Karamatsu, sentado en la cama, mantenía la vista en el paisaje a través de la ventana, con una expresión cabizbaja suspiraba cada tanto. Habían pasado ya dos días desde que despertó, pronto le darían el alta e intentaba hallar una solución a su situación, siendo que, se había negado a recibir la visita de su familia, no podía volver a casa, simplemente no tenía a dónde ir. El leve toque a la puerta llamó su atención - adelante - indicó al pensar que sería algún enfermó, pero contrario a ello, observó con sorpresa al pequeño hombre que ingresaba.
- Maldición Karamatsu, ¿Has estado aquí todo este tiempo? - se quejó mientras se acercaba - me encontré con tu madre en el mercado pero no me dio detalles, ¿Qué demonios te ocurrió? - cuestionó con su usual carácter pero con un claro tono de preocupación.
Karamatsu sonrió débilmente, feliz de ver a un buen amigo en el que podría confiar, pero con el dolor de revivir en palabras los acontecimientos.
Pasaron varios minutos desde que el Matsuno inicio su relato, cuando finalizó, ambos se mantuvieron en silencio.
Chibita, en la silla junto a la cama, se cruzó de brazos mientras murmuraba una maldición - ahora entiendo porque no ibas por oden, los idiotas de tus hermanos nunca quisieron decirme la verdad, pero sospechaba que algo ocurría, maldición, debí indagar más.
- No sé qué hacer ahora, sé que mis padres no tienen culpa alguna, pero, no puedo tratar ahora con, ellos - remarcó la última palabra al pensar en sus hermanos.
- Entiendo, ¿Y qué hay de aquel sujeto? ¿Sushi algo?
- Atsushi - aclaró con una inevitable sonrisa que duró solo un par de segundos, pero para el cocinero fue notorio.
- ¿Hablaras con él?
Karamatsu lo meditó un momento - Quizás quiera aclarar algunas cosas - Respondió con cierta duda en la voz.
- Maldición Karamatsu, habla con el entonces, tus hermanos pueden esperar, esos idiotas me escucharán cuando los vea - aseguró molesto - por cierto, ¿Cuando sales?
- Oh, posiblemente mañana.
- Bien, vendré por ti entonces - ante el rostro de sorpresa en su amigo rechisto - ¿Qué? Tú has dicho que no volverás a casa, lo más lógico es quedarte conmigo, maldita sea, no sería la primera vez que te doy albergue - afirmó con una sonrisa.
Karamatsu asintió - Gracias - musitó conmovido, después de todo sí contaba con alguien de fiar.
Al día siguiente, por la tarde noche, Karamatsu se presentó en casa, pese a la insistencia de su amigo cocinero, optó por ir solo, sabiendo que sus hermanos seguramente estarían en los baños, esperaba hablar solo con sus padres.
Matsuyo no ocultó su alegría en cuanto abrió la puerta, recibiendo a su segundo hijo con un amoroso abrazo y una ligera reprimenda por no dejarse ver en el hospital.
Karamatsu solo sonrió sin dar explicaciones - ¿Está papá? Quisiera hablar con ustedes - habló pausadamente, esperando que su madre comprendiera un poco de sus intenciones.
Así fue, ella disminuyó su sonrisa - Entra, hablemos en la cocina.
Los cinco hermanos regresaban de los baños, riendo y bromeando como acostumbraban. Al llegar a la puerta, el primero en callar fue Osomatsu al ver la figura cerca de las escaleras, los menores se agolparon en el marco, distinguiendo a Karamatsu.
El silencio se apoderó del lugar.
- Oh, ya regresaron - Matsuyo intervino al salir de la cocina.
Nadie respondió, se limitaron a seguir mirando al segundo, analizando la mochila negra y la funda de guitarra que llevaba a cuestas.
- ¿A dónde vas? - por fin se atrevido a preguntar el primogénito.
- Yo, tengo un lugar donde quedarme, por un tiempo - respondió dubitativo, esquivando la mirada.
- ¿De qué hablas? - Choromatsu se mostraba tan confundido como el resto.
- Debe ser una mala broma - se quejó Todomatsu - tenemos mucho de qué hablar, no puedes solo marcharte.
- Ya tomé una decisión - respondió el segundo.
- ¿Te vas con ese tipo? - cuestionó Ichimatsu con cierto recelo en la voz.
Karamatsu no respondió.
- ¿Es así? - insistió Osomatsu - después de todo lo ocurrido, ¿Seguirás tras él?
- No les incumbe lo que haga - respondió Kara con molestia, por fin mirándoles, con el ceño más fruncido de lo normal pero con la mirada cristalina.
Ante tal expresión nadie dijo nada.
Aprovechando la oportunidad, Karamatsu se encamino a la salida, colocándose los zapatos bajo la atenta mirada del resto que no sabía cómo reaccionar, simplemente se hicieron a un lado.
- ¿Te iras porque nos odias?
La voz del quinto se escuchó, deteniendo al mayor en el marco.
Karamatsu se negó a girarse, seguro de que si lo hacía dudaría se su decisión - solo será un tiempo, necesito aclarar algunas cosas - respondió con calma antes de seguir su camino, sin que nadie se atreviese a detenerlo.
- Él no lo negó - murmuró Jyushi sin su característica sonrisa antes de darse la vuelta y subir las escaleras.
- Deben respetar la decisión de su hermano - pronunció el padre con firmeza.
- Aprovechen ese tiempo para reflexionar - completo Matsuyo mientras regresaba con su esposo a la cocina.
Los hermanos restantes se quedaron en silencio, con un profuso dolor en el pecho.
Paso una semana desde que Karamatsu salió del hospital, mismo tiempo que llevaba sin hablar con su familia o con Atsushi. Chibita habría sido un buen amigo que le dejaba quedarse sin nada a cambio, ni siquiera le permitía ayudar con el puesto, para evitar un posible encuentro con los hermanos.
El segundo sextillizo se mantenía de pie en la acera que estaba enfrente de un edificio de oficinas, aquel lugar donde Atsushi trabajaba. Llevaba ya repitiendo la misma acción varios días, sin lograr juntar el valor para ir en busca del castaño.
Quería hablar con él, saber si realmente todo fue una mentira o quizá, en el fondo, persistía un sentimiento mutuo, sin embargo, a la vez tenía miedo de la respuesta, siendo que ni el mismo estaba seguro de lo que sentía, confundido aún por sus "múltiples vidas" experimentadas en tan poco tiempo. ¿Quién era él? ¿El hermano narcisista y doloroso? ¿El nini que por dinero aceptó actuar como la pareja de otro? ¿El sextillizo hogareño que se había acostumbrado a la compañía y cariño de un novio? ¿El Matsuno introvertido que sus hermanos rechazaban? ¿Un mentiroso que solo buscaba encajar en cada situación? Sí, posiblemente lo último era lo más cercano a su respuesta buscada. Suspiró con desgano, ese sería otro día sin el valor de entrar al edificio, se dio la vuelta listo para marcharse, pero se detuvo al ver a quien tenía enfrente.
Ichimatsu se crispo cuál gato al ser atrapado, y era que, desde que vio al mayor una fuerza incompresible lo hizo moverse hasta él, quedándose a unos pasos de su espalda sin saber que decir o hacer, el menor solo observaba en silencio al otro, analizando las prendas que usaba, ya no portaba la polera azul que los distinguía, ahora simplemente usaba un look más casual, pantalón azul y camiseta negra con cuello en "V", bastante normal para lo que acostumbraba ver.
Ante el prolongado silencio, Karamatsu terminó apartando la mirada y dando los primeros pasos para alejarse.
Tal acto irritó al menor - ¿Solo me vas a ignorar? - protestó sin pensar. ¿Quería su atención? Claro que no, solo no le gustó esa reacción.
- Yo, pensé que preferirías fingir que no nos vimos - admitió el mayor con tristeza.
Ichi resopló - buscaba algo de beber - respondió caminando a un lado del mayor - si quieres puedes invitarme algo - finalizó sin detener su andar.
Karamatsu lo meditó unos segundos, pero claramente el menor no mostraba hostilidad, por lo que decidió seguirle.
El par se detuvo a descansar en la banca de un parque cercano, cada uno con una bebida de lata en mano miraban a las personas que transitaban.
- ¿Cómo están todos? - se aventuró el mayor a preguntar.
- Como siempre - contestó de inmediato - aunque, quizá deberías ir algún día, Jyushi seguramente querrá verte - mencionó antes de dar un sorbo a su bebida - él aún piensa que nos odias, bueno, a él, a mí no me importa lo que pienses - aclaró rápidamente esquivando la mirada.
Karamatsu meditó lo escuchado - yo, no los odio, es solo que... Justo ahora, tampoco sé si aún les tengo el mismo cariño - admitió con dolor.
Ichimatsu comprendía aquello, y aunque no lo aceptara, le hería escucharlo - bueno, si continuas evitándonos jamás sabrás lo que sientes. Pero, como dije, a mi lo me importa.
Karamatsu dejó escapar una leve risa, añoraba esa convivencia, aunque fuese con el tsundere de Ichimatsu, ahora recordaba las contadas ocasiones en qué interactuaban pacíficamente, el más callado de los seis, era siempre el que mejor escuchaba y daba consejos - Tienes razón - se levantó animado - vamos a casa - invitó al otro con una gran sonrisa.
Ichi, con una casi imperceptible sonrisa, se colocó de pie - que escandaloso eres - se quejó mientras iniciaba su andar.
Cuando el par de hermanos llegaron a casa, se percataron de que no había ningún otro miembro de la familia, por lo que decidieron aguardar bebiendo un poco de té, idea de Karamatsu para tratar de no hacer incomoda la convivencia, por lo que Ichi, sin mucha oposición, acepto esperar en la cocina junto al mayor mientras este preparaba la bebida.
- Sabes - el mayor habló repentinamente mientras le entregaba una taza al otro – hace rato estaba frente al lugar donde trabaja Atsushi, pero no me atreví a entrar – confesó aprovechando que el menor no se comportaba hostil.
- Que idiotez – respondió Ichi de inmediato, pero al ver que el otro bajaba la mirada con clara tristeza, suspiro con desgano – no se exactamente que vio ese tipo en ti, pero si lo dejas ir seguramente te quedaras virgen de por vida.
Kara le miró con verdadera sorpresa – pensé que ustedes lo odiaban.
- Supongo que no, no lo sé, pero quizá llegamos a la conclusión de que el siente algo por ti – el de morado habló con sinceridad, habían tenido tiempo para reflexionar y hablar de todo lo ocurrido, solo que no se atrevían a dar la cara ante el segundo, sabiendo que habían actuado mal, al menos ahora, intentaría remediar un poco sus errores, claro, por el bien del resto – ese tipo tiene un pésimo gusto, ¿Puedes creer que grito que estaba enamorado de ti a mitad del hospital? – comento con una mueca de asco antes de centrar su atención en el té.
El mayor sintió su rostro arder, cuestionándose si aquello seria verdad, Ichimatsu no tendría razón para inventar algo así, o al menos, no quería pensar que el menor pudiese jugarle una broma tan cruel. Antes de responder, el sonar del timbre le interrumpió, en silencio se encamino a la puerta.
En cuanto la puerta fue abierta Karamatsu retrocedió un par de pasos, mirando con horror a quien tenía en frente, el cual, pese a llevar puesto el gorro de una sudadera gris, dejaba ver gran parte de su rostro.
Ichimatsu se asomó curioso al no escuchar dialogo alguno - ¿Quién era? – peguntó al acercarse al mayor.
Kara, por auto reflejo, estiró el brazo frente a Ichi para impedirle avanzar.
- ¿Qué te pasa? – se quejó el menor.
- Quédate atrás Ichimatsu – le ordeno con voz firme.
- ¿Ichimatsu? – repitió quien les vigilaba desde el marco, quitándose la capucha – que grata sorpresa.
El de morado solo necesito ver aquel rostro con sonrisa cínica para entender quien era, una combinación entre ira y miedo se apodero de él, sin ser consciente solamente atino a sujetar la manga del mayor, sin apartar la vista del moreno.
Karamatsu noto la reacción de su hermano, lo que le causó cierta confusión.
- Hace tanto tiempo - comento Yanagida al dar un paso - ¿Sabías que Ichimatsu y yo éramos muy buenos amigos en la escuela? Pero tras graduarnos le perdí el rastro, hay tanto de que hablar, ¿Cierto Ichi?
XXXXXXXXX
Lamento tanto la demora m
Según yo vuelvo a equilibrar mis tiempos para regresar a las plataformas y no dejar más pendientes, porque ya hasta ando escribiendo otras cosas pero no quiero publicar esta vez hasta tener un buen avance d-_-
Gracias por leen n_n
