Capítulo XXIX
Después del amanecer
Podía recordar todo aquello, el clima húmedo, la brisa cálida, el aroma a azufre y los colores vibrantes, sentía que ya lo había vivido, como una antigua memoria que no podía situar en su línea temporal, y aún así actuaba pautadamente, siguiendo el librero a pesar de su conciencia. Hiccup podía sentir como la angustia pesaba en su interior.
Chimuelo jugaba con otros dragones más jóvenes, se revolcaba sobre la maleza, aplastando la vegetación aledaña, el vikingo solo los miraba, preocupado por alguna razón que no podía recordar ni entender en ese momento, y poco importaba, en especial una vez sintió el tosco y firme agarre de la mano de su padre sobre su boca.
- Tranquilo - le susurró con calma a Chimuelo quien ya había reaccionado, calmado el instinto del dragón
- ¡Es una broma! - exclamó el menor en un quejido, deshaciéndose del agarre - ¿Cómo llegaste aquí? - le reclamó con asombro
- De la misma forma en que te sacaremos - aseguro con confianza
- ¿Quiénes? - le reprochó el menor con incredulidad, mirando a su alrededor en busca de alguien más
- ¡Despejado! - interrumpió Bocón apareciendo de entre la vegetación
- Chimuelo, ven - lo llamó Estoico jalando a Hiccup por un brazo y entrando por una grieta en la montaña, siendo seguido por el furia nocturna
- Uh... - se quejó - espera, papá, hay algo que debes saber - trató de detenerlo sin éxito
- Si, cuentame en el camino - respondió quitándole importancia
- Estas no es de esas cosas que se puedan contar en el camino
- Escuché suficiente - suspiró sonoramente agotado, adelantando el paso con mayor agilidad que el menor
- Más bien es de esas noticias que te dejan sin habla - alzó la voz agitado, más adelante Bocón iba revisando el camino
- Si, como todas las demás - murmuró pasando con algo de dificultad por un pasadizo estrecho de piedra, lo que aprovechó Hiccup para llegar a su lado
- Si, eh, y papá, a diferencia de la mayoría de las sorpresas que te doy, está te va a gustar - continuó dejando a Chimuelo atrás, que por su tamaño ya no los podía seguir - lo prometo, solo tienes que tomarlo con delicadeza, porque...
Pero Bocón ya había llegado hasta el final del camino, parado junto al umbral por donde se calaba una tenue luz que se filtraba por los muros de hielo de la caverna.
- Ah, - suspiró - seguramente querrás tomar esta, Estoico - agregó luego el viejo herrero palmeando el hombro de su amigo, para luego alejarse hasta caer sentado en una piedra - Ay, dioses - suspiró con más fuerza
Estoico observó a bocón con expresión contrariada, luego desenvaino su espada a la defensiva preparado para cualquier sorpresa por delante
- ¡Whou! - exclamó el menor - ah, crees que podrías guardar esa espada, por favor - le pidió tratando de mantener la calma
El viejo vikingo hizo caso omiso a las palabras de su hijo y se aventuró hasta el portal hasta cruzarlo, quedando perplejo de pie frente a quien pensó jamás volver a ver, sin habla, tal cual como Hiccup le había advertido. Estoico soltó su espada que cayó secamente al suelo, luego se quitó el casco en un gesto de respeto, anonadado, en medio de la caverna estaba ella, la madre de su hijo, el amor de su vida, después de todos esos años, tantas búsquedas y noches en vela, ella por fin estaba de vuelta, ahí frente sus ojos y él no podía hacer nada más que respirar.
Y aún así no estaba seguro de lo último
- Sé lo que vas a decir, Estoico, ¿Qué cómo pude hacer esto? Tks - negó con un gesto, la luz filtrada a través del cristal congelado iluminaba el rostro y las facciones de la mujer - quedarme lejos todos estos años ¿Por qué no regresé contigo, con nuestro hijo? Bueno ¿Qué indicio me diste de que cambiarias, Estoico, de que alguien en Berk lo haría? - dijo alzando la voz
Poco a poco los dragones a su alrededor se agrupaban y acercaban en gesto protector, mas Estoico no se inmutó, continuando con su caminar impávido y sereno, abrazando su selectiva mudez.
- Les supliqué incansablemente que dejarán de pelear, que buscarán otra respuesta, pero ¿Me escuchó alguno de ustedes? - continuo Valka comenzando a retroceder con lentitud
- Es por eso que jamás me casé - comentó Bocón en un susurro hacia Hiccup que permanecían más apartados del reencuentro de la pareja - gracias a eso y por otra cosa - agregó luego más nostálgico
- Sé que te dejé para que criaras a Hiccup solo, pero creí que estaría mejor sin mi - continuo titubeante, incómoda por el silencio del otro - y me equivoqué ¡Ahora lo veo! Pero... - se interrumpió tropezando con el muro helado, el final de su camino - Ay... - se quejó, luego se preparó para enfrentar lo inevitable - ¡Deja de ser tan estoico, Estoico! ¡Hazlo, grita, ódiame, solo dime algo! - exclamó exasperada por la mutes, al borde de las lágrimas
Pero contra toda creencia y prejuicio, el líder vikingo no grito, no la odió, no dijo algo, levantó una de sus manos y acarició con ternura y anhelo la mejilla de la mujer, secando algunas de las lágrimas que habían caído en el proceso.
- Estás tan hermosa como el día en que te fuiste
Y eso fue todo, las defensas bajaron y los temores huyeron, el perdón y la aceptación se hicieron presentes, la comprensión de lo incomprensible se manifestó, los años jamás habían pasado entre Estoico y Valka.
Hiccup se desperezó abrumado, el recuerdo de aquello siempre le había traído una nostálgica alegría, más está vez no sentía igual, reconocía la imagen fuerte y decidida de su padre, el hombre que había perdido y jamás podría llenar su lugar.
Él no era como su padre
Y la vida del joven no había sido para nada parecida a lo que fue la del mayor, Hiccup tenía su propio destino, sus propios problemas, sus propias batallas.
No podían estar más lejos que ahora
Y no era lo mismo
Ella jamás iba a regresar
Se levantó del sitio en que había pasado la noche junto a Chimuelo, dispuesto en un principio a vigilar algún avistamiento del guardian de los sueños, después de la discusión que había tenido con Mérida necesitaba algo de aire fresco, necesitaba pensar. Hiccup no había ido tan lejos, tan solo unos cuantos metros, a unos cientos de pasos de dónde él sabía dónde estaría la princesa, y aún así sentía el mundo de distancia entre ellos, estaba inquieto, el corazón le latía con fuerza, estaba molesto consigo mismo.
Aún era muy pronto para actuar, y al mismo tiempo era muy tarde como para seguir esperando, ya bastante había tardado en dar algún paso como para continuar haciéndolo, de todas formas debía esperar.
¿No?
- ¿Qué dices amigo? - preguntó hacia el furia nocturna, quien permanecía inquieto al borde de la torre - si, eso creí - se respondió así mismo en un suspiro agotado - he tardado mucho - agregó luego volviendo su mirada al frente
La noche no había sido amigable con Hiccup, y el amanecer no parecía traer consigo buenos cambios, aún era muy temprano para volver a dónde estaba Mérida, y aunque fuese donde ella, la realidad era que no sabía que decir, no existía otro motivo más que estar a su lado. Se levantó de su lugar y bajó por la torre hasta el interior del castillo buscando dilatar el momento, era la primera vez en todos esos años en que pasaba tanto tiempo por aquellas tierras, aún era todo desconocido y llegar hasta algún punto del lugar implicaba demasiado tiempo, mas Hiccup conocía y recordaba las quejas de la princesa y las historias de los príncipes, el ruido incesante y el ajetreo de los que trabajan en el castillo, era un cuento fantástico en contraste con la actualidad, pasillos vacíos y silenciosos que dejaban al descubierto el panorama.
Hiccup bajó, con algo de mucha dificultad, hasta lo que supuso era la cocina del castillo, un cuarto enorme que estaba al bajar por unas escaleras, había llegado gracias a las indicaciones de los pocos sirvientes que iba encontrando por el palacio, todos avocados a la atención de los Lords, aún no tenía una idea de porque estaban ahí en Dunbroch, no había podido tocar el tema la noche anterior con Mérida y no se había encontrado con la reina aún, de todas formas buenas noticias no eran, habían tardado bastante en la reunion del día anterior, sin contar la expresión agotada que llevaba Mérida después de ello.
El jinete de dragones se paseó por la cocina juntando algunas cosas que estaban sobre el meson para ponerlas sobre una bandeja de madera, algunas rebanadas de pan, algo de fruta y miel, para luego subir nuevamente por las escaleras tan rápido como había entrado, tratando de recordar que camino debía tomar para volver a la habitación donde se supone seguía la Mérida junto a sus hermanos.
Pero siempre había algo que lo frenaba un poco cada vez
Desde que Hiccup había dejado a la princesa en aquel cuarto es que su corazón no había parado de palpitar con fuerza, sentía la mente hecha un revoltijo y el estómago tan pesado como si hubiese comido un montón de piedras, y aunque ahora ya estuviese decidió de que debía de hacer, eso no cambiaba la culpa o la melancolía que sentía, se había confiado, por años pensó que era suficiente lo que sucedía entre ambos, los viajes a Arendelle y los paseos hasta Berk, las visitas fugaces a Dunbroch y las tardes volando junto a Chimuelo, pero no era así, la ambigüedad había acabado con todo aquello, su temor por fallar, el espacio que debía llenar, la perdida de Astrid y los cambios.
Ella ya no estaba con él
Hace tiempo que no lo hacía
Hace tiempo que ya no estaba
Entonces ¿Qué lo estaba frenando?
Pero frente todo pronóstico y expectativas, una vez más su mente le comenzó a fallar, la culpa pudo un poco más, y un brillo rubio inconfundible lo aturdió, desapareciendo de su linea de visión al girar por uno de los corredores, ahora el bombeo de su pecho era aún más fuerte de lo que ya había sido desde la noche anterior.
Era imposible
Mas no hubo tiempo para averiguar si una vez más su culpa lo rondaba o si el temor se hacía presente, está vez la reina Elinor detuvo a Hiccup a pocos pasillos de su meta, cruzándose coincidentemente con el mismo destino.
- Hiccup - lo llamó al notar la presencia del otro por los corredores - ¿Sigues por aquí? - inquirió con genuino interés mientras el castaño trataba de pasar su vista sobre el hombro de la reina
- Buenos días su majestad - la saludó con algo de rigidez - vera... Yo me ofrecí - respondió apresuradamente - no queríamos dejarlas solas - agregó luego
- Mérida no mencionó nada sobre esto - negó quitándole importancia - bueno, de todas formas era tarde cuando terminó nuestra reunión - admitió luego - es muy noble de tu parte, gracias - agradeció con un gesto de aprobación
- Es lo menos que puedo hacer
- ¿Si? ¿Y eso por qué? - preguntó con un gesto cómplice - Si se puede saber - agregó con tono sugerente
- ¿Por qué? - repitió para si mismo nervioso - yo, eh... Este... - titubeó inquieto, Elinor rió con suavidad
- ¿Eso es para mí hija? - preguntó ahora echando un ligero vistazo a la bandeja que el otro llevaba entre sus manos
- Si, yo... - comenzó nuevamente - no creo que baje por si misma a comer - se excusó apenado por su actuar
- Muy considerado - repitió manteniendo la afable expresión de su rostro, luego suspiró rompiendo levemente el encanto - bueno Hiccup, no te entretengo más, dile a mi hija que necesito hablar con ella después de que coma algo - le pidió antes de despedirse con un leve gesto
Y una vez más la pesadez volvía a invadir su interior
Hiccup se quedó por un momento observando a la reina alejarse por el pasillo de vuelta a sus aposentos, luego volvió sobre sus talones acortando el camino entre donde estaba y donde fue su visión, a donde parecía converger todos los puntos, pero al final del corredor solo estaba la puerta. El vikingo se recargó sobre el muro de piedra, suspiró entre una mezcla de alivio y decepción, solo era su mente una vez más, solo fueron sus miedos, cerro sus ojos con fuerzas y comenzó a respirar con calma, tenía un cúmulo de cosas sobre sus hombros y sus responsabilidades ya le estaban pasando factura, aun así no podía seguir echándole la culpa de su cobardía a sus deberes, Hiccup disipó los pensamientos lúgubres para volver a emprender camino hacia la habitación de los príncipes.
Golpeo la puerta un par de veces sin esperar realmente una respuesta, sabía que Mérida estaba ahí, podía escuchar los cuchicheos a través de la ventanilla de la puerta.
- Mérida - llamó elevando la voz - sé que estás ahí - agregó mirando hacia la bandeja entre sus manos, luego suspiró una vez más para alzar la voz de nuevo - no me iré hasta que respondas
- No hay nadie - se escuchó la voz amortiguada de la princesa, Hiccup negó con una tenue sonrisa, lo que más le irritaba también era lo que más le agradaba de ella
- Muy graciosa - aceptó poniendo su mano sobre la cerradura tratando de abrir - ¿Por qué estás encerrada?
Y nuevamente no hubo respuesta, Hiccup pudo escuchar un pequeño cuchicheo más, luego unos pasos se iban acercando y la puerta se abrió. Hiccup espera todo, cualquier cosa, un grito, quizás ni una palabra, incluso algún empujón, pero nada lo había preparado para lo que seguía.
Eran los ojos celestes mas celestes que había visto en su vida, unos enormes ojos vibrantes, brillantes e inundados de lágrimas, sus mejillas pecosas estaban sonrojadas por el llanto y sus cabellos rubios desordenados, aun así mantenía el brillo que siempre la había caracterizado, la esencia de quien siempre había sido. Lucía algo mayor, los años habían pasado por sus facciones, alargando sus rasgos y madurando sus expresiones, pero seguía siendo ella.
Era ella
- Astrid... - musitó anonadado, tenía la mirada perdida y el pulso acelerado, con el corazón en la garganta, incapaz de tragar o respirar
- Ese es mi nombre - respondió a una pregunta no hecha con una sonrisa tan triste como real
- E-eres tu, realmente eres tu - tartamudeo levemente, dejó la bandeja en la mesa de noche junto a la puerta aún incrédulo, esperando que al repetirlo le ayudaría a procesar los hechos con mayor rapidez
Astrid asintió, sus pómulos se elevaron y en sus ojos un brillo surgió, un gesto propio de ella.
Porque lo era
Era ella
Unos años mayor
En otro tiempo
En otro reino
Pero seguía siendo ella
- Astrid - repitió antes de estrecharla en sus brazos, volviendo a sentir su aroma natural y su cabello en su rostro
En ese instante todo lo demás se había ido, Hiccup estaba en shock, alejado de la realidad, de las personas y el tiempo, incluso al tacto no podía creer que Astrid había vuelto, que jamás se había ido, siempre había estado en Dunbroch, tal cual como las esferas le decían, aún así...
¿Por qué no estaba aliviado?
¿Así se había sentido su padre con su madre?
El recuerdo de Estoico acariciando la mejilla de Valka se hizo presente, en su mirada no existía la duda
"Estás tan hermosa como el día en que te fuiste"
En su mirada solo había aceptación, amor y añoranza, e Hiccup, Hiccup solo no podía mediar más palabras.
Pero, por fin había vuelto
- Tu nombre es Astrid... - interrumpió Mérida sin querer, quien aún seguía procesando la situación - tu eres Astrid...
Y todo se había desarmado, la impresión de un comienzo se había disipado lo suficiente como para notar las grietas en aquel techo de cristal que los cubría, Runa había dejado de ser quien era y en su lugar había vuelto la mujer de la cual Mérida siempre había escuchado hablar, con la cual siempre se había comparado, ahora la veía, siempre deslumbrante, hermosa, valiente, compasiva, fiel y perfecta, tal cual la había conocido esos años, tal cual se lo habían comentado.
¿Cómo no lo vio?
- Mérida - musitó la rubia con la voz estrangulada por un sentimiento desconocido - yo... Yo no sabía cómo decirlo - confesó mientras rompía con delicadeza el abrazo con Hiccup - cuando llegue aquí era demasiado, eran muchas cosas, no supe que hacer...
- ¿No sabías que hacer? - interrumpió la colorina fingiendo una enorme sonrisa - ¿Por qué? Esto es maravilloso
- Mer... - susurró angustiada, consciente de todas las charlas previas que habían ocurrido entre ambas
- No, está bien - la detuvo aún sonriente - al fin recuperaste tus memorias y a tu familia, es algo grandioso - continuo mientras trataba de no sostener la mirada, tratando de distraerse mientras levantaba las frazadas que había dispuesto por el suelo - podrás volver a tu hogar, reencontrarte con los tuyos, era algo que deseabas tanto - continuó
- Mérida - la llamó Astrid una vez más, acercándose a esta y tomando sus manos - mírame, por favor - le pidió con suavidad
- Runa... - murmuró dejando lo que estaba haciendo - Astrid... - se corrigió inmediatamente - Todo está bien, ahora podrán buscar a su hija juntos, los apoyaré en lo que pueda - le aseguró
Y fue cuando el alma de Hiccup volvió a abandonar su cuerpo sin aviso, y en su lugar un revoltijo de nervios y dudas se expandieron sin control, las palabras de Mérida habían mellado en el jinete con más fuerza e impresión que el regreso de su esposa.
Estaba congelado en su lugar.
- ¿Qué acabas de decir? - Mérida soltó el agarre de la otra y se las llevó hasta los labios en un gesto de arrepentimiento - hija... Dijiste hija - tartamudeo Hiccup aún sin una expresión en el rostro
- Por los dioses... - musitó pausadamente la colorina intercalando la mirada
Pero antes que se dijera nada más, la reina Elinor se había asomado por la puerta, estaba agitada, con una expresión de pánico en el rostro, sus ojos estaban enrojecidos y su respiración enraizada, sin darles un segundo de tregua exclamó inmediatamente.
- ¡Mérida! - la llamo con alivio al reconocer su rostro entre los presentes - es Fergus - soltó después amagando la necesidad de llorar
Un desagradable escalofrío recorrió la espina de la princesa, quien no espero ni un segundo antes de salir rápidamente de la habitación dejando todo atrás, incluso a su madre.
Mérida corrió por los pasillos con rapidez, había tomado las faldas de su vestido entre su brazos dejando más libertad a sus piernas, sentía que entre más se alejaba más rápido podía olvidar todo lo pasado, aunque por delante quizás no le esperaba algo mejor. Entró a los aposentos del rey sin preambulo, su corazón era un zumbido en sus oidos y un nudo en la garganta, preparada para encontrarse con lo peor no pudo más que sentir un alivio abismal al ver a su padre sobre la cama.
Fergus permanecía bajo los efectos de la maldición igual como lo había hecho durante días, mas está vez, por primera vez, a través de sus párpados cerrados caían dos pequeñas hileras oscuras, más fina que la arena y de un tono más profundo de la noche, Mérida se acercó a él sin temor, podía notar su abultada barriga bajar y subir acordé a su respiración, el pequeño ruido de sus ronquidos, y el entrecejo fruncido de su padre, acercó sus dedos a sus mejillas marcadas por el tiempo sintiendo el polvillo oscuro rodar por sus dedos y caer hasta la almohada, ya lo había visto antes.
- ¿Qué le sucede? - pregunto Hiccup con urgencia desde el portal, igual de agitado como la princesa
Mérida por un momento quiso mantenerse como estaba instantes atrás, en el limbo del alivio por el cambio y la amnesia selectiva de lo que había pasado, pero tenía que apegarse a la realidad.
Habían cosas más importantes que un corazón roto
- Ve por Anna - le pidió sin despegar la mirada de su padre - estás son pesadillas... Quizás lo pueda despertar - informó dándole por fin una mirada
Estaba haciendo su trabajo, durante esos días no tenía nada más que hacer, irónico tomando en cuenta la situación, en primer lugar los guardianes habían tenido un no tan amigable encuentro con madre naturaleza; después el hombre de la luna se había manifestado; Elsa había vuelto y por defecto también Pitch Black, al igual que los dragones que habían atacado a Arendelle años atrás, aunque aún no los habían visto, y a pesar de todo aquello, no había nada más que hacer que trabajar, seguir manteniendo el equilibrio necesario en el mundo y las infancias, tanto las antiguas como las nuevas, un compromiso que Sandman cumplía con solemnidad.
- Necesito que me ayudes con algo - canturreo la joven niña a su lado, su apariencia era tan inocente y frágil que contrastaba con la naturaleza inhóspita de la criatura - juro que es por una buena causa, no miento - le aseguro con una cálida sonrisa
Sandman la observó detenidamente antes de levantar una ceja con incredulidad.
- Bueno, por lo menos contigo no lo hago - admitió a regañadientes manteniendo su expresión afable - ¡Vamos, Sandy! Tu y tus amigos me lo deben - le reprochó con tono travieso, casi como un juego, aunque Sandman la conocía bastante bien para saber que no estaba jugando - solo quiero mantenerlas a salvo - pidió en un infantil ruego
El guardian de los sueños pareció sopesar la situación y la propuesta, Emily Jane no era un ser paciente, acostumbrada a tomar todo aquello que le pertenecia como lo que no, Sandman sabía que quizás algo más tramaba la pequeña madre naturaleza, pero como decir que no si la antigua estrella había sido de ella antes que de él.
- Será maravilloso, ya lo verás, el dorado de mis flores combina perfectamente con la arena de este lugar - comentó paseándose de un sitio a otro - podrías crear algunos árboles o plantas para que no se vea tan vacío, un poco de sombra vendría bien - acotó mientras posaba su dedo indice sobre su propia mejilla, ensimismada en su mente, pensando en cada detalle - a Zephyr le encantará
Meme suspiró, no importaban los siglos y milenios, la pequeña Seraphine no cambiaría.
- Es una amiga, digamos que es como una niña perdida, soy algo así como Peter Pan
Pero a veces es mejor perder la batalla que librar una guerra.
- ¿Entonces, hay algún problema? - preguntó una vez más
Sandy negó con un gesto, era mucho el tiempo que habían compartido ambos, él sabía que no se debía negar.
Ella no es siempre un alma benévola y es muy impredecible
- ¿Eso fue todo? - preguntó hada, Meme asintió afirmativamente - pero eso no explica el tiempo que no estuviste - apuntó a lo que me pareció pensarlo con profundidad, luego solo se encogió de hombros - no tiene sentido - agregó inconforme provocando una serie de sonidos de apoyo de sus pequeñas haditas a su alrededor
- Oh, por favor, - interrumpió Norte rodando los ojos - sigan ustedes buscando sentidos, iré por las esferas - se excusó antes de salir del salón del mundo
- ¿Qué le sucede? - murmuró hada confundida mientras seguía al viejo guardian con la mirada desaparecer tras las puertas
- Debe estar cansado, a su edad debe ser agotador saltarse las noches - respondió Jack sin importancia, Thootianna solo rodó los ojos
- Si, claro - respondió en un susurro molesto - tu sabes mucho sobre ello
Jack y Sandman compartieron miradas para luego mirar extrañados a la menuda hada, quien permanecía con una expresión ausente ante ellos mientras los chillidos de las haditas a su alrededor crecían en volumen y bulla.
- ¿Te sientes bien? - inquirió Jack con tacto mientras Meme se acercaba a la hada para tocar su mano con serenidad
- Si, lo estoy - mintió soltando un bufido, Sandy apretó su mano con sosiego sobre la de ella - de verdad lo estoy - reafirmó tratando de calmar a sus haditas - hay que ocuparnos de otras cosas, como el tiempo que te perdiste de todos
- Si tú lo dices - acepto el guardian encogiéndose de hombros y luego palmeando a Meme - Necesitamos a los demás - agregó Jack cambiando el tema - podrían ir por Conejo y yo iré por Elsa, alguno debe tener alguna idea
- Puff, claro que tu irás - murmuró nuevamente hada rodando los ojos
- ¿Te sucede algo? - preguntó directamente hacia la otra - ¿Estás molesta con Elsa?
- ¿Molesta con Elsa? - repitió ofendida - No estoy molesta con ella - se defendió en lo que las haditas volvían a chillar
Meme volvió a acercarse a hada pero está no dejó que esté la consolara está vez.
- ¿Y con quién lo estás? Porque estás molesta con alguien - insistió mientras Thootianna intentaba calmar a sus pequeñas hadas molestas
- No Jack, no lo estoy, es solo que... Es solo que no puedes seguir buscándola todo el tiempo - apuntó tomando algo de distancia - están pasando cosas muy serias, no podemos recurrir a alguien que ni siquiera entiende como funciona todo esto
- ¿Y sigues con eso, hada? Elsa es una de nosotros, quizás no tenga idea de lo que está pasando, pero puede ser de ayuda
- Si, como tú digas - resopló buscando zanjar el tema y volviendo a concentrarse en las haditas
Meme se balanceo de un lado a otro manteniendo su eje en su lugar, estaba incómodo, no entendía que pasaba o qué había pasado entre sus dos amigos, hada estaba molesta, Jack confundido y el mundo era un caos, al parecer un caos menor que lo que estaba sucediendo entre aquellos dos.
Por otro lado Jack, al igual que Sandman, no entendía que sucedía, hada no estaba siendo la misma desde hacía días; distante, huraña, extraña, como si hubiesen pasado los siglos entre ambos. Jack trataba de buscar alguna respuesta, justificar la molestia de la pequeña y dulce hada, mas nada llegaba como respuesta, hasta que, dentro de su infinita sabiduría, una pequeña razón se hizo notar, era poco probable y bastante difícil de abordar, más no perdía nada intentándolo.
Si es que estaba en lo correcto
- ¿Estás celosa? - preguntó con un tono, según Thootianna, casi burlesco
- ¿Qué? - preguntó atónita dejando de hacer lo que estaba haciendo
- Qué si estás celosa - repitió a lo que la pequeña hada no reaccionó de la mejor manera
- ¡No puedo creer que precisamente tu me estés preguntando eso! - exclamó molesta, provocando una vez más la molestia en las haditas quienes volaban a picar a Jack - ¿Por qué, dime, por qué tendría que estarlo?
- Oye, relájate, solo lo decía porque ya no serás la única guardiana, debería ser algo bueno - se defendió mientras trataba de esquivar a las pequeñas haditas con sus manos
- ¿Acaso estás diciendo que estoy celosa de Elsa? - preguntó ahora más molesta, Meme tan solo retrocedió lentamente unos pasos
- No de ella, de la situación - se defendía levantando sus manos sobre su rostro
- ¿Y cuál es la situación según tu? - continuó flotando hacia él lentamente - ¿Sabes qué? Haz lo que te parezca mejor, iré con Norte - dijo por último saliendo del salón
Un silencio incómodo se coló entre el guardian de los sueños y el de la diversión, siendo solo interrumpida por el portazo que había dado el hada de los dientes al salir.
- Mujeres... - murmuró Jack molesto, Meme lo observó en silencio para luego llamar su atención con su arena - ¡Qué va, todo va bien! - respondió a regañadientes - ¡Estupendo, diría yo! - exclamó con falso entusiasmo, luego tomo el puente de su nariz entre sus dedos índice y pulgar
Pero Sandman, no conforme con la respuesta, insistió una vez más.
- No es nada, no te preocupes - suspiró apesadumbrado, entendiendo que quizás su pregunta no había surtido el efecto esperado
Aún así Sandman no se rindió, la mirada suspicaz que tenía no dejaba tranquilo a Jack, quien solo suspiró una vez más de forma dramática antes de agregar.
- ¡Las mujeres son complicadas! Es todo lo que diré - cedió de mala gana
Sandman rodó los ojos y con un gesto de cabeza instó a Jack a hablar, el guardian guardó silencio por un momento, luego tragó con dificultad antes de confesar lo que pensaba había pasado con la amiga de ambos, Meme solo rió divertido antes de responder suspicazmente con su arena dorada.
Jack estaba tan equivocado
Aunque no por completo
El silencio de Sandman le había conferido un don especial que se potenciaba con su habilidad para leer los sueños, un vistazo del mundo desde un punto imparcial, casi como si fuera omnipresente, sabía cosas, Meme sabía que Thootianna no estaba celosa de una nueva guardiana, no tanto como lo estaba de quien era esa guardiana.
- ¿No me crees? - preguntó ofendido
Pero Meme si lo hacía, solo que también sabía que había algo más.
- Como sea, lo habíamos hablado - se excusó apoyándose en la pared - ella dijo que estábamos bien - admitió en voz baja
Y ahí estaba, lo que no le querían contar
Sandman intento por última vez con su arena dorada, Jack negó avergonzado para luego desviar su rostro molesto.
- No soy impulsivo, no hice nada impulsivo... - se quejó Jack, pero Meme solo asentía con efusividad - ¿Y cuando lo he sido? - preguntó sin pensar, obligando a Sandman a responder con su arena dorada, enumerando todos los momentos, escenarios y ocurrencias - Ya, ya, entendí, es suficiente - refunfuño tratando de detener las imágenes disipando con un manotazo - quizás lo sea - admitió pensativo, luego se detuvo pareciendo pensar en sus previas palabras - ¿Crees que no lo dije bien?
Sandman miró a Jack confundido sin entender completamente a lo que se refería el guardian, por lo que solo meneó la cabeza en un gesto de aprobación, después de todo sonaba como algo que el impulsivo Jack haría, aunque desconocía todo lo demás.
- Estaba confundido, pensé que jamás volvería - seguía excusándose, Meme solo ladeó la cabeza confundido, atento a las palabras del guardian de la diversión - y hada estaba ahí, siempre lo está... Siempre lo está... - repitió para si mismo, como si fuese entendido algo más - nunca lo había notado
Sandman meneó la cabeza mientras giraba los ojos abrumado por la ineptitud de su amigo, y poco podía ayudar ignorando qué había pasado, o cuando había sido, aunque no faltaba mucho para que la famosa impulsividad del guardian se lo hiciera saber.
- Lo habíamos hablado, pensé que todo estaba bien - suspiró pasando su mano por su rostro molesto - ahora hada está molesta y no dice porqué - Meme abrió la boca dispuesto a hablar, levantó su dedo indice dispuesto a completar las ideas de Jack, pero las arenas ni siquiera se alcanzaron a manifestar, el otro continuaba con su monólogo - ella dijo que estábamos bien... Que seguiríamos siendo amigos - comentaba mientras comenzaba a caminar por la habitación - estoy seguro que lo dijo
Meme intentó una vez más interrumpir, levantó su dedo indice otra vez siendo ignorado por completo.
- No tengo tiempo para esto - se quejó revolviendo sus cabellos
Meme lo observó por un momento con los brazos cruzados sobre su pecho, esperando el momento preciso para hablar sin ser interrumpido, pero las cosas no pasaron como el hombrecito quería.
- ¡Hey, ustedes dos, no pierdan el tiempo, debemos ir por los demás! - exclamó Norte asomándose por la puerta
- No estamos perdiendo el tiempo - se defendió Jack echándole una mirada severa, deteniéndose en las esferas que el otro llevaba sobre sus brazos - son muchas esferas - apuntó confundido
- Si, necesitarás unas cuantas - respondió sin cuidado
- ¿Unas cuantas? - preguntó confundido
- No pienso darte una reutilizable - le dijo entregándole unas cuantas
- ¿Qué? ¿No lo son? - preguntó ahora ofendido
- Usalas con sabiduría - le aconsejo con sorna ignorando olímpicamente las quejas del otro
- ¡No es justo! - exclamó molesto
- Lo hubiese pensado mejor a la hora de hacer tus travesuras - respondió volviendo a salir de la habitación, Jack rodó los ojos
- Exageras - murmuró siguiéndolo
- ¿Qué exagero? - inquirió frunciendo el ceño - las máquinas descompuestas por el taller no dicen lo mismo - luego solo negó tratando de olvidar la furia creciente - ¿Dónde está hada?
- No lo sé - respondió secamente parando todos los reclamos que venían detrás - salió molesta diciendo que iba contigo - Norte masajeo sus sienes con poca paciencia
- ¿Qué sucede con todos ustedes que están tan sensibles? - comentó hacia el aire exasperado
- Mira quién habla - masculló molesto - tu eres el que desaparece por las noches - soltó en una especie de burla - ¿Dónde dijiste que estabas?
- Nadie ha desaparecido, Jacky
- Oh, no vengas con eso, volví varias veces aquí buscándote, ni tus yetis sabían dónde estabas - le sacó en cara
- ¿Viniste al polo? - soltó molesto después de lanzarle una mirada agria
- No pierdas el foco, Norte ¿Dónde estabas? - repitió Jack cruzándose de brazos
- ¡Buscando a las benditas flores! - confesó elevando la voz
- ¿Qué? ¿Buscando las flores? ¿Seguiste con eso?
- Claro que segui en eso ¿Qué querías que hiciera? Madre naturaleza aparecía y desaparecía con sus amenazas, no iba a permitir que una inocente pagará por ello - se explicó mientras pasaba su mano por su rostro, demasiado agotado para continuar
- ¿Una inocente? - preguntó intercambiando una mirada de alerta con Meme que los había seguido en silencio - ¿De qué estás hablando?
- Madre naturaleza dijo que ella lo pagaría - confesó con culpa, sintiendo la mirada de sus amigos sobre él
- ¿Quién? ¿Lo sabías? ¿Por qué no lo dijiste antes? - comenzó a recriminarle
- ¡Es por tu causa que comenzó todo esto! - le reprochó de vuelta
- ¿Por mi causa? - inquirió evidentemente confundido
- ¿Y quien más le gritó a madre naturaleza? - le recordó
- ¡Me disculpé!
- No funcionó - Norte puso en palabras lo evidente - tu mejor que nadie sabe que nadie se mete con ella
- ¿Estás diciendo que todo esto es mi culpa? - preguntó molesto y ofendido, haciendo énfasis con sus manos, Norte negó saturado del temperamento infantil del guardian
- No lo digo, es así
- ¡Claro, porqué Jack siempre tiene la culpa de todo! - se defendió de vuelta
- ¡Chicos, chicos! - exclamó hada interrumpiendo la discusión - ¿Por qué tantos gritos?
- No pasa nada, hada, es solo este mocoso malcriado - murmuró Norte despejando su rostro de la expresión severa que tenía
- Oh, y ahora suenas igual a Conejo - continuo el guardian, Norte negó esbozando una leve sonrisa irónica
- Tu y tus... - pero ni siquiera pudo iniciar su réplica antes de perder fuerza y tambalearse, sujetándose del muro del pasillo
- ¡Norte! - exclamó hada volando hacia él - ¿Estás bien?
- Estoy algo agotado - respondió con un pequeño jadeo - creo que hemos usado muchas esferas el día de hoy - agregó con algo de dificultad mientras se reponía
- ¿Estará pasando algo? - inquirió hada preocupada - ¿será Conejo?
- Ese canguro mutante no usaría una esfera ni aunque la pascua dependiera de ello - bufó Jack
- Quizás pasó algo en Arendelle - comentó Norte preocupado, olvidando la discusión y levantando su mirada hacia Jack - fue ella quien trajo a Elsa de vuelta - admitió
- ¿Qué? - preguntó Jack antes de entender las palabras del viejo guardian - iré con ella - informó mientras buscaba una de las esferas que Norte le había entregado momentos atrás
- Seguramente Elsa sabrá defenderse - comentó hada buscando calmar la ansiedad del guardia quien ya había lanzado la bola de nieve hacia el final del pasillo
- No es tan fácil detener a madre naturaleza - negó Norte
- No me interesa, iré con ella - dijo una vez más antes de desaparecer por el portal
- Jack...
- De todas formas se habría ido - suspiró Norte mientras volvía a ponerse en pie - es lo mejor, mientras Jack busca a Elsa, nosotros iremos por Conejo
- Pero... - murmuró hada
- Y aún tenemos que volver a Dunbroch... - continuo Norte alejándose agotado en dirección al trineo
El sol iluminaba todo el territorio de Arendelle, la calidez de sus rayos llegaban a cada rincón, la gente hacia su vida diaria y los niños jugaban por el pueblo, en los jardines del palacio se podía ver a la pequeña Elsa correr con alegría, tras ella Olaf la seguía igual de contento que la princesa, Elsa, la mayor los miraba desde el balcón del palacio, perdida en pensamientos que no podía alcanzar.
Los dias previos había sido una montaña rusa de emociones, desde su regreso había sido así e incluso antes de ello y ella era la única que no se daba cuenta.
O más bien no quería darse cuenta
Sus amigos se lo decían, su familia se regocijaban y sus sentimientos estaban a flor de piel, le gusta Jack, aunque no era el momento, había mucho más de lo que ocuparse que tenían prioridad sobre lo que Elsa sentía, así lo creía ella, a pesar de que todos le decían lo contrario, incluso Yelena.
- Estás muy ausente - la había interrumpido la anciana una vez Elsa había llegado al bosque encantado el día anterior, había reaccionado con un respingón ante el llamado - oh, no era mi intención asustarte - se disculpó
- No te preocupes, yo no estaba atenta - la calmó Elsa, quien estaba más apartada del grupo de aldeanos
- Has estado ensimismada desde que llegaste, joven guardiana, al parecer tienes muchas cosas en qué pensar
- Si, han ocurrido muchas cosas desde que volví - respondió
- No creas que todo es por tu culpa - dijo la líder de la tribu ahora ella buscando consolar a la quinta espíritu
- Gracias, aún así no puedo evitar hacerlo
- Bueno, espero que utilices algo de ese tiempo para pensar en aquel guardian - comentó como si nada, contrario a Elsa que lo sentía todo
- ¿Tu también, Yelena? - le reprochó avergonzada - no pienso en él - se excusó luego
- Puedes decirle eso a todos los demás, pero yo no me lo creeré ni por ni un momento - respondió para luego suspirar - no hay nada de malo en ello
- ¿Qué no hay nada de malo en ello? - repitió - ¿Cómo es que algo que yo siento está fuera de mi control?
- Uno no puede manejar los sentimientos, estos solo llegan y tienes que vivir con ellos - le recordó - hay muchas cosas que escapan de nuestro control, Elsa
- La última vez que dejé que algo escapara de mi control, todo terminó muy mal para todos aquí - murmuró abrazándose así misma
- Son situaciones diferentes y personas diferentes, nada sucede dos veces de la misma manera
- Si, eso solo refuerza más mi teoría - musitó sin dejar de abrazarse, Yelena solo negó con un gesto de cabeza - las cosas están bien ahora, yo estoy bien y todo lo demás estará bien - zanjó
- Debes dejar de pensar que ese muchacho te hará daño, no es para nada igual que ese otro hombre, no hay nada que temer
- No es como crees y no es a lo que le temo
Las palabras que habían compartido la guardiana y la anciana habían estado molestando a Elsa durante toda la tarde del día anterior, había esperado dejarla en el olvido, mas su hermana y su cuñado no había podido evitar reforzar el tema con sus conjeturas y burlas inocentes, ni uno entendía lo asustada que se encontraba.
Lo sola que se sentía
Un ruido suave sacó a la platinada de sus pensamientos volviendo la vista hasta las puertas de vidrios que daban al balcón.
- Oh, eres tu... - dijo Elsa en voz baja, volviendo su mirada al jardín del palacio
- Si ¿O acaso esperabas a alguien más? - preguntó con tono sugerente
- No, no realmente - mintió incapaz de devolverle la mirada - ¿A qué has venido?
- Escuché que Anna y tu se pelearon - reveló
- ¿Estás preocupado? - Kristoff suspiró con fuerza antes de responder
- No, no realmente - respondió con las mismas palabras de la otra - no es eso lo que me preocupa - Elsa levantó la mirada
- ¿Qué es?
- Ni te lo imaginas - admitió - quizás aún no lo sepas, pero hace años, cuando todo esto estalló, Pitch nos atacó a todos nosotros, Anna, Hiccup, Rapunzel, yo, todos la verdad, caímos en un oscuro sueño, pesadillas, más bien eran pesadillas - confesó sin enfocar su mirada en Elsa, mas está no dejaba de mirarlo acomodarse a su lado en el balcón
- Lamento tanto escuchar eso - respondió profundamente preocupada por ellos
- No quiero que Elsa pase por eso, esto es más difícil de sobrellevar que todas las aventuras mortales a las cuales no has llevado - bromeó alivianando el ambiente, Elsa rió tenuemente
- De verdad lamento que siempre sea así - se disculpó apenada
- Tranquila Elsa, tu nos has dado todo - la consoló posando su brazo alrededor de sus hombros
- No es cierto, Kristoff, ya basta - respondió deshaciéndose del agarre - hablo en serio, realmente lo lamento
- Yo también - le sonrió con complicidad, calmando la culpa de Elsa - quédate tranquila, yo sabía en lo que me metía cuando me uní a la familia, no era un secreto precisamente
- Y por lo que veo todo te ha salido de maravillas - resopló divertida
- ¿Tu crees? - le sonrió - ahora podría ser tu turno
- Kristoff...
Pero como era de costumbre, como en cada conversación que había tenido Elsa esos días, está se vio interrumpida ante la presencia del portal que se abría por los cielos despejados del fiordo, tras este el furia nocturna salió con rapidez para luego aterrizar sobre el suelo adoquinado de los pasillos del palacio, Elsa y Kristoff se asomaron sobre la barandilla entornando la mirada para identificar quienes habían llegado.
- Es Hiccup - dijo Kristoff
- Claro que es Hiccup, es su dragón después de todo - acotó Elsa
- ¿Quién es ella? - preguntó tratando de divisar a su compañera
- Es Runa... - respondió Elsa - algo le pasó a Mérida
