Lucius Malfoy arrugó la nariz nada más poner un pie dentro de la casa.
—¿Este es tu laboratorio o vives en esta…pocilga?
Severus soltó un pesado suspiro y se repitió un par de veces que estaba tratando con un sangrepura mientras terminaba de empaquetar las pociones que le daría de forma manual.
—Vivo aquí.
Lucius dio otro vistazo alrededor, prestando especial atención a las manchas de moho y las goteras. Y a que como no había cuartos, el único colchón estaba tirado sospechosamente cerca de una de esas manchas de moho.
—¿Puedo…recoger algunas cosas con magia? —La voz de Lucius era tensa.
Él no le dio importancia.
—Haz lo que quieras.
No tardaría en darse cuenta de que era muy peligroso decirle esa frase a Lucius Malfoy.
Severus quería tener todos los frascos listos así que ignoró los sonidos detrás de él hasta que notó que el suelo roñoso de repente era de baldosas relucientes y la escasa iluminación blanca se convertía en una luz cálida. Terminó de empacar y miró alrededor, sintiéndose tan desorientado como pocas veces en su vida.
Lucius tenía una varita en alto y seguía transformando todo a su gusto. La distribución de la casa había cambiado por completo mientras su extensión se agrandaba, Severus se encontraba en medio de una sala. Una sala real como una Sala Común, no sólo una chimenea, un colchón y su rincón de pociones. Todo tenía los tonos verdes y plateado de Slytherin junto a algo de blanco y negro.
—Por allá está la habitación principal —Lucius señaló una puerta de madera blanca con una S oscura tallada—, agregué una habitación para huéspedes —Apuntó hacia otra puerta—. Y por allí llegas a la cocina —Luego a un marco redondo que separaba el área de la sala de la cocina también modificada.
Severus estaba sin palabras.
—Esto…Malfoy…
Lucius lo observó de reojo y adoptó la expresión más desinteresada de su repertorio, guardándose la varita en la manga de la refinada túnica.
—Reemplacé los muebles con hechizos de transformaciones, las manchas de moho son muebles nuevos ahora, los hechizos espaciales son básicos para cualquiera que aspire vivir en una casa decente. No hice nada impresionante a nivel mágico.
Severus se tardó un momento en entender que esta era su forma de decirle que no tenía que agradecerle ni mencionar nada al respecto. Y era bastante extraño considerando lo mucho que a Lucius le gustaba ser alabado.
Él no pudo evitar sonreír. Sólo un poco. El lugar estaba bien y olía a limpio. No sabía que su casa podía oler así.
—Necesitas aprender esa clase de hechizos para cuando puedas usar magia fuera de Hogwarts —continuó Lucius, más duro—. No puedes pretender que alguien vea tus condiciones de vida y tome medidas como yo.
Severus rodó los ojos y recordó que seguía tratándose de un sangrepura. Lo ignoró y le hizo un gesto para que tomase la caja llena de pociones.
Lucius se acercó, la recogió y dio un vistazo en su interior.
La expresión le había cambiado. Más tenso. Incluso algo culpable.
—¿Y mi dinero? —preguntó Severus, temiendo que se tratase de eso.
Pero el Señor era justo con sus acuerdos y Lucius le pasó un saco con galeones.
—Tengo que decirte algo —Lucius volvió a poner la caja en la mesa recién renovada para parecerse a las del laboratorio de Hogwarts y colocó un hechizo alrededor de las paredes. De silencio probablemente.
Severus entrecerró los ojos y observó cómo se llevaba la mano al antebrazo izquierdo.
—¿Qué tal la marca?
Lucius apretó los párpados durante un instante y sacudió la cabeza.
—Pesada. Hace que él sepa dónde estás en todo momento y que te pueda convocar- ayuda a que tenga mayor acceso mágico a ti.
—Suena a una terrible desventaja —razonó Severus, lo que lo hizo asentir.
Lucius titubeó por lo que fuese que quisiese decirle y él lo vio poco a poco pasar del imponente sangrepura ejemplar a ese muchacho asustado que había sido durante el encuentro en la casa del Señor.
—Mi padre nunca me dio muchos detalles de lo que hacían, fue…una situación de "haz esto y sigue esto porque yo lo hago y lo sigo", ¿entiendes? Un poco como lo que te dijo Caspar Crouch una vez. La mayoría no estamos ahí porque hayamos pensado que era buena idea, lo estamos porque…ahí nos pusieron antes de que pudiéramos cuestionarnos algo…
—¿Qué pasa? —Severus frunció el ceño—. ¿Qué hiciste?
—Yo no he hecho mucho —Lucius vaciló—, pero tú sí.
—¿De qué…?
Lucius sacó un periódico de su otra manga y se lo ofreció. Él lo recibió vacilante y echó una ojeada.
La primera página tenía un artículo sobre desapariciones de un grupo de hijos de muggles.
Lo único que sabían era que se había utilizado una poción que se volvía gaseosa para que la inhalasen y el secuestro fuese más fácil.
Se sospechaba que ya no estaban con vida.
Severus sintió que el estómago se le revolvía.
—La poción que le di no hacía nada como esto —argumentó, pero incluso su propia voz le sonaba ajena y distante.
—La muestra que enviaste no, pero con la receta que le vendiste…la que hacía la poción que se inhalaba…
Él apenas pudo contener una arcada. Sus manos apretaban el periódico, sin saber qué hacer con el papel. No entendía el resto de lo que decía el artículo, su mente no lo asimilaba.
—¿Tú…sabías?
Miró a Lucius Malfoy, que se encogió un poco.
—¿Tú sabías? —La voz de Severus se fue haciendo más dura—. Cuando nos llevaste a la reunión a través del pasadizo, ¿tú sabías que harían algo así?
—Claro que no. Mi padre dijo-
—¡Tú sabías que querían detener la- la mugglificación o como sea que le digan!
—¡No pensé que a través de esos métodos! —Lucius también levantó la voz.
—¿Y entonces cómo pensaste que lo harían?
—¿Por la vía diplomática? —La voz de Lucius tembló.
Severus quería reírse en su cara. Reírse de sí mismo también. No sabía cuál de los dos era más tonto.
—Regulus acababa de cumplir quince…yo tenía quince, los dos teníamos quince. Tú eres un adulto, Malfoy. ¿Cómo pudiste guiarnos a esa reunión sin saber lo que planeaban?
Lucius boqueó durante unos segundos.
—Mi padre-
—¡Deja de usar a tu estúpido padre como explicación para todo!
—¡¿Qué más quieres que te diga?! ¡Tú tenías quince, bien! ¡Yo tenía trece cuando hicieron una reunión en mi casa y mi padre me dejó entrar a la sala! —Él se dio cuenta de lo que había dicho y apretó los párpados e intentó enderezarse—. Lo que quiero decir-
—Vete de mi casa.
—Las cosas no son tan sencillas, Severus-
—Tienes una marca en el brazo que hace que te localice y yo le di una forma de desaparecer a un montón de personas iguales a mi mejor amiga por unos galeones. Las cosas se ven muy sencillas para mí, Malfoy.
—No es-
—¡TE ESTOY DICIENDO QUE TE LARGUES DE MI CASA!
La onda de magia que brotó de Severus cuando gritó se veía como fuego e hizo retroceder a Lucius, quien alzó las manos en señal de rendición.
—No pienso pelear con un niño —Lucius adoptó un tono suave—. Me llevaré estas muestras para ver si lo pueden ayudar con su condición y te dejaré algo aquí por si necesitas contactarme en algún momento del-
Severus señaló la puerta y Lucius se calló. Él suspiró, recogió la caja de nuevo y se marchó.
Bezoar se había despertado por el griterío y se acercó a Severus para intentar lamerle las manos nada más ver la puerta cerrarse.
Severus bajó la cabeza y se preguntó por qué no lo veía bien, por qué su vista estaba tan nublada.
—No te preocupes…—Severus se agachó y pasó un brazo alrededor del crup—. No te preocupes. Tengo suficiente hasta séptimo año. Ya veré qué haré cuando se acabe. Lo voy a resolver…
No sabía si sus palabras intentaban ser un consuelo para el ansioso crup o si las lamidas del crup eran las que buscaban consolarlo a él.
Severus no puso un pie fuera de su casa durante semanas. La mayor parte del día la pasaba sentado junto a la chimenea apagada con las piernas flexionadas contra el pecho y el crup a un lado. Olvidó comer muchas veces.
Tuvo que escribirle cartas a Lily y otra a James y a Sirius para que nadie apareciese en la puerta de su casa de repente. James incluso quería conectar su chimenea a la de la casa Potter ahora que no había un muggle que odiaba la magia presente. Él no podía imaginarse que cualquiera entrase a la sala en ese momento.
Sentía que si alguien daba un solo paso dentro de su casa de inmediato y de alguna manera inexplicable sabría lo que él había hecho como si lo tuviese escrito en la cara.
La sentencia legal no le preocupaba.
No podría volver a ver a Lily a los ojos. Ni a nadie más. El señor Potter lo había alabado tanto por haber creado esa poción que se podía inhalar. No quería pensar en su reacción si se enteraba.
Severus tenía toda la disposición de pasarse el mes de agosto enterrado en ese agujero oscuro y doloroso a pesar del ambiente renovado de la casa. Y lo hubiese hecho si un elfo no se hubiese aparecido en medio de su sala una tarde, acompañado por un Regulus Black que estaba llorando.
Él parpadeó un par de veces, oyendo lo que Regulus decía pero sin entender. Sostenía algo contra su pecho. No un objeto. No una persona. Algo largo y peludo y que no se movía.
Cuando Bezoar soltó un sonido adolorido, Severus reaccionó y se dio cuenta de que Regulus sostenía a su crup cubierto de sangre y estaba suplicando.
—…ayúdame, Severus…ayúdalo, ayúdalo…Severus…ayuda…ayuda, por favor…
La mente de Severus se quedó en blanco, pero tuvo suerte de que su cuerpo comenzó a moverse como si todas las emociones y pensamientos inútiles pudiesen ser descartados frente a algo de mayor urgencia.
—¿Qué le pasó?
—…enojada…hechizo de…cortó…—Regulus sólo estaba balbuceando en medio del llanto, así que él tuvo que ver al elfo.
Kreacher se veía como si le doliese oír a Regulus. Se apretaba tanto las manos que se estaba lastimando.
—El…el amo Regulus puso…puso algo en la comida de la ama Walburga —explicó el elfo— y ella- ella usa magia avanzada para evitar venenos y otras sustancias desde que su padre enfermó por algo en la comida- se puso muy rara-
—Al perro. Dime qué le pasó al perro.
—Dos hechizos de corte y un desmayo cuando intentó defender al amo Regulus. También recibió un crucio-
Corte, desmayo, tortura. Era una carga muy pesada para un animal, incluso uno mágico.
Severus movió los tensos brazos de Regulus y el pelaje del crup para localizar los cortes. Luego se levantó y empezó a trastear entre sus ingredientes y pociones.
—Presiona el corte —le ordenó a Regulus. Luego vio al elfo—. Ayúdame aquí-
—La ama Walburga le prohibió a Kreacher salvar al crup- dijo que si Kreacher lo intentaba- ella-
Severus lo detuvo con un gesto.
—Entonces sólo…mantén la casa segura. Que no se pueda acercar ni rastrearte ni- nada de eso.
Las manos de Kreacher se iluminaron cuando empezó a usar su magia. Ni siquiera tuvo tiempo de quejarse de recibir órdenes de un mestizo que no tenía sangre Black.
Severus mezcló lo más rápido que podía y trastabilló de regreso con Regulus y el crup. El llanto de Regulus había pasado de desesperado a silencioso, pero estaba tan inmóvil que tuvo que volver a quitar sus brazos de en medio porque él por su cuenta no entendía que debía dejar que Severus usase la poción.
La sangre se detuvo lentamente y Severus exhaló.
—¿Esa prohibición impide que uses un hechizo diagnóstico? —le preguntó al elfo.
Kreacher negó y enseguida pasó su magia por encima del crup.
—Los tejidos internos reaccionan a la poción…pero las heridas de cortes no se están cerrando, sólo no sangran. Y tiene una pata rota.
Severus se levantó y regresó a la mesa, tomando tantos ingredientes como podía.
—Necesito que lo sueltes y vengas a ayudarme, Regulus.
—No-
—Necesito que lo sueltes —Severus habló más lento, separando los ingredientes que necesitaba—. Ponlo en el piso y ven aquí antes de que la sangre vuelva a salir por esos cortes abiertos. Kreacher puede vigilarlo.
Después de una gran reticencia y algo de ayuda de Kreacher, Regulus soltó al crup y arrastró los pies para ir con él. Tenía los ojos llenos de lágrimas todavía, pero recibió el cuchillo que Severus le dio y su mano no temblaba.
—Tiene coagulante, algo para desinfectar y algo para el dolor, pero los coagulantes son lentos en los animales mágicos. Empieza cortando la mandrágora para el ungüento de los cortes y yo voy a alterar una poción para los huesos para su pata. Luego…probablemente haya que usar vendas o…Kreacher, no tengo ningún tipo de venda aquí-
El elfo desapareció y volvió con una enorme caja de vendas.
Trabajaron en absoluto silencio, sólo intercambiando monosílabos hasta que el crup estuvo dormido, vendado y con el hueso en su sitio. Para entonces ya era de noche y Regulus lo tenía apoyado en su regazo porque quería seguir comprobando su respiración. Bezoar estaba echado justo al lado, olisqueando a ambos de vez en cuando.
Severus terminó de limpiar su zona de laboratorio y se sentó en el suelo junto a él y el elfo.
—¿La poción no funcionó?
Estaba seguro de haber cubierto los puntos principales de riesgo y de que debería haber funcionado.
Regulus movió la cabeza en un gesto que él podía interpretar como un "más o menos".
—La poción del señor Prince fue muy…eficiente —murmuró el elfo. Severus arqueó las cejas por ese "señor Prince", pero decidió no mencionarlo— y logró traspasar la magia de la ama Walburga. Pero ella tuvo tiempo de darse cuenta de que le pusieron algo.
—Estaba asustada pero también estaba furiosa —La voz de Regulus tembló. Una de sus manos acarició el lomo del crup— y comenzó a lanzar hechizos- mi padre quedó inconsciente de inmediato. Después me lanzó un crucius- Kreacher se apareció y me hizo a un lado justo a tiempo-
Regulus tomó una respiración profunda, intentando calmarse.
—Agregué- agregué unas gotas- estaba demasiado violenta y deliraba- le estaba reclamando a Sirius pero Sirius no estaba allí- cuando le di las últimas gotas tuvo otro arranque y atacó a Wezen y después sólo…
—Dejamos a la ama Walburga inconsciente en la sala —confesó el elfo doméstico con algo que sólo podía ser genuino terror.
Si le agregó más gotas, Severus no creía que la palabra fuese "inconsciente".
—Te dije que si la matabas terminarían por encontrar la poción en su cuerpo —recordó Severus— y eso podía llevarles a mí o a ti.
—Me lanzó un crucio —Regulus habló entre dientes—, le lanzó un crucio a un crup, ¡un crup! ¿Acaso no puedo alegar defensa propia sólo porque es una sangrepura? Yo también lo soy.
Severus se masajeó el espacio entre las sienes. Necesitaban limpiar. Necesitaban orden.
Necesitaban magia fuera de Hogwarts y no sólo la de Kreacher con sus restricciones con respecto a la familia Black.
—¿Dices que tu padre estaba inconsciente?
Regulus asintió.
—No se enteró de nada. Ahí seguía cuando nos fuimos…
Severus se levantó para ir por un pergamino y escribió una nota corta.
Casi veinte minutos más tarde, Kreacher avisó que "alguien con magia Malfoy" intentaba entrar por la chimenea y Severus le dijo que le diese acceso.
Lucius salió de la chimenea sacudiéndose la túnica, miró a Severus, a Regulus en el suelo sosteniendo al crup vendado, al elfo doméstico y de nuevo a Severus.
—Sea lo que sea que hayan hecho, no les voy a deber nada después de ayudarlos con esto —aclaró Lucius. Era lo más cercano que podía esperar a una disculpa.
Después de que Severus le explicó que iban a meterse a la casa de Regulus, eliminar cualquier cosa que fuese una pista que llevase a ellos y salir, Lucius estuvo en silencio con una expresión en blanco durante casi un minuto.
—Necesitamos a Narcissa.
Regulus se horrorizó.
—No le podemos decir a mi prima, una Black, que nos ayude a limpiar esto en la casa de la familia Black-
—Porque es una Black, ella sabe qué tipo de defensas mágicas tiene tu madre encima —razonó Lucius, despacio.
—Ella no va a ayudarnos-
—¿No presumes todo el tiempo sobre ser su familiar favorito y que ella haría lo que fuese por ti?
—Sé que me quiere, pero no creo que tanto…
—Te sorprenderías —Lucius sacudió la cabeza—. Cissy no es…precisamente paciente con las malas madres.
Casi diez minutos después de que Lucius le hubiese mandado un mensaje a través del juego de anillos que compartían, Narcissa Black también salía de su chimenea.
Severus no estaba seguro de cómo su sala se había convertido en una reunión de Slytherin, pero volvió a explicar la situación, un poco más vacilante, y lo sorprendió que la elegante Narcissa Black se tirase al suelo en cuanto oyó todo para tocar la cara de su primo, preguntándole si estaba lastimado.
Cuando él negó, ella lo rodeó con los brazos y le frotó la espalda. Severus supuso que debía ser verdad que Regulus era su familiar favorito y se sintió un poco más tranquilo.
Había una sola cosa sobre un Slytherin que era más destacable que la astucia o la ambición, algo en lo que a veces superaban incluso a otras Casas. Él lo aprendió ese día.
—Si tuviese que limpiar el cuerpo de mi madre muerta para no dejar pistas, llamaría a alguien Slytherin —dijo Narcissa, encogiéndose de hombros de esa forma tan elegante y delicada donde sólo uno de sus hombros se movía.
No sabía si llamarlo lealtad. Tal vez también fuese que tenían una visión más retorcida de todo de manera predeterminada. O alguna tendencia extraña que era mejor no descubrir.
Kreacher permaneció con los dos crups para vigilar a Wezen. Narcissa los lideró a los tres por la casa Black, que conocía desde sus visitas cuando era una niña, y repartió tareas e indicaciones con tanta certeza que Severus comenzó a preguntarse si no era el primer homicidio en que cooperaba. Prefería no tener la respuesta a eso.
Severus y Regulus estaban encargados de arrastrar al inconsciente Orión Black a su cuarto escaleras arriba. Todo un desafío. Mientras tanto, Narcissa comprobaría todas las defensas mágicas Black en su tía y limpiaría los rastros de poción que su sistema todavía no había procesado con ayuda de Lucius.
Para la madrugada, Orión Black despertaría agitado y confundido en su cuarto gracias a un hechizo de Narcissa, que se aseguró de borrarle la memoria durante su sueño.
—Reg fue por mí cuando a la tía le pasó algo…—Y Narcissa, la perfecta Narcissa, sonaría tan preocupada por su tía que era imposible que Orión pensase que ella tenía algo que ver.
Lucius les dijo que todavía haría falta ver qué salía en el examen médico, pero se aseguraron de añadir alcohol y algunas sustancias mágicas extras y seguramente Orión haría que archivasen el caso rápidamente porque no se podía correr la voz de que la señora de la línea principal de uno de los linajes sangrepuras más importantes…quizás tuvo una sobredosis de algo. Según todos los protocolos sangrepuras, era mejor no saber qué había pasado con exactitud que permitir rumores como esos.
Narcissa se quedaría para acompañar a su tío durante todo el proceso que tuviese que llevar a cabo. Lucius utilizó su papel de prometido para mantenerse cerca y ayudar si hacía falta porque de todas formas no iba a dormir sin saber si podían descubrir la intervención de su futura esposa en este asunto.
Orión envió a Regulus a su cuarto y Kreacher le hizo el favor de traer a Wezen y ponerlo sobre unos almohadones. Todavía dormía por las medicinas.
Cuando la casa quedó en silencio, Severus comenzó a sentir el cansancio del día y ese pozo desagradable de emociones oscuras pareció saludarlo de nuevo.
Estaba por preguntarle a Kreacher si podía regresarlo a su casa cuando Regulus le agarró una mano y la sostuvo entre las dos de él.
—¿Puedes…quedarte aquí…un poco más? —murmuró.
A pesar de que cuando necesitó preparar las pociones no estaba temblando, ahora sí lo hacía. Severus podía sentirlo a través de su agarre.
Debían ser alrededor de las tres de la mañana.
—Kreacher —Severus lo llamó en voz baja sin dejar de ver a Regulus—, ¿podrías traerme a Bezoar, por favor?
Regulus gesticuló un "gracias" sin hacer ruido y Kreacher tardó apenas unos segundos en tener al otro crup en el pasillo.
Severus le tocó la cabeza para calmarlo después de que se desorientara y entró al cuarto en cuanto Regulus le sostuvo la puerta y lo invitó a pasar.
—Deberías escribirle a Sirius —sugirió, todavía en voz baja.
Ya que era un invitado, y además uno muy cansado, se tiró de espaldas sobre la cama sin importarle la etiqueta sangrepura que Regulus pudiese tener al respecto.
Regulus cerró la puerta, habló con Kreacher por un momento y luego se dejó caer sobre la cama también, al lado de él. De forma más elegante, por supuesto.
—Voy a escribirle por la mañana, no pasa nada si duerme toda la noche tranquilo…
Severus emitió un sonidito de acuerdo.
Estuvieron observando el techo con la constelación de Leo en silencio durante largo rato y no supo en qué momento se quedaron dormidos así.
