6. Malentendido.
Kardia negaba rotundamente aceptarlo de vuelta, aún con la insistencia de Dégel, el omega estaba desesperado por llegar a algún acuerdo propuesto por él mismo, sin embargo resultaba completamente inútil ante la necedad de Kardia. Ambos estaban en la habitación del alfa, Dégel no muy lejos de la puerta, de pie, Kardia estaba sentado en el borde de su cama.
-Ya te dije que no- estaba de brazos cruzados, no recibiría de vuelta la bolsa.
-Entonces al menos déjame pagarte lo que costó- Kardia negó con la cabeza.
-No, es un regalo, los regalos no se pagan- Dégel estaba un poco molesto por ello, sin embargo la vergüenza era el sentimiento dominante.
-No tenías que hacerlo, es costoso- bajó la mirada apenado.
-Por supuesto que sí, ese gabán está hecho para ti- se acercó hacia él, descaradamente llevó una sus manos hacia la nívea piel del omega, acariciando su mejilla con dulzura- no lo aceptaré de vuelta, es tuyo, solo úsalo- Dégel sintió su rostro arder, desvió la mirada apenado.
-¿Por qué te tomas tantas molestias conmigo?- Kardia suspiró.
-Porque me agradas- la respuesta fue acompañada de una sonrisa.
-Eso o porque te doy lástima- Kardia hizo evidente su sorpresa al oír eso, arqueó las cejas, sus facciones mostraban inquietud.
-Claro que no… ¿Por qué tendría lástima de ti?- lo atrajo hacia su cuerpo, rodeándolo con sus brazos.
-Porque soy un omega inútil-
-Claro que no, no digas esas cosas- Dégel se sintió muy confortado en los brazos del alfa- mejor dibuja una sonrisa en ese bello rostro y ponte tu gabán, no pienses en eso- Dégel asintió, el heleno se separó de él.
-Gracias- estaba al borde de ese gran precipicio de la vergüenza. Kardia se alejó hasta su escritorio donde tomó la silla de éste y la llevó hasta el lado de su cama.
-No hay de que, siéntate- Dégel aceptó la invitación.
-Por cierto, pensé que tu habitación era un desastre- comentó el galo tratando de cambiar de tema, aún estaba muy avergonzado. Kardia no pudo evitar reír de la suposición del omega.
-Sí, pero hasta yo me sorprendo de ser ordenado, en mi adolescencia esto era un nido de ratas- Dégel rio de ello.
-¿Por qué decidiste estudiar cardiología?- Dégel preguntó luego de observar la portada de los libros que reposaban sobre el escritorio de Kardia, todos eran sobre el cuerpo humano y el funcionamiento del corazón.
-Te mostraré por que, pero no te asustes y no vayas a pensar que soy un pervertido- Dégel asintió. El heleno tras un suspiro para relajarse comenzó a despojarse de su camiseta, cosa que dejó a Dégel muy sonrojado, especialmente al notar el bien marcado cuerpo del alfa, sin embargo, su vista se posó con gran impresión en el pecho del alfa, notando una gran cicatriz allí- Sé que se ve terrible, pero fue necesario para que me salvaran la vida hace doce años- el galo le observó con una dulce compasión que estremeció al heleno.
Estiró su brazo, pretendiendo llegar con sus dedos a la cicatriz.
-¿Puedo?- Kardia asintió. El galo pasó sus helados dedos con delicadeza sobre la forma de la marca, Kardia sintió cosquillas y una agradable sensación.
-Entonces, quieres ser cardiólogo por lo que te sucedió- Kardia asintió.
-Sí- Dégel no dejaba de acariciar la cicatriz- A veces se siente como si se estuviese quemando, tu tacto tan helado me hace sentir bien- Dégel sonrió sonrojado al oír aquello.
-¿Tuviste un infarto?- Kardia asintió.
-Sí, aunque no pregunté jamás el nombre de la persona que me salvó, desde ese día para mí ser cardiólogo se convirtió en un sueño-
-Mi padre también es cardiólogo- Kardia se sorprendió de ello, aunque duró poco, puesto que él estaba más interesado en el tacto del galo.
Estaban hipnotizados el uno con el otro, la compañía mutua hacía sentir a cada uno aquella extraña sensación de conforto. Estuvieron así cerca de un minuto hasta que la puerta fue abierta sin previo aviso.
-Kar…dia…- tanto Zhapiri como Albafica se quedaron muy sorprendidos al verlos, especialmente porque estaba sin camiseta y Dégel con su mano puesta en el torso del heleno mayor- disculpen, lo siento, no quería interrumpir- Kardia y Dégel se sonrojaron hasta las orejas, y se separaron rápidamente.
-¡NO ES LO QUE PIENSAN!- Albafica rio bajo, mientras Zhapiri pretendía ser estoico y fingir que no le resultaba graciosa la expresión de su hijo.
-Okay, no vi nada, no vi nada- Kardia estaba muy avergonzado, al igual que Dégel quien no podía hablar de la vergüenza mientras Zhapiri cerraba lentamente la puerta.
-¡NO ES LO QUE TE ESTÁS IMAGINANDO!- replicó de nuevo el heleno mayor completamente rojo, Albafica reía de ellos a todo pulmón, para Dégel fue muy vergonzoso pero estaba sorprendido dado que era la primera vez que veía a Albafica reír tanto.
…
En su apartamento, Manigoldo observaba con consternación lo mucho que comía el tibetano, Dohko lo veía con una sonrisa. Shion no solía comer mucho, pero esta vez iba ya por su segundo plato de lasaña.
-Imagino lo terribles que son los antojos- dedujo Manigoldo hablando para el chino.
-Es normal, a veces me despierta en la noche para que le lleve alguna cosa de comer- el italiano simplemente no podía verse en la misma situación, tampoco conocía ese lado tan caprichoso de su primo.
-Cállense, nunca lo van a entender- replicó el omega y continuó comiendo.
-Claro…- Manigoldo terminó de comer- Gracias, y… por cierto, cocinas muy bien- Dohko sonrió con orgullo por el comentario.
-Gracias, estoy estudiando alta cocina-
-Eso explica muchas cosas, definitivamente te sacaste la lotería Shion- el omega lo observó con fingido desprecio, ambos alfa rieron.
-Aún no me has contado como sobreviviste a una golpiza de mi tío- Manigoldo lo vio con intriga.
-En realidad ambos me golpearon- eso le hizo erizar los pelos de la nuca a Manigoldo, no se imaginaba lo mucho que debió sufrir a manos de Hakurei y encima Hypnos.
-Me sorprende que sigas vivo, sinceramente- Dohko rio ante el comentario.
-Supongo que tenía justas razones para ello, aunque ya no hay marcha atrás, no lo dejaré solo-
-Ya veo, no me sorprende de mi tío Hakurei, pero sí de Hypnos, él siempre es racional, no es tan agresivo como mi madre- tan solo recordar las reprimendas de su madre omega le provocaba dolor.
…
Zhapiri trataba de contener una carcajada, puesto que debido a la presencia del galo le resultaba muy incómodo burlarse de su hijo y también de él siendo un invitado a la cena.
-Si te vas a reír hazlo de una vez- comentó Kardia hastiado. Todos estaban sentados en el comedor de los Katsaros.
-Lo siento hijo, lo haré más tarde- respondió con fingida neutralidad.
-No tienen de que avergonzarse, es muy natural- ambos casi escupen lo que tenían en sus bocas en ese momento por la repentina deducción del pelirrojo.
-Completamente- Zhapiri realmente se esforzaba por no reírse.
-Ya les dije mil veces que solo quería mostrarle mi cicatriz- Kardia ya tenía su semblante de psicópata al pronunciar esas palabras lentamente.
-Claro hijo, tu cicatriz es muy sexy- el comentario hizo reír a los omega de la familia Katsaros.
-Realmente no quería dar paso a malas interpretaciones- se disculpó Degel muy avergonzado. Cosa que llamó la atención de todos los presentes, puesto que el joven omega no había proferido palabra alguna durante la cena.
-No te preocupes, solamente estamos bromeando, lamentamos si te hicimos sentir mal- se disculpó el omega mayor con una carismática sonrisa, el pelirrojo al notar que su esposo estaba a punto de reírse nuevamente de manera evidente para todos le dio un codazo en el estómago. Provocando la risa de sus hijos.
La cena continuó con bromas y momentos divertidos para todos los presentes, Dégel se divirtió mucho aún con las bromas sobre lo ocurrido con Kardia.
Finalmente llegó la despedida por parte del galo, Kardia iría a llevarlo a su hogar en el coche de su padre, puesto que ya era de noche y el alfa era demasiado sobreprotector como para dejarlo ir en taxi.
…
Finalmente habían llegado a la casa del galo, Kardia salió del automóvil junto con él, Degel llevaba en sus manos la bolsa con el gabán que Kardia le había obsequiado, ambos se dirigían en silencio hacia la puerta de la residencia.
-Lamento el malentendido- se disculpó el galo con rubor, deteniéndose a medio camino.
-Descuida, ellos siempre son así- Kardia imitando la acción comentó con un semblante muy similar al de Degel en ese momento.
-Kardia… Muchas gracias por todo- sonrió de una manera increíblemente dulce para el heleno, este se sonrojó al verle.
-No hay de que, simplemente no le digas a tu padre, me asesinará- lo dijo en un susurro, Degel asintió con una risilla.
-Kardia…- pronunciaron sus labios suavemente mientras se acercaba más hacia el heleno, se detuvo frente a él, increíblemente sonrojado- de verdad te agradezco mucho por toda tu amabilidad- su voz era muy dulce, Kardia se sentía hechizado por esa voz, no podía reaccionar, ni siquiera mover un solo músculo, su corazón brincó emocionado al sentir la caricia húmeda de aquellos dulces labios en su mejilla, muy cerca de su boca que anhelaba con locura un beso de aquel lindo omega, sus ojos estaban abiertos, fue tan eterno y a la vez tan fugaz, Kardia nunca se sintió más afortunado, ese beso lo congeló y a la vez le hizo sentir su interior arder- gracias por compartir tanto conmigo- lo abrazó tras decir aquello. Kardia no tardó en reaccionar.
-Lo mismo digo, gracias por permitirme acercarme a ti, no te lamentes de nada, aún con todos los problemas que debas pasar siempre serás una persona maravillosa y espero siempre estar para ti, apoyándote- Dégel sonrió con una gran felicidad.
Rompieron el abrazo, ya era hora de despedirse. Fue el protocolo de siempre por parte de los padres del galo y Kardia.
…
Zhapiri continuaba riéndose, Kardia miraba con deseos de arrancarle la cabeza a su progenitor alfa. Albafica acompañaba a su padre con la burla familiar.
-¿Por qué es tan gracioso? Par de tontos- Zhapiri se detuvo lentamente para responder.
-Solo porque me hiciste el día no te abofetearé por llamarme así, y es gracioso porque nunca te había visto tan rojo, es más estabas tan rojo de la vergüenza que superabas el rojo del cabello de tu madre-
-A veces eres tan inmaduro papá-
-No te pongas así Kardia, ya conseguiste un gran acercamiento- Zhapiri finalmente había cesado de reír junto a Albafica.
-Muy gracioso- comentó con sarcasmo rechinando los dientes.
-Fuera de bromas, no vayas a cometer alguna tontería con ese niño- su padre había recuperado su semblante serio y dominante en ese momento tras hacerle la advertencia. Kardia comprendió al instante a que se referiría.
-Primero, solo somos amigos. Segundo, aunque él fuese mi pareja su padre puede asesinarme si llego a meter la para con él de cualquier manera. Tercero, él es un omega puro- la sorpresa fue evidente en los mayores.
-Ya veo- Lugonis sentía compasión por el muchacho.
-¿Aún así quieres algo con él?-
-¿Y para que carajos voy a querer conservar la estirpe? Nunca me ha importado eso y les guste o no si en algún momento él llegue a ser mi pareja no creo que lo deje ir de mi lado- Lugonis sonrió orgulloso de su hijo, Zhapiri se mantenía pensativo, aunque había aceptado a la brevedad la decisión de su hijo.
-Creo que finalmente has madurado- comentó Albafica dirigiéndose a su hermano mayor.
-No es cuestión de madurez-
-Hagas lo que hagas por mí estará bien- comentó Lugonis sonriente, gesto que fue retribuido por su hijo mayor.
…
Miraba con incredulidad la nota dejada por su hermano mayor, con lágrimas en los ojos tras lo sucedido, a su edad no le sería difícil hacerse cargo junto a su pareja del joven que había quedado huérfano, no esperaba que la situación hubiese terminado así.
El alfa tres años más joven que él trataba de darle consuelo, entendía la gravedad de aquella situación y lo mucho que el afectó a su amado, debía asumir todo lo que conllevaba la triste noticia junto a él.
-Debo avisarles a ellos tres también, me gustaría su compañía en su funeral- el pelinegro asintió tomando sus manos entre las suyas mientras lo veía directamente con la intención de brindarle apoyo, debido a la marca su dolor también le afectaba directamente.
-Iré contigo, sé que es muy duro para ti-
