Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es completamente mi invención.

Capítulo 9

Tres años atrás…

― Bella… ―Irina aporreó la puerta de mi dormitorio. Asustada bajé de la cama y, arrastré los pies cubiertos por calcetines navideños hasta la puerta. Ella en pijama estaba frente a mí― hay un tipo en la sala y dice ser tu cuñado.

― Jasper ―rumié entre dientes antes de salir corriendo por el pasillo.

Mi cuñado estaba mirando con atención las paredes blancas libres de adornos. Solo había un par de sofás y mucho desorden. Lo cual miraba lógico para tres estudiantes universitarias que compartíamos renta.

― ¿Qué pasa, Jasper? ―pregunté sintiendo un miedo indescriptible―. ¿Qué haces aquí?

Su cara lo dijo todo cuando sus ojos azules se centraron en mí. Así sentí que mi corazón emprendía un loco palpitar lleno de miedo.

― Renée ―pronunció muy bajo― intentó suicidarse.

Senti como si mi corazón hubiera dejado de latir, se detuvo de golpe y podía ver todo lo que me rodeaba en cámara lenta.

Mamá no podía dejarme, no ella. No cuando Charlie lo había hecho.

― Pero… ―logré decir, aún conmocionada― ¿cómo fue?

Jasper pasó una mano por su coleta.

― Alice ha intentado comunicarse contigo desde el móvil de tu madre, pero al no tener respuesta me envió por ti.

Recordé que no había encontrado mi celular desde anoche y que probablemente estaba en el auto de Edward, aunque eso ahora no tenía importancia.

― Tenemos que irnos ―dijo― compré un viaje redondo y el vuelo sale en dos horas. Por cierto, debes pagarme porque no me sobra el dinero.

No hubo tiempo para decirle verdades a Jasper y gritarle todo lo tacaño que era. Salí corriendo a mi habitación y recogí mi ropa de forma desordenada lanzándola a la maleta. Cambié con rapidez mi pijama por unos jeans, botas y abrigo.

Busqué mi mochila y la colgué en mis hombros mientras arrastraba mi maleta.

Irina y Jane estaban a mitad de pasillo mirándome con caras de pocos amigos.

― ¿Puedes prestarme tu celular? ―le dije a Irina.

― Lo siento, me desconectaron la línea por falta de pago.

Miré a Jane en busca de ayuda. Ella rodó lo ojos y se metió a su habitación cerrando de un portazo la puerta. Esa perra se estaba desquitando de mí por la última pelea, no había podido pagar el Internet y admitía que era el mes que me correspondía hacerlo. No tenía suficiente dinero, les expliqué y ninguna quiso ponerse en mi lugar.

― Bella, ya es hora ―Jasper gritó.

― Avísale a Edward que tengo que viajar a Seattle, mi madre está mal. Dile que me comunicaré con él en cuanto pueda.

Irina me miró de arriba abajo, mas no aseguró nada.

Mi vida estaba desmoronándose en un pestañeo. Mi madre estaba debatiéndose por su vida en un cuarto de hospital debido a que Phil le quitó la casa, Alice estaba deprimida y no comía mientras su esposo no dejaba de presionarme para que le regresara el dinero del boleto de avión.

― Si Renée muere no me haré cargo de los gastos funerarios ―Jasper dijo una tarde mientras esperábamos noticias médicas de mi madre―. Pero si salva no la quiero viviendo con nosotros, apenas puedo mantener a Alice como para agregar otra boca más…

― Quieres malditamente callarte ―espeté.

Alice agachó la cabeza y siguió perdida en sus pensamientos. Algo había pasado con ella, estaba ausente, deprimida y su delgadez se estaba volviendo extrema, sus hermosos ojos verdes habían perdido su brillo natural.

Estuvimos en la sala de espera por lo que fueron horas o días, verdaderamente había perdido la brújula del tiempo, tan solo veía, ir y venir personal médico todos los días.

Fue una de esas mañanas frías cuando Renée despertó y mil veces desee que no lo hubiese hecho. Ella realmente se odiaba y parecía dispuesta a retorcerse en su propia miseria.

― Soy un fracaso ―musitó ahogada en llanto. Mis ojos no podían despegarse del vendaje que había alrededor de sus muñecas, eran una muestra de su atentado―. No sé qué haré de mi vida ni cómo continuaré… no tenemos casa.

Alice en su versión zombie solo se volteó dándonos la espalda.

Podría decirle a mi madre que lo veía venir. Ella se enamoraba demasiado fácil y Phil llegó a su vida como todo un conquistador, la llenó de halagos, promesas y no dimensionaba cuanta palabrería más para que Renée accediera a hipotecar la casa.

Hoy no tenía a ninguno de los dos.

Encajé suavemente mis dedos en los de Renée y esbocé una media sonrisa, no era tiempo de decirle todo lo idiota que era.

― Todo estará bien, mami ―aseguré.

Mamá negó con la cabeza.

― Si quieren ―dijo Jasper aclarándose la garganta―. Pueden vivir con nosotros, hace meses heredé una casa en Texas y hemos estado viviendo ahí.

¿Vivían en Texas?

Achiqué los ojos. Alice miraba de una forma extraña a Jasper, como si no deseara mantenernos ahí.

― No quiero nada ―habló mamá―. No quiero existir ni siquiera sé cómo pagaré el maldito hospital.

Jasper resopló de forma ruidosa.

― No puedo hacer todo por ustedes, Renée. Bella también tiene que ayudar en los gastos.

― Estoy estudiando ―argumente― tampoco es fácil para mí.

― Es hora de que hagas algo por tu madre ―Jasper sugirió con burla―. Porque bastante haré sin cobrarles renta.

― Maldito bastardo ―sisee.

Alice salió de la habitación como si estuviera enojada, la seguí. Ella estaba recargada en la pared del pasillo.

― ¿Qué demonio pasa contigo? ¿Por qué dejas que ese pendejo diga esas idioteces?

― Está en su derecho. Es justo que les cobremos cuando yo misma te he ayudado con tus estúpidos estudios ¿o ya se te olvidó?

― ¿Ahora me lo echarás en cara?

Alice me increpó, acercándose. El odio que habitaba en sus ojos no pasaba desapercibido para no darme cuenta.

― ¿Qué eres capaz de hacer tú por mí, Bella?


Por supuesto que la historia tiene final feliz. Sólo que para llegar ahí antes debemos conocer el pasado. Recuerden que Bella tiene 19 años en el pasado, ¿qué piensan? ¿quieren otro capítulo?

Gracias totales por leer