1. Nuevo pasatiempo.

En sí, era un caso extrañamente absurdo, tanto así que el italiano lo denominó Caso cometa Halley dado que pocos habían presenciado aquel acontecimiento.
Ya se había acostumbrado a que el heleno, cambió abruptamente su rutina de perder el tiempo en las tardes, para ir a aquel edificio, la biblioteca de la universidad, Manigoldo solía ir de vez en cuando, aunque no era un apasionado lector, procuraba aprender más sobre su carrera, y reforzar sus conocimientos para continuar con su promedio sorprendentemente bueno, aun así Kardia era lo suficientemente despreocupado como para acudir a la lectura, por muy mal que estuviese en el semestre era inaudito.

Al terminar la última aula del día, se dirigía rumbo a su hogar, sospechó que rumbo tomaría Kardia ese día, aunque predecía la respuesta, preguntó como si de una novedad se tratase.

-¿Irás a la biblioteca el día de hoy?- Kardia caminaba con la cabeza en las nubes, y con una manzana a medio probar en la mano, hasta que su atención fue llevaba a su amigo y su pregunta.-Sí- respondió antes de darle un sonoro mordisco a la manzana que traía consigo.
-Es extraño que te intereses por un lugar como ese- Manigoldo observó su reacción con el rabillo del ojo. Muy atento.
-Apenas necesito reforzar algunas competencias, y me recomendaron algunos libros, no hay mejor ambiente para un vago como yo-
-¿En serio me quieres ver la cara Kardia?- Manigoldo efectivamente no creyó ni una sola palabra de las que soltó sagazmente al aire, el italiano imaginó que había planeado la respuesta con anterioridad, no era lo suficientemente tonto, sin embargo, tampoco era lo suficientemente listo como para ocultar sus intereses poco comunes en visitar la biblioteca.
-Supongo que debí planear una respuesta más creíble-
-Dime la verdad- exigió con un interés morboso, sabía que con Kardia debería haber un buen motivo para tanto sacrificio.
-En parte, no es mentira lo que te dije, sí necesito leer más sobre ciertos temas, sin embargo, cuando fui, encontré el aroma más dulce que he conocido en la vida, ni mi madre desprende tal fragancia-
-¿Un omega?-
-Sí, resulta ser tan cautivador como Albafica- Manigoldo notó un brillo inusual en la mirada de su amigo, a lo mejor era un buen motivo ir a aquella biblioteca.

...

De no ser por su flequillo, observar en secreto a aquel atractivo joven sería demasiado evidente, y por supuesto no quería que él lo notase. Aún.
Ver aquella delgada figura moverse de manera tan agraciada, su rostro fino y simplemente perfecto a los ojos del heleno, cada rasgo de aquel joven le parecía precioso.
Su aroma llegaba sin ningún esfuerzo a la nariz del alfa heleno, era la mejor excusa de todas visitar aquel lugar, aunque en realidad la lectura fuese su peor fuerte, la atracción hacia aquel joven tenía el poder suficiente de convertirlo en un apasionado lector.
-Eres la última persona que yo esperaría encontrar en este lugar- aquella voz lo sacó de su ensimismamiento inmediatamente. Viró el rostro con una sonrisa socarrona y desvergonzada, típica del griego.
-Albafica ¿Qué te trae por aquí?-
-Esa es mi línea, tú usualmente prefieres perder tu tiempo en otras cosas-
-Aunque no me creas estoy aquí por una buena razón-
-¿Dégel?- Kardia expresó duda en sus facciones, mientras que su hermano menor simplemente suspiró y relajó los hombros- El chico que tanto observas- Kardia se sorprendió un poco de lo muy perspicaz que su hermano menor resultaba ser, también supuso que había sido demasiado obvio.
-¡Ah!... ¿Lo conoces?- la respuesta del apuesto joven fue un asentimiento de cabeza.
-Dégel es mi compañero de trabajo en un proyecto de este semestre, tiene tu edad-
-Ya veo-
Albafica analizó la situación, concluyó rápidamente que sería un buen momento para devolverle el favor por las muchas veces que lo importunó con Manigoldo.
Caminó en dirección al joven galo, bajo la mirada expectante y de cierta manera temerosa del alfa, Kardia sabía que Albafica era muy discreto, aún así muchas veces podía ser impredecible.
Se sonrojó muchísimo al ver como el omega de cabellos celestes lo señaló luego de mencionarle al galo alguna cosa que no fue audible para el alfa, se exaltó cuando el galo se levantó de su asiento tomando sus cosas con la ayuda de Albafica y se dirigió junto al omega de cabellos celestes hacia la mesa de lectura donde él se hallaba.
Sintió que su corazón se detuvo cuando él estaba tan próximo, tanto que puedo apreciar con nitidez los ojos del omega que le robaba el sueño los últimos días.
No pudo establecer una razón para lo que le ocurrió en ese mismo momento, si con solo verlo a distancia estaba cautivado, tenerlo ahí tan cerca le hizo pensar que probablemente estaba soñando, sentía una sensación que él mismo podría describir de extraordinaria y especial, conectaron sus miradas por varios segundos, en los que ambos permanecieron atónitos, sentían un sentimiento cálido aflorar en sus corazones.
Fue un momento que se podría llamar mágico entre ambos, Albafica lo notó, y comprendía aquel comportamiento tan extraño entre ambos desconocidos, así que para evitar un infarto o un desmayo a su hermano, optó por interrumpir el momento.
-Como te decía Dégel, te presento a mi hermano, Kardia Katsaros, Kardia él es Dégel Bellerose - el galo extendió su mano hacia el alfa, un poco nervioso, Kardia tomó su mano para ofrecerle un saludo. Hubo un choque eléctrico en ambos al tocarse, fue un momento muy incomodo.
-Encantado- dijo con bastante esfuerzo el alfa.
-Igualmente- soltaron sus manos, posteriormente se alojó en cada uno un sentimiento extraño.
-Si no te molesta, continua con tu lectura, nosotros haremos nuestro trabajo de proyecto- tomaron asiento en la misma mesa que Kardia, el alfa quería salir de ahí, sin embargo- Si no te molesta Kardia, me gustaría que me acompañes a casa, saldré cuando el sol halla caído- no le quedó de otra que aceptar su destino.
Los dos omegas se concentraron en su trabajo, hablaban sobre cosas que Kardia apenas y lograba entender, hablaban de temas relacionados con su proyecto, a veces usando la lengua nativa del galo, naturalmente Kardia no estaba familiarizado ni con el tema, ni con el francés.
La presencia del omega procedente de Francia lo ponía muy nervioso, trataba de leer el libro que había seleccionado de los estantes, le era muy complicado no observar de soslayo al omega, su fascinación por él se incrementaba conforme a lo veía.
Dégel se sentía observado, y no fue muy difícil de notar, sin embargo, él tampoco estaba dispuesto a delatarse y mucho menos a desconcentrase y hacer un proyecto regular por causa de la constante observación del alfa. En otro momento pudo sentirse acosado o intimidado por las miradas de los alfas, a tal punto de hacer un reclamo por la insolencia, sin embargo, había algo en especial en ese chico que no era normal, no sentía enojo, solamente una sensación de vergüenza y pudor.

...

-JAJAJAJAJAJA- El italiano no paraba de reírse, puesto que la anécdota de su mejor amigo no podía causarle más gracia.
Kardia por su parte solo lo observaba con desprecio, aunque debió esperarse tal reacción por parte de Manigoldo.
-Al menos ya sé como se llama- comentó cortando la risa de su amigo.
-En fin, explícate mejor con aquello de que sentiste algo extraño cerca de él- Kardia sostuvo su mandíbula con la mano, a la par que apoyó el codo sobre la mesa.
-Fue extraño, no acostumbro a titubear así frente a un omega, pero ese muchacho me hizo sentir cosas extrañas, era como si me hubiese hipnotizado por breves instantes, cuando estreché su mano para saludarlo sentí un escalofrió seguido de un leve choque eléctrico- Manigoldo prestó atención a su amigo, analizando lo que recién había escuchado.
-Sentí lo mismo al conocer a tu hermano, se supone que en algún momento conoces a alguien especial que será tú destinado o algo así, son cuentos de hadas, pero he leído que algunos omegas son más compatibles que otros- Kardia abrió sus ojos mostrando su sorpresa.
-Ya veo, entonces tengo oportunidades con él- Manigoldo asintió- y por cierto, sí tocas a mi hermano te mueres- amenazó con una sonrisa intimidante, típica del heleno.
-Nunca saldré de ser solo tu amigo, llevo el rechazo marcado- Kardia rió de ello.
-Me parece muy bien, sería un asco tenerte de amigo y encima de cuñado, aún tienes a Verónica-
-¡No jodas!- eso avivó la risa en el heleno- esa cosa asquerosa no le llega ni a la punta del dedo a Albafica-
-Puedo imaginar lo muy asquerosos que serán tus hijos con ella- hizo énfasis en la última palabra con burla.
-Prefiero ser castrado ahora mismo-
-Con gusto- terminó de burlarse.
-Por cierto ¿Lo invitarás a salir?- Kardia cambió su semblante, planear como acercarse le provocaba cierto malestar.
-Aún no, necesito acercarme a él, por eso he ido a la biblioteca, ya que por lo menos Albafica me lo presentó estoy un paso más cerca-
-Esto es increíble- Kardia arqueó una ceja, mostrando su desconcierto.
-Te debe gustar mucho como para que intereses en leer solo por él- Manigoldo nunca cambiaría la mala costumbre de burlarse de todo, y en ese momento Kardia lo daba por sentado más que nunca. Aunque una idea vino a su cabeza con la broma de Manigoldo.
-Creo que ya sé qué hacer- soltó, se encontraba sonriente, tenía el plan perfecto para acercarse a él.

...

Dégel caminaba con varios libros en sus manos, necesitaba recopilar información respecto a varias temáticas para un proyecto individual, no había mucha gente en las mesas de lectura, no era de las personas que adorasen estar acompañadas, así que como siempre se dedicaría a su trabajo en completa calma.
Se sentó en una de las mesas, revisó sus apuntes y notó que le hacía falta un libro de los que debía consultar, dejó en perfecto orden la mesa con sus cosas, y se dirigió a los estantes del fondo, allí buscaría el susodicho libro.
Caminó hasta llegar a aquella estantería, donde encontraría ese tipo de libros, buscó el título con la vista por varios minutos en las largas filas de libros, hasta hallarlo finalmente.
Estaba en la parte más alta, aún con su altura no lo podría tomar bien y posiblemente podría estropear el libro o que le cayera en la cara, era un libro bastante pesado. Notó que había una pequeña escalera de dos lados para ese tipo de situaciones, por ende decidió hacer uso de ella para tomar el libro.
Acomodó la escalera frente a los estantes, no tuvo que subir a más de dos escalones para lograr sujetar el libro y llevarlo a sus brazos con cuidado, estaba muy distraído con ello, vio otro libro que le parecía interesante y decidió tomarlo también, estaba un poco alejado del que ya había tomado, al estirarse para tomarlo la escalera se ladeó lo suficiente para inevitablemente causar su caída, no logró reaccionar ante ello y esperó el golpe.
Cerró sus ojos de un apretón, aferrando el primer libro que tomó con su brazo derecho contra su tórax, sin embargo el esperado golpe nunca llegó, al abrir sus ojos, notó que había sido amortiguado por algo o alguien, al abrir los ojos y mirar sobre quien había caído, la sorpresa y la vergüenza no se dieron a esperar.
Se levantó a prisa, sus mejillas pálidas estaban teñidas de carmesí, y se dibujó en su rostro una expresión de preocupación, rápidamente reparó en la identidad de aquel individuo. Justamente la persona que menos deseaba incomodar.
-¿Se encuentra bien?- preguntó extendiendo su mano hacía el alfa que lo había salvado de hacerse daño.
-Sí, lo estoy, no hay de que preocuparse- se incorporó con dolor, no se había lastimado pero el impacto del cuerpo del omega fue lo suficientemente fuerte.
-Lo siento mucho- estaba terriblemente avergonzado.
-No importa ¿Te lastimaste?- el galo negó, sorprendido de cómo podía preocuparse por él y no por lo que le había acabado de pasar.
-Se lo agradezco pero, yo- Kardia sonrió.
-Está bien, buscaba un libro por aquí, fue un gusto ayudarte- el omega estaba idiotizado en ese momento, aquel hombre le hacía perder su compostura fría y seria.