Un jadeo sale de los labios de Karamatsu mientras se arrastra por el suelo de la sala, agotado y asustado por igual, en cuanto llega a la puerta pega su espalda para poder mirar atrás, Yanagida sigue en el suelo, producto de un golpe bien dirigido por el Matsuno en un momento clave, solo así logro quitárselo de encima, mantiene una mano sobre su pecho sujetando uno de los tirantes de su camiseta, aquella parte que fue rota en el forcejeo, intenta regular un poco su respiración antes de disponerse a salir lo antes posible. Una punzada en su nuca hace que lleve la mano libre hasta ese punto, observa las manchas rojas en sus dedos, una herida está presente, recordándole que de ese modo el otro logró someterle momentáneamente, estrellando algún objeto de cristal en su cabeza.
El sextillizo se coloca de pie con cierta dificultad, tan solo colocar la mano en la manija, se detiene al escuchar un leve ruido, le basta girar un poco el rostro para ver al otro que comienza a incorporarse lentamente entre quejidos.
- No debiste hacer eso - reclama el moreno con una mano sobre su roja mejilla.
Karamatsu se congela unos segundos, sin responder ni poder apartar su mirada mientras lo observa levantarse.
- Solo debías ser obediente, ahora tendré que ser más severo.
Ante lo escuchado y la clara amenaza Karamatsu salió del trance, abriendo rápidamente la puerta no dudo en correr, escuchando los pasos de su agresor a la par del fuerte latir de su corazón; sin embargo, pese al esfuerzo, no llegó lejos, siendo derribado a mitad de pasillo no logró evitar que Yanagida se posicionara encima - ¿Por qué haces esto? - preguntó apenas en un susurro lleno de dolor, intentando en vano liberarse.
- ¿Realmente quieres saberlo? Fue por Atsushi, siempre fue por él, lo único que quería era lastimarlo de algún modo, y tú solo fuiste una opción para ello.
El Matsuno intentó reprimir el llanto al saberse usado.
Yanagida le observó sin expresión ni remordimiento, dirigiendo sus manos al cuello del sextillizo no dudo en ejercer presión, dejando que su aversión hacia Atsushi fuese dirigida al inocente que tenía a merced, imaginando en aquel el rostro del castaño.
Karamatsu sentía la presión aumentar a la par que el aire disminuía, hizo el ademan de levantar sus manos para frenarlo, pero un fugaz pensamiento lo detuvo ¿Vale la pena seguir?, al final no opuso resistencia, estaba cada vez más cansado, dejo caer los brazos, simplemente se rendía ante lo que estuviera por ocurrir.
Jyushimatsu daba vueltas frente al edificio, mirando cada tanto a la puerta intentaba decidirse a entrar o no, y era que, ya tenía rato esperando que Karamatsu saliera, aunque podía recibir una reprimenda, le fue inevitable seguir al mayor cuando lo vio andar por la calle con un sujeto que no conocía. Jyushi estaba seguro de ubicar a todos los conocidos de la familia, claro que, quizá su hermano habría hecho amigos durante su nueva vida; aquel pensamiento le entristeció, extrañaba mucho a su hermano y al final termino alejándose de él como el resto. Quizá no debía estar ahí.
El quinto nini se alistaba para regresar a casa cuando escuchó el grito de una mujer que lo detuvo en seco, solo unos segundos después salió una señora del edificio, claramente asustada.
- ¡Policía! ¡Llamen a la policía! - gritaba alterada.
El Matsuno se acercó a la mujer, pero antes de preguntar lo ocurrido alguien más salió corriendo por la puerta, casi empujándolos en el proceso, solo fue una vista rápida, pero Jyushi estaba seguro que aquel era el tipo que vio con su hermano. Sintió un repentino hueco en el estómago.
Ichimatsu paseaba la vista entre los pasajeros de aquel auto, Osomatsu hacía de copiloto para Atsushi mientras en los asientos traseros Choro y Totty iban a cada lado de él.
Este último con celular en mano intentando contactar a Karamatsu, sin embargo, por más que insistía no había respuesta.
- Yo, he intentado recordar - habló de repente Choromatsu - pero, no logro ubicar al tal Yanagida.
- ¿Ichimatsu? - El de rojo le llamó, más que una interrogante era una indicación para hablar, sabiendo que por la previa reacción en casa el menor tenía la información necesaria.
Ichi se encogió un poco en su lugar, odiando ser el centro de atención pero sabiéndose acorralado no tuvo más opción que responder - Yanagida iba con nosotros en la escuela, no lo recuerdan porque solía juntarse más con otros chicos y, bueno, conmigo.
- Oh, tengo un vago recuerdo de Ichimatsu Nii san teniendo amigos - añadió Todomatsu.
- Sí, él lo era, pero solo fue en apariencias, al inicio fue alguien amable y simpático, tarde un poco en darme cuenta de su verdadero rostro.
Osomatsu giro un poco para ver a sus hermanos, con una mirada silenciosa acordaron no interrumpir al otro, siendo rara la vez que el más sombrío compartía sus sentimientos.
Ichi suspiró antes de colocar una mano en su mejilla, sin desear hablar del pasado
La mente del cuarto Matsuno viajó a la época escolar, las escenas entre risas y bromas quedaron opacadas por el sonido de la mano golpeando su rostro. Ichimatsu, en aquel entonces un estudiante que se esforzaba en encajar, no se atrevió a siquiera quejarse cuando Yanagida le abofeteó en un arranque de irá, por lo cual después se disculpó y prometió que no se repetiría, claro, siempre y cuando Ichi acatara sus indicaciones. El cuarto hijo simplemente aprendió a no quedarse a solas con el moreno, limitar sus interacciones y jamás verse fuera de la escuela, cada tanto recibía algún insulto disfrazado de " broma" a lo cual no hacía más que fingir una risa e intentar que no le afectase.
Yanagida era un mentiroso y manipulador.
- ¿Ichimatsu Nii san? - Todomatsu se atrevió a llamarle, preocupado porque el trance no parecía terminar.
El de morado miró inmediatamente al menor, luego a los otros, bajando su mano con lentitud - Yo, solo pensaba - meditó unos segundos - mierdamatsu es un idiota, ahora es más débil y llorón que antes - observó por el retrovisor la mirada negativa que el conductor le dedicaba - pero, no podemos dejar que ese bastardo se meta con la familia - admitió con una mueca.
- Llegamos - anuncio Atsushi antes de dar vuelta en la esquina, casi frenando de golpe al ver la presencia policiaca y una ambulancia. Todos bajaron de inmediato con un mal presentimiento compartido.
- ¡Nii san! - gritó repentinamente Todomatsu, a la par que corría hacia la silueta de amarillo que estaba en compañía de unos oficiales. Todos le siguieron.
Osomatsu fue el primero en hablar - Jyushi, ¿Qué haces aquí? - preguntó mientras analizaba la expresión rota del menor.
- Osomatsu nii san, yo, debí entrar antes… - murmuró él quinto hijo reteniendo el llanto.
Osomatsu se estira mientras camina por la habitación - Ha sido una larga noche, la espalda me está matando - se queja a la par que se flexiona un poco - oh, por cierto, la fotografía de ese bastardo ya salió en las noticias, pronto lo hallaran, si tiene suerte lo hará la policía ante que Jyushimatsu – explicó con una sonrisa cómplice, esperando que en efecto el quinto hermano lo encontrase primero – y debes saber que mamá me regaño severamente por la discusión que tuvimos - mencionó con un puchero mientras tomaba una silla para acercarla a la cama - necesito que le expliques que también fue tu culpa, así que, date prisa y despierta Karamatsu - pidió suavemente, observando con pesar al menor recostado en aquella cama de hospital, con vendajes en la cabeza y el cuello. Acordé a lo que le explicaron, su hermano habría recibido un fuerte golpe y terminó perdiendo mucha sangre, por lo que desde su ingreso no podían hacer más que esperar a que recobrara la conciencia - lo siento - murmuró apoyando sus brazos en la orilla de la cama – lamento ser tan mal hermano, es solo que, ya sabes, me costaba adaptarme a tu nueva actitud, a todos nos costaba, era raro que teniendo la misma cara no pudiese reconocerte – explico escondiendo el rostro entre sus brazos.
- ¿Osomatsu?
El nombrado miró rápidamente - ¿Karamatsu? – le nombró sin creer realmente que el otro estuviese consiente - Mis palabras realmente hacen milagros, ¿No? - bromeó con un nudo en la garganta.
- ¿Qué ocurrió? - preguntó el menor confundido mirando alrededor - ¿Volví a caer del techo? ¿O hice enojar a ichi?
El de rojo le observó atónito - acaso tú... - pronunció en voz baja antes de salir corriendo, dejando aún más confundido a su hermano.
Osomatsu no tardó en regresar trayendo entre jalones y empujones al resto de ninis - ¿Quién es él? - preguntó emocionado al colocar al de verde frente al recién despertado.
- ¿Eh? Choromatsu, ¿Qué ocurre con nuestro aniki? - inquirió Kara con cierto fastidio.
El nombrado y el resto miraron expectantes.
- ¡Yo, yo, ahora di quién soy yo! - pidió el de amarillo brincando a la cama.
- My little Jyushi, no hagas eso, es peligroso - le reprendió con suavidad.
- ¡Nii san recuperó la memoria! - celebró Totty.
- tsk... Otra vez a soportar al doloroso - se quejó ichi con una casi imperceptible sonrisa.
El segundo Matsuno miraba confuso a los que celebraban, tratando en vano de comprender.
- ¿Despertó? - cuestionó Atsushi al aparecer repentinamente en el marco, deteniendo así el alboroto y divisando a Karamatsu en el fondo - Que alivio - expresó suspirando al dar un par de pasos al interior.
- Tú eres... - murmuró Karamatsu sin quitar la vista del castaño, analizando las facciones, la mirada y la dulce sonrisa que le era dedicada. Fue entonces que, como un repentino golpe, las memorias comenzaron a agolparse en su mente. Recordó todo. El día que conoció a Atsushi, el trato pactado, sus primeras interacciones, la cena con el jefe, el asalto, la convivencia como novios, el regreso a casa con sus hermanos, el ataque de Yanagida, todo estaba ahí, repitiéndose una y otra vez, haciéndolo revivir no solo los momentos, sino el sentir, pasaba de la alegría a la tristeza, el miedo, la decepción y la impotencia, era como presenciar diferentes vidas y aquello comenzaba a marearlo - largo... - apenas y logró pronunciar mientras bajaba la mirada.
- ¿Karamatsu...? - Atsushi, como el resto, estaban preocupados.
- ¡Largo! - repitió sin contener su voz - ¡Váyanse todos! - ordenó con un claro dolor en la voz. Colocando las manos sobre el pecho oprimía la ropa en un vano intento de calmarse, pero las lágrimas ya fluían sin control a la par que su respiración.
- ¿Nii san? - Jyushimatsu, que hasta ese momento se habría quedado sobre la cama, bajó con lentitud para acercarse al mayor e intentar sujetar una de sus manos.
- ¡No los quiero cerca! - detuvo al otro con su grito - ¡Todos me han mentido, solo me usaron, los odio! ¡Los odio! ¡Los odio! - repetía una y otra vez con desesperación.
- ¡¿Que ocurre aquí?! - entró al cuarto Choroko seguida de un par de enfermeros directamente hacia el paciente alterado - salgan todos - ordenó la mujer mientras sus compañeros sujetaban a Kara para que ella pudiese sedarlo - salgan o haré que los echen del hospital - indico con calma pero firme.
Los presentes no debatieron, salieron en silencio mientras seguían escuchando el repudio que Karamatsu profesaba en su contra; se encaminaban a la sala de espera cuando Osomatsu se decidió a hablar.
- Es tu culpa - aseguró con clara molestia hacia quien andaba al frente - nunca debiste aparecer en su camino, no tenías por qué hacerle creer que tenías sentimientos por él.
Atsushi se detuvo para encararlo - No estaba planeado que fuera así, él apareció de la nada - refutó con tono arisco - admito que al inicio no era más que un trato el que teníamos, pero, tras convivir, eso simplemente ocurrió.
- ¿Eso? - repitió el mayor.
- ¡Me enamoré, ¿Bien?! ¡Me enamoré de Matsuno Karamatsu! - admitió con cierto dolor en la voz, gritando por un sentimiento que ni él comprendía.
Todomatsu fue el más sorprendido, de tanto tiempo conociéndolo jamás lo había visto tan exaltado, como si estuviese por romperse en cualquier segundo.
- Ya deja el teatro, mi hermano no está aquí - continúo Osomatsu, escéptico ante lo escuchado.
- Suficiente nii san - intervino el de rosa antes de que Atsushi debatiera - será mejor que te marches - se dirigió al castaño - yo, prometo avisarte cuando Karamatsu nii san este más tranquilo - aseguró sin una pizca de mentira.
- ¿Que dices? - Osomatsu continuaba, ofendido con lo escuchado, después de todo, lo que más quería era a ese tipo lejos de su hermano.
- Basta idiota - intervino está vez Choromatsu - harás que nos echen si continuas así.
Atsushi respiró profundo para calmarse, resignado, aceptó marcharse y dejar su esperanza puesta en Todomatsu, con un simple movimiento de cabeza hacia el más joven se retiró sin mayor escándalo.
Ahora, el empresario y los hermanos no tenían más opción que esperar y rogar porque todo volviera a la normalidad.
