrían que conformarse con más arroz y té.
—Bueno, al menos la mesa ya está limpia —comentó, colocando los platos improvisados sobre la superficie reluciente.
Ranma terminó su tarea y se lavó las manos en un pequeño lavabo del exterior. Se unió a Akane en la cocina y se sentó frente a ella, con una expresión cansada pero satisfecha.
—No es un banquete, pero al menos comemos juntos —dijo Akane, sirviendo el arroz.
—Sí, y mañana esto estará mejor —afirmó Ranma, tomando su taza de té.
Con el sonido de los grillos de fondo y el viento soplando suavemente a través de las rendijas de la casa, se dieron cuenta de que, a pesar de los desafíos, habían dado el primer paso para hacer de ese lugar un verdadero hogar.
Cuando finalmente decidieron ir a dormir, el cansancio los vencía. Ranma se acomodó en su futón, mirando el techo con los brazos cruzados detrás de la cabeza. Akane se acercó, envuelta en su kimono de dormir, y se inclinó levemente sobre él.
—Buenas noches, Ranma —susurró con una leve sonrisa, y antes de que él pudiera responder, dejó un suave beso en sus labios.
—Parece que esta noche sera larga —las mejillas de Akane se pusieron carmeci y Ranma comenzo besando a su amada y Ranma comenzó a quitarle la pijama para amarse mutuamente.
Comentarios:
Benani0125: Por el momento estan bien bonitos pero ya comenzaran los desastres.
Guest: Gracias que te gustara la historia.
Arianne Luna : Si continuare.
Hola a todos, quiero disculparme por la demora en actualizar esta historia. Mi computadora se dañó y, además, estuve enfermo estos días, lo que me impidió escribir como de costumbre. Aprecio mucho su paciencia y apoyo. ¡Gracias por seguir leyendo!
