Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es completamente mi invención.

Capítulo 10

Tiempo actual…

Edward

Me apoyé en el respaldo de la silla después de beber hasta la última gota del tarro de cerveza. El líquido amargo no fue capaz de mejorar mi ánimo.

― No puedo creer todo lo que me dices, Edward. Si no fuera porque conozco a Bella juraría que miente ―Alec estaba más confundido que yo―. ¿Qué piensas hacer?

Perdí mi vista en los comensales. El restaurante estaba abarrotado en un martes por la noche; mi cabeza estaba repleta de dudas, quería hacer cuestionamientos a Bella, quería saberlo todo. En cambio, mi orgullo herido y corazón roto me impedían involucrarme.

Quería estar cerca de Emmy, pero no de Bella. Era un contraste de opiniones aún disputándose en mi cabeza, un debate sin sentido que ni siquiera hallaba cómo iniciar.

― No mucho ―respondí indiferente.

― Entonces, ¿la dejarás sola cuando más te necesita?

Exhalé.

― Alec, no se trata de eso, simplemente no logro procesar que acabo de verla después de tres años. ―Dije sonando frío. Cómo si el maldito tono de voz pudiera cambiar los sentimientos que había guardado bajo lo más profundo de mi corazón y que los muy traidores salieron a flote con tan solo verla, que probablemente era el tipo más idiota y que era capaz de arrastrarme a sus pies con tal de tener su atención y no era justo. No para mí porque ella era un tema superado, sin embargo estaba Emmy. Esa pequeña y dulce nena que estaba seguro era mía.

― Lo entiendo, Edward. Pero en lo que me has contado Bella no pidió volver contigo, tampoco casarse, tan solo está pidiendo ayuda para que no le quiten a la niña, ¡a tu niña! Porqué si crees que es tuya ¿cierto?

Asentí sin querer darle explicaciones. No era tan complicado hacer adiciones entre meses, lo cual me daba como resultado el nacimiento de Emmy.

Además debía añadir el parecido que tenía conmigo, la conexión instantánea que surgió en nosotros, la manera en que su alegre sonrisa me derritió y como sus pocas palabras parecían dominarme. Sería un idiota sile atrevía a negarla.

― No pierdas más tiempo, Edward. Busca a Bella, hablen de lo ocurrido, razones debe tener para haberse marchado y tan solo dejarte dejarte una mísera carta con Irina diciéndote que la olvidaras.

Chupé los dientes al recordar.

― No removeré el pasado ―pronuncié indignado―. Si hablo con Bella será únicamente de Emmy, porque quiero hacerme la prueba de paternidad y nada más.

Su sonrisa cínica me provocó un retortijón de tripas.

― Ya entiendo. Tu enojo es porque vino a pedir ayuda para reconocer a la niña y no por ti.

Bufé. Me concentré en la humedad del tarro de vidrio y lo observé como si fuera más importante que las estúpidas palabras de Alec.

Bella era un tema superado. Después de años de autoflagelarme por su abandono; de cuestionarme qué hice mal; al fin pude dejarla atrás. Me refugié en mi trabajo y luego de varios intentos tuve un ascenso en la compañía donde trabajaba que implicaba cambiar de residencia.

Me mudaré de la ciudad a finales de mes. ¿Por qué tenía que aparecer? ¿Por qué ahora que estaba en paz?

La carcajada burlona de Alec me sacó de mis cavilaciones. No entendía la gracia para estarse riendo como si todo fuese un chiste.

― No tengo interés en Bella ―dije secamente.

― No, claro que no ―su sonrisa seguía siendo burlona―. Por eso has permanecido solo estos tres años, digo porque al final todas terminan siendo damas de compañía que no se repiten más de una vez.

Bella había dejado una huella profunda en mí. Me llevó a la miseria ese día que desapareció y desde entonces no había existido una mujer que me cautivara como lo hizo ella, me juré no volver a involucrar sentimientos y mi promesa seguía cumpliéndose al pie de la letra.

― Iré a ver a Emmy ―me puse de pie dejando un billete de cincuenta dólares en la mesa.

― ¿Estás loco? Son casi las diez de la noche, Edward. No creo que una bebé esté despierta a esta hora.

Me encogí de hombros restando importancia a lo que decía. No sabía nada de niños, de hecho era la primera vez que estaba cerca de uno y realmente no sabía cómo debía comportarme delante de Emmy.

Tal vez sería necesario comprar un libro, ¿cómo habrá hecho Bella? Mis dudas seguían brotando sin detenerse y amenazaban con no dejarme dormir.

Tenía una bebé, era padre. Sonreí al pensar en la hermosa Emmy.

― Paga la cuenta ―ordené burlón y emprendí mi camino hacia fuera del restaurante.

Aunque mi amargura hacia Bella no había disminuido, y menos tenía intención de escucharla, tenía derecho a ver a Emmy, compartir con ella, disfrutarla como no lo hice estos dos años.

Por ende asimilaba que apoyaría a Bella. Estaba dispuesto a mover el mundo entero para juntos recuperar a la niña, en eso no daría un paso atrás.

Emmy era mi hija.

Era una Cullen… ¿y Bella? Ella podría continuar con su vida, nada iba a cambiar.


Aquí esta la respuesta a su duda más grande. Edward esta solo, ya lo dijo él, pero aún falta por descubrir más. Es muy probable que intercambie capítulos de pasado y presente, para así hacer todo más ligero, cuéntenme qué les pareció ¿quieren otro capítulo?

Gracias totales por leer