Libro 6. Merodeadores vs. Merodeadores


En el verano de 1976, el padre de Remus tuvo que viajar por trabajo después de la luna llena de julio, lo que de alguna manera resultó en que Remus estuvo las últimas dos semanas de ese mes en casa de la familia Potter.

Y James…estaba un poco confundido todavía.

Ese día Peter había ido a visitarlos y se suponía que iban a planear una gran broma para abrir el primer partido de Quidditch de Gryffindor, algo que intimidase a los otros equipos, y si podía impresionar a Lily, mejor. Pero mientras James y Peter estaban sentados en el suelo con algunos amuletos y bocetos de ideas, Sirius se encontraba en su cama (que Fleamont Potter compró e instaló en el cuarto de James antes del comienzo de ese verano), muy ocupado abrazando a Remus y susurrando en su oído.

James emitió un sonidito fastidiado.

—¿Van a ayudar o sólo van a seguir haciendo…eso?

Remus al menos puso una expresión avergonzada y dio una sugerencia sobre lo que podían hacer. No como Sirius que escondió el rostro en el hombro de Remus y lo ignoró por completo hasta que James le tiró una almohada.

Sirius se movió, agarró la almohada y se levantó para ir hacia James y atacarlo con la dichosa almohada un par de veces, una tras otra.

—¡Dijiste que no tenías ningún problema con nosotros!

—¡No lo tengo! —James resopló y se reacomodó los lentes que casi se le cayeron por los almohadazos—. Pero es…es un poco raro igual, ¿verdad, Pet?

Peter abrió mucho los ojos al verse involucrado de repente en la conversación y recibir una mirada seria de Sirius, que alzó la almohada en una amenaza silenciosa de lo que pasaría si se quejaba de Remus y él.

—Es que…—Peter balbuceó.

—Responde la pregunta, wormtail —Y se llevó un almohazado sólo por dudar.

—Es que no es como que sea- raro —Peter se quejó y empezó a mover mucho las manos al hablar—. Hablo de que- que prongs esté hablando y tú sólo estés viendo a moony no es raro. Y que estés pegado a él todo el día no es raro. Eso ya lo hacías desde mucho antes. Sólo ahora…¿no es como antes?

James asintió.

—Eso, de eso hablo yo también. Es que una cosa es que a veces en la mañana salieses de detrás del dosel de moony porque estabas jugando con él en la forma animaga y otra cosa es que salgas de detrás del dosel de moony porque…eh…—James hizo unos gestos raros y miró hacia otro lado—. Lo que sea que hagan que no necesitamos saber-

Eso hizo que Sirius pusiese una sonrisa traviesa y James ya sabía que lo iba a lamentar.

—¿Te da curiosidad, prongs? —Sirius se inclinó hacia él con esa sonrisa.

—¡No, no me da curiosidad! ¡No tengo nada de curiosidad! —James entró en pánico—. ¡Nunca he sentido menos curiosidad por algo en toda mi vida!

Sirius se comenzó a reír de esa forma escandalosa tan suya, abrazando la almohada que antes había usado como arma, y un avergonzado Remus le arrojó la otra almohada a la espalda para que ya se detuviese.

—No estamos haciendo nada —juró Remus con la cara muy roja—. Y tú no tienes que molestarlo sólo porque sigue sorprendido por ver a sus dos amigos…así.

Sirius se dio la vuelta para regresar a su cama, dejó la almohada y sostuvo el rostro de Remus.

—Está bien, no lo molesto, no lo molesto…

James fingió una arcada cuando lo vio darle un beso rápido. Fue una mala idea porque Sirius enseguida se giró de nuevo y se lanzó hacia él.

—No te preocupes, prongs, también te puedo dar besos a ti si estás tan celoso-

James gritó, de repente bajo el peso de un Sirius que no paraba de llenarle las mejillas de besos. Peter se cubrió la boca para no reírse y Remus sólo sacudió la cabeza con una sonrisita.

—¡Tú sabes que eres mi chico favorito, prongs! —Sirius le rodeó el cuello con los brazos y habló en tono dramático—. Están en diferentes puestos —le dijo a Remus, más serio—, pero al mismo nivel.

James rodó los ojos.

—Estoy empezando a extrañar cuando…¿cómo fue que lo dijo Flor?

—Cuando estaba jugando a ser hetero —Sirius se rió al recordarlo.

—Eso. Empiezo a extrañar eso…

Sirius se quejó y siguió colgando de él. Ya que aparentemente Remus podía pensar un poco más sin tenerlo encima, dio algunas sugerencias extras y Peter comenzó a anotarlas porque era bastante obvio que James no podría moverse hasta que Sirius decidiese permitirlo.

—¿Bien? —Sirius le habló en voz baja mientras los otros dos se ponían de acuerdo en un hechizo.

James volvió a rodar los ojos y le frotó la espalda con algo de brusquedad, medio quejándose, medio divertido.

—Claro que sí, pads. Todo bien —respondió igual de bajo—. Me voy a acostumbrar igual que me acostumbré a verte siempre encima de él después de las lunas llenas.

—¿Somos muy molestos?

Él emitió un sonidito negativo.

—Yo sería peor con Lily si pudiese.

Sirius se rió.

—No entiendo por qué no me di cuenta o por qué ninguno de los dos me dijo nada antes. Pero no es- —James vaciló—. ¿Como una confusión mala? Estoy feliz por ustedes —Él se encogió de hombros.

—Eres el mejooooooor…

—¿Mejor que moony?

—¡Sabía que estabas celoso de moony! —El grito de Sirius interrumpió la plática de Peter y Remus—. ¡Yo sabía…!

—Pads, ya déjalo…—pidió Remus, resignado.

—Sí, Remus —Y Sirius al instante soltó a James y se sentó a un lado en el suelo, luciendo como si fuese totalmente incapaz de fastidiar a su amigo.

—El adiestramiento va muy bien —James felicitó a Remus con el tono más serio que era capaz antes de recibir otro almohadazo.

Regresaron al tema poco después y Peter continuó tomando notas de las sugerencias ahora combinadas de Remus y Sirius. James notó que Sirius se terminaba el regaliz y avisó que iba a la cocina por más provisiones. Necesitaban comida si querían planear algo espectacular.

Escuchó a Sirius pedirle más regaliz con un grito y él le respondió desde el pasillo. Eran tan ruidosos que su madre, que estaba tejiendo con magia en el comedor, lo notó mucho antes de que James se acercase, pero ni ella ni su padre se quejaban de él o de sus amigos.

Euphemia sólo soltó una risita y preguntó si de nuevo se acabaron todo. James asintió, se metió a la cocina y empezó a recoger "provisiones". Su padre estaba un poco más allá, levitando una taza de café y una de té como si no pudiese decidirse.

—Mamá, papá quiere tomar café —avisó James.

—¡Fleamont Potter! ¿No recuerdas lo que te dijeron en la última cita médica en San Mungo? Ya no tienes sesenta años…

James escuchó su discusión que en realidad sólo era ella repitiendo lo que dijo el médico y él recogiendo la taza de té y resignándose a pasar las próximas décadas de su vida sin cafeína. No se dio cuenta de que estaba sonriendo mientras lo oía.

Cuando pasó otra vez por el comedor cargado con las "provisiones", su padre ya estaba sentado con la taza de té y su madre hizo que un tejido verde flotante envolviese a James y lo detuviese cuando ella lo llamó.

—Espera un momento, jovencito…¿qué llevas ahí? ¿Qué tanto están comiendo ustedes cuatro?

James no tuvo más opción que poner la caja sobre la mesa y dejarla examinarla.

—Si tienen hambre pueden pedir comida —argumentó ella, ceñuda.

—Los chicos adolescentes siempre tienen hambre, cariño —Fleamont sonaba más bien resignado—. Se comerán todo lo que haya en la cocina, se beberán hasta mis pociones y después preguntarán qué hay para cenar y si te queda algo que pueda ser un bocadillo nocturno.

James empezó a asentir, poniendo una expresión seria.

—Sirius se pasa todo el día comiendo, es verdad-

—Yo no creo que sólo Sirius se esté comiendo todo eso —señaló Euphemia, entrecerrando los ojos.

Él le mostró una gran sonrisa inocente y su madre comenzó a reírse.

—¿Has sabido algo del pequeño Black? —le preguntó Fleamont, que ahora tenía una expresión pensativa.

Regulus se había quedado durante el comienzo de las vacaciones, pero de repente recibió una carta y dijo que tenía que ir a casa con su madre por unos días. Eso fue antes de la llegada de Remus.

Mandaba cartas diarias así que Sirius no estaba tan angustiado, pero si su moto estuviese terminada y funcional era probable que ya hubiese ido a recogerlo.

—Está ayudando a su madre con algunas cosas —excusó James, aunque sabía que su tono no era el más convincente.

—¿Y tu amigo de las pociones?

Severus había enviado una carta el día anterior con un resumen sobre las cosas que tenía que resolver sin un adulto presente y el aburrimiento extremo frente a la burocracia muggle y mágica traspasaba el papel. James intentó explicárselos, pero no estaba seguro de qué era una notaría. Ni muchos otros términos muggles raros.

Luego su madre preguntó por "la niña bonita" y James supo que se refería a Pandora porque la había oído hablar varias veces de que pensó que él había hecho "una amiga Veela" cuando se la presentó.

James sonrió y conjuró una fotografía que tenía en su escritorio. Pandora la había adjuntado a una de las primeras cartas que les mandó al comienzo del verano. Había conseguido un trabajo en una tienda de Hogsmeade llamada Dervish and Banges. Ella sabía que seguramente no la conocían así que les explicó que estaría perfeccionando hechizos mientras reparaba artefactos mágicos y experimentaba en el proceso y les envió también un mini mapa con indicaciones para que la fuesen a visitar a la tienda apenas fuesen al pueblo.

Su madre estuvo encantada viendo la foto y sonriendo con ternura y su padre le dio un pequeño discurso sobre lo buena idea que era que una joven bruja aprendiese a reparar artefactos mágicos para que no tuviese que depender de alguien más y mucho menos de los servicios del Ministerio.

Cuando James creyó que esto satisfacía su curiosidad por completo y podía regresar a "la cueva adolescente" (como Euphemia llamaba a su cuarto últimamente), su madre puso una sonrisita y preguntó cómo estaba Lily.

James balbuceó algo, miró a su padre y a ella de nuevo.

—Bien —La voz le salió más aguda de lo que pretendía y quiso abrir un agujero en el suelo para irse a donde su madre no lo estuviese viendo con tanta atención.

—¿Ella no escribe cartas? —Euphemia apoyó el codo en la mesa y la barbilla sobre la palma.

James empezó a cambiar su peso de un pie al otro y luego de nuevo y de nuevo.

—Nos manda una misma carta a Sirius y a mí porque sabe que los dos estaremos acá…

Se pasó una mano por el cabello y vio que su madre soltaba una risita.

—Es igualito a ti —le dijo a Fleamont, que negó de inmediato.

—No se parece en nada a mí —se quejó el mago mayor, que acababa de terminar su té—. Yo sí lo decía claramente…

—Cuando tu padre decidió que yo le gustaba —Euphemia bajó la voz para contárselo a James como si el mago no estuviese en una de las sillas del mismo comedor—, se movía de un pie al otro así y cada vez que alguien decía mi nombre se despeinaba. Con esa misma mano.

—Eso no es cierto, yo lo hago con la izquierda…

—Lo haces con la derecha, Monti, siempre lo has hecho con la derecha. Intenta.

Fleamont hizo ademán de desordenarse el cabello y se quedó observando la palma de su mano derecha, que era la que había levantado de forma inconsciente.

Euphemia se rió y volvió a ver a su hijo con ternura.

—Lily es muy linda. Si comienzan a salir, tienes que traerla para una cena como tu novia- ustedes dos pueden ir de este lado, Monti y yo de aquel- pondremos a Sirius en esa silla, y si Regulus está aquí, lo ponemos en la contraria, así se hacen caras mientras comen como siempre hacen. Si ese día Severus también está entonces…

James escuchó a su madre hacer planes para cuando Lily fuese su novia y no sabía si estar contento o huir.

Fleamont lo apuntó con el índice y le dio una mirada muy seria.

—Sin planes de casarte antes de salir de Hogwarts. Muchos sangrepura van a comprometerse este año y tú no harás eso-

—Tú y yo nos comprometimos de palabra en sexto año —protestó Euphemia.

—Eran otros tiempos, mi amor. Y fue en parte porque tu padre dijo que si iba a caminar por ahí agarrando tu mano te tenía que prometer que te iba a poner un anillo o iba a ser una deshonra…

—¿Así que no querías darme el anillo? —Euphemia hizo un sonido de sorpresa y se llevó una mano al pecho de forma dramática.

—Yo no estoy diciendo eso…

James presenció la siguiente discusión durante casi un minuto antes de echarse a reír. Obviamente su madre sólo estaba jugando y se empezó a reír con él, seguida por Fleamont, que se había resignado hace mucho a vivir esos pequeños episodios teatrales.

James se sintió más tranquilo después de reír, y por la manera en que su madre le acarició la cabeza mirándolo con una sonrisita, esa había sido su intención.

—Está bien que te guste alguien, James.

—¿Cómo se dieron cuenta? —Él frunció un poco el ceño al pensarlo.

—Hace unas semanas te caíste por correr desesperado cuando Sirius dijo que llegó una carta de Lily y después estuviste sonriendo toda la tarde —Fleamont se encogió de hombros—. Pensamos que no lo estabas intentando ocultar.

—Yo sospeché desde el año pasado —aclaró Euphemia, divertida—, desde que estabas detrás de ella y de su madre explicándoles conceptos mágicos que no conocían.

Bien, eso era un poco vergonzoso. Según James, no había manera de que se enterasen.

Su madre notó cierta inseguridad en su expresión y volvió a acariciarle la cabeza.

En ese momento Sirius irrumpió en el comedor preguntando por qué James tardaba tanto, vio la escena y agachó la cabeza.

—¿Mamá Eu está dando cariños en la cabeza? Yo también quiero.

La bruja se rió y también le acarició la cabeza, intentando peinarlo un poco en el proceso. James lo codeó para indicarle que llevase las provisiones él ya que estaba ahí, pero Sirius sólo le dio un manotazo y siguió con la cabeza agachada y sonriendo, haciendo reír más a la señora Potter.

James se cruzó de brazos y esperó a que su mejor amigo dejase de darle una mirada de "tu mamá me quiere más a mí que a ti" y ayudase con las provisiones. Euphemia aprovechó para preguntarle a Sirius también por su hermano, en caso de que tuviese detalles que James no, y él le dijo que estaba esperando su próxima carta.

Esa carta llegaría por la mañana con un aviso de que necesitaba que Sirius fuese a casa porque su madre se estaba muriendo.